Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Atracción por lo Prohibido por Akai-chan

[Reviews - 40]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno aquí vamos con otro capitulo más de esta parejita. En este capitulo destacará la relación entre Natsuki y Syo, habrá mucho drama y sobretodo mucho amor. Espero que os guste~

Nos vemos al final del capítulo.

Desde ese día, no habían vuelto a hablar. Sólo veía y hablaba cada día a Natsuki (quien le partía el corazón con sólo mirarle de forma inconsciente) ya que no  podía evitar ver el reflejo de Satsuki en él. Una cruel verdad que le iba consumiendo.

Continuamente el menor observaba fijamente cada gesto de Natsuki, y cada vez que éste le respondía con una tierna sonrisa, éste desviaba la mirada al suelo, negándose a sí mismo siquiera verle. Era demasiado doloroso aun a sabiendas de que él no sabía nada del tema.

Recordaba vagamente lo que sucedió la otra noche. Recordó, cómo cambió su actitud al momento, igual que si hubiese activado una especie de interruptor.

Le liberó de las ataduras sin decir palabra y ante la mirada perdida de Syo, sólo le contestó con un mero:

— “Se acabó el juego. A partir de ahora no vuelvas a intentar hablar conmigo”

 

No importó las veces que intentase hablar con él, sabía de sobra que sería inútil, que nunca lo escucharía. Sólo podía dejar que el tiempo caminase a su paso lento, y que reparase todo el daño producido en su pobre y triste corazón, ahora destrozado por el desamor y la desdicha de haber sido rechazado.

 

En cierto modo, agradeció que debido al trabajo, no tuviese tiempo libre para pensar en todo lo sucedido, y de paso, aquello le restaba tiempo para pasarlo con Natsuki. Con suerte, se podían ver sólo a la hora de dormir. En más de una ocasión, mientras dormía, se giraba para observar al contrario fijamente por algunos minutos. Se preguntaba, qué pasaría si volviese a intentar hablar con él, pero el miedo le paralizaba y le hacía replantearlo.

 

Pasaron varios días desde entonces, siguiendo la misma rutina. Una copia del día anterior, uno tras otro… y él sólo podía seguir viviendo cada día como si no hubiese pasado nada, imaginándose que todo aquello fue tan sólo un sueño. Finalmente, un día todo cambió. Llegó ese momento en que el profesor Ryuga apareció implantando su nueva norma.

— Tendréis que ir a publicitaros en Ansatsu-DK, enseñadle a Aijima Cecil como debe trabajar en este mundo.

Los tres, Cecil, Syo y Natsuki se miraron mutuamente con cierto desapego antes de comenzar a criticar el nuevo método que había tomado. Sin embargo no importó las veces que se quejasen, la inflexibilidad del mánager fue mayor.

El mundo le estaba dando una segunda oportunidad para remediarlo todo o por lo contrario, solo le estaba torturando sutilmente a golpe de karma.

 

El primer cometido que tendrían ese día, era salir en escena de un breve programa de variedades. La idea era que se diesen a conocer poco a poco para ir ganando cierta fama.

Los tres jóvenes se reunieron en el staff del programa situado en la preciosa ciudad de Kobe (Japón). Allí, se decidió llevar a cabo una pequeña actuación con grabación al aire libre, junto al parque de Sorakuen.

 

Los curiosos ojos de Aijima se posaron en cada detalle de la zona, como cualquier niño que visitaba un lugar nuevo por primera vez. Era tal vez debido, a que aquel joven no estaba acostumbrado a frecuentar aquellas ciudades plagadas de gente, con grandes monumentos arquitectónicos tan emblemáticos, y edificios que pareciese que rozarían las nubes. Aquella imagen reflejada en sus ojos color turquesa, irradiaba un entusiasta brillo que no pudo pasar desapercibido para las personas de su alrededor.

 

La voz de uno de los agentes de la compañía, captó la atención de los jóvenes, quienes un poco confundidos por el momento, se giraron y se dirigieron a la zona donde debían hacer el rodaje. Aijima sin embargo, permaneció parado mirando fijamente un punto perdido del parque hasta que Syo le agarró del brazo y lo arrastró consigo.

