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Eternidad (Suho x Tao , EXO ) por JK483

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Kim Junmyeon se anudo la corbata rojiza de su oscuro uniforme. Estaba frente al espejo de su habitación observando cómo su reflejo le devolvía una expresión somnolienta. Era lunes por la mañana y su estado de ánimo no podía estar más bajo porque sino abría atravesado la corteza terrestre. Suspiro y se dirigió a la cocina donde su madre le entrego su desayuno y le deseo suerte en el examen que tenia a primera hora, aunque la verdad no la necesitaba. Si algo caracterizaba a Junmyeon era su brillante historial académico donde sacar menos de un 87 en un examen era una autentica tragedia, a no ser que habláramos de educación física, donde allí la nota descendía hasta los 60 - 65 puntos.

Cogió la bicicleta y se dirigió al instituto. La verdad es que prefería mil veces antes coger el transporte público a pesar de las grandes aglomeraciones que se formaban. Pero con el traslado de su familia y la entrada a la universidad de su hermano mayor habían decidido recortar en gastos durante unos meses hasta que se volvieran a estabilizar económicamente.

Mientras dejaba la bicicleta atada al lado de la entrada del instituto pensó lo bien que le vendría tener un trabajo para no llegar apestando a sudor. Lo que no esperaba es que la oportunidad de tener unos ingresos extra llegara tan pronto. Para ser más concretos a tercera hora, Junmyeon estaba esperando en la puerta del despacho del director preguntándose porque estaba allí si el prácticamente era un alumno ejemplar.

Cuando le hizo pasar y se sentó en uno de los dos asientos que se encontraban frente a la gran mesa de madera del director observo que en la otra silla estaba sentado un claramente más pequeño que el (aunque no de altura). Supuso que sería de primero año o segundo como mucho. El chiquillo permanecía mudo y observaba distraídamente sus pies que movía lentamente al ritmo de una música imaginaria.

El director una vez estuvo sentado frente a sus dos alumnos sonrió alegremente.

-Junmyeon, seguramente te estás preguntando porque estas aquí. Tranquilo no es por nada malo. - Dijo el director al observar la cara de desconcierto del mayor.

El director Lee se giro y abrió de uno de los cajones del escritorio de madera y saco de el expediente de Junmyeon.

- Eres uno de los mejores alumnos que tenemos en el centro, tanto a nivel académico como a nivel personal. Tienes matriculas en prácticamente todas las asignaturas y en las que no las notas jamás han bajado de notable. Nunca te has metido en una pelea, eres amable con todo el mundo y tus modales son envidiables. Supongo que te estarás preguntando porque te estoy diciendo todo esto.- El director miro fijamente al chico, que su cara había adquirido una gama de colores rojizos después de tales alabanzas.

- ¿Por qué me dice todo esto Sr. Choi? - Dijo el alumno ansioso por saber dónde estaba el punto de esta situación.

- Dime chaval. ¿Nunca has pensado en ser profesor?

-¿C-Como?

-Veras, este chico que está sentado a tu lado es Huang Wang Min. Es un alumno que recientemente a venido a vivir a Corea y apenas habla nuestro idioma. Únicamente habla chino y tiene un ingles muy básico.

-¿Y quiere que le de clases?

- Si. Sacas excelentes notas en coreano y como segunda lengua extranjera tu elegiste chino y según tus exámenes tu dominio de esta lengua es mayor a la de tus compañeros y eso facilitaría mucho la comunicación entre vosotros y su aprendizaje. Obviamente serias recompensado económicamente y el horario os tendria que ir bien a los dos.

 

Jungmyeon miro al chaval que estaba sentado a su lado, tenía la piel más morena que la suya, pero tampoco era algo exagerado. Su cuerpo era delgado, pero se podía apreciar que para su edad tenía una altura considerable. Sus ojos eran pequeños, pero tenía una luz que le daba vida a toda su redonda cara. El niño, al sentirse observado se giro mirando directamente a su posible profesor. Al principio estaba muy serio y Junmyeon se sintió estúpido de sentirse intimidado por alguien más pequeño que el. Entonces el niño sonrió, haciendo que sus ojos fueran solo dos simples líneas y en su rostro aun se marco más la forma ovalada debido a la gran sonrisa que le cruzaba de oreja a oreja.

 

Al ver esa imagen Junmyeon sintió una gran simpatía hacia ese chaval.

-Está bien, lo hare.

-¡Estupendo! Luego te pasare el numero de su madre para que llames y os pongáis de acuerdo con los horarios. Ella habla un poco e coreano, pero dice que no se siente capacitada para enseñar a sus hijos.

 

Después de eso, Junmyeon sigo el horario de ese día como cualquier otro día. Fue a clase, tomo apuntes y escucho atentamente todas y cada una de las palabras del profesor. Luego fue a comer, se sentó en la mesa de siempre con tres chicos mas con los que sola hablar. Park Chanyeol, Oh Sehun y Kim Jongin. A ninguno de ellos les consideraba amigos suyos, pero le caían bien, eran buenos chicos, ninguno tan estudioso como él, aunque todos sobresalían en alguna materia. Les conto que le habían ofrecido un trabajo como profesor particular. Los tres le felicitaron.

- A ver si por fin dejas de quejarte de que eres tan pobre y te dignas a salir de fiesta con nosotros. - Exclamo Chanyeol.

