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So far away. [Markson/Jark] por GagaWang

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Notas del capitulo:

La segunda parte del one shot. Espero les guste y perdonen la tardanza ~

That I wanted, I wanted you to stay…
Cause I needed, I need to hear you say:
I love you…

 

Nos separaron hace tan solo unos minutos y ya lo extraño. Al parecer vamos a hacer un juego acerca de la expresión corporal y los dos equipos debemos adivinar las respuestas correctas. Siendo sincero, ésta clase de juegos me aburre. Prefiero molestar a la gente haciendo maldades. Creo que ya todo el mundo se ha dado cuenta que me es divertido hacer bromas aunque parezco una persona seria. Puede que sea tímido, distraído, pero hay un dicho que afirma que los callados somos los peores. Y quizás tienen razón, pero… ¿qué hay de Jackson? Él no es para nada callado y creo que en ese aspecto me gana, con su competitividad, sus ganas de hacer travesuras, su hermoso rostro que sonríe cómplice conmigo cuando queremos molestar a otro miembro. ¡Ah! ¡Es que no pasan ni cinco minutos sin él que ya lo estoy pensando! Lo mejor va a ser que me concentre en este juego así que sonrío como si de veras me importara, pero en realidad lo estoy haciendo porque mi Mandu me ha alegrado ya el día.

Al cabo de un rato Jackson, Bambam y YuGyeom regresan. El juego comienza. Trato de aportar señas cuando veo las palabras escritas en los carteles. Mi chino los sostiene por un lado así que le da un poco de emoción a aquello. ¡Lo que sea por ganarle! No hay nada más lindo que ganarle y después poder refregarle en la noche todo en la cara, provocando que se enoje, para después quitarle el enojo a besos y abrazos. Jackson es tan niño a veces que me da ternura.

Tan ensimismado estamos todos en el juego que no nos damos cuenta de una cosa bastante obvia: Todo es falso. ¡Ha sido una trampa!

En cuanto el pastel de cumpleaños ingresa, para quienes tuvimos nuestra fecha especial en septiembre, no puedo evitar quedarme como estatua observando el chocolate, la inscripción que dice ‘Happy Birthday’. Estoy totalmente seguro que el joven Wang fue el primero en aportar la idea porque suele sorprender con esa clase de cosas. Me molesta un poco tener que compartir esto con los demás miembros, mas intento disimularlo, sabiendo de antemano que casi un mes atrás, quien pasó la noche conmigo, fue él, y fue la noche en que me dio el primer beso. Puedo seguir recordando momentos hasta el cansancio pero en esos instantes el pelinegro se abalanza sobre mí con la excusa de ‘golpear a los cumpleañeros’. Me arroja sobre el sillón ya que me toma con la guardia baja y mi calor corporal se potencia al cubo; se nota en mis expresiones que estoy sorprendido, así que para hacerse el idiota -cosa que le sale tan natural- Jackson golpea a Junior y a YoungJae también. Es un bobo. Un bobo que me hace sentir en las nubes y regresar a las tantas noches en que comenzamos a jugar así, a los golpes, y terminamos ardiendo de deseo; empero, solo quiero pensar en el presente, en que me acabo de poner unas gafas graciosas, abrazo un globo y las velas se encienden para que pidamos un deseo.

¿Qué puedes desear cuando lo tienes todo? ¿Qué puedes querer cuando ya eres feliz? Puedo pedir un viaje a casa pero ni siquiera eso es lo suficientemente importante, sino el que la persona que amo está sentada a mi lado, haciendo latir mi corazón a mil por minuto. La distancia por fin se ha roto entre nosotros y no hace falta siquiera que nos miremos porque con el simple hecho de estar uno junto al otro, nos sentimos completos. No obstante, todos vuelven a repetir que debo pedir un deseo antes de soplar.

Cierro los ojos, pienso en lo que más quiero. "No quiero perderlo", repito en mi mente. Por lo tanto, mi deseo se resume a una sola cuestión. "Nunca te alejes de mí, Jackson Wang".