 

La grabación de ese día era muy sencilla. Se trataba de un programa matinal corto. Tan sólo debían hablar sobre sí mismos y su trabajo, y seguir el ritmo del programa con ciertas actividades. Los tres se sentaron frente a las cámaras, atendiendo a cada una de las preguntas que les hacían los presentadores del programa. Durante todo el programa, Syo andaba distraído, contestando estrepitosamente las cuestiones, por lo que en mitad del programa, decidieron que lo mejor sería tomar un descanso.

Los tres, se reunieron en la zona de descanso para tomarse algún sustento aprovechando la hora del desayuno.

Natsuki sacó de una pequeña mochila estilo saco con el dibujo de piyo, un tapper con algunas galletas caseras de las suyas. Nuevamente tenían que vivir esa pesadilla.

 

Cecil que nunca las había probado y menos aún oído hablar de su “famosa cocina”, pero bajo la continua insistencia del rubio, no le quedó otra mas que tomar una de ellas. Aquello hizo que la cabeza de Syo volviese a posar sus “pies” sobre la tierra y con un rápido un gesto, Syo señaló a un lugar perdido de la habitación, emulando haber visto algo para captar la atención de ambos sujetos. Rápidamente le arrebató la galleta a Cecil para tirarla a una papelera cercana. Ya le agradecería más tarde por salvarle la vida.

Durante ese corto periodo de descanso, Syo se  mantuvo callado, con la mirada perdida y tratando de cruzar las mínimas palabras y miradas con Natsuki, que aunque él no tuviese culpa, era algo que no podía evitar. Aquellos gestos, eran algo que no pudieron pasar desapercibidos para el mayor.

 

— Syo-chan está un poco distraído… ¿te ocurre algo? — preguntó Natsuki al menor de los tres en un tono cargado de preocupación —

 

El menor por el contrario, miró a Natsuki por unos segundos y rápidamente apartó la mirada, dejándola fija en el suelo mientras entrelazaba sus dedos, actuando como si tratase de ignorarlo. Ante esos gestos, Cecil frunció levemente el ceño extrañado.

 

— No es nada. Estoy perfectamente. — susurró de forma clara dando mayor hincapié a la última palabra —

 

— Aunque digas eso… Syo-chan parece…

 

Antes de acabar la frase, el pequeño se puso en pie con los brazos estáticos y los puños apretados. Se sentía como si se estuviese conteniendo antes de explotar y gritar.

 

¡ESTOY BIEN, DIJE! Cortó a Natsuki antes de acabar la frase y rápidamente se giró sobre sí mismo para dirigirse a la salida de la habitación sin siquiera levantar la vista del suelo. — Voy a por bebidas…

 

Sus últimas palabras se escucharon en un tono tan bajo que fueron arrastradas conforme salía por la puerta, dando a entender que no quería seguir mediando con el rubio. 

 

Cuando finalmente terminó el programa que tenían que hacer decidieron que era momento de regresar de nuevo a la academia. El manager que se ocupaba de Cecil, llegó justo antes de acabar el programa para evitar que se le escapase como era costumbre. Ese chico era alguien en quien necesitabas tener siempre un ojo puesto.

 

Entre tanto, Syo aprovechó la situación para excusarse con la intención de irse por su lado. Natsuki permaneció aun en el  edificio, ignorando aquella ocurrencia hasta que divisó por la ventana del staff la figura del menor saliendo del edificio y caminando por la calle por su propia cuenta.

 

Natsuki se disculpó con los dos que permanecían discutiendo y rápidamente se decidió a seguir a Syo, evitando a todas las personas con las que se iba encontrando por el camino, sin entretenerse ni un momento hasta que sus ojos vieron a lo lejos al menor que caminaba despacio por la calle.

 

— ¡Syo-chan!

   

El menor se sobresaltó al escuchar la voz de Natsuki a sus espaldas, pensando que era imposible que fuera él, pero se equivocó al ver que venía en su dirección y se acercaba rápidamente hacia él.

 

— ¿Natsuki?...