Jungmyeon suspiro, no le gustaba salir de fiesta. La música que ellos escuchaban hacia que le doliera la cabeza, los lugares a los que iban eran auténticos puterios donde cada uno de ellos se iba a intentar pillar cacho a lados diferentes del local, y él se quedaba solo sentado en la barra tomando una cerveza que le había costado demasiado cara. Aunque de vez en cuando también se le acercaba alguna chica con dos posibles intenciones. La primera es que la chica en cuestión con su atractivo físico intentara que la invitaran a una o dos copas. Cosa que Jungmyeon no estaba dispuesto a hacer, así que las chicas al ver que no le sacarían ni un mísero centavo se iban. Las otras, eran las que buscaban un revolcón salvaje de una noche, pero tampoco conseguían nada porque Jungmyeon era de los románticos que pensaba que el amor verdadero, en esperar a la persona correcta y todo eso. Así que también eran rechazadas esas chicas y el seguía solo, esperando a que la chica de sus sueños apareciera ante él.

 

- Chanyeol, pero que dices, si Junmyeon tiene alma de abuelo. No creo que nos quiera acompañar a una discoteca nunca más. - Dijo divertido Sehun.

Todos se rieron ante el comentario de Sehun, Jungmyeon incluido. El resto del día paso son acontecimientos destacables y al llegar a casa le comento a sus padres la oferta de trabajo que le habían dado. Sus padres encantados le animaron a que llamara para concretar los horarios y formalizarlo todo con la madre de Wang min.

Llamo y espero un par de tonos antes de que descolgaran.

-¿Hola? - Dijo una voz muy suave y con un acento chino muy marcado.

- Hola, soy Jungmyeon. Voy a la escuela de su hijo y el director me a comentado de que estaba buscando a alguien que le impartiera clases a su hijo.

- Vaya muchas gracias. Habíamos pensado que fueras cuatro horas a la semana y te pagaríamos 10.000 wons. Sé que no es mucho, pero no podemos pagar mucho más.

-Tranquila señora, ya es muchísimo si pretende que vaya cuatro horas a la semana.

 

La conversación se alargo un poco más, decidieron que lo ideal era que fuera una hora al día de lunes a jueves. Y que le pagarían todo el dinero al finalizar la semana y que las clases las empezarían la semana que viene.

 

El resto de la semana paso lentamente para Junmyeon. Tenía ganas de empezar su nuevo trabajo y volver a ver al chiquillo de los ojos pequeños, le transmitía mucha ternura como si fuera el tipo de hermano que siempre quiso, no como el demonio que realmente tenía que convivir.

 

El sábado fue a cenar con Sehun, Chanyeol y Jongin. Al final acabo invitando él para "celebrar que tenía trabajo y ahora se volvería rico", o al menos esa era la excusa que le dijeron. Aunque a Junmyeon tampoco le importo mucho, total estaban en un McDonalds.

Hacia las 11:30 de la noche se despidieron y Junmyeon tomo el camino a casa. Pero a medio camino vio como un chico le seguía muy de cerca, empezó a correr y el desconocido también. Iba a girar la esquina cuando de repente apareció otro chico con una navaja en la mano. Junmyeon sintió como el terror le invadía el cuerpo entero y sintió un sudor frio recorrerle la espalda. Los dos chicos chocaron las manos y le acorralaron a la pared.

 

-Danos todo lo que llevas chaval. - Dijo el chico de la derecha.

Junmyeon se apresuro a sacar la cartera y a tendérsela. El chico de la izquierda la cogió.

-Cuanto lleva Chen? - Dijo sonriendo sádicamente.

-¿¡Que!? ¡15.000 wones. Solo 15.000 wones de mierda! -Chen cogio los billetes y le tiro la cartera a la cara. Le hizo daño, pero no se atrevió a decir nada.

-Eso no mola Tete. - Dijo el otro chico mirando a Chen. Luego volvió a posar su visto sobre él y le miro de una forma que hizo a Junmyeon estremecerse. - ¡Y tú! Más te vale que tengas algo mas, Tete.

 

Junmyeon asintió y rápidamente abrió su mochila, saco un paquete de chicles, un libro y un par de cosas más. Trago saliva, justo al fondo vio su resplandeciente tablet que se compro apenas hacía dos meses y que tanto le había costado conseguir el dinero. Volvió a tragar saliva y con un nido en la garganta se la entrego a Chen.

-Wow. ¡Esto está mucho mejor Tete! Nos vamos Chen. Y ambos se pusieron a correr, cogieron una moto que estaba aparcada a unos metros de allí y salieron corriendo. Junmyeon intento ver la matricula, pero estaba tapada. Luego, se echo a llorar.

 

El lunes llego a casa de Wang min con ilusión de empezar las clases. Había preparado varias pruebas para ver qué nivel tenía su alumno. Por suerte sabía leer y escribir hangul, ya que si madre se había encargado de eso. Pero nada más empezar las clases pudo apreciar que el nivel de lectura de un niño de tres años era muy superior a la suya.

Pero a lo largo debla hora consiguió apañárselas para que su pronunciación mejorara y le dio una hojas con vocabulario básico que tendría que estudiar para la siguiente clase.

 

Durante la siguiente clase Wang min no solo se sabía el vocabulario a la perfección, sino que lo había ampliado.

