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La Estafa por Fullbuster

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Sasuke Uchiha


 


¿Estaba en la empresa de los Namikaze? ¿Eso quería decir que se fiaban de mí como para dejarme trabajar con el propio hijo del presidente? Bueno… aunque realmente ahora era Naruto el presidente de todas las sedes hoteleras, así que estaba trabajando con el mismísimo presidente. Todo estaba saliendo según el plan… o mejor aún, estaba saliendo mejor que en el plan. Estaba al lado de Naruto, le estaba metiendo mano como quería y acabaría enamorándole de mí. Lo único que no terminaba de hacerme gracia era eso de destrozarle para robarle parte de su fortuna. Parecía un buen chico que no le hacía daño a nadie, que quería trabajar, demostrarle a su padre que era capaz de lograr sacar la empresa él solo… no sé… no creo que fuera un chico que se mereciera lo que iba a hacerle pero mi tío era muy explícito para las ordenes, había que hacerlo, todos los ricos eran iguales, siempre decía eso.


Lo peor de trabajar con Naruto iba a ser exactamente eso… trabajar. ¿Cómo iba a meterle mano en su trabajo? Una cosa es que fuera el masajista, entonces sí tenía excusa pero ahora me había dejado sin nada. ¿Cómo iba a conseguir dejarle embarazado de esta forma? A parte de lidiar con el pequeño problema de lo precavido que era él. No sería una labor fácil, no iba a dejarme entrar en él sin protección y lo veía lógico, apenas nos conocíamos.


Mi tío se empeñaba en que le dejase embarazado pero no sabía cómo lograrlo sin ganarme primero su confianza y eso requería tiempo, justo lo que mi tío no me daba. Obito quería que acabase este trabajo cuanto antes para tener el dinero lo más rápido posible en sus manos pero no se daba cuenta que las cosas no podían ir más rápido, ir rápido podía hacer que cometiera errores, podía hacer que todo el plan se fuera al infierno.


Para colmo… encima tenía estos remordimientos de estar haciendo algo inadecuado a la persona incorrecta. Naruto no parecía como el resto de los niños ricos, él era diferente o mis ojos lo veían así, creo que era un buen chico y yo iba a destrozarle con este plan. Una parte de mí quería parar, la otra parte tenía miedo a las consecuencias que podía traerme con mi tío si no cumplía el plan. Estaba confundido y no sabía qué debía hacer. Lo correcto era dejarlo, marcharme lejos donde nadie me conociera y tratar de empezar una vida lejos de toda la delincuencia y las estafas que había aprendido, pero no podía, mi tío no nos dejaría ir tan fácilmente, mi hermano y yo habíamos sido desde pequeños su única fuente de ingresos.


Llegué al hotel y quizá me importaba un poco dónde estuviera mi hermano pero de lo que tenía claro es que no me importaba nada dónde estuviera mi tío, seguramente andaría por el casino gastando el dinero que conseguíamos para él. Estaba tan cansado de hacer esto, de dedicarme a mentir, engañar, estafar… ya ni siquiera sabía quién era yo realmente, no sabía qué clase de persona era en realidad después de fingir tanto tiempo ser tantas personas diferentes. Estaba agotado, sólo quería que todo acabase de una vez, no podía más.


Me tumbé en la cama y quise dormirme pero no podía, tenía demasiadas cosas en la cabeza. Busqué en el cajón de la mesilla la fotografía de mis padres junto a mi hermano y a mí cuando aún éramos unos críos, se nos veía a todos tan felices… nada en comparación a lo que ocurría ahora con nuestro tío. Recordaba a mis padres y lloraba sin poder evitarlo, hoy no fue una excepción. ¿Mi vida habría sido diferente de vivir con ellos? Seguramente sí, pero aquel accidente me los arrebató, nos los arrebató a mi hermano y a mí.


