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La Estafa por Fullbuster

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Naruto Namikaze.


 


Entré de nuevo por aquella agradable estancia de masajes. No podía creerme aún que hubiera vuelto a este lugar movido por la atracción que había sentido por ese chico. La gente podría pensar que estaba loco, era posible pero jamás había podido hacer nada por mi mismo, mi padre tomaba las decisiones siempre y por primera vez sentía que era libre de hacer lo que quisiera.


Muchos de mis amigos en aquel instituto pijo habían acabado teniendo una excitante noche de sexo con algún desconocido y hablaban bien de la experiencia. La mayoría eran amigos de mi misma esfera social, muy protegidos por sus padres, chicos que deseaban tener las mismas experiencias que la gente normal, pero no… nosotros debíamos ser “hombres respetables” y nos limitaban las experiencias. Seguramente mi padre querría que me quedase virgen hasta el matrimonio y para colmo, me elegiría al marido, yo quería disfrutar de la vida, saber lo que se sentía al estar con un hombre de verdad… y ahí estaba Sasuke, ese masajista de cuerpo escultural y mirada desafiante, me gustaba su descaro, su actitud, me atraía todo de él y quería ser suyo aunque fuera sólo una vez.


- Así que has decidido volver – sonrió Sasuke.


- Sí, supongo que sí. Tenías razón en que estoy muy tenso.


- Casi todos los grandes empresarios lo estáis – me comentó – pero cuando acabe contigo estarás como nuevo. Ahí está el baño, sal cuando estés listo.


Me encerré en el aseo y me quité la camiseta junto al pantalón, esta vez todo mucho más rápido que la primera vez y es que ya no me daba tanta vergüenza después de lo ocurrido en la primera sesión. Aún así algo nervioso estaba y es que yo siempre había sido un chico muy responsable y que jamás había desobedecido a mi padre, ahora lo iba a hacer por primera vez, iba a dejarme llevar por un mero impulso sexual, pero deseaba probar qué se sentía. Todos mis amigos lo habían hecho menos yo.


Salí del baño con la talla anudada a mi cintura y me tumbé en la camilla sintiendo como las manos de Sasuke comenzaban a tocarme por los hombros y la nuca. Tenía unas manos grandes pero a la vez delicadas y suaves, tenía un tacto muy placentero. Había empezado todo esto muy nervioso pero a medida que las manos de Sasuke recorrían cada centímetro de mi piel embadurnadas con ese aceite aromático, empecé a relajarme hasta cerrar los ojos. Sentía los músculos ir relajándose lentamente hasta caer completamente muertos a disposición de lo que Sasuke me hacía.


Acariciaba las palmas de mis manos y me encantaba, sé que podía sonar muy raro… jamás hubiera pensado que una zona tan normal pudiera gustarme tanto, pero así era. Acariciaba mis piernas, mis pies y volvió a subir hacia mi espalda centrándose en la parte bajar tocando casi mi trasero. Deseaba que sus manos llegasen a él pero no lo hicieron, en su lugar bajaron a mis muslos y creí volverme loco del placer, quería que tocase más arriba, quería que tocase mi miembro pero tampoco lo hizo y cada vez me sentía más excitado.


Noté como la toalla se desplazaba lentamente hacia arriba y me tensé, deseaba que sus manos tocasen algo mucho más íntimo de lo que habían tocado hasta ahora y finalmente lo hizo agarrando mi trasero con una de sus manos mientras con la otra masajeaba mis huevos en dirección a mi miembro.


Gemí al sentir su mano masajear mi miembro y mordí la toalla tratando de evitar que más jadeos salieran de mi boca. Escuché la mueca de satisfacción que hacía Sasuke, esa de superioridad que ya había tenido la última vez al salirse con la suya pero era algo normal, era un chico que parecía tener todo bajo control, era un chico muy seguro de si mismo y eso se le notaba enseguida con tan sólo mirarlo bien unos segundos.


