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Foxman por Cutest

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Notas del capitulo:

Espero que lo disfruten.

FOXMAN

 

Hoy mis queridos lectores he decidido relatarles una historia peculiar y un poco descabellada para algunos, sin embargo supongo que serán pacientes y disfrutaran de su lectura tanto como yo de narrarla. Pues esto es una historia que pasó hace mucho, mucho tiempo.

Era la época de los 80’s y la vida era particularmente buena para los pueblerinos de Ribell Town. Este pueblo posiblemente parezca ficticio, pero la verdad es que Ribell Town fue siempre un pueblo con gente humilde y de buenas intenciones. Sin embargo no se puede negar el hecho de que había un par de personas que no les agradaba hacer el bien.

Sin embargo, a pesar de que la policía colaborada en su trabajo, Ribell Town tenía un pequeño vengador que lo hacían llamar un superhéroe. Así como suena, un superhéroe, y su nombre era Foxman. Sin embargo el “man” quedaba un tanto descolocado, pues Foxman era nada más y nada menos que un niño de 10 años. Con botas de color negro, guantes negros sin dedos de látex, un antifaz cubriendo el rededor de sus ojos, una cola y unas orejas de zorro y un provocativo jockstrap que permitía mostrar su trasero blanco y redondito, este pequeño héroe semidesnudo combatía el crimen gracias a su súper fuerza y su súper velocidad.

Pero después de casi un año de grandes hazañas el héroe desapareció y ahora todos se preguntaban ¿Dónde está Foxman? Si bien casi nadie parecía saberlo había alguien que sí lo sabía.

Matilde era una joven de 27 años, de pelo castaño y hermoso rostro, que trabajaba totalmente sola en una pequeña tienda que vendía cono pizzas. Eran conos hechos con maza de pizza rellenos con queso. Para algunos un invento interesante, para Matilde una idiotez que solo pagaba su alquiler. Pero Matilde siempre estaba alegre, pues Matilde estaba enamorada de su mayor ídolo: Foxman.

Sin embargo durante un asalto Foxman entró a su tienda y detuvo al malhechor, no sin antes recibir una golpiza tan grande que lo dejó desmayado. Matilde lo atendió rápidamente. Matilde estaba encantaba por tener al hombre de su vida en sus brazos, totalmente sexy y provocador. Sin embargo se dio cuenta de que era un niño después de quitarle el antifaz. A pesar de que Foxman, conocido en su nombre cotidiano como Damián, tuviese un cuerpo flaco y pequeño como el de cualquier otro niño Matilde no supo que lo era hasta quitarle la máscara, lo cual nos lleva a la segunda cuestión: Matilde era extremadamente estúpida.

Sin embargo ella seguía totalmente enamorada de ese niño…a pesar de sobrepasarle 17 malditos años, por lo cual decidió mantener el secreto de Damián a salvo. Aun así no podía comprender el por qué había renunciado a ser un superhéroe.

Lo que nos lleva a la fecha del 3 de marzo de 1985, donde Damián estaba desayunando como era de costumbre en la tienda de Matilde.

— ¿Por qué haces esto? –preguntaba Matilde mientras le mostraba a Damián un artículo de diario que anunciaba la cantidad de días en que Foxman no había aparecido para combatir el crimen.

— ¿Te refieres a no ser Foxman? –preguntó el pequeño Damián. Tenía una mirada encantadora, cabello dorado, un tanto anaranjado y unos ojos azules hipnotizantes.

—Sí, todo el mundo se está preguntando donde esta Foxman.

—He decidido ya no ser un héroe.

—Eso me di cuenta ¿pero por qué?

El hecho era muy simple. Durante mucho tiempo Foxman había peleado con muchos criminales, del cual un par habían tenido poderes al igual que él. Sin embargo el último que los tuvo no solo fue fácil de derrotar, sino que además lo derrotó hace más de cuatro meses. Así fue como detener criminales comunes y corrientes que la policía podía detener tranquilamente se había convertido en algo…aburrido.

— ¿Esa es la razón? ¿Pero y que hay de los criminales normales? Esos son igual de malos que cualquier otro.

—Esos pueden encargarse la  policía, además quiero empezar en una nueva escuela con una nueva vida.

— ¿Sucedió algo en tu anterior escuela?

—Algo por el estilo…

Ese algo por el estilo hacía referencia al hecho de que unos matones intentaron robarle el dinero y él sin darse cuenta y usó su súper fuerza para mandarlos a volar lejos. No murieron, pero dudo que puedan caminar por un largo tiempo…y ese largo tiempo posiblemente se reduzca a un “para siempre”

—Cómo sea, no puedes renunciar a ser Foxman…además, me gusta verte con tu torso desnudo y tu culito al aire repartiendo justicia –dijo Matilde animándose a sobrepasar la relación de amistad que ambos tenían.

—Disculpa ¿qué? –Damián ni siquiera la había escuchado.

—Nada, no importa –dijo Matilde.

Por la radio sonó el sencillo “C´mon Eileen” de Dexys Midnight Runners, una canción rotundamente exitosa en 1982. Nadie estaba en el local y Matilde rodeó la barra en la cual Damián estaba comiendo su cono pizza.

— ¿Bailamos? –preguntó Matilde extendiéndole la mano.

Damián decidió dar el okey extendiendo su mano. Ambos empezaron a bailar lentamente a pesar del ritmo de la canción.

—Es una lástima que Ribell Town se vaya a quedar sin Foxman –decía Matilde.

—Mhm.

—Aunque si tan solo hubiera un crimen interesante ¿tú volverías a la carga?

—…supongo que sí…

—Y si no lo hubiera… ¿te pondrías…

—Oh dios ¿Qué hora es? –preguntó Damián.

—Ah…eh…Casi las doce y media.

—Dios no, llego tarde a la escuela –dijo el pequeño agarrando lo que quedaba de su pizza y saliendo de la tienda.

—Hey, si mañana te consigo un crimen interesante ¿Foxman volverá?

—Solo si es muy pero muy interesante –dijo Damián cerrando la puerta de la tienda.

—Hecho –dijo Matilde en voz baja y con una sonrisa en su rostro.

Sin embargo tenía un cierto desconcierto, pues no pudo terminar de preguntarle a su amado si a pesar de todo él se pondría el traje solo para ella.

Dejando ha estado desconsolada pero intrépida chica de 27 años dispuesta a buscar una buena noticia que volviera a Foxman a la vida real, el pequeño Damián llegaba a las corridas a la escuela. No sabía mucho más que el hecho de que estaba en la clase 4-B. Al ingresar parecía que pocos chicos habían llegado, cosa que lo relajó bastante.

