Ambos cuerpos danzando al mismo ritmo de la música, friccionándose, provocándose con cada roce delicado que sus manos hacían en el cuerpo del contrario.
Ambos cuerpos ya sudorosos y algo cansados por el ejercicio que hacían desde hacia quizá dos horas. Las miradas lascivas decían lo que anhelaban con deseo.
El moreno fue el primero en dar el siguiente paso. Tomando a su acompañante de la cintura, apegándolo más a su cuerpo, y susurrándole al oído de forma jadeante, le expresó su deseo.
—Te necesito.
El bajito se estremeció con el aliento caliente sobre su oreja, provocando que se le erizara la piel. Tenía las mejillas rojas como un par de manzanas maduras debido a la gran cantidad de alcohol que había en su organismo, el baile y la vergüenza mezclada con el deseo que sentía en ese momento.
De un momento a otro no sabían quién era arrastrado por quién hacia los baños del pub nocturno en el que se encontraban; recorrieron el lugar buscando un sitio en donde demostrarse su necesidad, y se vieron metidos en un cubículo.
Ambos se comían mutuamente con gula y pasión desmedida. La desesperación los invadía a ambos mientras trataban de despojarse de sus prendas hasta que con dificultad lo lograron, quedando ambos completamente desnudos, viéndose con lujuria, deseándose aún más de lo que ya lo hacían.
Rápidamente el más alto acorraló al castaño contra la puerta del cubículo y comenzó a besarle del cuello, arrancándole gemidos y jadeos de placer. El mayor lo tomó de la nuca, enredando sus dedos en su cabello castaño procurando que no se alejara demasiado de sí.
Entre besos húmedos se acercaron al retrete donde el moreno se sentó e hizo que el más bajito se sentara sobre él con cada pierna a los lados de su cintura, haciendo contacto bajo y arrancándoles suspiros de placer. Se miraron mutuamente por unos cortos segundos, cayendo en la cuenta de lo que estaban a punto de hacer.
Ambos eran los mejores amigos, conocían cada cosa del otro; excepto lo del amor mutuo que sentían por el otro. por temor a romper esa larga y hermosa amistad nunca se dijeron nada, tratando de ocultar en lo más profundo de sus corazones ese sentimiento que para ellos les resultaba doloroso. Y estar allí, ambos desnudos en un baño público a punto de hacer el amor era algo que no sabían bien si lo hacían por el alcohol que ambos traían encima, o porque sus corazones les pedían a gritos por fin amarse de todas las maneras posibles; que el estar bebidos de más solo fue el empuje que necesitaban para estar juntos, en cuerpo y alma.
El castañito se acercó a su boca y beso al más alto, fue un beso que le transmitió todo el amor que sentía por él, éste lo tomó de las caderas y lo apegó más a su cuerpo, correspondiendo al beso que devolvió con la misma intensidad y dulzura que el otro le transmitía.
—Te amo.
Se dijeron al mismo tiempo, haciendo que los corazones de ambos palpitaran más rápidamente de la alegría y emoción de ser correspondidos. Se sonrieron y se besaron con amor, para después convertirlo en un beso más necesitado.
El menor descendió una mano tocándole y acariciándole en los muslos para subir a su espalda y volver a repetir la acción. El bajito movió las caderas incitándolo a que fueran más lejos. Ambos jadearon de la excitación; él dirigió su mano a su parte íntima, en donde le acarició con pasión haciendo que se arquease del placer. Le acarició el eje de arriba y abajo, de manera suave y delicada arrancándole más gemidos, sintió el líquido pre seminal del bajito en su mano producto de su excitación y se animó a seguir con las caricias; descendió su mano hasta su objetivo y ayudándose del líquido pre seminal del mayor introdujo un dedo, notando cómo el otro se tensaba, pero diciéndole con la mirada que siguiera con su cometido, así que el moreno siguió con su tarea, introdujo otro, sintiendo cómo su estrechez le apretujaba los dedos. Sabía que el mayor aún era virgen y no quería hacerle mucho daño, vio en su expresión el dolor, esperó unos segundos mientras aún seguía frotando sus dedos dentro y comenzó a simular tijeras para dilatarle un poco, mientras le frotaba el miembro para distraerlo.
