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Atracción por lo Prohibido por Akai-chan

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Nada más salieron del baño, se dirigieron directamente hacia la salida. Masato bajaba la cabeza, sintiéndose avergonzado por la situación de todo lo que acababan de hacer, y por si fuera poco, a escondidas en el baño de una tienda de regalos. Desde luego que sentía que había caído lo más bajo posible. Ni siquiera cavando un hoyo y metiéndose dentro notaría la diferencia.


Pero como se solía decir, "de nada sirve llorar por la leche derramada" y a fin de cuentas, Ren parecía feliz por su escabrosa ocurrencia.


 


Finalmente, acabaron dando vueltas por las calles, buscando sitios y creando recuerdos nuevos, hasta que llegó el anochecer.


Al fin, decidieron volver a la academia cuando justo al pasar por delante del escaparate de una librería, aparecieron por arte de magia Cecil, Haruka, Natsuki y Syo. No era tan extraño teniendo en cuenta que ellos mismos varias horas atrás dijeron que irían a la ciudad para realizar unas compras, pero en ese momento pensaba que desde luego, "las casualidades existen".


 


Los ojos de ambos chicos se encontraron directamente con el resto de jóvenes que enseguida se percibieron de su presencia. El rostro de la única chica del grupo, se iluminó con una sonrisa nada más verlos.


— ¡Jinguji-san, Hijirikawa-san! ¿Acaso ustedes ya habían quedado juntos? — la chica unió sus propias manos, entrelazando los dedos de forma inconsciente —


 


Ambos se quedaron callados por unos breves instantes y tras intercambiar miradas entre ellos, Masato apartó la mirada, volviendo a sentirse avergonzado. Ren simplemente sonrió y se dirigió a la chica para responderle.


— Nos hemos encontrado por casualidad. ¿Puede ser... que ya vayáis a volver a la academia? — habló Ren en un tono de lo más elocuente 


 


La joven asintió con la cabeza enérgicamente y enseguida irrumpió Natsuki en la conversación entre ellos.


— ¿Qué tal si volvemos entonces todos juntos? Cuando lleguemos os prepararé a todos unas galletas con los nuevos moldes que he comprado — comentó el rubio sonriente mientras elevaba casi por encima de su cabeza una bolsa de plástico que contenía todo tipo de ingredientes y materiales de pastelería—


 


— ¡No! ¡No es necesario que te molestes! — Syo se apresuró en entrometerse a la vez que agarraba al más alto del brazo y tiraba en su dirección para hacerlo caminar — Vamos, vamos, ¡que se nos hace tarde!


 


Natsuki observó al menor un poco confuso, pero aun así se dejó arrastrar, caminando al lado del pequeño con una sutil sonrisa en sus labios.


Aijima Cecil y Haruka desviaron su atención hacia los dos jóvenes que habían comenzado a caminar en dirección a la academia, y tras mirar a Ren y Masato, se encaminaron a seguirlos.


 


La joven pareja que había pensado que podrían disfrutar de un tranquilo paseo de vuelta a la academia, vieron su intento frustrado pero simplemente decidieron no darle importancia.


Caminaron el uno junto al otro dejando unos metros de margen con el resto del grupo, que parecía completamente absorto en un tema de interés. Masato, observaba la figura de Ren adornada con una preciosa luz anaranjada por los últimos rayos del sol. Viéndolo a través de sus ojos era tan brillante y clamoroso, que sentía que efectivamente podía robarle el protagonismo a una estrella.


 


De manera esporádica, sus miradas se encontraron y tras observarse por unos escasos segundos, el peliazul suspiró, acariciándose el brazo mientras buscaba las palabras exactas.


— Ren... — le llamó para captar su atención — sólo quiero que sepas que no estoy enfadado.


 


— Entonces lo de antes...


 


— Déjame terminar — le cortó —Sé que has estado con muchas mujeres antes que yo pero... sé que ahora es diferente. Y quiero que sepas que no me importa.


 


Ren permaneció absorto ante aquellas palabras, llevándose su mano derecha hasta tapar su rostro parcialmente, entre que intercambiaba su visión entre el grupo que caminaba por delante de ellos, y su amante.


— Eso debería tomarlo como... ¿algún tipo de confesión?


 


— ¡No! Quiero decir... — su rostro estaba ligeramente ruborizado, pero había desviado la mirada para evitar que el contrario se diese cuenta — piensa lo que quieras...


 


El mayor sonrió, y Masato sin siquiera mirarle, se pudo dar cuenta de que sus palabras le habían hecho de alguna forma... feliz.


Siguieron caminando, tan cerca el uno al lado del otro que sus hombros se rozaban. Aprovechando esa escasa distancia, y tras corroborar de que ninguno del grupo les estaba prestando atención, se inclinó hacia el lado de Masato para susurrarle al oído.