Al sentarse en uno de los bancos un chico estaba que estaba cerca suyo le llamó la atención de manera muy particular. Su cabello era mitad blanco por un lado y mitad castaño muy claro del otro. Pero en esa época muchos querían entrar en una moda donde fueran lo más coloridos posibles, un par de hecho se tenían el pelo, por lo tanto no era su cabello lo que le llamaba su atención, si no sus ojos. El pequeño tenía unos ojos con pupilas de color amarillas, y el centro de las mismas eran de un color dorado y tenían forma como de una estrella. ¿Serían unas extravagantes lentes de contacto o solo una deficiencia de nacimiento? Sin embargo había una tercer cosa que llamaba la atención de Damián y era la ligera sensación de haber visto antes a ese chico.

—Hola –lo saludó Damián al muchacho.

—Hola –el chico pareció sorprenderse, pero lo saludó con una inocente sonrisa en su rostro.

—Disculpa que te pregunte de la nada pero…

—Son reales…es una deficiencia que tengo de chico. Por suerte no me afecta la vista –respondió el niño.

El jovencito ya sabía que sus ojos llamaban la atención, lo suficiente para que saber que cada persona que no conociera que se acercara a él sería para preguntar si usaba lentes de contacto.

—Me llamo Damián –se presentó ya saben quién.

—Michi, un gusto.

— ¿Michi?

—Me llamo Miguel, pero prefiero que me llamen por mi apodo –dijo el niño riendo.

—Oh, de acuerdo Michi –dijo Damián sentándose a su lado.

— ¿Eres nuevo? No te he visto en años anteriores –mencionó Michi.

—Sí, me cambié de escuela.

—Oh ¿tus padres te cambiaron?

—No, no tengo padres, vivo con mis tíos.

—Oh…lo lamento…

—No te preocupes, no es nada de que lamentarse.

Y no lo era. Su padre era un completo golpeador que se enojaba cada vez que Damián pronunciaba mal la palabra Creme Brule, pues era un profesor de Francés obsesivo con la pronunciación. Mientras su madre era una fanática religiosa que por alguna razón en particular adoraba a Krishna, pero no del modo medianamente sano, si no del modo obsesivo compulsivo, a un punto en que llegaba a ser sofocante y peligroso estar con ella. Ambos padres murieron al ser aplastados simultáneamente por un piano. Parece una muerte de película, pero es una poética y sofocante verdad.

— ¿Y tú vives con tus padres? –preguntó Damián.

—Sí, aunque muchos en el colegio me molestan porque mi padre es muy adinerado.

— ¿Muy adinerado? ¿Vives en una mansión o algo así?

—Sí, de hecho sí –dijo Michi sonrojándose –mi padre es dueño de una compañía enorme, asique tiene mucho dinero. Si hasta me molestan diciéndome que mis pupilas don lentes de oro. Como odio a los matones de aquí.

—Hay un par en esta clase que siempre molestan. Eres el chico nuevo asique seguramente irán tras de ti.

 Ese comentario no pareció agradarle mucho a Damián. Si bien unos matones no eran nada en comparación a su fuerza no podía evitar pensar que por dejar a un par en camas fue el motivo que lo hiso cambiarse de escuela.

—Pero tranquilo, yo te defenderé –dijo Michi riéndose de sí mismo.

Esa sonrisa deslumbró a Damián de una manera inusual. Ese pequeño compañero parecía muy optimista y seguro de sí mismo. Además tenía un cierto encanto que le atraía de algún modo. Damián no pudo evitar el hecho de pensar que Michi era muy lindo.

Un par de chicos más entraron, dos de los cuales se veían bastante intimidantes, dejando en claro que eran los matones del curso. El solo hecho de ver a Damián hiso que ambos chicos se rieran y se fueran hasta los bancos más alejados del pizarrón.

— ¿Son ellos? –preguntó en voz baja Damián.

—Mhm…–respondió Michi sacando de su mochila una lata con refresco -… ¿quieres un poco?

—Sí, claro.

Finalmente el profesor había llegado, pero al ser el primer día de clases no hicieron nada interesante. Ha medida que el tiempo pasaba Michi se sentía más a gusto cerca de Damián y Damián se sentía más encantado con la personalidad de Michi. Damián aún seguía con su teoría de conocer a Michi de algún lado.

Fue hora del primer recreo y Michi continuó su charla con Damián. Ambos sin embargo estaban hambrientos y Damián no había llevado nada de dinero.

—Yo tengo de sobra, quédate aquí, ya traigo algo para comer –dijo Michi dándose la vuelta y yendo para el kiosco.

Damián esperó un buen rato hasta que notó que los matones del curso se acercaban. Damián estaba entre las opciones de salir corriendo del lugar o intentar soportar a esos dos idiotas. Ambos chicos se acercaron a él mientras que el niño intentaba evitarlos.

—Hey ¿Cómo te llamas chico nuevo?

—Damián.

—Habla más fuerte, no me quedó claro –dijo el otro matón.

—Damián, pedazo de sordo –se atrevió a decir.

Ambos chicos lo empujaron a Damián a los baños que tenían a su lado.

— ¿Te quieres hacer el malo con nosotros? No te creas la gran cosa.

 

Damián sabía que con su gran fuerza era capaz de soportar los golpes que esos dos incrédulos le dieran, por lo tanto no les tenía miedo. Sin embargo un percance apareció.

En ese momento un niño de ojos de estrella entró al baño con un par de snacks en sus manos. Dejo ambas en el suelo y se dirigió a los matones.

—Chicos por favor, no lo molesten –dijo Michi dirigiéndose a los matones. Lo dijo de un modo calmado y con una sonrisa carismática en su rostro.

—No te metas Michi, no es problema tuyo.

—Chicos, por favor…

Uno de los matones agarró repentinamente a Michi y lo sujetó del cuello. Damián se sorprendió al ver esto e inevitablemente su instinto de Foxman salió de su interior. Agarró con extrema fuerza del cuello a ambos matones, de los cuales uno de ellos soltó a Michi, y los estampó a ambos contra el inodoro más cercano provocando una enorme fuga de agua que bañó a los cuatro chicos ahí presentes. Con los dos matones desmallados, y el agua salpicando a Damián y a Michi, el pequeño de pelo blanco y marrón no hiso más que reírse. Miró sorprendido a Damián.

—Mi héroe –dijo con un tono acaramelado.