Durante las siguientes semanas el niño demostró el esfuerzo que le ponía y ya podía mantener pequeñas conversaciones simples. Así que Junmyeon decidió alargar media hora más todas las clases (de forma gratuita) para hablar con su alumno y que así practicara el coreano hablado.

El niño le hablaba de su vida en china, de la comida de su madre, de que su hermano había tenido que dejar los estudios para ponerse a trabajar y que su madre trabajaba mucho así que estaba las tardes solo.

Junmyeon supuso que su padre estaba muerto o les había abandonado. Porque Wang min jamás mencionaba su nombre.

 

Un miércoles de medianos de octubre cuando Junmyeon llego a casa de Wang min se encontró con un chico muy alto y una mirada gélida como el hielo.

-Hyung, este hermano mi es.- Le presento Wang min. Aun no conjugaba bien las frases, pero en mes y medio había avanzado un montón.

 

El chico se acerco lentamente y observo a Junmyeon de arriba abajo, casi con desprecio.

 

-Hola, soy Zi Tao. Espero no molestar por aquí. Me han cambiado el turno de trabajo.

 

-N...No. No pasa nada. -Dijo Junmyeon intimidado por ese chico. Aunque le sorprendió su dominio del coreano, aunque su lugar de procedencia estaba muy claro al tener un acento tan marcado.

 

Después de las presentaciones Junmyeon inicio las clases. Llevarían una media hora cuando el timbre sonó y Zi Tao fue a abrir la puerta.

Escucho como de fondo saludaba a un tal Baekhyun y Yi Fan.

Cuando los tres entraron al comedor Junmyeon se quedo helado. El chico bajito que se encontraba delante de sus ojos era uno de los que le habían robado dos días antes de empezar las clases particulares. Trago saliva pesadamente. Pero los amigos de Zi Tao y el ya se habían ido. Después de tomarse un par de segundos para tranquilizarse volvió a retomar las clases.

El jueves Junmyeon fue a dar clase rezando a Dios, María y a todos los Santos para no encontrarse en la casa a Zi Tao o a alguno de su pandilla de delincuentes. Pero no tuvo suerte, al menos se conformo con saber de que no estarían sus amigos. Mientras daba clase Zi Tao estuvo por el comedor y Junmyeon no pudo evitar plantearse seriamente salir corriendo en más de una ocasión. Al final la clase finalizo y Junmyeon se fue prácticamente a la carrera.

 

El fin de semana paso rápido, tuvo una comida familiar el sábado y el domingo fue a casa de Jongin a jugar a videojuegos. Y el lunes llego en apenas un parpadeo y de vuelta a la rutina tuvo que volver a ir a esa casa a enseñar coreano. La verdad es que ya no disfrutaba ir allí, Wang min era un encanto de niño y con un sentido del humor muy extravagante, pero aun así muy divertido. Pero, el problema era Zi Tao y sus amigos. Les tenia pánico, con esas pintas de macarras y atracando a pobres estudiantes los fines de semana por la noche.

Poe suerte, ese día no había nadie en casa de Wang min. Así que pudo impartir una clase de forma mucho más profesional y más relajada. Durante la media hora en la que se dedicaban a conversar, (nombre) insistió en enseñarle unos videos de compitiendo en china en un concurso de artes marciales para principiantes.

-Wow. Lo haces muy bien. A mí me gustaría aprender a pelear para poder defenderme.

-Gracias. Mi hermano pero lo hace mejor.

Y después de sonreírle con esos pequeños ojos entrecerrados busco un video en el ordenador y lo puso.

Junmyeon se quedo helado. Era Zi Tao, en un campeonato que a juzgar por las instalaciones y la gran cantidad de espectadores era ya a nivel profesional. El chico de la mirada fría se movía con gran agilidad mientras peleaba contra su oponente. Parecía un depredador a punto de devorar a su presa. Obviamente gano. Junmyeon estaba de piedra, si antes le tenía miedo ahora era autentico terror. Intento no pensar en ello demasiado y le pidió a Wang min que le explicara porque le gustaban las artes marciales.

Mientras Junmyeon bajaba en el ascensor no pudo imaginarse a Zi Tao desgarrando y asesinando a varias personas. Se estremeció. En el portal justo antes de salir a la calle vio como la puerta se abría y apareció Tao. Al verle le miro y se acerco hacia él.

 

-Ho...Hola. - Dijo Junmyeon con tono lastimero.

-Hola. Te quería preguntar una cosa. Tu, podrías darme a mi alguna clase de coreano. Puedo hablarlo, pero no se mucho.

 

Junmyeon palideció. ¡No quería estar a solas con un asesino!

 

-B...Bueno es que la verdad no tengo mucho tiempo con las clases que le doy a tu hermano y el instituto. Lo siento. - Dio una reverencia de 90° y se fue como alma que lleva el diablo.

 

Durante el resto de la semana Junmyeon estuvo de los nervios durante las clases, principalmente porque Zi Tao estuvo todos los días en la casa insistiéndole para que le diera clases de coreano.

 

El viernes por la noche por fin se sintió libre después de una semana muy tediosa, así que decidió ir al supermercado a comprar chucherías en cantidades industriales y alquilarse un par de películas para poder descansar tranquilamente en el cómodo sofá de su casa.

