1
No se que dia era, ni que mes. Cuanto había pasado desde…eso? Bueno….ya no importa…ahora me he quedado aquí. Aquí, en esta era sin sueños. Empujado por la gran marea que es el destino. Maldito sea.
~(owo)~
Mi mansión, mi mas preciado objeto; estaba siendo usurpado por tres idiotas. Pero no, no puedo objetar o quejarme, no me escucharían.
Se bien lo que debo hacer, flotando, me dirijo a la mesa que se encuentra cerca de donde están los usurpadores. Lentamente, comienzo a levantar un florero que se encontraba en aquella mesa y lo arrojo hacia ellos. Era mi manera de decir "Váyanse, esta es mi casa maldición".
Asustado, uno de los usurpadores pregunto:
-Q-que fue eso?- pregunto en un tono bastante nervioso; moviendo de esa misma manera las manos.
-Este...-otro, se rascaba nervioso la cabeza- Es una pequeña cosa que tiene la casa...-hizo un pequeño silencio- Un fantasma.
Fue entonces cuando comprendí que esos no solo eran usurpadores si no que, también , deseaban comprar mi preciada mansión. Mi sangre hirvió. Fue buena idea asustarlos.
Los usurpadores/compradores quedaron blancos cual papel, reí por mis adentros. Con una de las mas baratas excusas los dos hombres que iban a comprar mi preciado objeto; se marcharon casi corriendo de allí.
Oí el agotado suspirar de el vendedor; pero nada me preparaba para lo que venia. Con voz algo triste exclamó:
-Si esta mansión no se vende, deberá ser demolida, sabes?-lo dijo tristemente al aire, pero en mis adentros sabia que era para mi- Se que no te agrada que otra gente este aquí; pero si no lo hacen, tu mansión será destruida. Debes convivir con ellos. Entiendes, Tom?
Ah, ahora recordaba a ese hombre. Ya se conocían, aquel hombre era el encargado de vender su mansión. No era un mal hombre; de echo, era uno muy bueno. Al contrario de muchas otras personas, no se había espantado de su existencia, todo lo contrario, a menudo le llevaba flores a su tumba, por lo que gradualmente se aprendió su nombre. Últimamente, no había venido, ni a su tumba, ni a su casa. Por lo que no lo había logrado reconocerlo. Se sintió un poco, pero muy muy muy poco feliz de su visita.
Pero esta felicidad ,lamentablemente, no duro para siempre. Una tarde, como muchas otras, me comunico la trágica (para mi) noticia. Se iría. No estaría mas. Las rosas blancas que siempre ponía en mi tumba se marchitarían. Como lo hizo mi vida hace años.
A el, en cambio, se lo veía bastante alegre y risueño. Según me comento, hace tiempo esperaba su jubilación. Mientras cambiaba las rosas de mi tumba, inconscientemente comento al aire; obviamente para mi:
-Estoy feliz. Yo y mi esposa planeamos viajar por todo el mundo. Debemos aprovechar, ya no somos jóvenes.-con cierta dificultad, se levanto- Te extrañare, Tom. A decir verdad –rio- me complicaste bastante las cosas, eres terco.-miro tristemente el piso- Jamás te he visto. No te conozco. No te tengo miedo. Se que no eres malo. Soy un buen cristiano e intente llevarte hacia tu paz eterna…pero no lo logre. No quería dejarte solo. Por eso hice lo que hice.
Espera..¿Que? ¿Hacer que?
-Yo…-hizo una pausa, un silencio sepulcral reino el patio- Vendí la casa.- Oh .Lo dijo. Esas tres palabras me cayeron como ladrillos. Oh no.
Luego de decir eso; se marcho. Y no, no volvió a asomar su calva cabeza por MI casa.
El dia finalmente llego, el se retiro. Pero le dejo una sorpresa. Había vendido la casa. Después de 20 años intentándolo, lo había echo. Pero no se alegro; no por el echo de que vendiera la casa, si no que el que la compro era un verdadero idiota.
Pero, en cierta manera se encontraba relativamente feliz. Si, la casa se había vendido. Por lo que nadie la demolería.
Y el dia llego, y con el, el nuevo inquilino.
Abriendo la puerta de una manera bastante, para mi parecer, brusca, entro.
-Wooooow! que enorme casa -el chico, sonreía ampliamente.-Decidido! Pondré mis libros ahi...y el televisor por allí, tendré que ver donde armo eso....-el chico muy entretenido, rodando alrededor de la casa, no noto mi presencia.
