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Somebody por NeSLY

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Notas del fanfic:

Ninguno de los personajes me pertenece.

Espero que lo puedan disfrutar.

 

Somebody

 

 

Siempre desee poder vivir solo, vivir en una isla desierta y construir paredes a mí alrededor.

Pensaba que ese era el verdadero sentido de la libertad.

Que nadie más se preocupara por mí.

Alguien como yo no podía entender porque extendías cada día tu mano hacía mí.

 

 

 

Jongdae suele levantarse temprano todos los días.

 

Es una costumbre desde que la hermosa sonrisa de Minseok invadió sus sentidos y lo hizo perder la noción del tiempo por primera vez. Desde entonces y acompañado por esa entusiasta versión suya de la vida se le acercó durante el receso, extendió su mano y con una sonrisa en sus labios pronunció “Soy Jongdae y tú el amor de mi vida, a partir de ahora tienes completamente prohibido mirar a alguien más” La mano que Minseok inocentemente había estrechado en un inicio se alejó de inmediato mientras lo veía con sus ojos abiertos de par en par y Jongdae simplemente le sonreía de nuevo antes de marcharse de ahí.

 

Unos metros después, Jongdae pudo escuchar a la perfección la hermosa voz de Xiumin gritando audible y sonoramente a su amigo “¡No te rías Luhan hyung!”

 

Desde entonces, acosarlo se había vuelto casi una costumbre.

Minseok era un niño hermoso, pero aquel apodo tuvo que ser reemplazado de inmediato en cuanto descubrió que el muchacho de hermosos cachetes era tercer curso, junto a Luhan, Yifan, Junmyeon y Yixing. Jongdae no podía creer que aquel dulce rostro fuera casi un año y medio mayor a él.

 

Pero estaba bien, al estar en segundo sus salones estaban casi uno junto al otro. Y eso le permitía verlo cada mañana, pedirle una cita a pesar de ser rechazado cada vez. Jongdae incluso llegó a sentir un poquito de envidia cuando su mejor amigo Baekhyun, una mañana de primavera llegó radiante a contarle que había empezado a salir con Chanyeol. Si, ese chico de sonrisa extraña que se sentaba en los asientos traseros del salón y que difícilmente lograba sacar la nota necesaria para pasar en las materias.

 

Según Baekhyun se habían reunido para estudiar. Jongdae no podía entender ¿estudiar qué? Si Baekhyun era igual de mal estudiante que Park, pero aquella vez prefirió no decir nada, aunque la risa altiva de Kyungsoo parecía haberlo dicho todo. Baekhyun no le tomó importancia y siguió en su nube el resto de la semana, el mes y ya iban para el año entero.

 

De eso hace tanto tiempo…

 

Kyungsoo y él solían alejarse de esos dos cuando empezaban con sus rutinas de besos. “Son insoportables” musitaba Do cada que los veía en la distancia “Al menos Minseok y tú no son así” Jongdae sonreía un poco complacido, un poco porque en ocasiones si le gustaría ser así, le gustaría poder estar el día entero pegado a Minseok y abrazarlo. Besarse hasta que sus propios labios se hincharan.

 

Pero Minseok no era así, él solía ser un tanto frío y distante.

Pero Jongdae lo aceptaba.

 

Porque un día cuando el invierno había llegado y Jongdae había decidido darle un poco de paz a Minseok, esa misma tarde en la que él había olvidado su sombrilla Xiumin hizo acto de aparición por sí solo, cubriéndolo con una sombrilla roja y su mirada lejana de siempre “¿Has estado enfermo? Porque no te he visto en los últimos días” Jongdae habría querido tirársele encima en ese instante. Pero el cuerpo le pesaba como si sus huesos se hubieran convertido en algún metal pesado y su respiración caliente lo hacía suponer que la fiebre había vuelto hacía él.

 

¡Hey, Jongdae!

 

Esas habían sido las últimas palabras que había logrado escuchar antes de perder el conocimiento y despertar varias horas después en la enfermería. Él ni siquiera sabía que el otro recordaba su nombre cuando antes solamente se dignaba a ignorarlo o soltar escuetos “No” “Piérdete” “Jamás”. Pero eso había sido lo más cálido que su corazón hubiera podido recibir.

 

Cuando se pudo sentar Minseok estaba ahí, a unos metros de su cama, sentado en una pequeña silla, viendo las gotas de lluvia caer. Jongdae pensó que no era un capricho tonto, era él, esa persona que no se vuelve a encontrar. Ese amor que te hace admirarlo aun cuando el paisaje está alejado del idilio. Porque él crea por si solo todo el idilio necesario.

 

—Minseok…

 

—¿Cómo te sientes? —aquello parecía haberse convertido en una cordialidad, porque de inmediato se había levantado, empezando a recoger sus cosas, dispuesto a marcharse de ahí— Que bueno que hayas despertado, la enfermera llamó a tus padres, están en camino. Yo ya me tengo que ir.

 

—Pero aún llueve.

—Sobreviviré.

 

Minseok ya había terminado de recoger todo cuando Jongdae sonrió.

Justo ahora la indiferencia dolía más que ese terrible dolor de cabeza asentado ahí por culpa de la gripe.

 

—Minseok hyung… —la sonrisa de Minseok, esa que no se podía ver a diario, pero que él había acostumbrado a contemplar en la distancia, se hizo presente entre sus recuerdos— ¿en serio no tengo la más mínima oportunidad?

 

El suspiro de Minseok lo había hecho sentirse agotado de repente.