La pronunciación de esas dos palabras lo hiso a Damián darse cuenta de donde conocía a Michi. Durante sus grandes batallas como Foxman muchos reporteros del pueblo querían hablar con él, uno de ellos era Michi, que decía ser reportero de un periódico escolar. Michi totalmente fascinado siempre decía que era su héroe.

No hay nada de qué preocuparse en el resto del relato. Ambos matones terminaron bien, mientras que Michi y Damián quedaron esperando en detención.

— ¿Cómo hiciste eso? Tienes una fuerza increíble –le decía Michi sorprendido a su compañero.

—Supongo que fue un ataque de enojo –dijo Damián disimulando.

—Fue fantástico, casi tanto como… -Michi se quedó callado aunque con una sonrisa en su rostro.

— ¿Cómo qué?

—No…deja, va a sonar tonto.

—No, vamos, dilo.

—Casi…casi tan fantástico como Foxman –dijo Michi. De algún modo Damián esperaba que dijera eso, pero pensaba disimularlo lo mejor posible.

— ¿El superhéroe?

—Siiii, dios, no sé qué le pasó, hace tiempo que no ha aparecido.

— ¿Lo admirabas mucho?

—Era genial. Además tuve muchas veces la oportunidad de entrevistarlo para el periódico escolar.

—Oh, genial –ese comentario afirmó el recuerdo de Damián.

—Sí que lo era. Me parece curiosa su apariencia, vestido solo con su ropa interior…excepto por su trasero que se ve por completo.

Damián no dijo nada, solo se quedó callado hasta que el director les pidió que pasaran a la oficina. Si bien el director parecía enojado acababa de tomarse un té de tilo, no sin antes en su casa animarse a comer los brownies que su dulce esposa Jacqueline había horneado, unos dulces brownies que escondían un toque de marihuana que él ignoraba por completo. ¿El resultado? Un director bastante tranquilo y permisivo por ese día.

Ambos personajes se atrasaron para la próxima hora de clases ya que debían bañarse al estar apestados de agua de inodoro. A pesar de que parecía que Michi no lo había reconocido a Damián sin el antifaz decidió que ambos se bañasen por separado, pues tranquilamente su cuerpo desnudo podría relatar su identidad secreta como Foxman…además era tímido…muy tímido. Michi por su parte en su inocente modestia no le importaba en lo más mínimo que lo vieran desnudo. Puede que en la mente de muchos haya quienes dicen que no les interesa que lo vean desnudo cuando en el fondo tienen un objetivo más sexual en su mente, pero Michi no, él se desvestía alegremente sin vergüenza ni doble sentido alguno mientras hablaba con Damián.

— ¿No quieres que nos bañemos juntos? –preguntó Michi.

—Nono, báñate tú en la ducha y yo en otra.

Michi entró a una de las duchas y cerró la cortina de lona.

—Báñate en la ducha de al lado así me escuchas cuando te hablo –le pidió Michi.

Damián sintió este comentario como una petición inocente e infantil que hacía que se sintiera más atraído hacia el pequeño compañero. Una vez que entró en la ducha ambos hablaron de cosas diversas que no tienen relevancia. La única relevancia en esto es que su amistad se forjó con más potencia.

Al momento de ponerse la ropa Damián lo hiso poniendo su ropa interior por debajo de una toalla. Michi simplemente se la puso estando desnudo sin darle importancia a sus partes. Ambos debieron usar ropa deportiva que usaba la escuela para las clases de gimnasia, ya que su ropa normal estaba mojada.

— Si quieres un día de estos puedo invitarte a mi casa, es muy grande y hay muchas cosas para hacer.

Damián lo pensó un momento y no estaba seguro de si aceptar la propuesta.

—Solo si tú quieres claro.

—Mmm…mañana te confirmo –le dijo Damián con una sonrisa que complejo al pequeño de pelo multicolor.

El resto del día fue perfectamente satisfactorio y concluyó con una hermosa amistad forjada. Al momento de volver a su cada Damián parecía estar rodeado por un escudo invisible que impediría cualquier intento de arruinar su día.

Estaba totalmente feliz. Michi le había caído muy bien. No solo era un chico muy lindo y de una belleza peculiar, sino que además era carismático, muy optimista, y además admiraba a su alter ego: Foxman. Incluso de a momento la amistad de ese joven lo entusiasmó de tal manera que se sintió tentado de decirle que él era el héroe que tanto admiraba. Sin embargo decidió no hacerlo, apenas lo conocía y no era momento.

Su tío Francis era un sujeto completamente gordo, con dos líneas de pelo sobre su labio superior que si bien parecía ser barba si te acercabas a ver bien te darías cuenta con extremo horror que eran los pelos de su nariz totalmente largos. Había ganado un reconocimiento en los records. Se ganaba la vida siendo peluquero.

Su tía Brunilda era vieja, esquelética, huesuda y lo peor de todo es que siempre estaba maquillada y pálida, dando la sensación de que parecía estar muerta y lista para un velorio cuando se quedaba dormida en el sofá. Se ganaba la vida siendo maestra de matemáticas particular

Ambos tíos no parecían tenerse mucho afecto entre ellos, ni ellos con Damián, sin embargo al pequeño no le importaba en lo más mínimo. Damián desayunaba en casa de sus tíos y almorzaba en la tienda de Matilde, la única persona que hasta ahora sabía su identidad secreta.

La noche pasó de manera tranquila y sin percances y una vez más el día comenzó para Damián. Se despertó relativamente tarde por lo que se vio obligado a ir directamente a almorzar, una vez más un cono pizza.

Al llegar a la tienda esta permanecía tan vacía como siempre. Matilde limpiaba los pisos mientras sonaba “What’s Love Got to Do whit it” de Tina Turner en la radio. Matilde sonrió al ver que Damián había llegado.

—Finalmente, has llegado futuro Foxman.

Al principio Damián no comprendió a lo que Matilde se refería pero después recordó la promesa de volver a ser Foxman si ella le presentaba un crimen interesante. El joven se sentó en la barra a comer su almuerzo mientras que Matilde entusiasmada por volver a ver a su héroe en acción sacó un par de recortes de diario e impresiones de computadora.

— ¿De qué se trata esto? –preguntó Damián.

—Venta de súper poderes –dijo Matilde sonriendo.

El título de dicha hazaña llamó la atención del joven Damián el cual decidió escuchar la investigación de Matilde. Y la explicación básicamente es la siguiente:

Durante los últimos meses diversas personas que parecían ser normales resultaron de la nada generar extrañas habilidades que se podrían denominar como poderes. Un sujeto empezó a volar, otro controlaba la electricidad y otro incluso podía dominar la mente de los animales más feroces.