No pasan siquiera diez segundos que me alcanza un tazón de algas, una tradición aquí en Corea. Giro apenas mi cuerpo porque noto sus intenciones: va a darme de comer en la boca. ¿¡Cómo demonios hace para verse tan tranquilo!? Para poder estarlo yo también decido enfocarme en una sola cosa y es la comida. No quiero ni pensar en lo que está cruzando por su cabeza. Es un pervertido que disfruta verme abrir la boca para recibir el cucharón de arroz. Por eso alimentarme es una de sus prioridades, con la excusa de siempre pensar en el ‘postre’, pero ésta vez no podrá suceder de aquella manera ya que al terminar con la grabación aquí debemos ir a un fanmeeting. Tendrá que aguantarse las ganas hasta que regresemos.

Y yo también deberé hacerlo.

El tiempo pasa. Jackson sigue dándome de comer, lo cual me encanta. Es como si el mundo se detuviera, como si no existieran las cámaras y tan solo estuviéramos nosotros dos aquí, en este cuarto. No obstante, las voces de nuestros compañeros me recuerdan que hasta estamos grabando un programa y todo lo que haga puede salir al aire. O quizás no. Los editores suelen quitar muchos momentos demasiado atrevidos, y si nos pasamos con ellos, hasta recibimos advertencias de JYP quien sabe de nuestra especie de relación -al igual que todos los miembros, aunque creo que BamBam lo ignora, es un poco lento-. Park JinYoung está de acuerdo porque las fans nos aman, lo cual trae mucha publicidad al grupo pero quiere que nos controlemos un poco más. ¿Tan hormonales nos vemos?

El pelinegro a mi lado me mira los labios mientras me alimenta. Es tan jodidamente provocador cuando hace eso que siento ganas de explotar, clavando así mis orbes en su bello rostro. No sé en qué momento empecé a considerarlo hermoso pero es cierto que lo pienso. El programa sigue; comemos la torta y de la nada le pregunta a YoungJae qué quiere por su cumpleaños. Lo miro fijo. ¿Lo está haciendo a propósito para darme celos? ¿Mi cara denota aquello? Seguramente, porque de repente me pasa un brazo por los hombros y yo, terco como una mula, me mantengo alejado de él.

¿Cuánto me dura el enojo? Segundos. Jackson ya me tiene apretado contra su cuerpo así que me apoyo en su pierna mientras me abraza. Es una hermosa sensación el sentirse protegido por él. Pese a ello, decido cobrarme su jugarreta hablándole a Junior porque sé que le molesta. Sus celos salen a flote enseguida, poniendo una especie de barrera entre nuestra madre y yo, lo cual me hace reír. ¡Estoy disfrutando tanto éste último programa! En cuanto me preguntan qué quiero como deseo decido seguir con las bromas.

—YoungJae, tú quieres una casa. Entonces yo quiero un auto. ¿Vamos a vivir juntos? —Ni termino la frase que Jackson responde con otra broma, haciéndonos estallar en carcajadas a todos.

Ya tenemos que irnos al fanmeeting. Me doy la vuelta para tirarme encima suyo pero me detiene. Olvidé aclarar que encarar a Jackson lo hace poner como un cachorro indefenso, avergonzado, pero ésta vez es todo lo contrario: el menor tiene ideado un plan. Mentalmente pienso que está loco, mas esa locura de él es lo que más me gusta. Primero besa a JinYoung, logrando que yo lo mire feo pero sé que todo es una excusa. Luego de eso besa a YoungJae. Obviamente que lo hace en la mejilla de ambos porque si se pasa soy capaz de apretarle los testículos contra una puerta. El estar pensando en todo eso casi me hace volar, como siempre, y no me doy cuenta que ya tengo al atrevido encima de mí.