 

Pasó por delante de una pequeña tienda nueva y decidió comprar allí su festín. Cuál fue su sorpresa a la hora de pagar que se encontró a Zi Tao.

 

-H...Hola.

-Hola. - Saludo secamente el chico.

-Gracias. - Dijo Junmyeon recogiendo sus bolsas y dirigiéndose a la salida.

-Espera. ¿Te puedo hacer una pregunta?

-S...Sí, claro.

-¿Porque te caigo tan mal? No te he hecho nada. No te he gritado, no te he insultado, no te he robado....

-No me caes mal Zi Tao. - Dijo Junmyeon aun impactado por el hecho de que había soltado lo de robar como si nada.

-¿Entonces me harás clases? Y llámame Tao, me gusta más.

-B...Bueno ahora mismo estoy.... ocupado pero s...si algún día suelto puedo ayudarte con algo.... -Junmyeon casi se sintió obligado a decir eso. Aunque no le hacía ninguna gracia ayudar a ese gamberro.

-Gracias.

Durante los siguientes 10 minutos comentaron que días les iría bien para las clases o lo que Tao

Necesitaba aprender. Junmyeon no se dio cuenta que mientras Tao hablaba (porque realmente era el único que pretendía mantener una conversación, aunque eso ya parecía un monologo), la tienda ya estaba casi recogida y Tao había introducido en el ordenador las ganancias de ese día y ya estaba cogiendo su chaqueta y las llaves del local para marcharse. Junmyeon resignado le espero, sus dos casas estaban hacia la misma dirección así que no le quedaba otra que ir con el mas de la mitad de su trayecto a casa.

 

-¿Vamos? -Le pregunto Tao

La verdad es que el paseo fue algo incomodo, pero de repente alguien por detrás les empujo y Junmyeon cayó al suelo. El hombre que les había empujado saco una navaja y a gritos les exigió dinero. Junmyeon suspiro aliviado y agradeció por primera vez de tener a Tao con él. Con lo bien que se le daban las artes marciales, seguro que pronto conseguiría desarmar a ese hombre y se podría ir tranquilo a su casa a ver las dos películas. Pero al girarse para ver a Tao la sorpresa pinto su rostro, Tao estaba llorando. Junmyeon al verse solo ante la situación supo que tenía que actuar cuanto antes mejor, le dio una patada al hombre en sus bajos y cuando soltó la navaja la recogió. Volvió a darle otra patada aun más fuerte y cogiéndole el brazo a Tao echaron a correr. Giraron dos o tres calles y por fin aminoraron el paso. Tao aun estaba llorando.

-¿Estás bien? - Pregunto Junmyeon un poco preocupado.

-No. - Y le abrazo para llorar sobre su hombro.

 

Junmyeon llego a su casa y dejo las bolsas de su compra sobre la mesa de la cocina, ya no le apetecía ver ninguna película. Se fue a su habitación y sin siquiera dignarse a cenar se tumbo en la cama y se durmió pensando porque un chico como Tao lloraría teniendo las capacidades para poder defenderse el solito. La verdad es que ver llorar a Tao le había parecido muy extraño en el chico con la mirada de hielo y le despertó en su interior un extraño interés hacia él.

 

El resto del fin de semana lo paso en casa estudiando tranquilamente. Ya había tenido suficientes emociones el viernes. Pero no podía evitar recordar una y otra vez recordar los ojos enrojecidos de Tao.

 

El lunes en casa de Wang Min repasaron las oraciones en diferentes tiempos verbales. El niño aprendía muy rápido y Junmyeon se sentía orgulloso tanto del mismo como de su alumno. Ese día Tao también estaba por la casa, pero ya no intentaba captar su atención para conseguir hablar sobre las clases que quería que le impartieran. Aun así, Junmyeon fue el día en el que más se fijo en el. Y así durante los siguientes días.

 

Observo como Tao a pesar de mantener siempre esa mirada de hielo el realidad era muy expresivo, su forma de hablar, el rato que se dedicaba a observar algo o con un simple giro de cabeza ya podías saber el estado de ánimo de Tao o lo que pensaba respecto a algo.

Aunque es curioso como Junmyeon parecía percibir todos esos sentimientos, pero en cuanto observaba como esos ojos le miraban atentamente era incapaz de saber que era lo que le pasaba a Tao.

 

A principios de noviembre le empezó a dar clases a Tao, el chico realmente era divertido pero Junmyeon aun se preguntaba porque iba con esas malas compañías.

-Tao. ¿Porque te juntas con gente como Baekhyun?

-¿A qué te refieres?

-Atraca a la gente....

-¿Como sabes tu eso?

-....

-Junmyeon...

-El... me atraco un poco antes de que le empezara a dar clases a tu hermano.

-Joder. Lo siento. Hablare con él.

El resto de la clase seguí sin más contratiempos.

 

Poco a poco Junmyeon se fue haciendo más amigo de Tao. Junmyeon se sentía estúpido por recordar el miedo que le había llegado a causar Tao apenas unas semanas atrás. Junmyeon le presento a Sehun, Jongin y Chanyeol con los que hizo buenas migas enseguida. Tao le presento a Yixing y a Luhan, los otros dos chicos que trabajaban en la tienda con él. Ambos eran chinos por lo cual a Tao le hacía sentirse más cerca de su casa o eso suponía Junmyeon.