Sin embargo esto se debía a un inusual tráfico de una extraña droga que prometía a sus compradores tener el poder que ellos más desearan. Y así lo era…al menos las primeras tres horas. Sujeto número uno calló de una altura de 800 pies de altura provocándole la muerte. Sujeto numero dos se podría decir que recibió una cremación gratis tras la potente descarga de electricidad que tuvo. Mientras que el desgraciado sujeto número tres terminó siendo el desayuno de un león de zoológico. Estos sujetos eran solo uno de los números clientes estafados y mortalmente engañados de obtener una droga que supuestamente le brindara poderes reales cuando en realidad podían ser mortalmente temporales. Por otro lado otros clientes incluso los poderes temporales que tenían eran demasiados para el cuerpo causándoles la muerte.

El tráfico de esta droga ilegal había traído numerosas muertes, especialmente al pueblo de Ribell Town. Todas las pistas parecían apuntar a un adinerado sujeto de negocios, que al parecer tenía comprado a miles de policías y jueces, porque jamás parecía haber pruebas suficientes para ser encarcelado.

Una vez terminado el relato un tanto más detallado de Matilde, Damián no pudo evitar sentir el fuerte impulso de que era un buen desafío para su alter ego. De hecho sentía incluso deseos de que se topara en una pelea contra el jefe de ese tráfico, pues si exportaba con drogas que daban poderes de seguro se enfrentaría contra alguien verdaderamente fuerte.

—Matilde…

— ¿SÍ?

—Foxman está de vuelta –exclamó Damián inflando su pecho orgullosamente.

Matilde aplaudió totalmente feliz por la noticia y buscó entre las hojas que tenía.

—Ten, aquí tengo una foto del sujeto, es una foto que conseguí de él junto a su familia, creo que puedo ayudarte a conseguir la dirección.

Al ver la foto Damián no pudo evitar sentir un choque electrizante recorriendo su cuerpo. Tal vez era una brisa de viento, pero lo más probable era el hecho de ver la foto. El sujeto se encontraba junto a una mujer bella y hermosa, y un niño que parecía ser su hijo…y parecía a la vez ser Michi.

—Matilde…este niño me propuso ir a su casa… -dijo Damián.

Matilde quedó totalmente sorprendida y tal vez un tanto confundida por el comentario.

Al parecer ya era hora empezar a tramar un plan antes de que comenzaran las clases, pues parecía que podían lograr un gran primer paso en el caso al que se enfrentarían.

—RESESO—

La situación era esta en cuestión. Damián, también conocido como Foxman arto de seguir peleando con maleantes genéricos abandonó su identidad de superhéroe. La única chica que sabe su secreto le propuso atrapar a un posible jefe que trafica súper poderes falsos. Aquí es donde venía el meollo de la cuestión: Ese sujeto parecía ser el padre del nuevo amigo que Damián se había hecho en la escuela.

El plan era el siguiente: Mientras que Damián aceptaba ir a casa de Michi, Matilde se disfrazaría para poder infiltrarse en la mansión. Damián entretendría a Michi y en lo posible a su padre también mientras que Matilde buscaría en la oficina del sujeto información que lo incrimine con la causa.

Sin embargo al momento de empezar las clases Damián no pudo evitar sentir que ese plan peligraba o engañaba en cierto modo la relación de amistad que estaba forjando con su nuevo amigo. Michi por su parte se mantenía inocentemente ignorante del plan de su amigo.

—Michi, he decidido que hoy tengo algo de tiempo para ir a tu casa –le dijo Damián.

— ¿En serio? Fantabulantástico –dijo el chico, mezclando Fantástico y Fabuloso de un modo muy extraño.  Aun así por más extraño que sonara, esta expresión le provocó ternura a Damián.

En ese momento Damián sintió mucha culpa por el plan que se estaba poniendo en marcha. Le daba algo de lástima engañar a Michi. El verlo de hecho le provocaba una sensación cálida en su cuerpo que no podía expresar en palabras…era como si de a poco una flor llamado “amor” empezara a florecer. Pero al igual que su identidad como Foxman, Damián había renunciado a enamorarse de cualquier chica o chico tras unas malas experiencias. Sin embargo este pensamiento invadió su cabeza de tal modo que no pudo evitar pensar que tal vez Michi podría ser la excepción a la regla.

El día pasó de manera satisfactoria y al finalizar las clases Damián acompañó a Michi a su casa. Michi parecía estar contento con el suceso.

— ¿Te alegra tanto que vaya a tu casa? –pregunto Damián.

—Sí, me gusta que me vengan a visitar.

— ¿Y nadie lo hace?

—A veces, pero no tanto. Soy un chico bastante solitario, todos me desprecian por tener mucho dinero, aunque no es como si yo lo disfrutara.

Este comentario entristeció en cierto punto a Damián y lo hiso sentir más culpable por el plan que se estaba desatando. Quería compensarlo de alguna forma, pero no sabía cómo. Finalmente se decidió por acercarse a Michi y agarrar su mano. Michi le sonrió  mientras que Damián se sentía algo avergonzado por la situación.

Al llegar a la mansión esta parecía  totalmente gigante. A simple vista lo era, pero por dentro era incluso más enorme de lo que cualquier ser vivo pudiese imaginar. Al entrar ambos entraron a un enorme living donde había un sofá. Una mucama apareció con diversas chucherías para comer. Estas parecían lucir de diversos colores, formas  e inclusive tamaño.

—Me alegra que estés aquí –dijo Michi con sus ojos brillantes.

—Sí…en verdad es agradable…

—Disculpa si aparecen muchas mucamas a cada rato, es que usualmente suelen cuidarme mucho.

—No te preocupes.

Mientras una charla de poca importancia se desarrollaba alguien tocaba a la puerta principal. Al abrirse Matilde estaba disfrazada con un atuendo azul, una gorra  un bigote que no engañaba a nadie.

—Hola –dijo ella con voz ronca.

—Hola –le saludo el mozo que abrió la puerta.

—Soy la plomera…EL plomero…vengo a arreglar las…tuberías?

El simple hecho de escuchar la para nada creíble actuación de Matilde Damián pensó que debería haber pensado en un mejor plan. Al verlo a su amigo distraído Michi se sintió un tanto preocupado.

— ¿Está todo bien? –preguntó el niño.

—Eh…sí –dijo Damián tratando de no prestar atención a “Matilde el plomero”.

— ¿Te estás aburriendo?

—No, para nada. Además acabamos de llegar, sería tonto decir que ya me estoy aburriendo.

—Supongo que sí –dijo Michi riendo.

—Dime ¿te han llamado mucho la atención por tus ojos?