—¡Tengo maquillaje, tengo maquillaje! —Cierro los ojos mientras digo eso, tratando de apartarlo pero es imposible: Se sale con la suya al darme un beso cerca de la oreja, ahí, en uno de mis puntos sensibles que me deja con una sonrisa enorme en los labios. ¡Desgraciado!

 

El viaje en la camioneta hacia el fanmeeting es divertido y pasa rápido. Todos cantamos la canción de 2PM, Go crazy, y hasta el chofer, con el ruido que estamos haciendo, se pasa una cuadra de destino. Ya en el evento pongo mi mejor cara tierna pero haga lo que haga, las fans gritan. Si sonrío gritan, si estoy serio gritan, si me siento a un lado de Jackson gritan -más fuerte que cualquier vez- y si me siento en el suelo, gritan. A veces me pregunto por qué esa necesidad constante de gritar, lo que comúnmente me da dolor de cabeza, pero estoy tan contento que nada me afecta.

Al cabo de unas dos horas todo termina. El evento, los gritos, y la grabación del programa. ‘It’s over’ dice Jackson, y después de un rato las cámaras se apagan. Miro la hora; ya es de noche. Nos traen la cena y luego de eso nos indican que vamos a regresar al edificio ya que se da el día por terminado. Duermo los diez o quince minutos que tardamos en llegar, subo en el elevador junto a JaeBum y BamBam pero en silencio, y en cuanto entro al cuarto me dejo caer sobre mi cama como saco de papas antes de quitarme las zapatillas con apenas movimientos de pies. Cierro los ojos; escucho ruidos en el living que está al lado. No voy a dormir, no puedo dormir. Hay algo que tengo pendiente con un jovencito y eso puede hacer que se me vaya el cansancio; o mejor, quedar tan agotado que los dos dormiremos como bebés. Por lo tanto, apenas todo se vuelve silencioso del otro lado de la pared curvo mis labios en una sonrisa traviesa: sé que está por venir. Espera a que todos se vayan a dormir, siempre hace lo mismo.

Pese a que estoy recostado boca abajo puedo escuchar cómo abre lentamente la puerta y después la cierra, con llave. Sus pasos al acercarse, cuales intentan hacer el menor ruido posible y una especie de pausa que me indica una sola cosa: se está quitando la playera negra y el gorro de lana. Por mi parte ya empiezo a ponerme ansioso por lo que no puedo evitar el hecho de morderme el labio inferior. Enseguida lo siento sobre mí, con su pecho pegado a mi espalda, y su boca iniciando un camino de besos que empiezan en mi nuca. Me estremezco y jadeo, volteando apenas el rostro con la intención de mirarlo de reojo.

—¿Así que te vas a ir a vivir con YoungJae? —me pregunta al oído. Es un desgraciado que siempre recuerda lo que le conviene, pero aunque eso parece una pregunta en forma de amenaza, no lo es. Puedo notar la melosidad en su tono de voz. Casi que ronroneo por sus besos que continúan por mis omóplatos. Paso saliva, queriendo contestarle, haciendo todo lo posible para no volver a jadear pero es prácticamente imposible. Incluso hasta tartamudeo por su culpa. ¡Es que me enciende tanto!

—Es lo m-más justo. Ahmg~ dijiste que ibas a comprarle… una casa. —Contesto todo ello casi sin sentido alguno, por el simple hecho de discutir a modo de juego. Después de haber pasado tantas horas provocándonos hasta el límite ya no soy capaz de pensar con claridad. Lo único que tengo claro es que lo deseo, mucho.

—Celoso —dice. Y yo vuelvo a gemir porque me succiona el lóbulo de la oreja. ¡No aguanto más esa maldita posición! Puedo sentir su erección entre mis glúteos, su caliente respiración, sus músculos. Jackson Wang me va a llevar a la demencia.

