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Amnesia selectiva por SatuPro

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Notas del fanfic:

Dedicado a Giaali <3


¡ ¡ ¡ Felicidadeees ! ! !

Entre montones de cajas de plástico con tintes de pelo, cajas de colonia barata, perfumees, botes de champú e incluso condones, JongDae miraba y remiraba un bote de pasta dentífrica.

Estaba ahí el muchacho, plantado en medio del estrecho pasillo del súper mercado, con su abultada chaqueta tejana hecha polvo por fuera, pero forrada por dentro, y además su sudadera con la capucha saliendo; parecía todo una bola de colores chillones puesta encima de dos pierecillas envueltas en tela negra. Los enormes zapatos de skater debían mantenerle en equilibrio.

- Perdón.

Un tipo le hizo apartar la vista por fin de esa cajita de cartón, pero solo un segundo, hasta que el tipo siguió empujándole educadamente, porque no podía pasar de largo y hablar de nuevo suponía demasiada interacción social.

Sonaba música pop tranquila mientras JongDae dejaba ese bote y cogía otro y así con todos.

- ¿Le ayudo?

Ya era como el tercer encargado que venía a preguntarle, así que se apresuró en tomar una decisión, y lanzó esta a su carro-cesta con ruedines, útiles, pero un poco chungos si se quería huir de allí sin que el trasto fuera dando tumbos y tirando cajas de varios estantes.

- ¡No gracias! Ya está...

“Uf... Qué pesados son, macho...”

Iba hacia la caja por fin (y para alivio de los trabajadores), pero justo vio entrar a un chico por la vallita metálica, directo a coger un carrito-cesta de esos, y luego iba para la escalera.

“¿Es él...?”

Decidió subir pesadamente detrás de él, ahí con su carrito lleno de botellas y cartones de leche y demás cosas, todas muy pesadas.

Empezó a seguir al chico, un pelín más bajo que él, con el pelo aclarado y rubio en las puntas que se disparaban hacia todas direcciones, revuelto y despeinado.

Cuando le vio ir de repente hacia él para cambiar de pasillo, logró verle la cara de más cerca, a pesar de estar disimulando (un poco mal).

 

MinSeok se vio frente a un montón de paquetes de compresas y tampones.

“Mierda... ¿Cuál querrá esa pesada...?”

Revisó su lista de la compra, escrita a lápiz en el reverso de una factura de compra anterior, pero no ponía nada más que “Normales”.

“Genial. ¿¡QUÉ NORMALES!?”

 

“¿Por qué está mirando eso...?”

JongDae estaba entonces, eh... Miró lo que tenía en la mano y siguió, eso, mirando botes de salsa de champiñones mientras el otro agarraba una caja con la mayor indiferencia y lo arrojaba para largarse rápidamente de esa sección.

“Ah, sí. Creo que dijo que tenía una hermana...”

E irse hacia dónde estaban los arroces y las pastas para arrasar, y seguir arrasando junto a las bebidas y los refrescos, un poco más lejos, con JongDae aún siguiéndole.

 

Se sintió observado en algún momento, pero cuando miraba él solo le daba la espalda y miraba MUY interesado un paquete de espaguetis o... Una botella de aceite extra virgen.

Creía que ya lo tenía todo, al menos, de aquella planta, así que fue para el ascensor, porque ir por la escalera con todas esas botellas no le apetecía nada, ya demás, no había nadie de preferencia. De hecho no había ni Dios en toda la planta; solo él, el tío raro que miraba lo mismo que él y una pareja de ancianos aún muy lejos que acababan de subir.

Las puertas del ascensor se abrieron y entró tranquilamente, ya dándole al botón, cuando el otro chico coló la pierna y el brazo después de venir corriendo, y entró, y esperaron a que las puertas se cerrasen de nuevo.

“Bueno... No quedan muchas cosas que coger... Solo de la verdulería...”

Se remiraba la lista tan pancho, y casi ni se molestó de ver el brazo de ese chico casi interponiéndose entre ese papelito y sus ojos, hasta que lo siguió con la mirada, y vio que estaba apretando un botón de esos, uno rojo. Y paró el ascensor.

“¿...?” Se giró sorprendido a mirarle, quizás esperando que le pasase algo o algo, como estar ahogándose o alguna cosa, algún motivo por el que... ¿Lo parase?

