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Colores marchitos. por MitcheKiller117

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Notas del fanfic:

No soy ChanYeol. No soy BaekHyun. No soy ninguno de los personajes aquí mencionados. Soy solo una soñadora dispuesta a narrar, en su mayoría, locas historias de amor.

Notas del capitulo:

Aclaraciones:

—Diálogos.

Puntos a remarcar.

"Pensamientos".

 

Este fanfic fue escrito por y para Xo (XOXOonlyXo), espero que te guste y lamento la tardanza ♥

 

What makes you different, makes you beautiful.

- - -

 

 

 

Cuando ChanYeol despertó una dorada mañana de primavera, lo que menos esperó, fue que ese día fuese a cambiar su existencia en un simple pestañeo.

Ser el capitán del equipo de básquetbol, el presidente de la clase y también la persona dedicada a animar a sus compañeros con comentarios graciosos durante las arduas mañanas de cansinas materias a simple vista interminables, no podía ser tarea sencilla para ninguna persona y Park ChanYeol, pese a lo que muchos llegasen a pensar, no era la excepción.

Vistiéndose cada día con buena actitud, corbata roja, camiseta blanca a manga larga, pantaloncillos escolares grises y una sonrisa, sin embargo, el alto muchacho siempre terminaba exitosamente cada día, tendiéndose agotado sobre las mantas cuando la noche finalmente caía.

—¡ChanYeol, buenos días!

El aludido levantó ambas manos con optimismo hacia la persona que lo había saludado tan respetuosamente antes de corresponderle. —¡Buenos días, que tengas una excelente mañana!

Procuraba llegar temprano por las mañanas, no solo para preparar el telón de su teatro, sino también la obra que planeaba llevar a cabo cuando éste se levantase más tarde. Y, por supuesto, para no tener que llenarse la boca con un montón de buenos días cuando uno era más que suficiente.

Sus compañeros no eran los más responsables de Seúl, una cosa que había notado rápidamente durante el primer año juntos, precisamente por ello, era normal para él abrir la puerta del salón de clases y encontrar el aula vacía, sin ni un alma que pudiese comenzar a perturbar la paz con la que se había armado también antes de salir de casa.

Pero había estado sintiendo algo extraño en su pecho, una especie de impertinente presagio, aunque no podía estar completamente seguro de ello, eso claro, hasta que deslizó la puerta trasera del salón, por donde usualmente hacia sus entradas y salidas, y la cabellera castaña clara de un muchacho sentado en su lugar reclamó su total atención.

ChanYeol maldijo por lo bajo por aquello con lo que estaba a punto de lidiar.

Había revisado los mensajes que el Presidente del Comité Estudiantil, JoonMyun, le había pasado la tarde anterior y no había absolutamente nada ahí que involucrase a un tipo sentándose en su lugar.

Intentando mantenerse tranquilo, el gigante se movió para enfrentarlo y pedirle atentamente que se moviera. Siempre podía ser un alumno de otro salón demasiado adormilado como para percatarse de que se había metido en el aula incorrecta.

—Disculpa… — Murmuró muy educadamente, no obteniendo ninguna respuesta ni al instante, ni cuando transcurrieron un par de segundos. ChanYeol frunció el ceño algo molesto entonces, moviéndose hacia enfrente para encarar al tipo y pedirle muy atentamente que…

Bueno, sonara tan corriente como tuviese que sonar, ¿qué estaba pasando para que los ángeles cayeran del cielo?

No era la primera vez que Park veía a un tipo apuesto y tampoco era difícil dar por sentado que le gustaban los hombres. Pero la persona que sus ojos estaban viendo en ese preciso instante definitivamente debía ser la criatura más bella que había visto en el transcurso de toda su vida.

Tenía los labios levemente entreabiertos y los ojos cerrados. Sus pestañas inmóviles adornaban su precioso y delicado rostro. Mejillas redondas y ausencia de doble parpado. Cejas perfectamente alineadas, aunque sin interés alguno.

ChanYeol quería saber si esos preciosos labios eran naturalmente color sandía o había usado alguna clase de maquillaje. Quería deslizar sus dedos sobre esa blanquecina piel y averiguar si era tan suave como parecía.

ChanYeol quería a ese chico. Y eso sí que era una novedad, porque ChanYeol no se había interesado en nadie en tanto tiempo que le molestaba detenerse a recordar.

La intensidad de lo que estaba sintiendo lo llevó a sentarse en la que recordaba era la única butaca libre en el aula, al fondo y junto a la puerta por la que él usualmente se escabullía.

Él era Park ChanYeol, el muchacho a quien todo el mundo respetaba y quería. El valiente capitán del equipo de basquetbol, capaz de enfrentarse a tipejos más altos y corpulentos que él para ponerlos en su lugar si intentaban meterse con su equipo, pero incapaz de poner un dedo sobre el ángel que había caído sobre su mesita en el salón de clases, demasiado maravillado con su expresión como para intentar despertarlo, demasiado conmovido por ese bonito rostro cubierto por gafas redondas y doradas como para pensar en que alguien se atreviese a moverlo.

No mucho tiempo después, JoonMyun acudió a informarle sobre su llegada.

Su nombre era Byun BaekHyun y no, no era un ángel como si mente tanto se empeñaba en decir. Era un muchacho de dieciséis años como él, pero había venido de Jinju debido al trabajo de sus padres.

El expediente marcaba calificaciones regulares y ninguna actividad extracurricular. En realidad, no había mucho que el expediente académico de Byun pudiese decirle, excepto que su cabello no era naturalmente tan claro, a juzgar por la foto que le habían tomado en el primer grado.

La clase recibió amablemente a Byun Baek justo como ChanYeol y la profesora de Química les pidieron. El alto recuerda perfectamente haber lanzado una frase de apoyo un poco coqueta para el chico y fue precisamente ese día, alrededor de las siete de la mañana, que ChanYeol descubrió lo inmutable que realmente el muchacho era.

No hubo nada cercano a un flaqueo en la línea dibujada sobre sus labios, únicamente un respetuoso asentimiento de cabeza.

ChanYeol comenzó a ser ridículamente obvio el primer Jueves de BaekHyun en el Instituto, reclamando la atención de todos sus compañeros.

El chico había tenido que quitarse las gafas para evitar cualquier accidente. Fue ahí cuando Park se enteró de que el hombrecito de estatura increíblemente baja podía ver perfectamente sin las gafas pero las usaba porque no podía leer sin ellas y, aparentemente era un muchacho apasionado por la lectura.

Los shorts de gimnasia siempre habían sido un poco demasiado cortos para el gusto de ChanYeol y ver a Baek usarlos no hizo más que causarle el primer arranque de celos, sobre todo cuando algunos de sus compañeros silbaron al verlo echarse a correr.

No fue sino hasta que el pequeño ángel cayó sobre sus rodillas intentando subir corriendo las gradas según las órdenes dadas por el profesor, que ChanYeol se puso a sí mismo en ridículo por primera vez.

—¡Byun Baek! ¡Para!

El aludido lo miró con sorpresa desde donde había estado intentando ponerse de pie para continuar pese a las risillas burlescas de todo el mundo.

Porque no, Baek no se había hecho rápidamente de muchos amigos y nadie parecía estar sorprendido al respecto a excepción de Yeol.

Cuando llegó hasta él, el gigante fue quien lo ayudó a ponerse de pie y se inclinó para limpiarle las rodillas como si se hubiese caído en un montículo de tierra y no sobre el firme suelo de las gradas.

