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Lavada y planchada [TaoRis] por Misaki116

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Notas del capitulo:

Mi primer Taoris.

Dedicado a JFoxy

¡Te dije que escribiría uno para tí!

Espero lo disfrutes tanto tu como los demás

-          Tengo frío – Tao se envolvía con sus propios brazos, intentando opacar la baja temperatura

-          ¿Por qué no trajiste tu casaca? – preguntó YiFan mirando como tiritaba

-          Me la olvidé – se lamentó

Siguieron caminando los dos jóvenes, conversando amenamente y compartiendo miradas inocentes de vez en cuanto.
El rubio no podía evitar notar cuanto temblaba el moreno a causa del tiempo.

-          …y la señorita me miró con cara de traumada, sin embar-

Tao detuvo su relato, Yifan dejó de caminar.

-          ¿Qué pasa, Kris?

El mayor se quitó la casaca del buzo del colegio, entregándosela al bajo.

-          Toma – se la extendió, colocándose nuevamente la mochila – puedo aguantar un día

Tao se sonrojó, colocándose la prenda.

Era viernes, un viernes helado.
Ambos jóvenes, pareja hace ya 2 años, caminaban en dirección al instituto.
Sonreían, pero debajo de su expresión una terrible tristeza se ocultaba.
Hace una semana que sus familias se enteraron de su relación.
2 años no habían sido fáciles de ocultar, y al parecer no lo habían hecho bien.
Ambas familias habían permanecido en silencio con respecto al tema.
Incertidumbre, eso era.

Tao olió por millonésima vez el uniforme ajeno, le encantaba el olor de su novio, era especial.

Las clases pasaban volando, en realidad el menor no prestaba mucha atención por el hecho de sonreír como estúpido por no tener frío.

El timbre de la salida alertó a los alumnos del instituto.

El menor guardó sus cuadernos, saliendo del aula, en la puerta lo esperaba YiFan.

-          ¿Vamos? – le sonrió, solo lo hacía con él

-          Claro

Salieron de la institución, pudiendo tomarse las manos.

Tao se sonrojó, YiFan sonreía victorioso.

Caminaban entre el mar de estudiantes que iban saliendo.

*RINGG RINGG*

El celular de Kris sonó, se alejó de Tao para contestar. Minutos después volvió. Su sonrisa no estaba.

-          Mi mamá llamó, me necesita en casa rápido – su tono era nulo

-          Oh… - el bajo entristeció - ¿entonces ya no nos iremos juntos?

-          Creo que no – su voz bajo de tono – te prometo que el lunes si ¿Ya?

-          Ya – sonrió

Yifan le dio un casto bezo para después alejarse.

El moreno se quedó estático, acariciando embobado la tela de…

-          ¡La casaca! – recordó - Kris, tu… - no había rastro de él

Giró sobre sus talones, yendo en dirección a su casa, aunque no quisiese ir.

No le gustaba la idea de ver a sus padres después de que se enteraran de su relación con el canadiense, ellos no eran de mente abierta, lo contrario a los padres de sus amigos, de los cuales tenía prohibido ser amigo.

Subió los 3 escalones frente a su puerta, sacando sus llaves.
La puerta no tenía seguro.
Se extrañó.

Entró a su casa, dirigiéndose a su habitación.

Se detuvo en la puerta, sintiendo como su cuerpo se helaba.

Su cuarto estaba desordenado, o mejor dicho, rebuscado.
Sus cajones estaban abiertos y el contenido permanecía en el suelo esparcido, sus repisas estaban vacías, su escritorio desordenado y su ropa tirada por todos lados. Unas cajas reposaban a un lado de todo el desorden.

Entre todo el desastre se hallaba su mamá.

-          ¿Mamá, qué haces? – apenas pudo decir

-          2 años – tenía una carta arrugada en la mano, la carta de amor que le escribió Yifan por su aniversario – mentiste durante 2 años

Un nudo en la garganta de Tao se hizo presente.

La mujer se acercó hasta el joven, tirando de sus cabellos y arrojándolo al suelo.

-          ¿Cuántas veces… - su labio inferior temblaba - ¿cuántas veces te dije, te advertí? No sabes de lo que soy capaz

Sus ojos emanaban ira, furia y decepción.

Tao se levantó, temblando un poco.

El silencio se hizo presente, el único sonido audible era el de unos pasos acercándose. Iba a empeorar.

-          Cariñ-- ¿Qué diablos pasa? – la voz gruesa del padre se escuchó

-          Explícale – la señora se cruzó de brazos

-          Papá, yo… - apenas y tenía fuerzas para hablar

No eran necesarias las palabras, pues el panorama hablaba por sí solo.

El hombre recogió la carta arrugada del suelo; enrojeció de ira.

-          Por favor, papá – Tao rogaba con un hilo de voz, sintiendo las lágrimas brotar

-          ¡NADA DE POR FAVOR! – gritó haciendo estremecer

-          Papá – susurró apenas visualizando a las personas a causa de las lágrimas

La mano fría y dura de su padre chocó con el rostro del bajo, haciendo que cayera al suelo nuevamente.

