El frio de la mañana del último día de invierno. Maravilloso, soleado, frio. Acompañante?...claro que si!...solo que estaba bastante retirado y por el momento no le veía.
Kagami Taiga, un joven con apenas 22 años de edad, estudiante, trabajador, apasionado por el deporte y claro bastante seductor…todo un dios, la perfección, el hombre ideal.
Tan tarde se levantó como para no darse cuenta de la hora, se frotó los cabellos mientras los revolvía, se sentó en la cama que compartía con él mismo. Sonrió levemente y dijo:
-ahora que recuerdo…hoy es 31 de enero…
Se levantó pesadamente mientras caminaba hacia la ducha y tocaba el agua que salía de la regadera para medir su temperatura. Cuando estuvo lo suficientemente caliente entro sin pensarlo dos veces.
Hoy era su cumpleaños…el cumpleaños de él…del pequeño peli celeste.
Así que solo salió con una toalla sujetada en sus caderas mientras salía a la cocina y buscaba que prepararse para comer y no encontró nada más que solo cereal y leche, sin más únicamente decidió comer eso para después vestirse con un atuendo especial, acomodó sus rojizos cabellos para tomar su billetera, salir de su departamento y tomar su auto para dirigirse a donde suele comprar aquellos hermosos detalles lujosos que daba con cariño hacia él…hacia Kuroko Tetsuya, un joven amable, delicado, débil pero que aun así no perdía su hermosura. Kagami al llegar sacó una fotografía de su bolsillo para poder observar el bello rostro suave, su piel pálida, ojos enormes azules celestes a la par de su cabello acomodado hacia un lado perteneciente al del pequeño peli celeste. Sonrió. Sin pensarlo más entró, rebuscó algún objeto o detalle que pudiese llevarle e inmediatamente pensó en globos de aire con algunas frases, una caja marrón con un listón azul celeste y dentro una fotografía de Kuroko con un precioso marco y para finalizar un hermoso peluche color blanco con ojitos celestes. Era precioso, lo admite seguro. Pagó por todo aquello y fue directamente hacia su hogar, aún era temprano como para visitarlo así que esperaría unas horas más.
Tras haber arreglado su hogar, de hacer las compras para llenar su despensa se detuvo en medio del living, observó el enorme sofá el cual le trajo un recuerdo a la mente de hace 2 años atrás:
*flashback*
-kagami-Kun…yo…quiero ser tuyo
-Kuroko…en verdad?
El peli celeste asintió de manera positiva mientras sonreía y metía su pequeño rostro entre el hombro y cuello del más alto olfateando el suave y varonil aroma del peli rojo. Kagami cerró los ojos concentrado, los abrió y obligó al más bajo a verle para después besarle tiernamente, sonreírle y cumplir su petición.
*fin del flashback*
Sin querer una pequeña lágrima resbaló de su ojo derecho, se la limpio enseguida, sonrió ligeramente y dijo:
-fue especial….lo admito
Observó la hora y suspiró para después ir por aquellos detalles y subir junto con ellos al auto. Lo encendió, se recargó en el asiento y dijo para sí mismo:
-espero…espero que se ponga contento…extraño esa sonrisa
Trató de sonreír lo suficiente como para sentirse seguro de su decisión y emprendió marcha hacia donde se ubicaba el peli celeste. En el camino, Kagami reproducía algunas canciones clásicas que le hacían perderse en la nostalgia de aquellos momentos que pasaba con el más bajo, era bonito recordar y sentir con claridad que aquello era algo especial y algo que no se podía evitar sentir, admite amarlo y quererlo demasiado como para ser así de atento pero…hay detalles que aclaran con perfección el estado emocional actual del más alto…impotencia, nervios…pero porque?, eso probablemente se demuestre cuando llegue.
Sin perder más tiempo al llegar se ubicó en el estacionamiento, tomo aquellos bonitos detalles y traspasó aquel cancel enorme que daba la bienvenida al hogar del más bajo. Caminó por unos segundos hasta ubicar su estancia, se acercó lo suficiente como para quedar a una distancia considerable, observó en frente y sonrió de manera triste, antes de poder hacer algo, el sonido de los truenos comenzaba a hacerse presente, el cielo no tardó en tornarse de un gris obscuro y algunas pequeñas gotas comenzaron a caer. Kagami frunció ligeramente los labios, dejó los regalos en la repisa que tenía en frente y como si el más bajo estuviese presente habló:
-Kuroko…me alegra venir a verte hoy…me he acordado de tu cumpleaños y te he traido estos bonitos regalos para que te des cuenta de que la verdad pienso demasiado en ti, haces que mi corazón se estremesca al recordar los buenos momentos, aquellas veces cuando paseábamos, nos abrazábamos…nos…nos besábamos
Se detuvo, su voz comenzó a quebrarse y sus ojos se comenzaron a humedecer, suspiró hondo y continuo:
-otra cosa…espero que también me quieras demasiado porque…no es que este aferrado a ti…pero ha pasado poco…y la verdad me siento muy solo….te extraño…de-demasiado
Lagrimas comenzaron a desbordarse lentamente mientras que se dejaba caer de rodillas en el césped, observó el ataúd que tenía en frente mientras observaba con tristeza y las gotas de la lluvia impactaban contra el suelo mientras le cubrían y mojaban a la vez que lloraba . Miró hacia el suelo y terminó por decir:
-te quiero de vuelta Kuroko…te quiero de vuelta!
Dio un ligero golpe al césped para desahogar su dolor. Kuroko Tetsuya descansaba pacíficamente desde hace 2 años, cuando ambos volvían de noche y un auto impactó junto con ellos dejando a Kagami Herido y al menor le había sucedido lo peor…había salido volando y el mismo auto le pasó por encima, cosa que Kagami presencio y no tuvo más opción que llorar, guardar silencio y dejar que él se fuera. Era triste, bastante que el sentimiento de melancolía arrasaba con los corazones sensibles como el de él, pero de alguna forma era la realidad, Kuroko ya no estaba y no regresaría jamás.
Antes de poder retirarse Kagami suspiró mientras que la lluvia le mojaba todavía más, observó el ataúd y pensó:
-él…él no me dejó…él se fue. Y yo sé que está mejor ahí arriba descansando que aquí a mi lado…lo puedo percibir, lo conozco demasiado bien….tanto…que hasta puedo adivinar lo que me está diciendo...lo amo
Se dio la vuelta mientras caminaba por el largo camino hacia la salida mientras resistía en no soltarse a llorar…era la realidad, pero porque no le superaba?...fácil, le ama aun y ese sentimiento es difícil de dejar de la noche a la mañana. Pero no hay que verlo de esa forma, algún día…le vera de nuevo.