Rin pov.
Durante el almuerzo estaba perdido en mis pensamientos. Veía al resto de mi equipo platicando armoniosamente entre risas y bromas, pero yo simplemente moría de cansancio.
Ya habían transcurrido 3 semanas desde mi primer encuentro con Rei, era maravilloso estar con él. Cada día esperaba verlo; había progresado demasiado en su técnica de natación, pero lo que en verdad me gustaba, era tenerlo en mi cama. El problema radicaba en que el idiota de Sousuke tenía sexo conmigo cada mañana, después me acostaba con Rei y casi en seguida volvía a tener sexo con Sousuke; ya era demasiado, las piernas me temblaban, me sentía cansado constantemente.
Tenía una sonrisa de satisfacción debido a mi pequeña mariposa, pero el imbécil de Sousuke pensaba que se debía a él, lo cual ocasionaba que no me diera ni un respiro y yo simplemente me estaba quedando sin fuerza. Debía idear un plan para alejarme de él un poco o terminaría con todo el semen que podría haber en mi interior.
Estaba meditando en las posibilidades de inventarle una excusa creíble a Sousuke para que no quisiera acostarse conmigo cuando sonó mi celular.
- Nagisa, ¡qué milagro! ¿qué sucede?
- ¿Cuántas mamadas le cobras a Rei por las clases que le das?
¡Puta madre! Casi escupo el agua. Mis acompañantes se me quedaron viendo y yo disimulé con una risa mientras me levantaba de la mesa dejando mi bandeja a medio comer.
Me alejé lo más que pude de la cafetería y entonces hablé.
- ¿De qué carajos hablas, enano?
- De nada que no me hayas confirmado. –Su estruendosa risa me molestaba. –Tranquilo, no diré nada, pero es bastante obvio. Como sabrás, Rei me cuenta muchas cosas y se le salió decirme… Algo con respecto al pago de sus clases, además, constantemente se queja de que le duele la espalda baja, no se necesita ser un genio como para darse cuenta, sin embargo, en esta ocasión no me quiso contar demasiado y tampoco quiso admitirlo, por eso te marqué. Entonces… ¿cuánto llevas poniéndole los cuernos al mamado de Sousuke?
¡Demonios! Estúpido enano. Sabía que Nagisa era un bocón, debía tener cuidado o revelaría más de lo necesario y me metería en problemas.
- No sé de qué me hablas, yo solo le enseño a nadar y le ayudo con su entrenamiento.
- -Sí, y las clases son entre sus piernas ¿no? Jajaja.
- No le veo la gracia, allá tú si me quieres creer, no es mi problema, además, yo estoy con Sousuke y no tengo necesidad de andarle “poniendo los cuernos” como tú dices, está bastante bueno y me complace bastante bien. Ahora si me disculpas… Tengo muchas cosas que hacer con mi equipo.
- Bien, no insistiré en que me cuentes la verdad, ya veré como sacarle la sopa a Rei… Por cierto, yo marcaba para invitarte a una pequeña reunión que tendremos en casa de Haru, mañana a las 8; todos quieren que vayas y si gustas puedes llevar a Sousuke y a quien quieras, al menos que no quieras que se te junten los amantes jajaja. Avísame si vienes, byebye.
La llamada se cortó. ¡Pequeño demonio!.
- Así que estoy muy bueno y te complazco bastante bien…
- ¡Sousuke!
- El mismo que te ama ¿Qué quería Nagisa? –Sus brazos me rodearon por la espalda mientras respiraba en mi nuca haciéndome estremecer.
- Invitarnos a una reunión en casa de Haru, al parecer irán todos y quería que asistiéramos.
- Mmm no quiero ver la cara de estreñido de Haru.
- Te entiendo, no tienes que ir si no quieres, pero son mis amigos y tengo tiempo sin verlos. Yo en verdad quiero ir.