—Necesitas descansar, ven…

Tomó su mano sin saber lo que estaba haciendo y veinte pares de ojos lo siguieron hasta la banca.

—Park, ¿qué cree que está haciendo? Di indicaciones a Byun y él todavía no ha terminado con ellas.

El profesor de Gimnasia era el hermano de su entrenador y ni él ni ChanYeol habían simpatizado jamás con ese bastardo. La mirada que el alto azabache le dedicó a su profesor pudo haber helado a cualquiera.

—Soy el responsable de esta clase y no creo que BaekHyun deba seguir corriendo, puede lesionarse.

El hombre de rango superior se llevó las manos a la cintura. — Pues yo soy el profesor y no le veo ninguna lesión todavía, por lo que puede continuar con su rutina, que no es nada del otro mundo, por cierto.

Park cerró su puño libre y Byun se zafó del agarre protector que había estado ejerciendo sobre su mano sin darse cuenta.

ChanYeol lo vio moverse, insinuando que continuaría con su rutina y lo detuvo. — Oye no tienes qué…

Una mirada con el ceño fruncido por parte del castaño claro hizo que se callara. Baek suspiró y se volvió hacia el profesor antes de asentir respetuosamente y conducirse a sí mismo hasta las gradas.

Byun BaekHyun terminó su rutina despacio y silenciosamente esa tarde.

Sus compañeros comenzaron a esparcir rumores, por lo que cuando una rosa apareció entre las rejillas del casillero de BaekHyun en su primer viernes de Instituto, los alumnos no tardaron demasiado en sacar sus propias conclusiones.

Alguien finalmente había cazado a Park ChanYeol.

El nuevo lo había hecho.

El nuevo era el novio del capitán del equipo de Basquetbol.

Los rumores, sin embargo, cambiaron de sentido cuando Baek tomó indiferentemente la rosa entre sus manos y la lanzó dentro de su casillero sin siquiera tener la delicadeza de inhalar su jodida fragancia.

Alguien que no era ChanYeol, el novio de BaekHyun, había intentado conquistarlo sin éxito alguno.

Cuando una nota apareció por primera vez pegada en el cuaderno de Biología de cierto chico con cara de ángel y gafas un Miércoles a finales de primavera, la cabeza de más de uno de los compañeros con los que no intercambiaba más palabras de las necesarias, se encontró girándose en su dirección de forma interesada.

BaekHyun, ¿podríamos vernos después de clases? Estaré esperando por ti en el gimnasio a las 6.

PCY.

BaekHyun la miró fijamente durante más de un minuto, la línea de su boca temblando antes de arrugar la colorida nota color rosa chillón y tirarla dentro de su mochila.

El corazón de ChanYeol se desgarró un poco al verlo hacerlo, porque no, no había despegado su mirada del muchacho desde que se sentó en su lugar luego del descanso en que él había aprovechado para dejarle un recado.

BaekHyun lo había rechazado pero rendirse tan fácilmente definitivamente no era algo que fuese con su actitud optimista.

 

 

- - -

 

 

 

—¿Es cierto eso que se dice en los pasillos?

El capitán levantó las cejas, interesado por saber qué era lo que la gente estaba diciendo últimamente siendo que había estado tan despistado.

SeHun, uno de sus amigos y compañero de basquetbol le sonrió en confidencia a Kris, que era el mayor de los cuatro y siempre terminaba torturando a ChanYeol pese a no ser el capitán.

—Dicen que tienes novio, pero eso no es verdad.

El hecho de que el más alto no entonase la pregunta, sino que lo afirmase, cabreó un poco a Park, que prefirió seguir comiendo lo que quiera que su madre le hubiese puesto en la caja de almuerzo.

Kai, el más moreno de los que se sentaban en esa mesa y quien también era el único que no formaba parte del equipo de baloncesto, echó fuera una carcajada bastante divertida por la expresión del gigante y luego zarandeó la cabeza, como si lo estuviese compadeciendo.

—Dicen que Byun Baek te rechazó, aposté con estos tontos y ahora queremos saber la respuesta para recibir el dinero así que habla, Yeol.

Fastidiado de que sus amigos siempre terminasen apostando con respecto a cosas personales acerca de él, el azabache los miró mal y luego rodó los ojos. — BaekHyun no es mi novio, ¿bien?

Las manos de SeHun se estamparon con fuerza sobre la mesa. — ¿¡Pero él no te rechazó o sí!?

ChanYeol sintió la sangre subiendo hasta sus mejillas y permaneció en silencio.

Fue turno de Kai para estampar las manos con fuerza sobre la mesa. — ¡Te lo dije, págame ahora idiota!

SeHun frunció los labios con evidente molestia y se levantó brevemente para sacarse la billetera del bolsillo trasero de su pantalón escolar.

—Ni pongas esa cara, Oh SeHun, te lo advertí pero no me hiciste caso así que paganos ahora.

La voz de Kris pronunciando cada palabra hizo que la sangre le irviese al pelinegro. — ¡Oigan, yo no he dicho nada!

—¿Estás diciendo que no te rechazó? — SeHun, que era castaño naturalmente y el menor de todos, le espetó con ojos brillando en esperanza.

El capitán infló los mofletes y se cruzó de brazos, casi como un niño pequeño a punto de hacer berrinche. — Yo no me le he declarado, ¿cómo iba a ser rechazado entonces?

Las mejillas coloradas delataban su enojo y nerviosismo.

Kris, el rubio más alto, se recargó sobre un codo y lo miró como si estuviese aburrido de escuchar una historia que no creía real. — ¿Y qué son las flores en el casillero y los post-it sobre sus cuadernos? ¿Avisos de desalojo? ¿Las flores son para su madre?

ChanYeol infló más los mofletes, sintiéndose incapaz de decir algo.

Kris estiró la mano sobre la mesa, exigiendo su dinero y siendo imitado por Kai casi inmediatamente. SeHun suspiró y depositó la cantidad acordada sobre sus manos.

ChanYeol miró sobre las cabezas de sus compañeros en otras mesas hasta encontrarse con la de BaekHyun.

La primavera estaba por culminar y el muchacho todavía se sentaba a comer de forma solitaria un mismo sándwich comprado en la máquina. Se sentaba con otras personas que no parecían tener interés alguno en entablar una conversación con los otros y simplemente se acompañaban en silencio, como si se protegieran.

Baek siempre usaba unos audífonos y parecía sumergido en su mundo.

En ocasiones, como esa, llevaba un libro consigo y leía impetuosamente cada una de las páginas como si tuviese un tiempo establecido para hacerlo.

Sin embargo, no fue hasta el otoño de ese su primer año, que ChanYeol supo que efectivamente BaekHyun tenía el tiempo contado para leer los libros que llevaba consigo, porque únicamente los tomaba prestados de la biblioteca.

Un libro apareció sobre la butaca del bajito en Noviembre dos, después del almuerzo.

ChanYeol observó cuidadosamente como el chico apretaba sus dedos alrededor de la pasta.

 

 

 

- - -

 

 

 

Eran las tareas como Presidente de la clase las que lo obligaban a levantarse tan temprano para aparecer en el Instituto, les decía ChanYeol siempre a sus amigos, aunque éstos habían dejado de creerle cuando el gigante aseguró que BaekHyun iba a terminar enamorado de él.

Amigo, estás volviéndote loco, Kai le aseguró.

