Luhan seguía sin poder dejar de pensar en Sehun, no podía olvidar los bellos momentos que ambos habían creado estando juntos, sabía que iba a extrañar cada cosa del menor, su sonrisa, su risa, su voz, sus abrazos, sus caricias… Tendría que aprender a dar vuelta la página, aunque no estaba en sus planes conocer a alguien más.
Yixing había sido como un ángel caído del cielo en el momento más inoportuno y también más indicado, la forma en que se conocieron fue bastante graciosa y tal vez muy vergonzosa por parte del chico de hoyuelos. Pero Luhan se sentía bastante cómodo de poder compartir con aquel muchacho, ambos se habían sincerado contando sus tristes episodios de una relación, aunque Luhan quizás fue el que más lloró, pero se sintió bien el haber sido acogido. Había encontrado un gran amigo después de todo.
Luhan aún no se sentía preparado para cruzar palabras con el menor, pero cuando entró a la casa y escuchó aquel sollozo dentro de la habitación, su corazón se encogió, sabía perfectamente de quien se trataba, no había nadie más. Pero más odiaba el hecho, pues ya tenía una idea de cuál sería la razón de su llanto y las ganas de matar a Kim JongIn eran muy altas. Con cuidado se fue acercando dando unos suaves golpes a la puerta la que se encontraba entre abierta, por lo que no le fue difícil entrar, se topó con el menor sentado en suelo a un lado de la cama llorando, eso le partió el alma.
— Hunnie.. —Dijo Luhan con tono de preocupación esperando no incomodarle.
— ¿Luhan?.. —Murmuró Sehun con cierto nudo en su garganta, elevando su vista para ver al mayor entrar en la habitación.
— Aquí estoy.. ¿Qué pasa Hunnie? —Preguntó ahora sentándose a un lado del menor, viendo mejor su rostro el cual estaba húmedo a causa de sus lágrimas.
— Lo deje.. Luhan lo deje.. —Luhan no podía creer lo que el menor había dicho, lo miró algo confuso.
— ¿Por qué? ¿Te hizo algo? Porque si él te hizo algo Hunnie te ju-
— No podemos estar juntos Luhan.. —Le interrumpió Sehun ahora abrazando al mayor, y llorando en su pecho, cosa que solo pudo romper el corazón de Luhan, le dolía tanto tener a su menor así, pero no lo iba a dejar solo, lo abrazó con la misma fuerza y no quiso preguntar nada más, solo buscó ser su apoyo, porque siempre lo sería para él.
Luego de un rato donde Sehun continuaba sollozando, ahora muy cómodo en el regazo del mayor, pues había terminado recostando ahí su cabeza en las piernas ajenas, por otr lado Luhan continuaba acariciándolo, hundiendo sus dedos en las hebras del menor esperando que se calmara, por lo menos por un momento, le dolía mucho verlo tan mal.
— Hunnie.. ¿Quieres comer algo? Podemos pedir pizza, de tu favorita.
— No tengo hambre Lu..
— ¿Quieres dormir un rato? —Sehun asintió pero sin querer moverse de ahí. — Entonces arriba, te va a doler la espalda si duermes así. Vamos yo te ayudo.
Finalmente Sehun se encontraba completamente dormido en la cama, Luhan se mantuvo a su lado hasta que el menor por fin había conciliado el sueño, le quitó los zapatos con cuidado de no despertarlo y lo tapó. Aunque no entendía muy bien lo que había pasado, deseaba poder ver a su Hunnie nuevamente feliz, él no lo dejó para verlo triste y dolido, él quería su felicidad por sobre todas las cosas. Y aunque esto le doliera por su reciente ruptura con el menor, no dejaría de lado la idea que querer verlo feliz, siempre supo que nunca había olvidado a aquel chico de su infancia, que había sido alguien muy importante y había marcado gran parte de su vida totalmente, él no era nadie para impedirlo, él haría todo lo posible por volver a verlo sonreír como la primera vez.
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Por otro lado Jongin estaba hecho un desastre en su cama, incluso se había tomado el día diciendo que se encontraba enfermo y no estaba en condiciones de ir a trabajar, lo cual no era todo una mentira porque Jongin no tenía ni siquiera ganas de salir de su cama. Cuando Sehun había dicho esas últimas palabras le había dolido muy profundo en el pecho, porque él no creía que el destino fuera tan maldito para hacer algo así, ellos se amaban, no se podían separar así como así, menos ahora que necesitaban estar más juntos que nunca.
Jongin trataba de entender a Sehun, verdad lo hacía, pero sabía que todo esto había sido ocasionado por el último encuentro con su padre, él lo había arruinado todo, justo en el instante en que las cosas con Sehun comenzaban a funcionar. Y necesitaba arreglarlo, necesitaba remediar esto y sobre todo volver a tener a su blanquito entre sus brazos, no podía soportarlo, lo extrañaba demasiado.
