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Lavada y planchada [TaoRis] por Misaki116

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Notas del capitulo:

Volvi!!!
Aquí esta lo que muchas me pidieron

Y como el anterior, está dedicado a JFoxy: Porque sé que vas a llorar 

Disfruten.

-          Toma - el rubio le extendió su casaca, colocándose nuevamente la mochila - puedo aguantar un día

Tao se sonrojó, colocándose la prenda.

Ambos jóvenes siguieron caminando en dirección al instituto.

Sonreían, pero debajo de esa supuesta felicidad una terrible angustia crecía.
Habían mantenido una relación secreta por dos años, sin ningún tropiezo, tal vez con algunas amenazas, pero habían logrado mantener todo en penumbra. Sin embargo hace no más de una semana, ambas familias se habían enterado de ello.

Una conversación no tan lejana vino a la mente de Yifan.

FLASHBACK *

-          Yifan, ven, siéntate - la mujer de más de 40 años lo invitó a sentarse en el mueble frente a ella

-          ¿Qué pasó? - preguntó extrañado

-          Yo... - su madre tragó saliva - no sé cómo decir esto - tamborileó sus dedos en su pierna

-          ¿Es algo grave? - comenzaba a preocuparse

-          Digamos que - se relamió los labios - me he enterado de ciertas cosas, cosas de la que no estoy muy contenta - cruzó sus piernas 

-          ¿A qué te refieres? - intentó no alterarse

-          Me han dicho que has estado enredado con un chico - su corazón se detuvo - que has estado... en una relación - giró su cabeza hacia el adolescente

-          Yo-----

-          No quiero que me des explicaciones - dijo cortante - voy a pensar que esto no es más que un rumor - se acomodó los cabellos - y si no es así - su rostro permanecía inexpresivo - quiero que cortes todo de raíz, de lo contrario habrán consecuencias

Se quedó helado, incapaz de moverse ni un centímetro.

-          "Guerra avisada no mata gente" - citó - mata animales - miró sus ojos - animales brutos - sentenció 

FIN FLASHBACK *

-          Entonces... ¿Qué vas a hacer? - preguntó Yixing mirando de reojo que el pelinegro no se acercase a ellos

-          Seré un animal bruto - suspiró - no pienso alejarme de Tao - volvió a suspirar

-          Él no sabe de esa conversación, ¿no? - el más alto negó con la cabeza

-          Si mi madre ya sabe dudo mucho que la suya no - se pasó la mano por los cabellos

-          Tranquilo, no creo que nada malo pase - le dio unas palmadas en el hombro - tienes que estar ahí para él - ladeó la cabeza - recuerda que en un comienzo eras su mejor amigo

-          Y lo soy - se jactó - voy a sentarme de una vez - señaló su carpeta compartida

Las clases pasaron rápidamente.

Aunque en realidad Yifan no prestaba mucha atención, puesto que se la pasaba mirando de reojo cada vez que Tao sonreía y escondía su cabeza entre sus brazos. Ahora el pequeño ya no tenía frío.

El timbre de la salida alertó a los alumnos del instituto. 

El alto caminó hasta la puerta, esperando que su novio saliese.

-          ¿Vamos? – sonrió inconscientemente 

-          Claro

Caminaron fuera del instituto, permitiendo así que se tomaran las manos.

Tao se ruborizó mientras que Yifan sonreía por el efecto causado en él.

  *RINGG RINGG* 

El celular del rubio sonó, se alejó de Tao para contestar.

-          ¿Aló? - contestó

-          Yifan, no tardes en venir a casa - la voz de su mamá sonó a través del celular

-          ¿Pasa algo?

-          Unos asuntos, tu papá y yo estamos apurados 

-          Claro, estaré allá

-          No llegues tarde - colgó

Giró sobre sus talones, volviendo hacia Tao. Su sonrisa ya no estaba presente.

-          Mi mamá llamó, me necesita en casa rápido – su tono era nulo

-          Oh... - el bajo entristeció - ¿entonces ya no nos iremos juntos?