Necesitas relajarte, Yeol, SeHun dijo, mirándolo como si necesitase estar dentro de un manicomio.

Deja de vivir en un mundo de fantasías, Kris exigió antes de golpearlo en la cabeza a puño cerrado. Al más bajo de los dos le consolaba saber que probablemente al mayor le dolió mucho más que a él.

Pero todavía estaba feliz de llegar tan pronto al colegio cuando levantó la vista y se encontró con los zapatos cerrados de cuerda que Byun siempre solía usar frente a su mesita.

—¿BaekHyun?

El muchacho tenía el ceño fruncido en su dirección. — No puedo aceptarlo.

Apenas cuando lo escuchó, ChanYeol cayó en la cuenta de que el más bajito estaba llevando consigo el libro de pasta roja que tanto tiempo había tardado el menor en elegir para regalarle.

—No pasa nada, realmente quería que lo tuvieras.

BaekHyun apretó los labios y dejó caer las cejas, echándose un paso hacia atrás como si estuviese cansado. — No voy a salir contigo.

La sonrisa en el rostro del basquetbolista flaqueó.

Quiso preguntar por qué pero las palabras no salieron de su garganta, era como si sus cuerdas vocales se hubiesen aliado para hacerse un nudo y dejarlo sin habla. Pero el hecho era que pensaba que su corazón también había formado parte de la conspiración, porque bueno, se sentía desgarrado, más que cada vez que veía a BaekHyun lanzar sus notas dentro de su mochila sin interés.

—Escucha, no tengo nada contra ti, simplemente no voy a salir contigo, ¿bien? Es por eso que no puedo aceptar este regalo, no quiero que pienses que puedes comprar mi con…

El bajito paró con todo lo que seguramente había planeado decir cuando ChanYeol levantó una mano en su dirección, pidiéndole que se detuviera.

—No lo compré para comprar tu sí.

Baek parpadeo. — No quise que sonara de esa forma.

“Sonó de esa forma” el gigante pensó, sonriendo sin ganas de medio lado.

—En realidad no importa, solo quédatelo, ¿vale?

El de ojos caídos asintió, abrazando la pasta dura de su regalo como si no quisiese realmente apartarse nunca de él. — Gracias, este es el primer libro que tengo.

Y, pese a sentirse endemoniadamente roto por primera vez, ChanYeol sonrió al saber que BaekHyun siempre tendría un buen recuerdo suyo más allá de todas esas absurdas peticiones garabateadas en papeles de colores y flores cuya fragancia siempre terminaba despreciando.

—Por cierto… — el chico se detuvo a una prudente distancia, girando solo un poco el rostro oculto tras su libro rojo — Me gustan los tulipanes, naranjas, son bonitos.

El gigante no se movió de su lugar incluso cuando la campana sonó y el primer profesor entró a impartir la clase.

BaekHyun había ido a decirle que no iba a obtener un sí, sin embargo, había sugerido flores para la próxima vez.

El simple hecho de que Byun no era una chica, frustraba la frase que Park estuvo a punto de espetar.

¡Quién las entiende!

 

 

 

- - -

 

 

 

ChanYeol no dejó tulipanes naranjas o de ningún otro color en las rejillas del casillero de BaekHyun durante Octubre o Noviembre.

El gigante había decidido que mantener el orgullo era una de las cosas que su dignidad le gritaba que debía ser capaz de hacer.

Una semana después de haberle hecho el regalo, Baek ya llevaba nuevamente consigo los libros de la biblioteca y ChanYeol continuaba pegándole papeles en las libretas después del almuerzo.

Pero estaban vacíos.

Sin ni una letra escrita en ellos.

BaekHyun seguía utilizando el interior de su mochila como contenedor de basura. El pequeño lo irritaba demasiado en ocasiones, sin embargo, había terminado colgando un tulipán naranja en el casillero de Baek el último día antes de las vacaciones de invierno.

 

 

 

- - -

 

 

 

Huang ZiTao llegó en Enero del segundo año de BaekHyun en el instituto.

Era casi tan alto como ChanYeol, azabache y chino. Se sentó tras Byun Baek dado que había intercambiado lugares de colegio con la compañera que solía sentarse ahí un año atrás.

Tao fue la primera persona que le pidió un útil escolar a BaekHyun durante sus años de Colegio y también el primero en dedicarle una sonrisa terriblemente cargada de ganas de establecer un lazo de amistad.

ChanYeol no pudo evitar sentirse celoso cuando el chino de no muy buen coreano comenzó a sentarse con el adorable ángel de lentes circulares a la hora del almuerzo.

—¿Qué estás mirando? — SeHun curioseó, buscando con la mirada algo que fuese lo suficientemente interesante como para captar la atención de su capitán.

Kai sonrió cuando lo encontró. — ¿Nuevo año nueva presa?

—Pero qué frase tan patética cuando ambos se sientan en la misma mesa. — Kris espetó con su característica voz de aburrido antes de levantarse de su lugar habitual y encaminarse hacia la máquina de galletas, que estaba tras la mesa donde el objeto de la adoración de su capitán se sentaba.

El gigante estampó su cabeza contra la mesa y se golpeó una y otra vez contra ella, queriendo que la tierra se lo tragase a él, con todo y patéticos sentimientos por Byun BaekHyun, el insensible que le prestaba más atención a un recién llegado que a él.

—Estoy hablando enserio contigo, Yeol — vagamente escuchó a Kai decir — Necesitas seguir adelante, tener novio, no quiero que terminemos la escuela y tú sigas siendo virgen.

SeHun casi escupe aquello que fuera lo que hubiese estado bebiendo. — Kai, no puedes simplemente hablar de la virginidad de ChanYeol en la cafetería.

—¡Es la verdad, SeHun! Además, este amigo necesita entender que no hay manera en el mundo de que Byun Baek se fije en él y…

El gigante se levantó a tiempo para encestar una bola de papel en la parlanchina boca del moreno antes de mirar en dirección a Kris, que curiosamente acababa de volver y parecía haber visto algo así como un fantasma.

—¡Qué jodidos te pasa basquetbolista de-!

ChanYeol volvió a lanzarle otra bola a Kai en la boca para que dejase de hablar y miró al más alto con el ceño fruncido. — ¿A ti qué mosca te picó?

Kris zarandeó la cabeza en negación. — C-Chicos, creo que he visto un ángel.

 

--

 

No es que Park ChanYeol fuese adinerado, como muchos pensaban. Realmente él tenía una abuela con un invernadero. Una abuela que estaba muy interesada en que su nieto dejase la soltería y se encontrase a una buena señorita.

Y bueno sí, tal vez ChanYeol había mentido un poco con respecto a BaekHyun cuando se lo mencionó pero las mentirillas blancas no le hacen daño a nadie. Así que el asunto de las flores nunca había sido algo que le generase problemas al Park.

Kris Wu era una persona adinerada y eso sin lugar a dudas fue lo que mandó chocolates y no flores a las rejillas del casillero de Huang ZiTao.

Sus amigos estaban demasiado impresionados como para opinar pero ChanYeol sabía que lo único que esos dos bastardos tenían era miedo de que Kris los asesinase si se ponían a opinar.

Kris no había dejado de hablar del flechazo que tuvo por ZiTao inmediatamente desde aquel día en la cafetería. Y ChanYeol prácticamente le gritó ¡¿Ves lo que se siente?! En la cara la primera vez que el ojeroso paso de largo a Kris por los pasillos.