— Ahora mismo... me encantaría besarte.


 


— ¡Shh! — le siseó a la vez que con su mano más cercana alejaba a Ren— Estamos en público, ¿en qué clase de cosas estás pensando?


 


— Tacaño — bromeó éste, regalándole una divertida sonrisa —


 


A pesar de haberle rechazado de forma tan abrupta, éste otro no parecía haberse sentido afectado o afligido. Sin embargo, Masato quien comprobó que el resto del grupo seguía a su marcha, alcanzó la mano de Ren, buscando entrelazar el dedo meñique con el suyo. El mayor, quien ante aquel gesto, rápidamente se giró para mirar en dirección al punto de unión que se había efectuado con sus manos. Automáticamente le sonrió con dulzura y sin siquiera dudarlo un instante, tomó su mano con firmeza y entrelazó los dedos con los suyos. En esa situación, no pudo evitar pensar que aquello era un momento único y exclusivamente para ellos.


 


 


[...]


 


 


Cuando al fin regresaron a la habitación, Masato comenzó por buscar una muda de ropa limpia para darse una ducha y cambiarse lo antes posible. Aún se sentía sucio después de todo lo que habían hecho varias horas atrás.


Ren observaba sus gestos con diversión, notando que se mostraba absorto rebuscando en uno de los cajones de la mesita. Se acercó hasta él por su espalda y simplemente rodeó su cuerpo con los brazos, dejando caer pesadamente la cabeza sobre el hombro de Masato.


— ¿Cuándo piensas darme mi regalo? — susurró a la vez que besaba cariñosamente su sien —


 


— Em... Lo siento, olvidé comprar un regalo — mintió cerrando de sopetón el cajón en el que estaba ensimismado — 


 


— ¿Enserio? Pensaba que eras más detallista. — suspiró afligido — ¿Entonces soy el único que ha comprado un regalo?


 


Aquellas palabras llamaron la atención del peliazul, haciendo que se girase para mirar directamente hacia Ren.


— ¿Me has comprado un regalo? ¿Cuándo? — sus ojos brillaron intensamente ante la emoción y Ren, simplemente sonrió con satisfacción al ver que había logrado su cometido—


 


— Justo antes. En la tienda, mientras tú mirabas los escaparates.


 


Masato le observó detenidamente con el rostro serio, pensativo sobre qué era lo que debía hacer ahora que se encontraba en aquella situación. El contrario al ver que parecía confundido, simplemente le ofreció un pequeño presente que venía envuelto en un precioso papel rojo con adornos dorados sin ningún tipo de extravagancia. El chico lo tomó con cautela, intercambiando miradas entre el regalo y el rostro de Ren, quien tan sólo lo miraba con curiosidad.


El joven tragó saliva y con cuidado empezó a despegar el celo y a desenvolver el regalo con sumo cuidado de no destrozar el papel. Para él, todo el regalo en sí, era demasiado preciado para romperlo. Nada más abrirlo, sus ojos se encontraron con algo que ya había visto antes. Se trataba de dos llaveros para el móvil exactamente idénticos a los que había visto anteriormente en la tienda donde estuvieron horas antes. En esos momentos, se quedó mirándolos, pensando que las parejas de normal usan esa clase de cosas y que en cierto modo, a él también le gustaría poder llevarlas para decir abiertamente "estamos juntos". Sin embargo dudó en si comprarlos, ya que desconocía cómo reaccionaría Ren ante aquella idea. Debía admitir, que jamás llegó a pensar que compraría un par de ellos precisamente para él.


— Antes cuando estábamos en la tienda, parecías totalmente interesado en tener uno de esos. No pensaba que realmente te gustaran esa clase de cosas...


 


Masato miraba aquellos llaveros fijamente, como examinándolos y enseguida se empezó a sentir completamente feliz. Esbozó una leve sonrisa y rápidamente colocó uno de los llaveros en su móvil, mientras que el otro, se lo ofreció a Ren.


— Me encanta~


 


El rubio se quedó totalmente anonadado al ver aquella expresión en Masato, por el mero hecho de que no estaba acostumbrado a verlo de aquella forma tan brillante. En esos instantes, sentía un enorme deseo de abrazarlo, pero antes de poder decir algo, el chico ya se había zafado en dirección a la estantería del fondo de la habitación, donde él ya sabía que tenía guardado un regalo que varias horas antes, pensó que era para él.


