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La Estafa por Fullbuster

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Sasuke Uchiha


 


Naruto no dejaba de mirarme y yo no quería apartar la vista de los documentos. La secretaria tan sólo entró un par de veces a dejar algún recado o algún café cuando Naruto lo pidió, pero poco más, el resto del tiempo lo pasamos él y yo solos en la oficina trabajando o yo al menos trabajaba, Naruto lo intentaba.


- ¿Puedes seguir trabajando Naruto? Quiero acabar pronto para irme a casa.


- ¿Aún estás pensando en ir a casa?


- ¿Por qué dices eso?


- El asunto personal… anoche te fuiste directamente a casa y hoy a primera hora tenías que trabajar. Quiere decirse que eso te lo has hecho en tu casa. No creo que debas ir allí, no parece un sitio muy agradable al que volver.


- No tengo otro Naruto, ahora sigue trabajando.


- Puedes… venirte a mi habitación si quieres. Aquí no tengo casa pero el hotel es mío, siempre que me quedo aquí por negocios me dan una habitación gratuita. Sé que la habitación de un hotel no es como una casa pero… creo que estarás más a gusto que en tu casa.


- La habitación de un hotel es perfecta – le dije – en realidad… llevo toda la vida viviendo en habitaciones de hoteles.


- Nunca me lo habías contado.


- No me habías preguntado.


- ¿Y tú familia?


- Murió cuando era muy joven, vivo con mi tío desde que puedo recordar. Bueno… y con mi hermano mayor. Pero… Háblame mejor de ti.


- No hay mucho que contar. Me crié en una buena familia, he ido a buenos institutos, fui a la universidad y tras graduarme… aquí estoy, llevando la empresa familiar.


- ¿Y tú madre? – pregunté.


- Murió al darme a luz. Pero tengo fotografías de ella y cuando puedo… me gusta ir a visitarla al cementerio, me paso horas allí sentado hablando con ella – sonrió. - ¿Qué tal si acabamos estos papeles y nos vamos a comer fuera?


- ¿No puede ser en un sitio a cubierto? – le pregunté – no me apetece mucho que me vean con estas pintas.


- De acuerdo, iremos a mi habitación entonces y pediré en recepción que suban algo de comer.


- Te lo agradezco.


Terminamos enseguida con todo el papeleo de oficina y nos marchamos hacia el aparcamiento, claro que Naruto tuvo que ayudarme a ponerme en pie y pasando mi brazo por encima de su hombro, me ayudó a caminar hasta allí. Fuimos despacio y es que cada paso lento que daba era como una tortura, todo el cuerpo me dolía y lo único que podía hacer era dejarme ayudar y tratar de aguantar las quejas por el dolor. No quería parecer un blandengue delante de él.


Por suerte no había mucha gente por la oficina, todos habían salido a comer y no tuve que preocuparme de que me vieran tan mal, no quería rumores por la oficina ya desde el primer día que venía. Bajamos en el ascensor a la primera planta del parking y Naruto me ayudó a subir al coche sentándome de copiloto. No me quejé en todo el camino y cuando llegamos al hotel, le dije que yo podía caminar por mi pie, tampoco quería rumores allí y estaba a rebosar de gente.


Sé que Naruto se preocupaba de mi estado, sobre todo por la cara que ponía al verme tambalearme más que caminar. Yo no quise ayuda, bastante humillación era ya para mi orgullo que tuvieran que ayudarme y verme en esta situación, no quería humillarme aún más, así que decidí llegar por mi propio pie. Una vez en su habitación, Naruto me ayudó a sentarme en el sofá y pese a quejarme levemente por el dolor, ya no volví a moverme de la posición en la que me quedé.


- De verdad que estás hecho un desastre – me dijo.


- Es posible.


- Voy a ver si tengo algo por aquí que pueda ayudarte.


- Hielo no estaría mal.


- Eso puedo pedirlo al servicio de habitaciones – me dijo sonriendo metiéndose hacia su cuarto para llamar por teléfono.


