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Atracción por lo Prohibido por Akai-chan

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Notas del capitulo:

Hola gente, espero que no me hayáis echado demasiado en falta (??). Aquí os traigo el nuevo capítulo de SatsukiXSyo/NatsukiXSyo tan bonitaaaa.

Al principio pensaba hacer solo dos partes de esta historia pero… he pensado mejor hacer tres partes para que quede mucho más bonito.

Admito que soy una autora que escribe muy lento y que tardo meses en escribir, pero si quieres que algo sea perfecto, debes darlo todo de ti para que así sea. Por eso mismo me toma tanto tiempo escribir.

Debo añadir que no estoy muy segura últimamente en que este fic sea lo bastante bueno y eso quizá sea el motivo por el que tardo tanto en escribir, solo quiero que salga perfecto y creo que no lo estoy consiguiendo.

Sin más rollo, disfrutad del capítulo y nos vemos al final~

~SENTIMIENTOS ENCONTRADOS~

 

Natsuki y Syo al igual que otros días, quedaron en la sala de estudios del segundo piso para repasar cada uno de ellos el trabajo que les había sido impuesto. No iban en el mismo equipo ni en la misma clase, pero se había vuelto una rutina diaria quedar allí durante algunas horas después de las clases.

Era una habitación igual de grande que el resto de habitaciones del edificio. La mayoría de las paredes tenían ventanas acristaladas para permitir entrar la mayoría de luz posible. El lugar era tranquilo y amplio, con varias mesas y sillas distribuidas por la habitación. Allí como era costumbre, no había nadie, se notaba que eran los únicos estudiantes.

Syo se comenzó a sentir incómodo por unos momentos y trató de sacar algún tema para relajar el ambiente.

 

— Em… esto… últimamente parece que va a llover — primer premio. De todas las cosas que podía decir, esa tuvo que ser su única ocurrencia. Por un momento sintió como si sus mejillas le quemasen de vergüenza—

 

— Todo está bien, Syo. No tienes que preocuparte.

 

Aunque él lo dijese, el menor sabía que algo estaba pasando. Lo había visto extraño durante un tiempo pero no era capaz de preguntarle directamente, a pesar de que sabía que si le preguntaba, probablemente le diría lo que quiere saber.

La mirada de Natsuki permanecía absorta en las páginas de un libro cualquiera que había tomado de la biblioteca. Las largas pestañas del mayor mantenían hipnotizado a Syo, quien lo observaba como si aquella imagen fuese de lo más encantadora. Y probablemente era cierto. A través de sus lentes podía ver nuevamente la oscura forma de aquel joven. Atrevida y seductora.

Sus miradas se encontraron mientras lo estaba observando con tanto descaro. Al contrario de lo que ocurría comúnmente, en esta ocasión Natsu permaneció serio a pesar de haber atrapado a Syo observándole de forma tan vivaz.

 

— Syo, ¿te ocurre algo? llevas un buen rato comportándote extraño. — su ceño se frunció ligeramente, pero sin llegar a estropear su bonita imagen.—

 

— ¿Eh? ¡Claro que no! Es tu imaginación — en un intento por evadir el tema, se le ocurrió llevar la vista hacia uno de los libros que había desparramados por la mesa. Tomó uno al azar y comenzó a ojearlo sin leer nada—

 

Mira quién fue a hablar. ¿Después de todo el tipo que actuaba extraño era él? le habría gustado gritarle “¡eres tú el que actúa extraño! ¡¿Qué narices te pasa!?”. Pero fue incapaz de decírselo.

Sin embargo, el hecho de que él mismo actuase de aquella forma, también comenzaba a resultar un poco sospechoso.

Natsuki hizo un ademán de querer volver a su libro pero después de todo era imposible.

 

— Nanami es una buena chica. — Susurró el mayor de los dos en un breve murmullo—

 

— ¿Cómo? — le pilló por sorpresa. ¿A qué venía aquello? — Sí, supongo que sí.

 

Se hizo de nuevo el silencio. Un silencio tal vez, mucho más incómodo que el anterior. Ambos tenían preguntas en la mente sin respuesta, incapaces de satisfacer su instinto curioso.

 

— Te gusta Nanami, ¿cierto? — aquella inesperada pregunta hizo que los ojos de Syo que se mantenían pegados en el cómic, se fijasen desorbitados en los de Natsuki, quien lo observaba impasible—

 

— ¿Ehhhh? ¿A qué viene esa pregunta? —el menor trató de ocultar la vergüenza de su rostro colocando el libro abierto a la altura de sus ojos.—

 

— Pero es que Syo es mucho más lindo cuando está enamorado — el tono de Natsuki era tan dulce que parecía no haber maldad en sus palabras. Eso le hizo bajar la guardia al pequeño Syo—

 

Eso es ridículo, ¿Cómo una persona puede estar más lindo por eso?... Espera!!! — apartó el libro rápidamente, lanzándolo al aire para poder mirar directamente a Natsuki con el ceño fruncido — ¡¿A quién estás llamando lindo?! ¡Soy un hombre, Natsu-Baka!