 

—¿Por qué quieres estar con alguien como yo? —Extrañamente Minseok sonaba contrariado y apretaba con fuerza la sombrilla en sus manos— Tú deberías estar con alguien como tú, a mí no me gustan las cursilerías de andar abrazados todo el tiempo, no me gusta tener que ser dulce o atento, ni…


Las manos de Jongdae habían hecho su camino velozmente.

Tomaron las mejillas que tanto le gustaban y sus labios besaron fugazmente a los contrarios.

 

—A mí me gusta el Minseok que tengo en frente. No necesito a nadie más.

 

Minseok lo había mirado de una manera tan parecida a la suya cuando lo veía a él, que sus sentimientos se dispararon sin control en cuanto el mayor le regaló esa primera sonrisa que ya nunca más podría olvidar. Y luego lo besó, lo besó como todas esas veces que Jongdae había deseado tener.

 

Así que siguiendo esa costumbre de cada día, Jongdae tomó el camino más largo hacía el Instituto, desviándose entre algunas calles, con una sonrisa en el rostro y brillando como cada día en que verlo era la mejor parte del día. A pocas cuadras de llegar, sacó el pequeño jugo de naranja y a unos metros de llegar a la puerta lo vio salir, con su maleta a la espalda y con una sonrisa en los labios. Igual de hermosa que siempre, igual de resplandeciente que cada día.

 

—Buen día.

—Buen día, hyung.

 

Jongdae extendió el jugo de naranja a la mitad y el mayor, rodeado por esa particular costumbre la tomó entre sus manos y agarrando a Jongdae por el cuello besó sus labios. Luego sencillamente caminaron, con el improvisado desayuno diario mientras se dirigían al Instituto y al finalizar la pequeña botella, Minseok entrelazaba sus manos y conversaban de lo genial que era estar en los últimos días de escuela. De las prontas vacaciones que estaban por venir.

 

 

 

Yixing podía ser ese tipo de personas que la gente consideraba extrañas.

 

Su mirada solía perderse por un largo periodo de tiempo en la nada, y al inicio cuando llegó a Corea de intercambio, su acento tampoco parecía ser lo suficiente bueno. Así que pasaba gran parte de los días solo, mientras leía algún libro que su hermana le mandaba por correo y que lo distraía a ratos. Pero eso cambió el día en que el presidente escolar con una gran sonrisa y su uniforme pulcro se habían puesto frente a él ofreciéndose a ayudarle con lo que se le estuviera complicando con el idioma o las materias.

 

Yixing solía ser amable, pero no imagino que hubiera más personas como él.

 

Su hermana después de todo siempre había procurado advertirle acerca de las demás personas y su completa confianza con el mundo entero. Junmyeon era su nombre, y por alguna extraña razón, Yixing decidió ese día desobedecer a su hermana mayor y confiar en él.

 

Ahí, fue cuando empezó a enamorarse de Junmyeon.

 

De pronto un día estaban estudiando matemáticas, al otro practicando el idioma, un día de la nada Yixing estaba tocando el piano para Junmyeon y él cantando como si fueran el complemento perfecto. Una tarde de primavera el mayor le había pedido que se tomaran una foto juntos. Yixing tuvo esa foto en su celular a las pocas horas, la veía cada cierto tiempo, con algo de regularidad, tanta que pensó que debía ponerla de fondo, y así evitarse el trabajo de estarla buscando cada vez que quisiera contemplar lo bien que parecían verse los dos juntos.

 

Pero una de esas tardes, mientras Junmyeon terminaba unas tareas de la junta escolar y Yixing afinaba su guitarra, la tarea del mayor parecía haberse alargado más allá de lo normal. Yixing vio ya perdidas sus intenciones por ir al cine después de aquello, pero Junmyeon repentinamente había cerrado su laptop y se había sentado junto a él.

 

—Yixing… —La mirada de Junmyeon era tan extraña entonces, que Yixing no pudo más que sentirse contrariado, parpadeando lentamente y sin hablar, esperando porque el mayor pudiera continuar— Yo… vi la foto, el fondo de pantalla que tienes en tu celular— Yixing entonces solo había asentido— ¿Podría preguntarte porqué la tienes ahí?

 

—Porque me pareció que nos veíamos realmente bien juntos, hyung.

 

Junmyeon pareció sentirse en desconfianza, porque apretó sus manos con fuerza y había dejado de mirarlo de repente. Yixing solo sostenía la guitarra entre sus manos y esperaba porque el mayor agarrara valor otra vez.

 

—Esas cosas solo la hacen las parejas, Yixing.

—¿Está mal acaso? —Yixing había sonado incluso culpable, por lo que Junmyeon velozmente había sacudido su cabeza y negado fervientemente.

 

—Yixing… tú… —Junmyeon cerró los ojos un segundo, y luego volvió a mirarlo a los ojos— Tú de verdad me gustas, Lay.

 

Se había quedado sin palabras, completamente estático. No recuerda ya el tiempo que pasó sin moverse pero supuso que había sido bastante puesto que Junmyeon se había sonrojado y levantado de su lugar torpemente antes de sonreír incómodamente y rascar inconscientemente su nuca.

 

—Está bien Xing, te entiendo… no quiero que te sientas incómodo con lo que acabo de decir. Puedes olvidarlo si así lo deseas, yo no debí…

—¿Por qué te estás retractando? —Ahora el confundido era Yixing, dejó la guitarra a un lado y se paró justo enfrente de él— Tú también me gustas Suho.

 

Los ojos de Junmyeon eran realmente hermosos.

Yixing lo reafirmó durante los segundos que tuvo para poder contemplarlo, mientras el mayor parecía haberse quedado sin palabras al igual que él, minutos atrás.

