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Cinderella por tophergasm

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Notas del fanfic:

Este fic ya lo había subido en FanFiction, pero pss se me dio la gana subirlo aquí también x33

 

Notas del capitulo:

ADVERTENCIAS:

  • Yaoi
  • Mundo Alterno 
  • NijiHai

Solo disfruten el fic!! n.n

Erase una vez, en un reino muy lejano, vivía un joven de cabellos grisáceos pero su padrastro y una de sus hermanastras le decían Cenicienta. El pobre desde pequeño tenía que limpiar todos los días la gran mansión donde vivía y hacer los quehaceres del hogar. Además de soportar las ofensas de su hermanastra Momoi. También tenía un hermanastro, Kuroko, pero este no era tan malo.

¡Oye tú mugroso! ¡Ven aquí y lava mi ropa! – le avienta un montón de ropa.

Pff sácate, yo no tengo porque lavar tus porquerías.

¡Hazlo o si no le diré a mi padre que te saque a putazos a ti y a tu amigo el rubio oxigenado!

El otro rodo los ojos molesto. – Esta bien.

Todos los días era lo mismo, Momoi amenazándolo y él no podía hacer otra cosa más que obedecer. El peligris se fue a su cuarto (el sótano) y se acostó en su cama tratando de relajarse. De pronto empieza a oír ruidos provenientes de la ventana.

Ryouta, ¿qué demonios haces entrando por la ventana? – ve que trae una bolsa.

¡Shougo-kun, mira lo que traje! – empieza a sacar varias cositas de la bolsa.

¡Ya te había dicho que no trajeras más basura! Como si ya no tuviéramos suficiente. – señala a la montaña de objetos que había traído el rubio. - ¿Y ahora qué demonios trajiste?

Pues muchas cosas ¡pero mira! – le enseña una calabaza de juguete - ¡Verdad que está bien ququis! – dijo el rubio con una gran sonrisa - ¡Hasta tiene una carita feliz!

Uyy si, perdona si no salto de gusto. – dijo sarcástico Haizaki.

¡Ayy, pero que aguado! – infla sus cachetes – En fin, ten, te traje el desayuno. – le avienta un paquete de galletas.

¡¿Otra vez galletas saladas?! ¡No jodas, ya es la cuarta vez que comemos estas cosas!

Si lo sé, pero es que en el expendio no tenían de otras.

Mientras tanto, en el palacio del reino muy lejano…

Nijimura, hijo ya casi tienes edad para ser rey. Ya es hora de que te consigas una prometida y te cases de una buena vez.

¿Prometida…? Hmph, ya te he dicho que no me interesa. – dijo molesto cruzándose de brazos.

Sabía que dirías eso, así que organice un baile para buscarte una prometida. – dijo dándole un sorbo a su café.

¡¿Qué tú qué?! – exclamo furioso - ¡Pero yo no…!

He dicho. – dijo interrumpiendo al pelinegro – Mandare las invitaciones ahora mismo, ¡Reo!

Un azabeche entra en la habitación. - ¿Si su majestad, Akashi? – se arrodilla frente al pelirrojo.

Manda hacer las invitaciones para mañana el baile.

Si su majestad. – hace una leve inclinación para después salir de la habitación.

Al día siguiente en la mansión…

¡Hey, Cenicienta! ¡Plancha mi ropa!

¿Qué…? ¡Pero si la planche ayer!

… Pues… ¡Vuélvela a planchar! – le avienta la ropa en la cara – Jajajaja.

¡Pero qué puta! – se quejo el peligris.

Se escucha que tocan a la puerta.

¿Y ahora quién demonios será?

Haizaki-kun ve a ver quién es, yo planchare la ropa de Momoi-san. – dijo el peliceleste apareciendo de repente al lado del chico.

¡Ayy wey! – Haizaki dio un salto - ¡¿Cuál es tu jodido problema?! ¡Deja de aparecerte de esa manera!

Perdón. – dijo inexpresivo como siempre.

Haizaki fue a la puerta principal. - ¡¿Quién es y qué quiere?!

Ehh… Solo vine a entregarles esta invitación para que… - el peligris se la arrebata y le cierra la puerta en la cara.

¿Quién era? – pregunto Kuroko.

Ayy pss un wey, nos vino a dejar una invitación. – la abre y se da cuenta que es del palacio.

¿Qué pasa aquí…? ¿Y por qué no estás planchando mi ropa? – dijo la pelirosa.

Cállate, tuve que ir a atender la puerta. – le extiende la invitación – Ten, es del palacio.