 

— Pero Syo es tan peq-- — justo antes de que terminase la frase, Syo llevó las manos hasta la boca de Natsuki para evitar que dijese esa palabra.—

 

— Si te atreves a decir esa palabra, te mato — ante la inocente mirada del mayor, la suya propia creaba un gran impacto por su rudeza. Sin embargo, debía admitir que el ambiente se había vuelto tan casual como de costumbre y eso le agradaba—

 

El menor retiró las manos una vez que el contrario asintió en respuesta a aquella “amenaza”. Natsuki simplemente le devolvió una leve sonrisa como si aquello no lo hubiese considerado dentro del término intimidación. Aquello solo produjo el efecto rebote en Syo, logrando robarle un leve sonrojo que de nuevo intentó ocultar bajo su fachada de tipo duro tan típica de él.

 

— Y es cierto. Sólo en parte. — acabó abriéndose a contarle. Después de todo habían sido amigos desde la infancia. — Nanami sólo se ha convertido en alguien importante para mí.

 

El rostro de Syo mostraba una leve sonrisa entre que su mirada observaba sus dedos entrelazándose sobre la mesa donde estaba sentados. El contrario tan sólo lo observó con cierta tristeza en su rostro, pero el menor no fue consciente de ello.

 

— Quiero decir… Ya hay otra persona que… bueno… — el chico sentía que no le salían las palabras —ya sabes… como que ya tengo a alguien que me gusta… — era irónico estar hablando de ese tema con la persona que te gusta, pero no se podía evitar —

 

Natsuki tragó saliva con dureza. Como si sintiese algo atorado en su garganta que le impedía respirar. Era una extraña y vaga sensación que subía desde el pecho hasta la garganta. Enseguida se vio forzado a volver a sonreír como casualmente hacía. Sin motivo aparente, sintió que algo no encajaba con él.

Repentinamente una voz nueva en la sala les hizo captar su atención, girándose en dirección de donde provenía.

 

— Chicooooos, ¡por fin os encuentro!

 

Ambos se miraron el uno al otro al darse cuenta que se trataba del pelirrojo. Venía acompañado de Masato, quien al contrario que éste, se lo tomaba con tranquilidad y no iba corriendo por todas partes como un loco. Otoya les sonrió casi al mismo tiempo que se acercaba hasta quedar en frente de la mesa donde estaban sentados. Syo suspiró en cierto modo aliviado, como si hubiese sido salvado, algo que no pasó desapercibido para el nuevo invitado a escena.

 

— ¿Ocurrió algo? parece que os ha pasado un tsunami por encima…

 

El ambiente debía ser terriblemente luctuoso para que hasta aquel chico se diese cuenta de que algo no iba bien del todo entre ellos.

 

— Todo va bien, no te preocupes Otoya. — se adelantó Syo para evitar malentendidos —

 

— ¿De verdad? Parecían completamente abatidos. ¿De qué hablaban?

 

Enserio ese chico no sabía nunca donde detenerse. Natsuki automáticamente respondió a la pregunta en el justo momento que se produjo un espacio de tiempo.

 

— Oh, hablábamos sobre la persona que le gusta a Syo--

 

— Todo va bien, no te preocupes Otoya — se interpuso Syo rápidamente, como tratando de arreglar el estropicio, pero ante la atónita respuesta del pelirrojo, supo que ya era tarde —

 

Espontáneamente la cara de Otoya cambió a una totalmente alegre, incluso que alcanzaba a emitir un atisbo de brillo en sus ojos caoba. Miedo daba lo que venía a continuación.

 

— Ohh ¿es eso enserio? Espera!!! ¿Es alguna actriz de tu serie? —Syo observó por el rabillo del ojo a Natsuki, como si rogase para que le sacara del apuro.—

 

— Em… no exactamente…Muy frío, si te digo la verdad. —respondería a unas cuantas preguntas y simplemente todo se olvidaría. Pensó para animarse a si mismo. —

 

— Ohhh entonces debe ser alguien de fuera… ¿Es joven? ¿Es bella?

 

— Es un poco mayor que yo… y si, es atractiva supongo. Pero también es muy increíble de diferentes formas… — ¿qué pasaba con esa clase de entrevista amorosa? parecía sacado de una revista del corazón—

 

Comenzó a sentirse un poco incómodo por la situación y Masato, como la persona audaz que era, se había dado cuenta de que aquello se estaba saliendo de control para el menor.

 

— Oye Ittoki-kun, ¿no había algo que querías decirles? — definitivamente debería agradecerle más tarde por salvarle el pellejo —

 

— Ah, es cierto. Nanami nos ha reunido a todos en el salón de música. Dijo que había hecho una nueva canción para nosotros. ¿No es emocionante?

 

Los dos rubios volvieron a cruzar miradas como si pudieran leerse la mente mutuamente. En pocos segundos se prepararon para ir con ellos en dirección al lugar de la reunión. Ya que se había molestado en reunirlos a todos, eso quería decir que se trataba de algo que tenía que ver con el grupo Starish.