Ninguno había visto a Tao desechar sus regalos como hacia BaekHyun, sin embargo, y en todos albergaba la esperanza de que el chico correspondiese a Kris en un futuro. Porque o era eso o el tipo era un glotón de primera y ya.

—¡Me parece increíblemente romántico que Park deje flores en tu casillero cada mañana desde tu primer semana de clases!

ChanYeol se detuvo frente a la puerta corrediza una mañana que se le había hecho unos minutos tarde para llegar al colegio. La frase dicha por ZiTao, que también resultó ser muy madrugador, había captado toda su atención y la de adentro era una conversación que no planeaba perderse por nada del mundo.

—No todos los meses, Tao.

—Bueno, eso no importa. — El chino se encogió de hombros. — El chico te quiere y eso, amigo, eso es lo que importa. ¿Cuándo vas a darle una oportunidad?

El silencio se hizo presente en el aula de clases.

ChanYeol pensó que tal vez lo mejor era entrar en lugar de ser descubierto espiando en el pasillo, así que puso una mano sobre la puerta para deslizarla.

—¿No bromees, sí? No pasará.

Esa mañana, el Presidente llegó tarde a clases.

 

 

 

- - -

 

 

 

Agosto diez, patillos atiborrados de personas, el último partido del equipo de basquetbol ganado temprano en la mañana y un par de cuadernos siendo depositados en la butaca de Park ChanYeol.

ZiTao, el chico que había aceptado salir con Kris, el hombre distraído que nunca escribió su nombre en los chocolates que enviaba,  luego de que éste encestase la canasta que los llevó a la victoria más temprano, lo miró fijamente desde arriba y después le dedicó una sonrisa.

—Recopile la tarea para BaekHyun porque está enfermo, sin embargo, no puedo llevársela porque trabajo esta tarde… ¿Crees que podrías llevárselos tú?

ChanYeol miró fijamente los cuadernos en su banca y luego al ojeroso amigo de su ángel platónico.

—Se molestará si me das su dirección.

Tao escondió una sonrisa que le decía que sabía más de lo que parecía. — Confío en que no comenzarás a mandarle cartas u ositos de peluche, aunque ahora que lo pienso debe ser un fetiche entre amigos eso de mandar regalos, ¿no?

El gigante le sonrió verídicamente por primera vez en lo que parecía una eternidad.

—Claro, somos los locos fetichistas por dar regalos.

Tao le guiñó un ojo antes de dirigirse a la puerta. — Pero… ¿Chocolates? ¿De verdad? ¿Kris quería un novio gordo?

ChanYeol reprimió una carcajada.

 

 

- - -

 

 

 

No parecía que BaekHyun se hubiese mudado ahí por el empleo de alguno de sus padres.

La casa que la dirección indicaba era un complejo departamental. Se suponía que Byun vivía en el tercer piso, departamento 6-M, pero ChanYeol todavía no podía creer que estuviese parado en la calle donde el chico de sus sueños vivía, pese a la veracidad de todo el asunto y los tulipanes naranjas en sus manos, esos que había decidido llevarle dado que el muchacho estaba enfermo y todo eso.

Justo cuando estaba a punto de presionar uno de los infinitos timbres del Edificio, una mujer de rostro familiar y sonrisa agradable apareció en la puerta, dedicándole una mirada antes de abrirla con sus llaves para salir fuera.

Sus ojos caídos fueron hasta las flores en sus manos. — ¿Día de flores para alguien enfermo? — Inquirió con una sonrisa.

ChanYeol sonrió tímidamente. — S-Sí…

—Ya veo… — La mujer volvió a mirarlo y luego al interior del Edificio que todavía no había cerrado — Entra, las sorpresas saben mejor que algo esperado, ¿no lo crees?

El gigante asintió a toda velocidad, tomando la oportunidad que se le estaba brindando y adentrándose en el complejo departamental. La señora cerró la reja tras él y le dedicó una mirada profunda.

—Los tulipanes son la mejor elección… Mi esposo solía dármelos en nuestros aniversarios antes. Ella es una chica afortunada.

El corazón de ChanYeol hizo estragos dentro de su caja torácica mientras veía a la mujer partir. No había manera de que estuviese equivocado. Esa señora definitivamente era la madre de BaekHyun y sin querer, el orejón había descubierto un poco más sobre ese chico tan importante para él.

Se condujo tres pisos arriba, obligándose a mantenerse calmado y se armó con su mejor sonrisa una vez estuvo parado frente a la puerta con la letra M.

Llamó una sola vez y escuchó un grito ahogado que le hizo levantar una ceja.

Hubo ruidos y un golpe seco, luego el sonido de una puerta abriéndose y un grito mucho más claro.

—¡Está abierto mamá, ¿qué se te olvidó ahora?!

Moralmente, era terriblemente malo siquiera pensar en adentrarse en el lugar sin decirle al chico que no era su madre y que definitivamente nada se le había olvidado, pero la curiosidad de Park ChanYeol era tanta, que se obligó a sí mismo a empujar la puerta y adentrarse dentro de la acogedora estancia.

No había muchos muebles en la sala. Un único sofá y la televisión. La cocina por el contrario estaba atiborrada de trastes, por no hablar de la increíble nevera… ChanYeol escuchó ruidos en la puerta al fondo del pasillo y decidió dirigirse hasta allá para finalmente encontrarse con BaekHyun.

La puerta anterior, entreabierta y curiosamente con un luminoso reflejo, llamó su atención antes de llegar a su objetivo, sin embargo.

Ya había invadido una propiedad ajena, por lo que no vio mal dar un empujoncito más, la puerta se trabó con algo, impidiéndose que se abriera y ChanYeol miró dos veces hacia todos lados como si alguien estuviese observando antes de adentrarse sin pensarlo dentro de la habitación.

Se quedó estático ante lo que vio.

Aquello que provocaba tan deslumbrante rayo luminoso salir por el hueco de la puerta.

Notas. Montones de notas pegadas en la pared más amplia de la habitación. De colores. Muchos colores. Tantos que ChanYeol no podía decir a ciencia cierta donde empezaba uno y terminaba otro.

¿Era esa la habitación de BaekHyun?

Girando el rostro, se encontró con el escritorio repleto de pétalos marchitos y libros desordenados. En el suelo, sobre el respaldo de la cama, estaba colgada la mochila que usualmente Byun Baek se colgaba en los pasillos de la escuela. La misma que le servía de basurero para cada una de las notas que ChanYeol estuvo enviándole desde…

Notas.

Su rostro volvió a girarse en dirección a la pared repleta de ellas. Se acercó lentamente, de forma casi temerosa y arrancó uno en especial de la pared.

El color rosado estaba un poco opaco, seguramente por el tiempo que había transcurrido desde que fue usado para que alguien garabatease con tinta sobre él…

ChanYeol reconoció su letra.

BaekHyun, ¿podríamos vernos después de clases? Estaré esperando por ti en el gimnasio a las 6.

PCY.

Sus ojos se abrieron con sorpresa aunque estuvo seguro de lo que iba a ver durante un momento antes de tomarlo. El alto se acercó para mirar los demás, encontrándose con su no muy linda caligrafía en cada uno de los papelitos…

“Baek, ¿estás libre hoy? ¿Te gustaría un café? Se dice por los pasillos que te gusta el Americano”

“Es difícil darle una oportunidad a un idiota, ¿no? Pero, ¿cómo sabes que lo soy si nunca me has dado una oportunidad?”

