Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

En el tren por Shamita

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 

 

Este es un one shot de la pareja Trifeca... .el cual es una travesura pues no debia hacerlo..que fue pensado teniendo en cuenta lo que más le gusta a mi amiga Shinju Perla!!  Espero les guste

 

Los personajes pertenecen a  ShungikuNakamura

 

ADVERTENCIA:

Alto contenido de lemon!!

Notas del capitulo:

Este es un one shot de la pareja Trifeca... .el cual es una travesura pues no debia hacerlo..que fue pensado teniendo en cuenta lo que más le gusta a mi amiga Shinju Perla!!  Espero les guste

 

Los personajes pertenecen a  ShungikuNakamura

 

ADVERTENCIA:

Alto contenido de lemon!!

 


 


No tenía idea ni de cómo es que había acabado en aquel lugar con Kirishima, aunque estaba casi cien por ciento convencido de que la culpa era de su amante y de Isaka pues solo a esos dos se les podía ocurrir dejarlos a los dos solos en aquel viaje por tren toda una noche para poder llegar a una reunión con unos nuevos dueños de una importante cadenas de librería en el extranjero lo que permitiría a Marukawa Shoten abrirse paso en el mercado internacional.


El problema en si no era el viaje a Ozaka, no el problema era el tren en el cual los habían enviado: un tren nocturno, y por si fuera poco el odioso de su amante logro que el codo de su jefe los pusiera en un camarote privado y ahí estaba el siendo acorralado por Kirishima en la cama por cuarta vez desde que habían subido, y eso sin contar que apenas tenían alrededor de veinte minutos de viaje.


–     ¡Nhg!... Mmnngh… –gemía Yokozawa mientras trataba de no rendirse a los besos de su amante– Kiri…mmngh... bas… basta… nghn… nos pue… den… –trataba de decir cada vez que el castaño le dejaba tomar un poco de aire.


–     Ssh... nadie te salvara –jadeo Kirishima, quien ya estaba demasiado excitado y sin más volvió a tomar los labios del peli azul de manera ansiosa y con pasión.


De un momento a otro Yokozawa no únicamente se vio invadido por la caliente lengua de su amante sino que una mano descarada ahora se encargaba de masajear su miembro asiendo que este comenzase a reaccionar ante las caricias de Kirishima.


–     ¡Aha… Mngh! –jadeo intentando controlar su voz pues sabía que en otras habitaciones se encontraban otros pasajeros– ¿Qué… que crees que haces… en un lugar como… este? –cuestionaba entrecortadamente tratando de tomar el aire que aquel beso apasionado que le había robado su amado.


–     Siempre quise hacerlo en un lugar así –respondió un animado Kirishima mientras seguía masajeando el miembro del peli azul– y no voy a perder esta oportunidad.


–     ¿Por qué… te tienes que poner de este humor… en los peores lugares? –cuestiono entre jadeos viendo aquella sonrisa burlona y autosuficiente.


–     Yo siempre estoy de este humor cuando estoy contigo –respondió el castaño siguiendo con sus caricias–. Además hace mucho que no lo hacemos y tengo muchas ganas de enterrarme por completo.


–     ¡Nghnn! ¡No digas… esas… idioteces...!–gimió Yokozawa al sentir como una de sus tetillas eran acariciada por encima de su ropa mientras la otra mano seguía dándole atención al miembro semi erecto del más joven– ¡Aha… Kiri… Kirishima!


–     Eres tan sensible, incluso ahora que ni siquiera he tocado tu cuerpo directamente –hablo el castaño para después volver a tomar los labios del otro en un beso que pronto profundizo al morder la comisura de esos deliciosos labios que se abrieron ante él, quien ni corto ni perezoso se adentró a la cavidad saboreándola con su lengua que la recorría ávidamente – ¡Ah tan delicioso como siempre!


Sin decir más nada tomo nuevamente aquellos labios, que comenzaban a hincharse, mientras sus manos poco a poco se deshacían de la molesta ropa que no lo dejaba tocar libremente la piel de su amante, lo primero que dejo el cuerpo de Yokozawa fue su camisa permitiendo a Zen acariciar con sus dedos ambas tetillas mientras su lengua recorría con total pericia el cuello del otro.


–     Nghngnm… –jadeaba al sentir aquellas caricias en su cuerpo, aunque se negaba en dejar salir gemidos había unos que lograban salir– Kiri… ahaa… nhgm…  


–     Sin duda disfrutare hacerte mío en este lugar –dijo Zen mientras su lengua se ocupaba de la tetilla derecha del otro, primero dio varios lengüetazos hasta que se irguió para después sin perder más tiempo comenzó a chuparla como si de un bebé se tratase y buscase con desespero que algo saliera de esta–… Sera… que podré sacarte… un poco de leche… –dijo mientras intercalaba la atención de los botones con su boca, los lamia, succionaba e inclusión mordía levemente sacando más jadeos de su amante quien con sus manos trataba de evitar que algún sonido saliera de su boca– No sabes lo excitante que es verte así… dime no te excita el pensar que otros pueden oírte… o verte jadeando en mis brazos, por lo que te estoy y te hare toda la noche, espero puedas caminar mañana…


–     Nghn…bas… bastardo…ahanhg… –gimió mientras sentía como su amante trazaba un camino de besos, lamidas y mordiscos que dejaban un rastro de saliva por el abdomen del peli azul.


