Realmente me gusta la lluvia, no hay nada que disfrute más que un partido de baseball donde llueve, correr bajo la lluvia con toda la adrenalina, saber que el agua fluye de acuerdo a mi movimiento, golpear una pelota mojada y sentir el peso extra que el agua le proporciona... Si, realmente amo la lluvia.
Pero... En algunas ocasiones la odio. Hoy por ejemplo. Es tarde y llueve. Hace frío y hay mucho viento.
Mis pantalones están empapados, el micro está retrasado, y el viento sopla. Tengo frío, y el agua está realmente helada.
—¡Yamamoto!— Es Tsuna, un amigo de la escuela. Está mojado, corre hacia mi y resbala. Logro alcanzarlo antes de que caiga al suelo.
—¿Estas bien?
— Si, si lo siento...
Sonríe. Es buena persona... Y agradable. Somos amigos desde que se mudó a la ciudad, hace dos años.
El micro llega, subimos, Tsuna tiembla, yo también. Mis manos están empapadas, tomo mi teléfono e intento desbloquear la pantalla. Imposible. Mis dedos resbalan.
—¿Te ayudo? —pregunta con timidez.
— Na, solo tengo que secar mis dedos.
Sonríe y mira mi esfuerzo... No lo logro, empiezo a perder la paciencia. Hoy no es mi dia.
—¡Yo también tengo Wattpad! —dice mi amigo cuando logro desbloquear la pantalla—. Es por un amigo, escribe ahí un tipo de diario... Para descargarse... La vida no es tan fácil.
—¿Enserio? Yo solo lo tengo para publicar de vez en cuando.
— Hay pocos chicos que escriban sin faltas de ortografía o gramática...
— Nunca leíste algo mío, entonces.
— Y me dedicó un capítulo...
No escucha lo que le digo. Sonríe con cierta tristeza, no hablamos, cuando llega el momento él se levanta, se despide y se marcha.
Llego a casa, mi padre sigue en el trabajo, así que me dirijo directamente a mi cuarto.
Tengo curiosidad... ¿Tsuna lee historias? Hay que verlo.
Lo busco, ahí está. Sin seguidores, sin obras, siguiendo solo a una persona.
<HayatoGokudera> click. Un seguidor, una obra.
Suspiro, ¿por qué la gente insiste en escribir su vida?
A decir verdad me agrada lo que leo.
Usa un estilo de redacción minimalista, no da vueltas. No tienen errores importantes de gramática ni de ortografía.
La historia es triste, demasiado.
Cuenta, capítulo a capítulo, la vida de alguien deprimido, con una vida complicada, llena de lujos materiales, vacía en amor y cariño. Frialdad.
En cierto capítulo habla de Tsuna. Dice que le quiere, y que se alegra de tenerlo.
"Algunas personas son capaces de iluminar hasta los rincones más oscuros con solo una sonrisa, una mirada o incluso una palabra. Mi mejor amigo, de hecho, es este tipo de persona. Él sonríe, y me hace sentir que... que la vida no es tan cruel como parece. Ayer papá discutió con mi madre durante la cena, y mi hermana se fugó tras eso. Mi padre fue al bar, y mi mamá a mirar la novela. Y me quedé ahí, sentado en una mesa para cuatro, una mesa familiar, pensando... ¿Esto es una familia? Tsuna me llamó esa noche. Dijo que estaba preocupado, que tenía un mal presentimiento... ¿Cómo no querer a un amigo así?".
La frase gira constantemente en mi mente por varios días... "La vida no es tan cruel como parece, la vida no es tan cruel, la vida no es tan cruel como parece".
Espero la actualización.
Me agrada el chico, el tal Gokudera, actualiza cada viernes, sin falta a la misma hora. Llevo dos meses siguiéndole, cada vez me intereso más en lo que dice.
Cuenta más y más de su vida. Crea una imagen de sí mismo muy insegura. Me hace sentir cosas extrañas. Me hace cambiar la forma de ver la vida y el mundo mismo. Cambia todo mis conceptos, el orden de las cosas. Altera.
Me atrae. Me gusta. Me enamora.
Es jueves, y es tarde. El reloj marca las 2.00 a.m. No puedo dormir, estoy ansioso, quiero saber más sobre él, sobre su vida.
El teléfono suena, una notificación de Wattpad.
"Mafia de la vida". Es él. Actualizó antes.
El capítulo es triste, como una despedida. Agradece a su familia por todo, a sus amigos..
"Yo me voy. Lo mío acaba acá... pero recuerda siempre..."
No puedo seguir leyendo. Mi vista se nubla. Sé lo que tengo que hacer: llegar a él... Porque es ahora o nunca.
"Recuerda siempre: la vida no es tan cruel como parece. Luego de cada tormenta sale el sol".
Llamo a Tsuna, contesta al segundo tono. Le pido la dirección de su amigo. Se que la tiene, en un capítulo habla sobre eso. Como ya dije, es tarde, está semidormido, me la da sin darse cuenta.
Es lejos, y fuera la lluvia cae como una pesada cortina.
No importa... La moto arranca al tercer intento, las calles están desiertas.
— Que no lo haya hecho, que no sea tarde...
