Era un día hermoso donde el sol resplandecía como nunca, los pajarillos cantaban una hermosa melodía (ehhh, entiéndase en celo). Un lindo arcoíris decoraba el cielo además que se oía el sonido del agua correr. Sí, nada podía arruinar esta pacifica mañana…
r ¡Con una mierda Alex! – gritó furioso.
Oh bueno… Algo así…
r ¡¿Cuántas veces te he dicho que te pongas unos pantalones?!
r Mmmm… A ver ‘perame, déjame me acuerdo… - adquiere un pose pensativa.
r …¡Agg! ¡Solo ponte algo de una vez! – le avienta su ropa en la cara.
r ¡Mmh! ¡Hey! ¡Eso dolió! – le reclama la rubia - … ¿Mmm? Por cierto, ¿dónde está Tatsuya?
r Fue al pueblo a traer algunos víveres.
r ¡¿Qué?! – exclama horrorizada - ¡¿Y lo dejaste ir sólo?! ¿Qué no les he dicho cientos de veces de los peligros que corren al salir del bosque? – dijo histérica.
r Eyy, tranquilízate ¿ok? No es para tanto. – dijo Kagami tratando de calmar a su maestra – Además, solo fue al pueblo, ¿qué es lo que podría pasar?
r … ¡Qué tal y si se lo come un oso! – exclamó Alex.
r ¡Ayy por favor! ¿Pero qué di…?
r ¡¿O qué tal se lo raptan los aliens?! – le interrumpió la rubia.
r Oee, no seas exagerada…
r ¡O peor aún! … ¡¿Qué tal si se lo violan?! – dijo al borde de la desesperación.
r ¡Ya tranquilízate joder! – la toma de los hombros, sacudiéndola un poco – No le va a pasar nada ¿ok? Tatsuya sabe cuidarse solo.
Alex se calmo… Pero solo un poco.
La mayor dejo escapar un gran suspiro. – Está bien… Pero entonces tú haz el desayuno.
r ¡¿Qué?! ¡Pero si lo hice ayer! … ¡Y hace dos semanas! – se quejó el ojirojo.
r Ayy mijo, órale no seas flojo. – dijo la rubia – Además yo necesito seguir trabajando, esas pociones no se harán solas. – se echa a correr al sótano… O mejor dicho, a su gran laboratorio.
Kagami solo bufo molesto, dirigiéndose a la cocina.
Y así, es como comienza esta historia. En esta humilde cabaña en medio del bosque, donde ya hacían viviendo este trío de idio… *Cof* *Cof* quiero decir… Estás humildes personas, aunque no eran personas comunes y corrientes. Estos eran seres mágicos, con poderes sobrenaturales y habilidades excepcionales… ¿Qué les parece si conocemos un poco más a estos pobres infelices?
Ese de ahí es Kagami Taiga, de piel tostada y cabello y ojos color ojo. Este wey es un demonio, posee unos afilados cuernos sobre su cabeza y unas afiladas garras. ¿Qué más? Oh sí, es un tanto menso y terco, se enoja fácilmente y odia a los perros y a cualquier cosa que se parezca a uno.
El ojirojo tenía una gran vena marcada en la frente. – Sigo diciendo que esto es tan molesto, quiero decir, eso de oír una voz desconocida es incómodo ¿sabes? … Y también molesto.
… Tú solo sigue la maldita historia… Ejem, bueno, ahora conoceremos a Alex García o Alexandra… Como se llame. Esta mujer es conocida por sus grandes habilidades mágicas, bueno eso y que además es una desvergonzada que no le importa mostrarse medio desnuda a cualquier idiota… Alex había encontrado a estos jóvenes abandonados desde muy pequeños, criándolos y queriéndolos como si fueran sus hijos y…
r Maldición ya cállate y déjanos contar la historia a nosotros ¿quieres? Aburres a los lectores. – se quejo Taiga - ¡Alex ya está el desayuno!
(Maldito desgraciado) – pensó la narradora.
r Ya llegué. – anuncio su llegada un joven azabeche.
r ¡Tatsuya! – recibe a su hermano con una gran sonrisa – Llegas justo a tiempo, acabo de preparar el desayuno, ven siéntate antes de que se enfríe.
r Gracias. – dijo con una linda sonrisa.
Este es Himuro Tatsuya…
r Uggg aquí vamos de nuevo. – rodo los ojos Kagami.