¡Uyyy!, presta pa acá! – se la arrebata - ¡AHH! – grita emocionada.

¿Qué demonios está pasando aquí? – dijo Imayoshi molesto mientras bajaba las escaleras.

¡Padre mira! ¡Nos invitaron a un baile para conseguirle esposa al príncipe! – dijo emocionada - ¡Y claro que esa seré yo!

Pobre del bastardo. – dijo el peligris en un susurro - ¿Y a qué hora nos vamos?

¿Vamos? ¿Qué te hace pensar que iras? – dijo Momoi mirándole con odio.

Oye, la invitación dice que tienen que ir TODOS los residentes de la casa, ¿o qué acaso no sabes leer?

Momoi él tiene razón, también ira. – dijo Imayoshi.

¡¿Qué?! – lo voltea a ver como si hubiera dicho la peor de las catástrofes - ¡Pero papá!

Claro con la condición de que termine sus deberes y claro encuentre un buen traje que ponerse, ni loco permitiré que la gente mire esas fachas. – dice con algo de asco.

Será mejor que te apures, Haizaki-kun. – dijo el peliazul.

Si, si. Ya voy. – se va a terminar sus quehaceres.

¡Padre! … ¡¿Pero por qué hiciste eso?! – le grita enojada.

Hmph… Tranquila, no terminara sus quehaceres, además de que ni siquiera tiene ropa digna que ponerse. Jajajaja. – empieza a reírse como psicópata. 

Jajajajaja. – la pelirosa se le une.

Así se quedaron riendo como locos mientras Kuroko se les quedaba viendo feo… Y con algo de miedo y asco.

[ . . . ]

¡Ahh, hasta que por fin acabe! – exclamo cansado - ¡Pinches weyes, ensucian bien rápido!

¡Shougo-kun! – dijo Kise entrando por la ventana - ¿Es cierto que iras al baile?

Pues, en realidad no es que me fascine la idea pero, ya quiero salir de esta mugrosa casa por lo menos una vez.

¡Oye! ¿Crees que pueda ir yo también? – pregunto Kise con ojos brillosos.

Ahh… Pues no se… Si claro, ¿por qué demonios no?

¡Yaaayyy! – exclamo feliz.

Oye pero no tenemos ropa que ponernos.

Tranquilo, lo tengo todo solucionado… ¡Ten! – le avienta un traje a la cara.

¡Auuu! ¡¿Qué acaso nadie sabe dar las cosas en las manos?! – se quejo sobándose la cara por el golpe.

Upsss.

Oye, ¿y de dónde los conseguiste? – pregunto Haizaki.

Oh si… Ten. – le entrega una tarjeta de crédito – Es de tu padrastro.

… Ok. – se encoge de hombros.

Haizaki y Kise ya estaban listos y arreglados para ir al baile. Se fueron hacia la entrada encontrándose con los demás listos para irse.

Que bien se ven chicos. – dijo Kuroko con una diminuta sonrisa.

¡¿Cómo?! – ve a ambos chicos - ¡Padre, haz algo! ¡No dejes que vayan!

Hijos, suban a la carroza. Ahorita los alcanzamos. – dijo el pelinegro mandándole una mirada cómplice a la pelirosa.

La chica sonrió maliciosa. – Está bien, vamos Tetsu. – lo empieza a jalar hacia la salida.

… De acuerdo.

Que bien… Tal parece que han encontrado algo de ropa, ¿no?

Si, ajá. – dijo Haizaki sin darle mucha importancia.

Bien, que bien… Solo hay un pequeño problema. – dijo Imayoshi.

¿Cuál?

¡Que no te voy a dejar ir!

¡¿Qué?! ¡Pero si hice todos los jodidos deberes! – se quejo el peligris.

¡Lo sé, pero te engañe solo para que lavaras más rápido mi ropa! ¡Jajaja! – agarra a ambos chicos de la camisa y los arrojó al sótano para después cerrar la puerta bajo llave.

Intentaron tirar la puerta, pero fue inútil. Estos ya se habían ido.

¡Me lleva! ¡Debí imaginar que esto pasaría! – se quejo Haizaki.

Ayy, pero que personas tan más groseras. – comento el rubio.

El peligris suspira molesto. – Genial, y yo que creí que por fin iba a salir de este mugrero.

Kise sintió un poco de lástima por su amigo, no sabía qué hacer así que solo se le ocurrió decir algo. – Salgamos al patio.

¿Y para qué?