 

Un jueves, después de darle clases a Wang Min, Tao apareció al salón con Baekhyun al lado.

Junmyeon observo a Baekhyun, el chico iba con una camiseta negra de tirantes, llevaba un chándal blanco marca “Adidos” y unos zapatos “nique” dorados, que dolían a la vista con solo verlos. Encima de la camiseta negra resaltaba un gran collar de falso oro, a conjunto del reloj.

Definitivamente Baekhyun no era su persona preferida en el mundo.

-¡¡¡Hey Tete!!! ¿¿Como estas, Tete?? Tío, lo siento por lo del otro día Tete. - Dijo ese proyecto de humano chocándole los cinco a Junmyeon. Luego saco de una bolsa de plástico lo que parecía ser su tablet, pero sucia y con la pantalla rayada. Junmyeon suspiro, al menos arreglar la pantalla le saldría mas barato que comprarse otra.

Baekhyun quien parecía satisfecho con su “buena obra” sonrió y le hablo a Junmyeon mientras le pasaba el brazo por los hombros.

-Nada Tete, Tu i io no bamo de marxa loko,fiestaka en el parke Tete. Voteion to jarcor.

- Estamos entre semana. - Dijo Junmyeon pausadamente intentando evitar gritarle que volviera al laboratorio de donde había salido.

Baekhyun parecía que iba a insistir pero al final Tao le corto.

-Baek, ya le has oído. Tenemos que estudiar. Ya otro día.

-Vale tete. Chao.

Cuando Baekhyun salió de casa de los hermanos Huang de un portazo Junmyeon no pudo evitar preguntarse como Tao había conocido a semejante cosa.

- Le conozco porque mi madre y la suya trabajan juntas. Y como tenemos casi la misma edad y yo no conocía a nadie cuando vine aquí intentaron que nos hiciéramos amigos. Sin éxito claro. -Dijo Tao como si le hubiera leído el pensamiento y riendo suavemente. A Junmyeon ese gesto le pareció adorable.

 

Pasaron las semanas y con ello el los exámenes, a Junmyeon a pesar de su falta de tiempo libre le salieron impecables, Wang Min pudo aprobar un examen de coreano a pesar de que el resto de exámenes de la materia los tenia suspendidos, aunque a nadie pareció importarle. El chico había demostrado que su nivel había mejorado de forma casi milagrosa en apenas tres meses.

Después de los exámenes vino Navidad y con ello las ansiadas vacaciones. Junmyeon este año había decidido no ir al pueblo y se había quedado solo en casa. El primer día, con Chanyeol jugaron 18 horas seguidas a un videojuego que le habían regalado al más alto. Y con Jongin no se pudo ver porque el había sido llevado a la fuerza al pueblo. Y Sehun desde que se había echado novia no tenía casi tiempo libre.

 

Así que al tercer día decidió invitar a Tao a dormir y a ver una película de miedo. Tao en cuanto vio la caratula de la pantalla con la foto de un fantasma se negó en rotundo poner esa película. Así que al final acabaron los dos en la habitación de Junmyeon hablando. Tao estirado en su cama y Junmyeon sentado en un sillón que tenía en una esquina de la habitación.

 

-¿Sabes una cosa Tao?

-Como quieres que lo sepa si aun no me lo has contado.

-Idiota, te lo iba a contar hora. -Dijo lanzándole un cojín que tenía en el sillón.

- Vale, vale. Haya paz.- Dijo Tao riéndose

-Cuando te conocí me dabas autentico terror. - Dijo Junmyeon preocupado de no dañarlos sentimientos de su amigo.

-Lo sé. Disimulas fatal. Sabes... a mi también me gustaría contarte algo. Es la razón por la que me vine a vivir a Corea. Pero no se lo puedes decir a nadie.

Tao se había sentado y miraba fijamente a Junmyeon. Así que este supuso que era un tema serio.

-Te escucho.

-Veras mi familia y yo vinimos a Corea porque tuvimos que huir del país. Mi padre, tenía negocios turbulentos. - Dijo Tao y Junmyeon. Noto como los ojos se le habían aguado considerablemente. Así que se dirigió hacia su cama y abrazo fuertemente a Tao. -Los negocios de mí padre, eran ilegales. Nunca he sabido a que se dedicaba realmente pero el caso es que tenía negocios y tratos con la mafia china. P...Pero.... -Tao rompió a llorar y Junmyeon sintió impotencia por no saber que decir o hacer para ayudarle. Noto como Tao respiraba hondo y se calmaba.

-Mi padre no cumplió algún trato que tendría con la mafia así que.... le mataron. Yo fui el que me lo encontré.

¿Sabes lo horrible que es ver el cadáver de tu padre medio mutilado en el suelo de tu casa?

-No, no lo se...

- Recuerdo que me quede junto al cadáver durante dos horas hasta que llego a casa mi madre. Obviamente fue todo muy horrible y muy traumático. Pero el caso es que mi madre a pesar de no saber exactamente lo que debía mi padre a la mafia, ella sabía que volverían a por nosotros. Así que nos vimos obligados a huir de la casa.- Junmyeon le miro con pena. A pesar de ser un chico que aparentaba más edad de la que tenia, tal y como estaba ahora hecho una bolita sollozando y intentando no romper a llorar a Junmyeon se le antojo como un niño pequeño perdido en un centro comercial buscando a sus padres y sintiéndose solo. La mirada que Tao le dirigía los primeros días no era una mirada fría, estaba simplemente vacía. Intentando entender cuál era su lugar en el mundo y adaptándose a su nieva realidad.