Kirishima se detuvo un momento en su obligo primero recurriéndolo con su lengua y después simulo envestidas con su lengua, mientras sus manos se encargaban de desabrochar el pantalón del más joven, duro ahí algunos minutos más y posteriormente siguió su camino hacia la parte baja de Yokozawa hasta que quedo frente a su miembro aun contenido por el bóxer de su amante. Miro hacia arriba encontrándose con una mirada llena de deseo y pasión contenía; sabía muy bien que su peli azul nunca admitiría que deseaba estar de aquella forma pero el sonrojo en sus mejillas acompañado de aquellos ojos nublados por la pasión y si le sumaba el calor que ya desprendía su cuerpo lo hacía anhelar aún más poder unir sus cuerpos en uno sólo; le sonrió lujuriosamente y nuevamente bajo su mirada hacia aquella única prenda que lo separaba de su amado, recorrió el miembro con su lengua a pesar del bóxer, siguió así hasta que consiguió dejar esa parte de la prende sumamente mojada para después sin esperar más tomar con sus dientes el elástico donde comenzaba aquel bóxer negro raspando la piel canela de su novio y poco a poco fue bajando la prenda hasta que el miembro ya erecto quedo totalmente expuesto ante los ojos color miel que lo comían haciendo que Yokozawa tragara en seco pues sabía muy bien como continuaría aquello.


–     ¡AHHAHG! –gimió sin poder reprimirse al sentir como su miembro era atrapado por los labios de Zen, quien primero dio algunas succiones a este para después sacarlo de su boca en su totalidad mientras sonreía con lujuria, volvió a tomar aquel miembro con sus manos y lo comenzó a masajear lentamente mientras que con su lengua recorría la longitud de este– ¡Mnghnmn! –jadeo al sentir como Kirishima se entretenía lamiendo la cabeza de su pene mientras que una de sus manos se encargaba de seguir masajeándolo y la otra se ocupaba sus testículos.


–     ¿Te gusta? –pregunto Zen alejando el miembro de su amante de su boca, espero unos minutos por la respuesta de este pero sabía bien que no contestaría, pero sin dejar de estimularlo con sus manos– Yo sé que sí, mira que duro se ha puesto –dijo para después volver a tomar el miembro erguido de Yokozawa con su boca, baja y subía lentamente por todo el tronco mientras masajeaba los testículos pronto su dedo medio se dirigió hacia la entrada del otro.


–     ¡Nghhggnn! ¡Aha! –jadeo Takafumi al sentir como aquel dedo se movía alrededor de su ano y su amante no dejaba de atender su miembro, sabía que desde hace mucho había perdido ante Zen pero no admitiría cuanto le gustaba aquello, no si eso representaba acrecentar el ego del otro– Bas… ¡Basta! –jadeo al sentir que pronto llegaría al orgasmo sobre todo cuando sintió aquel dejo hundirse en su interior– ¡Argh! ¡Saca… sácalo idiota! –se quejó pues no estaba preparado para esa invasión, y mucho menos debido a que no había utilizado nada que sirviera de lubricante, el castaño comenzó a mover su dedo medio dentro del peli azul primero de afuera hacia adentro– ¡Nnnghng! Kirishi… Kirishima voy a… aha… ah… –decía entre gemidos, sintiendo como era penetrado ahora por dos dedos mientras que la boca de su amante seguía succionando su miembro, pronto sintió como una corriente eléctrica recorría su cuerpo haciendo que se sacudiera,  intentaba con sus manos separar al castaño de su pene pero este se negaba e incluso hacia más firme su agarre– ¡AH! ¡Ah… ah!–gimió al no poder soportar más y terminar en la boca de Zen quien como acostumbraba se tragó la mayoría de aquel blanquecino líquido.


Kirishima se incorporó y se acercó a los labios de su amante, los cuales tomo en un beso lleno de pasión en el cual se abrió paso entre estos compartiendo un poco del semen que había tragado, sus dedos seguían atendiendo la entrada de su amado sacando y metiéndolos, haciendo círculos con ellos para ensancharla más y permitirle entrar con mayor facilidad. Dejo los labios de Yokozawa para atacar su cuello besándolo y succionando con fuerza hasta que dejo una marca roja en un lado de este que lamio para después pasar al otro lado del cuello repitiendo la misma acción que en el otro lado.


–     Basta… dejaras marcas –hablo Yokozawa conteniendo los jadeos tratando de apartarlo de él.


–     Eso quiero, quiero que todos sepan que eres mío –dijo el otro mirándolo a los ojos–. Así nadie se te acercara ni querrán arrebatarte de mí –continuo diciendo para después sonreír bobaliconamente como si algo se le acabase de ocurrir– Sino quieres que te siga dejando marcas en el cuello entonces promete que hoy harás todo lo que yo quiera.


–     ¡¿QUE?! ¿Qué sucias artimañas son esas? De seguro ideaste otra de tus locas ideas –hablo el peli azul sobreponiéndose a los encantos de su amante.


–     Bien si no quieres entonces continuare con lo que estaba haciendo –dijo el castaño para después atacar nuevamente el cuello mientras una de sus manos se encargaba de apretar una de las tetillas y la otra seguía enfrascada en atender la entrada de su amante, aumento el ritmo de las embestidas de sus dedos mientras con su boca atacaba vehemente el cuello de Yokozawa.


–     ¡AH! Ahaa…ahnmg… –jadeaba al sentir todas las atenciones de las que era víctima su cuerpo, su miembro se estaba irguiendo nuevamente y sabía que si continuaban así realmente le dejaría unas marcas en su cuello que ni su ropa podría tapar– Esta…ahaa… está bien… hare lo… lo que quieras… ah… pero… ah… ah… deja… mi cuello… mngh… en paz –logro decir entre jadeos haciendo que inmediatamente su amante parase cualquier acción.


