Un único y solitario automóvil rompía con el silencio y armonía propia de la naturaleza que rodeaba la carretera, único indicio de civilización en aquella zona. El hombre quien lo conducía apretaba más a fondo el acelerador, sus manos sudorosas y su ceño fruncido reflejaban preocupación y hasta un dejo de culpabilidad, no lo podía evitar. Sin mirar, encendió como pudo la radio del vehículo buscando algo con que distraer su mente. Y es que no era para menos, solo hace una hora había recibido una noticia que le pareció fatal.
- Tony, me he enterado por las noticias que les ha ido bien en su batalla contra Ultrón, ¿vienes de vuelta? – Preguntó la voz tras la línea telefónica.
- Sí, todo bien, Happy. Pateamos unos cuantos traseros metálicos y ya está. Demoré mi regreso para poder despedirme del resto de los vengadores, ya sabes, muchas lágrimas de machos y esas cosas. Voy en camino a la torre. ¿Sucedió algo?
Happy enmudeció tras un momento. Se escuchó como aspiraba una bocanada de aire antes de volver a hablar.
- Es la señorita Potts…
Sacudió su cabeza para sacar los recuerdos de su cabeza. Debía concentrarse en el camino si no quería terminar estrellado contra algún árbol o barrera de contención como casi le ocurrió unos cuantos kilómetros atrás. Esto no le podía estar pasando a él. Acababa de salvar su pellejo de una inminente muerte en las manos de su creación fallida, incluso había salvado millones de vidas totalmente desconocidas, pero la más importante para él, la de Pepper, corría peligro en este momento. Definitivamente allá arriba había un Dios que o lo odiaba o disfrutaba con su sufrimiento, y no era Thor, de eso estaba seguro.
Busco en la radio algo que lo tranquilizara, en una estación encontró una melodía que lo relajaba. Escuchó con atención la letra, “Jesus to a child”, era como una ironía a sus pensamientos.
Transcurrió lo que a él le pareció una eternidad y finalmente llegó al hospital en donde estaba interna su actual novia. Corrió por los pasillos hasta ver a Happy fuera de una sala. Pasó por su lado corriendo sin detenerse, necesitaba verla, volver a recuperar su estabilidad junto a ella. Entró en la sala y la vio allí, en la camilla, dormida. Luego de la primera impresión que lo paralizó, se acercó lentamente, con su mano temblorosa tocó su rostro mientras la examinaba con la vista.
Con la caricia, la chica abrió los ojos y miró directo a los brillantes de su compañero. Movió sus labios sin que salieran palabras de su boca, su garganta seca se lo impedía. Stark le acercó el vaso con agua y con cuidado levantó su cabeza para que bebiera. Tomo su mano e imprimió un poco de fuerza en el agarre para darle apoyo. Sin poder formular la pregunta, su mirada la interrogaba, necesitaba saberlo, debía oírlo de su propia boca. Sintió una opresión en el pecho cuando las palabras llegaron a sus oídos.
- Lo siento, Tony. Lo perdí…
Y sin poder contenerse más, comenzó a llorar.