No lo sé, pero no quiero estar aquí… - dijo el rubio con una sonrisa.

Ambos chicos salieron de la ventana para ir al pequeño patio. Mientras caminaban, una luz blanca apareció en frente de ellos, cegándolos un poco. Cuando desapareció, dejo ver a un jovencito pelinegro con una túnica azul bastante grande mientras agitaba una varita.

¿Qué mierda es eso? – dijo Haizaki.

¡Mucho gusto queridos pueblerinos! – da un giro - ¡Soy Takao Kazunari, y soy el hada madrina de un tal…! – saca una hoja de papel - ¿Haizaki Shougo?

¿Yo? – pregunta incrédulo.

¡Sipi! – dijo moviendo su varita de arriba abajo repetidas veces.

¡Wuaauuu! – dijo asombrado Kise.

Que gay se oyó eso… Bueno ¿y luego? ¿Yo cómo para que quiero un hada madrina?

¡Pues para cumplir tu deseo de ir al baile!

… Oh… ¿En serio? – cuestiona ladeando la cabeza.

¡Psss claro! – dijo el hada.

Hey, Ryouta. – lo llama en voz baja – No confío en este mocoso.

Ayy vamos Shougo-kun, ¡aprovecha esta oportunidad!

¡Sí wey, no tienes por qué dudar de mí! Mi único propósito en esta vida, es que mi ahijado se case con el príncipe. – dijo abrazando al peligris.

¡Ya ves Shougo-kun! Su único propósito en la vida es… ¡¿Casarte con el príncipe?! – exclamo asombrado Kise.

¡Siiiiii! – dijo Takao dando vueltas sobre su propio eje.

¡A no, eso sí que no! ¡Ni madres! – se quejo el peligris - ¡No pienso volverme gay con un príncipe que ni siquiera conozco! – se cruza de brazos – Además, ¿por qué tengo que ser yo? ¿Por qué no Kise?

¡Porqué es tu destino! – dijo el hada poniendo una pose heroica – Así que ya no te quejes y déjame hacer mi trabajo… ¿Ok?

Aggg, bien… (Carajo, ciento que esto es una mala idea). – pensó.

¡Empecemos pues! Primero, necesitamos un medio de transporte, tiene que ser algo elegante y bonito claro. – dijo el pelinegro.

¿Para qué? Solo tomo el microbús y ya. – siente que es golpeado en la cabeza - ¡AUUU! ¡¿Y eso por qué carajos fue?!

¡Por favor, no seas naco! ¡Es por elegancia! …Dios, la juventud de ahora… - dijo el hada negando con la cabeza - ¿Tendrán alguna calabaza?

¡Tenemos una de juguete! – dijo Kise.

¡Oh perfecto! – toma la calabaza colocándola en el suelo para después ponerse a bailar alrededor de esta, cantando un especie de hechizo que iba Bibiddi, babiddi, boo versión dupstep, con todo y efectos especiales. Al terminar, la pequeña calabaza se transformo en una bella carroza.

¡Wow! – dijo Kise incrédulo.

¡Tú, rubio! – lo señala.

¿Yo? – pregunta inocentemente mientras se señala el mismo.

Sí, tú. Tú serás su cochero, ¿crees poder con esta misión? – pregunto el azabeche cual sargento.

¡Pero claro, oh señor hada madrina! – dijo quieto con un saludo militar.

El peligris se les quedaba viendo como si estuviera viendo a un par de locos.

Bueno, ahora solo faltas tú mi niño. – dijo el pelinegro con una amable sonrisa - ¡Ya sé! Déjamelo a mí, hare algo realmente asombroso para ti. – agita su varita y una luz cubre al chico, al desaparecer se ve al chico con un hermoso vestido color azul cielo que… ¿Espera, qué?

¡¿Pero qué mierda?! – dijo Haizaki horrorizado.

Ohh… Wuau… Te ves bien Shougo-kun. – dijo el rubio.

¡Cállate Ryouta! ¡¿Qué mierda me hiciste?!

Se que esto podrá ser muy precipitado para ti, pero créeme ¡me lo vas a agradecer! – acto seguido, desaparece sin dejar rastro alguno.

¡Desaparecio! – dijo Kise en shock - … Oh espera, ahí está. – señala un árbol.

El moreno pierde el equilibrio y termina cayéndose al suelo. - ¡Estoy bien! – dijo el hada.

¡Esto es una mierda! – se quejó el peligris.