Me doy vuelta casi con brusquedad para enlazarme con él en cuerpo y alma. Lo rodeo con los brazos por el cuello, apretándolo contra mi torso en el momento que uno nuestras bocas para besarlo. Me he vuelto tan adicto a sus besos que son como una droga para mí. Sin embargo, Jackson parece querer seguir con las torturas porque me inmoviliza en cuanto me toma por las muñecas y las sube encima de mi cabeza; eso indica claramente que quiere hacer las cosas de forma lenta, romántica, y no hace más que alterarme, con esa gran cantidad de caballos y manadas de lobos correteando dentro de mí, con mi corazón latiendo tan rápido que amenaza con salirse del pecho.

Domina el beso. No le quita pasión pero sí lo hace más lento, suave, tomándose toda la dedicación del mundo en moldear nuestros cerezos, en acariciarme el superior, el inferior, antes de lamerlos descaradamente con esa lengua húmeda y caliente. Mi sinhueso la busca, a su gemela, así que en cuanto vuelven a encontrarse, sus toques empiezan a intercalarse con cada abrir y cerrar, con cada vez que aprieta sus labios contra los míos. Jackson es un experto besando y a mí me lleva a la cima.

Decido entregarme a él. ¿Cómo no hacerlo cuando sus toques me provocan escalofríos? ¿Cómo no ceder a los encantos de un hombre seductor? En cuanto nota que me relajo me suelta las muñecas y enlaza nuestros dedos, ejerciendo presión en mis manos mientras me sigue besando. Se frota contra mí, provocando que me endurezca con demasiada facilidad, con demasiada intensidad que empieza a doler. Jadeo, pero se ahoga en su cavidad. No obstante, él lo nota así que se separa y alza el rostro para mirarme a los ojos. Amo ese estúpido corte de pelo que tiene, amo las gotas de sudor que empiezan a formarse en su frente y la manera en que se le achichan los ojos cuando está excitado. Amo que me apriete fuerte las manos, que jadee como si empezara a faltar el aire en la habitación, como también la manera en que su anatomía se amolda a la mía igual que si hubiesen sido creadas para estar juntas. Le sonrío, mas siento mis mejillas arder, quizás por vergüenza, quizás por calor.

—Hazme tuyo —le pido, en susurros, a modo de súplica. ¿Qué más puedo querer si esa es la muestra más grande de amor que podemos darnos? No se trata de sexo, no se trata de satisfacer necesidades como sí ocurría en un principio. Se trata de dos chicos que se han enamorado con el paso del tiempo, con la cercanía, con el cariño. Debo confesar que con todo lo que hemos pasado llegué a darme cuenta que mis sentimientos quizás comenzaron mucho tiempo atrás, cuando tan solo lo observaba con dulzura al ser mi mejor amigo, al admirarlo, cuando lo molestaba porque era divertido. Y a lo mejor él ya estaba enamorado de mí cuando buscó esa excusa para acercarse. No lo sé. Tal vez algún día se lo pregunte… En estos momentos quiero hundirme en ese mar de sensaciones que empiezan a desatarse en cuanto me mira, en cuanto sus labios ahora hinchados se curvan para regalarme la más sincera de las sonrisas.

Jackson Wang vuelve a besarme pero no por mucho tiempo. Primero me quita la musculosa negra y luego empieza con un recorrido de besos que inicia en mi mentón, continuando por mi garganta hasta llegar a atacarme el cuello. Jadeo, clausurando los párpados. Aquellas manos sedosas abandonan las mías porque empieza a bajar con caricias suaves por mis brazos, pasando por mis axilas, llegando hasta mis caderas en las cuales aferra el agarra como indicando que no desea que me escape.

No pienso hacerlo.