—Sí, bastante. Muchas niñas les parece lindo, aunque no me interesa en lo más mínimo.

— ¿Y eso por qué?

—No lo sé –dijo encogiéndose de hombros.

Y efectivamente no lo sabía. Durante su vida había estado rodeado de muchas niñas lindas que querían robarle un beso, y sin embargo él nunca les hacía caso.

— ¿Te gustan los hombres? –preguntó Damián.

—No todos…me gusta uno en específico…

— ¿Lo conozco?

—Obvio. Foxman, es mi ídolo.

Damián sintió una cierta sensación en su interior. Como cosquillas en su estómago o un calor intenso emanando de él. Sentía como si se le estuviesen declarando. Sin embargo su sensatez le ganó.

—Pero eso es amor de ídolo, lo amas cómo lo que representa…

—No es solo eso. Se ve muy lindo y es tan carismático. No puedo evitar estar enamorado de él –dijo Michi riendo algo sonrojado.

Una vez más, esa sonrisa, ese sonrojo al confesar que ciertamente amaba al ídolo que idolatraba, y el hecho de que él mismo fuera Foxman hiso que Damián sintiera un fuerte flechazo en su pecho. No sabía cómo, ni sabía por qué, ni tampoco le interesaba, el hecho era que ese niño le estaba empezando a gustar. En un momento de despiste Damián recibió un fuerte golpe de una llave de tuerca sin que Michi se diera cuenta. Contuvo el dolor y se giró para encontrarse con Matilde.

Matilde bien atenta a la situación y a la conversación de los jóvenes, sintió celos ante Michi y le lanzó una llave de tuerca de su maletín de plomero sabiendo que esta no le haría el daño suficiente a Damián gracias a su fuerza. Sin embargo el golpe dolió, y Damián giró la cabeza confundido de por qué ella hiso semejante cosa.  Matilde no le dio respuesta, ella era un simple plomero ahora con mucho rencor en sus venas. Al parecer su mala actuación sirvió para convencer al mozo de la puerta ya que entró cómodamente a la casa.

Mientras subía las escaleras Matilde se cruzó con el padre de Michi. Matilde intentando disimular el nerviosismo saludó con la gorra al sujeto y siguió como si nada. El hombre la saludó y continuó bajando las escaleras.  Por mientras los jóvenes continuaron con la charla.

—Michi ¿no será que confundes amor con fanatismo? –preguntó Damián continuando con la charla anterior.

—No lo creo. Cuando sientes que es amor lo sientes de verdad…además es muy apuesto y se ve muy sexy en su traje que deja entre ver su culito. Me pregunto por qué usa tan poca ropa.

De hecho Damián también se preguntaba lo mismo. Había una respuesta razonable a por que usaba esa ropa y por qué tenía los poderes que tenía. Sin embargo eso es historia para otro día. Ahora lo importante era que el plan se desarrollara bien. En ese momento apareció el padre de Michi lo cual intimidó un poco a Damián.

—Hola Miguel –lo abrazó su padre.

—Hola papá –le saludo Michi.

—Has traído un amigo.

—Sí, se llama Damián –exclamó el feliz Michi.

—Un gusto señor –dijo el sujeto estirando la mano hacia Damián. El joven le dio un apretón de manos y ambos quedaron conformes.

— ¿Te quedas a comer algo pa?

—No hijo, tengo trabajo por hacer.

—Oh… de acuerdo…

El padre de Michi llamó a un guardia que estaba en otra de las habitaciones.

—Me gustarían que detuvieran a la muchacha que acaba de subir las escaleras –dijo.

— ¿Muchacha?

—La que estaba disfrazada de plomero hombre. Por favor, piensa un poco, ni siquiera necesitamos un plomero.

El guardia llamó a unos cuantos más que de forma apresurada subieron las escaleras. El escuchar y ver esta escena le dio la pauta de Damián de que el plan fracasó…al menos para Matilde. Esa era  su señal para irse.

—Michi, debo irme –dijo levantándose.

— ¿Qué? ¿Tan pronto?

—Es que debo hacer un par de tareas, en verdad lo siento.

—Oh…bueno, está bien –dijo Michi algo apenado por que su amigo de tenía que ir.

Damián se dirigió a la puerta, no sin antes decirle a Michi que mañana volvería a acompañarlo  hasta casa. Esto alegró al pequeño de ojos de estrella. Apenas cerró la puerta Damián sabía cuál sería su siguiente movimiento: Un plan de rescate.

Mientras Damián planeaba esto, Matilde encontraba con éxito una carpeta en el despacho del Sr. Padre de Michi que parecía contener bastantes secretos sobre la droga de súper poderes falsos, aunque como verán, el éxito no le duró mucho, pues a los 3 segundos se vio obligada a soltar la carpeta al estar rodeada de ocho guardias apuntándola con pistolas. Matilde pasaría las siguientes horas en un calabozo.

Al pasar la noche Matilde se encontraba atada a la pared de un calabozo esposa con cadenas. La habían torturado de mil maneras con tal de sacarle información de “para quien trabajaba” y “por qué quería saber sobre las drogas esas”. Muchas de las torturas habían derivado a hacer los ruidos más molestos del mundo, hacerla ver el documental de Justin Bieber tres veces seguidas, e inclusive leerle un catálogo de Avon durante una hora consecutiva.

Los guardias se mantenían alerta, pues temían el hecho que tal vez alguien pudiera venir a rescatarla. Repentinamente uno de los guardias fue estampado contra la pared y su arma fue destrozada al instante. Muchos guardias fueron a socorrerlo y a ver que sucedía, mientras que una sombra caminaba por el techo de la mansión.

Al escucha los ruidos en el techo Michi miró por su ventana y vio la silueta inconfundible de su gran ídolo. Era Foxman. Terriblemente su padre también había escuchado los ruidos del techo y se preparaba para atacar con su mejor arma posible.

Mientras tanto Damián ya no era Damián. Ahora tenía puestos su cola y sus orejas de zorro. Sus guantes brillantes y su antifaz inconfundible. La noche estaba fría para llevar puesto solo un suspensorio que para colmo dejaba al descubierto su parte trasera, pero así es como él se presentaba ahora. Ahora era Foxman.

Mientras corría por los tejados decidió dar un enorme golpe al techo en el que estaba demoliéndolo por completo. Calló en una habitación llena de guardias que a pesar de superarlos en cantidad no pudieron contra la velocidad y fuerza de Foxman.

Foxman corrió recorriendo la mansión a gran velocidad, derrotando a cada estúpido que lo apuntaba con un arma. Foxman se sentía genial finalmente de poder volver a sentir esa adrenalina otra vez.

