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Atracción por lo Prohibido por Akai-chan

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Notas del capitulo:

Hola gente!!! Siento mucho haber tardado tanto en escribir el capítulo nuevo. Admito que podía haberlo sacado antes, pero por cosas del destino, decidí escribir un Oneshot de Aokise por el evento navideño. Para quien quiera leerlo, puede encontrarlo con el nombre "Por siempre Jamás". 


Este capitulo de Uta no prince-sama, es la continuación del capítulo anterior, y por tanto, sigue la temática navideña también (ya se que lo tenia que haber sacado en navidad, pero no podía escribir tanto en tan poco tiempo) y espero que os guste mucho, mucho. 


Muchas gracias por leer y... Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo-retrasado a todos~

CAPITULO 12: EL AMOR SE TIÑE DE BLANCO.. Y NEGRO [PARTE 2]

 

No tenía entusiasmo de estar esperando el regreso de Otoya sólo, y encima en el cuarto que ambos compartían, y es por ello, que prefirió pasar algo de su escaso tiempo libre en el living de la academia del piso de arriba. Allí el ambiente era cálido y tranquilo. Se trataba de una especie de sala de descanso tipo salón con varios sillones y sofás repartidos a lo largo de todo el cuarto. Al fondo había una pequeña chimenea, que encendían solo en invierno, como en aquella ocasión.

Una lámpara de un extravagante aspecto, permanecía prendida a luz media en el centro de la habitación, alumbrando junto al fuego de la chimenea el resto de muebles del lugar.

El joven, tomó asiento en uno de los sofás libres a escasos metros del fuego. Permanecía con la vista fija en un libro de relatos cortos perteneciente a Óscar Wilde, mientras mantenía una compostura y un semblante de lo más relajado y estoico.

A pesar de que su vista permanecía fija en los bellos versos impresos en cada página, su mente viajaba dándole vueltas al asunto de que su compañero de cuarto y amante, había desaparecido hacía ya varias horas con la chica que le gustaba, o al menos, prefería pensar que lo era en el pasado.

Apartó la vista del libro para llevarse los dedos hasta los ojos, y frotarlos debido al cansancio. Recordó nítidamente que aquel cuarto fue el mismo donde Otoya se quedó dormido justo la noche que salió corriendo tras rechazarle. Eso hizo que en su mente despertasen varios recuerdos del pasado tanto buenos como malos momentos.

El suave sonido del traqueteo de la puerta le alertó, reaccionando rápidamente para ver en dirección al ruido. Esperaba que se tratase de Otoya pero en su defecto, se sintió ligeramente decepcionado cuando quien en realidad entró era alguien muy diferente.

 

— ¿Hijirikawa-san? — emitió casi en un susurro que enseguida Masato captó como una desilusión —

 

— ¿Esperabas a otra persona distinta? — cuestionó entre que cerraba la puerta a su paso e irrumpía en aquel cuarto—

 

— No. Disculpa si lo di a entender así. — aclaró Tokiya en el tono más serio y certero de su repertorio —

 

A pesar de que habían varios asientos, sillones y sofás repartidos por todo el cuarto, Masato se dirigió directamente hasta la posición de Tokiya e igualmente, tomó asiento en el mismo sofá que el contrario, justo a su lado, pero manteniendo la distancia justa para evitar contacto físico entre ellos.

Aquel comportamiento era tan atípico en Masato, que no pudo evitar mirarlo con cierta curiosidad.

 

— Parece que has cambiado un poco. — junto a sus palabras, arrastró una sutil sonrisa que desconcertó al contrario —

 

— No sé si viniendo eso de ti, debería considerarlo un halago — respondió Masato sin cambiar su tono—

 

Ambos se miraron fijamente por un momento antes de que Tokiya empezase a reír al ver la cara seria de Masato. Automáticamente, el contrario fue contagiado por su risa y acabó echándose a reír también. Solo se detuvieron cuando Tokiya empezó a respirar ya más calmado, tratando de relajarse.

 

— En realidad era un halago. Yo también me siento diferente. — cerró el libro que estaba leyendo y lo dejó a un lado del sofá —

 

Masato, quien lo miraba aquella noche excepcionalmente más intrigado de lo normal, desvió sutilmente la mirada en dirección a la chimenea mientras respiraba pesadamente.