Este al igual que el pelirrojo, es un demonio. Tiene unos cuernos un poco más pequeños que los de su hermano y unas pequeñas y largas alas adornaban su espalda, también tenía una larga cola puntiaguda. Su piel era mucho más clara que la de Kagami además que era más bajo que él, ¡oh sí! Y aunque no lo crean, Himuro es el hermano mayor aunque en realidad no lo aparente…
r Esta mierda me está cansando. – dijo irritado el pelirrojo.
r Ay ya, no le hagas caso, mejor empecemos a comer. – dijo Alex a sus chicos.
Ya después de haber desayunado, cada quien se dedico hacer lo que se les diera la gana. Así fue todo el día hasta que…
¡BOOM!
r ¡¿Qué mierda fue eso?! – pregunto Kagami alterado.
r ¡Creo que vino del sótano! – dijo Himuro preocupado.
Ambos chicos se dirigieron rápidamente al sótano, del cual salía mucho humo.
r ¡Alex! – gritaron ambos al unísono.
r Cof, cof… Aquí estoy. – dijo la mujer.
Los jóvenes abrieron las ventanas tratando de sacar el humo. Cuando ya estaba más despejado lo que vieron los dejo en shock.
r Alex… Tú… - trataba de hablar el pelinegro.
r ¿Qué sucede? ¿Y por qué me miran como si fuese un monstruo? – dijo un poco asustada la rubia.
r Ehhh… Bueno, es que… - decía Kagami.
r ¿Yo qué? … Ay no, no me digan que se me desfiguro la cara. – dijo alarmada - ¡¿Cómo me veo?!
r Pues… Como tú, pero sin ser tú… - dijo Kagami, ganándose una cara de completa confusión por parte de Alex y una cara de no mames por parte de Himuro.
r Solo, mírate. – dijo el azabeche, extendiéndole un espejo.
r … Ohhhh, me he convertido en una niña… ¡Me lo hubieran dicho! ¡Creí que me había transformado en algún fenómeno! – se quejo la niña.
r He, perdón, queríamos dar algo de suspenso. – dijo Kagami.
r ¿Cómo paso esto? – pregunto Himuro.
r Pues… Tal vez al haber combinado varias pociones a la vez, se sobremutaron, lo cual debió haber provocado un cambio en su estructura molecular, lo cual hizo que…
r Si oye, podrías decirlo en Español ¿por favor? – dijo el pelirrojo con una cara de WTF – Algo que yo y los lectores podamos entender…
Y yo también que no te entiendo un carajo…
r ¡Ayy bueno! Solo tienen que saber que como me expuse a la radiación de la pócima me vi afectada, transformándome en una niña. – explico molesta Alex.
r AHHHHHH… - lo captan los demonios (y la narradora).
r Bueno pero, puedes revertirlo ¿no? – pregunto Himuro.
r ¡Pero por supuesto! Solo tengo que hacer una antídoto y… ¡Maldita sea! – exclamo la menor.
r ¿Qué? ¿Y ahora qué coño es? – dijo Taiga irritado.
r ¡Mis ingredientes ya no están! – dijo histérica.
r ¿Cómo que ya no están? – pregunto el pelinegro.
r ¡Debieron haberse hecho cenizas por la explosión!
r Genial… ¿Y ahora qué? – dijo Kagami.
r Creo que tendrán que ir a conseguir unos nuevos. – dijo Alex.
El pelirrojo bufo molesto. - ¿Y en dónde los vamos a conseguir?
r Ahh eso… - empieza a reír nerviosa – Pues… Creo que tendrán que ir hasta… El Reino de Rakuzan.
r Bueno eso no suena tan… ¡¿Qué?! – exclamo asombrado Taiga - ¡¿Hasta Rakuzan?! ¿Estás loca o qué?
r Bueno primero, ¡no me levantes la voz jovencito! – le regaño – Segundo… No exageres, no está tan lejos. – dijo la niña cruzándose de brazos.
r Amm Alex… Si está muy lejos. – dijo Himuro.
r Gracias Tatsuya. – se quejó la rubia.
r Pero… Nos tardaremos días… ¡Quizás semanas! – dijo el ojirojo.
r Bueno ¿no eras tú el que siempre se quejaba que no tenía nada que hacer? – pregunto Alex alzando una ceja.
Kagami solo refunfuño molesto, mirando hacia otro lado.
r Bueno ya, y ¿cuándo partiremos? – pregunto el ojigris.
r Mañana en la madrugada.
r ¡¿En la madrugada?!
r Sip.
r ¡No manches Alex! – se quejó el pelirrojo – ¿Por qué nosotros tenemos que sufrir por tu estupidez?
r Irán en la madrugada ¡y es mi última palabra! – ordeno la rubia con voz potente.
r … … ¿Y si mejor vamos y te compramos tus porquerías al Walmart? – trataba de negociar el pelirrojo.
r ¡No me rebotes Taiga! … Además en el Walmart sale muy caro.
r ¡Pero…!
r ¡Eh! – lo calla unos segundos.
r ¡Pero es que…!
r ¡He dicho: EH!