- Puedes gemir lo que quieras – me dijo sonriendo pero yo no quise soltar de mis dientes la toalla. No quería parecer débil frente a él aunque agarré con fuerza mis manos cuando sentí como tras lubricar sus dedos los introducía en mi entrada.


La sábana se arrugó enseguida en mis manos y mordí con más fuerza la toalla de la camilla. No me hacía daño y sus dedos llegaban muy hondos, seguramente sería por la cantidad de aceite que tenían sus manos. Me cogió con fuerza dándome la vuelta y me quedé frente a él con la espalda recostada en la camilla.


- Déjame probarte – me dijo susurrando mientras besaba mi vientre.


Me sonrojé al instante en cuanto sentí como de mi vientre iba bajando hacia mi entrepierna sin sacar los dedos de su mano derecha de mi interior. Seguía dándome placer pero ahora también lamía y succionaba mi miembro. A veces más rápido donde apenas podía aguantar los gemidos, otras más lento donde me volvía loco y casi quería gritar que siguiera. Era un maldito cabrón que sabía perfectamente lo que hacía para hacer disfrutar a las personas. Me pregunté por un momento con cuánta gente había podido estar este chico.


Él comentó que en el trabajo no había hecho nada parecido a lo que me hacía a mí, así que no creí que hiciera esta clase de servicios a los otros clientes, al menos quería pensar de esa forma, quería creer en sus palabras y darle el beneficio de la duda puesto que apenas le conocía.


Cada vez estaba más excitado y sé que él también lo estaba, sentía como se masturbaba él mismo sin dejar de dilatarme a mí y cuando vi que iba a colocarse para entrar le detuve.


- Ponte protección – le dije de golpe y él se sorprendió de aquello, no sé muy bien el motivo.


- De acuerdo – me dijo buscando en su cartera un preservativo y abriéndolo para colocárselo.


Su cara me indicaba que no le gustaba la idea de ponerse protección pero yo conocía muy bien los riesgos que podía tener, ya no sólo embarazos… y es que yo era especial según decía mi padre, sabía a lo que se refería después de haber visto a Deidara ser madre… o padre, no estaba muy seguro de cómo considerarlo, supongo que era un poco ambas cosas. A parte de eso… no conocía a Sasuke y no sabía por tanto con la gente que había estado, era cuidarte en salud y prevenir posibles enfermedades. No era tan inconsciente como para hacer algo tan absurdo como no ponerme una simple protección.


Sé que le había cortado un poco al decirle lo de la protección pero pareció recuperarse bastante rápido cuando comprobé que volvía a posicionarse frente a mí dispuesto a entrar. Lo hizo con algo de rapidez aunque apenas sentí dolor, supongo que por la cantidad de aceite que había derramado por todo mi cuerpo. Imaginé que entró algo más rápido para evitar que cambiase de opinión, pero no lo iba a hacer, quería sentir a ese chico aunque luego no volviera a verle más, era la única locura que podría hacer en mi controlada vida.


Me agarré con más fuerza a la sábana viendo como se arrugaba cada vez más entre mis dedos. Aproveché para morder mi labio inferior tratando de evitar gemir recordando que la recepcionista debía estar fuera aún y no quería que pensase que ocurría algo indebido aquí dentro aunque ciertamente es lo que estaba ocurriendo.


Escuché también como Sasuke trataba de aguantarse los gemidos. Él no quería que le escuchase tampoco y supuse que por vergüenza o no sé… a mí por lo menos… me daba vergüenza que me escuchase jadear por lo que estaba haciéndome. Pese a mis esfuerzos por aguantar, acabé corriendome en su mano mientras él seguía moviéndose en mi interior a un ritmo frenético, cada vez más excitado. La gota que derramó el vaso fue mi eyaculación, porque Sasuke al sentirla se emocionó más y a los pocos segundos se estaba corriendo también en mi interior aunque por suerte, estaba el preservativo.