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

 

Todos se reunieron en la sala de música, todos menos la protagonista de la reunión. Comenzaban a ponerse nerviosos durante la espera. Al momento Natsuki sacó un tapper con unas galletas que había preparado previamente antes de la reunión. Qué nadie me pregunte en qué momento las hizo, porque ciertamente no lo sabía.

 

— ¡No os preocupéis, he traído unas galletas para comerlas mientras esperamos! — los presentes enseguida cambiaron la cara a sabiendas de que estaban muertos si probaban alguna — Vamos no seáis tímidos, venga Syo, di ahhh~

 

Natsuki agarró una de las galletas y se la acercó al rostro de Syo. Éste enseguida cerró la boca con fuerza y se colocó las manos sobre los labios para taparlos. De nuevo esas malditas galletas incomestibles. Como de costumbre, tenían un extraño color entre verdoso y morado que era imposible lograrlo, excepto para el cocinitas de Natsuki.

 

— ¡¡NOOOO, aparta eso de mi!! — Syo se alejó del contrario mientras que el mayor le seguía a cada paso que daba. —

 

Escasos minutos después, Nanami apareció por la puerta con varios papeles entre sus manos. Respiraba agitada como si hubiese estado corriendo para llegar hasta allí. Los demás jóvenes miraron a la chica exaltados por verla de aquella forma, pero el hecho de ver que el rostro de ella mostraba una condescendiente sonrisa, les permitió relajarse.

 

— Chicos… perdón por tardar. Quería terminarlo lo antes posible — comenzó a explicar mientras caminaba hacia el centro de la sala. —

 

Los demás presentes se pusieron en pie y se colocaron a su alrededor manteniendo cierta distancia de ella. Observaban intrigados los papeles que portaba consigo, sabiendo de sobra que se trataba de una nueva canción.

Otoya fue el primero en sonreír ampliamente al mismo tiempo que se acercaba hasta Nanami para mirar con ella el contenido de las estrofas. A simple vista se podía decir que parecía una bella música.  La chica decidió acabar con la incógnita y antes de que pudiesen comenzar a preguntar, tomó asiento delante del único piano en la sala. Ella colocó los papeles sobre el pequeño atril sobre el piano y tras tomar una profunda bocanada de aire, comenzó a tocar. Sus dedos se deslizaban sobre las teclas de tal forma que parecía que las acariciaba con un cariño especial. No era de sorprender, ya que la música de Nanami siempre fue así de bella, tenía un encanto que podía cautivar fácilmente los corazones de las personas que la escuchaban.

 

Siempre se habían preguntado si aquella forma de crear canciones tan bellas era algo nato propio de ella o simplemente lo había ido desarrollando con los años. Lo único que estaba claro, es que ella al igual que ellos, creaba las canciones desde lo profundo de su corazón.

 

— Aun está sin terminar pero… quería que me dierais vuestra opinión… — la joven se mostraba nerviosa, aunque se trataba de una canción muy buena, no podía evitar sentirse insegura —

 

— Es verdaderamente fantástica — Ren fue el primero en dar su opinión. Todos los demás le siguieron —

 

— Tan perfecta como siempre, Nanami — las palabras de Masato hicieron que el rostro de la chica se tornase ligeramente rojo de la vergüenza —

 

— Gracias chicos… simplemente cuando menos me di cuenta, estaba tocando esto.

 

Tokiya tomó los apuntes de la chica y comenzó a leer detenidamente le contenido de las hojas. Fue cuando cayó en la cuenta de que las estrofas le resultaban extrañas.

 

— Oye Nanami. Esta canción ¿es una grupal? Parece para siete personas

 

Todos se acercaron automáticamente hacia Tokiya para leer también el contenido. Estaban tan cerca que el peliazul se empezó a sentir agobiado.

 

— Sí. Pensé que estaría bien que Cecil también participe en la canción. Después de todo es parte del grupo.

 

— Eso dices pero ni siquiera se ha reunido con nosotros. ¿Estás segura que ese tipo querrá hacer esto? — Tokiya era tan hiriente como siempre, pero debía darle un punto por llevar cierta razón—

 

— Vamos Ichi-san, no hace falta que seas tan directo. Podrías herir los sentimientos de una dama — las palabras de Ren consiguieron que Tokiya frunciese el ceño —

 

Nanami rápidamente corrió a meterse en medio de los dos, pues sabía que acabarían discutiendo como siempre. Nunca entendió por qué Tokiya era tan irascible cuando se trataba de Ren, aunque bien era cierto que el rubio resultaba ser una persona difícil de tratar.

 

— ¿Qué es todo este escándalo?

 

Hyuga Ryuya el profesor encargado de la clase S al que también le habían dado el cargo de “niñero” del príncipe Cecil Aijima. Se encontraba en la puerta de la habitación con los brazos cruzados por delante del pecho y el rostro serio. El joven Cecil estaba también con él justo unos pasos por detrás, como si buscase el momento de escape para largarse de nuevo.

 

—Sois adultos, ¿podríais hacer menos ruido? — los jóvenes se disculparon, aunque solo algunos de ellos. Otros hicieron caso omiso.— Bueno no importa. Es una suerte que estéis aquí todos. El próximo fin de semana tenéis trabajo.