Bueno y mientras estos seguían en su desmadre, otro grupo de idiotas tenían sus propios problemas.
r ¡Kotaro! ¡Kotaro! – llamaba un pelinegro mientras agitaba un costalito de… ¿Comida para perro? - ¡Kotaro! – pero no había rastros del susodicho, harto, decidió entrar a la casa.
r ¡Nebuyaaaa! – grito el azabeche aun sosteniendo el costal.
r ¡No molestes Reo! – contesto el moreno de mala gana mientras veía el futbol en la sala - ¿Y ahora que quieres?
r ¡Kotaro se volvió a escapar!
r ¿Y a mí qué me dices?
r ¡Asshh, no seas holgazán y ayúdame a buscarlo! – lo empieza jalar del brazo en un patético intento por levantarlo.
r Ahh, ok. – dijo molesto – Dios, ustedes si joden.
Ambos chicos salieron en busca de su amigo.
r ¡Kotaro! – gritaba Reo.
r ¡Ey, Kotaro! – dijo Nebuya, empezando a chiflar una tonadita que sabía que el rubio conocía muy bien.
Entonces se empiezan a oír ruidos provenientes de unos arbustos. Reo inmediatamente se escondió detrás de Nebuya. El moreno solo tomo una ramita como arma, si había necesidad de defenderse.
r ¡Chicos! – salió el rubio del los arbustos - ¿Qué hacen afuera? – dijo animado, mientras su cola se movía de un lado a otro, juguetona. Si, y es que este era una hombre lobo.
r ¿Qué, qué hacemos afuera? Te vinimos a buscar. – dijo Mibuchi saliendo detrás del más alto, poniendo ambas manos en la cintura.
r ¡Upss! Perdón, es que vi una ardilla. – dijo con ojos brillosos.
r Ya te habíamos dicho que no nos trajeras más animales muertos. – le recrimino el moreno molesto.
r Perdón. – dijo Kotaro rascando su cabeza apenado.
Al día siguiente en la cabaña…
r ¡Taiga, ya te había dicho que se iban a ir temprano! – le reprendió molesta la chica.
r Perdón, pero eso de madrugar no es lo mío. – dijo sin interés para luego bostezar.
Alex bufo molesta. – Como sea, ¿ya tienen todo lo necesario?
r ¿De qué hablas? Si solo nos diste el dinero para tus cosas y lo de los pasajes. – dijo Kagami.
r ¡Bueno tú siempre contestándome! – se quejo la niña.
r Bueno ya chicos, calma. - dijo Himuro – Ya mejor vámonos, antes de que se haga más tarde.
r ¡Tengan mucho cuidado mis niños! – empieza a llorar - ¡Ya son todos unos hombres!
r Ya, ya Alex, volveremos lo más pronto posible… Lo prometo. – dijo Kagami acariciando la cabeza rubia de su maestra.
r Si no te preocupes. – dijo Himuro con una sonrisa.
Esta se limpio las lágrimas (y los mocos) para después abrazar a sus chicos.
Ya después del momento conmovedor, los chicos partieron hacía el reino de Rakuzan.
Sin saber que les esperaban grandes sorpresas en el camino…
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r ¡El desayuno está listo! – dijo Reo con voz cantarina.
Nebuya llego como rayo a la mesa (incluso saco volando unos papeles que habían por ahí) - ¿Qué vamos a desayunar? – pregunto ansioso.
r Buenos días a ti también Nebuya. – dijo sarcástico el pelinegro rodando los ojos – Huevos con tocino… Por cierto ¿dónde está Kotaro?
r Lo castigue por volverse a salir. – dijo Nebuya – Haber si así aprende a no desobedecernos otra vez.
r ¡Chicos, por favor! – se quejaba el rubito desde afuera - ¡Ya no me volveré a escapar! – empieza a chillar - ¡Déjenme entrar!
r Aww, pobrecito. – dijo Mibuchi, sin pensarlo dos veces, dejo entrar al chico lobo, el cual le empezó a lamer el rostro en señal de gratitud.
r Dios, y es por eso que es como es. – bufó el moreno – Ya deja de consentirlo tanto.
r ¡Chicos! – dijo un castalo mientras llegaba corriendo hacia sus amigos - ¡Tenemos problemas!
Los otros miraron confundidos al castaño.
r ¿De qué hablas Teppei? – pregunto Reo con una ceja alzada.
r ¡Han robado la piedra filosofal! – grito alarmado.