“Pero eso no tiene...” Viendo la sonrisa del otro, empezó a pensar en que le atracaría, pero eso también era demasiado absurdo.

¡Cualquier cosa era demasiado absurda! Pero lo que pasó realmente fue de lo más surrealista y se quedó sin ni saber Qué demonios estaba ocurriendo, cuando fue el otro, y se acercó para besarle.

¡Y tan pancho! Y tan repentino que realmente lo consiguió: sus labios tocaron los suyos, y ya sentía su lengua cuando reaccionó.

“¿¡QUÉ COJONES HACE ESTE!?”

Se llevó un rodillazo en los huevos.

- ¿¡QUÉ HACES TÍO!?

- ¡AHhhhhhGGG! ¡Joder MinSeok...!

- ¿¡Q-q...!? ¿¡CÓMO SABES MI NOMBRE!?

 

“¡Mis pelotas...!”

- AHhhhhgg... J-jodeeer... – JongDae se retorcía pero seguía sonriendo un poco, cuando apartaba el dolor y podía pensar en todo aquello.

- ¿¡CÓMO SABES MI NOMBRE, EH!? – MinSeok se limpiaba la boca con la manga y se ponía histérico, y eso era muy divertido. – Puto loco. – Picó el botón un par de veces para llamar a seguridad - ¡AYUDA! ¿¡SEGURIDAD!?

- Mierda... – Rebuscó en su cesta hasta dar con una bolsa de guisantes y con una mueca de dolor, se la metió dentro del pantalón – Joder... está helado...

- Oye tío, - Le habló amenazándole – Dime qué coño pretendías y cómo sabes mi nombre. – Se frustraba viendo que JongDae solo sonreía para sí, - Bua, pienso denunciarte...

- ¡EHh...!

- ¡Bieeeen...! Empieza a hablar. Vamos. O te meto otra patada, tú mismo. Te voy a pisar los huevos como no respondas ¿¡ME OYES!?

- ¡V-vale! ¡Cálmate Min...!

- ¡NO ME HABLES COMO SI ME CONOCIERAS!

- ¡Pero es que te conozco! Nos conocemos

- Una mierda.

- ¡Qué sí...! ¡Del dentista!

 

“¿Del dentista?”

Intentó echar memoria porque, realmente, había ido al dentista hacía poco.

Estaba en esas cuando el ascensor se puso en marcha de nuevo y empezaron a hablarles por ese altavoz.

 

La estampa al abrir las puertas, con JongDae con la mano y un vulto cuadrado metido en los pantalones era bastante desconcertante, como podéis imaginar, pero luego le vieron todos (los de la caja y algunos clientes de las colas) salir con las piernas muy separadas y andando con dificultad, al final ayudado por MinSeok, y más o menos ataron calvos y los ignoraron sin más.

- Vale, lo siento. – Le acompañó hacia los congelados, porque él tenía cosas que coger de allí, más que nada. – Pero no te recuerdo...

- ¿En serio? ¿No recuerdas nada de nada...? – ¿Tenía que asustarse?

Bueno, un tío que no recordaba se había lanzado a besarle después de conocerle en el dentista, dónde pasó varias horas y la mayor parte del tiempo no la recordaba en absoluto por culpa de la sedación.

“Mierda... ¿Q-qué hice con este tío...?”

- Nada. – Respondió finalmente un poco pálido. – Em... – Localizó unos rebozados y fue a cogerlos para su compra, pero luego siguió hablando a ese tío que seguía allí sin más, aún sujetando esa bolsa. - ¿Duele mucho?

- Se va pasando.

- Vale.- Tomó aire y trató de explicarse – Ese día en el dentista... Tuve una intervención y, bueno, no recuerdo nada de nada... Así que si hice algo... Em... solo, no lo tengas en cuenta, ¿vale?

- ... – JongDae cambió radicalmente de expresión - ... ¿Cómo...? ¿No me recuerdas para nada...?

“Oh mierda...”

 

- Lo siento...

- ¿Nada de nada...? P-pero... – Hizo como que iba a llorar, y MinSeok se lanzó a tomarle el brazo.

- ¡P-pero no te lo tomes así...! Es solo que... Bueno, no sé... – “Jaja... Pobre.”