 

Por supuesto que todos se miraron entre ellos extrañados. No todos tenían las mismas preferencias en el mundillo de buscar trabajo para darse a conocer.

El profesor le dio a cada uno de los integrantes un pequeño sobre. El contenido simplemente era información sobre el trabajo que les había tocado y los integrantes de cada equipo.

 

Syo abrió el sobre que le habían entregado y en él debía hacer equipo con Natsuki pero se redactaba que debían ser al menos tres personas para ese trabajo. Eso le hizo observar al profesor un poco extrañado.

 

— ¿Qué es esto? ¿Un programa de variedades al aire libre? pero aquí piden tres personas y nosotros solo somos dos…

 

— Oh, no te preocupes por eso — empujó al joven Cecil para que diese un paso hacia adelante — Ya estáis tres, ¿no es perfecto?

 

Tanto Natsuki como Syo se vieron sorprendidos ante aquel nuevo cambio de planes. Por supuesto, el rubio estaba en contra del nuevo equipo que se había formado. El mayor por su parte tenía una personalidad tan tranquilizadora que parecía que nada tenía importancia.

 

— ¡Espera! ¡No pienso ir con él a ningún lado!  Puede integrarse con otro equipo, ¿no es asi?

 

— Syo-kun.. no creo que sea para tanto. Podría estar bien conocernos mejor — Natsuki trató de relajar el ambiente pero sólo causó el efecto contrario —

 

— Tampoco es como si tuviese interés en ello. — Cecil terminó de hundir el dedo en la llaga, lo que acabó de nuevo en la discusión —

 

Esta vez, fue el profesor quien acabó con la discusión, interponiéndose entre los dos chicos.

 

—Esto es trabajo, nadie ha pedido vuestra opinión. Si queréis seguir estando aquí, haréis vuestro trabajo y no os seguiréis quejando. — los dos jóvenes se miraron el uno al otro aun no convencidos de aquello.—

 

Sin embargo, si algo era cierto, es que tendrían que aguantarse por un día más y tratar de entenderse mutuamente si tenían pensado seguir adelante. Para Cecil no era importante la fama, o convertirse en una estrella, pero sabía que si lo echaban, no podría continuar al lado de su “musa”, mientras que para Kurusu, era imprescindible seguir allí para alcanzar sus metas.

En esos momentos, ambos jóvenes pudieron ver reflejado en los ojos del otro la misma pregunta “¿Cómo acabaría la historia entre ellos una vez que ya ha empezado? ¿Serán capaces de aguantarse el uno al otro?”.

 

 

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

 

 

Nada más acabó la reunión, todos volvieron a sus habitaciones como estaba previsto. Faltaban algunas horas aun para la cena pero sabiendo que dentro de poco tendrían un trabajo nuevo, simplemente les hizo regresar directos a tomarse un breve descanso.

Los dos jóvenes de la habitación 3ºA entraron a su respectiva habitación, aunque el mal humor de Syo se vio perfectamente reflejado cuando cerró la puerta de un portazo nada más entrar.

 

— ¿Por qué tengo que trabajar con una persona que no tiene ningún interés en respecto a ser un idol? ¿Por qué está aquí entonces? ¡Nada tiene sentido!

 

— Tranquilo Syo-chan… ¿por qué no comes algo y te relajas? — el mayor de los dos, le ofreció algunas galletas que aun había guardado de antes de la reunión. —

 

— ¿Qué? ¡Te dije antes que no quería! ¡Estás loco si piensas que me comeré eso!

 

— Vamos Syo-chan, verás como te sientes mejor con el estómago lleno… — aunque le había dicho que no quería, él seguía insistiendo, tratando de meterle una de las galletas a la fuerza —

 

— ¡Que he dicho que no! — el menor movió el brazo en respuesta, golpeando el brazo del contrario. La galleta salió disparada, haciéndose añicos cuando cayó al suelo.—

 

— ¡Qué cruel, Syo-chan! Después de hacer el esfuerzo de hornearlas… — el mayor caminó en dirección a donde había caído y con cuidado comenzó a recoger los restos para tirarlos a la basura —

 

Syo observó al contrario con cierta empatía, como si se sintiese culpable de destrozar sus sentimientos. De siempre, Natsuki se había vuelto experto en saber cómo jugar con sus emociones y sacar de él, su lado más tierno.

 

Se acercó hasta donde el mayor se encontraba y se puso en cuclillas a su lado para ayudarle a recoger los trozos. Natsuki observó a Syo cambiando su rostro a una sonrisa, después de todo, sabía de sobra como era la personalidad de Syo. Una personalidad inocente y compasiva. Tal vez eran aquellos aspectos los que siempre le hicieron mantenerse a su lado, incluso ahora, día a día se iba dando cuenta que se volvía más y más importante para él. Se había vuelto tal vez, en una pieza importante en el puzzle que formaba su corazón.

 

Los ojos del mayor observaron fijamente al pequeño, de tal forma que Syo no tardó en darse cuenta de que le estaba atravesando solo con mirarle.

