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Tamer. por JHS_LCFR

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Notas del capitulo:

¿Les dije que el fic tendría 19-20 capítulos?

¿No? D:

Recuerden que estoy participando en tercera gala de Los 12 Dioses Olímpicos con The Painter! ^^

Capítulo 16

 

Abrió los ojos en cuanto la luz del amanecer se coló por entre las cortinas: tenía calor en el pecho, pero sus muslos se veían bordeados por el frío. El Sol que impactaba sobre su frente se acercaba a una especie de caricia maternal, una que nunca estuvo seguro de tener, porque se había cansado ya de escarbar en sus recuerdos y no encontrar nada, nada más que líquidos y agujar y reprimendas.

Rápidamente descartó la metáfora de la caricia. Mejor no empezar el día deprimido, se recomendó.

Apoyando los codos en el banco pared, se incorporó a medias: bostezó tapándose con pocas ganas la boca y arrugó la nariz, dejó los ojos cerrados por varios segundos. Acto seguido, miró alrededor, encontrándose con un cuerpo tumbado en el piso, durmiendo plácidamente: Luhan le había dejado el banco pared para que pudiese dormir en paz, el sillón se hallaba sucio y lleno de ropas transpiradas y húmedas, no resultaría muy higiénico pasar la noche allí.

Rascándose la nuca, permaneció con las piernas extendidas y media sábana tapándole más abajo del ombligo y hasta la mitad de los muslos. La tela se había arrugado y enredado en sí misma al haber dado Sehun tantas vueltas al dormir. Luhan parecía saber ya de antemano que el muchacho era inquieto. Le agradeció mentalmente a pesar de que el otro permanecería dormido, incapaz de adentrarse en sus pensamientos.

Caminando hacia el baño sin hacer ruido, se pasó la mano por el rostro, recordando el incidente de la noche anterior: más allá del sorprendente desenlace, se le había pasado totalmente por alto la habilidad de Luhan.

Tampoco es como si pudiese controlar sus sueños húmedos: había algo en Luhan que siempre terminaba llevándolo a imaginar todo aquello de lo que sería capaz en el mundo de Morfeo,  proyectando sus deseos sin capacidad alguna de poder mantener el control después, simplemente dejándose llevar por la aplastante fantasía que suponía tener a Luhan contra su cuerpo, levantando las piernas para doblarlas sobre sus hombros, pujando más y más hasta el hartazgo, hasta enrojecer los puntos de fricción.

Sonrosado, se lavó la cara una vez llegó al tocador: el agua gélida no era suficiente para detener el calor que picaba en su pecho, por lo que optó por una rápida ducha fría que lo espabilara y ahuyentase las atrocidades lejos de su torpe y descuidada cabeza.

Entrando sin más al torrente helado, se encogió de hombros y siseó, corriendo la cortina para taparse. Aunque no tendría sentido ocultar algo que ya había sido descubierto y explorado del todo, pero bueno, la vergüencita permanecía…no fuese cosa que Luhan quisiera usar el retrete y lo encontrara frotándose jabón en el trasero, por amor de Dios.

Tampoco somos una pareja casada o algo, se retó mentalmente, alarmado por sus preocupaciones tan solo horas después del mejor suceso que había marcado su corta y patética vida. Sólo fue…sexo, sexo con el mejor chico del universo luego de que éste descubriera que me gusta pensarlo follándome a cada momento…sólo eso.

Cuando dos brazos se cerraron por su cintura, chilló y se entumeció por completo. Los besos comenzaron en la nuca y bajaron hasta su trapecio.

-Piensas demasiado, me despertaste con las conversación contigo mismo—gruñó el mayo, apretando el agarre y dejando que el agua humedeciera sus hombros y sus rizos chocolate—¿Dormiste bien?

Su voz era dulce, era casi como un recibimiento, pero Sehun se cuidó de no pensarlo demasiado: sentía un hormigueo en la cabeza, como si alguien estuviese caminando por la superficie de su cerebro, entrando por la división de los hemisferios e instalándose sin problemas. Así que así se siente cuando entras en la mente de alguien, se dijo.

-Exacto, ¿Resulta muy obvio?—le contestó el otro, apretándolo juguetonamente contra los azulejos, de forma que pudiera empaparse correctamente—. Pásame el champú. Si vamos a hacerlo, hagámoslo bien.

-Ah, ¿No vas a…?

-Por Dios, no—protestó el otro, sorprendido—, recién me levanto, no tengo fuerzas en el pene ni para mear…si tú buscabas una forma más bonita de despertarte…lo siento, búscate a alguien con la verga de acero.