De repente, un ruido sordo se oyó. Se había caido. Idiota. Flote a donde el se encontraba, lo mire algo incrédulo. ¿Qué clase de idiota se resbalaría con una cascara de banana? Y otra cosa…¿Qué demonios hacia una cascara de banana ahí? Realmente…
-Mmmm? Bueno, por lo menos la caída valió la pena. -Pronuncio el chico en un tono bastante optimista.-
Sacudiéndose por la caída, vi que recogía algún objeto del piso. Inmediatamente lo reconocí. Mi collar. MI collar.
Sonriente, ajeno a mi furia, se lo coloco. Estalle.
-Oye! No toques eso! Es de oro, sabes cuanto costo?!- le grite, lo mas fuerte que podía. Pero claro, quien oiría a este estúpido fantasma.
-Tu…yo…? –Dijo al girarse un temeroso nuevo inquilino, en un tono casi robótico.
-Tu me oyes? –esta vez fue el joven transparente.
-Fantasma!!!
-Que?! Que?! Donde?! –tapo mis ojos, asustado.-Ah. Idiota. Era yo.
Silencio. Un incomodo y maldito silencio siguió después de tal escena que me hiso quedar como un verdadero idiota.
-Tu…-escuche una pequeña risa reprimida.- Hahah eres un hahaha fantasma, realmente? –las dos ultimas palabras las dijo completamente serio.
-Eh…A ver, déjame pensarlo…. Ropa y cuerpo transparente. Estoy flotando y atravieso cosas. Quizas sea un hombre lobo –le respondí, con algo de sarcasmo.
-Ha,ha,ha…. Sin duda eres un fantasma con un muuuy buen sentido del humor –me dijo, con el mismo tono que yo utilicé momentos antes.
Enfadado, decidí irme de allí. Quería unos momentos de paz, no lo había pensado, pero desde que llego ese chico, la mansión no había estado un solo momento en silencio. Eso no significaba nada bueno, ¿Y si el era un fiestero, y terminaba destruyendo mi preciada mansión? ¿O era un mujeriego y llenaba su casa de rameras? No quería imaginar tales escenarios.
Tan sumido estaba en mis pensamientos, que no me percate que en mi camino a mi tumba (donde usualmente iba para pensar) era seguido por aquel chico de cabellos negros que era el nuevo dueño de mi preciada mansión.
Aun sin percatarme de su presencia, me metí en la refinada y excéntrica tumba.
Tampoco cai en cuenta de la triste y lastimosa mirada que tenia aquel joven en ese momento. Este, no tardo mucho en decir algo triste:
-Esta…es tu tumba?- intento mirar a otro lado-
-Q-que?! Que demonios haces tu aquí?!-le grite, bastante enfadado.
-Esta es tu tumba- volvió a decir, esta vez como afirmación.
-Si. Lo es. ¿Que hay de malo en ello? –le pregunte, no molesto, solo curioso.
El joven se acerco a mi tumba, despacio pero seguro. Lentamente, se arrodillo ante ella y paso sus dedos por las letras doradas que remarcaban mi nombre.
“Thomas Londbridge”
El chico levanto la vista hacia mi, luego a la tumba, luego hacia mi de nuevo. Así lo hizo unas…10 veces mas. Luego de esto, se paro feliz y exclamo extendiéndome una mano
-Un gusto conocerte, Tom –sonrió ampliamente, no quería admitirlo, pero esa sonrisa era tan…alegre, feliz…que provoco un leve rubor en mis mejillas.- Mi nombre es Jack.
POV JACK~~
Estaba emocionado, por fin luego de 19 años de depender de mi estrictos padres puedo hacer una vida totalmente autónoma. Con suerte, logre encontrar una muy hermosa casa a un bajo precio. La zona era segura y la casa muy bella, no tengo idea por que nadie la compra. Bueno,aunque eso ahora no es de mucha importancia, por que ahora es mia.
El vendedor, Gorge, parecía feliz de vender la casa. Según me había comentado, si no era vendida, seria demolida, luego comento algo sobre una persona, pero dijo que no le tomara mucha importancia y asi lo hice.
La despedida había sido algo “trágica” mi exagerada madre volvía todo una telenovela, pero muy muy en el fondo, sabia que lo iba a extrañar. Incluso extrañaria las típicas charlas de mi padre sobre la “masculinidad” y “como ser un hombre”, sin duda tenia una familia peculiar.
-Hijo…te extrañare, esta casa sin tu animo no será nada –me dijo mi madre, abrazándome y llorando. Nada nuevo.
-Espero que encuentres una linda chica y hagas familia.-Ahí va mi padre, con sus comentarios innecesarios.
-Padre, ya te he dicho que soy…bueno, no hay caso ¿Cierto?- sonreí levemente, extrañaría esta clases de cosas.
Subi mis maletas al taxi que me esperaba afuera de mi antiguo hogar, mientras me marchaba observaba a mis padres.