Oh mira, dejo una nota. – recoge el papelito del suelo – Por cierto, debes regresar a la media noche antes de que el hechizo desaparezca por completo :D – Bueno supongo que no hay tiempo que perder. – dijo subiendo a la carroza – Hay que irnos ya.

¡¿Enserio piensas que voy a ir vestido así?! – señala el vestido.

Ayy, no es para tanto. Como ya te dije, se te ve bien, ahora mejor ya súbete y vámonos.

El peligris no muy convencido subió resignado al transporte, después de todo no iba a desperdiciar la oportunidad de salir de esa jodida mansión. Al llegar, entraron al palacio impresionándose de lo grande y lujoso que era. Caminaron un largo pasillo hasta llegar al salón principal.

El peligris solo puso un pie en ese lugar y ya tenía a un montón de tipos en fila para bailar con él.

Buenas noches, ¿bailarías conmigo? – le guiña el ojo.

Piérdete. – dijo Haizaki sin siquiera voltear a verlo.

Mejor conmigo. – le dice de manera seductora.

(Ayy estos idiotas sí que joden). – pensó.

Y así se la paso un buen rato, mandando a la goma a todos los tipos que se le acercaban, quejándose del dolor por usar zapatillas, de no encontrar al puto príncipe y para colmo su amigo había desaparecido. Salió a la terraza para tomar aire y descansar un poco de ese ambiente tan abrumador.

[ . . . ]

El príncipe se encontraba más aburrido que la mierda, viendo a un montón de damiselas pasar, una tras otra. Eso le desagradaba bastante ya que muchas le mandaban miradas lujuriosas.

¿Qué tal te la estas pasando hijo? – pregunto el pelirrojo.

Mal. – responde sin esfuerzo alguno.

¿Acaso las jóvenes no son de tu agrado?

Voltea hacia el pelirrojo dándole una respuesta negativa con la mirada. Enfadado, opto por salir a tomar aire. Al llegar vio al joven peligris, llamándole la atención se acerco a él tomándolo del hombro, sobresaltándolo.

¡Qué no quiero bailar contigo estúpido! – se quejo el peligris.

¿Disculpa?

Ohh… Tsk, lo siento, creí que eras alguno de esos idiotas.

Se formo un silencio bastante incómodo durante varios minutos hasta que el azabeche fue el primero en hablar.

¿Te gustaría bailar?

… ¿Qué?

¿Qué si te gustaría bailar?

Otra vez la burra al trigo, ¿por qué solo lo molestaban a él? De tantas tipas que había en ese lugar tenía que ser él.

Oye mira… Estoy buscando a alguien desde ya hace un rato y me duelen los pies, así que… No, no quiero bailar. – dijo irritado.

Solo será un rato. – dijo el pelinegro con una vena palpitando sobre su frente.

Que no joder, ¿qué no entiendes?

El pelinegro ya tenía una mirada asesina más aparte que en sus manos sostenía una… Escopeta, (¿a qué hora la saco?). – Solo será un rato. – dijo mientras la cargaba.

Haizaki tragó duro, ¿qué clase de enfermo traía consigo una escopeta? Claro, no puedo negarse esta vez.

[ . . . ]

¿Dónde está el príncipe? – se quejo Momoi al no ver rastros del susodicho.

De pronto la gente se empieza a juntar en medio del gran salón.

¿Qué estará pasando? – dijo Imayoshi acercándose hacia la multitud.

En medio del gran salón estaban ambos chicos, bailando al ritmo de la música, mientras que ambos sentían sensaciones que jamás habían sentido.

¡Tetsu, ya viste! El príncipe está bailando con esa chica pero… ¿Por qué siento que ya la he visto antes?

Hacen bonita pareja… - Momoi le dedica una mirada asesina – Quiero decir… Que mal. – dijo el peliazul con su característica indiferencia.

¡Hum! ¡Pero esto no se quedara así! – se encamina para allá, pero es detenida por unos guardias.

Bailaron y platicaron por horas, sin importarles las miradas curiosas o celosas de los caballeros y doncellas que se encontraban ahí.

Por cierto, ¿puedo saber por qué traes puesto un vestido? – dijo Nijimura.

Es una larga historia que no quisiera recordar. – bufó molesto el chico mientras se acomodaba el vestido.

La mirada de Nijimura viajo por todo el delgado cuerpo del chico, ese vestido le sentaba de maravilla, se ajustaba espléndidamente a su cuerpo, además de que combinaba con el tono claro de su piel. Siguió observando hasta llegar al expuesto cuello de Haizaki, sin poder evitarlo acerco su boca, saboreando esa zona.