Cuando el mayor pudo alcanzar a Syo finalmente, se quedó frente a él agachado con las manos colocadas en las rodillas mientras tomaba aire. Tras recomponerse, miró al contrario con su amistosa sonrisa.

 

— Casi no alcanzo a Syo-chan. Te fuiste demasiado rápido. ¿Por qué no avisaste de que te ibas? Todos te estábamos esperando.

 

Syo trataba de mantener el mínimo contacto visual posible con el mayor, desviando la mirada a conciencia de que el otro se daría cuenta de que le estaba evitando. Aquello solo hizo que la expresión de Natsuki cambiase a una de preocupación.

 

— ¿Pasó algo Syo-chan?

 

— ¿De qué estás hablando? No ha pasado nada. — respondió a su pregunta sin titubear en la respuesta y en un tono seco inapropiado de él cuando se trataba de Natsuki

 

El mayor retomó su postura casual y lo observó con la mirada y una sonrisa triste que podía herir a cualquiera con solo verlo. Syo se pudo dar cuenta al verlo por el filo del ojo.

 

— Sólo… pensaba que Syo ha estado extraño todo el día y bueno… me ha estado ignorando un poco estos días. Se siente muy solitario~

 

El rostro del menor se mostraba ligeramente sonrojado a pesar de que intentaba refunfuñar al respecto. Natsuki, siempre había tenido esa actitud amable y preocupada por los demás que tanto quería ver reflejado en sí mismo. Pero después de todo lo que había pasado, lo que menos podía hacer, era dejarse llevar y tratar como si no hubiese pasado nada.

 

— Lo…. Lo siento Natsu… no puede ser… — sentía que sus palabras desgarraban su garganta con sequedad—

 

Natsuki estiró los brazos y lo sujetó con fuerza por los hombros, obligándole a que le mirase directamente a la cara.

 

— ¡Syo-chan! ¡Si hay algo que te moleste, debes decírmelo! ¿Cómo lo voy a saber si no me dices las cosas?

 

El menor por el impacto, observó al mayor con los ojos abiertos como platos, sin saber cómo reaccionar o qué decir en aquellos momentos.

 

— Yo no… — Y a pesar del momento en el que se encontraban, al ver directamente su rostro, no podía evitar seguir pensando en Satsuki.— No puedo decírtelo… ¡No tiene nada que ver contigo!

 

Syo lo apartó de él, tratando de mantener la mayor distancia posible entre ellos. El menor observó al contrario por unos escasos segundos, casi al borde del llanto. Sintiéndose demasiado abatido para seguir hablando con él. Negó suavemente con la cabeza cuando vio que el otro hacía un ademán de querer acercarse en su dirección. Rápidamente se giró en dirección contraria y empezó a correr, atravesando la calle principal sin mirar.

Un coche conducía por esa misma calle, dirigiéndose hacia Syo. En unas décimas de segundo, y ante el estrépito, Natsuki se abalanzó sin pensar en dirección al pequeño, empujándolo para evitar que colisionase con él. Fue todo demasiado rápido para reaccionar, y menos aun para ver lo ocurrido.

Se escuchó un frenazo y un fuerte golpe, y pocos segundos después, alguien gritaba desconsoladamente, alertando al resto de personas de la zona al pedir una ambulancia.

 

— ¡¡NATSUKI!!! ¡¡NATSUKI, RESPONDE!!

 

El rubio echó un breve vistazo alrededor. Su vista estaba borrosa. Diferenció sus propias lentes tiradas por el suelo y después, su vista se centró en el menor que se mostraba arrodillado frente a él y con el rostro lloroso, escuchando gritar el nombre de Natsuki con desesperación.


— “Jé… que irónico tener que volver a verte justo en estos momentos… idiota” — susurró, o tal vez sólo lo pensó Satsuki, momentos antes de que su vista se quedase en negro al desmayarse por el golpe. —



*************************************

 

Satsuki despierta en el hospital tras haber sufrido aquel desdichado accidente. Syo permaneció a su lado, sin moverse del sillón situado al lado derecho de la cama. El menor observaba con detenimiento y con la cabeza gacha, el rostro durmiente del mayor. Había logrado salir vivo y casi sin ninguna herida grave a parte de algunas magulladuras, y el hombro dislocado del impacto. Según los médicos, fue un milagro que no le pasara algo peor.