–     Bien –dijo el castaño con una sonrisa de oreja a oreja, separando su cuerpo totalmente del otro, ante la mirada curiosa y aséptica de su amante se quitó el pantalón dejándose únicamente el bóxer blanco y movió su cuerpo quedando sobre el de Yokozawa quedando inverso a este–, siempre quise que hiciéramos esto pero sabía que nunca querrías así que aprovechare esta oportunidad para que lo hagamos –continuo hablando girando su cabeza observando el sonrojo de su amado sonriendo lujuriosamente,  tomo una de las almohadas que estaban en el camarote y lo posiciono debajo de las caderas del otro elevándolas así y permitiéndole mayor acceso a las partes bajas de su amante–. Vamos a divertirnos mucho esta noche.


–     Mmnhg –jadeo el peli azul cerrando los ojos, al sentir como la lengua de su amante nuevamente se apoderaba de su miembro y unos dedos volvían a hundirse en su interior, al abrirlos pudo vislumbrar aun a través de aquella tela el pedazo de carne duro que era el pene del otro que parecía ofrecerle su amante.


–     ¡Ah! Asi Takafumi –jadeo Kirishima al sentir como los labios dulces de su oso atrapaban su miembro.


Yokozawa estaba sonrojado pocas veces había hecho aquello pero ya había dado su palabra y tampoco quería que Zen se burlase de que él no podía hacer lo mismo que él así que no se echaría para atrás,  el más joven succionaba el miembro de su amante mientras sentía como el propio era devorado por el castaño quien no dejaba jugar con su entrada más pronto sintió como su pene fue liberado de los labios de su pareja y espero poder descansar de todas las sensaciones que le producían todas aquellas caricias más tan pronto como pensó en eso sintió como era ahora la lengua de Kirishima la que jugaba con su entrada mientras sus manos masajeaban su trasero al mismo tiempo que lo separaban logrando que el otro tuviese mayor acceso a su ano, lo cual duro varios minutos en los cuales ambos estaban dándose placer mutuamente.


–     Nghn –gimió Yokozawa al sentir como eran ahora dos dedos más la húmeda lengua del de ojos miel los que entraban y salían de él– Kiri… Kirishima voy… aha… ¡MMNGH!… – trataba de decir mientras el miembro del más alto entraba y salía de su boca pero nuevamente el peli azul había acabado, sin poder avisarle al otro, esta vez en parte del rostro y pecho del castaño.


–     Vaya, sí que te ha gustado este cambio –hablo Kirishima sonriendo y limpiándose un poco el rostro por el rastro de semen que había dejado el otro– pero sabes Takafumi aunque disfruto lo que estás haciendo ya no aguanto más, quiero hacerte mío –continuo mientras sacaba su pene húmedo de la boca de su amado y se reacomodaba en la cama quedando entre las piernas del peli azul, quien trataba de tranquilizar su respiración, tomo las caderas de este y dirigió su miembro a aquella entrada que por largo rato estuvo preparando.


–     Espe… espera ponte el condón… –pidió Yokozawa, en un atisbo de conciencia que surgió al sentir el miembro de su amante que sin ninguna protección se restregaba en su entrada.


–     No… siempre he querido sentirte al desnudo y completamente, sin que nada intervenga entre nosotros, y esta noche así será –hablo el otro aun rozando con su pene erecto la entrada a su paraíso.


–     Esta sucio, idiota –dijo el más joven tratando hacerlo entrar en razón.


–     No me importa –replico Kirishima– y como hoy harás lo que te pida no importa que tu no quieras aun así lo haremos al natural.


–     ¡No digas esas cosas! –exclamo avergonzado Yokozawa.


–     Taka… Takafumi –llamo el castaño, jadeando ante la perspectiva de lo que sucedería, obteniendo la mirada del mencionado– Te amo –exclamo, llenando de un sentimiento de calidez el corazón de Yokozawa, mientras se adentraba de un solo golpe en el interior del más joven.


–     ¡Ah! –gimió el otro al sentirse lleno de Kirishima.


Tan pronto como entro Zen comenzó a embestir aquel cuerpo que únicamente le pertenecía a él, sentía como a pesar de toda la preparación el interior del oso de Marukawa lo apretaba asiéndolo ir cada vez más rápido en sus estocadas, de afuera hacia dentro se balanceaba tratando de encontrar el punto que sabía enloquecía a su oso y no tuvo que esperar mucho para encontrar.


–     ¡AH! MGNHGNM –gimió Takafumi mordiéndose los labios mientras arqueaba su espalda al sentir un placer enorme con las estocadas que le daba su amante, pronto sintió como era levantado hasta quedar sentado, sin parar de ser embestido, en las piernas de Kirishima y de frente a él que se encontraba hincado– Kiri… Kirishima… –jadeo pues parecía que aquella noche este no lo dejaría descansar tal y como lo había prometido.


–     ¡Ah! Takafumi, mi hermoso Takafumi –jadeo el mayor sin perder el ritmo de sus estocadas–. Dime que eres mío, por favor –pidió haciendo que el otro se conmoviera pues sabía que al nunca decirlo podía resultar difícil que Kirishima lo creyera sin ninguna prueba que saliera de sus labios.


–     ¡Ah! Imbécil crees que… ah…ah… haría esto con… ah… cualquier… cualquieraahaa… –jadeaba sintiendo como se enterraba el miembro del otro en su interior cada vez más profundo– ¡AH! –gimió al sentir como Kirishima sonriendo mordía una de sus tetillas sin piedad alguna haciéndolo a su vez enterrar sus uñas en la espalda del castaño.


–     No importa como lo digas… o… si lo niegas, tu cuerpo… me habla y me dice…aha… que solamente respondes a mis caricias… a mis besos… a mi pene… –jadeo Zen mientras con uno de sus dedos acariciaba donde se unían los cuerpos de ambos– me lo… ah… me lo dice por… aham… como me succiona dentro, tanto que nunca me quiere dejar ir… ¡Ah!... Aprietas tan jodidamente bien –decía mientras sentía como el interior del peli azul estrujaba su miembro sobre todo cuando su dedo recorría la circunferencia de aquella entrada.


