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Amores Irónicos por Alex_Kuran

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Notas del fanfic:

Y aquí estoy, con un nuevo twoshot recién salido del horno. Espero y les guste. Acepto crítica y sugerencias.


Estos personajes no me pertenecen....

Notas del capitulo:

Espero sus reviews para continuar con el segundo capítulo. Y si quieren lemon, avísenme. Aún lo tengo en duda, así que acepto sugerencias.

¿Era en serio? Eso no podía ser verdad. Tenía que ser una broma.

¡Una maldita broma!

 

Sus órbes azules observaron nuevamente la pantalla de su celular para leer respectivamente el mensaje que había recibido y que lo había despertado de su letargo.

 

“Ya no podemos estar juntos. Lo siento, pero ya no te amo.

Gaara.

 

Frunció el ceño con enojo mientras su mandíbula se tensaba ante el cúmulo de sentimientos que lo recorrían internamente. ¿Realmente Gaara estaba terminando con él? ¿Y por un simple mensaje de texto?

Dio varias y profundas bocanadas de aire con el objetivo de calmar la ira y el dolor que crecían conjuntamente en su interior. Aquello no podía ser cierto, se negaba a creerlo.

 

Cuando logró calmarse luego de varios segundos, observó con fijeza la pantalla del celular releyendo nuevamente el corto y conciso mensaje para seguidamente llevar sus dedos a las teclas y comenzar a teclear con rapidez, dispuesto a enviarle un mensaje al pelirrojo para exigir una explicación. Pero repentinamente sus dedos se detuvieron y un pesado suspiro escapó de entre sus labios. No podía dejarse llevar por sus sentimientos y actuar de manera impulsiva, no ahora.

 

Conocía a Gaara perfectamente. No por nada habían sido pareja durante dos años. Por lo que estaba completamente seguro de que no resolvería la situación enviándole mensajes de texto. Sin mencionar que el pelirrojo no se dignaría a responderle. Seguramente para él ya no había nada de qué hablar. Pero no estaba dispuesto a mantenerse de brazos cruzados. Por lo que tendría que buscarlo para no solamente enfrentarlo, sino también para exigir esa explicación que se merecía.

Porque la merecía, ¿Verdad?

 

Cansado de darle vueltas al asunto, cerró con impotencia su celular e inmediatamente lo lanzó hacia los pies de la cama, donde su cuerpo aún se mantenía recostado. ¿Quién diría que empezaría el día con semejante noticia? Durante breves segundos, cerró sus párpados e inhaló y exhalo profundamente en un ejercicio que su pareja, o ex pareja, le había sugerido continuamente. Meditación. Necesitaba dejar a un lado su impulsividad y meditar sus futuras acciones. Y sobre todo, debía encontrar el motivo por el cual Gaara había tomado tan sorpresiva decisión de terminar definitivamente su relación. Pero por más que pensaba y se cuestionaba, no encontraba ninguna respuesta.

 

¿Realmente era su culpa? ¿O acaso el pelirrojo ya no albergaba los mismos sentimientos que él? Aquel pensamiento no solo lo perturbó, sino que provocó que un angustioso y lacerante dolor se instalara en su pecho, quitándole el aliento. Él estaba seguro de sus sentimientos, quería a Gaara, estaba enamorado de él. Por eso se negaba a aceptar ese absurdo mensaje.

 

Con la mente más despejada, abrió sus párpados y desvió la mirada en dirección a la pequeña mesa de noche ubicada a un costado de su cama. El despertador marcaba las cinco y media de la mañana, se había despertado más temprano de lo usual. Pero ahora, una duda rondaba su mente, ¿Por qué el pelirrojo le había enviado el mensaje a tales horas de la mañana? Quizás era para dejarle en claro que no sólo la relación llegaba a su fin, sino que dejaría de buscarlo al colegio como hacía diariamente.

 

Pero si creía que se desharía tan fácilmente de NarutoUzumaki, estaba muy equivocado.

 

Sin una pizca de sueño en su organismo, decidió levantarse perezosamente de la cama. Lo mejor era comenzar a arreglarse. Sin perder tiempo, se encaminó hacia la puerta del baño que se encontraba en su habitación. Una vez en su interior, se deshizo de su pantalón de pijama y boxers  y se dispuso a tomar una larga y relajante ducha, después de todo aún le sobraba tiempo. Luego de varios minutos, salió del baño previamente aseado y con una toalla envolviendo sus caderas. Antes de dirigirse al armario para vestirse, algo atrajo su atención. Su propio reflejo en un estrecho espejo que colgaba sobre la pared. Absorto, se acercó a este para observar con mayor detalle su propio reflejo.

