Diciembre…
Una mañana cualquiera, en el edificio de la editorial Marukawa Shoten. Ciertamente en un cuarto piso de este mismo edificio, el equipo de edición de Esmeralda estaba en el final del ciclo. Justamente para las fiestas de navidad y año nuevo… Época de estrés para nuestros editores que como siempre estaban atrasados, sobre todo para nuestro editor en jefe ya que él estaba a cargo de que todos los storyboards estuvieran completa y correctamente corregidos, listos para llevar a la imprenta. Lamentablemente por estar en ambiente navideño la revista tenía que ser llamativa para la época, por que resulta. Más trabajo.
– Ha… – Suspiro pesadamente nuestro editor en jefe, Takano Masamune. Veía con pesadez la gran pila de hojas que estaban junto a él… No es que le desagradará trabajar con nuevas historias, le gustaba esa parte de su trabajo. Pero quería ser realista, a ese paso saldría a las tantas de la madrugada.
Y no quería precisamente tuvo que ser ese día, no pudo ser otro, no quería pasar todo su cumpleaños en una oficina. Precisamente quería pasar un poco de tiempo con el castaño. Después de todo era víspera de navidad y solo quería pasar un rato agradable con él. Pero sabiendo lo testarudo que es, tendría que sacarlo a rastras para que se fuera junto a él.
Para eso mismo quería salir lo más temprano posible, para tener más tiempo con el castaño. De nuevo vio la pila de hojas frente a su mesa, sus ojos no durarían mucho tiempo abiertos con esas horribles ojeras que tenía debajo de ellos. No aguantaría mucho tiempo despierto. Miró hacía su alrededor, todo el equipo estaba igual se veía el aura de stress en todos ellos, incluso en su novato.
Se recostó sobre su asiento colocando una libreta sobre sus ojos, y lentamente fue cerrando los ojos hasta quedarse dormido.
En unos minutos se adentró al mundo de los sueños, y precisamente tuvo uno muy bueno en donde estaba en el primer piso de la editorial; era de noche, las luces apagadas. Estaba junto al ascensor, no sabía qué diablos hacia ahí pero, luego vio a su castaño salir por el ascensor.
– Ah! Takano-san, perdón por la espera – Dijo mientras se acercaba felizmente hacia el azabache.
– ¿Espera? – Dijo confundido.
– ¿Eh? Te dije que se me había quedado la bufanda en la oficina – Dijo con un puchero, era raro ver a Ritsu así, tan… Dócil.
– Ah… Es verdad – Rio nerviosamente, seguramente le legaría un regaño por parte del castaño…
– Moo… A veces puedes ser tan distraído – Dijo en tono de broma, pegándole levemente en la frente, con una sonrisa en el rostro.
– … – No dijo nada solo se quedó viendo a Ritsu, de verdad se quedó pegado por la acción del castaño. Ritsu nunca haría eso.
– ¿Nos vamos? – Dijo el castaño ya en la puerta esperándolo, para que salieran juntos.
– Sí… – Fue lentamente hacia el lado del castaño, que todavía tenía una sonrisa en el rostro. De verdad quedaba embobado por esa sonrisa. Pero al momento de salir de la editorial todo se volvió negro. Se fue el Ritsu que lo había dejado embobado…
Se decepciono un poco, pero de repente cambió de escena y apareció en un tren. No había mucha gente, señal de que era tarde.
Vio a su lado y estaba Onodera, está vez estaba más sonrojado que la vez anterior, se le notaba algo nervioso. Iba a decirle algo, pero el menor hablo primero.
– Takano-san ¿H-hay algo que quieras de r-regalo de c-cumpleaños? – Preguntó nerviosamente.
– ¿Eh? –
– Qué… s-si hay algo que quieras – Preguntó aún más nervioso que la primera vez.
– … – Miró fijamente al castaño por unos minutos, ¿Qué Onodera le regalará algo? Tendrían que pasar años para que ocurriera eso. Donde quedó el orgulloso de Onodera – ¿Por qué tan estás tan preocupado? – dijo en tono de burla.
– P-porque…– Hizo una leve pausa y escondió su mirada- T-te quiero – Takano abrió los ojos como plato, se acercó peligrosamente a él y… Todo se volvió negro nuevamente, y otra vez se fue Onodera.
Está vez estaba más decepcionado que la vez anterior, sus sueños le habían hecho una mala pasada al escuchar el “Te quiero” de los labios de Onodera.
Está vez cambió de nuevo de escena; ahora estaba en una mesa frente a él su castaño; al medio había un pastel de crema y fresas, el favorito de Takano. Quedo conmovido unos momentos, está escena era exactamente igual a la que fantaseaba cuando era un adolescente, junto a su primer amor.
Onodera yacía sentado en la silla al frente de él, ya tenía una porción de pastel en un plato frente al él. Tomó la cuchará que estaba al lado del plato y cogió un pedazo y se lo llevo a la boca.