-          Creo que no – su voz bajo de tono – te prometo que el lunes si ¿Ya?

-          Ya – sonrió

  Yifan se acercó a los labios del contrario, dejando un casto beso.

Se alejó nuevamente con una sonrisa.

Caminó hasta su casa, la cual no se encontraba lejos del colegio. 

Tragó saliva antes de entrar por el marco blanco de la puerta.

El sonido del pórtico hizo eco: la casa estaba casi vacía.

-          ¿Mamá? - llamó preocupado

-          ¿Sí? - apareció frente suyo

-          ¿Qué está pasando? - ya no entendía nada

-          Te lo dije por teléfono 

-          No me dijiste nada de... esto - señaló el lugar semi vacío 

-          Si, ¿no lo recuerdas? - alzó una ceja - "tu papá y yo estamos apurados con la mudanza"

-          ¿Mudanza? No mencionaste nada de eso 

-          Pues, ahora lo sabes - sonrió - ya empaqué tu ropa - explicó -  lo demás fue tirado - dijo fríamente antes de alejarse

-          ¡Mamá! - gritó sintiendo que su mundo se caía

 Corrió hacia las escaleras, subiendo hasta su cuarto.
Solo las paredes blancas alumbraban el entorno.

Su mesa de estudios no estaba, su ropero de madera no estaba, su repisa a juego con el escritorio no estaba, su caja con los regalos de Tao escondida entre sus pertenencias no estaba.

Un par de maletas permanecían en medio de la habitación.

-          ¡¡Mamá!! - gritó furioso

-          ¿Qué pasa? - se apoyó en el marco de la puerta

-          Dime dónde están mis cosas - se giró hacia ella

-          Ya lo dije, las deseché - respondió con simpleza 

-          Pero, mis libros, mis historietas, mis muebles

-          Podremos comprar más en Canadá

-          ¿Canadá? - se alteró

-          Si, tu papá consiguió un empleo allá - miró el cuarto - tu abuela estará feliz de verte después de tanto tiempo 

-          Pero... - apretó con fuerza sus puños

-          El vuelo sale a las 8 de la noche

Dio un paso fuera de la habitación, dándole la espalda a su hijo.

-          "Guerra avisada no mata gente"

Y así como lo dijo.

A las 8 de la noche estaba entregando su pase de abordaje, conteniendo toda la furia y tristeza dentro de él.

Su celular había sido confiscado, su laptop regalada y todo lo demás desechado.

Yifan se sentó junto a la ventana, dándoles la espalda a sus padres, quienes tampoco pronunciaban palabra alguna.

Miró como una persona daba indicaciones al avión para que despegase, escuchó como el piloto hablaba a través del altavoz. 

Pasaron los minutos, podía ver la ciudad brillando en la noche, podía ver como se alejaba cada vez más de China, del país que más había amado en su vida.

Una lágrima silenciosa bajó por su mejilla.

No fue capaz de cerrar un solo ojo en las 14 horas de viaje, torturándose al ver como se alejaba de todo lo que quería y conocía. Sus vecinos, sus compañeros, sus amigos, su novio.

Tao.

Envolvió su cuerpo con una manta que le había obsequiado una azafata. Aún sentía frío.
Probablemente no era el frío del vuelo, sino el de la soledad.

Horas después llegó a Canadá.

Ya eran las 10 de la mañana, hora de desayunar, pero Yifan no era capaz de ingerir nada.

Se mantuvo callado mientras sus padres comía, se mantuvo callado mientras salían del hotel, se mantuvo callado cuando conducían a su nueva casa, se mantuvo callado hasta llegar al vacío cuarto que le correspondía.

Dejó sus maletas a un lado de la puerta.

Ahora debía llenar ese espacio que se hacía tan ajeno a él.

8 meses.

Marcó la última cifra correspondiente al número de celular que no había olvidado durante todo ese tiempo.

-          Lamentamos informar que el número que ha marcado no existe - la voz de una locutora sonó a través del teléfono.

Colgó el aparato en su lugar, recibiendo el vuelto correspondiente.