Finalmente llegó a la zona del calabozo derribando cada pared que se encontraba. De un solo tirón arrancó la reja donde estaba Matilde y destrozó con sus manos la cadena. Matilde sonrió y lo abrazó.

— ¿Te hicieron algo? –preguntó el pequeño héroe.

—No, estoy bien, mi héroe –dijo Matilde sonriendo.

—Vamos, salgamos de aquí –dijo Foxman agarrando a la joven de su mano.

Pero cuando se dieron la vuelta el padre de Michi los apuntaba con el arma.

—Asique Foxman te mando ¿eh? De esto se trata todo esto.

El héroe no tenía ni tiempo ni mucho menos paciencia para escuchar un monologo asique con su velocidad no solo le quitó el arma al sujeto sino que además lo desmayó golpeándolo en la cabeza con un escombro.

— ¿Hay tiempo de ir por la carpeta? –preguntó Matilde.

—Hay demasiados guardias viniendo, mejor retirémonos por ahora.

Pero cuando estaban por darse a la huida alguien los frenó. Al darse le vuelta una vez más Foxman se encontró con la cara decepcionada de Michi.

— ¿Foxman?

—Mi…hey…tú…

— ¿Por qué haces esto? –preguntó mirando las paredes demolidas y a su padre desmayado.

—Yo…

— ¿Mi padre hiso algo malo? ¿Estás luchando por lo correcto?

Foxman no pudo mantenerse en su papel, fue invadido por el sentimentalismo de Damián. El pequeño héroe se acercó a Michi y apoyando su frente con la suya y agarrándolo de los hombros le habló con la puta verdad.

—Estoy luchando por lo correcto…créeme…

Michi sintió una holeada de calor. Como si ese ídolo que parecía haber perdido acababa de resurgir de sus cenizas. Con su corazón palpitando y dejándose llevar por el hecho de que…bueno, el mismísimo Foxman lo estaba tocando decidió darle un beso. Se acercó a él y le dio un suave beso en los labios. Matilde se sintió totalmente enfadada con esto, pero decidió desviar la mirada. El héroe por su parte se apartó totalmente sonrojado y con su corazón palpitando a gran velocidad. El ver esa cara que  recién lo había besado, mirándolo y lanzando destellos por sus hermosos ojos estrella lo hacía sentirse acorralado del encanto.

Michi sonreía. Acababa de besar a quien más amaba. Incluso si había sido un beso robado fue hermoso.

—Vayan –dijo Michi apurándolos para que se escapasen.

Tanto Foxman como Matilde se retiraron del lugar, mientras que Michi sonreía con completa inocencia en su rostro.

El recate había sido un excito, aunque el plan original no. Pasaron un par de minutos y Foxman y Matilde se encontraban en el pueblo caminando y comiendo un hot dog. Un par de gente reconoció al héroe y lo saludo, otros un poco borrachos se sintieron provocados por su culito y lo tocaron, recibiendo evidentemente una paliza fuertísima.

Foxman no podía dejar de pensar en el beso mientras que ignoraba el hecho de que Matilde le estaba hablando sobre cómo intentar robar la carpeta de nuevo.

— ¿Me estás escuchando? –preguntó Matilde.

—Ah…sí…sí, perdón, tengo la cabeza en otra parte –dijo el joven.

Frenaron en un callejón para terminar de discutir que harían de ahora en adelante hasta que de repente una voz los llamó.

—Foxman –dijo la voz.

— ¿Quién es?

— Ahora entiendo por qué quieres atrapar a Met Con… -dijo la voz en la oscuridad -…aquí te dejo la carpeta que buscabas.

De la oscuridad del callejón de deslizó la carpeta del padre de Michi. Matilde la recogió y reconoció que era justamente la misma carpeta.

— ¿Por qué ma ayudas? –preguntó Foxman.

— Porque busco lo mismo que tú…hacer lo correcto…

— ¿Quién eres? –preguntó Matilde.

El sujeto de la oscuridad se acercó a la luz. Evidentemente decir la descripción dejará en evidencia quien es, pero en fin. Era un niño pequeño, de 10 años tal vez, tenía el mismo traje que Foxman, solo que su cola y orejas eran como las de un mapache, y no usaba suspensorio si no un boxer como ropa interior. Su pelo era…mitad castaño…mitad blanco…sus ojos tenían un destello en forma de estrella.

—Soy Coonman –dijo el pequeño retirándose a gran velocidad, aunque en el medio se llevó puesto un contenedor de basura.

Matilde terminó diciendo lo que todos ya sabíamos.

—Ese era tu amigo –dijo.

—sí, ya se –dijo Foxman, preguntándose qué información habría en la carpeta…o mejor aún…que relación llevaría ahora con Michi.

—RESESO—

La situación era esta en cuestión. Tras un plan totalmente fallido Foxman, también conocido como Damián en su nombre real debió demoler gran parte de la mansión del padre de Michi para rescatar a la falsa plomera Matilde. Finalmente fue el rescate perfecto, no sin antes ganarse el amor y un beso de su mayor ídolo: Michi. Que tras una aparición, disfrazado como un mapache justiciero les entregó a nuestro dúo dinámico la carpeta que buscaban. El plan no salió como esperaban, pero había triunfado.

Una vez en la tienda ambos abrieron la carpeta. Allí encontraron diversos archivos sobre cómo preparar un pastel de cerezas. También sobre cómo hacer una tarta de bananas. Muchas recetas de diversas cosas, pero ninguna información sobre el tráfico de la droga, cosa que desconcertaba a ambos personajes. Había entre medio de las hojas una cantidad interesante de dinero, pero eso no les daba pistas de nada, aunque el dinero estaba atapo con un papel que decía “Para Rodri” lo cual podría ser una pista, o solo dinero para pagar un deuda sin importancia.

Sin embargo a pesar de la decepción Foxman tenía un plan para lograr obtener la información que quería, pues ahora sabía que a pesar de todo Michi estaba de su lado.

Al día siguiente en la escuela Damián llegó lo más temprano posible para hablar con su amigo. Michi había llegado unos minutos después.

—Michi –lo recibió Damián.

—Hola Dami.

—Ven, tenemos que hablar –le dijo el muchacho llevándolo lejos del aula antes de que este entrara.

Llevó al pequeño de ojos estrella hasta los baños y finalmente decidió hablar con sinceridad.

—Michi, soy Foxman –le dijo el joven.

Ante esta noticia Michi sintió una holeada de excitación que recorrió todo su cuerpo. No pudo evitar sonreír por más que lo intentó.

