Era un día soleado y en casa de Naruto, el rubio se encontraba hablando muy cómodamente por teléfono con su primo Konohamaru, mientras que Sasuke estaba recostado en un sillón leyendo un libro al que no le faltaba mucho para terminarlo.
-¡Claro que voy a ir a tu fiesta!-gritó alegre el rubio.
-Naruto-niichan puedes traer a Sasuke si quieres-contestó por el teléfono el castaño.
-¡Claro que lo llevaré, te veo mañana!- así fue como terminó la conversación entre los dos primos.
Naruto se dirigía a la sala y miró a Sasuke con una sonrisa pícara, se sentó al lado suyo y dio un pequeño suspiro.
-No voy a ir-dijo cortante el azabache sin dejar de perder la vista en el texto del libro.
-Pero aún no te he dicho nada…-arrugó la frente e infló los cachetes-Vamos Sasuke no seas aguafiestas…-dio en respuesta el rubio.
-Ah…¿no crees que ya somos bastante grandes como para ir a fiestas infantiles?
-No-dijo el rubio mientras le sonreía.
Al día siguiente.
-¿Cómo fue posible que me terminara de convencer de ir a la fiesta?- se reclamaba a sí mismo el azabache-¿cómo dices que se llama el lugar?-le preguntaba al rubio que en respuesta le dijo.
-Freddy Pizza’s o algo así -contestó el rubio.
Naruto y Sasuke se dirigían a la fiesta de Konohamaru, un restaurante familiar que tenía algo en particular, dentro de ésta había animatrónicos quienes eran el espectáculo principal. Llegaron y fueros recibidos por los meseros, quienes les pidieron sus nombres y los dejaron esperar para buscarles una mesa. Ya dentro del restaurante Sasuke no pudo evitar ver a un conejo morado que tenía una guitarra en las manos y que además de eso estaba enorme, sentía que lo miraba fijamente y a Sasuke claramente eso le incomodaba, pero decidió ignorarlo.
Los llevaron a su mesa, que estaba hasta adelante del lugar, frente a un escenario y Sasuke se sentó, aburrido sacó su celular y comenzó a jugar un entretenido videojuego. En cambio, Naruto fue directo a dejar el regalo y pasearse por la mesa de dulces. Cuando regresó, reclamó el comportamiento de su amigo pelinegro aventándole un bombón a la cabeza. No hubo reacción, así que le aventó una paleta.
-¿¡Que te pasa Dobe!?-dejo a un lado su celular
-¡Estamos en una fiesta, no seas tan aguado!
-¡Estaba por pasar el nivel! Idiota…
-No se que le encuentras de divertido al hacer que un cuadrado salte… no tiene sentido
-Tks, cállate. Lo dices porque no pudiste pasar de dos saltos
-¡Muy bien niños vamos a felicitar al cumpleañero!- un enorme oso que sostenía un micrófono en la mano interrumpió la pelea de los dos pubertos.
Todos los niños comenzaron a cantar la canción de cumpleaños junto a los animatrónicos. El conejo tocaba su guitarra y mientras lo hacía, Sasuke no pudo evitar la incomodidad, Naruto se dio cuenta y alzó una ceja en símbolo de confusión. Entregaron pastel a todos los niños y mientras lo hacían, Sasuke que se alejó de la multitud y caminó hasta acercarse al conejo gigante.
-Ven…..-le pareció escuchar una voz con estática.
Sasuke volteó la cabeza para ver quién le hablaba, se sorprendió al ver que no había nadie detrás de él y giró nuevamente hacia el conejo. Se quedó inmóvil y se sobresaltó cuando vio los ojos del “robot” se encendieron de color rojo.
-Oye Teme-El rubio se acercó de improvisto y le siseó al oído
-¡No hagas eso tarado!-El pelinegro se asustó y le dio un zape al rubio
-¡Au! Tranquilo… Sólo quería decirte que ya van servir la comida-
-Hmp
La fiesta ya había terminado, Sasuke se quedó ahí mirando al conejo que ya hacia inmóvil en el escenario sosteniendo su guitarra. Naruto puso su mano en la espalda de Sasuke indicándole que ya era hora de irse de ahí. Regresaron a casa del rubio, ya que la del pelinegro quedaba más lejos y era tarde, Sasuke no dejaba de pensar en esa voz que lo llamó en la fiesta. Quizá sólo había sido su imaginación, debía ser eso. Naruto se percató de la extraña actitud de su amigo y decidió hablarle.
-Teme. ¿Quieres que te cuente una historia?
-Hmp… No
-Pues de todas formas te la contaré
Acomodaron sus camas, dos futones en el suelo, se cambiaron la ropa y se alistaron para acostarse y dormir. Como Sasuke y Naruto habían sido amigos desde el preescolar, era normal que hubiera ropa y cosas de uno en la casa del otro. Esa no sería la primera vez que Sasuke durmiera con Naruto.
Cuando se acostaron, Naruto le contó la historia a Sasuke. El pelinegro escuchaba atento mientras el rubio relataba con tono de penumbra y a veces haciendo sonidos para ambientar la historia. Naruto le explicó que lo sabía, gracias a que en la fiesta, un niño se los contó. Este se quedó anonadado al terminar de escuchar aquello, no quería creer que fuera cierto, y obvio que no lo era… ¿o si?
-Vayamos a la pizzería-Naruto propuso
-¿Qué?-aún seguía pensando en la cara del conejo morado
-¿No me digas que te da miedo Sa-su-ke?-vocalizó con su tono y sonrisa burlona
-Claro que no pero…-Se pensó si contarle o no a su amigo-En la fiesta… uno de esos…
-Animatrónicos-completó el ojiazul
-Si eso, pues una de esas cosas me habló. Y le brillaron los ojos
-…-sonrió muy grade-NO me vas a asustar teme, quiero comprobarlo por mi mismo
-Estúpido Dobe. No me digas que no te lo advertí.
Y así, se levantaron, se volvieron a vestir, tomaron una lámpara y una cámara y salieron de la casa en dirección a la experiencia que revelaría sus verdaderos sentimientos y que también, les haría mojar los calzones.