- No... Ya... Es solo que... No sé... Pensaba que había sido algo... – “Ostras, ¿Me habré pasado...?” Aguantaba la risa, porque ese pobre realmente se estaba preocupando. – Bueno, no pasa nada. Lo entiendo... Supongo que... cancelaré los vuelos...

“¡OSTIAPUTA!” No sabía ni cómo lo había dicho.

- ¿¡V-vuelos...!?

“Vale, vale, te has pasado siete pueblos.” Ahora aguantar la risa costaba mucho más; el pobre MinSeok iba a sudar y todo.

-J-joder, lo siento...mierda pero... ¿Qué...? O sea...Ostras... yo... – Se repeinaba una y otra vez, mirando a los yogures y luego a los congelados.

- No, no; no pasa nada. Lo entiendo. – Le sonrió para tranquilizarle un poco. Pero al sonreír, bueno, sonrió demasiado, y entonces...

- Un momento.

- No pasa nada, en serio. – Se hizo el serio de nuevo, pero ya no coló.

- No me estarás tomando el pelo, ¿verdad?

- ¿Cómo te haría yo eso, MinSeok?

- Vale. – Aún así se plantó – Solo nos hemos visto en el veterinario,- quiero decir, en el dentista, ¿No?- “¿El veterinario? Jajaja” - ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Qué vuelos? Solo estuve allí tres horas; en tres horas no conozco a alguien y acto seguido decido viajar con él.

- No, claro que no. – “Okey. Es tu momento:” – Fuimos a comer juntos.

- ...

- Al centro comercial, un restaurante normalillo.

- ¿Qué comí?

- Raviolis.

- Imposible.

- ¿Cómo?

- Odio los raviolis.

- ... ¿Qué va...? Te encantan. Lo dijiste.

MinSeok se cruzó de brazos y luego los dejó colgando de nuevo para poner las manos en la cintura con aire marcial.

- Vale. Era un farol. – “Pues claro que era un farol; a todo el mundo le encantan los raviolis.”

- Y tomaste un café con una bola de helado de vainilla.

- Seguro que estaba muy bueno.

- Dijiste que te encantaba... – Casi susurró, y casi le hizo sonreír, pero volvió a ponerse serio.

- Todo esto pudiste averiguarlo de otra forma; no me creo que me fuese a comer contigo.

- ¿Por?

- No sé

- ¿Qué pasa? Ahora me dirás que no soy tu tipo... – MinSeok esbozó una sonrisa burlona.

- Je; no lo eres. – Así que JongDae también, y se cruzaron de brazos los dos.

- No fue eso lo que dijiste el otro día...

 

“Vale. Puede que sí lo sea.”

En realidad toda aquella situación, después del susto inicial, claro, estaba divirtiéndole bastante. No dejaba de tener su lado morboso, y la verdad, no se creía una sola palabra, por lo que no estaba nada asustado.

“A ver hasta dónde mientes...”

Estaban así, seduciéndose un poco con la mirada y la sonrisilla, hasta repasándole con la mirada, un poco; lo suficiente para partirse de la risa al ver aún esa bolsa metida en sus pantalones.

Reía a carcajadas, pero intentó calmarse y taparse la boca con la mano.

- ¿Te duele aún mucho?

- Nada. Es más, diría que se me ha congelado.

- PUAJAJAJA

- Hablo en serio, creo que no tengo sensibilidad. – Dijo muy tranquilo.

- JAJAJA ¡Pero sácala de allí! La bolsa, digo

- ¡Vaya! Por un momento pensé que habrías recuperado la memoria.

- Jaja... Ah, venga... Sé que me estás troleando.

- ¿Por qué piensas eso?

- No sé... Porque es demasiado surrealista todo.

- No sé. Diga lo que diga no me vas a creer, ¿no? – “JAjAjaJAJAJAJaJA” Seguía sin poder apartar la mirada de sus pantalones.

- Supongo que no. Quiero decir... No voy a recuperar la memoria.

- Pues es una pena.

 

Unos días atrás, JongDae veía esa misma cara de pan pelopincho en una pequeña foto de carné sobre un mostrador.

MinSeok sacó rápidamente también su carné del seguro dental y se lo pasó al mismo tipo, para que él hiciese aquello que fuese que tuviese que hacer, apuntando sus datos y esas cosas, o lo que fuera que se hiciera tras ese mostrador tan alto.