Al salir de mí vi con cierta tranquilidad como se quitaba el preservativo que retenía todo su semen y haciéndole un elegante nudo lo tiró a la papelera más cercana. Mientras él se arreglaba y recogía los botes de aceite, etc… yo intentaba recuperarme y una vez conseguí levantarme para ir a cambiarme, vi como Sasuke recogía también las toallas de la camilla para echarlas a lavar. Yo entré en el baño a cambiarme y asearme un poco. Tenía el cabello revuelto pero también era cierto que tenía una cara muy diferente a cuando entré, me encontraba más tranquilo y puede incluso que más sonriente, sería seguramente porque estaba feliz de haber hecho una locura en mi vida después de tanto tiempo.


- Se nota el brillo en tus ojos – escuché a Sasuke detrás - ¿Eso es que te ha gustado?


- Es posible – le dije sonriendo.


- Entonces daré por concluido el trabajo a menos que necesites algo más.


- Ey Sasuke… - le llamé antes de que se marchase del baño para volver a la sala de masajes - ¿Haces masajes privados?


- Nunca los hago – me dijo sonriendo apoyándose contra el marco de la puerta – pero por ti podría hacer una excepción.


- Esta es la dirección de mi empresa. Si estás libre podrías pasarte mañana.


- Aún no te he dicho que vaya a hacerlo – me dijo sonriendo y yo sonreí.


- Piénsalo rápido y dime algo, siempre puedo ocupar ese puesto con alguien más – Sasuke sonrió aún más.


- Mañana temprano te diré mi respuesta.


- ¿Cómo me encontrarás? – le pregunté.


- Eres el dueño de este hotel, seguro que todos los empleados saben donde encontrarte. Tranquilo… contactaré contigo. No creo que sea un problema.


 


Sasuke Uchiha


Acompañé a Naruto a la salida y la verdad es que estaba contento con lo conseguido aunque me hubiera gustado más si hubiéramos obviado el preservativo. Obito quería que le dejase embarazado para poder manejarle mejor y optar a su dinero… estaba claro que por muy inocente que fuera ese chico, no bajaría la guardia con ese tema y tendría que ingeniármelas para poder lograr mi objetivo. Al menos tendría acceso a la sede de su empresa, aquí en mis manos estaba la tarjeta que me daba vía libre a Naruto.


Cuando llegué a mi habitación tras fingir por toda la recepción que seguía doliéndome la espalda para que nos saliera gratis la estancia… Obito me esperaba para que le contase mis avances, claro que empecé por las buenas noticias antes de que se pusiera como un ogro.


- Tengo una cita mañana con él en su empresa.


- Bien Sasuke, eso está muy bien. Ese chico empieza a fijarse en ti y pasarás de ser su masajista a su novio en poco tiempo.


- Paciencia – le dije – es un niño rico nada acostumbrado a disfrutar de momentos espontáneos como estos. Ahora mismo está viviendo su sueño de ser libre y tomar decisiones, pero de ahí a que quiera algo serio es diferente.


- Pero vas en buen camino.


- No tanto. Creí que era más inocente pero no me ha dejado metérsela sin protección, va a ser complicado dejarle embarazado – le dije y el bofetón que me llegó no me lo esperé.


- Busca la manera – me gritó Obito – todo el plan depende de eso. ¿Qué estás haciendo? Tú siempre has sido el mejor seduciendo a esos vejestorios.


- Será porque es muy joven, necesito más tiempo.


- ¿Más tiempo? – gritó histérico – más tortazos es lo que necesitas para espabilar. Ponte las pilas Sasuke.


- Eso intento – le dije pero cuando levantó de nuevo la mano me asusté, menos mal que Itachi entraba en ese momento y le detuvo el brazo gritándole que no se atreviera a ponerme una mano encima de nuevo.


 


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