Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Estafa por Fullbuster

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Deidara Namikaze


 


Aquella noche llegué a casa muy cansado y con la preocupación de haber vuelto a ver a Itachi. Sabía cómo funcionaba Itachi ya que le había conocido en el instituto, él ni siquiera me reconoció y supongo que porque no esperaba que yo fuera aquel adolescente con el que compartió clase un año.


Él era un chico solitario y se metía en muchos líos. Sus padres acababan de fallecer y yo vivía en una casa de acogida hasta que cumpliera los dieciocho años, aún tenía los quince cuando le conocí pero ya estaba cerca de los dieciséis. Llegó a aquel instituto a mitad curso y no quiso hacer amigos, yo tampoco me acerqué mucho a hablar con él, parecía muy solitario. Tampoco me hacía falta a otro chico que se quisiera meter conmigo, ya lo hacían los demás del instituto diciéndome que parecía una chica. Los insultos y las palizas los tenía a la orden del día, así que trataba de pasar lo más desapercibido posible.


Pasaron semanas y no nos hablamos ni una vez, ni siquiera creí que me conociera, si me hubiera visto por la calle no sabría ni que yo estuve en su clase pero aquel día todo cambió. Vi a Itachi de una manera muy diferente a como siempre le había visto y es que para mí sólo era otro chico problemático, no era cierto. Cuando intentaron algunos de clase pegarme en el baño, Itachi que entraba por allí se metió en medio para defenderme, supongo que los dos acabamos magullados y en el despacho del director aunque con él fueron más duros ya que siempre estaba en líos.


Desde aquel día me dediqué a mirarle desde la distancia. Me resultaba fascinante ese chico y veía como timaba y estafaba a los otros alumnos, me aprendí sus trucos aunque jamás los puse en práctica. Acabamos siendo buenos amigos… al menos el último mes porque como siempre le ocurría, se marchó de allí. Una vez me dijo que su tío se movía mucho de país en país, que era por trabajo, así que no se quedaban mucho tiempo en el mismo lugar. Tampoco me atreví nunca a preguntar en qué trabajaba su tío. Cuando desapareció de allí, volví a quedarme solo.


La familia Namikaze me acogió cuando cumplí los dieciséis. Era muy amigo de Naruto, unos años más pequeño que yo pero que iba a mi instituto y al final… Minato Namikaze quiso acogerme como a un hijo más y darme su apellido. Yo ni siquiera conocía el mío original.


No esperé jamás volver a encontrarme con Itachi y cuando le vi en el restaurante supe que estaba utilizando alguno de sus trucos, él siempre lo hacía y yo ya me conocía sus juegos. No iba a caer tan fácilmente en ellos. No me parecía un mal chico, algo perdido, siempre lo había estado. Fue un chico amable y gentil que ayudaba a los demás pero a la vez sentía una gran responsabilidad por hacer lo que debía por su familia, siempre se le veía preocupado y tras años sin verle… ahora volvía a tener esa mirada perdida frente a mí. Seguía dudando si lo que hacía era correcto o no, pero aquí estaba… tratando de estafar como siempre.


Le hundí sus planes y creí que me reconocería, no fue así, él no se percató de que yo era aquel chico rubio al que ayudó en las peleas del instituto. Era normal, habría pasado por tantos institutos que yo no signifiqué nada para él aunque él lo fuera todo para mí.


Llegué a la casa de Hidan aquella noche tras mi pequeña conversación con Itachi y entré en la habitación de mi hija. Allí estaba ella dormida y Hidan apareció tras de mí. Sonreí al verle mientras sentía como enrollaba sus brazos en mi cintura acercándome hacia él.


- ¿Qué tal el trabajo? – me preguntó.


- Bien – le dije sonriendo – algo cansado ¿Cómo ha estado?


- Se porta muy bien como siempre.


- Gracias por salir antes del trabajo para estar con ella.


- Ya sabes que por ti hago lo que sea Deidara – me dijo sonriendo – mira que a gusto duerme nuestra hija.


- Sí – le dije sonriendo sintiéndome algo incómodo con su abrazo.