Mi madre, una hermosa y cariñosa mujer, con cabellos rubios y unos hermoso ojos verdes ,los cuales yo había heredado.
Mi padre, un hombre alto y fuerte, de ojos marrones y cabello negro, el cual también herede.
Ambos eran una pareja dispareja, el era malhumorado, ella amable. El era orgulloso, ella era humilde. Pero ambos se aman, su relación es y será larga y duradera. Yo también deseo algo asi…una relación en que pueda darlo todo por esa persona, mi personita especial.
Cerré mis ojos y sonreí. Sin darme cuenta, ya había llegado a mi nuevo hogar. En realidad, era la primera vez que lo veía. Decidí que no quería tener una visita antes de comprarla, quería sorprenderme.
Entre en la casa, un poco bruto, pero no quería perder tiempo. Mire a mi alrededor, el lugar era inmenso. Tenia entendido que aquí antes veía una sola persona, ¿Cómo podía necesitar tanto lugar?
-Woow esto es enorme –Sonreí, tenia ya mi propia casa y era enorme- Decidido, pondré mis libros por ahí…y el televisor por allí…
Estaba a punto de ver el piso de arriba, cuando siento que mi pie se resbala con algo y caigo en seco al suelo de madera.
-Mmmm? Bueno, por lo menos la caída valió la pena. –Dije, al ver que un collar de oro bastante caro residía en el piso, este sin duda había sido un buen comienzo.
Mientras me lo colocaba, oí algo que me dejo prácticamente como una estatua.
-Oye! No toques eso! Es de oro ,sabes cuanto costo?!-
Una voz, una voz de un hombre…¿Había alguien ahí? ¿Un ladrón? O peor aun…¿Un fantasma?
-Tu.. yo…?- fue lo único que pude decir en ese momento, estaba asustado .Me gire y me encontré con un joven de casi mi misma edad, cabellos rubios y dos ojos color zafiro. Era hermoso…estaba tan sumido en sus hermosos ojos, que no me percate…de que sus pies no tocaban el suelo, en pocas palabras…estaba flotando.
-Tu me oyes? –me cuestiono el de hermosos ojos
-Fantasma!!!- fue lo único que atine a decir , retrocediendo unos pasos
-Que?! Que?! Donde?! – Tapo sus ojos, como si tuviera miedo.
Parecía ingenuo, delicado…no creo que fuera malo. Sonreí al pensar ese echo, ya sabia por que aquella casa estaba tan barata.
-Tu…-tuve que reprimir un poco mi risa.- Hahah eres un hahaha fantasma , realmente? –intente decir eso con r un tono serio
-Eh…A ver, déjame pensarlo…. Ropa y cuerpo transparente. Estoy flotando y atravieso cosas. Quizas sea un hombre lobo –Me respondió aquel fantasma que había resultado ser un bromista
-Ha,ha,ha…. Sin duda eres un fantasma con un muuuy buen sentido del humor – le dije esta vez yo, un tanto enfadado por su sarcasmo.
Crei que diría otra de sus “bromitas”, pero no fue asi. Simplemente me ignoro como si yo fuera un hongo y se dispuso a marcharse. Enfadado, estaba a punto de llamarlo, cuando vi que se dirigía a algún lugar.
Lo seguí, procurando no hacer demasiado ruido. Al final, terminamos en un enorme patio interno que la mansión tenia. En medio de el, una lapida. El fantasma estaba por entrar cuando le interrumpí diciendo, algo triste:
-Esta…es tu tumba?- le pregunte, acaso.. mi voz estaba quebrada. No, imposible. Siempre había sido alguien muy sensible, pero no para tanto.
-Que?! Que haces aquí?!-me grito
-Esta es tu tumba- Dije esta vez, con un tono mas seguro .Como el de mi padre hablando de mi sexualidad.
-Si. Lo es. ¿Que hay con eso?
Ignorándolo, como el había echo momentos antes, me dirigí a su lapida. Era muy fina, en su cima había ángeles, realmente hermosa.
Con hermosas letras doradas decía el nombre del dueño de aquellos ojos azules hechizantes
“Thomas Londbridge”
Un extraño escalofrió recorrió mi espalda. No se por que, pero sentí como si aquel joven al que conocí no hace mas de una hora albergaba un enorme sentimiento de soledad. Cerre mis ojos, y con mi mejor sonrisa le dije.
-Un gusto conocerte, Tom.-estire mi mano, en forma de presentación. Al principio lo dudo un poco ,pero luego acepto. Sus manos estaban heladas.- Mi nombre es Jack.
No se como, ni por que.Pero quería hacerlo feliz, quería ayudarlo. Se en mis adentros…que esto solo es el comienzo