— ¿En serio? –preguntó.

—Es medio obvio Michi, mismo color de pelo, misma fuerza…

—No lo puedo creer –dijo el pequeño. Sus ojos lanzaban más destellos y brillos que de costumbre lo cual encantaba a Damián.

—Ahora necesito que me ayudes…ya sea como Michi o como…ese disfraz raro que tenías puesto…

— ¿Eh? ¿De qué hablas?

—Michi, sé que eras tú el que nos pasó la carpeta anoche.

— ¿Pero cómo lo supiste?

Damián no quería molestarse en explicarle por qué su inusual cabello al igual que sus inusuales ojos lo delataban. Sin embargo Michi dejaría que tanto él como Matilde los acompañaran hasta su casa para intentar robar información de mayor valor para ellos.

—Entonces…yo te besé anoche –dijo Michi sonrojándose. Ese tema era un tema que había atormentado a Damián por toda la noche, y el recordarlo lo hacía sentirse un tanto avergonzado.

—Sí, sí lo hiciste.

—No lo puedo creer…todo este tiempo estuve hablando con Foxman, es genial –dijo el joven.

— ¿No te incomoda saber que me besaste?

—Nopo…además tú ya me estabas pareciendo muy lindo y simpático.

Esa era la forma que Michi estaba encontrando para decirle a Damián que no solo seguía enamorado de Foxman, sino que también de su verdadera identidad, la cual era Damián.

—Oh…entiendo…

Damián no sabía muy bien cómo responder a esto, asique simplemente decidió no decir nada. Él en cierta forma le estaba gustando Michi, pero decidió no tirar más leña a ese fuego que se generaba entre los dos.

El día continuó exactamente igual que el anterior, con la diferencia esta vez de que al salir de clases Damián y Matilde irían a la casa de Michi. Esta vez Matilde se disfrazó de manera algo patética de un chico para disimular ser un joven compañero de los otros dos. Definitivamente Matilde era algo idiota.

Michi les advirtió a ambos que su padre dormía en su oficina a las seis de la tarde y que era un momento perfecto para intentar buscar la información que buscaban. Sin embargo las astucias de la vida son incomprensibles y al momento de hacerse las seis, los tres personajes entraron a la oficina con sigilo. El padre de Michi se encontraba tirado sobre la mesa del despacho, pero no estaba específicamente dormido, sino más bien parecía estar rodeado de un charco de sangre y un puñal en su espalda. Alguien había asesinado al padre del niño de ojos de estrella.

— ¿Quién pudo hacer esto? –preguntó Matilde.

Michi no se inmutó en lo absoluto, su relación con su padre no era lo suficientemente importante como para estar triste por su muerte.

Damián rodeó el cadáver y abrió a la fuerza un cajón de la mesa, sacando de ahí un par de papeles. Entre los papeles había un pequeño frasquito, tan pequeño como un dedo meñique con una sustancia celeste dentro suyo.

— ¿Es esta la droga? –preguntó Matilde.

—Posiblemente –dijo Damián pasándosela a Michi para que la guardase.

Al revisar más los papeles encontraron una locación en específico: un prostíbulo. Había datos de un supuesto proveedor que provenía de ese lugar. Al parecer el padre de Michi vendía los productos, el prostíbulo se los proveía, la pregunta es: ¿Quién los hacía?

Damián tenía la ligera sospecha de que el padre de Michi murió al no entregar el dinero de las ventas a su proveedor, que debía ser el tal Rodri que figuraba en el papel del fajo de dinero que había en la carpeta del día anterior. En ese momento se puso un plan en marcha.

Después de una semana de obligatorio luto de su padre Michi y Damián esperarían afuera del prostíbulo. Matilde entraría vestida de prostituta y buscaría a Rodri. Cuando lo encontrara le pasaría el dato a nuestros héroes y así ambos entrarían para ayudarla a quitarle información al proveedor.

Así fue como Matilde entró al lugar, vestida de la manera más provocativa posible y con un micrófono escondido. Mientras en el techo del prostíbulo Foxman y Coonman esperaban. Ambos estaban algo aburridos de esperar.

— ¿Por qué usaste el apodo de Coonman? –le preguntó Fox.

—Porque Coon es de mapache.

—Sabes que así todos descubren que eres tú ¿no? Tu cabello y ojos te delatan.

—Solo si me conocen de antemano.

— ¿Por qué usas un boxer?

—No tengo idea de dónde encontrar suspensorios…además hace frío para que mi trasero de ponga como piel de gallina.

Foxman no podía dejar de pensar en el hecho de que Michi lo había besado y que en cierto sentido sí le había gustado.

—Michi…

—Coonman.

—Claro…Coonman… ¿por qué estás enamorado de mí?

—Mmm, supongo que me pareces atractivo y muy simpático.

—oh…

—Yo no te gusto ¿verdad?

Foxman no supo cómo responder.

—No pongas esa cara, es natural –dijo Coonman pensando en que estaba siendo rechazado.

—No es eso…es solo qué…no sé, sí me pareces lindo, pero…no soy bueno dando la iniciativa.

Coonman se sintió de algún modo alagado con el comentario. Sin pensarlo dos veces se acercó a su ídolo y le dio un profundo beso.

Mientras que esto sucedía Matilde entraba al lugar, lleno de pecado y corrupción. Sin embargo en su más insensata inocencia decidió empezar a palmear sus manos para llamar la atención.

—Disculpen ¿Hay un tal Rodri por acá?

Todos quedaron un poco confundidos por su petición, pero un sujeto enorme la guio hacia donde estaba  Rodri: Una habitación VIP. Matilde susurró por el micrófono la dirección del lugar.

Mientras Foxman no quería pensar en nada más que sentir esos ricos labios que se atrevieron a besarlo. Empezó a escuchar la dirección por la radio conectada a Matilde y tubo que frenar el beso. Estaba sonrojado y algo confundido.

—Hora del show –dijo Coonman riendo y acomodándose las orejas de mapache.

Foxman asintió y ambos personajes caminaron por los techos del lugar. Coonman carecía de cualquier poder, pero tenía una iniciativa ligera de cualquier cobardía. Foxman demolió la pared de la habitación y entró al instante.

Rodri era un sujeto de piel negra que estaba rodeado de mujeres, entre ellas Matilde que debía cumplir con su actuación lo mejor posible.

— ¿Qué carajos está pasando? –preguntó Rodri.

Al lugar entró Coonman deslizándose con una soga.

—Hey, yo te conozco, eres el hijo de Met Con.