Me quedé allí en el sofá mirando todo, prácticamente era como un piso salvo porque no había cocina, pero podía ver la habitación, el salón y el cuarto de baño al fondo. Miré hacia la terraza para encontrarme una pequeña piscina y eso me sorprendió.


- ¿Hasta piscina en la habitación? – le pregunté y sonrió.


Cuando terminó de hablar por teléfono se acercó hacia mí sentándose a mi lado preocupado de verme tan dolorido.


- Te invitaría a darte un baño pero no creo que estés en condiciones.


- Otro día – le dije sonriendo.


- Claro. Ya te he pedido el hielo y algo de comer, lo traerán enseguida.


- Gracias.


- ¿Por qué? – preguntó extrañado.


- Por dejarme quedarme aquí hoy.


- Prefiero que estés aquí a que vuelvas a tu casa… o a tu hotel. Descansa hasta que traigan las cosas.


Era un buen chico y lo sabía, no era como el resto de personas a los que habíamos estafado, este chico no era el típico rico que iba de sobrado, no pisoteaba a otros, se ganaba su puesto trabajando duro y me sentía mal por haber entrado al juego de mi tío y tratar de estafarlo, quería dejarlo, quería seducirle y si era posible estar con él, quería poder tener una relación estable a su lado sin engaños ni mentiras, sin verdades a medias pero para conseguir eso primero teníamos que deshacernos de mi tío y eso sería complicado. Por el momento sólo podía fingir que seguía con el plan de estafar a Naruto aunque ahora mi intención era completamente diferente, quería estar con él de verdad.


Me quedé dormido en el sofá de lo a gusto que estaba, no se parecía en nada a la habitación de mi hotel, ni a mi familia. Con Naruto me sentía a salvo y era algo irónico que con un desconocido me sintiera mejor que con mi propia familia, pero era así, él me daba tranquilidad y seguridad. Creo que estaba perdiendo la cabeza por ese chico y tenía que darle la razón a mi tío en una cosa… me estaba enamorando y trabajar con un chico joven como era Naruto… era un gran problema. Siempre creí que yo jamás podría enamorarme… y aquí estaba ahora mismo.


Me desperté por los golpes de la puerta y aunque quise ir a abrir, Naruto se apresuró saliendo del cuarto a medio cambiarse pidiéndome que no me moviera mientras iba a la puerta para abrir. El chico del servicio de habitaciones le dejó la mesa con ruedas y fue el mismo Naruto quien la metió en su cuarto dejándola frente a mí. Todo lo que allí había tenía tan buena pinta que se me hacía la boca agua.


- A comer se ha dicho – me dijo Naruto sonriendo.


- ¿Enserio todo esto es para nosotros? – pregunté.


- Sí, a menos que quieras invitar a algún amigo más – me sonrió.


- Yo… no tengo amigos.


- Venga ya… todos tenemos algún amigo.


- Yo no. Mi familia viajaba mucho, ni mi hermano ni yo llegamos nunca a tener amigos, en cuanto conocías a alguien había que volver a mudarse, al final las pocas amistades que hicimos se convirtieron en conocidos de nuestro pasado de los que no volvimos a saber nada y ahora nos resistimos a conocer a gente nueva, siempre estamos moviéndonos de un sitio a otro, de un país a otro.


- ¿No te cansa? – me preguntó preocupado.


- Sí – le dije – me habría gustado quedarme quieto por una vez en la vida, permanecer en el mismo sitio algo más de seis meses, pero no es posible. Siempre acabamos marchándonos.


- Si trabajas para mi empresa… podrías quedarte aquí – me dijo – es decir… te doy trabajo y podrías alquilar una casa, no sé… intentar permanecer el tiempo que quieras en el mismo sitio.


- Suena genial – le dije sonriendo con melancolía – tener una casa… nunca he tenido una casa, ni propia ni alquilada.


- Hazlo entonces. Yo te ayudaré, puedo buscar contigo una casa cómoda y hasta podría ayudarte a elegir los muebles – me dijo sonriendo.


- No puedo – le dije cuando me cayó una lágrima y la limpié enseguida – no puedo dejar a mi hermano colgado con mi tío, él me necesita y yo a él. Cada cual tiene su vida y ésta es la que me ha tocado vivir, hay que resignarse.