 

— ¿Qué ocurre, Natsu? Llevas todo el día extraño — soltó una breve risita como si no le diese verdadera importancia y solo estuviese bromeando, pero el rostro de Natsuki no cambió —

 

De nuevo se mantuvieron callados. Ese extraño silencio se estaba comenzando a sentir como una costumbre muy desagradable.

 

— Cuando estuvimos hablando en la sala de estudio…

 

“Mierda, así que todo era por eso.” Dijo Syo para sí mismo justo cuando desvió la mirada a un lugar apartado de la habitación. No quería tener que andar engañándole con alguna estúpida historia romántica con alguna joven que ni siquiera existía.  Aunque cualquier mentira, le resultaría mucho más creíble que la propia realidad.

 

— No importa, sólo pensé por un momento que antes solías contarme estas cosas — susurró el rubio entre que se ponía en pie. La mirada del menor siguió con cautela cada uno de sus pasos.—

 

— ¿Quieres decir algo como que nos hemos vuelto distantes? — los pasos del mayor cesaron en seco en medio de la habitación—

 

— ¿Eso quiere decir que te diste cuenta?

 

— Eso no es cierto. Es tu imaginación.  — mintió. Todo eso tal vez era cierto. Pero… ¿qué podía hacer? Era doloroso de aquella forma. No podía decirle la verdad —

 

— Syo-chan…

 

Las palabras de Natsuki parecían clamar su nombre. Se giró para mirarle y ante su sorpresa, el mayor se había dirigido hasta su posición y se había quedado a su altura. Tan sólo escasos momentos después, sintió como su pequeño cuerpo se sentía oprimido entre los brazos del mayor bajo el manto de su abrazo. Siempre, siempre, desde pequeños, conocía aquella frágil existencia que parecía quebrarse fácilmente como el cristal.

El menor correspondió a aquel abrazo,  pasando los brazos alrededor de la espalda del contrario,  ofreciéndole entre tanto,  algunas  leves palmadas para darle ánimos.

 

— Vamos,  Natsuki...   si que estás extraño —bromeó con un tono divertido mientras trataba de apartarse para mirarle. —

 

— Syo-chan... Y si me estoy volviendo una mala persona? — El rostro de Natsuki ya  era todo un poema.  Había comenzado a verter lágrimas sin motivo aparente.  Seguía siendo un llorón después de tantos años. —

 

—No lo creo,  Natsu-baka.  Eres mucho mejor persona que cualquier otro —no se sabe el motivo pero aquellas palabras le hicieron alegrarse en cierta forma —

 

—Pero...  Tanto Syo-chan como todos los demás son especiales para mi...  no quiero odiar a alguien que me importa.

 

Sus palabras actuaban sin sentido y el menor estaba más que confundido por todo aquello. Sin embargo,  podía ver que el mayor tenía un sentimiento similar a un deseo infantil de acaparar las cosas.  De siempre había tenido ese extraño hábito. Eran aquellas cosas las que mandaban señales de que su oscura personalidad era solo una parte de su mente que se creó para evitar ser dañado. Satsuki jamás se lo dijo,  cuando aparecía solo tenían un rato de sexo y solía evitar hablar de algún tema que tuviese que ver con Natsuki. Pero,  seguramente si le hubiese hablado de su verdadera naturaleza,  le habría dicho lo mismo que imaginaba.

 

— Enserio no puedo entenderte, ¿seguro que estás bien? ¿No tendrás fiebre? — Syo posó la mano derecha sobre la frente del mayor como si estuviese comprobando su temperatura. Por supuesto que estaba perfectamente—

 

— Estoy bien — el rubio tomó la muñeca del contrario para retirarla con cuidado y aprovechó ese momento para frotar sus ojos con la manga del jersey para secar su rostro. — Syo-chan, en referencia a lo que dijiste esta mañana, era cierto ¿no?

 

Kurusu tuvo un repentino flashback donde su mente recordó repentinamente que habían estado hablando de su vida amorosa en la biblioteca. No sabía si el tema iba por ese lado pero dio por hecho que era lo más probable. El chico simplemente se sintió levemente avergonzado por lo ocurrido y le costaba pensar con claridad. Tan solo emitió un leve gesto asintiendo con la cabeza. A pesar de ello, no se sentía capaz de decir que la persona que le gustaba era en realidad la misma que tenía delante de él, más bien… era una parte de él.

 

— Ya veo. Enhorabuena Syo-chan. Quería decirlo antes pero… — sentía que su voz se acabaría trabando tal vez por motivos de  las lágrimas, pero logró serenarse —

 

— No es correspondido… — un breve susurro por parte del menor cortó la conversación del contrario, haciendo que se provocase un corto silencio —

 

Shinomiya miraba a Syo sin entender a que había venido aquello, con los ojos más abiertos de lo normal. El rostro del menor se mantenía gacho y los hombros decaídos. El mayor llamó de nuevo su nombre con una dulce y preocupada voz justo antes de posar una de sus manos sobre los hombros del contrario. Éste solo pudo responder apartando con rudeza el amable gesto del chico.