 

— Antes... el otro día... — el menor de los dos carraspeó la garganta, haciendo que el contrario centrase la atención en su persona — ¿de qué estuviste hablando con Ren? Quiero decir... Con Jinguuji-san — enseguida se dió cuenta que lo había nombrado por su primer nombre y simplemente lo hizo ver un fallo—

 

Tokiya lo miró fijamente con un rostro serio, casi a la par que apoyaba la palma de su mano entremedias de ambos, e inclinándose ligeramente para acortar la distancia entre ellos. Aquello hizo que Hijirikawa se encogiese, echándose unos centímetros hacia atrás.

 

— ¿Eso es que sabes algo? ¿O quizá sólo estás interesado? — Cuestionó haciendo que el contrario empezase a retractarse por su pregunta.—

 

— Sólo... es mera curiosidad... —  respondió de la forma más franca que tenia, haciendo que el ambiente se relajase un poco.—

 

— Te lo diré. — soltó repentinamente, haciendo que los ojos de Masato se abrieran como platos ante la sorpresa — Pero a cambio tendrás que responderme tú a algo.

 

— ¿Eso es una condición? — Masato frunció ligeramente el ceño, pero a pesar de aquello, accedió asintiendo con la cabeza — Está bien, adelante. 

 

— ¿Por qué me lo preguntas a mí y no a Ren directamente? — con aquella cuestión tan sólo quería cerciorarse de algo —  Seguramente has tenido varias oportunidades de preguntarle y no lo has hecho, ¿cierto?

 

El rostro de Masato se quedó paralizado, como si su cabeza moviese los engranajes a cien por hora, pensando en una respuesta lo más cercano a la realidad pero sin llegar a dar detalles perjudiciales a su imagen.

 

— No creo… aunque se lo pregunte, no me lo diría, supongo… — admitió finalmente no demasiado convincente, ya que el verdadero motivo, era por temor a su respuesta—

 

— Eso es muy confuso —admitió Tokiya logrando que Masato se sintiera avergonzado por la situación— siguiente pregunta.

 

— ¿Ehhh? ¿Acaso no era solo una? —Masato frunció ligeramente el ceño—

 

— Esa no ha valido. Tienes que ser honesto. — éste sonrió para sus adentros, observando por el rabillo del ojo unas expresiones que jamás vio posibles en Hijirikawa. Podría decir que incluso se estaba divirtiendo con la situación.—

 

Masato simplemente bufó y acabó cediendo, de todas formas, ¿qué le importaba una o dos preguntas más?

 

— ¿Por qué crees que no permiten el romance en esta academia? — observó fijamente el rostro del contrario, quien ahora, lo observaba con los ojos como platos —

 

— ¿Por qué creo…? — Masato miraba al contrario con una mezcla entre sorpresa y desconcierto. Una parte de su mente pensaba “¿se habrá dado cuenta?” mientras que la otra contestaba “eso no es posible” — Es raro que tú te preocupes por estos temas...

 

Tokiya se encogió de hombros y dirigió la vista en dirección a su compañero, mirándolo fijamente sin pestañear.

 

— He estado dándole vueltas al tema. Sólo se trata de una pregunta casual.

 

Aquello relajó un poco al chico, después de todo, si su pregunta fuese con segundas intenciones le habría pillado de improviso, pero no era el caso.

 

— Supongo... que es de esperarse para evitar problemas. Ante todo esto es una academia. 

 

— ¿Por qué tendrían que haberlos? — Tokiya se apoyó en el brazo del sofá, suspirando profundamente como si le pesaran las palabras—

 

— ¿Eh? ¿Q-qué voy a saber yo? — de nuevo comenzaba a ponerse nervioso, sin encontrar una respuesta satisfactoria que no diese a malentendidos—

 

Ambos se mantuvieron callados por unos instantes hasta que de nuevo, Tokiya volvió a abrir el tema de conversación volviendo a donde se habían quedado.

 

— ¿Pero acaso no es un poco injusto? Después de todo… — Tokiya ni siquiera llegó a terminar la frase. Llegó un momento en la conversación, donde parecía que hablaba más consigo mismo que con Masato—

 

— Si ya has terminado de preguntar… — él más que nadie, era consciente de lo injusto que le parecía todo aquello, pero era incapaz de decirlo abiertamente por temor a lo que los demás pensaran— Ahora tienes que responder a mi pregunta. Lo prometido es deuda.

 

Éste otro, se echó hacia atrás con la vista hacia arriba, mientras pensaba en el sinfín de formas de decirle sobre su conversación con Ren. Ninguna de todas ellas le parecía viable, y seguramente, Masato no podría comprender su situación. Lo peor de todo, era que el contrario lo miraba fijamente como si lo fulminase con la mirada. ¿Qué tan importante podría ser la conversación con ese tipo para que insistiese tanto?