Sehun se sonrojó: Luhan tenía el más horrible de los vocabularios. Sus miradas, sus palabras, sus gestos…todo en él era bizarro y descortés, era un maldito chico frío y serio con un cuerpo de oro esculpido por ángeles y con una capacidad para llevarlo al cielo en segundos…pero era un maleducado antes que todo eso, y sus términos a veces lograban…intimidarlo.

Luhan pareció notarlo, pues lo giró y arqueó una ceja.

-Si te molesta que hable así…sólo dímelo y lo dejaré de hacer. Lo siento.

-¿Eh? ¿Pero, por qué vives hurgando en mi…?

-Porque puedo y porque quiero, Sehun—le contestó, pretensioso y poniéndose en puntas de pie para agarrar el champú: se vertió un puñado del espeso producto y lo dejó caer sin más sobre el pelo del otro—. A ver, no te muevas y cierra los ojos.

Y frotándole el pelo, Luhan permaneció inmutable y respirando hondo, al tiempo que Sehun sentía un cosquilleo en las orejas y en la nuca, del tipo divertido, del tipo que se asemejaba a las mariposas en el estómago.

-Listo, ahora enjuágate—ordenó mientras se lavaba el pelo, y Sehun obedeció.

Aquella mañana, sintió que todo había cambiado: en cuanto Luhan tomó el jabón y empezó a pasarlo cuidadosamente por su cuerpo, se dejó hacer pensando en cuánto quería que aquello durara para siempre.

No quiero que esto termine.

No permitiré que esto vaya a desaparecer.

-No te preocupes—escuchó en cuanto los dedos mojados y limpios fueron removiendo la espuma con tenues caricias; Luhan temblaba—, no pienses eso de nuevo. Porque nada de esto va a desaparecer, ¿Entendiste?—y antes de que Sehun asintiera, éste sintió un nuevo abrazo, uno que iba por sobre los brazos y le apretaban fuertemente el pecho—. No permitiré que desaparezca, Sehun. Nunca.

 

 

-Lu…Luhan Hyung—llamó, confundido, torso desnudo a la vista mientras miraba por la ventana. El mayor murmuró en señal de que lo escuchaba, colocándose los pantalones, luego sacándoselos al recordar que no se había puesto ropa interior—, ¿Cuánto tiempo nos quedaremos en Jade?

-Mh, depende el humor de Suho. Creo que dos, tres días máximo—supuso, ceño fruncido en sus pies mientras se vestía; rápidamente echó una mirada hacia su izquierda: Sehun tenía puestos los pantalones, el elástico del bóxer asomando por arriba y dejando a la vista las líneas que comenzaban a delinear la zona la pelvis—Hey, ¿Te pasa algo?

-El viento…el viento me trae conversaciones—afirmó, alarmado y girándose con las manos alrededor de una taza de leche caliente—, y no me gusta lo que estoy escuchando.

Luhan buscó señales de tormenta en los ojos de Sehun: la marea de su mente atacaba y rebotaba en sus iris y pupilas, los ojos levemente se desorbitaban, y para cuando no logró materializarse en sus pensamientos luego de tres intentos, se levantó rápido del banco para surcar el espacio y tomarle de los codos.

-Los hombres…los hombres de mantenimiento nos están espiando—Luhan frunció el ceño en respuesta, confundido; Sehun continuó—, le están avisando al Norte hacia dónde nos dirigimos, dónde estamos…iremos al Palacio para fin de año, queramos o no.

La información brotaba de los labios de un Sehun pálido: el chico no parpadeaba y decodificaba las palabras, aprehendía los susurros. El viento soplaba con fuerza y Luhan podía sentir el frío de las ráfagas chocar contra su pecho, pero no cerraría la ventana: no ahora, que temían saber que toda su historia en el circo no era más que una mentira.

-Nos llevarán al Palacio a dar un acto de cierre de año. El Rey le ha puesto un ultimátum a Suho en la última carta… ¡Nos van a obligar!

-Sehun, calma—interfirió, abrazándolo y juntándolo a su cuerpo con fuerza, acariciándole los cabellos con una mano y frotando su espalda con la otra.

-Andan diciendo cosas horribles, Luhan…dicen que ya están cansados de llevarnos, que no quieren trabajar más…

-Sehun, respira.

-Nos toman por idiotas, ¡Dicen que no servimos para nada!

-¡¡Sehun!!

-¡Nombraron ‘El Mito del Rey’!—tartamudeó el otro, bajo, tan bajo como pudo—. Están diciendo cosas raras…dicen cosas extrañas que no tienen sentido, me asusta. ¿Qué es ‘El Mito del Rey’? ¿Es algo grave? ¡Luhan, no me digas que…!