- Te digo que no pasa nada, podré volver solo a casa; no es como si me drogaran en plan heavy, mujer... – Le decía a la chica que lo acompañaba.

- En serio; como te pase algo mamá me matará. – Su hermana. - ¿Seguro que estarás bien?

- Soy mayor que tu; ¿Por qué te preocupas tanto? – Le devolvieron ambos carnés.

- Porque... Odias esto, y... ¿Y si te sienta mal la anestesia o algo?

- PFff por favor. – La rodeó con un brazo llevándola hacia los sofás y murmuró – No es como un chute, hermanita. – Y tomaron asiento – Además, precisamente lo haré así porque me daba mucho miedo... Me han dicho que así es mucho mejor: estaré tranquilo y será un momento.

- Pero si van a abrirte la encía y además pincharte y...

- No ayudas ¿sabes? En serio, estaré bien. Si me pasa algo te llamaré.

- Sí. Llámame cuando salgas, por favor.

- Sí... Anda, ve y disfruta de tu cita.

- ...vale... ¡Qué vaya bien la operación!

La despidió con la mano riendo.

“Parece que me quiera asustar y todo; maldita pesada.”

No estaba solo en esa salita de espera, pero nadie hablaba con nadie allí; solo se escuchaba a los chicos de recepción y sus frenéticos dedos tecleando.

“Bueno...” Respiró profundamente y buscó algo con lo que distraerse. Había unas revistas, pero todas eran de cotilleos que no le importaban una mierda, así que siguió buscando, y vio un acuario impresionante.

Tan impresionante, que empezó a mirarlo ya de lejos, y fue acercándose a él curvándose cada vez más, hasta que prácticamente pegó la cara al cristal, y una piraña le dio un susto de muerte intentando morderle.

- ¡AH!

- Jajaja – Un chico se paró junto a él – Ha estado cerca, ¿no?

- Ya ves, suerte del cristal.

- Me encantan los peces, ¿a ti?

- Igual. – Respondió sonriente.

 

MinSeok, varios días después de su visita al dentista, y al súper mercado, veía una pecera de nuevo, pero llena de langostas y otros crustáceos.

- ¿Qué vas a pedir?

Miró a JongDae con una sonrisa. “No me puedo creer esto.” Se fijó en la carta de nuevo, aguantando la risa.

Había tenido que darle su número de móvil después de que le amenazase con denunciarle por lo de sus testículos. Aunque no fue nada grave.

- No lo sé. ¿Tú?

- Te recomiendo algo de pescado.

- ¿Por? ¿A caso comí esa vez?

- Ya te dije que comimos pasta. – “Jajajaja...”

- ¿En serio?

- Sí. Raviolis.

- ¿En serio fuimos a comer juntos? – Especificó.

JongDae plegó su carta, le miró serio y alargó el brazo para cogerle la mano. Le acariciarla con el pulgar en plan drama.

Y se partía.

- ¡Deja de hacer esas chorradas! No te creo.

- ¿Entonces qué hacemos cenando juntos? – Respondió también riendo. – Debes tener... algún tipo de laguna o algo así: en el fondo de tu subconsciente me recuerdas... – Dijo con una sonrisilla entornando los ojos y asintiendo lentamente.

- Te digo que no. – Insistió risueño, volviendo a ver qué cenaría – Ha sido porque me caes bien.

- Bien. Decídete, ya sé lo que voy a pedir.

Cenaron tranquilamente hablando de tonterías; traían platos y platos, y comían con confianza mientras charlaban.

 

- Lo que no entiendo es por qué pirañas. – Dijo MinSeok, ese día.

- ¿Por los dientes? No sé. Jaja

- Esa sería una posibilidad.

- ¿Cómo te llamabas...?

- MinSeok. ¿Tú?

 

- Vale. ¿Vas a decirme de una vez cómo me conociste? – Exigió después de limpiarse con la servilleta (se había puesto un poco desastroso con el postre de chocolate).

- En el dentista, ya te lo dije. Pero conocernos... Realmente fue... comiendo. Pero no te diré el qué...

- Mira, es imposible: porque mi hermana tuvo que venir a buscarme.

- ¿Sí?

- Sí: me sedaron. No hacía falta, pero tiene que acompañarte alguien a casa.