El sutil sonido de la puerta de la sala abriéndose, hizo que ambos dirigieran las miradas en dirección a la salida.  Un tímido Otoya apareció a través de ella, asomándose cuidadosamente como si no quisiera que lo pillaran "in fraganti".

 

— Decídete si vas a pasar o no — Tokiya le sonrió al pelirrojo y éste enseguida se abrió paso en dirección a su compañero de cuarto —

 

— Tokiyaaa, te estaba buscando. Llevo horas buscándote. — Otoya cayó tarde en la cuenta de que Masato también estaba allí. — Esto... ¿es posible... que haya interrumpido... algo?

 

— Es un poco tarde para preguntar eso, ¿no crees? — suspiró Tokiya dándole a entender que esas cosas se preguntan antes de interrumpir, pero viniendo de Otoya, era lo normal— No te preocupes, ya hemos acabado.

 

El mayor se exaltó al ver como el contario se levantaba del asiento y se acercaba en dirección al pelirrojo. 

 

  — ¿Eh? Espera... — Masato elevó el brazo más cercano a Ichinose tratando de detenerlo pero contuvo su acción antes de tiempo—  

 

Tokiya simplemente rodeó los hombros de Otoya con su brazo izquierdo y le sonrió al chico que permanecía sentado, con una mezcla de sorpresa y confusión.

 

— Pregúntale tú mismo a Ren. Tenéis una buena relación después de todo, ¿no? 

 

— ¿Seguro que está bien así, Tokiya? — el pelirrojo miró al contrario como si tuviese la sensación de haber estropeado la conversación, pero el contrario solo le sonrió y tiró de él en dirección a la salida

 

Cuando finalmente salieron ambos del lugar, y quedaron a solas en el pasillo, el más alto acarició la mejilla ajena con cariño.

 

— No te preocupes, no es importante. ¿Y para que me buscabas?

 

— Hm sólo me sorprendí de no encontrarte en el dormitorio… — Otoya bajó ligeramente la vista, mostrando aquella faceta suya tan tierna que tanto le gustaba—

 

Tokiya miró al menor con una divertida sonrisa dibujada en su bello rostro.

 

— Oh! ¿Eso es que me echabas de menos? — aprovechando que por los pasillos no había nadie, se inclinó hasta que sus labios casi rozaron la oreja ajena — Qué tierno~

 

Su dulce voz susurrándose tan cerca de su oído, hizo que el rostro de Otoya se colorease de un intenso rubor que se acabó extendiendo hasta la punta de sus orejas. No dijo nada al respecto, pero incluso con tan sólo su lenguaje corporal, el mayor sabía perfectamente cuan avergonzado se sentía.

 

 

[...]

 

Sin intercambiar más palabras, ambos regresaron al dormitorio. Tokiya Le cedió el paso al contrario, cerrando la puerta tras de sí a su paso. El mayor observaba con detenimiento y cierta curiosidad al pelirrojo, pero sin atreverse a hacer preguntas, después de todo, ¿Qué clase de explicación quería escuchar sobre lo que había estado haciendo en su ausencia?


No le dio tiempo a pensar en más cosas, cuando de repente, Otro ya se giró a mirar al contrario con una gran sonrisa. 

— Tokiya! — aclamó su nombre con una efusividad que le sorprendió— 

 

— ¿Qué pasa?— rasgó los ojos mostrando cierta desconfianza— 



El pelirrojo se acercó rápidamente al contrario, tomándole con cariño de las manos. 

— Vamos a jugar, Tokiya.~ 

 

El rostro del más alto cambió a una expresión de sorpresa ante aquellas sorprendentes palabras. Poco tardó en mostrarle una sutil sonrisa, entre que entrelazaba cariñosamente sus dedos con los contrarios.

— ¿Tan pronto y ya quieres jugar? — susurró juguetón eliminando la distancia que había entre ellos— 

 

— ¿No podemos?— susurró el menor de ellos en un tono triste, clavando sus ojos de un brillante color cobrizo en los del contrarios.—

 

— Está bien, tenemos tiempo hasta la cena— éste se inclinó hasta que consiguió rozar los labios contrarios con un casto beso.—

 

Otoya correspondió a aquel tierno gesto y automáticamente le sonrió con dulzura, justo antes de apartarse de él para salir corriendo en dirección a la televisión de la sala. No tardó más de 3 segundos en tomar asiento en el suelo y encender la consola entre que Tokiya comenzaba a volver a reaccionar. 