—Oh ¿Es en serio? ¿Tan obvio soy? –preguntó Michi sacándose el antifaz.

Rodri agarró una ametralladora que escondía debajo del sofá en el que estaba. Pero Matilde le dio en la cara con un escombro y le quitó el arma.

— ¿Qué mierda?

Foxman agarró la mano de Rodri y le fracturó la muñeca para imponer un poco de respeto. El sujeto se retorció de dolor un buen rato y el héroe prosiguió.

— ¿Tú mataste a Met Con?

—Se lo merecía, me debía el dinero de la venta de las drogas.

— ¿Quién las produce? ¿Quién las crea?

—No puedo decírtelo.

—Aslo o juro que te quiebro el resto de las extremidades.

—No puedo, es un hombre muy poderoso…más poderoso de lo que jamás te imaginarás…

Foxman sintió una oleada de adrenalina al escuchar eso. Al parecer el jefe final era en verdad poderoso.

—Tú solo dime donde está.

—…solo ve…al edificio más grande de todo el pueblo, ahí lo encontrarás…

Foxman feliz de pelear en serio decidió irse pero el sujeto conocido como Rodri le continuó advirtiendo.

—No podrás contra él, es demasiado fuerte, créeme que es un monstruo.

Pero ninguno de los personajes le hiso caso en lo más mínimo y se dispusieron a ir al edificio más gran de Ribell Town: El pico del cerro, aunque claro, no sin antes pasar por casa de Damián, el cual le prestaría un Jockstrap a Coonman, solo para tener más estilo.

El edificio nombrado como “El pico del cerro” era extremadamente alto y el jefe final estaba allí esperándolos. Los tres personajes decidieron tomar el ascensor, solo por cortesía al edificio. Ahora Coonman iba feliz de llevar puesto el suspensorio que dejaba ver su redondo trasero.

En el momento en que llegaron al lugar entraron a la oficina del sujeto al instante. Un sujeto que tiene algo que ver conmigo…si, tal cual como han leído: tiene que ver conmigo, su relator. Verán, no solo soy el que ha relatado toda esta historia sino que además era justamente el jefe final, el creador de la droga de poderes falsos.

—Te hemos descubierto –dijeron Foxman y compañía.

En lo personal yo decidí darles un aplauso irónico. Los personajes intentaron avanzar, pero me rodeaba un auténtico campo de fuerza.

— ¿Has tomado tu propia droga? –preguntó el incrédulo Foxman.

—Oh no Foxman, nada de eso.

De ahí en adelante decidí decirle a Foxman el verdadero secreto de todo.

Durante toda mi vida me ha gustado escribir diversas historias e incluso Fics que publico en páginas de internet. Sin embargo me di cuenta de que tenía el increíble poder de viajar a las dimensiones de los fics que yo creaba. Con esta idea en mente supe que debía hacer. Por eso decidí crear el fic de Foxman para poder ser yo mismo en esa dimensión el creador de la droga, una droga que te permitía tener el poder que más quisieras pero solo por tres horas. Sin embargo parece que Foxman logró llegar a mí. En conclusión, soy el creador de la dimensión y los personajes de Foxman y podía controlarla a voluntad.

—Eso…eso es mentira –dijo Foxman totalmente enfurecido.

—Es la verdad… este universo y todos los que conoces, incluyéndote no son más que parte de mi retorcida imaginación –les dije a los tres personajes, los cuales me miraban totalmente impactados.

Con un movimiento de mano deshice el arma que llevaba Matilde y lancé su cuerpo telepáticamente hacia el otro lado de la oficina. Foxman destruyó el campo de fuerza y se dispuso a atacarme. Yo lo retuve suspendido en el aire.

— ¿No lo entiendes Foxman? Yo soy el creador de esta dimensión. No eres más que un personaje ficticio creado por mí –dije riéndome.

Usando mi habilidad para controlar el universo y el espacio y abrí un agujero negro en medio de la habitación.

— Y ahora como no tengo por qué seguir con este fic patético destruiré esta dimensión y la reescribiré de nuevo, solo que mejor y sin ti ni tu patético amante.

Así fue como agarré del cuello al indefenso Michi y lo tiré hacia el agujero negro.

—Noo, no, hijo de puta –gritó Foxman.

—De hecho destruiré toda esta dimensión, pero te dejaré a ti vivo para que sufras más –grité al héroe riéndome en su cara.

Sin embargo, a pesar de ser el creador de todo me había olvidado de algo muy importante. Michi se había quedado con una muestra de la droga que tenía su padre, y de algún modo logró ocultarla en su vestimenta provocativa.

Sin que me lo viera venir Coonman apareció volando del agujero negro y me dio un enorme golpe en la cara. Perdí la concentración y caí en el suelo. Coonman se tiró encima de mí y apoyó su mano sobre mi cuello. Sentí una extraña sensación de que me extraían algo y al parecer así era. Al tomar la droga de algún modo el poder que eligió Michi fue uno que le diera la habilidad de quitarme a mí la conexión que tenía con esa dimensión…y lo había logrado.

Al quitarme a Coonman de encima me di cuenta con horror que no podía controlar nada. Mi poder no solo se había ido si no que ahora ¿Cómo haría para volver a mi universo real? ¿Si ya no tengo el poder de viajar a los universos de nada de lo que cree? Todas esas preguntas se resolvieron con un puñetazo de Foxman que me dejaron desmayado.

Ahora estoy escribiendo esto desde la cárcel, atrapado en el mundo del fic que creé ¿Irónico no? Y es que la verdad a pesar de no tener mi poder, quedaron ciertos efectos secundarios que me permiten saber de manera precisa lo que están haciendo los personajes que creé en este momento.

Ahora Damián y Micho habían logrado derrotarme y eran felices juntos yendo a la escuela. Ambos pasaban a la tienda de Matilde a almorzar, y si bien Matilde parecía estar en una pelea constante con Michi por el amor de su gran héroe, Damián parecía estar cada día enamorándose de a poco de Michi.

Ahora juntos combaten el crimen como Foxman y Coonman. A pesar de que terminé horrendamente encarcelado al menos los personajes principales de mi fic terminaron con un final apasionantemente feliz…y mientras intento descubrir una manera de volver a mi universo real disfruto sabiendo las hazañas de estos dos pequeños personajes que aún siguen luchando contra el crimen.

 

Notas finales:

Ojala les hayan gustado esta...cosa rara que esceribi xD si les gusto haganmelo saber y si no...haganmelo saber igual. Por el monento no planeo hacer una continuación a menos que me lo pidan. Por el momento un saludo a todos y gracias por leer.


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