Zen comenzó a devorar los labios de su amante antes de que le contestara, las estocadas eran cada vez más rápidas y profundas asiendo jadear a los amantes que entre besos parecían querer comerse, era como si de una pelea por mantener el control se tratase pronto el castaño se sorprendió al sentir las manos de su amante masajeando sus cabellos, manteniendo y haciendo más profundo el ósculo que compartían con emoción se dejó caer en la cama llevándose al de venta junto con él asiendo más rápidas las embestidas, después de varios minutos el aire les hizo falta a los amantes teniendo como resultado que se separaran pero Kirishima no se detuvo ahí bajo sus labios hacia a aquellos botones que se erguían excitados ante sus ojos, los succiono ávidamente intercalando uno con otro y guio su mano hasta el miembro erecto de su amante que pedía ser atendido, comenzó a bombear al ritmo de sus estocadas pues sabía que no aguantaría más y pronto llegaría al orgasmo, por lo cual no podía dejar atrás a su amado pasaron varios minutos en los que sus cuerpos cubiertos de sudor siguieron aquella danza de pasión entre gemidos ahogados, besos llenos de pasión y amor, caricias que eran entregadas al cuerpo del peli azul que levemente correspondía pues estaba perdido en el mar de pasión y lujuria que siempre creaba para él Kirishima quien seguía embistiendo dentro de él.


–     ¡AH! Kirishima –jadeo el peli azul que recibiendo varias estocadas profundas llego al clímax arqueando su espalda mientras su semen se esparcía llenando su vientre y el de su amante.


–     ¡Mngh Ah! ¡Takafumi! –gimió Kirishima quien sentía como su miembro era estrujado con mayor fuerza en el interior de su amado y tras unas cuantas más de aquellas embestidas termino dentro del otro, llenándolo por completo de su semen, quien volvió arquearse al sentirse lleno.


–     ¡Maldito! ¡Porque demonios terminaste adentro! ¡Después de que no te pusiste condón todavía tienes el descaro de hacer eso! –se quejó Yokozawa cuando recupero la consciencia y sintió todo su interior lleno de aquella sustancia blanca y pegajosa– ¿Y qué demonios esperas para salir? –cuestiono al darse cuenta que el castaño aún seguía dentro de él.


–     Solo déjame estar aquí un poco más –respondió el mayor quien llevo su mano hacia la entrada del peli azul–. Me encanta estar aquí –dijo masajeando la circunferencia del ano de su amado– yo sé que aquí es el lugar donde pertenezco.


–     ¡Ngnmgh! –gimió al sentir aquella caricia– Estas loco, como va a ser ese tu lugar –dijo con aquel rostro sonrojado por lo que había sucedido hacía apenas unos minutos atrás– ¡Ya no te hagas del loco y sal!


–     No quiero –dijo Zen con un puchero como si de un niño se tratase–, además yo sé que tú también quieres estar así conmigo –continuo diciendo para después dar una embestida haciendo que el menor sintiese como el miembro de este comenzaba nuevamente a erguirse–. Y mira estoy tan feliz de estar aquí adentro que ya hasta me estoy poniendo a tono para la segunda ronda.


–     ¡¿QUÉ?! –grito Yokozawa sonrojándose pues podía sentir como se iba irguiendo el pene de su amante– ¡Debes estar loco! –exclamo pues él estaba exhausto pues había tenido tres orgasmos en lo que iba de la noche.


–     No, yo aún quiero divertirme contigo –hablo calmadamente Kirishima dando pequeñas embestidas para que su amante comenzara a sentir placer–. Te lo dije, esta noche será toda nuestra –continuo hablando mientras se erguía sin separarse del otro y por ende elevando sus caderas hasta que sus piernas quedaron apoyadas en sus hombros–. Sabes me gusta esta vista pero tus labios están muy lejos –siguió al momento en que se inclinaba hasta dejar las largas piernas del peli azul dobladas y apoyadas en su cuerpo permitiéndole tener acceso a los labios y tetillas del  que se encontraba bajo de él–, me gusta más de esta manera –hablo dando más estocadas un poco más profundas pero sin acelerar el ritmo–. Yokozawa, te voy a follar toda la noche, así que acostúmbrate a este sonido que hace mi semen dentro de ti mientras te cojo –dijo refiriéndose aquel característico sonido del líquido siendo movido y empujado por su miembro causando que el más joven se sonrojara mucho más de lo que estaba antes.


–     ¡Kirishi… ah! –trato de quejarse más las estocadas eran precisas a aquel punto que podía hacerlo olvidar de todo– ¡Ah… ah… mgnhgnm…! –Yokozawa intentaba de contener sus gemidos más le era difícil porque su interior era embestido con profundidad y firmeza mientras que sus botones eran atacados por los labios de Kirishima quien mordía y masajeaba con su lengua aquellos montículos además de que aún estaba muy sensible por todo lo que habían hecho recién.


–     ¡Oh vaya! Parece que mientras más te toque…ah… más sensible estas –hablo Zen sin dejar su tarea– pero sabes que esto… ah… solo hace que te desee mucho más –continuo hablando envolviendo el semi erecto miembro de Yokozawa entre sus manos bombeando al ritmo de sus estocadas–. Yokozawa, ¿Qué pensarías si tuviéramos sexo en el pasillo?


–     Intentas… algo como eso…ngmh… y te…ah… te olvidas de mi… –jadeo mirando al hombre sobre él con el ceño fruncido en clara señal de que no estaba jugando.


–     Ok… ok… pero que te parece si ahora cambiamos de posición –pidió dejando el interior del ano de Yokozawa para después separarse de él–, ponte de cuatro –ordeno a un peli azul que trataba de recuperar el aliento.


–     ¿Qué RAYOS YA PARECE QUE YO..?