-Ni siquiera pude enterrarle.... a las 3 horas ya estábamos en el avión llendo a Corea.

Después de un par de horas los ánimos se habían calmado, Tao había llorado y Junmyeon también. Después simplemente permanecieron los dos en la cama de Junmyeon, ambos estirados hablando de cosas triviales para sacarse el mal sabor de boca que les había dejado esa amarga conversación.

-¡Enserio! Es que estoy harto de Sehun. ¡¡Hace más de un mes que no le veo!! Y todo por la dichosa novia que se a echado....

-¿No te cae bien?

- Si que me cae bien. Pero ya no le veo nunca y en el insti me aburro.

-¡Pues échate novia tu también!

-Ja. Como si eso fuera tan fácil. Soy una persona que estúpida de mi aun cree en el amor verdadero y espera a que llegue la persona correcta, y créeme es un coñazo porque a este paso moriré solo.

-No será para tanto.

-¿Y tú?

-¿Yo qué?

-¿Tu cuantas novias has tenido?

-Yo ninguna.

-¿Por qué? - Se giro Junmyeon a morarle con interés. De él se lo esperaba, pero de Tao no. Tao no era ningún romántico estúpido como él y claramente era muy atractivo.

Tao se giro a mirarle también y sonrió de medio lado mientras con su mano empezó a acariciar el costado de Junmyeon. Se acerco al oído de Junmyeon a susurrarle al oído.

-¿Tu qué crees? - Ronroneo suavemente sobre su oreja y Junmyeon pudo sentir su cálida respiración sobre su cuello.

-¿Y... Y novios?

Tao se acerco hacia los labios de su amigo.

-Solo un par. - Y le beso.

El beso fue hambriento y húmedo. Junmyeon se sorprendió a si mismo correspondiendo el beso, abriendo su boca para que una lengua ajena entrara en su cavidad bucal. Notando como las caricias de Tao ya no eran tan superficiales y había colado sus manos por dentro de su camiseta y le acariciaba todo su torso, pero Junmyeon tampoco se quedo atrás, el también acaricio, beso y lamio toda la piel que se iba exponiendo de Tao. No supo cuando se quedo sin camiseta ni cuando le quito a Tao la suya. Pero de repente se encontró con los pantalones desabrochados y sintiendo como la erección de Tao se rozaba contra la suya de una forma muy placentera, el calor en la habitación había subido considerablemente y su temperatura corporal también. Tao gemía contra su oído. Cuando le susurro:

-Más.... Por favor....

Entonces Junmyeon recupero el sentido común.

-Espera espera espera.

-¿Qué pasa?

-E...Es que yo...yo no soy gay. -Después de decir esa frase se fijo en Tao. Estaba medio recostado en la cama a escasos centímetros de el. Su piel brillaba por el sudor y su pecho se movía al ritmo de su acelerada respiración. Sus labios estaban rojos y su mirada cargada de deseo.

Su cuello tenía varias marcas rojas y sus pezones estaban endurecidos y desvió su mirada hacia la baja cintura de Tao donde los pantalones desabrochados y los bóxers un poco bajados marcaban una gran erección Junmyeon al ver aquella imagen se relamió los labios deseoso de probar, succionar y poseer cada parte de si cuerpo.

-Sabes que... ¡A la mierda todo! - Y dicho esto se volvió a lanzar hacia los labios de Tao.

 

Cuando Junmyeon se despertó por la mañana vio a Tao durmiendo a su lado, el chico estaba hecho una bolita y sonreía ligeramente.

Junmyeon le observo, aun no se podía creer todo lo que había pasado ayer.  La confesión del pasado de Tao, el sexo y el "te quiero" que soltó Tao antes de quedarse dormido. Demasiadas emociones para tan pocas horas, pero lo que mas sorprendió a Junmyeon fue que, después de que Tao se durmiera,

Le abrazo y sintió que ese momento era perfecto y que quería a Tao para siempre a su lado, que realmente Tao era eso que llevaba tanto tiempo buscando. Aunque se sintió estúpido por no haberse dado cuenta antes.

-¿En qué piensas? - Le sobresalto una voz somnolienta a su lado. Sonrió y se giro para besar suavemente sus labios.

-En nada.

Al día siguiente decidieron ir a dar una vuelta por el centro de la ciudad. Las calles estaban decoradas con decoración navideña, las luces brillaban, los abetos estaban decorados elegantemente y los escaparates llamaban a entrar a todo aquel qué los viera.

Descubrió que Tao era un amante de las compras, que adoraba una tienda llamada Gucci más que a su vida y que se emocionaba tanto por cada cosa navideña que veía que parecía un crio de 5 años abriendo los regalos el día de los reyes magos.

-Hace mucho frio. - Dijo Tao frotándose las manos.

-Normal. Te has dejado los guantes. Espera. - Dijo Junmyeon sacándose el guante de su mano izquierda y dándoselo. - Póntelo en la mano izquierda.

Tao le miro con cara interrogante pero obedeció. Cuando empezaron andar la mano izquierda de Junmyeon.cogio la mano derecha de Tao. Notando su fría piel. Tao le miro y Junmyeon no pudo evitar sonreír como un tonto al ver la sonrisa de Tao.