— Vamos, rápido Tokiya~ — animó al contrario mientras este ya se preparaba para comenzar la partida con o sin él.—

 

— Eso... — quedó boquiabierto, y con la palabra en la boca.—

 

No tardó mucho en darse cuenta, que le había engañado como muchas otras veces había hecho, para conseguir robarle un poco de su tiempo e invertirlo jugando a la consola. Otoya sabía de sobra sobre lo malo que era Tokiya en los videojuegos y siempre que podía, intentaba engatusarlo para echar alguna partida. Aquella era su actual artimaña que usaba para manipularle, y debía admitir, que era extremadamente eficaz. 

El mayor suspiró con pesadez y a paso lento, se acercó hasta la zona donde se encontraba su pareja, y así tomar asiento a su lado. Rápidamente, antes de que el contrario se arrepintiese, Otoya le pasó uno de los mandos disponibles y volvió a sonreírle de forma afable. 

Lo tomó sin apartar la vista del pelirrojo, como si con la mirada quisiera transmitirle su indignación, pero no había caso. 

 

De nuevo, la atención del menor, se dirigió a la pantalla, aprovechando un momento de distracción para rozar con cuidado sus labios con los dedos. Realmente, en esos instantes, la imagen de antes de cuando el rostro contrario estuvo tan cerca del suyo, le hizo eco en la mente; tanto... que sintió que su corazón se detendría. De vez en cuando se preguntaba "¿Llegará el día donde dejaré de ponerme nervioso y avergonzarme con tan sólo sus susurros o sus bellos gestos?". Y la respuesta siempre concluía de la misma forma.

 

Jugaron durante varias horas, algunas partidas en diferentes juegos, pero daba igual el juego que fuese, Otoya siempre le ganaba. Eso era el pan de cada día. Cuando acabó la última partida, 
Tokiya acabó dejándose caer hacia atrás para tumbarse en el suelo. Realmente, hasta de perder se podía cansar uno.



Otoya observó al chico con el ceño delicadamente fruncido, haciendo una adorable expresión.

  — ¿Ehhh? ¿Ya te has cansado, Tokiya? — automáticamente, dejó caer el mando a un lado y su atención, se centró en lanzarse encima del contrario a modo de berrinche— 

 

   — Qué más da. Si de todas formas siempre pierdo, ¿que gracia tiene seguir intentándolo?

 

Éste miró al pelirrojo con seriedad, haciendo entender que en cierto modo estaba ligeramente molesto, y ya no se debía sólo a que era siempre el perdedor. Desde que empezaron a tener una relación juntos, ya había empezado a comprender ciertas expresiones y reacciones de su pareja, que antes le resultaban imposibles de interpretar.

  — ¿Puede ser... que estés molesto?

 

  — Es obvio que estoy molesto, tonto. — suspiró con resignación—

 

El menor se colocó boca arriba entre las piernas de Tokiya, apoyando la cabeza sobre el pecho ajeno. Sus ojos buscaron los contrarios que le miraban casi sin pestañear.

  — Sólo estoy un poco inseguro... sobre nosotros.   

 

Ante aquella respuesta, igual que un rayo, Otoya se apresuró a apartarse para colocarse de rodillas frente a él.

  — ¡Espera! —  se exaltó alzando la voz como si fuese a negarse, pero al no saber que decir, cambió a un tono más bajo — No creo entenderte...   

 

  — Quiero decir...  — los dedos del mayor rozaron con cuidado los cabellos contrarios detrás de su oreja izquierda, logrando que su cuerpo sintiera un breve escalofrío al contacto  — Que a veces, no eres consciente de  mis sentimientos.

 

  — ¡Eso no es cierto!  — bajó la vista instantáneamente antes de volver a mirarlo tímidamente— Sólo... hay cosas que no se pueden hacer. 

 

  — Entonces, ¿no has pensado en cómo me sentiría cuando de repente te veo irte con alguien más?

 

Tokiya miraba al pelirrojo con el ceño ligeramente fruncido, compitiendo con la cara de sorpresa del contrario que comenzaba a caer en la cuenta de lo que realmente le estaba molestando. Era tan obvio.

  — ¿Eh? Te refieres... — su rostro se sonrojó tenuemente sintiéndose totalmente avergonzado — ¿es por Nanami-chan...? 

 

  — ¿Quién si no? Ella después de todo... — guardó silencio por unos segundos, como si analizase sus palabras— te sigue gustando, ¿no es así?