Sacó con sus dedos las monedas, colocándolas en las ranuras correspondientes.

Marcó el código del país: Corea del sur.
Marcó el segundo número que se sabía de memoria.

-          ¿Aló? -  sonó la voz de un chico con un perfecto acento chino

-          Hola - saludó Yifan aliviado, recordando el idioma que había intentado no olvidar por mucho - ¿Yixing?

-          ¿Quién habla? - preguntó en un tono asustado

-          Yixing, soy Yifan - explicó sintiendo miedo por un instante

-          ¿Yifan? - se quedó en silencio - ¿dónde has estado? ¿dónde estás? ¿qué pasó contigo? ¿cómo es-----

-          Yixing, tranquilo, después puedo responder tus preguntas - dije algo apurado - ¿Qué ha pasado por allá? 

-          Todo normal, pero dime, ¿dónde estás? Nadie sabe por qué desapareciste - exigió una respuesta

-          Estoy... estoy en Canadá 

-          ¿¡Canadá?!

-          Si, si 

-          ¿¡Por qué?!

-          Mis padres me trajeron acá por su trabajo, mejor dicho... para alejarme de Tao

-          Discúlpame, ¿pero tus padres no son algo exagerados?

-          Yo sabía que lo tenía prohibido, además se supone que no me debe afectar, se supone que nunca tuve nada con nadie - lo invadió la tristeza

-          Lo lamento...

-          Yendo al tema... ¿cómo está él? 

Hubo un silencio.
La ansiedad crecía cada vez más en el rubio.

-          No lo sé, desde que dejaste de venir el no dejó de empeorar

-          Pero, ¿ya no estás en el mismo instituto?

-          Yifan, las clases ya terminaron

-          ¡Lo olvidé! Las clases allá son distintas

-          Tao no está en el colegio, lo cambiaron, o al menos eso me dijeron. Ya no vive en la casa de siempre. Y ninguno de nosotros sabe dónde está, perdió comunicación desde la última vez que los vimos a los dos. Tú desapareciste, Tao no sonreía y al culminar el año no lo hemos visto ni en pintura. Desaparecieron sin explicación alguna 

Yifan sintió como el mundo caía sobre sus hombros.

Lágrimas de impotencia cayeron por sus mejillas.

-          ¿Dijo algo sobre mí?

-          No nada, nadie se habló con él. Recuerda que tú eras su único y mejor amigo - su pecho era presionado por dos paredes invisibles llamadas culpa

-          No puede ser - se jaló un poco los cabellos - debí haberlo evitado, debí hacer algo - cerró su puño con fuerza

-          No pudiste, no te culpes

-          Esto explica por qué su número no está habilitado - razonó 

-          Ya déjalo pasar, no hay nada que hacer

-          Pero necesito saber que está bien - gruñó

-          Odio decirlo ya que ustedes eran la pareja más adorable que conozco, pero solo olvídalo - suspiró - ¿no se te ha ocurrido que solo es un romance adolescente?

Respiró hondo.

-          Si solo fue un "romance adolescente", explícame por qué aún recuerdo a la perfección su rostro, por qué aún recuerdo su voz, por qué aún recuerdo todas sus expresiones, explícame por qué aún me duele cada vez que paso por la tienda de recuerdos donde compre una esfera de nieve con la bandera de este país cuando vine de vacaciones por un mes y no vi a Tao durante todo ese tiempo. ¿Por qué aún recuerdo todo esto? Dime por qué en todo este tiempo no he dejado de quererlo

Se quedó callado

-          Puede ser muy precipitado, pero no creo poder conocer a alguien distinto a él 

-          Disculpa, no fue mi intención

-          No te llamé para gritarte - se disculpó - quería saber de su existencia

-          No importa - su tono era comprensivo - ¿este es tu número? 

-          No, es una cabina, se supone que estoy comprando medicinas para mi mamá - metió otra moneda en el aparato - no puedo tardarme mucho, es mi primera salida en todo este tiempo

-          ¿En serio? 