“Si tuviese el valor de hablarte, Baek, te llamaría BaekHyunee, de algún modo, estoy seguro de que podríamos ser excelentes amigos. Tal vez ese es el problema”.

“¿Te han gustado mis flores alguna vez?”

“Y por eso rompimos… Escuché que es un buen libro, espero que te guste”.

“¿Quién te entiende?”

“Sé que di a entender que te dejaría en paz pero… Feliz navidad”.

“Feliz día de San Valentín, Byun Baek, espero que tú y Huang se lo pasen de lo lindo”.

“Espero que te gusten las donas”.

Todos y cada uno eran firmados porPCY.

BaekHyun incluso había conservado cada uno de las notas vacías que ChanYeol pegó en sus cuadernos durante aquellos meses en que se dedicó a no escribirle.

La puerta se abrió al mismo tiempo en que el ceño del gigante se fruncía. El castaño claro con cara angelical lo miró perplejo, parpadeando en sorpresa, con el pijama, la nariz roja y llevando el cabello casi seco.

—¿Por qué? — ChanYeol estrujo el papel entre sus manos antes de inquirir.

Baek abrió la boca, pero no encontró palabras para responder.

ChanYeol se giró hasta el escritorio, donde encontró también montones de flores marchitas que no había visto antes, guardadas cuidadosamente entre cuadernos o libros, guardadas en marcos sobre las paredes, pintándolo todo de colores indistintos y tristes.

Era increíble como un lado de la habitación era todo el amor que ChanYeol sentía por él y el otro reflejaba cómo BaekHyun lo había dejado marchitar.

—¿P-Por qué era tan imposible un si me querías?

El bajito boqueó, recargándose sobre el marco de la puerta. — No lo vas a entender.

ChanYeol avanzó hacia él más pronto de lo que él otro se hubiese podido esperar. — ¡Explícamelo!

—¡Porque me gustas, maldita sea!

El gigante paró en seco justo cuando planeaba colocar sus manos sobre los hombros ajenos. Baek agachó la mirada, como si las cosas tiradas en el suelo de su habitación fuesen lo que lo avergonzaba y no lo que acababa de salir de su boca.

—¿T-Te gusto?

Asintió, todavía sin mirarlo y con la cara oculta bajo el flequillo tiñéndose de rojo.

—¿Yo te gusto?

—N-No lo voy a repetir.

Un quedo heh se le escapó al jugador de los labios, luego se animó a tomar los hombros de Baek entre sus manos por primera vez. El contacto casi le quemó la piel…

—Si yo te gusto por qué no…

Ninguna pregunta pudo ser formulada, BaekHyun se echó para atrás, safandose de su agarre y caminando por un lado suyo un segundo después. — Somos diferentes, ChanYeol, nunca hubiese funcionado.

ChanYeol se giró, enojado. — ¿¡Por qué demonios estás hablando en pasado!?

—¡Porque no sucedió y tampoco sucederá! ¡No hay un nosotros que exista, ChanYeol! ¡Somos diferentes, únicamente terminaremos rotos!

El más alto lo miró con los labios levemente entreabiertos. BaekHyun maldijo por lo bajo mientras sus nudillos se volvían blancos de tanto apretarlos. Había muchas cosas que el menor de los dos quería gritar para hacer entrar en razón al chico que había sido su ángel durante tanto tiempo…

Que nunca encontraría a nadie que lo quisiese del modo en que él lo hacía, que no había manera en que lo dejara ir ahora que sabía que era correspondido.

ChanYeol quería abofetearlo por adelantarse a resolver algo incierto.

—No hay nada que no podamos cambiar.

—¡Somos diferentes, ChanYeol!

—¡Deja de repetirlo, Byun Baek!

El aludido se quedó quieto, simplemente mirándolo.

ChanYeol se acercó lentamente, midiendo las palabras que estaba a punto de decir en cada paso.

—No hay manera de que te deje ir ahora que sé que me quieres, Baek. Vamos a intentarlo, no soy el idiota que crees que soy.

El bajito suspiró, mirándose las delicadas uñas de esas bonitas manos que tenía, ChanYeol tomó una de ellas.

—Te quiero, tú me quieres a mí, ¿por qué no vale la pena intentarlo?

Cuando el gigante lo tomó por el mentón para que lo mirara, todo BaekHyun estalló en temblores nerviosos pero ChanYeol lo sujetó por la cintura para que no cayera.

Había muchas cosas que podía decir, pero no había nada que pudiese demostrar más lo que sentía que lo que hizo en ese preciso instante…

El azabache se agachó y posó sus labios sobre los del bajito.

BaekHyun cerró los ojos lentamente, ChanYeol se impulsó hacia adelante, separándose un poco antes de volver a juntar sus bocas con suavidad.

—Te quiero — le dijo entre beso y beso — te quiero tanto, Baek.

Los hombros del pequeñito temblaron en inseguridades y dudas con sus palabras, pero sus manos, sus manos siguieron las órdenes de su corazón, abriéndose paso hasta enredarse en el cuello del gigante.

—Yo también lo hago, te he querido durante todo este tiempo.

El grandote esbozó una sonrisa traviesa, trayendo al chico más cerca para que no pudiese encontrar la manera de escapar.

—¿Y qué si somos distintos, Baek? Sería aburrido si no lo fuésemos.

 

 

 

- - -

 

 

 

Los fuertes brazos de ChanYeol rodearon su cintura, y jodido demonio, no por nada el hombre era el capitán del equipo de baloncesto.

BaekHyun ahogó un grito cuando sus muslos chocaron contra el borde de la cama y el más alto lo lanzó sobre ella, aprisionando su cuerpo contra el colchón un segundo después.

—¿Esperaste mucho tiempo por esto?

Los labios de ChanYeol rozaron irresistiblemente la piel de su cuello, ascendiendo con deliciosa lentitud hasta su barbilla, donde le besó hasta hacer clic.

Sus ojos se encontraron después, cuando el rostro ajeno se separó lo suficiente como para mirar a BaekHyun fijamente con esos ojos oscuros tan bonitos que poseía.

—¿Por tenerte? No deberías hacer una pregunta como esa, es un poco cruel, ¿no te parece?

El bajito sonrió dulcemente y se mordió el labio inferior después, cuando ChanYeol se acomodó entre sus piernas y estampó sus labios contra su sonrojada mejilla derecha, dándole un beso apasionado antes de hacerse camino hasta el lóbulo de su oreja.

Y gimió deliciosamente cuando la húmeda lengua del gigante lo recorrió, provocando que sus manos se aferrasen con fuerza a las sábanas sobre las que estaba acostado al no saber qué más hacer con ellas.

Pobre inexperto BaekHyun, el chico que lo último que deseaba era decepcionar al precioso muchacho que le hacía estremecer con cada palabra de amor susurrada quedamente en su oído.

—Me gustas mucho, dios, me encantas…

Las manos de Park buscaron las suyas, guiándolas hasta su espalda, dedicándole una mirada sonriente con la que le dijo que debía dejarlas ahí antes de continuar con su trabajo, ésta vez dedicándose a desabotonar con lentitud los botones del pijama de BaekHyun.

Y aunque no podía pensar con claridad, al bajito vagamente vino el recuerdo de Tao hablándole de lo mucho que debías gustarle a alguien si te desvestía despacio, sin prisa, como si quisiese que el momento fuese eterno más que placentero.