 

—¿En serio?

—En serio —Yixing rió, acariciando el rostro perfecto de Junmyeon— ¿por qué estás siendo tan inseguro, hyung?

—Quiero estar seguro antes de hacer esto.

 

Pocos segundos después, Yixing recibió los labios de Junmyeon, tan parecidos a como los había imaginado días atrás.

 

—¿Aún te falta mucho?

—Ya termino.

 

Yixing suspiró nuevamente, apoyado en la mesa que compartían mientras Junmyeon terminaba de responderles unos cuantos correos a sus padres que se encontraban de viaje en China, y esperaban por los dos apenas el viaje escolar del fin de semana terminara. Yixing no sabía cómo sentirse al respecto, los padres de Junmyeon y los suyos se habían conocido ya; y solo faltaba que ellos dos llegaran para que Junmyeon soltara la bomba de que se irían a estudiar juntos a Estados Unidos, y que por supuesto se irían a vivir juntos.

 

Los nervios lo atacaban en momentos como ese, en el que se distraía lo suficiente como para notar que Junmyeon ya había cerrado la laptop y se había acercado lo suficiente como para robarle un beso.

 

—¿En qué pensabas?

—En el grito que darán nuestros padres cuando les digamos lo de la beca en Estados Unidos.

—Oh, vamos. Apuesto que la noticia del embarazo de tu hermana va a lograr más conmoción que lo nuestro.

 

Yixing sonrió entre sus brazos, de algún modo Junmyeon había logrado apretarlo en un extraño abrazo.

 

—Mis padres van a pegar el grito en el cielo.

—Tranquilo, ella ya es una adulta y su novio piensa responder. Todo estará bien.

 

Esta vez, Yixing suspiró, levantando un poco su cabeza para poder recibir otro beso de Junmyeon.

 

—¿Crees que seré un buen tío?

—Serás el mejor tío de todos, y cuando no sepas que hacer con esa máquina de llanto, yo estaré ahí para que juntos le cantemos una canción.

 

Junmyeon lo abrazó con fuerza y besó su frente.

El aroma de Yixing embriagándolo por completo.

 

 

—¡Hyung, espera!

 

Kyungsoo rodó los ojos en cuanto escuchó la voz de Jongin a su espalda, y sabía por experiencias anteriores que fingir que no lo había escuchado era inútil. Así que se detuvo y espero porque el menor terminara de acercarse y con esa sonrisa amplia que tenía le dijera una de las tantas tonterías que siempre solía soltar.

 

—Hyung, hoy es el último día de clases, y lo más seguro es que no nos veamos hasta dentro de dos meses así que me gustaría invitarte a cenar esta noche ¿qué dices?

—Jongin… —Kyungsoo pronunció su nombre con bastante seriedad— ¿cómo quieres que te lo explique? Tú y yo no tenemos nada que hacer juntos. El próximo año estaré en tercero y tú…

 

—¡Y el próximo año yo estaré en segundo! —Jongin suspiró despacio— Realmente no entiendo cuál es el problema Sehun es mi mejor amigo, está conmigo en primero y salé con Luhan de tercero. Ellos se llevan dos años y no veo que nadie diga algo. Tú y yo apenas tenemos un año de distancia.

 

—Pues resulta que Sehun piensa como una persona dos años mayor a su edad, tú en cambio pareces pensar como un crio de catorce.

 

Kyungsoo entonces terminó de caminar hasta la cafetería, girando sin importarle la voz caprichuda de Jongin a su espalda.

 

—Hyung… —Se lamentó el muchacho— ¡Hyung! Que tengo dieciséis, no catorce.

 

Aprovechando que Jongin no lo podía ver, Kyungsoo sonrió divertido.

Jongin resultaba tan terriblemente encantador a veces…

 

 

 

—¿Y? ¿Qué tal?

 

Zitao miró al mayor con los ojos llenos de esperanza, fue como si el tiempo hubiera ido más despacio de lo normal, el momento en que Yifan tomaba con los palillos el pequeño rollo  y lo llevaba a su boca, el mayor dio unas cuantas mordidas sin mostrar demasiada expresión en su rostro y Zitao esperó. Impaciente y mordiendo su labio inferior.

 

—¿Entonces? ¿Quedó bien?

 

Yifan había levantado su dedo pulgar como respuesta, masticando ahora incluso más despacio.

Así que Zitao entrecerró los ojos en desconfianza.

 

—No te creo.

 

Tomó un par de palillos y decidió llevar uno de los rollos a su boca, su reacción a diferencia de Yifan fue inmediata; escupió el rollo y tosió bruscamente.

 

—¡Está salado! —Buscó la limonada que había preparado y al beberla tuvo que detenerse de inmediato también— ¡Está demasiado dulce!

 

Yifan sentado junto a él solo sonrió un poco, mientras le extendía la botella de agua que había estado bebiendo desde hace un rato.

 

—¿Los tallarines estaban igual de mal?

—Algo insípidos la verdad.

—¿Cómo te has podido estar comiendo todo esto?

 

Zitao más bien parecía indignado, y Yifan encontraba aquello entre lindo y divertido.

 

—Pues una persona muy especial para mí se levanta muy temprano todas las mañanas y pone mucho esfuerzo en ello así que mi manera de retribuírselo es siendo un buen comensal.

—Puedo provocarte una indigestión un día de estos —Zitao se lamentó, agachando la cabeza mientras Yifan acariciaba su cabello con cuidado— …Soy un inútil.