 

— No me toques. — mantuvo un momento de silencio sin atreverse a mirar al contrario — no necesito que me tengas lástima. Precisamente tú…

 

— ¿Syo-chan?

 

El menor se puso en pie, dando a conocer que pretendía ignorar la situación. Sin embargo, Natsuki no estaba dispuesto a dejarlo pasar tan fácil, por lo que le siguió de cerca mientras le llamaba. Finalmente, acabó por agarrarle del brazo más cercano para impedir que siguiera huyendo de él.

 

— ¡Espera! ¿Dónde vas ahora? Estamos hablando.

 

— ¡Déjame! ¡No tengo nada que hablar contigo! ¡Suéltame! — tiró del brazo hacia atrás, haciendo que del tirón se liberase del agarre —

 

Con el tirón acabó golpeando el rostro del mayor por accidente. Aquello hizo el efecto rebote provocando que las lentes salieran despeñadas por la habitación. La vista del menor se centró en el objeto que acababa de caerse al suelo, haciéndole reaccionar por acto reflejo para tomar rápidamente las gafas.

Su acción se vio frustrada cuando el contrario le agarró nuevamente el otro brazo y tiró de él en la dirección contraria para evitar que pudiese tomar las gafas. Maldijo su suerte cuando sus dedos rozaron el objeto y sintió como se escapaban por los pelos. 

 

— Oye, ¿dónde crees que vas? — Syo reconoció esa voz, igual a la de su amigo pero más grave. Sintió que su vello se erizaba sólo por escuchar su voz nuevamente —

 

— A ninguna parte… Quería tomar algo que se me ha caído… — mintió tratando de que su voz no se quebrara y pareciese sospechosa. Pero por supuesto, no es como si Satsuki fuese idiota —

 

— ¿Es eso cierto? — cuestionó irónico esbozando una leve sonrisa — Mírame a la cara y repítelo de nuevo.

 

El menor atendió la orden girándose despacio para mirarle a la cara directamente. Pero sus labios se mantuvieron pegados como si no pudiese decir una sola palabra. Sin previo aviso, Satsuki tomó el cuello del contrario entre sus dedos y le empujó hasta que la espalda del chico chocó con rudeza contra la pared del fondo. Sus labios emitieron un leve gemido de dolor por el impacto.

 

— Auch… eso dolió… ¡Maldito!

 

Los dedos del mayor se apretaron alrededor de su delgado cuello, obligándole a guardar silencio al sentir que comenzaba a faltarle el aire. Enseguida se apresuró a agarrar la muñeca ajena, tratando de apartar el brazo de su cuello, pero era demasiado fuerte.

 

— Qué ruidoso. Vamos, ¿por qué no me lo dices ahora?

 

El menor intentó hablar pero sentía que su voz no podía salir y se asfixiaba. Sin embargo su cabeza aun estaba lo bastante lúcida para comprender la pregunta. ¿Estaba enfadado solo porque le había mentido? A duras penas su quebradiza voz intentó disculparse.

 

— Lo... lo...sien...to

 

El contrario frunció el ceño mostrándose molesto por la respuesta. Liberó el cuello del rubio, permitiéndole respirar nuevamente. Éste tomó una fuerte bocanada de aire y comenzó a toser.

Antes de recomponerse, un nuevo quejido volvió a irrumpir en el ambiente cuando los dedos del más alto esta vez se enredaban entre los cabellos de la nuca del chico y tiraba de ellos con fuerza hacia abajo. Automáticamente echó la cabeza hacia atrás, observando el rostro del contrario tan de cerca que parecía que sus frentes chocarían la una contra la otra. Pero en vez de eso, Satsuki se inclinó en dirección a su cuello hasta que sus dientes se hundieron en la fina piel del mismo.

 

— ¡Un momento! ¡Ahí no, se va a ver! — Golpeó el pecho del mayor con toda la fuerza que tenía, pero al parecer no le hizo daño alguno, pues en ningún momento se detuvo.—

 

Mordió la zona y tironeó de la piel hasta el límite de que la piel se cortó, dejando una pequeña herida con la marca de los dientes grabada. Sus ojos observaron la marca detenidamente mientras deslizaba la lengua lentamente por la comisura de sus labios, aquello se sentía como si se hubiese convertido en su nuevo trofeo.

 

— Eso no es lo que quiero escuchar. ¿Eres estúpido?

 

— No… ¡No lo soy! ¿Qué demonios quieres ahora?

 

— ¿Qué crees que es lo que quiero?

 

No podía evitar la feroz mirada del mayor, no cuando le era imposible escaparse o luchar contra él. Pero de nuevo, esa sensación de verse sometido le producía un fuerte escalofrío que se dirigía desde la columna hasta la punta de los dedos, llegando a dejarle con la mente en blanco. No obstante aún lograba tener la cabeza en su sitio.

