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Golosinas por kitsune loli

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Akashi miraba con rabia aquella cocina, siempre era lo mismo, pero todo era su culpa por dejarse convencer por su dulce tono de voz cuando decía Akachin, pero no ya basta era la última vez;  como era posible que ese enorme gigante podía ser tan desconsiderado, tomo la escoba y  una pala, comenzando a barrer el hermoso piso de mármol, que ahora era igual a un piso barato, había migajas y bolsas de frituras y cómo demonios había mermelada y mantequilla de maní en la cocina, mesón, la refrigeradora, el no era maniático de la limpieza, pero esto era el colmo.

 

Era la última vez

 

Rápidamente termino de limpiar, hizo la cena y se retiró a descansar no quería ver por el momento al tonto de su marido.

 

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Mura estaba feliz aunque sus rostro no lo demostraba, entro a la pequeña casa (pequeño en comparación a la mansión Akashi), la casa estaba a oscuras, encendió la luz de la sala y vio el reloj – 11 p.m.

Akachin debe estar molesto – dio para sí mismo, pero que podía hacer, un reconocido gastrónomo de pastelería paso por su tienda, y la puntuación que les había dado eran de 5 estrellas, en fin él y los demás trabajadores se habían ido a beber unos tragos pero igual Akachin debe estar molesto, de que no le había avisado.

 

Entro a la cocina y vio su comida y una nota:

 

Calienta la cena y trata de no ensuciar nada y no se te ocurra venir a nuestra cama”

 

Mura leyó la nota y se sonrió, siempre que pasaba algo así, el sabia como solucionarlo y que su pelirrojo volviera a ser su adorable Leoncito, una larga y deliciosa sesión de sexo, con todo aquellos mimos que Akachin le gustaban.

 

Comió la deliciosa comida de Akachin – Akachin siempre cocina delicioso – todo en él es perfecto, vio la cocina y todo estaba limpio, era hora de tomar un baño y hacerle el amor su emperador.

Camino hasta la puerta de la habitación de ambos, pero estaba cerrada y puesto el seguro. Era malo; realmente su Akachin nunca había hecho eso, de verdad era tan malo que no le hubiera avisado, golpeo la puerta despacito – Akachin lo siento. Ciento no haberte llamado por favor ábreme la puerta quiero dormir junto a ti Akachin- dijo con un puchero el gigante, el cual por suerte de Akashi no podía ver.

 

Al escuchar a su amado el pelirrojo se puso una almohada sobre la cabeza y hablo alto para que el peli lila lo escuchara – Vete a dormir; tengo una importante reunión mañana y debo descansar. Buenas noches Atsushi

 

Mura como perrito regañado camino a la sala dejándose caer en aquel sofá que parecía muy pequeño para su enorme cuerpo, cerró los ojos y soñó con la sonrisa de Akachin

 

A la mañana siguiente

Akashi miraba con melancolía a su adorado, mirando como dormía incómodamente sobre aquel sofá, dio un largo suspiro, y camino hasta la cocina, era hora de preparar el desayuno.

 

El delicioso olor de la comida de Akachin hizo que el peli lila se despertara, haciéndolo sonreír pues era la oportunidad perfecta de contentar a su emperador, camino en silencio hasta la cocina viéndolo de espaladas, se acercó y lo abrazo, acomodando sus largos brazos en la pequeña cintura de este- Moo, Akachin lamento no haberte llamado y decirte que regresaría tarde, pero ayer…

NO me interesa – contesto, se safo de los grandes brazos, tomo una tijera, y camino hasta la alacena, tomo una de las bolsas favoritas de frituras, con una cosa en cada mano, camino hasta la basurera

 

Mura sabía que sea lo que fuera que planeaba su pelirrojo, no iba a ser bueno

Atsushi a ti te encantan estas frituras, verdad

Mura asintió con la cabeza.