 

Cabellos rubios, ojos azules, piel trigueña y unas curiosas marcas adornando sus mejillas. A pesar de tener aquellas marcas sobre su piel, era un adolescente atractivo. Y no es que fuera egocéntrico, pero él se sentía bastante cómodo con su apariencia y la contextura de su cuerpo. Ya que a pesar de ser delgado, sus músculos resaltaban ligeramente sobre su piel debido al constante ejercicio pero no de manera exagerada. En otras palabras, no era feo.

 

¿Entonces por qué Gaara tomó aquella repentina decisión? ¿Por qué lo dejaba sin importarle el lastimarlo? No lo entendía. Por más que pensaba, no comprendía sus motivos. O quizás, ¿Se debería a que a pesar de dos años de relación, nunca habían tenido relaciones? Posiblemente aquello era la respuesta a sus dudas. Desde los quince años se había hecho pareja del pelirrojo y actualmente con diecisiete años, no se había sentido preparado para dar aquel gran paso y Gaara había sido muy comprensivo con respecto a eso. Nunca le había insistido y mucho menos forzado a intimar.

 

—Calma, Naruto. No te hagas ideas erróneas sin conocer los motivos de Gaara y sin hablar aun con él… —se animó a si mismo y seguidamente se encaminó al armario para poder vestirse.

 

Una vez arreglado y con su mochila colgando sobre uno de sus hombros, con todos sus útiles previamente guardados, salió de la habitación y en cortos pasos llegó a la pequeña cocina de su hogar. Vivía solo desde hace varios años, sus padres había muerto en un accidente cuando sólo tenía ocho años de edad, dejándolo a manos de un pariente. Su abuelo Jiraiya, el cual pasaba más tiempo viajando para escribir sus novelas eróticas que siendo responsable y atento a su nieto. Pero ya el rubio estaba acostumbrado a ello.

 

Durante unos escasos segundos, se mantuvo inmóvil  en la cocina mientras recorría el lugar con la mirada. Era demasiado temprano para desayunar, pero dejando a un lado aquello, sintió la soledad más intensa que nunca. Se sintió solo y vacío, como años antes de conocer al pelirrojo. Negando efusivamente con la cabeza, trató de sacar aquellos pensamientos de su mente para luego dirigirse a la salida.

 

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Había durado casi media hora en llegar al colegio, prefirió caminar y pasar desapercibido entre las solitarias calles que subir a un bus lleno de personas. De desconocidos que posiblemente notarían la soledad y tristeza que surcaba la expresión de su rostro y se reflejaba en sus ojos.

 

Una vez en las instalaciones, se había dirigido a su salón correspondiente el cual se encontraba vacío. Resultaba obvio, aún era demasiado temprano y ningún estudiante llegaría por los menos en varios minutos. Por lo que tomó asiento en uno de los puestos junto a la ventana y perdiendo el poco brillo que tenía en su mirada, se perdió entre sus pensamientos.

 

—Hey, Naruto, ¿A qué hora llegaste? —aquella voz, secundada por una pregunta sacó al rubio abruptamente de sus pensamientos. Y dirigiendo la mirada a la persona que le hablaba, se encontró con el rostro sonriente de su mejor amigo.

 

—Hace unos minutos, me caí de la cama… —forzó una sonrisa mientras trataba de hacer una de sus típicas bromas. No quería preocupar a Kiba, o mejor dicho, no deseaba verse sometido a uno de sus interrogatorios.

 

—Tú no sueles venir temprano. ¿Ha pasado algo con Gaara? —inquirió el moreno observando a su amigo, notando como aquellos ojos azules estaban opacos, carentes de su usual brillo.

 

Inevitablemente Naruto chasqueó la lengua contra su paladar. Kiba solía ser igual de despistado que él, pero en escasas ocasiones llegaba a ser bastante intuitivo. Y odió que esta fuera una de esas ocasiones.

 

—En lo absoluto. Simplemente no pude dormir bien, comí mucho ramen anoche y no le cayeron precisamente bien a mi estómago. Quizás estaban caducados…  —mintió deliberadamente, esperando que su amigo no notara la mentira implícita en sus palabras. No estaba del mejor humor como para darle alguna explicación.

 

Pudo notar en el semblante de su mejor amigo que este no estaba convencido con sus palabras, pero antes de que pudiera realizar alguna pregunta, se vio gratamente salvado cuando Iruka-sensei llegó al aulapara impartir su clase. Su amigo claramente frustrado, frunció los labios mientras tomaba asiento en el puesto que estaba a un lado del rubio, sin dejar de mirarlo de maneraacusadora. Sin duda alguna, el ojiazul no se salvaría tan fácil de Kiba, estaba seguro.