-          Si, de lo contrario ya me hubiese comunicado con mis amigos - dijo con nostalgia - mi mamá no ha dejado de ser recta desde lo de Tao

-          Entiendo eso, ¿podrás llamar otra vez? ¿quieres que averigüe sobre Tao? 

-          No lo sé, pero si lo hago no creo que sea todos los días, sin mencionar la diferencia de horarios - miró la hora, eran las 8 de la noche - Allá son las 6, ¿no?

-          6:01 p.m. para ser exactos - bromeó

-          Con respecto a Tao

-          Haré lo que pueda, como dije, no dejó ni su sombra

-          Claro, veré cuando llamo

-          Nos vemos... digo, nos hablamos

-          Hasta luego

Colgó el teléfono, apenas un par de monedas salieron expulsadas.
Corrió hacia su casa, seguro lo regañarían.

Había sido difícil su estadía en ese país.

El idioma que le costó volver a dominar.
Las costumbre que olvidó.
Los espacios vacíos que debía llenar.

Pero a pesar de ello aún seguía vivo un recuerdo: Tao.

4 meses.

Nada cambió, Yifan apenas podía salir al instituto.

1 año.

Comenzaba a adaptarse al idioma. 

2 años.

La relación con sus padres se deterioraba.

3 años.

Sus estudios universitarios iban bien.

4 años.

Su chino comenzaba a oxidarse.

5 años.

Era anticuado, no entendía que era Facebook.

6 años.

Acabó la universidad y consiguió su título.

7 años.

Volvió a China.

8 años.

Analizó diferentes cosas, aún tenía que asegurarse de sus decisiones.

9 años.

Nunca olvidó a Tao

10 años.

Había costado todos los cambios hechos en su vida.

Tuvo que meditar muchos de sus actos, pero después de 10 años ya estaba listo.

Se limpió por millonésima vez el polvo de su traje negro, acomodándose la corbata lo mejor posible. A pesar de sus 26 años, volvía a sentir esa ansiedad y miedo, esas mariposas revoloteando en su estómago.

Ese día lo vería.

Se puso más nervioso de solo pensarlo.

Después de una ardua búsqueda lo había encontrado.

Tomó un taxi hasta su nuevo trabajo. Miraba a través de la ventana, canalizando sus ansias.

Pagó al conductor, saliendo del vehículo e ingresando al edificio.

Caminó a través de la recepción, saludando con la cabeza a  algunos colegas nuevos.

-          ¡Yifan! - saludó un chico de tez blanca

-          Sehun, buenos días - estrechó su mano

-          ¿Qué tal está el trabajo? - preguntó

-          Apenas voy 7 minutos - señaló - ¿tu?

-          Igual, es difícil que el coreano no se te escape - se rascó la nuca

-          Da igual si eres transferido, te van a aceptar - lo tranquilizó 

-          Si... además vi a un chico bonito, tal vez pueda hacerme su amigo - pensó - Lu... han - se repitió con una mala pronunciación del chino 

-          Supongo - caminó apresurado, dejando al bajo solo con sus pensamientos

Fue a su oficina, dejando sus pertenencias.

Apenas y podía concentrarse, debía buscarlo, de una vez.

Salió rápidamente de la habitación, cerrando con cuidado la puerta.

Caminó por todo el lugar, leyendo placas en diferentes puertas.

Su estómago crujió. Si bien recordaba había una cafetería ahí.

Llegó al lugar deseado, no había casi nadie, apenas una persona divisible desde la entrada.
Visualizó el lugar, acercándose hacia las mesas.

Observó con cuidado la espalda de esa persona.
Conocía esa casaca.

Esa casaca que de joven le quedaba, ahora apenas y le entraría.

Se quedó sin palabras, mirando al chico pelinegro que tomaba un vaso de cartón, sirviéndose café.

Se acercó unos pasos.

Sonrió.

-          Olvidaste devolverme mi casaca

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado.

Con eso finalizamos este TWOSHOT

Dejen sus review's

Nos leemos!!


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