Así pasaron los días, mientras ambos enamorados debían mantener la distancia, pero siempre conservaron contacto, ya que sus amigos ahora eran como un tipo de palomas mensajeras. Y es que Jongin fue el primero en escribirle una carta donde decía claramente lo mucho que lo extrañaba y que haría cualquier cosa para volver a estar juntos, y que no se preocupara porque él no tenía ojos para nadie que no sea su Sehun. Fueron unos días realmente difíciles, peleas constantes con sus padres pidiendo que por favor recapacitaran y entendieran lo que su corazón quería, porque a pesar de que Krystal se empeñaba en conquistarlo no conseguía nada, además de haberse enterado que Jongin estaba enamorado de otra persona, de un hombre específicamente, algo que la dejó completamente anonadada. El padre de Jongin se lo había hecho saber un día, ella estaba al corriente que Jongin seguía enamorado de alguien pero no había querido entrar en más detalles, aún así esperaba poder hacerle olvidar ese amor y pudieran estar juntos.
Pero todo comenzó a ir un poco mal cuando la última discusión con sus padres terminó en el tema del matrimonio.
— Jongin no estoy jugando, te vas a casar con Krystal, es una buena chica.
— No. No me pienso casar con alguien que no amo.
— No me interesa, tú te casas y punto.
— NO!
Jongin se levantó exasperado por la situación, llevando su mano a su boca, tratando de guardar la calma y no terminar en insultos o peor, golpes. El padre por su parte se levantó arreglando su terno y corbata.
— Si no te casas, estoy dispuesto a hacerle la vida imposible a ese chico, Oh Sehun es su nombre ¿no?
Jongin en ese momento se quedó helado, congelado en ese instante. Su padre tomó a su esposa y salieron del departamento sin decir una sola palabra más. En cambio, Jongin se quedó destrozado por dentro, cayendo de rodillas al suelo y es que pasado cada segundo sentía que iba a vomitar, tanto odio podía tener su padre para llegar a hacer algo de esa bajeza. Y lo peor de todo que se sentía indefenso, inútil, roto.
Se quedó sentado en el suelo mirando a su celular, tenía ganas de decirle a Kris, pero a la vez quería llorar, quería gritar, quería despertar de esta maldita pesadilla, porque sinceramente no sabía cuanto más podía aguantar sin el amor de su vida, tan cerca pero a la vez tan lejos. Soportando a su padre quién solo quería manejar toda su vida a su antojo y tener que aguantar su homofobia.
Pasado una hora se puso de pie y salió de su hogar, subiendo por las escaleras hasta llegar a la azotea de su edificio, ya estaba oscuro y corría viento pero poco le importó, caminó lento apoyando sus manos en la baranda de cemento, respiró profundo y con todas su fuerza gritó. Gritó tan fuerte que sentía que se quedaría sin voz, pero prefería mil veces quedarse sin ella que a perder a Sehun para siempre.
Al otro día Jongin no se presentó al trabajo y probablemente si seguía así lo iban a terminar despidiendo, pero eso para el moreno era absolutamente irrelevante en esos momentos. Le pidió a Kris que lo fuera a ver apenas terminara su turno, y lo que menos esperaba era escuchar el timbre, y no podía ser nada más y nada menos que Krystal.
— Krystal de verdad que ahora no tengo ganas de hablar, así que te pido por favor que te vayas.
— ¿Qué pasó Jongin? ¿Te sientes mal? —La chica se intentó acercar para tocar su frente, pero Jongin rápidamente apartó su mano.
— Por favor.
Krystal decepcionada y molesta decidió mejor irse, ella en ese momento ya se había enterado del matrimonio -como si no lo hubiera estado antes-, y ahora tenía intenciones de poder “celebrarlo” pero al parecer aún estaba soñando bastante con esa situación porque Jongin ni siquiera la quería mirar a los ojos, se fue con un sentimiento de derrota, algo frustrada por no poder llegar a él, porque por más que intentaba seguía existiendo una barrera, una barrera lo suficientemente grande y alta, solo le quedaba esperar, porque la boda iría si o si, no tenía planes de desistir, se casaría con Jongin.
Al rato fue Kris quien tocaba el timbre, teniendo una preocupación enorme por su amigo, no entendía que estaba pasando, pero tenía un mal presentimiento de todo esto.
— Jongin tu cara.. ¿Qué pasó ahora? Estás pero palidísimo hombre.
— Todo se acabó Kris, me voy a casar.
— ¿Qué?
— Lo que escuchaste.
— No te creo.
— Ayer vino mi padre, me amenazó. —Jongin tomó asiento en el sofá individual casi derrumbándose. — Dijo que le haría daño a Sehun si no lo hago.
— ¿Qué? Pero eso es muy grave Jongin, debemos denunciarlo, te están extorsionando. ¿Te das cuenta lo grave que es?
— No, no Kris, es imposible, esto ya está perdido...
— Joder. —El rubio se llevó la mano a su frente caminando por la habitación pensando en algo. — Debe haber alguna manera.
— No la hay.
— No te rindas. ¿No amas a Sehun acaso?
— Si lo amo! Y por eso lo dejaré ir, que sea feliz.
— No, no te rindas Jongin. Vamos a encontrar una solución, confía en mí.