¡Woah! ¡¿Oye, pero qué demonios haces?! – dijo sobresaltado el menor.

Pero este hizo caso omiso y siguió besando el cuello blanquecino de Haizaki.

¡O-Oye, d-deja de hacer eso! – puso ambas manos sobre el pecho del pelinegro para tratar de alejarlo, pero no sirvió de nada. El azabeche posó ambas manos en la cintura del peligris, acercándolo más a su cuerpo.

Sabes delicioso. – dijo el azabeche.

Ahh… - jadeó el peligris, tratando de alejarse.

Nijimura por fin dejó en paz el cuello del chico para poder ver su rostro. Tenía los ojos entreabiertos, sus mejillas sonrojadas, su boca entreabierta y con el ceño fruncido. Era una imagen realmente hermosa, fue acercando sus labios a los de Haizaki, podía sentir la respiración jadeante de su acompañante. Estaba a punto de besarle hasta que se oyó la primera campanada antes de las doce.

El peligris abrió sus ojos de golpe, alejando al azabeche.

¿Qué pasa? – pregunta desconcertado.

¡Carajo! ¿Ya tan rápido son las doce? – ve la hora en su celular – Lo siento amigo, pero ya debo irme. – recoge un poco su vestido.

¡Espera! – lo toma del brazo.

¡O-Oye, en serio tengo que irme!

Antes de que el pelinegro pudiera hacer algo, es golpeado en la cabeza con un bate (¿qué hace un bate en un palacio?) dejándolo inconsiente.

¡Perdón por la demora Shougo-kun! – dijo el rubio.

Di gracias que tenemos prisa. – dijo Haizaki viéndolo con un aura asesina.

Se echaron a correr y sin darse cuenta que una de las zapatillas había quedado en las escaleras.

[ . . . ]

¿Y cómo estuvo tu noche Shougo-kun? ¿Encontraste al príncipe? – pregunta animado.

No encontré al estúpido pero… La pase bien. – contesta a la vez que recordaba al pelinegro y todo lo que habían hecho.

¿Mmm? Shougo-kun… ¿Estás bien? Estas rojo.

¡C-Cállate! No es nada… Mejor dime ¿dónde mierda te habías metido? No te encontré en toda la noche.

Ohh… - se pone colorado.

¿Qué demonios te pasa? – pregunto Haizaki alzando una ceja.

Es que… Conocí a alguien. – dijo desviando la mirada.

¿Entonces me dejaste, solo para irte a fajar con quien quiera que sea?

¡Shougo-kun! ¡N-No digas eso! – dijo abochornado.

El otro soltó una carcajada, su amigo era muy inocente e ingenuo.

Al día siguiente, Imayoshi Y Momoi traían una cruda terrible por haberse pasado de copas en la fiesta y Kuroko… Pss este seguía igual.

Oye fantasma ¿qué tal estuvo la estúpida fiesta? – dijo el peligris mientras hacia el desayuno.

Fue entretenida, a propósito ¿por qué no fueron?

Ehh… Al final nos dio hueva. – dijo encogiéndose de hombros.

Mmmm. – dijo el peliceleste no muy convencido – Esta bien – el ojiazul estaba a punto de irse pero se quedo viendo a Haizaki otro rato, como si lo estuviera examinando.

¿Por qué me miras tanto?

… Por nada, es solo que… Me recuerdas un poco a la chica que bailo con el príncipe ayer. – dijo saliendo de la habitación.

[ . . . ]

¿Cómo que no le preguntaste su nombre? – dijo Akashi.

… Perdón, se me fue la onda. – dijo el pelinegro con una bolsa de hielos sobre la cabeza.

Hijo en serio, necesito que ya te cases maldición. Yo no estaré por mucho tiempo y…

Sí, sí. – dijo enfadado de oír el mismo choro de siempre – Pero mira, tengo su zapatilla.

Eso es. – dijo el rey más aliviado – Ve de casa en casa y mide la zapatilla a todas las jóvenes del pueblo y a quien le quede, te casas con ella.

Es un chico.

… ¿Qué…?

Que es un chico y otra cosa, ¿por qué no simplemente pongo un cartel para ver su puedo dar con él?

… Bueno primero, hijo ¿por qué no me dijiste que te gustaba los hombres? ¿Qué acaso no confías en tu padre?

Ehhh…

Segundo, se hace lo que yo diga. Mis palabras son absolutas.

¡Ayy por favor! – se quejo el azabeche.

¡Nada! Mañana iras temprano al pueblo.