 

— No lo sé--

 

— Sí que lo sabes — le cortó en seco antes de que prosiguiera hablando — dime una cosa…

 

Estaban tan cerca que sus cuerpos se podían llegar a rozarse con facilidad. Sin ningún apuro la pierna de Satsuki se deslizó hasta que presionó la zona baja del menor. Éste emitió un leve gemido y justo cuando intentó moverse para echar la vista hacia abajo, el mayor se lo impidió manteniéndolo sujeto con firmeza por los cabellos de la nuca.

 

— ¿Qué mujer crees que podría estar satisfecha con un mocoso lascivo como tú? — Aquellas palabras le hicieron sentirse avergonzado. No entendía a qué venía todo aquello pero no podía darse el lujo de que se notase cómo le afectaba—

 

— Basta...

 

— Ah es cierto, me equivocaba. Podría ser un hombre después de todo. Puede que incluso cualquiera estuviese bien para ti siempre que sea bueno usando “eso”.

 

Sin previo aviso, la mano de Syo se vio por acto reflejo chocando contra la mejilla del contrario, con la suficiente fuerza que la cachetada emitió un sonoro sonido que detuvo las acciones del mayor. Por primera vez en todo el tiempo que se habían conocido, Satsuki le observaba con la mirada confundida y llena de sorpresa llegando a darse cuenta del lloroso rostro del chico que parecía haber sido herido profundamente.

 

— Si ya has acabado, suéltame de una vez...

 

El mayor aun mudo, fue incapaz de responder al golpe de la misma forma violenta que otras veces. Simplemente chasqueó la lengua justo segundos antes de liberar al chico, y creando un pequeño espacio entre ellos. Éste se posó la mano sobre la mejilla justo en la zona donde había recibido el golpe. No resultaba doloroso pero podía sentir que la zona le quemaba.

 

— Eso es lo que tendría que decir yo… — susurró en voz baja justo cuando desviaba el rostro hacia un lado. Su mejilla había tomado un tenue color rojizo por el golpe y era obvio que destacaba por su piel tan clara.—

 

Syo tan sólo pudo escuchar al contrario mascullando las palabras en un suave y corto murmullo, pero pudo intuir que su comentario le había logrado herir de alguna forma.

 

— ¿Qué…?

 

— Lo que has oído. Precisamente tú no tienes derecho a decir esas cosas — su voz esta vez adquirió un tono elevado. Mostraba una mezcla entre orgullo herido y molestia —

 

Aquellas palabras le hicieron mirar con extrañeza al contrario, totalmente confundido, eso si era posible estarlo más. Abrió la boca por un segundo, como si intentase decir algo para objetar pero fue irrumpida su acción nuevamente.

 

— Olvida lo que he dicho. — Suspiró  profundamente, dando por terminado el tema. Sin embargo aquello había despertado el lado curioso de Syo—

 

— Primero me preguntas cosas extrañas ¿y ahora pretendes que me olvide del asunto? — el pequeño frunció el ceño, estropeando su bonita cara —

 

— Simplemente si ya tenías a alguien, debiste decirlo desde el principio. ¿Por qué tengo que parecer yo el malo de la película ahora? No estamos en uno de esos guiones tuyos de  dramas románticos a los que acostumbras, ¿lo sabías?

 

— ¿Qué importancia tiene eso ahora? — de no ser porque conocía lo suficiente a Satsuki, cualquiera daría a entender que estaba celoso por ese asunto. Si eso fuese cierto, habría sido motivo suficiente para poder morir de felicidad —

 

El mayor se ocupaba de mantener la distancia como si al contrario se le fuera a cruzar nuevamente la idea de darle otra cachetada en la otra mejilla.

Sus dedos cruzaron cuidadosamente por sus propios cabellos,  acariciando sus bonitas ondas rubias para peinarla hacia atrás. Aquello hizo que la mirada de Syo permaneciera fija en el rostro del muchacho, observándole de esa forma tan apasionada en él que tal gesto no pudo escaparse a la inaudita perspicacia del mayor.

 

— Si me sigues mirando de esa forma vas a desgastarme — el rubio sonrío ampliamente con un ápice de malicia —

 

Syo en su lugar,  no pudo evitar sonrojarse al haberse visto atrapado tan fácilmente. Satsuki aprovechándose del momento,  se inclinó para hasta que su brazo se apoyó sobre la misma pared donde la espalda de Kurusu se presionaba,  sintiéndose atrapado de nuevo.

 

 — ¿Quién narices te miraría? Solo eres un egocéntrico — era mentira.  Ciertamente su mirada lo buscaba incesantemente. Pero era su culpa después de todo,  ya que fue él quien le hizo así

 

— Entonces ¿en qué piensas ahora mismo? —demasiado cerca.  Tan cerca que podía sentir su respiración chocar contra su oído —

 

— Déjame que te lo diga.  Solo eres un pervertido que piensa en cosas obscenas,  al igual que el resto.  No eres mejor que yo.  — Si en algo era experto eran aplastar sus sentimientos

 

—Eso no es cierto… ¡Eres tu quien me ha vuelto así!

 

—Eso dices pero la última vez pareciste disfrutarlo,  ¿no es así?  ¿Acaso no se sintió bien? Sabes de sobra que soy mucho mejor que cualquiera tío o tía que te encuentres por ahí. ¿Por qué no simplemente disfrutarlo?