 

Realmente, ¿qué podía hacer? Ciertamente estaba muy feliz de ver a Tokiya reaccionando de esa forma tan encantadora. Tokiya siguió hablando pero en esos momentos ya no lo escuchaba, sólo lo observaba fijamente mientras que su mente estaba en otra parte.

  — No es como si no me hubiera dado cuenta que últimamente no has estado. Pero si me lo hubieras dicho antes, yo simplemente...

 

Los brazos contrarios abrazaron con fuerza el cuerpo de Tokiya, cortando en seco el resto de su frase. Ésto hizo que tensara el cuerpo y abriese los ojos ampliamente ante la sorpresa. Elevó los suyos con la intención de corresponder al abrazo, pero se rindió en mitad del camino, dejándolos caer de nuevo.

— ¿Qué estás haciendo? 

 

— Abrazarte, tonto... — el rostro de Otoya estaba sonrojado hasta las orejas y tan sólo, podía hundirlo en el espacio entre la cabeza y el hombro de Tokiya— 

 

Sabía que de nuevo había caído bajo sus encantos cuando los dedos del mayor, acariciaron con mimo los cabellos  pelirrojos del contrario. Con cariño, éste besó la cabeza del chico, quien todavía no se atrevía a mostrarle su cara.

  — Déjame decirlo de nuevo... — inclinó el rostro todo lo que pudo para acercar sus labios a la oreja ajena más cercana — Me gustas, Otoya~

 

El contrario se apartó de él estrepitosamente, para observarle fijamente con un rostro serio inusual en él, ya sin importarle como luciese.

— ¡A mi también! ¡Realmente me gusta Tokiya! — su voz se mantuvo firme y sin titubear, lo que hizo que el corazón de Tokiya diese un pequeño vuelco — Es cierto que me gustaba Nanami,  pero ahora solo me gustas tú... ¡así que deja de dudar de mi!

 

  — Enserio, tú...— por unos momentos parecía que las palabras no le salían en una situación tan importante, pero el menor no tardó en darse cuenta que los labios contrarios, dibujaban una leve sonrisa— Vas a conseguir volverme loco.

 

  — ¡L-lo siento! —el pelirrojo se disculpó por inercia, como muchas otras veces había hecho— 

 

  — Acepto tus disculpas —bromeó el chico de cabello azulado acompañando sus palabras con una divertida risita— 

 

Los brazos del mayor, abrazaron el cuerpo ajeno, sin apegarlo a él nada más que lo justo para que sus labios alcanzaran a besar los otros. Otoya se dejó guiar, acompañando el gesto de la misma forma.

Los dedos de Tokiya jugaron con la ropa del contrario, deslizándose por debajo de ésta para acariciar la piel del abdomen.

Cesó sus intenciones al sentir como el cuerpo contrario se estremecía ante su suave toque.

— ¿Pasa algo? — se inclinó para susurrar aquellas palabras contra el oído de Otoya, quien sólo pudo seguir temblando ante sus acciones. —

 

— Estoy bien... — los brazos del menor rodearon el cuello ajeno con cuidado. 

 

Por primera vez, fue él quien buscó los labios ajenos para comenzar un torpe beso que enseguida fue sobrellevado por el contrario antes de que este otro lo arrastrase sin ningún pudor hacia un mar de pasiones y anhelo. Cuando menos se quiso dar cuenta, había perdido la noción del tiempo y el control de sí mismo. Su cuerpo se dejó seducir por sus dulces palabras y caricias, y su cabeza, tan sólo estaba llena de Tokiya.

 

[...]

 

Tokiya permanecía tumbado acariciando los pelirrojos cabellos de Otoya, quien mantenía la cabeza apoyada contra el pecho ajeno. En esos momentos, debía admitir que sentía que era imposible que pudiese ser más feliz. 

— ¿Tokiya? — le llamó el menor con una voz un suave y concisa — Siento mucho haberte dejado solo estos días...

 

El contrario lo observó confundido por unos breves instantes, pero enseguida reaccionó sonriéndole de forma tierna. 

— No te preocupes. Ahora ya no importa. — jamás admitiría que tuvo esa reacción por estar celoso de Haruka— aunque podía haber muerto de soledad... ¿qué habrías hecho entonces?

 

— ¿Ehhhhh? No bromees con eso, ¡no es gracioso!

 

— ¿Eh? ¿Cuándo he bromeado?