Lo abrazo por la espalda, llevando las yemas de mis dedos hacia aquellos músculos que se le marcan, tallando sus venas, arterias, recorriéndola toda en un sinfín de dibujos sin sentido hasta que bajo a sus glúteos y se los aprieto, incitándolo a que mueva sus caderas contra las mías. Él sigue besándome pero ahora está sobre una de mis tetillas, cual succiona y lame con ímpetu. Ahora gimo, y sé que le encanta. Le gusta darme placer, tenerme a su merced. Es un atrevido pero es MI atrevido. Sigue bajando, dejando un camino húmedo por donde pasa su lengua; se entretiene unos segundos en mi ombligo, a lo que mi cuerpo se retuerce por los espasmos que me dan. Me siento en las nubes, en un paraíso único que nos pertenece. Y allí estoy disfrutando tanto que, para cuando me doy cuenta, mi pelinegro me quita los pantalones y el bóxer de un tirón.

—¡G-Gaga! —Exclamo su apodo de la sorpresa, preguntándome en dónde ha dejado toda la sutileza. Me mira y se ríe, queriendo compensar su ataque de locura con un beso en la punta de mi pene. Me muerdo el labio porque ya no puedo decirle más nada. Es hermoso. Siendo salvaje, romántico, tierno, atrevido. Es demasiado hermoso así que me apoyo en los antebrazos para poder observarlo mientras inicia con una fantástica felación. Retuerzo los dedos de los pies, jadeo demasiado, siento mucho calor. Es grato el instante en que aquella cavidad envuelve mi erección, llegando hasta el fondo en un dulce vaivén. Puedo sentir su saliva chorrear, llegar hasta mis testículos, e ir incluso un poco más abajo lo que me pone sumamente caliente. Estoy demasiado duro, y si continúa así puede hacerme acabar así que lo detengo, colocando ambas manos en sus mejillas cuales acaricio mientras lo obligo a que levante la vista. Comprende enseguida lo que quiero así que se pone de pie en el borde de la cama. Gateo hasta llegar allí y me siento, comenzando a desabotonar su pantalón a la par que doy besos a aquellos abdominales que me encantan.

Un cuerpo como el de él hace que me sienta admirado. Su fuerza, su porte de macho alfa, la fibrosidad de sus músculos. Jackson me acaricia los cabellos mientras yo lo despojo del pantalón para empezar a frotar mi palma contra su prenda interior. Lo siento tan endurecido que me controlo para no empezar a suplicar que me penetre. Lo sé, en ese aspecto soy demasiado ansioso, y es porque él me desespera. Todavía no sé cómo hago para aguantar sus provocaciones cuando estamos rodeados de gente.

Introduzco mi lengua en su ombligo mientras le bajo el bóxer, liberando aquel pene. Es grande y firme, demasiado para ser asiático. Siempre lo molesto con que se le marca excesivamente en las presentaciones. Tanto lo hice una vez que explotó, me arrastró a un cuarto de grabación y me obligó a que le hiciera sexo oral antes de un concierto. Esa fue la primera vez que lo hice, mas en estos instantes es por voluntad propia que quiero sentir su sabor. Llevó mi boca a su miembro, empuñándolo con la diestra para así empezar a bombear, subiendo y bajando con la intención de ponerlo más firme aún. Succiono el glande antes de introducirlo en mi cavidad, pero hay un problema; es tan grande que me dan arcadas, así que vuelvo a comenzar de a poco. Lo observo con los ojos brillando. Me entrega una mirada lasciva y unas expresiones dignas del recuerdo ya que tiene su boca abierta y está jadeando para mí. Eso me incita a seguir con los movimientos de cabeza, succionando con tanta fuerza que no solo lo recubro en saliva sino que mis mejillas internas hacen presión en su miembro venoso, permitiéndome degustar las gotas de pre-semen salado que se pierden en mi boca.