 

A Yifan le gustaba el clima de esa tarde en especial, sentados bajo el árbol que a Zitao le gustaba tanto sin una razón en particular, lo abrazó. Besó sus cabellos y dejó que el viento moviera un poco sus cabellos.

 

—No lo eres Zitao, eres lo mejor que me ha pasado en la vida ¿de acuerdo?

—Pero no soy capaz de hacer ni un almuerzo decente. ¿Qué llevaras entonces mañana en el viaje?

—Compraré algo por ahí, igual que los demás.

 

Zitao respiró profundo. Y trató de olvidar ese pequeño instante, empezaría a pedir ayuda  con eso de la comida. Especialmente cuando volvieran a China en unos meses y Yifan empezara a ir a la universidad. Él quería visitarlo en las tardes y que juntos salieran en las noches a pasear, como antes de llegar de intercambio a Seúl.

 

—Nuestros padres nos tienen lista una fiesta de bienvenida.

—¿En serio? —Los ojos de Zitao parecieron brillar un instante— No demores demasiado en tu viaje. Que apenas vengas quiero que tomemos el primer vuelo a Shanghái y volvamos a casa.

 

Yifan rió divertido.

 

—Hablas como si la hubieras pasado realmente mal acá.

—No es eso… pero extraño a mi familia, a tus padres, a nuestros amigos.

—Solo serán tres días de viaje. Y cuando vuelva tienes que decirme porque te gusta tanto este lugar.

 

Zitao sonrió, asintiendo sin problemas y besando los labios de Yifan que parecían haber estado esperando  por un largo tiempo.

 

 

 

 

—Y parece que Kyungsoo hyung volvió a rechazar a Jongin.

 

Luhan sonrió divertido en su bicicleta y pedaleó con tranquilidad por la pequeña vereda casi vacía durante la tarde de fin de curso que Luhan había despedido entre demasiada gente que se despedía de él sin que él recordara haber hablado con ellos alguna vez. Pero Minseok había dicho que esa era la maldición de ser popular y Luhan había sonreído antes de que Jongdae llegara y se llevara al mayor perdiéndose entre los pasillos.

 

—Es cuestión de tiempo, Sehun. Ya verás cómo para el año que viene están saliendo.

—¿Tú crees?

—Sí, de la misma forma que creo que deberías subirte al menos una vez en mi bicicleta. Y regalarme ese paseo que tanto quiero desde que empezamos a salir.

 

Luhan entrecerró los ojos y Sehun solo levantó una ceja.

 

—No lo creo, no me agrada la imagen de los dos juntos en una bicicleta entre mariposas rosa y el cielo azul estrellado.

 

Sehun se estremeció por completo ante la imagen que acababa de formar con sus palabras y Luhan se sonrojó casi de inmediato, golpeando con su maletín al menor en la espalda. Sin remordimiento alguno.

 

—¡Yah! ¿Quién te dijo que quería esa clase de cursilerías?

—Pues es lo que va a parecer si nos subimos juntos a una bicicleta.

—Eres un idiota…

 

Luhan murmuró aquello con un pequeño puchero en los labios, sin fijarse que realmente lo hacía. Y giró su rostro para evitar mirar al menor que sonreía divertido con la situación pero justo en ese momento se percató que se habían detenido en una tienda de gorras, entre la diversidad que pudo distinguir encontró ese tonto sombrero de koala que había visto semanas atrás y que Sehun se había negado a comprar.

 

Eso es demasiado gay, no quiero usar algo así. Está bien si quieres comprarlo para ti, pero ni sueñes que usaré eso como algo de parejas

 

A Luhan de verdad le gustaba aquel sombrero en particular, los ojos del pequeño animal dibujados ahí le recordaban mucho a Sehun. Su arisco Oh Sehun.

 

—¿Otra vez con el animal ese?

—No es un animal, es un sombrero.

—Un sombrero con forma de koala.

 

Sehun rodó los ojos y aquello fue lo único que Luhan necesitó para mirarlo con enojo y coloca su pie en el pedal. —Bien, haz lo que te dé la gana— Luhan arrancó despacio, pero antes de que Sehun pudiera hacer algo el mayor había avanzado lo suficientemente rápido como para que se alejara de su vista velozmente.

 

—¡Luhan!

 

Una mañana de otoño, el instituto estaba revolucionado. La llegada de cuatro estudiantes de intercambio de China había logrado poner a todos los estudiantes de cabeza. Dos de ellos parecían conocerse desde antes, puesto que habían estado juntos desde entonces y casi no se separaban nunca, curiosamente eran los más altos del pequeño grupo. Luego estaba el muchacho distraído que no hablaba con casi nadie hasta que el presidente escolar hizo acto de aparición y finalmente el muchacho bonito que había logrado hacer amistad con un muchacho de su mismo salón.

 

Uno de los altos que nunca se separaba había parado en su salón, y era extrañamente divertido conversar con él y corregirle de sus errores en la pronunciación. Jongin se había entusiasmado cuando Zitao les comentara que se inscribiría en artes marciales y lo había obligado a ir después de clases a ver la presentación que Zitao había preparado para poder ingresar.

 

Sehun se había impresionado con los movimientos de Zitao, pero no tan sorprendido como cuando vio al muchacho de rostro bonito aplicando para soccer, lo vio de lejos y pensó que sería interesante verlo hacer el ridículo. Pero Luhan pareció demostrar otro rostro cuando se movió entre los jugadores dispuesto a anotar un gol. Y descubrió que a pesar del rostro bonito Luhan era bastante masculino cuando se lo proponía, otras no tanto.