Bien te lo diré por primera y última vez, no quiero volver a ver en esta cocina, o verte comer esto en cualquier parte de la cocina – corto la bolsa y dejo caer todo el contenido dentro del basureo – si no todas terminaran de la misma manera en la basura

 

Murasakibara vio caer aquellas frituras y sus ojos comenzaron a ponerse llorosos, porque su Akachin era tan cruel

Oh, Akachin porque haces eso – triste

NO más tiradero Murasakibara, estoy cansado de las bolsas de golosina en toda la casa, ya no más – sentencio

El peli morado estaba molesto, Akachin no tenía ningún derecho a hacer eso, ellos ya no eran unos niños, el ya no era aquel chico que debía obedecer en todo a Akachin, ellos eran esposos debían hablarlo, no resolverlo con amenazas, además era su derecho sobre sus golosinas.

 

No Seijuro, sabes es mi casa también, entiendo lo dejar limpia la cocina y ten por seguro que no volverá a pasar, es más, lo mejor es que tomes en cuenta que no volveré a estorbar en nada en esta casa – Respondió el peli lila, salió de la cocina, se dirigió a la recamara de ambos, se duchó, vistió, tomo una maleta pequeña con ropa y se fue sin decir absolutamente nada.

 

Akashi estaba pasmado; porque no le había dicho Akachin, no, no , además porque se había llevado su ropa, lo estaba dejando, no pensaba volver, lagrimas comenzaron a caer de sus ojos, su pecho se oprimía, en verdad no debí haber hecho tanto escándalo por algunas bolsas tiradas, sus piernas perdieron la fuerza, golpeado el frio piso, mientras lloraba desconsoladamente.

 

Los días iban pasando, y el peli rojo no sabía qué hacer, Mura no había regresado todavía, en la pastelería siempre le negaban la presencia de su esposo, diciendo excusas, y sus amigos tampoco sabían algo del peli morado, eso era cada vez más frustrante.

El solo quería disculparse en verdad que sí, se sentía mal por lo que había dicho o más bien la forma en que lo había dicho, camino a la alacena y vio todas aquellas golosina que el peli lila adoraba, las lágrimas regresaron, tomo todas aquellas bolsas y cajas, las puso en la mesita frente al sillón y puso el video del día mas especial de su vida. SU BODA

 

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Mientras en otro lugar el gigante de Yosen desquitaba su frustración con una masa de pan, pero porque “Akachin nunca escuchaba lo que tenía que decir”

Sabes asustas a tus trabajadores con esa cara – le dijo bromeando Himuro

Un hola Murochin

Oye que te paso – Observando la figura desaliñada de su amigo, aunque solo había una respuesta coherente a eso – Akashi- dijo el pelinegro

Mura asintió

Bien, porque no vamos por un trago y me cuentas que paso – dijo el Himuro

Acepto- cansado – Solo si me dejas quedar contigo e Izukichin unos días, dormir aquí es horrible – con un puchero

Himuro sonrió ante la petición de su amigo, el seguía siendo un niño grande

 

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2 semanas después

 

Midorima estaba en la puerta de la casa de Akashi, debido a que el tonto no le contestaba el teléfono, llamo a la puerta pero nadie abrió, el de anteojos suspiro cansado, busco debajo del tapete de la entrada, sabiendo que había una copia de la llave de la casa.

 

Joder nunca espero ver algo así

 

La casa estaba hecha un desastre, platos y empaques de comida por todos lados y un Seijuro con grandes ojeras, los ojos rojos e hinchados con la mirada perdida en aquel video de su boda.

Akashi- llamo suavemente, el más bajito lo vio, pero era como si no lo hubiera hecho. Se acercó y reviso su temperatura y su pulso. Estaba bien

Camino a la cocina y preparo una sopa rápidamente, la sirvió y la puso delante del pelirrojo, viendo cómo se acercaba y a tiempo pausado comenzó a ingerirla.