—Hmg… Mark. Sí… sigue así. —Su voz susurrando aquello, marcando el deseo que siente, me vuelve loco. Mis pensamientos están tan nublados que apenas recuerdo quién soy, si no fuese porque él dice mi nombre en cada suspiro. Hasta mueve las caderas, penetrando mi boca, queriendo llegar más al fondo. Clausuro los párpados y disfruto de ello, llevando ambas manos a su trasero cual masajeo porque me gusta que sea tan redondo. Podría pasar todo el día atendiéndolo hasta que se me acalambrara la boca si él lo quisiera, mas me aleja a los pocos minutos, agachándose para regalarme un beso fugaz y ardiente. Vuelvo a caer en sus redes, así que lo abrazo por el cuello y me dejo llevar al centro de la cama en donde me acomoda para luego quitarse las prendas que le quedaron atascadas en los tobillos. Al verlo un poco frustrado porque también se tiene que quitar los zapatos me río, sin maldad. Solo porque es adorable.

—Me encantas —confieso, poniendo una de mis mejores expresiones juguetonas. Abro las piernas para darle lugar a que se amolde conmigo, así que apenas lo hace nos volvemos a fundir en un abrazo, los dos desnudos, perteneciéndonos mutuamente. Mientras nos estamos besando puedo sentir la molestia que se abre paso en mi interior; son sus dedos, me está preparando. Gimo, curvando la espalda, despegándola de la cama un poco. Es probable que Jackson ya haya tomado el lubricante porque siento que se desliza con facilidad, primero con un solo dedo, luego con dos. Pese a estar apretado empiezo a ceder, liberando la presión cuando el dolor inicial comienza a resultar menos molesto. Por ende, mi chino decide que ya es momento de la unión.

Se sabe que Jackson es un atolondrado, un bobo que todo hace mal, que no tiene una pizca de sentido común y que es salvaje. Pero en cuanto a hacer el amor, al menos en la penetración, es el ser más cuidadoso del mundo. Ya tiene el pene lubricado así que empieza a abrirse paso en mí. Hace tiempo no usamos condón. ¿Para qué? No hay nada mejor que sentir su carne junto a la mía. Me sostengo las piernas pero duele. ¡Duele! Presiono con fuerza los párpados, conteniendo los quejidos molestos, así que se detiene e inclina para darme besos en el mentón. Sonrío ante su dulzura.

—Hmg…c-continúa, por favor. —No me cuesta nada rogar porque lo quiero dentro mío, lo necesito. —C-Confío en ti. —Eso es suficiente para que Jackson retome la intromisión y al cabo de unos segundos esté totalmente en mi interior. Yo tengo los ojos llenos de lágrimas por ese dolor que pronto se convertirá en placer. Además, sé que mañana me van a molestar demasiado las caderas; por esto es que no intimamos los días antes de los conciertos.

En el instante que lo rodeo con ambas piernas por la cintura, empieza a moverse. Hundo mi cara en su clavícula, cual muerdo porque las embestidas producen una fricción deliciosa entre su miembro y mi interior. No puedo contener los gemidos bajos que se hacen presentes. Tampoco quiero hacerlo muy alto porque, aunque nuestros compañeros de piso saben de lo nuestro, no es justo negarles el descanso puesto que somos dos animales hormonados. Mi mandu se sostiene del colchón para embestir con precisión, queriendo golpear mi próstata, mas no tarda en hacerlo. Ahí sí que pierdo toda cordura y entierro mis uñas en su espalda, marcándola desde los omóplatos hasta la parte baja, despegando la boca de su cuello para apoyarme en la almohada y gemir mirando hacia el techo. Es delicioso. Es sublime. El placer que los dos obtenemos es tan inmenso que aún no puedo entender cómo esto es considerado pecado.

Su sudor se mezcla con el mío, la cama cruje un poco, el cuarto está más que sofocante y lleno de mis gemidos al igual que los jadeos impropios. A cada segundo me besa la frente, las mejillas, los labios. Lame mi sudor, se frota contra mi rostro. ¡Ah! Encima con cada estocada -ya más rápidas y constantes- desata millones de corrientes eléctricas que me hacen temblar y mantienen mi pene firme, frotándose en su abdomen con tanta intensidad que no pasa mucho tiempo hasta que logro acabar, retorciéndome del placer que me da cuando todos los espasmos van hacia mi miembro. Mancho absolutamente todo y sigo susurrando su nombre sin parar. "Jackson, Jackson, Jackson". Es el único nombre que deseo seguir nombrando por el resto de mi vida.