Dos días después.
Su madre había ido a su departamento especialmente a buscarlo, debían probar el traje de boda, ya que esta misma estaría fechada para una semana y no podían perder el tiempo como le dijo ella.
Jongin sin ninguna expresión en su rostro la siguió, subieron al taxi llegando hasta el centro donde había una variedad de tiendas lujosas de novios. Solo asentía y entraba al probador viendo su reflejo en el espejo como la persona más infeliz del mundo. Por suerte este tipo de situaciones eran bastante privadas, era un probador enorme cubierto de espejos para verse en todos los ángulos, se quedó ahí mirándose y no pudo vitar derrumbarse ahí mismo. Su mamá comenzó a preocuparse porque le estaba tomando mucho tiempo, por lo que se acercó y comenzó a llamarlo por su nombre, pero solo escuchó unos sollozos y corrió un poco la cortina para entrar viendo a su hijo sentado de cuclillas.
— Hijo.. ¿Estás bien? —La mujer mayor caminó hasta llegar a su lado, comenzando a acariciar su espalda.
— No me quiero casar Mamá.. Por favor ayúdame..
— Hijo no puedo.. —Con cuidado Jongin se levantó viendo a su madre con los ojos llenos de lágrimas. — Dios.. Hijo.
— Mamá amo a Sehun con toda mi vida.. No me hagas esto..
La madre ante eso solo pudo ver un recuerdo de Jongin cuando aún era menor, cuando no sabía nada del mundo y solo se preocupaba de jugar. Ella no le había entregado el amor que se merecía, no había sido una buena madre, siempre se preocupó más de su trabajo, pero extrañaba esos momentos que estuvo con él, y verlo de esa forma sintió que su corazón dolía, no había imaginado el daño que le estaba haciendo con eso, pero era imposible poder parar. Guardó silencio y lo abrazó, dejó que su llanto saliera completamente mientras acariciaba su espalda, cerró sus ojos e intentó calmarlo.
— Tranquilo..
Tras un largo rato dentro del probador, Jongin estaba un poco más calmado, y aunque hacía mucho que su madre no lo consolaba de esa forma, logró tranquilizar un poco su corazón, de cierto modo fue agradable saber que ella no lo detestaba como lo hacía su padre.
En todo este tiempo su madre no estaba muy de acuerdo con su relación, pero tampoco creía que podía ser algo malo, pues simplemente fue arrastrada por los pensamientos de su esposo ignorando por completo los sentimientos que su hijo, lo cual eran mucho más importante. Y a medida que avanzaba el tiempo el hecho de declararse homosexual comenzaba a ser aceptado, costaba pero la sociedad iba aprendiendo, dejando atrás los prejuicios y dejando al libre albedrio el ser feliz como a uno le plazca. Cuando volvió a ver a su hijo, ella sabía que había perdido total contacto con aquel amigo que tenía de su infancia, al comienzo creía que había sido bueno, una excelente idea pero se veía en sus ojos lo infeliz que estaba y como sus ojos habían vuelto a brillar cuando supo que habían vuelto a encontrarse, al comienzo no estaba de acuerdo ya que aún sentía cierto tipo de rechazo por estas relaciones, pero jamás creyó que las cosas se tornarían tan bruscas, lo que menos quería era ver a su hijo sufrir de esta manera, pero su padre había tomado las decisiones prácticamente solo. Y aunque no lo crean intentó hacerlo cambiar de opinión lo cual fue imposible, poco a poco la violencia hacia su esposa comenzó a aflorar, siempre supo que tenía un gran temperamento pero nunca lo había vivido en carne propia, hasta ahora que había mostrado su verdadero rostro, hasta ella misma estaba atemorizada, y a pesar de todo no se había con los brazos cruzados, pues hacía meses que sentía algo, un presentimiento, su marido no pasaba todas las noches en su casa, comenzaba a ocultarle cosas, a distanciarse levemente y a no querer tener tanto contacto físico con ella como lo era antes. Al comienzo solo lo dejó pasar, pero a medida que transcurrían los días su curiosidad incrementaba, no se había atrevido hacer nada hasta hoy.
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Kris no había podido mantener el silencio, contándoselo a Tao quien no dudó en decirle a Luhan y finalmente llegar a los oídos de Sehun, aunque de primera no tenían la intención de decirle Sehun, este no tardó en unir cada pieza en lo que escuchaba la llamada de Luhan con Tao. Su corazón se encogió y su pecho sintió una presión horrible, el miedo recorrió toda su columna vertebral, nunca había creído las cosas tomaran ese rumbo, tenía una ganas inmensas de llorar, tener que rendirse y ceder, alejarse del amor de su vida y vivir una vida miserable llena de tristeza, porque eso era en lo único que podía pensar, todo había quedado negro y no veía ninguna salida más que la rendición.
Luhan por otro lado igual sentía miedo, pero siempre trataría de ver cómo salir de ahí, y no dejaría que Sehun fuera infeliz toda su vida.
— ¿Hunnie de verdad te vas a rendir?
— ¿Y qué quieres que haga? No tengo otra opción Luhan, esto no puede seguir así.
— Hunnie.. No dejaré que nadie, pero nadie te haga daño, confía en mí. Tengo un plan.
— ¿Un plan?