–     Prometiste hacer todo lo que quisiera y te esto perdonando no hacerlo en el pasillo así que mínimo me merezco esto –hablo el otro interrumpiendo a Takafumi quien al mirar a aquel hombre serio con su pedido y después de maldecirlo mil veces en su mente lentamente se acomodó según lo que pedía el otro.


–     ¡Mil veces maldito! –maldijo por lo bajo el peli azul ya acomodado en la cama en posición de cuatro patas– ¡Imbécil! –exclamo mientras sentía como Kirishima le abría su trasero dejando salir parte del semen que aún se mantenía ahí.


–     Solo quería sacar un poco –dijo restándole importancia al asunto, con sus dedos tomo un poco del semen que había caído en las sabanas–. Come –ordeno mientras le ponía al frente aquellos dedos con semen, Yokozawa dudo un poco pero no quería quedar como el que no cumple su palabra así, podía más su orgullo por lo cual abrió sus labios dejando que Zen los metiera en su boca.


Yokozawa lamia los dedos que el castaño le había ofrecido más pronto sintió como sus piernas eran juntadas y cierta parte de su amante se restregaba contra su redondeado trasero, Kirishima se posiciono detrás del peli azul, quedando las piernas de este entre las suyas,  y nuevamente fue penetrado lentamente por aquel miembro que hacía poco hubiese dejado su interior, y así tan rápido como Zen se hundió en la entrada por demás lubricada comenzó a embestir con un ritmo pausado pero profundo.


El editor llevo sus manos hacia las tetillas de su amante, estrujándolas con fuerza mientras que cada vez las estocadas se hacían más fuertes, quien sentía cada embestida mucho más profunda que la anterior y la atención que recibida de las manos del castaño que se entretenían en intervalos entre sus tetillas y su miembro erecto, duraron varios minutos en aquella posición hasta que el peli azul sintió como Kirishima con sus manos rodeaba su torso y lo hacía pegarse a su pecho sin dejar de penetrarlo.


–     Yokozawa –hablo el castaño–, quiero que me montes –continuo logrando que el sonrojo del susodicho se hiciera mucho más fuerte.


–     ¡Como si…  yo… fuera a hacer… ¡Ah! –respondió jadeante más una mordida en la parte superior de su cuello por parte del otro– ¡No! Vas a… agh… dejar… argh marcas… –decía entre jadeos mientras con una de sus manos trataba de alejar al editor de su cuello pero este se resistía.


–     Solo lo dejare de hacer cuando me montes –hablo Zen sin despegarse de aquel cuello además paro las embestidas al interior del peli azul– y no me moveré tampoco hasta que seas tú mismo quien me hunda en tu interior.


–     ¡Tsk! –gruño Takafumi pues no importaba cuantas veces tuviera aquellos encuentros con el castaño no podía acostumbrarse por completo a sentirlo dentro suyo ni mucho menos le gustaba cuando se ponía de aquel humor y le pedía– Quien quisiera…


–     ¡Kirishima! ¡Yokozawa! –llamaron a la puerta del camarote, asiendo a Yokozawa nuevamente consciente de que había otra persona que viajaba con ellos, dejando que por ella se vislumbrara la figura del otro miembro de la comitiva–  Sé que estás ahí, tus vecinos han ido a quejarse de que están haciendo mucho alboroto además Yokozawa no fue a nuestra cita.


Inmediatamente el visitante término de hablar el peli azul sintió como de improvisto sus caderas fueron movidas hacia arriba para después bajar logrando así que el miembro de Kirishima lo embistiera rápida y profundamente, y aunque le daba la espalda a este podía sentir la mirada seria que los ojos miel tenían más concentro toda su fuerza para evitar que algún sonido saliera no quería que los escuchasen ni mucho menos que los vieran.


–     I… Idio…mnhm…ta… que… crees quu…quee… aha… haces… quieres… que nos… descuuubraahan… –decía lo más bajo que podía tratando de contener los jadeos, pero con su cadera siendo movida de arriba hacia abajo haciendo por consecuente que el miembro de Zen se hundiera una y otra vez en su interior llegando cada vez más lejos.


–     ¿A que se refiere con cita? –cuestiono con voz seria sin dejar de mover las caderas de su amante si algo no soportaba era que su pareja se viera con otros sin decirle nada– ¿Para qué te tenías que ver con él?


–     ¿Qué dices? –respondió el otro– No me… vengas con… celos… ¡AHA!... –gimió sin poder contenerse pues su amante apretaba sus testículos con fuerza mientras lo penetraba.


–     No quiero que estés sólo con otro hombre ni mujer –dijo Zen aun sosteniéndolos genitales duros del peli azul con una mano– Vamos –dijo separando su cuerpo del otro para después sostenerlo y llevarlo hasta la puerta del camarote, aunque Yokozawa se removía para evitar llegar, donde lo apoyo contra lo único que los separaba del mundo exterior– ¡No fue porque está ocupado! –dijo respondiendo al que se encontraba del otro lado.


–     ¡AHA… MNGHNM! –gimió Takafumi sin poderlo evitar pues el castaño lo había embestido con fuerza haciéndolo pegarse a la puerta para conseguir apoyo.


–     Como podrás oír Yasuda, mi Takafumi está muy ocupado así que no pudo ir a verte pero mañana temprano nos encontramos en el vagón del comedor –hablo Kirishima sin dejar de embestir al oso quien hacia lo posible por no dejar salir cualquier sonido y aguantar las estocadas sin golpear demasiado en la puerta–, así que por eso te pido que nos dejes disfrutar de nuestro momento.