 

La atención, casi obsesión de Sehun llegó a tanto que un día simplemente decidió que había sido suficiente. Se acercó a él durante un cambio de hora, y procurando ser lo más discreto posible le habló “Te espero a la salida en la esquina este del instituto” Luhan que había pensado que por alguna razón había hecho enojar al niñato de primero llegó dispuesto a repartir un par de golpes; grande fue su sorpresa cuando Oh Sehun respirando profundo le había pedido que lo siga y luego a unas cuantas cuadras, dentro de una heladería, le había preguntado por su sabor preferido.

 

—Me gustas, empecemos a salir.

—¿Qué?... ¡No!

 

—¿Por qué no? —Luhan se había quedado sin palabras, mirando al sujeto frente a él, que lo miraba sin demasiadas expresiones en el rostro— ¿Lo ves? No tienes un argumento válido para negarte. Salgamos un tiempo, si funciona lo haremos serio. Sino haremos como si nada hubiera pasado.

 

—Me voy.

 

Luhan no había querido escuchar más, todo era una gran locura.

 

—¿No te parezco atractivo siquiera? —Las mejillas de Luhan se habían colorado de inmediato antes de bajar la mirada y evitar esos ojos profundos del menor— Eso es un inicio. No hay nada que perder. Tú me pareces demasiado atractivo también por si te interesa saber.

 

—Es obvio que te parezco atractivo de otra forma no estarías diciendo toda esta locura; porque es definitivo que mi personalidad no es precisamente lo que te atrae, cuando esta es la primera vez que cruzamos palabra.

—Pero podemos conocernos, ¿no es esa la base de una relación?

 

Luhan parpadeó confundido y sin saber porque seguía parado ahí.

 

Y desde aquello, tres estaciones ya habían quedado atrás.

 

Luhan pedaleó más fuerte aun cuando sintió sus ojos empezar a humedecerse.

Se sentía como idiota. Y odiaba a Sehun por hacerlo sentir así.

 

Empezaba a anochecer cuando divisó su casa al fin y fuera de ella, Sehun se encontraba leyendo un libro entre sus manos. Con esa pose atractiva que solía tener cuando se concentraba en algo. Luhan se detuvo justo frente a él, y entonces el menor lo miró.

 

—Tuve que pagarle a un taxi para que me trajera aquí, sabía que si no llegaba antes que tú, no ibas a salir de tu habitación. —Sehun se acercó como si nada hubiera pasado y se apoyó en el timón de la bicicleta— Me has hecho gastar mucho dinero hyung. Y ahí se fue parte de nuestra cena del día de hoy.

 

—¿Quién dijo que iría a cenar contigo?

 

—Desde que decidí que nuestro medio de transporte sería esta estúpida bicicleta. —Antes de que Luhan pudiera reprocharle algo, Sehun subió detrás de él y lo abrazó con la quijada apoyada en sus hombros— Lo lamento, sabes que soy un idiota en potencia, hyung.

 

Luhan entonces sonrió.

 

—Pero de regreso te toca a ti manejar.

 

Sehun abrazado a él, apenas asintió. Y sintió como la sonrisa de Luhan se ampliaba un poco más.

 

 

 

 

Esa mañana en especial Minseok se levantó temprano, para poder arreglar la maleta que no había podido arreglar por culpa de Jongdae y su estupenda idea de ir a un parque de diversiones hasta casi la media noche. Sonrió al ver el pequeño peluche sobre la cama, Jongdae había insistido en que lo guardara y Minseok a regañadientes había cedido.

 

Consultó la hora en su celular y bajó velozmente las escaleras.

Despidiéndose de sus padres, abrazándolos con fuerza y prometiendo llamar cada día.

Con una sonrisa en el rostro Minseok abandonó su hogar.

 

Era sábado, Jongdae no madrugaba los fines de semana, pero a diferencia de las veces anteriores, Jongdae estaba ahí con una ropa cómoda y bostezando cada tanto.

 

—Buen día.

—Buenas hyung.

 

Jongdae esta vez lo había abrazado, o quizá solamente había buscado apoyarse un rato en él para encontrar el lugar perfecto para dormitar unos segundos, como fuera Minseok se sentía feliz junto a él, y llevaba días tratando de averiguar cómo hacérselo notar. Que Jongdae percibiera que su afecto no seguía siendo completamente unilateral.

 

El menor le extendió el jugo de naranja que como cada día compartían. Y Minseok sonrió, aceptándolo y bebiendo en el camino.

 

 

—¿Estás seguro de que traes todo?

 

Yixing asintió, Junmyeon entonces le sonrió y besó sus labios con cuidado.

 

—Bien, entonces ya vayamos a buscar asiento.

 

La mayoría de los estudiantes, llenos de entusiasmo habían llegado incluso más temprano de lo habitual. Las fotografias no se habían hecho esperar y por supuesto los planes de lo que harían durante esas cortas vacaciones no se hacían esperar. Los maestros empezaban a ubicar a los estudiantes y en cuanto encontraron unos asientos vacíos los ocuparon de inmediato.

 

Yixing estuvo a punto de colocarse los audífonos, cuando Junmyeon tomó su mano con fuerza y Yixing decidió entrelazar sus dedos y sonreírle un poco antes del beso.

 

 

—Y me llamaras todos los días ¿de acuerdo?

—Que si Tao, parece que yo fuera el menor.

 

Yifan miró divertido el puchero de Zitao y agarró sus mejillas despacio para poder besarlo lentamente justo a la puerta del autobús donde el resto de estudiantes esperan su turno para poder subir.

 

—¡Bueno ya pues! ¿Hasta qué hora?

—¡Ya dejalo Yifan le vas a terminar de comer la boca cuando vuelvas!