-          ¡LEVÁNTATE! – gritó furioso

Con las piernas flaqueando acató la orden, recibiendo otro golpe, emparejando ambas mejillas en un tono rojo intenso.

Tao sentía el frío suelo mojado por un líquido transparente y salado.

El cuarto del menor fue vaciado de todo recuerdo de la relación que mantuvo con Yifan.
Su celular y laptop fueron confiscados, perdiendo así cualquier contacto con el mundo.

Tao permanecía ahí, mirando en silencia impotente, como los recuerdos eran destruidos uno a uno.

Al día siguiente nadie habló, todo permaneció en silencio.
Tao no podía evitar llorar por lo ocurrido, lamentar no haber tomado precauciones, lamentar no haber ocultado ese pequeño detalle, lamentó haber tenido esos padres.

El lunes llegó.

Sus ojos dolían.
Dolían por el peso de las lágrimas derramadas.

Todos en su salón notaron cuan decaído estaba, pero nadie dijo nada, nadie se atrevió a pronunciar palabra alguna.

El profesor llegó, dictando sus clases y reteniendo la atención de todos, excepto la de una persona, la cual solo miraba al sitio vacío de su costado.

Tao apoyó la cabeza en la mesa.
Su cuerpo le pesaba mucho, necesitaba un apoyo. Y no quería exactamente aquel tablero.

2 semanas transcurrieron, un nuevo ciclo empezó en el instituto.

Los días eran grises sin la presencia del rubio.

El profesor pasó lista, asegurándose que todos los alumnos estén del primer día del bimestre.

Un nombre no fue mencionado.

-          Profesor, ¿no le falto un alumno? – preguntó Tao extrañado

-          Mmmm… no – revisó la lista

-          Pero…

El alumno se levantó, caminando hasta el docente, pidiendo ver el listado del alumnado.

-          Vaya a sentarse joven Huang – exigió molesto

El mundo se caía bajo él.

Llegó a su casa, abriendo la puerta de su cuarto y tirándola al entrar.

Dejó de fingir una sonrisa, comenzando a llorar.

Envolvió su cuerpo con sus brazos, apretujándolo cada vez más, intentando sentir el calor de sus abrazos.

Solo el frío de la habitación se hizo presente.

Estaba solo.

El asiento a su costado estaba vacío, el nombre que lo hacía sonreír como estúpido había sido borrado, la voz al otro lado del teléfono ya no era la suya, la casa que había visitado por muchos años exhibía un letrero que rezaba: “EN VENTA”.

Wu Yi Fan había desaparecido.

Muchas veces a la salida creyó divisar su rostro, corriendo hacia él y dándose cuenta que sus ojos le jugaron una mala pasada.
Muchas veces creyó ver su mochila, pero solo era una compra de otra persona más.

Se consolaba con abrazar la casaca olvidada, embriagándose con el olor que esta tenía. Sin embargo, un día al llegar a lo que ya no era su hogar, la encontró, lavada y planchada, sin rastro de otro olor que no sea del suavizante de ropa.

Su último recuerdo se había esfumado.

1 año.

2 años.

3 años.

4 años.

5 años.

6 años.

7 años.

8 años.

9 años.

10 años.


El joven de 16 años había quedado en el pasado, ahora uno nuevo de 26 años se hacía presente, arreglando los papeles en su maletín para ir al trabajo.

Tao tomó rápidamente su desayuno, colocándose la vieja casaca de colegio. Esta por fin le quedaba bien.
Si, aún la conservaba.

Tomo un bus, llegando así al establecimiento donde trabajaba.

-          Buenos días, Huang – saludó una señorita en el mostrador

-          Buenos días, Bang – devolvió el saludo

Entró a su oficina, dejando a un costado la mochila con los documentos,

*TOC TOC*

Su puerta mostraba la silueta de una persona al otro lado.

-          Pase – dijo

-          ¡Tao!

-          ¿Qué pasa, Luhan?

-          Transfirieron a un nuevo trabajador, ¿Lo has visto?, dicen que es muy guapo – el bajo decía muchos comentario sin parar, tal vez sin detenerse a respirar

-          Tranquilízate, tal vez lo veas

-          Ojalá – se ilusionó

-          Bueno, ¿para qué me necesitabas?

-          ¡Ah!... para nada, solo venía a decirte eso

El ojo del menor tembló.

-          Mejor me voy – Luhan cerró la puerta, huyendo de su amigo.

Ta soltó un suspiro, no era novedad que su compañero de trabajo lo interrumpiera por cosas sin sentido cada 5 minutos.

Prendió su computar y comenzó a trabajar.

Al cabo de un rato se levantó, en dirección a la cafetería, necesitaba un café.

Tomó un vaso de cartón, vertiendo el contenido de la cafetera en él.

Escucho unos pasos por su tras, acercándose.

-          Olvidaste devolverme la casaca

Notas finales:

¿Les gustó?

¿Podrán dejar un review? Eso espero ^^


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