– ¡Delicioso! – Dijo el castaño al probar el pastel… {Tiene una expresión realmente linda…} Pensó Takano al ver a Ritsu – Are? Takano-san come tú también – Dijo mientras acercaba la cuchara con otro pedazo de pastel, involuntariamente Takano abrió la boca y recibió la cuchara– ¿Vez? Está delicioso – Takano no pudo contener un leve sonrojo, al ver a Onodera así tan mansito…
Masamune tragó el pastel, y estaba a punto de hablar cuando ¡De nuevo! Cambio de escena; ya le estaba hartando que sus mismos sueños lo hagan enojarse…
Está vez estaba en su habitación; no sabía porque estaba en sentado en su cama, quizás le esperaba otra situación con su primer amor. ¿Qué podía ser?
– T-Takano-san ¿P-puedo e-entrar ahora? – Se escuchaba al otro lado de la puerta, Onodera le estaba pidiendo permiso para entrar.
– Sí, ¿Por qué no? – Dijo confundido.
– S-sí – Takano abrió los ojos hasta más no poder; frente a él estaba Onodera Ritsu con un trajede “viejita pascuera” le llegaba a los muslos… Takano babeaba hasta más no poder, el castaño se acercó lentamente hacia a él, lo recostó en la cama y le dio un tierno beso en los labios.
Al principio Takano no hacía nada, pero después fue tomando la boca del menor con más fuerza, besándolo apasionadamente como si su vida dependiera de la boca del castaño.
Lentamente se fueron separando por la falta de aire, se hallaban recostados, Takano ahora encima de Onodera, no perdía el tiempo lamia y besaba el lóbulo de la oreja del menor, bajo su mano hacia la cadera del menor, levantó levemente la falda que tenía, le quitó el bóxer, lo entretuvo entre lamidas en su cuello.
Lo abrazó, estimulando más su entrepierna, las caderas del castaño se movían hacia adelante para ser atendido por las manos de Takano, cuando sintió su mano húmeda se percató de que era hora de estimular otra parte íntima del cuerpo de su pareja. Sin más que pensar acercó sus dedos a la entrada de Ritsu, metió un solo dedo. Miró la expresión de su pareja, se veía que no sentía incomodad.
Prosiguió con otro dedo, masajeándolo, simulando suaves envestidas.
– ¡Ahhh! ¡mmm! ¡T-takano-san!- Dijo con visibles lágrimas en los ojos, productos del placer y dolor que sentía.
– Espera un poco… En un momento te haré sentir bien, sopórtalo – dijo mientras seguía con los estímulos hacia el menor.
– Sí – Asintió tímidamente.
Con toda la estimulación visual, el traje hizo que él también se excitara.
Abrazó a Onodera con cuidado, y lo levanto de la cama para quedar frete a frente, en un movimiento rápido el azabache abrió las piernas del menor, para poder penetrarlo. Le miró el rostro, esos ojos verdes de verdad le encantaban.
–Takano-san… Feliz cumpleaños –
– ¡TAKANO-SAN! – Sé despertó de su sueño al frente de él estaba el menor con el ceño fruncido, vio a su alrededor y no había nadie en todo el piso, excepto él y Onodera, claro.
– ¿Qué? – Dijo en medio de un bostezo, y un leve sonrojo, por sus sueños tan… “Peculiares”
– Nada de ¡Ya se fueron todos! –
– ¿Qué ocurrió? –
– Mientras tu dormías, Isaka-san nos dejó salir antes por motivo de navidad – Dijo el oji-verde.
– Eh… – Ahora tendría algo de tiempo.
– Apresúrate en salir… No querrás quedarte todo la noche aquí ¿No? –
– Hai, hai… Puedes esperarme abajo– Sabía que recibiría un rotundo no por parte del castaño, pero se sorprendió al escuchar un leve “si” por parte del castaño. Fue hacía el ascensor el destino al primer piso. Se apresuró en salir hasta el primer piso, donde Ritsu lo esperaba.
– ¿Nos vamos? – Dijo Ritsu, mientras caminaba hacia el salido seguido de Takano.
La noche cayó, las tiendas estaban cerradas Takano caminaba junto a Ritsu en dirección a su apartamento… Takano iba delante de Ritsu, solo se escuchaban los pasos y el viento de la noche; pro el azabache detuvo el paso al no escuchar los de Ritsu. Que se detuvo.
– ¿Onodera? – Preguntó, el castaño tenía la mirada baja
– Toma – Le extendió una pequeña caja celeste con un listón azul, quizás lo habría sacado cuando él no miraba.
– … – No hablaba de la impresión.
– F-feliz cumpleaños- dijo muy avergonzado mientras extendía el regalo con su mirada hacia el lado. Takano no pudo más, se abalanzó sobre el castaño para proporcionarle un gran abrazo.
– ¿T-takano-san? – El cuestionado no respondía, esto ponía un poco nervioso al castaño.
– Estoy feliz –
– … – El castaño solo atino a sonrojarse por el comentario del mayor.
Sé que todavía no admites que me amas, pero detalles como estos me hacen enamorarme de ti cada vez más. Te amo Ritsu.
¡Muy feliz cumpleaños Takano San! ¡Felices fiestas! :D