—Te lo devolveremos completito Zitao, tú tranquilo.

 

La mayoría de los estudiantes comenzó a reír mientras Zitao se avergonzaba desde su lugar y Yifan ignorando a todos únicamente le sonrió al menor y le dio un corto beso antes de lanzarle un pequeño guiño y terminar de empezar a subir al bus, Zitao solo lo persiguió con la mirada hasta que el mayor encontró un asiento vacío y agitó su mano en señal de despedida.

 

 

—¡Y llegamos!

 

Sehun frenó bruscamente y Luhan solo lo golpeó en la espalda ante el sacudón que había sufrido entre el frenazo y la velocidad a la que el menor había conducido de camino al instituto, pero Sehun lejos de molestarse únicamente sonrió y lo jaló de la maleta justo antes de que Luhan se acercara a sus compañeros, su relación no tan secreta estaba a punto de dejar de serlo, cuando debido al jalón del menor Luhan había girado por completo y Sehun aprovechó para besarlo directamente en la boca enfrente de todos.

 

Los ojos de Luhan se abrieron de par en par durante unos segundos antes de que sonriera inevitablemente y entonces agarrara el rostro de Sehun entre sus manos y lo besara aún más.

 

—¡Otro! ¡Apúrate Luhan que el señor del bus ya se quiere ir!

—Dejen esas declaraciones de amor para la intimidad, por favor.

 

Luhan sonrió divertido y Sehun le devolvió la sonrisa por igual.

 

—Cuando vuelva, planearemos unas vacaciones solo para los dos.

—Te estaré esperando, hyung.

 

 

 

—Ya es hora de que subas, Min.

—Lo sé.

 

Minseok se permitió besar a Jongdae mientras pasaba los brazos por el cuello del menor y este sonreía por lo impulsivo que había despertado esa mañana. Las manos de Jongdae apenas acariciaban su cintura y cuando la profesora dio el último llamado para todos los estudiantes de tercero Minseok suspiró. Ya lo había decidido.

 

—Jongdae… —Se acercó para poder abrazarlo mejor, y en un susurro de sus labios habló— Te amo.

 

El cuerpo entero de Jongdae se tensó, Minseok sonrió divertido ante aquello.

 

—¿Qué dijiste?

—Que te quiero. ¿Algún problema?

 

Esta vez fue Jongdae quien lo atacó a besos, como si no lo quisiera dejar ir.

 

—Yo también te amo —Un beso de nuevo— Te quiero como no tienes idea.

—Lo sé… —Minseok lo abrazó con fuerza y sonrió— Ya debo irme, te escribo cuando llegue.

 

Jongdae asintió, sujetando su mano y mirándolo alejarse antes de que el contacto se interrumpiera por la distancia y finalmente lo viera subir al autobús y a este finalmente perderse entre las calles.

 

 

 

 

Baekhyun limpió la mesa que Chanyeol y su familia habían ocupado durante su almuerzo improvisado mientras Kyungsoo al otro lado no paraba de quejarse de que por alguna misteriosa razón Jongin había conseguido su número. Baekhyun sonreía divertido ante aquello, aprovechando la brecha de distancia que había entre ambos mientras hablaba por celular.

 

—Lo sé Soo, pero ¿por qué no te lo piensas? Es un muchacho bastante agradable.

—Baek…

 

La sonrisa con la que Baekhyun giró ante el llamado Chanyeol desapareció casi de inmediato en cuanto vio el rostro impávido del menor. Y como si sus palabras fueran una sentencia Baekhyun sintió su corazón latir desbocadamente.

 

—Ven a ver las noticas.

 

Caminó hacía la sala de estar. Toda su familia se encontraba ahí, su hermana menor tapaba su boca con lágrimas en los ojos y sus padres parecían estar completamente pálidos. En la pantalla del televisor la mujer daba las terribles noticias, y Baekhyun sintió unas terribles ganas de vomitar justo en el instante en que soltó el teléfono en sus manos y la voz de Kyungsoo preocupado se comenzó a escuchar diciendo su nombre.

 

—¿Kyungsoo? Soy Chanyeol, llama a Jongdae de inmediato… Prende el televisor Soo, es cadena nacional.

 

 

 

—Siento que va a terminar odiándome.

—Oh, vamos Jongin a puesto que el año que viene terminan saliendo. Y tienes que escribirme por correo todos los detalles.

—Luhan piensa igual, que seguramente el próximo año estarán juntos.

 

Jongin sonrió ante las palabras de Zitao y Sehun quienes bebían un poco de té recién llevado a su mesa, pero la calma que parecía haber en la pequeña cafetería se extinguió de inmediato cuando una de las meseras llegó corriendo con control en mano y empezó a cambiar de canal.

 

—¡Rápido muchacha! ¡Pon un canal nacional!

 

La gente en la cafetería parecía igual de intrigados que los tres adolescentes que miraron a uno de los televisores en el local donde de inmediato la primera imagen que les llegó fue la de un autobús en un pésimo estado al fondo de un acantilado mientras las personas alrededor trataban de bajar a ayudar.

 

Sehun fue el primero en ponerse en pie, con sus manos temblando visiblemente.

 

—El accidente parece haber ocurrido hace aproximadamente una hora, el autobús habría ido más allá de la velocidad permitida y chocó contra uno de los postes de seguridad que pareció no soportar el impactó e hizo que el autobús se volcara repetidas veces hasta el final del acantilado. El autobús se dirigía un viaje escolar de fin de curso, con veintidós estudiantes de tercer año y tres profesores encargados, más el conductor. No se reportan sobrevivientes hasta el momento. Repito: no se reportan sobrevivientes…

 

—¡YIFAN!