–     Como lo desees Kirishima solo trata de no sobrepasarte con Yokozawa mañana debe pasar mucho tiempo sentado –contesto Yasuda aun parado frente a la puerta observando el leve movimiento que se producía, mientras agudizaba el oído para tratar de escuchar algún nuevo gemido o jadeo del peli azul amante de su amigo–. Yokozawa mi más sentido pésame –dijo para después voltearse para regresar por el pasillo hasta su camarote más no había dado dos pasos cuando se giró hacia donde se encontraban los amantes sonriendo de lado–. Kirishima espero algún día me permitas ver a tu oso en esas condiciones, realmente escucharlo gemir ha despertado cierto interés en mí. –concluyo para después girar y continuar su camino con una sonrisa de oreja a oreja.


Kirishima se había quedado quieto en cuanto escucho a su amigo hacerle aquella proposición más pronto retomo lo que hacía, él jamás entregaría a su amante a nadie ni siquiera a Hiyori, no Yokozawa era suyo por completo y no lo cedería a nadie ya lo había decidido tiempo atrás desde que su pareja se había confesado en el balcón de su apartamento el mismo día que por primera vez se habían unido en cuerpo y alma, seguía envistiendo al peli azul con fuerza parecía no importarle que se encontraban en una parte del camarote en la que fácilmente los demás podrían escucharles o si le producía algún daño a su amante.


–     ¡Im… IMBECIL! –grito Yokozawa pues sus piernas no podrían con el peso de ambos si el otro seguía embistiendo hasta casi querer partirlo en dos– ¡Quieres detenerte! ¡Pedazo… de… mierda… me estas… lastimando! –alzo nuevamente la voz haciendo que Kirishima por fin reaccionara deteniendo el vaivén de sus caderas y fijara su vista en el peli azul que se encontraba casi siendo aplastado entre su cuerpo y la puerta.


–     Per… perdón me deje llevar –fue lo único que se le ocurrió decir mientras dejaba el interior de su amante.


–     ¡Me deje llevar un cuerno! –dijo el otro aun con la voz fuerte más era consciente de que otras personas podrían escucharlo– Te molestas por las idioteces que dice tu amigo cuando tú eres el único culpable de hacer que diga esas tonterías.


–     Solo quería que supiera que eres mío –hablo el otro defendiéndose– no me puedes culpar si vas por ahí seduciendo a hombres y mujeres por igual, necesito que todos sepan que no deben acercarse a ti.


–     ¡Como si yo hiciera eso! Además con tonterías como estas tu solo logras que se me peguen más –dijo el peli azul mientras hacía a un lado al castaño y se encaminaba a la cama– Y si bien no te corro del camarote ¡no quiero que te me vuelvas a acercar en lo que queda de este viaje!


–     Pe… pero ¡Yo quería seguir asiéndotelo! –se quejó Kirishima siguiendo al otro que se estaba poniendo sus bóxer negros– ¡Yokozawa no me puedes dejar así! –dijo mientras señalaba su miembro erecto.


–     Puedes resolver tu pequeño problema tu solo –aclaro el peli azul después de echar una mirada a aquella parte del cuerpo del castaño para seguir quitando la sobrecama para en seguida acostarse y taparse hasta la cabeza, realmente al ver así al otro había hecho que se sonrojase pues la imagen que le había dado el castaño era en verdad muy exótica pero ya lo habían hecho y no era como si él fuese un pervertido que solamente pensase en eso ‘No, el pervertido es otro. Como puede ser tan descarado después de todo lo que me hizo hacer y todavía quiere seguir, que no se supone que es un viejo senil y solo debería aguantar una vez’ decía mentalmente más todos sus pensamientos se esfumaron cuando sintió que el motivo de su enojo se acostaba demasiado junto a él– Aléjate –advirtió pues aún se encontraba enfadado pues ahora como es que podría ver a la cara a Yasuda sin recordar que él lo había escuchado haciendo esos extraños sonidos.


–     … Yokozawa no puedo resolver esto por mi sólo y tu dijiste que harías lo que yo quisiera –dijo Kirishima con una voz ronca acercándose cada vez más al de cabellos azules– y yo quiero que me ayudes con esto –continuo para después tomar una de las manos del otro y dirigirla, a pesar de la renuencia de este, hacia su aun miembro erecto.


–     ¡Te dije que no! –alzo la voz el de ojos azules zafando su mano– ¡Porque demonios tienes que comportarte como un adolescente calenturiento madura de una vez! –volviendo a recostarse dándole la espalda al otro.


–     Es que no puedo demostrarte lo mucho que te amo –contraataco el mayor– y si a eso le sumamos que tu casi nunca quieres que estemos juntos siempre dices que en mi apartamento esta Hiyo y cuando voy al tuyo o según tú tienes mucho trabajo o no puedo quedarme para dejar sola a Hiyori a pesar de que le puedo pedir a mi madre que se quede con ella una noche además los días en los que no está en casa siempre tratas de huir o te haces el tonto pero sabes yo también tengo ciertos deseos sobre ti –seguía con su discurso mientras se pegaba al cuerpo del otro que se mantenía bajo la sabana– o tu cuerpo crees que no quiero estar siempre contigo o que me gustaría que la sociedad fuese más abierta y pudiésemos pasear por ahí tomados de la mano, poder besarte en cualquier lugar y que todos así sepan que tú eres mío y nadie más puede tocarte –continuaba con su discurso esperando convencer al otro o simplemente hacer que bajara nuevamente su guardia–. Incluso muchas veces he pensado en secuestrarte y llevarte muy lejos y no dejar que nadie más te vea que solo Hiyo y yo podamos ser los únicos a quienes sonrías, veas y platiques solo con nosotros –seguía ahora abrazando al peli azul–, y por si eso fuese poco tu nunca me dices que me amas yo lo doy por sentado pero hay veces en las que me gustaría que me lo dijeras o que realmente fueras más expresivo cuando lo hacemos porque generalmente te la pasas tratando de evitar que algún sonido salga de tus lindos labios y a veces en mi mente me dice realmente no ha olvidado a Takano, ¿realmente me amas o solo soy un reemplazo? Me gustaría que me demostraras que soy para ti.