- ¿Cómo sabes que fue ella?

- Obvio me lo dijo después. – JongDae se limpiaba también, sonriendo a su plato vacío. – Así que tuvo que ser dentro.

- Dentro... Mm... Sí.

- En serio. ¿Cómo fue? ¿Qué dije? ¿Cómo empezamos a hablar? O sea... Para que luego me besaras, y eso... – Dijo sonrojándose un poco al recordarlo. – Por cierto ¿todo bien?

- ¿Eh?

- Tus bolas y eso.

- Ah sí. Funcionales. – Le mostró el pulgar y le guiñó el ojo. – Estuvo dentro de ti. – “¿El pulgar?”

- Imposible. – Respondió y fue a beber un poco de su copa.

- ¿Imposible?

- Nadie entra.

- Hay una primera vez para todo.

- ¡Claaaarooo...! Y justo fue ese día, en esas tres horas, con un completo desconocido.

- No puedes negar que fue una sesión intensa.

- No tengo ni idea; no recuerdo nada. – Al ver que él también cogía la suya, se frenó para brindar.

- Salud. – “Igualmente.” Bebió hasta terminarse el agua, y observó si él tenía intención de marcharse pronto o qué. – Te juro por mi vida que lo estuve.

 

- ¿Kim MinSeok?

“Ah.” Se apartó del acuario y corrió a por su chaqueta en el sofá. El tipo de la bata blanca le esperaba junto a un pasillo, así que pasó rápidamente despidiéndose de ese chico del acuario, por el momento, y se dejó acompañar a una de esas salas.

Solo ver esa silla reclinable ya le sudaban las manos.

- Acomódese, por favor. – Dijo el otro, el de la bata blanca.

- S-si.

“Mierda. Mierda. Mierda...”

Se sentó allí, y la silla ya se encargó de tumbarle, dirigida por ese tío, claro. Que, inmediatamente después de tumbarle, se puso unos guantes y se acercó a él, para tomarle la mano, acariciándola con el pulgar.

- ¿Bien?

- Un poco nervioso. – “Y sudado. E hiperventilando...” Miró hacia la pared contraria, a ver si lograba calmarse, pero la voz de ese tipo atrajo de nuevo su atención.

- No te preocupes. – Dijo trasteando unas cosas de la mesilla metálica. – Lo peor que puede pasar es que te hagan daño. Y no vas a recordarlo. – Dijo serio, y estalló a reír. - JAAJAJA

- ¡AAAA....JA-JA-JA! – “¡HIJO DE PUTA!”

- Es broma. Intento tomarme las cosas con humor, es bueno en entornos así. Sobre todo con los niños... – Dijo, y le sacó la lengua.

- No soy ningún niño. Solo odio que me toquen la boca.

- Estás en el sitio indicado. – Dijo, de nuevo, pareciendo muy profesional.

- Ya imagino... – Empezaba a caerle bien ese tipo.

Hasta que vio que le acercaba la aguja a la mano.

“Mierdaaaaaa”

 

Fue una cena estupenda, pero era hora de volver a casa, porque los dos tenían cosas que hacer bastante pronto al día siguiente.

- ¿Te acompaño a la puerta? – JongDae seguía comportándose de forma caballerosa, aunque no hiciese falta.

- Hasta el metro me sirve. – Y en dos pasos ya estaban en la entrada.

- Bueno. Por lo menos esto sí lo recordarás, ¿no?

- ¿Quieres parar? Al final me lo creeré.

- Mejor. – Dijo abriendo mucho los ojos, pero dejó de hacer el tonto. - ¿Te lo has pasado bien conmigo?

- Definitivamente sí. ¿Tú conmigo? No sé ni porqué pregunto, es obvio que sí. No has dejado de trolearme en toda la noche.

- No es verdad, también hemos hablado – Sonrió, y MinSeok también. - ¿Podemos... quedar algún otro día...? Te invitaré a comer raviolis.

- Jaja... Claro. Ha sido una buena cita.

- ¿Era una cita?

- No te hagas el sorprendido: fuiste tú el que se me lanzó primero.

- ¡No es cierto!

- ¡Claro que sí! En el ascensor.

- Ahh... Pero ese no fue el primer beso... – Le señaló con un gesto bastante amanerado – El primero me lo diste tú en la consulta.