-Pero mira que eres tonto. - Dijo Tao dándole un leve empujón sin soltar el agarre de sus manos.

Al final llegaron a una plaza con un gran árbol de navidad en medio. Un grupo de estudiantes estaban cantando para pedir dinero para el viaje de fin de curso. Y la gente se había reunido a su alrededor para escucharlos cantar.

Los dos se quedaron allí escuchando cantar, abrazados como todas las parejas que había a su alrededor, así que tampoco destacaban tanto.

-Sabes. Me encantaría estar así para siempre. Te quiero. - Se atrevió a decir Junmyeon.

-Yo también te quiero.

Y se besaron. Puede que su forma de conocerse o enamorarse hubiera sido extraña, pero se querían y eso era lo único que les importaba.

 

Pasados un par de meses y Junmyeon se vio con la obligación moral de contarles a sus amigos que estaba saliendo con alguien.

 

Aunque sus reacciones fueron bastante diferentes. Sehun simplemente se alegro por él, Chanyeol le miro con asco le soltó un “maricon de mierda” y se fue. A Jungmyeon le sentó mal que su amigo fuera así, pero lo dejo pasar esperando que cambiara de opinión.  Y Jongin simplemente casi muere atragantado con la comida.

 

Después de soltar la noticia, entre clases vino a buscarle Jongin.

 

-      ¿Oye, tú como te diste cuenta de que te iban los tíos?

-      Pues la verdad, fue muy raro. Porque me di cuenta justo después de liarme con Tao. Y es más, después de que nos acostáramos me di cuenta de que me gustaba desde hacia tiempo. Me sentí muy tonto por no haberme dado cuenta antes. ¿Por qué me lo preguntas?

-      Pues… Es que hay un chico, va a un curso más que nosotros, Do Kyungsoo. Pues se ve que le gusto y creo que el a mi también, pero no estoy seguro.- Junmyeon sonrió y le paso un brazo por los hombros a su amigo para reconfortarle.

-      Pues ves a hablar con él. No sé qué haces perdiendo él tiempo hablando conmigo. Ves a descubrirlo. Pero si te lo planteas es que algo sientes, por pequeño que sea. Al menos eso opino yo.

-      Gracias.

 

Junmyeon se rio. Jamás abría pensado que a su amigo le fueran los tíos, aunque realmente tampoco se lo esperaba de él.

 

Con Tao las horas pasaban volando. Era increíble cómo podía pasarse horas hablando con él y jamás se les acababan los temas y si algún día no podían verse se pasaban horas al teléfono.

Al final los padres de Junmyeon empezaron a sospechar así que les acabo presentando a Tao como su novio. La verdad es que no les sorprendió en absoluto la relación de su hijo, ya que a cada lugar donde iba él le acompañaba Tao. Y los dos iban soltando un aura llena de corazones y flores que caracteriza a las parejas recientes.

Y asi paso uno, dos y tres meses. Las cosas no les podían ir mejor. A Wang Min le redujo las clases a dos horas la semana, ya que el niño había conseguido alcanzar prácticamente el nivel de sus compañeros, lo que le dio más tiempo para estar con Tao. Le sabía mal porque hacía mucho que no quedaba con Jongin o Sehun y les echaba de menos. Con Chanyeol, después de unos días el orejudo fue a hablar con Junmyeon le pidió perdón por insultarle pero le dijo que a él esa forma de vida le parecía aberrante y era incapaz de entenderla, así que se podía considerar que su amistad finalizo allí.

A pesar de todo se podía decir que Junmyeon era feliz.

 

Era un viernes de finales de abril cuando Junmyeon llamo a Tao pero este no le cogió el teléfono, y la misma historia se repitió el sábado, aun así ese mismo día recibió una carta de Tao en el buzón. La carta era sencilla. Simplemente tenía la fecha del día anterior y ponía:

¿Sabes que eres lo mejor que me a pasado nunca? Te quiero. ^^

Junmyeon sonrió ante las infantiles ideas de su novio. Y le envió un mensaje al móvil diciéndole que el también le quería.

 

El lunes fue a darle clase a Wang Min, no había recibido una respuesta de Tao, pero supuso que algo le abría pasado a su teléfono. Después de estar llamando al interfono durante media hora llamo al timbre de un vecino.

 

-Hola, perdón molestar. Pero el timbre de la familia Huang no funciona, podrían abrirme por favor.

 

-¿Seguro que no te estás equivocando? Esa familia se mudo el viernes.

 

-¿Q...Qué? – Dijo con la voz entrecortada aun sin podérselo creer. La mujer desde el otro lado del interfono noto la voz rota de Junmyeon.

 

-Lo siento. – Y colgó.

 

Junmyeon se recostó contra la puerta de la calle, le costaba respirar y apenas podía asimilar que Tao se había mudado. En si la mudanza no era gran cosa pero a Junmyeon se le aclararon las ideas y noto que todo encajaba.

La nota de Tao con la fecha, las llamadas sin ser contestadas y el cambio de dirección de la familia entera. Tao se había ido, seguramente para no volver.

Junmyeon hundió la cabeza entre sus rodillas y se puso a llorar.