- ¿Estás bien? – me preguntó al sentir como temblaba levemente.


- Sí, es sólo que ha sido un largo día – le comenté.


- ¿Ha ocurrido algo?


- He visto a un antiguo compañero de clase que no esperaba volver a ver nunca.


- Oh, ya veo. ¿Y has hablado con él?


- Algunas palabras no muy agradables – le dije sonriendo – pero él ni siquiera se acordaba que estuvo en mi clase, así que supongo que no es nada. No debería darle más vueltas.


- Dei… tenemos que hablar – me dijo Hidan cerrando la puerta de mi hija y llevándome hacia el salón sentándonos en el sofá - ¿Cuánto llevamos juntos Dei? ¿Diez años?


- Trece – le dije concretando - desde mis dieciséis años.


- Y tenemos una hija preciosa de diez años – yo sonreí al verle sonreír a él como si me tomase el pelo.


- Doce – le concreté de nuevo sonriendo al ver que me estaba bromeando.


- Quiero casarme contigo Dei – me dijo de golpe y me sorprendí.


Ver de nuevo a Itachi y que me pidieran matrimonio en la misma noche, aquello me había dejado paralizado. Sin duda le habría dicho que sí a Hidan sin haberlo dudado ni un segundo pero claro… había visto esta misma noche a Itachi y esos recuerdos del pasado habían vuelto a mí. Siempre estuve enamorado de Itachi pero había terminado aquí con Hidan, con el hijo del hombre más importante en negocios y política.


Nunca creí poder estar a la altura de Hidan y nunca le había dicho que era adoptado, tenía miedo de que si lo descubriese se echase atrás. Minato siempre me trató como a su hijo verdadero y prefirió mantener en secreto que era adoptado para que la vida me fuera más fácil después de todo lo que había tenido que pasar en mi juventud. Se lo agradecía, pero sabía que estaba ocultando cosas y eso no podía ser bueno para un matrimonio.


- Verás Hidan… creo que hay cosas de mí que deberías saber – le dije poniéndome serio dispuesto a contarle todo.


- ¿Ya has vuelto papá? – escuchamos los dos a Ino entrando por la puerta.


- Ey ¿Qué haces despierta a estas horas? – le pregunté cogiéndola en brazos y dándole un beso en la frente.


- Quería esperarte despierta para darte un abrazo – me dijo sonriendo abrazándose a mi cuello.


- Y lo que me gustan a mí tus abrazos – le dije sonriendo – me quitan todo el cansancio de golpe.


- ¿El restaurante ha ido bien?


- Sí mi niña. Venga te acompañaré a la cama a dormir, ya es muy tarde para ti.


- ¿Te quedarás un rato conmigo?


- Claro – le dije y Hidan sonrió diciéndome que ya continuaríamos la conversación en otro momento, que fuera con nuestra hija.


Al final acabé dormido con mi hija. Había venido a acostarla a ella… y acabamos los dos durmiendo juntos. Esa mañana Hidan me despertó con suavidad y me comentó de ir a la piscina a darnos un baño después de llevar a Ino al instituto. Dejamos a Ino allí en la entrada y volvimos a casa a ponernos los bañadores.


Entre juegos y risas acabamos los dos dentro de la piscina besándonos. Hidan siempre había estado allí para mí, llevábamos tantos años saliendo juntos, tanta convivencia. Yo viajaba mucho por mi familia, siempre teníamos que estar comprobando los hoteles, los restaurantes, pero mi hija se había quedado allí con Hidan muchas veces, al fin y al cabo… cuando yo volvía de los viajes vivía con él. Éramos una familia aunque no estuviéramos casados y me preocupaba un poco la proposición de Hidan.


Nunca le habíamos dado importancia al matrimonio, estábamos bien juntos y con eso nos bastaba pero… ahora él quería casarse y supongo que sería por algún tema legal o familiar. Sus padres eran muy estrictos y todo lo querían en regla. Nuestro matrimonio aún no estaba legalizado, simplemente vivíamos juntos y habíamos formado nuestra familia, pero para sus padres era demasiado importante tener ese papel.