- Yaa...

- No pienso olvidarlo. – Dijo, y se cruzó de brazos.

- Pues yo no pienso recordarlo. Ni que pudiera Jajajaja – No había dejado de reír en toda la noche, igual que JongDae, aunque él más tímidamente.

- Está bien. – Le dio la mano - ¿Contador a cero? – Y MinSeok la encajó.

- Hecho.

Dieron una sola sacudida, y después de eso tan serio y formal... los dos se atrajeron estirando esa mano para darse un beso.

Sus labios aún sabían dulces por el postre, y la lengua, aunque no estaba nada helada, al contrario; estaba muy caliente.

Las manos encajadas fueron resbalando brazo arriba, pero después se fueron hacia la cintura del otro, acompañando a la otra y acercándose más mientras seguía el beso, enredando sus lenguas, volviéndose muy intenso cuando MinSeok decidió terminarlo.

Le costó un poco abrir los ojos después de eso, y al hacerlo vio que el pelopincho sonreía y le mostraba todos los dientes repasándolos con la lengua.

- Hablamos por Nople. ¡Chaito! – Se despidió bajando las escaleras del metro.

Y le dejó allí, viéndole marchar, como un bobo.

Por segunda vez.

 

 

MinSeok miraba a los fluorescentes preguntándose cómo se limpiarían, si es que se limpiaban, los bancos que había en las calles y los parques, o si simplemente los limaban y repintaban cada vez. ¿Los mojarían cuando limpiaban las calles con esas manqueras hiper potentes?

Y todo eso mientras la dentista terminaba de cerrarle el agujero que había dejado su muela del juicio mal puesta, hablando con el anestesista, ese tipo que le volvió a caer bien cuando sintió el sedante entrando en sus venas y él dijo “¿Es buena mierda?”

- Ya casi estás, MinSeok. – Y dirigiéndose a la dentista preguntó: - ¿Le despierto?

- Tú sabrás, eres el experto.

- Su pulso está bien; se recuperará en unos minutos. ¿Ha ido bien, chico?

- G-güe...

Después del sedante EN VENA (endovenoso) y la inyección de anestesia local directamente en la encía, sabía que podía mover la boca y hablar, pero era como hablar con una boca de corcho. (Un corcho con un absorbía sus babas ruidosamente y le colgaba del labio como un gancho). Esos dos se partían la caja pero se la sudaba completamente.

Pasaba total de ellos, pensando ahora en unos colegas de su clase, y ni se fijaba en que el anestesista le arrancaba el esparadrapo que sujetaba el catéter en su mano, ni que se lo sacaba y presionaba con una gasita, aunque la presionó él mismo cuando él se lo indicó.

- Ah, JongDae.

Vio que su amigo anestesista ya no estaba en la sala, y la doctora se sacaba los guantes y los lanzaba a una papelera.

Estaba hablando con un chico joven, que también llevaba una bata, pero iba un poco encogido llevando unos papeles, que le pasó a ella mientras hablaban.

- ¿Puedes esperarte aquí con él? Tiene que espabilarse un poco; serán unos quince minutos. ¿Eh? – Le sonrió a él y MinSeok devolvió la sonrisa (aún con el gancho aspiradora).

- Claro... Toma.

- Sí, ahora lo relleno. – Se acercó a la silla esa de torturas llena de tentáculos y le acarició el hombro. – Ha ido todo muy bien. Te quedas aquí un rato hasta que puedas marcharte, ¿de acuerdo?

- Güeg...

- Recuérdale que llame a alguien para que lo lleve a casa, JongDae.

- A-ah, sí señora.

Salió de la sala con esos papeles que le había traído el chico, y se despidió con una sonrisa antes de cerrar la puerta y dejarles allí.

- ... ¿P-gues güagarwe g-do?

- … ¿P-perdón…?

MinSeok cogió el tubito ese y JongDae se lo sacó asintiendo.

- Por fin. Jaja... Me sentía súper monguer.

- Jajaja... Ah. – Se acercó al control de la silla, le acercó una especie de grifo con desagüe y dio un botón para que saliera agua. – Enjuágate la boca y escupe aquí. – También le dio un vasito de plástico.

MinSeok le hizo caso con toda la calma, y no entendía por qué, pero ese chico de repente risueño aguantaba la risa, incluso se doblaba.