Cerré los ojos y traté de dormir, no lo hice hasta varias horas después y me desperté siendo aún de madrugada por el ruido que había fuera. Se escuchaba cosas caer al suelo y romperse, creo que algún plato o algún vaso así que me levanté a ver qué ocurría. Me encontré a mi tío maldiciendo porque se le habían caído varias cosas al suelo haciéndose añicos y supe en cuanto le vi agacharse a recoger los trozos… que estaba borracho, ni siquiera podía ni agacharse a coger las cosas.


- ¿Qué haces? – le pregunté enfadado por semejante espectáculo.


- Sasuke… - me llamó sonriendo levantándose y casi cayéndose de espaldas, menos mal que estaba la encimera cerca y se apoyó en ella – estaba preparándome algo para comer.


- Vete a dormir – le dije intentando marcharme a mi habitación.


- No… siéntate aquí y hablémos.


- No tengo ganas de hablar a las cuatro de la mañana – le dije – vete a dormir.


- Hablemos de Naruto ¿Cómo va? – preguntó otra vez.


- He dicho que lo hablaremos mañana.


- SIÉNTATE – me gritó y me asustó, así que me senté en el sillón haciéndole caso – ahora hablemos. ¿Qué progresos has hecho?


- Ahora trabajo en su empresa – le dije.


- ¿Sigues cerca de él?


- Sí. Trabajo con él ¿Puedo irme a dormir?


- ¿Ya has conseguido metérsela sin protección?


- No y no creo que eso vaya a pasar muy rápido, necesita confiar en mí y soy un desconocido en su vida.


El bofetón que me cayó no me lo esperé pero debí haberlo intuido. A mi tío no le gustaba esperar y su mayor virtud desde luego no era la paciencia, sabía que acabaría pasando algo así y más estando borracho. Aún recordaba cuando venía de estas formas cuando era más pequeño y era Itachi quien me obligaba a encerrarme en el cuarto para no escuchar ni ver nada. Ahora ya no era un niño que podía ocultarme, tenía que afrontar la realidad y esa era que mi tío se ponía violento cuando estaba hasta arriba de alcohol.


Para colmo, creo que mi hermano seguía sin estar por casa porque la puerta de su habitación estaba abierta. Tenía la mala suerte de estar solo con mi tío y eso no me gustaba en absoluto viendo sus condiciones. Sé que podría haberme librado de él con facilidad, no era un niño pero yo no era como él, no arreglaba las cosas con violencia, yo no quería ser igual a él. Era diferente y se lo demostraría.


Supongo que estaba enfadado y daba igual si hablaba o lo intentaba… sólo me llovía otro bofetón y otro… y otro más. Los primeros golpes aún los aguanté, los siguientes fueron cada vez peor hasta que ya no pude más. Me hice un ovillo en el suelo tratando de protegerme todo lo que podía aunque podía saborear la sangre con ese peculiar toque óxido que tenía, estaba sangrando y sabía que él no pararía.


Lo último que recuerdo era escuchar la puerta principal de la habitación del hotel y a mi hermano gritarle a mi tío antes de cogerle enfadado y tirarlo al suelo alejándole de mí. Sentí las manos de mi hermano cogerle y preguntarme casi con lágrimas en los ojos si estaba bien, pero no lo estaba, al final acabó cargándome en brazos para llevarme al hospital.


Me bajó por la escalera de servicios para que nadie del hotel viera el panorama y me metió en el coche con cuidado aunque no evitó que me doliera todo el cuerpo por los golpes recibidos. Mi hermano condujo hacia el hospital y yo estando de copiloto me cogí el abdomen por el inmenso dolor que sentía hasta que Itachi se dio cuenta por mi cara de dolor y en el primer semáforo en el que tuvo que detenerse levantó mi camiseta.


- Joder Sasuke… ¿Por qué no te has encerrado en la habitación? Ya sabes que tienes que alejarte de él cuando se pone así.