El resto de miembros de Starish estaban también allí, sentados alrededor, mirándose los unos a los otros mientras esperaban a que Natsuki se despertase.

Finalmente, abrió los ojos tras algunas horas de haber estado dormido por la medicación, mostrándose un poco confundido por la situación en la que se encontraba.

 

— ¿Dónde… dónde estoy? — susurró con la voz seca y adormilada —

 

Enseguida todos los demás se abalanzaron hacia adelante para ver de cerca al chico encamado, comenzándolo a avasallar a base de preguntas.

 

— ¡Natsuki! ¿Cómo te encuentras? — el pelirrojo del grupo fue el primero en preguntarle —

 

— Estás en el hospital. Sufriste un accidente — la voz de Ren hizo que Natsuki girase la cabeza hacia el lado inverso, donde estaba sentado el otro —

 

Me siento…. Me duele todo el cuerpo… — Natsuki intentó moverse pero Hijirikawa le detuvo, sujetándole del hombro que no tenía herido —

 

— No te muevas aun. El médico ha dicho que debes guardar reposo durante un tiempo. — susurró Hijirikawa convenciéndole con su voz de que se quedase tranquilo.—

 

— ¿Recuerdas algo del accidente? — preguntó Tokiya en un tono de preocupación impropio de él —

 

Natsuki se quedó pensativo mirando por un momento a todos los de su alrededor y al momento, movió el brazo sano para llevarse la mano hasta la frente. Sentía como si su cabeza fuese a reventar del dolor.

 

— Recuerdo.. que hablaba con Syo-chan y…. luego apareció un coche. Iba muy rápido y…

 

Los demás suspiraron profundamente con tranquilidad al ver que por lo menos se acordaba de todo. Syo abrió la boca por un momento pero tan sólo volvió a cerrar la boca, incapaz de decir nada. Ren se dio cuenta de ello, y simplemente sonrió levemente poniéndose en pie al momento.

 

— Bueno, nosotros nos vamos ya. Es mejor que alguien se quede aquí por si ocurre algún problema. — miró al menor con una mirada cómplice y los demás se pusieron también en pie.—

 

— Supongo que en eso tienes razón. —  comentó Hijirikawa siguiendo los pasos de Ren. —

 

Mientras los demás se despedían de Natsuki y empezaban a salir por la puerta, Ren acarició los hombros de Syo con cariño antes de sonreírle para darle ánimos. En pocos minutos, de nuevo Natsuki y Syo se quedaron solos en la habitación.

 

Ambos se mantuvieron callados por varios minutos hasta que finalmente Syo miró a Natsuki, abriendo la boca dudoso de las siguientes palabras que iban a salir de su garganta.

— Yo… siento lo que pasó… Que estés así ha sido culpa mía…

 

Natsuki miró al menor con una leve sonrisa apaciguadora, como si aquello no fuese importante.

 

— Me alegro que Syo-chan esté a salvo~ — sus honestas y amables palabras, hizo que los ojos de Syo se empañasen.—

 

El menor enseguida se apoyó sobre la cama donde estaba tumbado Natsuki, usando sus brazos para tapar su rostro que amenazaba con empezar a llorar. Natsuki se recolocó en la cama y acarició los cabellos de Syo para que éste le mirase cara a cara. Una vez sus miradas se cruzaron, el menor sucumbió ante la gentileza de su rostro.

 

— Tenía miedo de perderte… — susurró entre sollozos mientras se secaba las lágrimas con la manga — ¿Por qué tuviste que hacer eso?... idiota…

 

Natsuki le sonrió mientras que secaba las lágrimas del contrario con sus dedos, aunque aquello solo hizo que el menor rompiese a llorar una vez más.