 

Soltando un pesado suspiro, el rubio enfocó la mirada al frente y sacando sus útiles, fingió prestar atención a la clase. Así se mantuvo durante toda la hora, hasta que finalmente sonó el timbre anunciando el receso.No tuvo tiempo siquiera de guardar sus cosas cuando Kiba literalmente se le había echado encima.

 

—Viejo, ¿Qué sucede? —inquirió su amigo, sin apartar sus órbes castañas de las azulinas, en un vano intento de detectar alguna mentira o titubeo por parte del rubio.

 

—No pasa nada, en serio.. —mintió nuevamente, forzando una nueva sonrisa. Quizás el hablar con Kiba le haría bien, peroahora no lo haría. No hasta hablar con Gaara y tener aclarada la situación.

 

Kiba pareció comprenderlo y desistió de sus intentos por hacerlo hablar. Y guardando ambos las cosas en sus mochilas, se dirigieron hacia la salida del salón para desayunar.

 

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Las horas en clases transcurrieron relativamente normales hasta que finalmente el timbre de la última clase se hizo escuchar, provocando que el rubio guardara sus cosas de manera apresurada para salir rápidamente del salón y del establecimiento. Ni siquiera había reparado en su amigo o en sus demás compañeros, eso no le importaba ahora. Lo que necesitaba era hablar con Gaara.

 

Con pasos apresurados, se encaminó hacia el colegio donde estudiaba el pelirrojo, planteando en su mente cada palabra que le diría una vez estuviera frente a él. Estaba tan ensimismado en sus pensamientos, que no supo en que momento había comenzado a correr, chocando con una que otra persona que caminaban por las calles, ignorando sus quejas y ofensas.

 

Cuando finalmente estuvo frente al colegio donde estudiaba el pelirrojo, detuvo sus pasos e inclinó su torso hacia abajo, apoyando sus manos sobre sus rodillas y respirando agitado mientras ligeras gotas de sudor se vislumbraban sobre su frente. Había corrido varias cuadras, demasiadas a su parecer, ya que el colegio que se mostraba ante él no estaba precisamente cerca del suyo. Más calmado luego de unos minutos, irguió su cuerpo y se adentró al lugar, recapacitando inmediatamente en que no solo no conocía dicha institución, sino que mucho menos el aula donde el pelirrojo veía sus clases. ¿Cómo lo encontraría?

 

Sus dudas se disiparon al divisar en la lejanía una conocida y llamativa cabellera rojiza. Sin perder mayor tiempo, comenzó a acercarse con pasos rápidos a su posición. Pero se detuvo abruptamente ante la imagen que se suscitaba frente a sus ojos.

 

Gaara…se estaba besando con otro chico.

 

Sin ser consciente de ello, su cuerpo se había tensado mientras amargas lágrimas escapaban de sus ojos y descendían por sus mejillas. Un intenso dolor se hizo presente en su pecho. Su corazón se resquebrajaba ante la imagen del pelirrojo besándose con otra persona.

 

A pesar del dolor que lo embargaba, pudo sentir las miradas curiosas y burlonas que le dirigían algunos estudiantes, pero no le importaba. Mucho menos los comentarios despectivos de ver a un hombre llorar como una marica.

 

Los murmullos parecieron sacar de su ensoñación a la pareja que no dejaba de besarse frente a él, la cual al notar la presencia del rubio se separaron y lo observaron con fijeza.

 

Naruto notó con suma facilidad como el semblante de Gaara cambiaba de su usual máscara fría a la sorpresa de verlo allí. El pelirrojo no se había esperado el verlo en su colegio y el rubio jamás imaginó que se toparía con semejante escena.

 

—Naruto…. —susurró el pelirrojo sin apartar sus ojos aguamarinas del ojiazul,claramente dubitativo entre si debía acercarse a él o no.

 

Pero para el rubio, escuchar su nombre salir de los labios de su ex pareja sólo incrementó el dolor de su pecho. Por lo que bajando la cabeza, dejó que los mechones de su cabello cubrieran sus ojos. No deseaba mostrarle su debilidad ni lo herido que se sentía  al descubrir su clara infidelidad, pero ya era demasiado tarde.

 

Con unos ligeros temblores azotando su cuerpo,  se giró rápidamente y comenzó a correr en dirección a la salida. Ya había visto lo suficiente.

 

Gaara no lo amaba.

 

Y él necesitaba escapar de la realidad de eso.

Notas finales:

Capítulo modificado.

¿Merezco algún review?


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