Volvió a casa pasada la 1 y sus padres le esperaban despiertos para echarle una buena bronca. Pero cuando le vieron entrar con los ojos rojos de tanto llorar fueron a abrazarle corriendo aun sin saber que le pasaba. Se podía notar a años luz que estaba completamente roto por dentro.

 

Pasaron las semanas y entre Sehun y Jongin consiguió volver a levantar cabeza.

 

Pasaron los meses y los años. Junmyeon acabo el instituto, empezó una carrera y la termino. Se caso con una hermosa chica a la que amaba con locura y tuvieron dos hijos. Siempre echo de menos a Tao, pero cada vez era una sombra mas lejana como si solo hubiera formado parte de la imaginación de Junmyeon. Pero siempre quiso saber la razón de que se fuera sin ni siquiera darle una explicación.

 

Habían pasado 25 años ya de eso, cuando Junmyeon subió a un avión por cuestiones de negocios. Iría unos días a Los Angeles por cuestiones de negocios de su empresa.

Cuál fue su sorpresa que al sentarse en su asiento, el hombre que estaba a su lado le hablo.

 

-¿Kim Junmyeon?

 

-¿Perdona? Lo siento pero no sé quién eres. ¿Nos conocemos?

 

-Tranquilo. Es normal después de tantos años. Soy Huang Wang Min. Me diste clases de coreano cuando íbamos al instituto.

 

Junmyeon estaba atónito. Ese niño de cara redonda y pequeños ojos ahora mismo era un hombre de espalda fuerte y mirada segura.

-Wow, perdona estoy un poco sorprendido.

 

Y así estuvieron hablando de cosas triviales durante 20 minutos hasta que Junmyeon se atrevió a preguntarle lo que llevaba rondándole la cabeza desde hacía ya 25 años.

 

-¿Por qué se fue Tao?

 

A Wang min se le ensombreció la mirada.

 

-La mafia china había descubierto que estábamos en Corea y nos estaban buscando. Pretendían matarnos igual que mataron a nuestro padre. Tuvimos que salir corriendo. El quería quedarse, te quería con locura, pero moralmente se vio obligado a irse conmigo y con mi madre sintiéndose responsable de hacer el papel de “el hombre de la casa” y si se hubiera quedado no solo su vida abría corrido peligro sino también de la gente que le rodeaba. Especialmente tu que sabias la razón de nuestra estancia en Corea. Le vi sufrir mucho durante el tiempo que estuvimos viviendo  en Londres. Después el se fue a vivir a América diciendo que necesitaba un cambie de aires, allí conoció a Minseok y se caso con él y vivieron felices durante muchos años.

 

-¿Y ahora? ¿Cómo esta Tao? ¿Está bien? – Wang Min sonrió de forma lúgubre.

 

-Murió hace un par de años por culpa del cáncer. Fue un duro golpe para mí y mi madre. Pero se aprende a vivir con ello.

 

Junmyeon notaba como las saladas lágrimas habían empezado a recorrer sus mejillas. La sensación de vacío que sintió en su interior fue desgarradora. El pensaba que Tao era un capítulo cerrado en la historia de su vida. Pero hay heridas que nunca sanan y vuelven a sangrar, para recordarte el dolor que sentiste al hacértelas y no poder olvidarlo nunca.

 

El resto del vuelo se hizo eterno, Junmyeon y Wang min no volvieron a dirigirse ninguna otra palabra durante el resto del trayecto. El avión aterrizo en el aeropuerto y los viajeros empezaron a bajar de forma ordenada. Después de recoger sus maletas Junmyeon diviso a Wang min de lejos. Este también le observo,  se miraron durante unos segundos y se sonrieron. No hacían falta las palabras, esto era un último adiós, el adiós que no le pudo dar a Tao. Mientras se alejaba del aeropuerto con el taxi hacia el hotel sintió como ese capítulo de su vida se cerraba o al menos eso quería creer. Que después de tantos años por fin savia las respuestas que se había hecho durante años.  Aunque le abría gustado que las respuestas fueran otras.

 

Esa noche subió a la terraza del hotel, descalzo. No le apetecía estar en una habitación. Los recuerdos le atormentaban.

 

Una vez estuvo en la terraza se tumbo en el suelo y observo las pocas estrellas que se podían apreciar en el cielo nocturno de LA, pensó en Tao y en su muerte. Volviendo a alzar su vista hacia los astros rezo para que Tao estuviese donde estuviese se encontrara bien y en paz. Luego se rio, ya que Junmyeon nunca se había considerado y seguía sin considerarse creyente de ningún tipo de religión o similares.

Con un suspiro se levanto y extendió los brazos hacia el cielo y grito. No supo exactamente porque lo hizo, pero sintió como todos los problemas del mundo desaparecían para él en ese instante, aunque no fuera de forma eterna. Cerró los ojos y inspiro el aire de la noche. Sobre sus hombros cayo un peso invisible y sintió como alguien le abrazaba por detrás, pero al girarse se dio cuenta de que seguía solo. El viento rugió y le pareció oír en el aire un te quiero. Si alguien después de los años le preguntara Junmyeon no sabría responderle. Pero en ese momento lo supo con precisión, era Tao.

Corrió hacia la barandilla que separaba la terraza con el vacio y aferrándose bien fuerte a ella grito:

-¡YO TAMBEIN!

 

Puede que sí que existieran las cosas eternas.

 


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