El mayor, con manos temblorosas, guio sus manos al cuerpo del menor y lo acarició, de forma lenta, sintiendo los fuertes músculos del pecho de su acompañante tensarse con el trabajo manual que le hacía. Siguió bajando sus manos por su abdomen hasta llegar a su miembro, que se alzaba imponente y le acarició la punta, sólo un poco, viendo con dificultad debido al placer como este pareciese saltar de alegría. Escucho cómo el menor jadeaba al sentir la pequeña y sutil caricia. Se mordió el labio acallando uno que otro gemido y se aventuró a acariciarle de forma rítmica, al compás de la música que se escuchaba de fondo. Cerrando los ojos y deleitándose con sus eróticos jadeos.
Cuando ya estuvo preparado, el moreno lo separó y le tomó de las caderas para alzarle y posicionar su miembro en su entrada y bajarlo lentamente, sintiendo cómo su estrechez apresaba su caliente miembro. esperó unos segundos a que se acostumbrara a la intromisión y comenzó a moverse lentamente, el mayor volvió a arquearse y gritó por el placer que el otro estaba dándole. El menor aprovechó y apresó uno de sus pequeños pezones con su boca, mordiéndolo ligeramente, el cual lamió y chupó haciendo que el castañito gimiera descontroladamente.
—Jongin…
Gimió y lo tomó por el cuello, acercándolo a su boca y dándole un apasionado beso.
—Baekhyun.
Ambos gemían a coro el nombre del contrario, demostrándose su amor. Jongin lo sostuvo de las caderas marcando el vaivén más fuerte y más certero. Sus gemidos eran ahogados por la intensa música del pub que nadie se daba cuenta de lo que pasaba en uno de los cubículos al momento de entrar al baño.
El bajito gritó mucho más fuerte arañándole la espalda cuando Jongin tocó su punto, El moreno sentía el ardor en su espalda pero eso no hacía más que excitarlo, arremetiendo con mucha más fuerza, abusando de ese punto dentro del pequeño que lo volvía loco del placer.
Unas embestidas más y el menor se corrió dentro del mayor, alcanzando juntos el orgasmo que los hizo ver estrellas.
—Te amo.
Se volvieron a decir y se fundieron en un apasionado pero dulce beso.
La luz diurna dio de lleno en sus pupilas cuando logró despertarse. Le dolía la cabeza, se incorporó y observó a su alrededor percatándose de dónde estaba, era la habitación de su fiel mejor amigo y ahora su novio. El solo recordar la forma en la que se declararon su amor le hizo sonrojarse y se cubrió el rostro con las mantas ocultando su emoción y una radiante sonrisa. Se controló las ganas de patalear y gritar de felicidad, no quería despertar a Jongin que yacía dormido boca arriba con las mantas cubriendo sólo de la cintura para abajo.
Baekhyun se fijó bajo las mantas comprobando que efectivamente aún seguían desnudos, lo que era obvio que habían seguido celebrando incluso en la casa de su chico. Eso hizo que se sonrojara aún más de lo que ya estaba.
Jongin se despertó y se quejó del dolor de cabeza que también lo torturaba, aún con los ojos cerrados sonrió al recordar la noche anterior. Ambos al fin, después de tanto tiempo, estaban juntos. Enfocó su vista en la persona que estaba a su lado, y le sonrió con calidez para después tomarlo de la barbilla y darle un beso de labios unidos.
—Buenos días…
Dijo aún somnoliento. Baekhyun le contestó de igual forma, tenían un dolor de cabeza insoportable y lo único que querían en esos momentos era una pastilla para apaciguar el dolor.
Ambos se levantaron y fueron a ducharse y bajar para preparar el desayuno. Un desayuno al más estilo americano fue lo que hicieron. Desayunaron entre sonrisas de felicidad y uno que otro beso.
—¿Sabías que mi madre había apostado con mi padre a que yo me quedaría contigo?
Dijo Jongin de improvisto.
—¿ah, sí?
—Si. Me decían que como nos llevábamos tan bien, que al final terminaríamos enamorándonos y nos quedaríamos juntos… y dicho y hecho.
Le sonrió tomándole de la mano, entrelazando sus dedos.
—También decían que tú eras perfecto para mí, porque no hay nadie más que me entienda y comprenda tan bien como tú. Que nos acoplamos muy bien.
Baekhyun sollozó y lágrimas inevitables de felicidad recorrieron sus sonrosadas mejillas. Jongin lo atrajo y le enjugó las lágrimas.
—Eres perfecto para mí, porque eres mi mejor amigo. Eres la luz de mi vida y ahora eres mío. Te amo…
—Yo también te amo.
Dijo Baekhyun abrazándolo fuertemente volviendo a llorar de felicidad.