El celular del moreno comenzó a vibrar, pero no quería contestar, ni siquiera se dignó a mirar quien lo estaría llamando, lo más probable es que fueran sus padres, y no quería hablar con ellos, menos ahora.
Maldita sea Jongin, ¿por qué demonios no contestas? Pensó Kris una vez más, en su casi quinto intento por tener alguna respuesta del moreno, quería saber que le había pasado, él no solía faltar, y si fuera así le hubiera dicho, pero simplemente desapareció, cosa que intrigaba más a Kris. Hace unos días Jongin estaba muy feliz, sabía que vería a Sehun el día anterior pero algo le daba mala espina y deseaba estar equivocado, porque no quería ver al menor mal de nuevo.
Al terminar su turno no dudó en ir al departamento de su amigo, primero que nada quería estar seguro que él se encontraba bien, porque seguía sin responder ninguno de sus llamados. Tocó el timbre y no había respuesta, volvió a tocar y nada, no tuvo más opción que apretar ese botón reiterativas veces hasta que escuchó unos pasos muy rápidos que le llegó a asustar.
— ¡Mierda ¿Quién es?!
— Hey tranquilo soy yo.
— Kris ¿Cuántas veces te he dicho que no toques el timbre así? No es un maldito juguete.
— Okey.. Vamos a calmarnos. —Kris se guardó todas esas ganas de gritarle porque no contestaba el celular, pero había notado ese cambio en su amigo. — ¿Qué pasó? ¿Por qué no fuiste a trabajar?
— Estoy enfermo, ¿no te dijeron?
— Si.. Pero yo no soy cualquier persona, soy tu amigo y sé que hay algo más. Dímelo Jongin.
— Definitivamente a ti no te puedo ocultar nada.. —Suspiró tomando asiento en el sofá grande, apoyando sus codos en sus rodillas y de estar forma dejar caer su cabeza entre sus manos. — Sehun.. Me dejó.
— ¿Qué? —Kris le miró incrédulo acercándose y tomar asiento en el sofá individual.
— Lo que oyes..
— Anda explícame..
Kris se había quedado hasta tarde consolando al menor, había escuchado toda la historia y la verdad es que estaba bastante complicado el tema, pero él sabía que podían salir adelante de esto, que solo era un obstáculo pero que su amor era más fuerte. Jongin quería creerle, pero Sehun había dejado todo claro ese día, y no quería seguir molestándolo, y peor es que sus papás seguían llamando y sabía que un día vendrían de nuevo a visitarlo para insistir con el tema del matrimonio, por lo que sinceramente sentía unas inmensas ganas de mandar todo a la mierda e irse con Sehun al lugar más recóndito del mundo, solo para ser felices, pero era tan injusto.
— ¿Irás mañana al trabajo?
— Si..
— Vamos Jongin, te apoyo en todo lo que hagas, debes conversar con tus padres, con tu mamá, quizás ella lo entienda mejor que tu padre.
Jongin asintió no tan convencido, su madre podría ser igual o peor, y es que todo de pronto se había vuelto un desastre.
Al otro día Jongin había ido a trabajar como había dicho, pero sus ánimos no eran los mismos, ni siquiera era capaz de sonreír, en su mente solo estaba Sehun y la idea de no tenerlo era horrible, había estado tres años sin él, pero ahora lo tenía tan cerca y no podían estar juntos, necesitaba ayuda.
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Luhan le había llevado el desayuno a la cama a Sehun, esperando que ahora si comiera, puesto que el día anterior no había querido comer nada y solo durmió por horas y horas, y es que tampoco quería que se muriera de hambre, debía alimentarlo y entregarle fuerzas para que siguiera adelante, aunque quería entender que fue lo que había pasado exactamente.
— Hunnie.. ¿Me dirás que pasa? —Luhan estaba sentado a un lado de él, ya había terminado de comer, dejando la bandeja en la mesita de noche.
— No sé si deba decirte esto después de lo que te hice..
— No pensemos en eso, ahora lo que importas eres tú. —Luhan tomó las manos de Hunnie mirándolo a los ojos. — Anda dime..
Sehun le había contado lo que había pasado, todos los últimos acontecimientos, en especial el día en que el padre de Jongin le había levantado la mano, no tardó en ponerse a llorar de nuevo, recibiendo el cálido abrazo del mayor. Daba las gracias que Luhan no se alejara de él en un momento como este, se daba cuenta lo importante que era el pequeño ciervito en su vida, y odiaba el hecho de haberlo lastimado, quizás todo esto era el karma que le había llegado demasiado pronto.