- Lo sé, pero no me dio tiempo – le susurré quejándome del dolor – y tú no estabas. ¿Qué estás pensando? -  le pregunté al verle tan callado.


- En que hay que idear algún plan para salir de este problema.


- ¿Quieres dejar a Obito?


- Sí – me dijo muy seguro.


- No nos lo permitirá.


- Tendrá que hacerlo cuando consigamos que le detengan.


- No lo conseguirás, él nunca se ensucia las manos.


- Lo haremos Sasuke, le tenderemos una trampa.


- Él nos lo ha enseñado todo, sabe estafar mejor que nosotros, se sabe nuestros trucos.


- Pero no sabe que vamos contra él. Aún tenemos una opción de escapar de sus manos.


-  Vale, hagámoslo – le dije decidido.


Llegamos al hospital aunque Itachi no me quiso decir qué había visto en mi abdomen, yo sé que era algo malo, no quería contármelo. Ni siquiera aparcó el coche, me bajó de allí en brazos frente a la puerta del hospital y pidió un enfermero. No tardaron nada en atenderme pero le dijeron a mi hermano que se quedase fuera pese a que yo insistí en que se quedase conmigo. Cuando pudo volver a entrar tras haberme curado lo hizo con rapidez y con un rostro de preocupación.


- Estoy bien – le dije intentando sonreír.


- Estás hecho un desastre – me dijo abrazándome – ¿te has visto en un espejo?


- No – le dije y él buscó uno por la habitación pasándomelo.


- Joder… ¿Cómo voy a esconder esto de Naruto? – le pregunté al ver mis moratones.


- No lo sé, yo de ti me inventaba alguna excusa. Hablando de eso… ¿Vas a seguir con esa estafa aún sabiendo lo de Obito? No tienes por qué hacerlo, podemos ir contra nuestro tío.


- Fingiré seguir con todo esto para que Obito no sospeche que en realidad vamos contra él.


- De acuerdo – me dijo – pero ten cuidado. Dile lo que quiera escuchar Sasuke, aunque sea mentira.


- Vale.


Volvimos a casa en cuanto me dieron el alta médica y salimos de allí para volver al hotel. Mi tío estaba durmiendo en el sofá con una botella de vodka agarrada con firmeza. Nosotros pasamos sin hacer mucho ruido y esa noche, Itachi durmió conmigo cerrando la habitación con cerrojo. Por la mañana nos fuimos antes de que se despertase. Itachi no sé dónde iba, supongo que a su trabajo de jardinero y yo a la empresa de Naruto, claro que intenté camuflar los golpes aunque apenas podía caminar del dolor que tenía.


En la reunión no me quité las gafas de sol para la sorpresa de Naruto y él seguía hablándome de lo que había que hacer sin dejar de mirar las gafas. Sé que quería decirme o preguntarme el motivo pero no se atrevía. En cuanto la secretaria dejó los cafés en la mesa y se marchó, Naruto se lanzó a hablar.


- ¿Por qué llevas esas gafas? Estás a cubierto y no hay sol – me dijo al final.


- Tengo conjuntivitis – le mentí.


- No voy a asustarme por eso, puedes quitártelas.


- Prefiero dejarlas – le comenté pero él tiró de mi muñeca moviéndome y en el forcejeo por quitarme las gafas me quejé del dolor.


Al final Naruto consiguió quitarme las gafas viendo los moratones de mi cara y de mi cuello. Por suerte no había visto la hemorragia interna que sufrí en el abdomen, podría haberse asustado del todo.


- ¿Qué te ha pasado? – me preguntó.


- Nada, me caí.


- La excusa más utilizada de la historia… ¿Qué te ha ocurrido?


- Asuntos personales Naruto – le dije sin más.


- Pues no me gusta que andes en esos asuntos.


- Tranquilo, todo se arreglará pronto. Sigamos trabajando – le dije cogiéndole las gafas de entre sus manos y colocándomelas de nuevo.


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