- ¿Qué?

- N-no, es que... – Se incorporó de nuevo, llevando una servilleta a sus labios. – Se te cae la baba.

- Ah. JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA

- Jajaja... – “Jo, como se nota que está drogado...” JongDae intentaba no ser muy descarado.

“Es... monísimo...”

Ya se había fijado en él cuando le vio en recepción; esa foto del carné no se veía muy nítida pero la imagen en vivo era genial.

Ese Kim MinSeok era más o menos de su edad, muy jovial y divertido con la que parecía su hermana, y luego con ese chico de la sala de espera.

Se sentía realmente afortunado de poder ocuparse de él esos quince minutos, aunque en cierta medida él lo buscó: pidió a los demás de recepción ir él a llevar su ficha. Y ahí estaba: limpiándole las babas con una servilleta después de que escupiera agua.

La veía resbalar por la comisura de su labio inferior, y luego por la barbilla.

“...Joder... Es muy sexy...”

Estaba completamente embobado y entonces ¡ÑAKA!

- ¡A-AHU! – Le mordió súper fuerte el pulgar, y aún su reacción, parecía que no entendía nada.

- ¿Te he mordido?

- ¡S-si...! – Incluso le hizo sangre.

- ¡Ostras! Lo siento; creí que sería mi lengua. JAJAJA Anda, pero si te sale un poco de sangre y todo... ¿No tendrás alguna enfermedad o algo, no?

- Je... N-no. – MinSeok le cogió la mano y se la acercó para poderle ver bien.

- Joder, lo siento tío

- T-tranquilo, estoy acostumbrado a que me muerdan en el trabajo... – Se alejó en busca de alguna tirita o algo así.

- Jajaja... ¿Hace mucho que eres dentista? – No se lo parecía.

- No, veterinario.

- ¿Ve...veterinario? PUAJAJAJAJAJAJAJAJA

- Jajaja... – Era inevitable reírse, porque él se reía de una forma muy curiosa.

- ¿¡Eres veterinario!?

- Lo quería ser antes, pero era duro tratar con animales... Y estudié otra cosa. ¿Es tan gracioso? – Nunca nadie se había reído tantísimo por esa broma absurda.

- ¿En serio eres veterinario?

- Jaja... No. Quiero ser dentista. O higienista.

- Jaja... Odio cuando hacen eso.

- ¿Eh?

- “Uy, has comido raviolis ¿no...? Tienes una partícula de pasta aquí...”

- Jajaja... ¿Es que no te lavas los dientes?

- Pues claro. Más si tengo que venir al dentista. Pero siempre hay algo. Y si no, seguro que se lo inventan... – “No hace falta. Jajaja” La gente nunca se lavaba bien los dientes. Básicamente, no sabían o no lo hacían el tiempo realmente necesario. – Odio ese... ¿Es la anestesia?

- ¿Qué te han hecho? – Preguntó, ofreciéndole un poco de agua de nuevo.

Hizo gárgaras y escupió otra vez, y otra vez le quedaba como en baba en los labios.

- Sacarme una muela.

- Perdona... – Fue a limpiarle y ya lo hizo él.

- Jo, no me siento nada... Siento el dedo y me imagino el resto pero... La servilleta por ejemplo no la siento... – Se clavaba la uña sin querer, así que le frenó.

- Ten cuidado con no morderte la lengua. ¿La sientes?

- Qué va. Bueno, por ese lado sí, un poco... Pero aquí no. Jeje joder, ocupa un montón de espacio en la boca, ¿verdad?

- Jaja... – “Jo...qué mono es...”

- Eres muy mono, ¿sabes?

Se quedó helado y luego se sonrojó de pies a cabeza. Eso hizo sonreír a MinSeok.

- T-tú también.

- ¿Cómo te llamas?

- JongDae.

- Jeje... Supongo que me he pasado...Como sea... Ya lo he dicho ¿no?

- ...

MinSeok se recostó allí, como si la conversación hubiese terminado y simplemente esperase a que alguien le dejase salir de allí, pero JongDae no podía dejar pasar esa oportunidad, menos después de aquello.

- ¿Te gustaría ir a tomar algo?

El chico solo giró la cabeza hacía él, y respondió con una sonrisa burlona.