Un silencio se formó en el camarote ninguno de los dos amantes hablaban y aunque Yokozawa quisiera decirle que se encontraba equivocado sobre aquellas suposiciones, que si no hacia ningún ruido es que le hacía sentirse avergonzado, que si bien usaba a Hiyo de escusa muchas veces, otras realmente le preocupaba que la menor los viera pues no sabía cómo podría reaccionar y si estaba seguro de algo es que no soportaría que la niña lo alejase de ella, que lo odiase pero si ella le decía que sería feliz si se alejara de ellos él lo haría, que no era un reemplazo, que realmente lo amaba pero se abochornaba el si quiera pensar como reaccionaria el castaño; dejo salir un suspiro, dejando salir el aire contenido giro hasta quedar de frente a su amante aunque aún se encontraba protegido por la sabana lo cual evitaba que el sonrojo que adornaba su rostro, poco a poco bajo aquello que hacía de barrera encontrándose con los ojos color miel de Kirishima que a pesar de que lo miraba tranquilo y sereno mostraban dos atisbos uno de sincera preocupación e incluso algún miedo y el otro donde se encontraba reprimido el deseo con el que había comenzado aquel viaje.


 


–     ¡Con una mierda de donde sacas esas idioteces! –expreso el de ventas frunciendo el ceño– Si me preocupo por Hiyo es porque es tu hija y la adoro, la siento casi como si fuese mía también, y si no quiero que te quedes en mi departamento es porque siempre tratas de encamarme en cada oportunidad ¡cuántas jodidas veces quieres que te diga que tengo demasiado trabajo como para ponerme a tontear al novio de secundaria calenturiento contigo! –decía sin apartar la mirada del otro– Sabes no soy el único que es perseguido por indeseables, tú también te la pasas rodeado de mujeres y no por eso te quiero confinar en un lugar sé que tenemos un trabajo donde las relaciones sociales son vitales así que ¡no me jodas con celos por todos que no eres el más indicado para hablar de eso! –continuo expresando mientras se apoyaba en sus antebrazos– ¡Y con un demonio si trato de que no nos escuchen es porque simplemente seria vergonzoso que otros nos escuchen y más si nos viesen! Ya por ultimo no sé de dónde has sacado toda esa idioteces de que eres un reemplazo, te lo dije hace tiempo ¡no hago más que pensar en ti! Y si eso es todo entonces nos vemos mañana. –concluyo para después voltearse nuevamente dejando a un muy sorprendido Kirishima que parecía haberse quedado congelado por la reacción de su oso.


–     ¡Yo también te amo! –expreso Kirishima sonriendo abiertamente mientras envolvía en un abrazo a su amante– No sabes lo feliz que me has hecho aunque debo decir que me has dejado sorprendido no pensé que te importáramos tanto.


–     ¡¿Quién demonios dijo que yo te amara?! ¡Y por qué tendría que preocuparme por ti! –cuestiono el otro muerto de la vergüenza– Además te dije que no te me acercaras.


–     Pero como puedo estar lejos con todas esas cosas tan lindas y amorosas que has dicho –respondió el otro sin soltar el agarre aunque su compañero se movía tratando de apartarlo– es más eso que me has dicho me ha puesto tan contento que quiero celebrarlo haciéndote el amor.


–     ¡No! ¡Quítateme de encima!  ¡Porque siempre te tienes que comportar como un adolescente! –se quejaba Yokozawa forcejeando para que lo soltara– ¡Basta Kirishima sino te comportas te echare del camarote!


–     Oye sé que ya lo hemos hecho pero después de lo que me has dicho crees que te dejare así –dijo Kirishima– además no importa si me sacas del camarote siempre y cuando sea después de que te la haya metido otra vez.


–     ¡Eres un viejo pervertido! ¡Sabes que ya no estás en edad para hacerlo tantas veces, te dará un paro! –gritaba el peli azul tratando de evitar que el mayor le quitase la sabana pero no lo pudo evitar así que termino con el dorso despejado– ¡Hey deja ahí! ¡Qué otras mierdas quieres hacer!


–     Solamente que nos demostremos nuestro amor, y por cierto si soy un viejo pervertido es porque tengo a un sexy jovencito con un trasero firme que cuando lo contonea puede poner duro a cualquiera –dijo se subía sobre el cuerpo del ojí azul–. Además como hoy estoy complaciente, ¿qué tal si tratas de tumbarme?


–     ¿Eh? –Yokozawa estaba asombrado nunca en lo que llevaban de relación había imaginado si quiera que Kirishima le permitiese cambiar de roles pues principalmente el castaño desde un principio había sido quien lo dominara pero ahora se ofrecía asimismo– ¿Qué tramas?


–     En realidad nada –respondió el castaño que se encontraba sobre el peli azul y mirando desde arriba aquellos ojos que tanto le gustaban– pero si tú no tienes ningún interés en este cuerpecito entonces yo creo que será mejor que te haga caso y te deje en paz –dijo mientras se paraba dejando libre al peli azul y dando unos pasos recogiendo sus prendas de vestir.


–     E… ¡espera! –exclamo tomando una de las manos de Kirishima, quien estaba poniéndose su bóxer blanco, sin siquiera darse cuenta de que se había levantado dejando que el resto de las sabanas se apartaran de su cuerpo mientras el otro sonreía al ver el sonrojado rostro de Takafumi que tenía la cabeza gacha por la vergüenza que sentía al decir aquellas palabras– Tal vez… si… tú me dejas… –le constaba horrores poder decir eso pero tal vez fuese su única oportunidad pero de pronto se vio tumbado nuevamente – ¿Eh?–se sorprendió al verse nuevamente tendido sobre la cama y sobre él un Zen que lo miraba serio pero en sus ojos podía ver la lujuria brillar en esos ojos color miel–¡¿Qu…qué… haces?!