Los dedos de ChanYeol tocaron la piel expuesta de su pecho, dibujando una línea desde el centro de sus clavículas hasta la parte inferior del ligeramente abultado estómago de BaekHyun, haciendo que el pequeño se estremeciera y sollozara, moviendo la cabeza primero a la izquierda y luego a la derecha en un mero impulso por controlar sus emociones.

Desobedeció al gigante y lo soltó para llevarse las manos al rostro, ChanYeol estaba mirando su cuerpo y él estaba tan avergonzado…

Avergonzado por cómo lucía y lo incómodo que le resultaba ser desnudado frente a la persona que más significaba para él. No importaba lo placentero que estuviese siendo, si el grandote se decepcionaba de su apariencia las cosas nunca podrían funcionar entre los dos, tal como lo predijo años atrás.

BaekHyun abrió los labios para espetar algo como entenderé si quieres retirarte, pero lo único que logró escapar de ellos fue un fuerte gemido al mismo tiempo que una torrente de calor se disparaba estómago abajo, cosquilleando en su entrepierna.

—¡ChanYeol!

El aludido levantó la mirada y Baek pudo ver sus ojos oscuros escondidos tras el flequillo negro… Se veía tan increíblemente sexy que incluso dudaba que fuese real.

El chico acababa de dejar un caliente camino de besos subiendo por su abdomen, si era uno de esos sueños que tanto se empeñaban en abrumarlo, su cabeza definitivamente le estaba armando una pésima jugada de la que sería incluso doloroso despertar.

ChanYeol se incorporó de repente, no perdiendo detalle del adorable cuerpo tendido bajo él aun cuando comenzó a desabotonarse la camisa del colegio también.

—Eres precioso, por dios, tan jodidamente hermoso.

Baek gimió un poco más fuerte cuando las pieles de sus pechos se encontraron y el gigante estiró el cuello para atrapar el lóbulo de su oreja entre sus dientes. Sus manos actuaron por sí solas, viajando hasta acariciar con timidez primeriza la deliciosa espalda del jugador de baloncesto.

Los omoplatos del muchacho debían sentirse como barras de oro para los millonarios. Como helado derritiéndose sobre la lengua de un hambriento y, ante tal comparación, al hombrecito no le pareció mala la idea eso de llegar a probarlo.

Las uñas de Byun se encajaron por primera vez en esa preciosa espalda cuando los dientes de ChanYeol se cerraron sobre su cuello y comenzó a succionarlo como si su piel fuese un festín.

La temperatura subía rápidamente en la habitación, podía sentir el sudor en la espalda del alto mientras más se aferraba a él. Si continuaba mordiéndose los labios del modo en que había estado haciéndolo, seguramente conseguiría hacerlos sangrar.

Pero estaba siendo tan ruidoso y eso lo hacía sentirse tan avergonzado.

La zurda de ChanYeol acunó su mejilla, el chico se relamió el labio volviendo a dedicarle una mirada intensa. — No te contengas, por favor, quiero escucharte…

BaekHyun, que pensaba no podría avergonzarse más o llegar a ponerse más rojo, lo hizo. La diestra de Yeol descendió hasta su cintura, comenzando a trazar círculos delicados en ella.

Ese hombre era un maestro, un especialista en seducción… O por lo menos lo era para él que se derretía con cada movimiento, con cada detalle nuevo.

Sus labios se encontraron, el alto humedeció los del más bajo con los suyos para que dejasen de estar secos. BaekHyun le correspondió temerosa y temblorosamente, dejándose embriagar por las sensaciones que lo envolvían.

Cosquillas, revoloteos… Jodidas mariposas en su estómago.

Las que únicamente ChanYeol podía provocar.

La lengua del gigante se deslizó suavemente sobre su boca, tentándolo a abrirla lentamente para así poder aprovecharse de ello y adentrarse en ella, saboreando todo a su paso y moviéndose dentro como si llevase ya demasiado tiempo reprimiendo el anhelo.

—U-Uhm, C-Chan…

Suspiro tras suspiro.

Los labios de ChanYeol en su boca, era tan delicioso… Park ChanYeol sabía al dentífrico que usaba para lavarse los dientes y probablemente el olor a menta que su aliento desprendía era gracias al enjuague bucal.

Los brazos de Baek presionaron su espalda para traerlo más cerca y sin saber muy bien cómo, sus piernas estuvieron enredadas en el gigante también en cuestión de segundos.

Otro ruidoso gemido se le escapó cuando algo duro presionó contra su muslo y se retorció, con sus labios todavía fundidos en los del otro, sintiendo su entrepierna cosquillear y cada parte de su cuerpo estremecer.

Cuando ChanYeol finalmente echó la cabeza hacia atrás, un hilo de saliva conectó sus bocas, haciendo que Baek se percatara de lo húmedo que ese profundo beso había sido.

El gigante se pasó la lengua por el labio inferior, deshaciéndose del hilo y le sonrió encantadoramente, como sólo él podía. Como a Baek secretamente tanto le encantaba.

Le quitó las redondas gafas, colocándolas en algún lugar que realmente no importaba, aunque siendo precavido para no romperlas.

Sabía que el chico podía verlo pese a ello. Estaba completamente seguro de ello.

—Quiero hacerte el amor, Baek, quiero que seas mío.

El pequeñito entre abrió sus hinchados y rojos labios, dándole a ChanYeol la mejor vista del universo desde donde se encontraba.

Su boca se deslizó instintivamente una vez más sobre sus labios antes de bajar hasta su pecho. El bajito se retorció bajo el torrente de sensaciones aún más nuevas y la húmeda lengua de Park formando un círculo alrededor del botón rosado del lado derecho de su pecho, su mano izquierda jugando con el izquierdo.

La vista no tardó en nublársele a BaekHynu debido a todo lo que estaba sintiendo, su zurda se aferró una vez más a las sábanas blancas de su cama mientras la otra buscaba a tientas tocar algo de ChanYeol, lo que fuese para convencerse de que no estaba soñando. De que lo que hacía era correcto y no iba extinguirse en un abrir y cerrar de ojos. Que ChanYeol realmente estaba sobre él, tomando cada parte de su virgen cuerpo y reclamándola suya, haciéndolo sentir tan increíblemente bien…

Baek jadeó, empujando su pelvis hacia arriba sin percatarse de ello. ChanYeol le dedicó una mirada divertida desde abajo, una que él no pudo ver porque estaba demasiado ocupado presionando los ojos y moviendo la cabeza de un lado a otro.

La zurda del gigante descendió sin que se diese cuenta hasta acariciar levemente su entrepierna con parsimonia y la punta de sus dedos, al mismo tiempo que separaba su boca de la piel sensible de su chico para cerrarla ahora sobre el pezón opuesto.

BaekHyun chilló extasiado cuando succionó y presionó su entrepierna al mismo tiempo.

Era tan caliente.

Hacia tanto calor…

La ropa le estorbaba, quería quitársela, quería volver a rodear a ChanYeol con sus piernas, presionarse contra su cuerpo y tocar el cielo con la punta de los dedos.

—Joder, Baek, estás tan duro — Park murmuró contra la piel de su abdomen, aunque él también tenía mucha dureza de la cuál presumiría después.

Era el momento de BaekHyun, ChanYeol iba a hacerlo sentir tan bien, que el chico probablemente jamás querría apartarse de él.

El alto deslizó lentamente los pantalones del más bajo por sus piernas, sorprendiéndose un poco al ver el miembro del pequeño erguirse sobre su pelvis en ausencia de ropa interior.