 

Zitao se levantó como si quisiera correr directo hacía el televisor pero Jongin lo interceptó de inmediato y lo abrazó con fuerza. Jongin estaba impávido, sin saber qué hacer en ese instante. Sehun se había quedado completamente estático, con las lágrimas saliendo de sus ojos intempestivamente.

 

—¡Dejame Jongin! ¡Tengo que ir a buscar a Yifan! ¡Tengo que buscarlo! ¡Jongin déjame!

 

El llanto de Zitao logró conmover a todos los presentes que se acercaron lentamente mientras pedían un poco de agua para los menores, Sehun se derrumbó de repente pero alcanzó a agarrarse de un hombre que se había acercado a ellos y entonces recién se pudo sentir realmente mareado.

 

 

 

 

Jongdae soltó el mando del televisor y este logró rebotar en suelo.

 

Repentinamente un dolor insufrible se habían implantado en su cabeza y era como si le faltara el aire en los pulmones, los labios parecían habérsele resecado y su respiración que empezaba a ser errática no hizo más que empeorar el dolor de la migraña que parecía querer atormentarlo sin remedio.

 

—¿Jongdae? ¿Hijo, qué sucede?

 

La mujer se acercó preocupada en cuanto lo encontró sujetando su cabeza con fuerza y llorando descontroladamente cerca del sillón, su mirada se deslizo hacia el televisor y en cuanto pudo atar cabos apagó el televisor y lo tomó con fuerza de los homrbos.

 

—Hijo, intenta respirar. Concentrate por favor… Respira. Inhala, exhala… Por favor Jongdae…

 

Pero él parecía completamente ido, como si no escuchara la voz de su madre, como si todas sus enfermedades hubiera caído a la vez. Como si no hubiera tenido tiempo de pedirle a Minseok que cuidara de él.

 

 

 

—Es una perdida irremediable, no existe sosiego alguno para sus familias, y sus amigos tienen el alma herida en este instante, pero este dolor que llevamos en nuestros corazones se convertirá en nuestra máxima señal de respeto y consideración hacía todas esas vidas jóvenes que una vez sonrieron entre los pasillos. Que una vez brillaron para nosotros en la noche más oscura.

 

Chanyeol apretó la mano de Baekhyun con fuerza, el mayor no había dejado de llorar desde dos días atrás y justo ahora se veía tan opacado, sus ojeras profundas y sus ojos hinchados mientras tapaba su boca con una de sus manos y agachaba la cabeza. Sentados durante aquel terrible funeral que había convocado casi a un país entero. Chanyeol sintió desde el momento en que lo vio derrumbarse, que tenía que ser fuerte por los dos.

 

Jongin se preocupó en cuanto vio a Kyungsoo levantarse de su asiento y perderse por uno de los pasillos, fue casi autómata, lo siguió hasta uno de esos pasillos donde el mayor pareció perder toda estabilidad y apoyado en una de las paredes se echó a llorar.

 

En un inicio Jongin dudó, sintió que Kyungsoo lo que necesitaba era un tiempo a solas, pero finalmente decidió que debía acercarse sin decir palabra alguna y abrazarlo, abrazarlo con toda la fuerza que era necesaria para que su corazón no se desbaratara en pedazos frente a él. Pero contrario a lo que esperaba Kyungsoo solamente se quedó inmóvil unos segundos antes de apretar su camisa con fuerza y llorar en su pecho como un niño pequeño.

 

—¿Por qué… Jongin? ¿Por qué? —El sollozo de Kyungsoo se mezcló con su ropa, y él tuvo que respirar profundo y mirar hacía el techo para evitar que sus lágrimas perturbaran al mayor— Yixing y Junmyeon iban a ir juntos a la universidad. Iban a vivir juntos, Junmyeon conocería a los padres de Yixing en unos días… Jongin ellos tenían una vida lista y esperando por ellos… ¿Por qué? ¡Maldita sea! ¿Por qué?

 

En algún momento, los puños de Kyungsoo llenos de todo el resentimiento del mundo golpearon contra su pecho hasta que Do volvió a perder la fuerza y lloró contra su pecho. Jongin tuvo que sostenerlo un segundo cuando de pronto el mayor pareció incluso haber perdido la estabilidad. Pero Jongin lo dejó, lo dejó llorar contra su pecho todo el tiempo que fuera necesario. Dejó que secara sus lágrimas y su dolor en él. Igual que él había llorado como un niño pequeño entre los brazos de sus padres horas atrás.

 

 

 

 

Esa mañana Zitao se levantó un poco más tarde de lo habitual.

 

Pero en cuanto abrió los ojos, hizo su rutina matinal como cada día, se ducho velozmente y luego de eso empezó a calentar un poco de agua, preparó unas tostadas para dos, unos huevos revueltos  y por supuesto un poco de chocolate caliente en aquellas dos tazas que tanto le había costado conseguir hace un par de meses, dispuso todo sobre la mesa y por un instante suspiró profundo.

 

Vio las maletas en la sala de estar. Hoy era el día.

 

Pero Zitao había decidido no ir, empezó a desayunar lentamente, los huevos habían quedado un poco salados otra vez. Y entonces sonrió, miró el espacio vacío junto a él y mordió sus labios con fuerza. La comida intacta fue la única imagen que recibió. Las lágrimas lo traicionaron una vez más. Zitao recordó que había dormido tanto porque tenía casi dos noches sin dormir.