Efectivamente, le tendió ese mismo regalo y él, simplemente lo tomó y lo observó por cada lado justo antes de volver a mirar a Masato, quien tan sólo le sonreía a la espera de que lo abriese. No dijo nada al respecto, y casi con el mismo cuidado que Masato; abrió el regalo, encontrando en su interior dos cosas. Lo primero era un pequeño talonario, y lo segundo, otra caja más que al abrirla, contenía una pluma de tinta negra, con su propio nombre grabado.


— Ya que es San Valentín — comentó Masato un poco nervioso por si el regalo no le había gustado — y el chocolate no era buena idea, pensé que esto podría llegar a gustarte....


 


— Tranquilo, es perfecto. Pero... — se quedó pensativo por un instante — no importa.


 


El rubio le sonrió y Masato simplemente se quedó ligeramente confundido, mientras que a su espalda estrujaba la nota que le había escrito junto al regalo, pero que no se atrevía a dársela.


 


Ren miró detenidamente los regalos, dándose cuenta que el talonario no era un talonario común. Se trataba de uno para parejas donde aparecía una pregunta o frase, y varias opciones para chequear. ¿Realmente en qué estaría pensando Masato cuando se decidió a regalarle aquello? A veces ese chico, resultaba ser todo un misterio.


— Vaya... ¿y esto? — miró el contenido del talonario y comenzó a leerlo en voz alta — sorpréndeme, invítame a algún sitio nuevo... regálame algo original...


 


Masato comenzó a sentirse nervioso y tal vez, un poco avergonzado por la situación por la que estaba pasando. Por un momento, estuvo a punto de lanzarse sobre Ren y robarle aquel talonario de las manos.


— ¡Oh! — mostró el rubio sorpresa justo antes de usar un tono más sugerente en sus palabras — Añadir algo picante a nuestra relación... me haces un striptease con música, un masaje romántico con final feliz... ¿Dónde se ha quedado el Masato estirado que conocía?


 


Ante aquellas bromas y tal vez cierta mofa, Masato se acercó hasta Ren para intentar arrebatarle aquello, pero éste fue más rápido y lo alejó de su alcance.


— ¡Devuélvemelo! ¡Voy a tirarlo! — replicó el peliazul sin ser escuchado —


 


— Tranquilo, tranquilo, esto pinta muy divertido — continuó con la broma, leyendo algunas páginas más del talonario hasta que se detuvo en una de ellas


 


— Creo que voy a usar esta hoy — comentó con diversión, a la vez que destapaba la pluma personalizada y marcaba algo en el papel —


 


Masato observaba curioso sus gestos, sin alcanzar a ver lo que estaba marcando. Nada más acabarlo, lo corta y se lo entrega a éste, para que lo leyese detenidamente mientras que él, se alejaba en dirección al baño. Aun un poco confuso por todo aquello, miró en dirección a Ren momentáneamente y, enseguida volvió su vista al papel:


¿Qué deberíamos hacer esta noche?


’Tomemos una ducha juntos!!


’Una cenita romántica solo para los dos!!


’Mejor sorpréndeme!!!


 


De todas las opciones posibles, había señalado las tres. ¿Qué narices significaba eso?


Masato frunció el ceño y volvió la vista en dirección al baño, cayendo en cuenta que le había robado el turno. Definitivamente, ahora era cuando estaba pensando que la idea del talonario había sido pésima.


— ¡Ren! ¡No vale señalar las tres! — le gritó desde la habitación, completamente indignado.—


 


A pesar de que sabía que le había escuchado perfectamente, no hubo siquiera respuesta por su parte. Éste otro suspiró y miró nuevamente el papel del talonario, y tras esto, la nota ahora arrugada que le había escrito a Ren pero no se atrevió a darle. Se acercó a su mesita de noche y allí guardó ambos papeles, sonriendo levemente antes de cerrar el cajón.


 


Tomó en brazos la ropa que había preparado antes del intercambio de regalos, y sin más miramientos, se presentó en el baño donde Ren ya llevaba varios minutos dentro, esperándolo. 


— Tal vez... la primera opción no sea tan mala idea~  


 


END~

Notas finales:

Esta es la última parte del especial San Valentín. Espero que os haya gustado y agradezco mucho a todos los que habéis tenido una paciencia infinita hasta que he logrado acabarlo.

Este capitulo puede que muestre varias erratas o que esté escrito de manera muy superficial, ya que no ha sido reeditado ni releído. Posteriormente cuando tenga tiempo, lo volveré a reeditar y lo perfeccionaré.

Ya voy avisando de que el siguiente capítulo va a tratar sobre Natsuki y Syo, continuando las hazañas de esa pareja que dejé un poco abandonada hace varios capítulos atrás. 

Se me ha ocurrido otra idea que puedo añadir sobre la pareja Ren y Masato, pero esto será mucho más adelante.

Un saludo a todos y espero que podáis seguir leyéndome como hasta ahora~


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