Le echó una atenta miradita a lo que estaba a punto de tomar antes de bajarse de la cama para retirar la incómoda ropa que le quedaba todavía y lanzarla lejos, donde no pudiese estorbar.

BaekHyun aprovechó para volver a cubrirse el rostro una vez que eso sucedió, temeroso y avergonzado. Terriblemente caliente y expuesto, con el palpitante miembro habiéndose puesto más rígido luego de que el frio aire de la habitación golpeara contra su sensible piel.

—Baek, siéntate. — ChanYeol le pidió una vez hubo alcanzado el pomo de lubricante de su mochila, el mismo que SeHun le había dejado como pésima broma cuando él y JongIn aseguraban que se quedaría virgen eternamente. Había aprovechado ya el momento, lanzándolo sobre la cama junto al nervioso chico que descansaba en ella. — Vamos — lo animó, deslizando sus fuertes manos sobre las muñecas del otro para incitarlo.

El pequeño se incorporó aunque temeroso y ChanYeol se arrodillo en el suelo, quitándole absolutamente cualquier duda sobre lo que estaba a punto de suceder.

Una gigantona mano se estiró para tomar el pene de BaekHYun con ella, y lo hizo sin vergüenza alguna, como si estar a punto de jalársela fuese lo más natural del planeta.

El bajito por su parte volvió a cubrirse el rostro con incomodidad.

ChanYeol sonrió, comenzando a frotar el eje del que se había apoderado. Yendo primero arriba y luego volviendo hacia abajo, provocando espasmos y empujones de pelvis por parte de Baek.

Su pulgar presionó el glande, usando las gotas de líquido pre-seminal que habían estado a punto de escurrir por su falo para volver la situación un poco más jugosa.

—¡C-Chan-!

Maldita sea, escuchar al chico gemir su nombre de esa forma iba a terminar por volverlo loco si no se apresuraba. Su miembro palpitaba todavía dentro de su ropa interior, reclamando atención y ChanYeol, sabiendo que no podría hacerlo esperar por demasiado tiempo, aumentó la velocidad del vaivén en su trabajo manual.

Acercó su rostro lentamente, golpeando de forma obscena el miembro de BaekHyun contra su mejilla derecha cuando estuvo lo suficientemente cerca y provocándole al otro un gritito ahogado.

—Quieres ver esto Baek, sé que lo quieres.

El pequeño negó todavía con las manos cubriéndole el rostro y ChanYeol acercó su boca al grande para besarlo siempre lentamente.

Uhm…  Tan delicioso como esperaba.

Su lengua recorrió el falo de la base a la punta mientras sus manos descendían hasta sus testículos para acariciarlos, utilizó toda la saliva que le fue posible antes de comenzar a succionar la punta, adentrando centímetro a centímetro del pene de Baek en cada bajada.

Fue casi de forma inconsciente como el más bajo dejó de cubrirse los ojos con las manos y las deslizó hasta la cama para volver a cerrar sus puños sobre las sábanas, aunque francamente ya había perdido la cuenta de cuántas veces lo había hecho ese día.

ChanYeol sonrió de forma obscena cuando miró y se percató de que esta vez BaekHyun si estaba mirándolo, por lo que se sacó el miembro de la boca y lo golpeó ahora contra su mejilla izquierda sin dejar de sonreír.

Byun se estremeció y el más alto colgó sus rodillas de sus hombros, enseñándole el camino antes de volver a succionar su pene como si se tratase del más delicioso manjar.

El bajito podía sentir las caricias de la lengua de ChanYeol dentro de su boca y cada movimiento profundo. Park ahuecaba las mejillas para tomar todo de él. Iba de abajo hacia arriba, chupaba de forma terriblemente seductora su glande y descendía una vez más, nublándole el pensamiento y hasta los sentidos.

BaekHyun se olvidó más pronto de lo que pudo desear de qué era exactamente la vergüenza y por qué había estado logrando que se contuviese hasta cierto punto.

Sus piernas rodearon el cuello de Park, empujándolo más cerca y supo que el gigante estaba sonriendo incluso mientras le follaba la boca.

Los movimientos de su pelvis se volvieron poco a poco más impulsivos y Baek echó la cabeza hacía atrás, mareado, demasiado extasiado como para pensar en nada que no fuese el nombre de quien estaba provocándole tanto placer.

—¡C-ChanYe- Oh- Ol!

Tan pronto como el alto se percató de lo lejos que había llegado, se sacó el miembro de la boca y se limpió los labios con la diestra, bajándose el bóxer mientras se ponía de pie, habiendo dejado a Baek demasiado aturdido como para tener tiempo de reclamarle su orgasmo antes de que ChanYeol dejase su propio sabor impregnado en sus labios cuando lo besó suciamente.

Deslizó el cuerpo más pequeño hacia arriba y se acomodó también, abriendo las bonitas y regordetas piernas de BaekHyun para él, colgando sus pantorrillas de sus hombros y sintiendo su miembro palpitar más fuerte cuando sus ojos ubicaron la rosada entrada del mayor.

—ChanYeol… — Baek dejó escapar un suspiro a continuación, reclamando la atención del gigante. — Sé gentil.

Sus palabras no hicieron más que volcar el corazón del grandote, que se inclinó para besarlo esta vez de forma lenta y sensible, con toda el alma.

Había esperado dos años por ese chico.

Por supuesto que iba a cuidar de él.

El frio lubricante tocó sus dedos y ChanYeol volvió a taparlo cuidadosamente y arrojarlo sobre la cama antes de dedicarse por completo a la tarea de preparar correctamente a su ansioso amante.

El glande de BaekHyun estaba hinchado sobre su abdomen y Park sabía que los dos merecían terminar, por lo que cuando su índice tamborileo contra el rosado agujero del muchacho, decidió que no había tiempo que perder y comenzó a introducirse lentamente en él, siendo cuidadoso como había prometido con un simple beso.

El bajito se retorció por la dolorosa intromisión y ChanYeol trató de mantenerlo tranquilo besando su blanquecino muslo. Movió el dedo dentro y fuera con dificultad y luego añadió uno más, estirando todo lo que le fue posible mientras lo introducía.

BaekHyun se mordió dolorosamente el labio inferior para no gritar.

Dolía increíblemente más de lo que se le hubiese podido ocurrir y en momentos como ese, era que apenas atinaba a preguntarse por qué jodidos había decidido ser gay. O más bien por qué Dios lo había hecho pasiva.

Dolía horrores pero quería a ChanYeol. Lo quería dentro de él, sentirlo clavarse en lo profundo de sus entrañas y correrse mientras entraba una y otra vez. No quería que el capitán del equipo de baloncesto se detuviese, quería ser suyo. Sólo suyo.

Un tercer dedo entró en él, ChanYeol los movía como tijeras y lo único que Baek sabía era que quería gritar desgarradoramente pero no lo hizo. El gigante retiró los dedos casi hasta sacarlos de su agujero pero los introdujo repentinamente, tocando una parte en BaekHyun que lo hizo ver las estrellas de una forma casi literal.

—¡Ah!

Los dedos de sus pies se curvaron deliciosamente y ChanYeol volvió a tocarlo ahí. BaekHyun debía escucharse algo así como una gata en celo, pero eran afortunados de que su madre no fuese a regresar hasta temprano por la mañana a casa.