Él no tarda en alcanzar la cima de la montaña y arrojarse en picada, derramando su esencia blanquecina en mi interior. Se siente tan bien que termino desplomado como un saco de papas en la cama, feliz. Somos uno solo, somos la otra mitad del otro. Llevo ambas manos hacia su rostro y se lo acaricio cuando su boca se pega a la mí para besarme. Está agitado, mucho más que yo, y tiene el cuerpo tan perlado que me encanta. Hemos hecho el amor sin pudor, sin piedad. Pese a estar agotado también, se toma el trabajo de tomar papel tissue que hay a un lado de la cama y me limpia el abdomen, aún sin salir de adentro mío lo cual me encanta. No somos capaces de decir palabra alguna porque seguimos jadeando, queriendo recuperar el aliento. Luego de ello, se aparta para limpiarse él, también mi entrada y cuando ya no puede más se recuesta a mi lado. Lo abrazo. Necesito tenerlo a mi lado y que no se aparte siquiera un solo segundo.

Pasamos más de un minuto en silencio. Todavía estoy sonriendo por lo sucedido, por lo feliz que me siento. Lo miró; parece estar dormido; de costado, desnudo, con sus piernas enlazadas en las mías y la cabeza apoyada en la almohada, despeinado, agotado. Me tomo el trabajo de taparnos con las sábanas para no tomar frío en la madrugada, mas luego paso unos cuantos segundos observándolo mientras está descansando.

—Hace tiempo quiero decirte algo…—susurro, siento que es el momento aunque seguro no me escuchará. Tal vez sea por eso que me animo a decírselo. —Jackson… mi mandu, estoy enamorado de ti. Te amo. —Y suspiro, porque el expresarlo pese a que está dormido, hace que mi corazón empiece a latir desbocado.

No obstante, Jackson Wang no está dormido. Solo parece estarlo; la sonrisa que se forma en sus labios lo delata. Abro los ojos más de lo normal, de la sorpresa y me pongo rojo de pies a cabeza.

—Lo sé. —Contesta mientras abre uno de sus párpados para mirarme. Le doy un golpesito en el hombro y de la desesperación hundo la cara en la almohada. ¡No puedo creer que se haya hecho el dormido! Me abraza con mucha fuerza, pegándome a su pecho. —Siempre lo he sabido. Mark, tus ojos hablan por ti. El brillo en ellos, el amor que transmites. Supe que estabas enamorado de mí desde antes que tú mismo lo sepas. Oye… mírame. —Me toma del mentón para que lo haga así que no me queda alternativa. —Eso. Me encanta tu mirada, cómo me veo reflejado en ella. —Luego de decir aquello se queda en silencio unos cuantos segundos, siempre observándome fijo, hasta que me besa con cariño y me acurruca contra su pecho. Sigo sintiéndome nervioso por esa confesión, pero en sus brazos estoy tan protegido que me doy cuenta enseguida que hice bien en decírselo, porque tiene razón: lo amaba desde antes, desde hace mucho, y solo necesité de su empujón para darme cuenta que es lo único que quiero en la vida. Clausuro los párpados para poder dormir así, con él, con mi amado, sintiéndome más que completo cuando me da un beso en la frente y me susurra al oído lo siguiente:

—Te amo Mark. Estaré siempre a tu lado, contigo. Pase lo que pase, siempre. —“Pase lo que pase, siempre”.

 

…Cause with you, I'd withstand all of hell to hold your hand.
I'd give it all. I'd give for us.
Give anything, but I won't give up.

Believe it. Hold on to me and never let me go.

Notas finales:

Esta segunda parte también se la quiero dedicar a esas personitas que leyeron la primera parte hoy y me incitaron a continuar. Gracias, me dieron toda la inspiración que necesitaba


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