 

— Syo-chan es adorable hasta cuando está triste~

 

Syo miró al contrario fijamente y enseguida agarró la mano que sostenía su rostro y la apartó de él. Desde siempre, solo con una mirada y un gesto, conseguía remover en él, más emociones de las que su mente podía organizar.

 

— Por favor Natsuki…

 

— Me alegro… — el mayor cortó lo que iba a decir Syo, captando su atención con ello — Que Syo-chan esté bien. Y también… pensaba que Syo-chan me estaba ignorando… — su rostro mostró una leve sonrisa cargada de un gran desasosiego.— Me alegro de que Syo-chan no me ignore~

 

Syo echó la mirada hacia abajo, como si hubiese perdido ante él. Después de todo, sentía que todo había sido culpa suya pero en ningún momento le había culpado. Incluso habiéndose portado tan frío con él, el contrario usaba su abrumadora calidez para abrazarle con ella. No podía sentirse peor por ello.

 

— Yo… lamento eso también… Nunca debí tratarte así… Natsu no tiene la culpa de que nosotros… —rápidamente se calló. Casi la fastidia nombrando su otra personalidad de la que no era consciente.—

 

El mayor lo miró con cierta extrañeza por sus palabras que enseguida trató de corregir. Podía parecer un iluso, pero en el fondo sabía que le ocultaba algo. Algo que era importante para él y sobre él mismo, que no quería que él supiese. Le restó importancia a aquel asunto, y sin ningún freno, se movió hasta que alcanzó a abrazar al menor con cariño. Syo se quedó estupefacto por varios segundos hasta que reaccionó agitándose entre sus brazos para intentar apartarle sin hacerle daño.

 

— ¿Eh? ¿Natsu? ¿Qué estás haciendo? N-no me…

 

— Siempre… — de nuevo le volvió a cortar sin permitir que se alejase de él — he deseado que Syo-chan esté conmigo… no me gusta cuando presta atención a otros…

 

— ¿Eh? — frunció el ceño ligeramente extrañado por el ambiente que había tomado todo aquello —

 

— Y ayer… mi cuerpo se movió solo cuando vi que Syo-chan sería atropellado… Syo-chan es muy importante para mí…

 

— Em…. Tranquilo... Siempre dices cosas de ese tipo Natsuki — susurró el menor dejando escapar una leve risita —

 

Syo apartó finalmente al contrario de sí mismo y lo observó con una leve sonrisa ante el trasfondo de su lloroso rostro. Natsuki lo miró fijamente con una seriedad atípica de él que solo consiguió que el corazón del pequeño diese un pequeño bote.

 

— ¡No es eso! ¡A mí me gusta mucho Syo-chan!

 

— Lo sé, lo sé… siempre lo dices… — el menor dejó escapar un afligido suspiro. Siempre había deseado escuchar esas palabras,  pero no de Natsuki precisamente —

 

El mayor negó con la cabeza al instante, sujetando al pequeño por los hombros. Aquello hizo que los ojos de Syo se abriesen como platos, incapaz de apartar la vista del rostro ajeno, quien lo miraba completamente seguro de sus palabras.

 

— ¡No es eso lo que quiero decir! — Llegó casi a gritar antes de precipitarse hacia delante, hasta que sus labios rozaron los del contrario con un superficial beso.—

 

La mente se Syo navegaba a 100 por hora, sin saber que estaba pasando con aquella situación. Inconscientemente se dejó llevar por aquel beso, y sus manos de forma instintiva se pasearon por la espalda de Natsuki, anhelando aquel contacto que tanto reconocía. Sabía que aquello era el primer paso que acabaría por destrozar su ya lacerado corazón.

 

CONTINUARÁ~ 

Notas finales:

Espero que os haya gustado. Esta idea de que se llevasen a cabo estos sucesos lo tenía apuntado desde el principio. Espero que no os haya decepcionado. Debo informar que el próximo capítulo será el último. Si si, al fin el último. Espero que podáis seguir leyéndome más adelante~

Podéis seguir me en Wattpad:

https://www.wattpad.com/user/LaurielByrne

Y en facebook:

https://www.facebook.com/profile.php?id=100004776944987

 

Un saludo y nos veremos pronto~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).