Es una bella casa, muy grande. Las luces de los cuartos están apagadas. Sigue lloviendo, a cada paso la desesperación crece en mi.
Toco timbre varias veces.
Una mujer muy bella abre la puerta. Sus ojos son claros, es delgada y hermosa.
Me mira... Espera que diga algo. Estoy atónito, ¿qué se supone que deba hacer?
Un grito se escucha desde el piso de arriba. La muchacha deja la puerta abierta y corre escaleras arriba. La sigo. Inquietud. Preocupación. Esperanza. Todo acaba cuando llego al cuarto.
Ahí está él... Con las muñecas recién cortadas y la palidez característica de la muerte adornando sus delicados rasgos.
La chica mira con los ojos muy abiertos... Y comienza a llorar. Abraza a su madre y se derrumban juntas. No las escucho... Debo comprobarlo...
No hay pulso, no hay respiración... Un hombre me aparta y lleva el cuerpo dormido en brazos. La chica me toma de la mano y me lleva camino afuera. Sigue llorando.
—¿Sos uno de sus amigos, no? —pregunta. Su voz suena entrecortada—. Vete a casa...
Y lo hago... Me marcho bajo la lluvia, con el corazón destrozado, con impotencia, con derrota.
Tarde, llegue tarde.
Grito. Grito y lloro. La lluvia me moja. Mi padre se despierta e intenta calmarme. No puede. No puedo. No le dejo ayudarme.
Se ha ido, y no pude decirle nada. No pude conocerlo, no pude demostrarle que le entendía, que sabía lo que sentía, no pude darle mi apoyo... No pude salvarlo.
Era todo lo que quería hacer... ¿Qué clase de juego es este? ¡La vida te da algo y luego te lo quita!
— La vida es incluso más cruel de lo que parece —dice él.
— Yamamoto... ¿Estás bien? —pregunta Tsuna. Asiento. El sonríe. No se ha enterado de nada.
Los días pasan lentamente. Cada hora, cada minuto, cada instante. Todo pasa con una lentitud extraordinaria. Nada pasa.
Falta algo.
Los viernes son los peores días. Releo una y otra vez su historia. ¿Cómo pude no darme cuenta? ¿Cómo pude permitir que esto pasase?
Un mes, y ahí está. Es viernes y una notificación adorna mi cuenta de Wattpad.
"La historia que sigues a sido actualizada".
Epílogo:
Una estrella muere con una gran explosión, pero... Todos saben que hay vida después de esa muerte. La estrella muerta libera polvo y gas, el cual se compacta gracias a la fuerza centrífuga... Y nace una nueva estrella.
Un hermoso espectáculo... ¿Por qué tienen que ocurrir algo horrible para descubrir la belleza de las cosas?
Hice una gran estupidez... A decir verdad todos las hacemos: jugar con los juguetes de los mayores, romper jarrones, fumar cigarrillos, rayar libros, cortarse las muñecas...
Me desmayé por falta de sangre. Había momentos donde recuperaba por breves instantes la conciencia, y lo único que podía escuchar eran sollozos.
De mi madre, de mi hermana, hasta de mi padre.
Cuando recuperé completamente la conciencia era de noche. Estaba en el hospital, en una de esas incómodas camillas. Mi madre dormía junto a mi sobre una silla.
Y yo quería abrazarla y disculparme. ¿Alguna vez sentiste la necesidad de disculparte? ¿Alguna vez te arrepentiste realmente de alguna acción? Si es así, entonces me comprenderás.
El problema fue cuando quise levantarme. El cuerpo me dolía horrores, y desistí a la idea de salir de la cama. Me quedé ahí, mirándola. No recuerdo en qué momento quedé dormido.
Solo sé que cuando abrí otra vez los ojos era de día, y mi hermana estaba junto a la cama.
Su espalda estaba recta y sus ojos hinchados. Nos miramos largo rato en silencio. Ninguno dijo nada. Hasta que decidí decirle algo.
En cuanto abrí la boca, ella me abofeteó con una fuerza brutal.
No le pregunté el motivo. No hace falta en esas situaciones.
Rompió en llanto, y me permitió abrazarla.
—¿Sabes cuánta voluntad hay que tener para suicidarse? —preguntó—. La misma que hay que tener para vivir.
Me soltó y se marchó. Esto pasó hace un mes. Y quería contarlo.
Me dieron de alta hace una semana. Un psicólogo me visitó dos o tres veces y me hizo preguntas absurdas.
Cuando regresé a casa todo era distinto. Éramos una familia, mis padres dijeron que lamentaban todo, y mi hermana que iba a casarse en mayo.
Anoche, ella vino a visitarme, y me contó sobre un chico que tocó timbre el día que quise suicidarme. Y me sorprendí, porque realmente no se quien es. Ella dijo que si no hubiese sido por él no me habrían encontrado.
Por eso le estoy agradecido. Así que esto va para ti: luego de cada tormenta sale el sol.
Nunca olvides eso, nunca. Me salvaste la vida, estaré eternamente en deuda, idiota".
Mi teléfono suena, un mensaje de un número desconocido.
"Capítulo especial, dedicado a ti. Gracias".
Realmente la vida no es tan cruel como parece.