–     Es que realmente te veías tan lindo que no puedo evitar querer comerte –respondió el otro sonriendo de lado– así que porque no dejamos mi sugerencia para otra ocasión cuando puedas derribarme tal vez y considere pensarlo –dijo mientras paseaba su mano por el cuerpo del peli azul–. Por ahora sigamos donde lo habíamos dejado.


–     ¡Púdrete! –respondió el peli azul dándole un rodillazo que iba dirigido al estómago de Kirishima pero en ese momento el tren entro en una curva asiendo que la rodilla del de ventas golpeara en las partes íntimas del otro.


–     ¡AGH! ¡Duele! –se quejó Kirishima llevando sus manos a la zona afectada– ¿¡Por qué Yokozawa!? Si no querías solo me hubieras dicho.


–     ¿Estás bien? –cuestiono el otro, realmente no había querido hacerle ningún daño simplemente había reaccionado pero lo lastimo sin querer, se acercó al otro– Perdón, no quería lastimarte sólo alejarte –se disculpó hiendo hasta donde se encontraba su amante.


–      Si pero duele demasiado –respondió el castaño mientras se sentaba al borde de la cama–. Yokozawa porque no me traes algo del frigorífico.


–     Si –el de ventas, quien de inmediato se dirigió al pequeño bar que había en el camarote y tomo una lata de jugo que llevo al castaño–, espero sirva.


–     ¿Sabes que serviría? –pregunto el editor mientras se ponía la lata en su entrepierna mientras el otro observaba con una clara duda en su rostro– Un masaje podría calmar mi dolor –respondió sonriendo de lado esperando convencer al oso de Marukawa.


–     ¡Muerte una y mil veces! –alzo la voz el otro dejando de lado la preocupación inicial se fue a recostar sin siquiera prestarle más atención al otro hombre.


Durante varios minutos Kirishima estuvo con aquella lata entre sus piernas tratando que el dolor disminuyera, volteaba en varios momentos pues quería saber si su amante seguía despierto y solamente se estaba haciendo el dormido para que ya no lo molestase, después de estar sopesando la posibilidad de que fuese aceptado pero realmente quería pasar la noche con su amado más sabia que no podría lograr que nuevamente bajase su guardia así que se fue a acostar justo al lado de Yokozawa tomándolo de la cintura tratando de acercarlo a su cuerpo.


–     Si no te comportas volveré a golpear –advirtió el peli azul que se encontraba acostado dándole la espalda.


–     Supongo que entonces me tendré que conformar con dormir a tu lado –concedió el otro mientras juntaba más los cuerpos– por esta noche –termino de decir sonriendo de lado.


–      ¡Púdrete! –soltó el ojí azul deshaciendo el abrazo del de ojos miel– Y de una vez déjame dormir que mañana hay que despertarnos temprano –dijo para después darle la espalda y alejarse del cuerpo de su amante.


–     Yo también te amo –contesto Kirishima sonriendo mientras observaba a su amado.


A Yokozawa se le hacía incomodo poder dormirse mientras que era observado por el castaño más trato de no hacerle caso pero realmente le era difícil pues sentía como aquellos ojos miel recorrían su cuerpo, realmente pensaba que había sido mala idea dormir con solamente su bóxer pero no sabía exactamente en donde se encontraba ahora mismo su ropa y tampoco era como que quería estarse paseando por el camarote solamente con una prenda de vestir por lo cual se ocultaba ahora bajo las sabanas esperando poder pasar tranquilo el resto de la noche.


La mañana siguiente se podía ver a un peli oscuro, un castaño y un peli azul sentados en uno de los asientos del vagón que servía como comedor para los pasajeros de aquel tren, pronto llegarían a su destino, pero en aquella mesa se encontraba un muy molesto ojí azul que no quería por nada que su pareja se le acercase por lo cual había optado por sentarse junto al del departamento de animación de la editorial Marukawa, mismo que era fijamente visto por cierto editor de manga Shounen, quien no podía ocultar su molestia por la cercanía que tenían los que se encontraban frente a él, que tenía una mejilla un tanto roja.


–     Y bien, ¿Cómo han amanecido? –cuestiono Yasuda a los otros que comían en silencio, quienes dirigieron su mirada al peli oscuro para después mirarse entre ellos.


–     Bien –respondió Yokozawa serio mientras comía.


–     Ok, chicos si es por lo de anoche que están tan serios conmigo –hablo el peli oscuro observando a nosotros– quiero decirles que era una simple bromita tampoco es para que se lo tomen tan enserio.


–     No te preocupes Yasuda –dijo Kirishima sonriendo tratando de relajar el ambiente– solo omite volver a hacerlo –termino con voz seria– y no te acerques demasiado a mi oso.


Al final de aquel fin de semana habían conseguido que los dueños de aquella librería aceptasen que algunos de los mangas y libros más exitosos e importantes de Marukawa fuesen vendidos dentro de  sus establecimientos abriendo así las puertas a la internalización.


Más cierto oso del departamento de ventas se encontraba un poco ansioso pues para su mala suerte Isaka había mandado comprar los boletos de su regreso en el mismo tren y los mismos camarotes, dejándolo nuevamente a la merced de su amante así era que nuevamente se encontraba forcejeando con el castaño que parecía haber olvidado cómo había terminado aquella misma situación en su viaje de ida.


 


 

Notas finales:

Espero les haya gustado este fic... se que aun no he actualizado el siguiente capitulo de "La luz de mi vida" pero desde hace mucho tambien queria hacer un fic de este tipo xD... por favor no me maten!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).