-Es una vieja historia que corría allá por la primera generación de súper humanizaciones—susurró Luhan, quitándole lenta y disimuladamente la taza, sin dejar de mirarle a los ojos y a la cara, acariciándole los hombros para bajar hasta las muñecas y luego volver a subir—, malas lenguas dicen que la familia real del Norte posee la capacidad de controlar la sangre porque el Rey MinGook ordenó que toda su familia fuera sometida a una súper humanización, incluso el príncipe recién nacido…el experimento no alteró demasiado sus organismos, por eso sobrevivieron al contrario de Taemin, Yunho y los demás…

-¿El Rey tiene un hijo?—el pánico brotaba en Sehun y le anudaba las cuerdas vocales, le costaba tragar y sus dedos iban perdiendo sensibilidad, así como la fuerza escapaba a sus piernas—, pero ¿Cómo…?

Luhan frunció el ceño y miró por la ventana: a lo lejos, el remolque de Suho descansaba en la pradera.

-…Cuando estalló la guerra, la Reina iba a ser asesinada para que el Rey no tuviera herederos. Lo que el Sur ni el Norte sabían era que MinGook ya tenía un hijo, oculto entre las torres principales del Palacio. Se dice que, en el primer intento de toma del Capitolio, MinGook tomó al niño y a su mujer y utilizó a híbridos para llevarlos al pasado.

-¿A híb…?

-Luego el Rey dio la orden de que, en el caso de que fuese asesinado, los híbridos que aún sirviesen para el Palacio tenían la obligación de traer de vuelta al príncipe y sentarlo en el trono…

-L…Luhan…

-Lo sé… - dictaminó el otro, y con un Sehun llorando en brazos, entornó los ojos hacia las casas rodantes, sintiendo la ira brotar en su pecho.

De las tres primeras generaciones, sólo dos personas tienen la capacidad de atravesar el tiempo y el espacio.

…Ahora todo tiene sentido.

 

 

Tenía que avisarle a Junmyun…a menos que Junmyun estuviese de cómplice con ellos.

Tenía que preguntarle si todo lo dicho sobre El Mito era verdad. Tenía que tomar a Tao del cuello y arrancarle toda la información que pudiese obtener.

Sentado con los codos en las rodillas y la boca sobre las manos entrelazadas, Luhan suspiró: ya no sabía para quién estaba jugando; pues si en el caso de que Tao y Kai en verdad estuviesen relacionados con la aparición de Minseok y el secuestro del príncipe…

…no, no podía ser. Eso hubiera sido demasiado.

De pronto, sus ojos se iluminaron, y se sintió más vivo que nunca.

No pueden estar del lado del Norte…no pueden estar del lado de la Familia Real tanto como para proteger a su hijo…

…A menos que…

Corriendo fuera del remolque, buscó no despertar al pequeño Sehun dormido y acurrucado en el banco cama y atravesó las distancias valiéndose del empuje de sus piernas y sus brazos: transpirando y bufando como un loco, golpeó tres veces la puerta de Suho. Al no contestar nadie, se adentró en sus pensamientos, y se enojó.

-¡¡Si vas a ignorarme, al menos defiende un poco tu mente!!—bramó forzando la puerta hasta abrirla: dentro, Tao y Junmyun se aferraban al otro como si de ello dependiese su vida—, tú, escoria—gruñó señalando a Tao—, tú te llevaste a Minseok al pasado, ¿Verdad? ¡Tú estabas detrás de esto todo este tiempo!

-¡Alto!—Junmyun se interpuso de la nada en su camino, brazos abiertos y ojos rojos por el dolor—, Tao no quería tener que ver con nada de eso…la aparición de Minseok en el circo es el deseo de él y de Kai de enmendarse.

-¡No me vengas con estupideces! ¡Seguro le trajiste al bebé de vuelta a MinGook para que pudiese perdonarles la vida y dejarlos vivir de nuevo en el Norte!

-¡Estás completamente equivocado, Luhan!

-¡¡Entonces habla antes de que te destroce la cabeza!!

Tao se tapó los ojos, presa del miedo y tembló hecho un ovillo, mas cuando Luhan cerró el puño contra la mejilla de Junmyun, el mundo estalló y se detuvo en una milésima de segundo.

-¡¡No!!

 

 

Luhan había cerrado los ojos por la fuerza del impacto: fregándose los párpados y tomándose de las sienes, sintió el familiar martilleo contra su cabeza y bufó: en cuanto parpadeó para poder hacer foco, notó a Tao tomándole de la muñeca y furioso, las lágrimas cayendo por su rostro en pos de la desbordante frustración. Junmyun, inmóvil como el resto del universo, yacía herido en el piso.

-Minseok se encuentra…se encuentra de rehén…a fin de año iremos al Palacio y le ordenaremos a MinGook que detenga la guerra.

 

 

 


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