Estábamos ocupados con nuestro baño cuando escuché una voz conocida que me hizo soltar los labios de Hidan de golpe.


- Buenos días, empezaré con mi trabajo por esta parte si no os importa – comentó Itachi vestido de jardinero y aquello me dejó más que sorprendido.


- ¿Tenemos nuevo jardinero? – le pregunté a Hidan en susurro aún sin creerme que Itachi estuviera allí.


- Ah si, se me olvidó contártelo. El último jardinero nos estaba robando – me comentó – así que mientras estuviste en el hotel de Suiza tuve que buscar un nuevo jardinero y él reunía los requisitos.


- Ya… - le dije sin creerme ni una palabra.


- ¿Entonces qué me dices a casarte conmigo? – soltó de golpe Hidan y escuchamos como a Itachi se le caían las tijeras de podar y se disculpaba para ir a buscarlas.


- Ya sabes que es un sí – le dije a Hidan – aunque no entiendo por qué tanta prisa ahora. ¿Tus padres te están presionando?


- Ya sabes cómo son. A mí me daría igual estar así contigo toda la vida pero ellos quieren ese papel. Démosles el gusto y sigamos con nuestra vida tranquilos – me dijo sonriendo.


- De acuerdo.


- Genial, iré por una botella de champagne para celebrar esto – comentó sonriendo saliendo de la piscina para ir a la cocina a buscar la botella.


Miré hacia Itachi que también me miraba a veces de reojo. Eramos idiotas los dos, cuando uno miraba el otro apartaba la mirada como si no nos hubiéramos pillado ya veinte veces mirándonos.


- ¿por qué me miras? – le pregunté al final enfadado.


- Porque vas a casarte. No creí que te fueran a pillar tan rápido.


- No ha sido tan rápido, llevo doce años con él – le dije saliendo de la piscina para acercarme hasta donde él estaba.


- Si y se os ve muy felices – me dijo irónico.


- No te atrevas a meterte en mi relación.


- Te mereces algo mejor – me comentó sonriendo.


- Ya claro… y ahora me dirás que a alguien como tú. Eres un simple jardinero y un estafador, no puedes ofrecer nada.


- ¿Ah no? – me preguntó sonriendo agarrándome del brazo y llevándome hacia otra parte más privada del jardín.


Sentí sus labios tomar con posesión los míos empotrándome contra un árbol cercano y por primera vez, me quedé sin saber qué hacer o qué decir. Tenía que pegarle, apartarle, hacer algo, pero no podía, mi cuerpo siempre había deseado a Itachi y aunque me había olvidado de él en estos años, su vuelta había hecho que mi cerebro volviera a pensar en su presencia. Era un maldito bastardo que volvía para desbaratar mi vida.


- Aléjate de mí – le dije apartándolo - ¿Cómo te atreves a besarme? Sólo eres un jardinero y mi futuro esposo está a unos metros.


- Y él no sabe aprovechar lo que tiene – me dijo sonriendo – si fueras mío te haría ver las estrellas todos los días.


- Sí, desde un calabozo, estafador – le llamé y él sonrió.


- Ya bueno… no empezamos con muy buen pie.


- ¿Con buen pie? Trataste de estafar a mi restaurante.


- Tienes más dinero que yo.


- Pues busca un restaurante que puedas permitirte. No trabajo gratis. ¿Crees que no me cuesta a mí levantarme todas las mañanas y estar en el restaurante hasta la madrugada sin poder ver a mi familia? Es un trabajo Itachi y uno muy sacrificado. Esperaba que lo entendieras, no pienso regalarte un plato de comida cuando vienes a estafarme.


- Claro que no… los ricos no dais nada a nadie.


- Trabajo mucho Itachi y además tú no sabes nada de mí ni de lo que hago. No todos los “ricos” como tu nos llamas estamos en el mismo saco.


Me marché de allí cabreado y es que él estaba generalizando. Odiaba que hicieran eso porque yo no era como los demás ricos, yo hacía obras sociales que nadie conocía y menos él… claro que no pensaba decírselo a un maldito estafador.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).