 

Así que tomó su abrigo y decidió que era hora de salir un instante. Llegó como de costumbre, tomando unos tiempos distraído en algunas vitrinas como cuando Yifan solía complacerlo comprando cualquier tontería que a él se le antojara necesario. Cuando llegó el discurso se escuchaba lejano y la prensa se encontraba distante. Así que tomó su lugar bajo aquel árbol y suspiró. Acariciando el pasto bajo sus manos, como si este día se viera más hermoso de lo normal.

 

—Idiota… Eres un idiota Yifan —fue como si le hablara al espacio vacío junto a él y una sonrisa apareció entre sus labios— Este lugar era especial, porque… nos besamos por primera vez aquí.

 

Sonrió un poco. Tan levemente que al respirar profundo sintió el molesto escozor de sus ojos todavía hinchados y prefirió abrazar sus piernas con fuerza y ocultar su rostro con la capucha gris de ese abrigo que Yifan le había comprado semanas atrás, para que lo cuidara del frío mejor que sus abrazos.

 

 

 

 

Jongdae se volvió a levantar temprano un cinco de octubre.

Dos meses y medio después.

Tomó su uniforme y el jugo de naranja que sacó de la nevera lo acompaño esa fría mañana en particular.

 

Parecía más oscuro de lo normal cuando Jongdae decidió tomar el mismo camino de siempre. Y entonces abrió la pequeña botella y empezó a beber un poco de ese jugo que tan bien parecía complementarse con sus sentidos. Y caminó, durante varios minutos hasta llegar a la modesta casa de dos pisos que tantas mañana visito con una sonrisa en la cara. Y cuando estuvo frente a ella, parado en la misma vereda su voz apagada fue el único susurro que se percibió en ese instante.

 

—Buen día, hyung.

 

Y aunque cada mañana al llegar al instituto terminaba lanzando esa botella de jugo a medio beber, a Jongdae aquello se le hizo una costumbre que no pudo dejar. Para cuando el invierno llegó, lo único que había cambiado era el aspecto de Jongdae, su rostro pálido y mucho más delgado que antes mientras llegaba de manera autómata a clases todos los días.

 

Pero sonreía al llegar, mientras saludaba a la pareja eterna que eran Baekhyun y Chanyeol.

Porque definitivamente preocupar a Baekhyun no era buena idea.

 

Sin embargo una de esas mañanas de invierno empezó a llover, y entonces la rutina de Jongdae se quebró.

 

Sin importarle la lluvia se había quedado en una pequeña esquina de la casa y se había apoyado ahí, con la cabeza gacha y las manos escondidas en los bolsillos de su abrigo. Pasó siquiera unos veinte minutos bajo la lluvia, esperando algo, que sabía de antemano no iba a pasar. Pero repentinamente la lluvia sobre él se detuvo y la hermosa sonrisa de la madre Minseok hizo aparición frente a sus ojos mientras lo cubría con una pequeña sombrilla.

 

—Entra a casa muchacho, esta lluvia puede hacerte daño.

 

Unos pasos más atrás el padre de Minseok pasó una mano sobre sus hombros, pero él sencillamente se negó.

 

—No quiero… La lluvia una vez lo trajo a mí, quizá si espero lo suficiente lo vuelva a traer hacía mí.

 

La mujer desvió la mirada, con unas lágrimas recorriendo sus mejillas ágilmente. Como si escuchara la voz de su hijo meses atrás “La lluvia me dio el valor de acercarme a él

 

—Minseok no querría verte así. Estás más delgado Jongdae, entra a desayunar un poco y cambiarte de ropa ¿sí?

 

El hombre apretó a Jongdae contra su cuerpo y finalmente el menor pareció rendirse ante él.

Sin embargo, ella decidió esperar un rato más bajo la sombrilla, en medio de la lluvia de ese noviembre en particular.

 

 

 

Cuando Sehun salió de clases esa tarde el clima había mejorado bastante, las calles ni siquiera tenían rastro de haber llovido, se subió a la bicicleta con cuidado y avanzó sin premura entre las calles, con el viento sacudiendo un poco su cabello. Mientras se despedía a la distancia de Jongin quien junto a Kyungsoo caminaban hasta la casa del mayor.

 

El camino a casa como cada tarde fue tranquilo y sin demasiado ruido, tenía la tarea de una semana entera en la maleta, tarea que había estado atrasando, pero que no podía seguir dejando de lado, de pronto se había detenido en aquella tienda de gorras donde el pequeño sombrero de koala todavía permanecía en el mismo lugar. Decidió estacionarse un instante y entrar a la tienda.

 

Cuando salió, tenía entre sus manos el pequeño sombrero que contempló por segundos enteros con una sonrisa en la cara. —Nunca entenderé porqué le gustabas tanto— inhaló hondamente y decidió colocarse el sombrero tranquilamente. Se contempló durante un momento en el reflejo del ventanal de la tienda y lo acomodó de la mejor manera que encontró.

 

Sonrió, lo mejor que pudo… para él.

Y entonces el camino a casa fue menos pesado de lo normal.

Entonces sus piernas pedaleando esa tarde de noviembre no se sintieron tan pesadas como antes.

 

 

Fui tan estúpido.

Ahora cuando abro mis ojos solo veo este espacio vacío

Y lo único que deseo es tomar tu mano otra vez.

 

 

Fin.

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Culpen a The Ark  por su canción Light.

La verdad es que este video realmente me tocó, y necesitaba escribir sobre ello. Espero que de alguna manera les haya gustado. Yo sentí que una gran parte de mí se fue aquí.

Y por supuesto muchas gracias a todas las que hayan decidido llegar hasta aquí.

 

 

 


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