- Yo no dejaré que te resignes sin más – me dijo muy seguro de sus palabras y me sorprendió – si no te gusta tu vida cámbiala, yo te ayudaré. No dejaré que vuelvas a mudarte, ahora tienes un trabajo conmigo – me sonrió – una responsabilidad conmigo y con mi empresa, así que algo se me ocurrirá antes de que a tu tío le dé por mudarse de nuevo. Te prometo que tú no irás al siguiente viaje y ahora… comamos antes de que se enfríe todo esto.


Quise incorporarme para comer pero Naruto al ver que me dolía me volvió a obligar a recostarme dándome él la comida. Me sentía como un niño pequeño y aunque era algo humillante para mí, también lo agradecía, jamás había podido ser un niño, no habían cuidado nunca de mí excepto mi hermano y ver que aún podía alguien preocuparse por mí me emocionaba. Al acabar de comer Naruto se acostó un rato a mi lado y pasé mi brazo bajo su cuerpo pegándole más a mi pecho.


Me dormí nuevamente y es que era como menos dolor sentía sin embargo… me desperté de nuevo al sentir los labios de Naruto sobre los míos. No pude evitar corresponderle antes de sentir como metía la mano hacia mi miembro cogiéndolo y acariciándolo desde la extremidad hasta la punta dándome placer. Intenté meterle mano yo a él pero me bloqueó impidiéndome llegar.


- Tú no tienes permitido tocarme – me dijo sonriendo – estás convaleciente, así que esta vez seré yo quien lo haga todo. Tú relájate.


- No se me da bien eso de estar quieto.


- Pues hoy es un buen día para aprender.


Volvió a besarme esta vez apartando sus manos de mí para quitarse él la camiseta y empezar a desabrocharme el pantalón dejando mi miembro al descubierto. Sólo me dejó ayudarle un poco a levantar el trasero del sofá para que pudiera bajar los pantalones aunque tampoco llegó a quitarlos, tan sólo los bajó lo justo para que no le estorbasen.


Él sí se levantó quitándose los pantalones con un sensual movimiento que me hizo sonrojarme al momento. Era un chico tan activo, tan diferente a cualquiera que hubiera conocido. Se sentó de nuevo sobre mí metiendo sus dedos en mi boca para que los lamiera y en cuanto estuvieron lubricados vi como los llevaba a su entrada metiéndoselos frente a mí pese al sonrojo que se le colocó en las mejillas por la vergüenza de que estuviera allí mirándole fijamente.


Una vez preparado, empezó a introducirse mi miembro dentro de él con cuidado aunque a veces me miraba intentando adivinar si me hacía daño por las heridas, pero aunque me hiciera algo de daño me daba igual, prefería estar con Naruto y me alegraba que hubiera salido por propia iniciativa. Introducirla en él sin el molesto preservativo hizo que empezase a gemir aún más rápido de lo que solía hacerlo, pero sentía mucho más el contacto con Naruto y eso me excitaba. Vi como cogía su miembro masajeándoselo frente a mis ojos mientras subía y bajaba una y otra vez clavándose en mi miembro. Con aquella imagen me fue imposible aguantarme las ganas y me corrí dentro de él. Quizá hasta mi tío fuera a tener suerte con todo esto.


Naruto aún continuó un rato más hasta que también se corrió llenándose la mano entera con su semen para luego ir al baño a limpiarse y traerme algo a mí para que pudiera asearme un poco también. Nos quedamos en el sofá tumbados intentando recuperarnos de aquella experiencia.


- Lo siento, al final me he ido dentro de ti y no recordé el preservativo.


- No pasa nada, llevo parche anticonceptivo, no voy a quedarme.


Iba a ser que Obito seguía sin tener suerte. Sonreí al pensar lo desesperado que estaba mi tío por pillar a este chico y lo poco que me importaba en este momento a mí que se quedase o no embarazado, de hecho… ni siquiera quería hacerlo, yo no quería ser padre y él era muy joven todavía, era mejor esperar, así que las cosas no iban del todo tan mal como esperaba.


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