 

“Era obvio que se sintió bien porque eras tú” Eso era lo que quería decirle pero no podía admitir que en realidad a quien amaba, era a él. Conocía lo bastante a Satsuki como para saber que en el momento que viese que él ya había robado su corazón, sería lo bastante cruel para alejarle. Aquel arrogante ser, sólo se veía atraído por el claro instinto animal de la caza.

 

—Satsuki… ¿qué es lo que pretendes?

 

—Tal vez…pretendo ser una buena persona. Si ya tienes a alguien que amas, ¿quizá no debí haber hecho aquello? — parecía que se estaba culpando a sí mismo, o simplemente era su forma de decir que debían empezar a guardar la distancia. —

 

—Un momento… ¿estás sugiriendo…?

 

—Estoy sugiriendo que no volverá a pasar. Es lo que querías después de todo. Debiste haberlo dicho desde el principio.

 

El menor sintió por un momento como algo en su interior se quebraba. Era tal vez una extraña sensación de vacío que desde hacía mucho tiempo no sentía. Aquello le hizo quedar impactado hasta el límite de no poder desmenuzar palabra.

Satsuki sin embargo, lo observó interesado en su reacción, como si fuese realmente la que esperaba.  No era de sorprenderse.

Éste tomó al menor por la barbilla, obligándolo a que echase la vista hacia arriba de tal forma, que sus ojos verdosos se encontrasen con los azulados del contrario. Se mostraban con ese extraño atisbo de brillo por la ansiedad del momento.

 

— Vamos, di algo al menos. Era lo que buscabas, ¿cierto?

 

Syo observó con la mirada perpleja su propio reflejo en los ojos del contrario. Incluso en esos momentos se ocupaba de culpabilizarse por engañarse a sí mismo al creer que sólo era Satsuki, era el único en sus ojos. De no ser por él, su vida habría sido diferente. Más fácil, más sencilla, menos dolorosa… internamente cada día se debatía lo que debía hacer. ¿Por qué tuvo que enamorarse de la otra personalidad de Natsuki y no de otro? Darle vueltas a aquel asunto sólo lo destrozaba pero le dolía más aun engañarse a sí mismo al pensar que todo iba bien.

 

— Solo…  — susurró el menor inclinándose inconscientemente con el claro intento de besar los labios ajenos. El mayor lo detuvo colocando el dedo índice sobre los labios del chico para detener su avance.—

 

A pesar de detenerle, Satsuki entendió por completo el claro gesto del menor, haciéndole ver lo que realmente deseaba. Aquello, sólo provocó que de nuevo se encendiese ese pequeño lado suyo de malicia que le provocaba. Una respuesta muda que le gritaba que lo empujase sobre la cama y lo tomara de nuevo.

 

— ¿Qué es lo que esperas que ocurra aquí? —  el tono sarcástico de Satsuki resultaba tan afilado que parecía cortar el aire sólo con sus palabras —

 

Syo no pudo responder a aquello, estaba sorprendido por su reacción y su rostro se había ruborizado. El mayor esbozó una leve sonrisa, que a ojos del menor parecía cargada de satisfacción, pero tal vez la cara de pócker de Satsuki, se la estaba jugando como otras veces. Liberó a Syo del agarre, desviando la atención a otra parte mientras se apartaba de él, guardando de nuevo la distancia. Mientras se alejaba, los ojos cian del menor se fijaron en la ancha espalda del contrario, alejándose cada vez más de su lado. Una frágil y quebradiza voz susurró su nombre, logrando así detener su avance.

 

— Satsuki… Espera…

 

Cuando Satsuki se giró para observar al chico, se chocó con la sorpresa de encontrarse a Syo en pie frente a él, justo delante de la cama, deshaciendo ante su expectante mirada  el nudo de la corbata. La tela de satén se deslizó con un sutil sonido hasta que cayó grácilmente sobre el suelo. La mirada de Syo observaba apremiante directamente a los ojos de Satsuki, mientras caminaba en su dirección hasta acortar totalmente la distancia entre ellos. Las temblorosas manos del menor, agarraban los bordes de la camisa del contrario, sin apartar en ningún momento la mirada de la suya.

 

— Satsuki… Quiero que me hagas el amor.

 

“Esas palabras fueron suficientes para lograr despertar a la bestia que creía permanecer dormida.”                                         

 

 

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Notas finales:

Hola de nuevo, ¿qué os ha parecido? ¿Alguien más ha pensado que se ha quedado en la parte más interesante? 

Ahora voy a dar la sorpresa buena. Ya tengo organizada la historia y el final decidido. Es muy posible que “siempre que no me muera o algo” salga rápido el capítulo siguiente (siempre digo lo mismo y luego tardo 3 meses en escribirlo). Espero vuestros review con opiniones, si hay algo que pueda cambiar en este fic, podéis hacer vuestras sugerencias. Y como siempre digo… Si queréis podéis seguirme por twitter (donde siempre informo de todas mis actualizaciones) en este enlace:

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Un besito, lectores~


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