- Claro. Pero cuando me sienta los labios, sino estarás limpiándome las babas todo el rato, ¿no?

- Sí, claro. Otro día. – “¿Me... das tu número...?”

- Creo que empiezo a sentirlos un poco...

- ¿Sí? – “¿Tan pronto?”

Agarró la mano de JongDae y la llevó directa a su boca. Sus labios se sentían calientes y suaves.

- Espero que no me muerdas... Jaja... – Dijo nervioso, y luego repasó esa sonrisa con los dedos.

“Joder....” Iba a ponerse muy nervioso si seguía mirándole de aquella manera, y seguía.

“Tengo que apartar la mano...” Pensaba hacerlo.

Algún día.

- ¿N-notas algo...?

En lugar de responder, MinSeok le miró a los pantalones y sonrió de oreja a oreja.

“M-Mierda...” Eso le apartó finalmente, pero no le dejó ir muy lejos; le estiraba de la muñeca. ¿Pretendía que se acercase?

JongDae no se decidía, así que él se incorporó de esa silla, y como ya estaba bastante alta, no le hizo falta hacer mucho más que estirar el cuello y esperar, dejando que la proximidad y su mirada aturdiesen más al pobre becario.

Vio que esos labios dormidos se cerraban y besaban el aire; sintió el aliento escapando, lo sintió en los suyos propios, y cerró los ojos para sentirlos verdaderamente.

Se acercó nervioso a ese paciente tan tierno y divertido, dejando que sus labios le acariciaran y le dieran paso a su lengua curiosa.

“Joder, como nos pillen... Si me pillan con un paciente, ¿Me echarán...?”

Sentía las manos de MinSeok calentándole las mejillas y dejó de preocuparse; él también le cogió, pero primero por la cintura y luego por el cuello. Sus bocas se abrían más inclinando la cabeza, sintiendo su lengua recorrerle y rodear la suya habilidosa.

Lo estaba disfrutando, muchísimo, y MinSeok se apartó con una sonrisa.

- Vaya, es raro con la lengua medio dormida. – JongDae estaba aún sintiendo su saliva en los labios. Notaba algo de ese sabor a medicamento, pero no se le hizo desagradable del todo. - ¿No puedo irme ya?

- M-m... sí, pero... ¿P-puedes darme tu...?

La puerta se abrió casi sobre saltándole, y entró el anestesista.

- ¿Todo bien por aquí? ¿Qué tal te encuentras?

- Ah, genial. – Respondió botando de la silla y cogiendo su chaqueta. - ¿Ya puedo marcharme?

- Sí, pero acompañado.

- Ahhhhh.... Bien. Llamaré a mi hermana.

JongDae lo veía todo como si fuese invisible: el anestesista y el chico hablando, luego dándose la mano, despidiéndose, y aunque siguió a MinSeok a la recepción, él no volvió a mirarle, no hasta que iba a tomar la puerta.

- ¡Adiós!

Se despidió con la mano y se fue sin más, dejándole allí. Con una erección marcada en esos pantalones blancos.

Y toda la sala de espera se dio cuenta.

 

Días más tarde, más tarde de esa cena y esa despedida tan tristemente similar a la primera, JongDae estaba aún aguantando burlas de algún que otro compañero, cuando vio a MinSeok cruzando la puerta de entrada e ir hacia él después de saludarle con las cejas.

- ¡Hola! ¿Qué haces aquí? ¿Tienes visita?

Estaba detrás del mostrador, y esperaba que le diese sus carnés como la otra vez, pero, para empezar, para MinSeok era la primera vez, y para acabar, no tenía porqué dárselos.

- ¿Qué quieres? Jaja No tengo visita. He venido a buscarte a ti.

 -¿E-Eh?

Paseó la mirada por esa recepción y empezó a reír.

- Qué fuerte. Recuerdo que estuve aquí, pero no recuerdo nada claro de lo que estuve haciendo ni nada. ¿Y tú? – Preguntó para chincharle. “Qué vida más perra...”

- ... ¿Recordar el qué? – “Hicimos un trato, ¿verdad?”

Se miraron con complicidad, y JongDae se decidió a recoger sus cosas para marcharse.

 

“No pienso olvidarlo en la vida.” 

Notas finales:

:*  

 

#1RW18D


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