Cuando Park realmente retiró sus dedos, una sensación de vacío inundó a Baek pero todo su cuerpo se estremeció de solo pensar que se acercaba la mejor parte.

Aquella por la que había estado esperando y con la que mentiría si dijera que no había llegado a fantasear.

ChanYeol derramó una buena cantidad de frio lubricante sobre su hinchado y necesitado miembro, masturbándose a sí mismo durante un instante mientras miraba a Baek tendido frente a él. Para él.

—Baek… — Suspiró, moviendo el glande hasta su entrada, rozando perezosamente su pene contra él como si fuese la cosa más divertida del mundo.

El pequeño se retorció necesitado y el corazón de ChanYeol se estremeció, enternecido al ver al otro aferrarse a las sábanas y apretando los labios.

—Por favor… — Le rogó en una exclamación de aliento que lo hizo sonar bastante gracioso, sin mencionar exigente y necesitado.

La punta del miembro de ChanYeol se introdujo en su ano y Baek tomó una enorme cantidad de aire, como siendo advertido de la magnitud de lo que se avecinaba.

El gigante se tomó su tiempo en abrirse paso dentro de él para no lastimarlo, pero lo cierto es que además del dolor que afortunadamente ya no era tan desgarrador, lo único que Baek podía sentir era ansiedad por tomar más de él.

Sus piernas envolvieron la delgada cintura del gigante, empujando su cuerpo hacia abajo lentamente para que ChanYeol finalmente pudiese penetrarlo por completo.

Se quedó inmóvil entonces, mirándolo.

Ambos estaban hechos un desastre de sudor, respiraciones agitadas y cabello revuelto.

Algo que les sacó exclamaciones de alegría y risas entrecortadas cual aliento. ChanYeol se inclinó para apartarle el mojado cabello de la frente a su pequeño y besó delicadamente su frente, haciéndole saber lo importante que realmente era para él.

—Voy a moverme ahora, ¿de acuerdo?

BaekHyun asintió con las mejillas rojas. Y posiblemente era un fetiche extraño, pero eso al gigante le encantaba.

Su pelvis se movió hacia atrás lentamente y luego embistió profundamente en su interior, casi dando en el blanco. Baek gimió de todas formas, clavando sus uñas en las sábanas para no perder el control.

ChanYeol repitió su acción una, dos y tres veces. BaekHyun perdió la cuenta más allá de las diez. No podía pensar. Su cuerpo estaba entumecido, ChanYeol, ChanYeol y ChanYeol, era todo en su cabeza.

El gigante lo sujetó con fuerza para no aplastarlo con todo su peso y volvió a hundirse en su interior, arrancándole un grito extasiado al bajito, que finalmente abandonó las sábanas para clavar sus uñas en la jugosa espalda de Park.

Los labios del jugador de baloncesto succionaron su cuello, su diestra acarició su pezón izquierdo. El miembro de BaekHyun rozaba los tonificados abdominales del muchacho, podía sentir el líquido pre-seminal escurriendo sin tener ganas de detenerse.

No dolía en absoluto, era increíble, era delicioso…

Era con ChanYeol y no podía haber nada más jodidamente perfecto que eso.

El miembro de Park tocó una parte en su interior que lo hizo chillar y presionar sus uñas aún más, desgarrando la piel de la espalda del otro. ChanYeol salió y volvió a hundirse en él, habiendo encontrado su punto G y yendo mucho más directamente ésta vez.

BaekHyun deslizó sus manos hacia abajo para tocar su trasero, tanteando sus nalgas y apretándolas sintiéndose afortunado de absolutamente todo lo que estaba sintiendo.

La piel roja y los moratones en su cuello solo iban a ser una viva prueba de lo mucho que se habían amado al inicio de esa noche. Los rasguños en la espalda del basquetbolista, esos que probablemente todos los jugadores del equipo verían, también lo eran.

BaekHyun quería todo… Absolutamente todo de ese chico por el que se hizo esperar durante tanto tiempo.

—¡A-Ah uhmm! ¡C-Chan!

Su cabeza giró de izquierda a derecha, su cuerpo se retorció y consumió en espasmos, sus entrañas apretaron alrededor del pene de ChanYeol.

BaekHyun se vino sobre sus vientres sin necesidad de tocar su miembro ni una sola vez. ChanYeol lo siguió luego de un par de embestidas después, tocando fondo y susurrando el nombre de BaekHyun en su oído con voz gruesa mientras llenaba su agujero con su esencia.

El gigante se sostuvo sobre sus codos para no aplastar el pequeño cuerpo sudado y hecho un desastre bajo el suyo.

Baek todavía estaba mordiéndose los labios y se apartó el cabello mojado por el sudor de la cara antes de dedicarle una mirada intensa.

ChanYeol abrió la boca para hablar pero los labios del pequeño sobre los suyos hicieron que guardase silencio por un segundo más.

Sus frentes chocaron una vez que el más alto salió de su interior y rodó para acomodarse junto a él. BaekHyun no perdió el tiempo y volvió a estampar un cálido e inocente beso sobre su boca, alejándose después. A ChanYeol le pareció increíblemente tierno que siguiese sonrojándose aún después de lo que acababan de hacer.

—Eso fue tan…

Un suspiro fuerte entrelazó las voces de ambos — Increíble.

La habitación a oscuras se convirtió en risas que no se esforzaban para nada en ocultarse y el sonido de las sábanas siendo movidas para cubrir sus pegajosos cuerpos.

BaekHyun hubiese estado asqueado en cualquier otra ocasión, pero no en esa, no teniendo a ChanYeol besando suavemente sus mejillas y trazando círculos interminables en su cintura buscando curar los moretones que ahí había dejado por sujetarlo demasiado fuerte.

A BaekHyun no le importaba.

No había nada que le importase ya realmente.

Ni las personas que antes esperaba jamás se enterasen, ni los comentarios o fotografías que seguramente aparecerían pronto en las redes sociales.

Porque ChanYeol lo besó hasta que los parpados le pesaron demasiado como para mantener los ojos abiertos. Porque despertó con una taza de café americano recién comprado de Starbucks sobre la mesita de noche y una nota más para su colección.

Porque el siguiente lunes también lo esperaba una rosa en las rejas de su casillero y BaekHyun no tuvo miedo de perderse en su fragancia por primera vez en dos años.

Y las personas lo miraron extraño, porque era algo nuevo.

Porque la monotonía había abandonado el Colegio aunque eso era algo de lo que ellos todavía no se habían enterado.

Porque las exclamaciones de sorpresa en el pasillo no eran nada comparadas con los fuertes brazos de Park ChanYeol rodeándole la cintura por la espalda y BaekHyun iba a flotar cada día sobre una nube a casa a partir de ese momento.

Porque Park ChanYeol ahora era tan únicamente suyo como Byun BaekHyun lo era de él.

Y definitivamente, no había nada más importante que eso.

 

Notas finales:

Ocs, esta es la segunda y última vez que intento subir esto. Amor Yaoi puto(? en fin.

Guao.

Este es el primer smut que escribo en, ufff, seis meses creo. Fue díficil pero a me gustó el final, en lo personal. Lo demás no sé, tenía tiempo sin escribir, aunque eso no me justifique.

De un modo u otro, espero que te guste Xo ♥ Te di lo que querías y te debo el dibujo.

Siento si hay errores ortograficos.

Si a alguien todavía le importa BS(? quizá actualice esta semana.

Besitos gheis y con muchos colores y ChanBaek y bye, me muero de sueño lol.


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