Bien – dijo, busco en cocina una bolsa de plástico negro y comenzó a recoger vasos, platos y toallas de papel, pero cuando pensaba levantar una bolsa de caramelos

¡No! Basta, Atsushi no le gusta, asi me siento cerca del así…. Vete – dijo bajito – Que no escuchas Shintaro ¡VETE! – grito

Midorima sabía que era imposible discutir en el estado actual de Akashi, saco un sobre de su pantalón, camino lentamente hacia Akashi – Por favor léelo y ven conmigo mañana si sigues así le harás daño – dejando el sobre sobre la mesita de estar, para después salir de aquella casa.

 

Akashi vio aquel sobre y él no le importaba, eran estudios rutinarios, además sin su gigante no había nada que le importare, sus ojos se pusieron lloroso y se dejó caer en el sillón.

 

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Bueno no podía evitarlo más él amaba a Akachin  y no quería seguir moles tanto en la casa de su amigo, menos ahora que Himuro seria papa, entro a su casa, par a ver todo en total desastre, en verdad su Akachin había hecho eso ; se acercó al sofá y su Akachin tenía la cara hinchada de tanto llorar, se sintió la peor persona posible, tomo al pelirrojo en brazos, como si no pasara nada y lo llevo al cuarto, le quito la ropa sucia que llevaba, busco una toalla, la humedeció y comenzó a limpiar la sonrojada cara.

Atsushi – dijo en susurro, mientras abría un poco los ojos – Mi amor – con un puchero, mientras nuevas lagrimas caían por su rostro – Yo… yo perdón

Todo dentro del gigante se rompió ante esa escena, el simplemente no podía enojarse con su Akachin

No. No llores por mí – Se acomodó en aquella gran cama y acerco al más pequeño a su cuerpo y comenzó a besarlo suavecito, hasta que se calmó y callo rendido al sueño.

 

 

Murasakibara pensaba que no había algo más dulce que su Akachin, beso la linda cabeza de su emperador, paso sus grandes manos por todo aquel pequeño cuerpo, aunque- se rio- casi un mes comiendo comida chatarra y según lo que había visto en la sala sin parar, se había acumulado es la pancita de su pelirrojo pues se notaba algo abultadita. Se miraba tierno

 

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Moo Akachin no es justo, tú puedes comer y yo no – dijo con un puchero el gigante, mirando como desaparecían los pockys dentro de la boca del pelirrojo

Lo siento – mordió uno – mmm hasta que recojas todo este tiradero, mmm

Mura no dijo nada más y siguió recogiendo las bolsas hasta que vio un sobre café – Eh y esto – Observándolo – Akachin esto tiene tu nombre

Que – dijo el pelirrojo, posando su vista ene l sobre, era el que le había entregado Midorima, mordió un pudin y camino hasta el más alto

Shintaro los trajo temprano, son mis exámenes de rutina- con una mano temblorosa tomo el sobre, pues recordaba que le había dicho que debía ir a verlo lo más pronto posible, suspiro y abrió el sobre, leyendo los análisis, todo parecía bien, esperen ¡QUE!- Akashi no podía emitir palabra, quedo viendo al peli lila, después al papel y salió corriendo hasta su habitación se posó frente al espejo de cuerpo completo, se quitó la camisa y hay estaba, volteo a ver a Atsushi con los ojos vidriosos mientras sonreía

 

Akashi Seijuro – Análisis de Embarazo

“POSITIVO”

 

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Murasakibara llegaba de trabajar,  estaba muy cansado, aunque solo bastaba aquella escena tan dulce y todo el cansancio del trabajo se iba; en aquel gran y mullido sofá estaba su Akachin dormido solo con un bóxer y una de sus camisas. Le quedaba enorme, pero igualmente no podía ocultar el gran vientre de 6 meses de su emperador, sonrió tierno, busco una frazada y lo arropo. Camino hasta la cocina y por  Kami que era ese tiradero en verdad eso no podía seguir asi, iba a dejar de compartir sus golosinas con sus hijos

 

Notas finales:

Nunca habia escrito de ellos asi que espero haberlo hecho decentemente


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