 

— A-ahora lo estás haciendo... ¡no tiene gracia!

 

—  Sí sí... perdona. — le dio un cariñoso toquecito en la frente

 

Otoya lo miró con el ceño ligeramente fruncido, como si realmente estuviese molesto por toda esa escena.

  — Pensaba darte tu regalo, pero ahora estás castigado.

 

Los ojos de Tokiya se cargaron de curiosidad. 

— ¿Qué regalo?  

 

— Ah.. te había preparado un regalo... ¿lo quieres ver? — a decir verdad, Otoya era incapaz de mantenerse enfadado por más de un minuto—

 

Si la respuesta a esa pregunta tenía premio, ya sabía lo que pediría. Tokiya simplemente no dudó en asentir con la cabeza ante aquella pregunta tan innecesaria.

Otoya se levantó y salió corriendo en dirección a un cajón de su mesita. De allí, sacó un regalo de tamaño mediano, envuelto en un bonito papel de color azul cian y un lazo plateado de adorno. Un poco nervioso, le tendió el regalo a Tokiya, quien lo miró fijamente durante unos segundos antes de tomarlo y empezar a abrirlo con cuidado.

 

En el interior se encontró con una bufanda de lana en tono gris claro. La sacó del papel para acariciarla, y observarla atentamente.

—Oh una bufanda. ¿De dónde la compraste? — miró al contrario, quien en esos momentos había transformado su rostro en un adorable puchero—

 

— ¡No lo he comprado en ningún sitio! Lo... lo hice yo... 

 

Miró al extrañado al chico pelirrojo, y de nuevo centró su vista en el regalo.

— Entonces... ¿está hecho a mano?

 

Otoya se mantuvo expectante esperando alguna respuesta más por parte de su pareja, pero al ver que no obtendría nada más por su parte, empezó a sentirse nervioso.

— Si no te gusta puedes decirlo... No soy muy bueno tejiendo y... fui a pedirle ayuda a Nanami, así que... me recomendó que sólo lo hiciese en un color, ya que así era más fácil.

 

Tokiya se quedó absorto en sus pensamientos. Durante todos esos días Otoya se había preocupado por hacerle aquel  regalo mientras que él en cambio, había estado persiguiendo sus propios fantasmas. Estrujó la prenda entre  sus manos, hundiendo el rostro en ella por unos breves instantes antes de volver a atreverse a enfrentar al contrario.

— Enserio... eres imposible — terminó la frase a la vez que se frotaba los cabellos de la nuca con su mano libre — y yo preocupado todo este tiempo... soy un verdadero idiota.

 

— Em eso... — miró confuso al contrario, tratando de dar significado a sus palabras — ¿significa que te gusta mi regalo?

 

El mayor miró al pelirrojo con una sonrisa y sin previo aviso, le robó un casto beso.

— Me encanta. Es perfecto~

 

El rostro del menor se tornó casi del mismo color que su cabello, sintiéndose con una mezcla de sentimientos indescriptibles entre la vergüenza y una enorme felicidad que no tenía cabida en su pecho.

Tokiya observó divertido el rostro ajeno y sin decir nada al respecto, tomó la bufanda y se la colocó debidamente alrededor del cuello. 

— ¿Cómo me queda?~

 

Aunque le preguntase aquello... simplemente con ver que la persona que tanto amaba estaba usando aquello que tanto trabajo le había costado hacer, era obvio que solo ese gesto le haría inmensamente feliz. El pelirrojo simplemente le sonrió con ternura a la vez que asintió ligeramente con la cabeza.

— Déjame ver... — alcanzó la bufanda para tratar de colocarla mejor y tras esto, torció ligeramente la cabeza hacia un lado —Te queda... completamente perfecta~

 

Tokiya le sonrió al menor, aprovechando esa corta distancia, para acariciar la silueta del rostro ajeno con el sutil roce de las yemas de sus dedos.

— Feliz Navidad, Otoya — dejó caer la cabeza con cuidado hacia adelante hasta que su frente chocó con la contraria —

 

— Hm... Feliz Navidad también, Tokiya.

 

END~~

 

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Notas finales:

Espero que os haya gustado este capítulo de cierre para esta pareja. Siento haberme demorado tanto en escribirlo. Y bueno, la verdadera función de esta nota es para informar que el siguiente capítulo que voy a escribir es un especial san valentín de la pareja Ren y Masato, que intentaré que salga para el 14 de febrero (de este año jajaj). Muchisimas gracias por leerme y un besito enorme a todos!!!!

 


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