Y así fue como el príncipe empezó su búsqueda, fue a casa de muchos chicos midiéndoles la zapatilla… Si lo sé, es raro. Al fin, después de varios días, llegó a la mansión donde vivía Haizaki.

Y dime guapo, ¿me medirás la zapatilla? – le pregunta Momoi de manera coqueta.

Por enésima vez… ¡Es un chico a quien busco! ¡Y no, no es el enano ese! – señala al peliazul - … Sin ofender.

… No importa. – dijo Kuroko con un aura azul alrededor, más que nada porque le habían dicho enano.

¿Entonces por qué sigue aquí? – dijo Imayoshi.

Nijimura ya estaba que sacaba humo, ¿es que acaso estaba hablando con simios? – Como ya le he dicho… 4 veces para ser exactos, según los registros, usted tiene otro hijo y me gustaría verlo.

Pues entonces solo se quedara perdiendo el tiempo.

… Y dime guapo, ¿me medirás la zapatilla? – pregunto de nuevo la pelirosa.

Nijimura estaba a punto de sacar su escopeta otra vez. Lo que todos ignoraban era que Kuroko ya había ido a buscar a Haizaki que por cierto estaba barriendo el segundo piso.

Haizaki-kun.

¡Ahhh! – le apunta con la escoba - ¡Otra vez! ¡Ya deja de hacer eso!

… Perdón.

El otro suspira molesto. - ¿Qué es lo que quieres?

Te están buscando.

¿Qué, quién?

Tú solo sígueme.

Ya estando en el primer piso, Haizaki sorprendido ve al pelinegro con quien últimamente soñaba todas las noches… Oh sí, eso y de que se encontraba apuntando a los otros con su escopeta.

¡¿Ya me van a decir en donde está?!

¡¿Tú otra vez?! – dijo el peligris.

¡Vaya, hasta que por fin te apareces! – dijo Nijimura.

 ¿Otra vez? ¡¿Ya conocías al príncipe?! – le pregunta la chica desoncertada.

 … ¡¿Principe?! – dijo Haizaki viendo al azabeche incrédulo.

 Sí… Parece que esa noche olvidamos presentarnos. Mi nombre Shuuzo Nijimura, príncipe de este reino. – toma la mano del peligris – ¿Cuál es tu nombre?

… Ahh, Shougo… Haizaki.

Al fin, he estado buscándote.

 ¿E-Ehh? ¿A mí? Ayy no me digas que es por el madrazo que te metió Kise. – dijo nervioso.

¿Qué? … No, no es por eso. Te he buscado… Para casarme contigo.

Ah… ¡¿Qué?! – sonrojado mil.

¡Objeción! – dijo Imayoshi – Lo siento su majestad ¡pero no lo permitiré! – azota su mano sobre la mesa.

¡¿Y por qué demonios no?! – dijo Nijimura molesto.

Porque si se lo lleva, ya no tendré a quien traer de mi sirviente.

Se lo cambio por tres sirvientas.

¡Trato hecho! ¡Puedes llevártelo! – dijo feliz el azabeche.

¡Espera! ¡No podemos casarnos! – dijo el peligris tratando de alejarse del príncipe.

¿Por qué no? – lo toma de la cintura acercándolo más.

 … P-Pues… ¡Porque no! Sería mejor que te buscaras alguna cualquiera, cualquier persona seria una mejor opción que yo.

Tú me gustas más… Además eres una fierecilla que estoy dispuesto a domar. – lo mira con una sonrisa pervertida.

El otro solo atina a sonrojarse, para después juntar sus labios en un beso lindo y apasionado

¡Awww! – dijeron Momoi y Kuroko a la vez.

Pero no tardaron en intensificar el beso, solo se separaban un par de milímetros para tomar aire y volvían.

¡Hey, hey! ¡Aquí no van hacer sus cochinadas! – dijo a ambos chicos separándolos - ¡Ya, vayan a echar pulgas a otra parte! – Imayoshi ya se encontraba sacando a los chicos de su casa con escoba en mano.

Días después de esto celebraron su boda y qué decir de la luna de miel (you know) y ambos jóvenes vivieron felices para siempre. Kise, el se fue con el chico que conoció en el baile el cual se llamaba Aomine Daiki, mientras que nuestra querida hada madrina se hizo famoso por su sencillo Bibiddi Babiddi Boo.

Notas finales:

Fin!! xDD Sigo diciendo que me dio mucha risa... Gracias por haberse pasado a leer. <333

Nos vemos~!


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