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ALGÚN DÍA por BKITA ENAMORADA

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Algún día

Por fin, después de tantas peleas, tantos sufrimientos y tantas perdidas la humanidad había ganado. Este sería el último viaje de la tropa de exploración pues casi todos los titanes habían sido exterminados.

En esta batalla de victoria sólo irían el legendario sargento Levi, el hombre más fuerte del planeta, y el cabo Eren Jeager que fue una pieza elemental en esta guerra de exterminio, pero de ellos sólo uno podía regresar.

-No Eren, ellos no pueden hacerte esto después de que es gracias a ti que esto acabó. –Mikasa se aferraba al cuello de su amigo con lágrimas en los ojos. –no puedo perderte otra vez, déjame ir contigo y así ni él ni nadie te hará daño, yo me encargaré de eso; primero tendrá que pasar sobre mí.

-Mikasa, yo prometí acabar con todos los titanes ¿Recuerdas? Y lo pienso cumplir por mi madre, nuestra madre, yodo va a estar bien, ya no necesito que cuides de mí. –Eren sonreía tratando de convencer a la chica de que era lo mejor.

-Eren, es hora. –hacía su aparición el orgulloso soldado que, a pesar de su baja estatura y la mirada asesina que le dedicaba la chica más alta que él, no le intimidó ni un poco sino por el contrario, le mantuvo la mirada.

-Ta estoy listo. –el chico rompió el ambiente tenso que se había formado.

Partieron pero no sin antes de que Eren dejara una última sonrisa a aquella chica que era como su hermana y mientras lo veía partir sentía como su vida se iba con él.

Durante todo el camino no dijeron nada, el objetivo era demasiado claro y la situación demasiado obvia para comentar algo, pero aun así estaba presente ese sentimiento de inquietud por lo que iba a pasar. El mayor le explicó brevemente al chico la estrategia para terminar con esas abominables monstruosidades que tanto daño habían causado, lo que venía después aun no era momento de decirlo.

Al final no quedó nada, sólo ellos dos un poco agitados por haber concluido esa tarea que durante años parecía que nunca iba a terminar.

-Creo que por fin todo acabó, sólo queda una cosa por hacer y se lo encomiendo a usted, heichou. –Levi no lo miraba, sólo terminaba de limpiar su arma y un poco de sangre que le salpicó.

-No estoy de humor para eso. –Eren confundido, siguió al sargento que había ido a sentarse a la sombra de un árbol, el chico hizo lo mismo del otro lado del mismo árbol quedando así ambos de espaldas.

-Se siente mucha paz, estoy feliz de que por fin pude cumplir mi promesa de acabar con todos los titanes, bueno casi todos.

-¿No querías ver el mundo exterior? –decía Levi sin emoción.

-¿Eh?

-Creo que alguna vez dijiste que querías conocer el mar y ver todo lo que hay afuera de las murallas. Tu amigo Armin me dijo que al principio esa era la razón por la que te unirías a la Tropa de Reconocimiento.

-Antes de que pasara lo de mi madre sí, pero me di cuenta que había cosas más importantes como el bienestar de la humanidad.

-En esa ocasión, cuando dijiste que te dejaran acabar a ti con todos los titanes, parecías un estúpido… pero a la vez, eras el único entre todos los que estaban ahí que realmente podía hacer algo y estabas decidido a hacerlo.

-En realidad fui impulsivo pero usted me ayudó, le debo mi vida y por eso la pongo en sus manos. –Eren sonaba melancólico al declarar sus últimas palabras.

-Estoy harto. –el sargento se puso de pie. -¿Por qué insistes tanto en morir? Aun eres un maldito mocoso que no sabe lo que es vivir, a pesar de que tienes familia y amigos, eres un idiota por no aferrarte a la vida.

-No importa, heichou. Yo sabía que esto iba a ocurrir. –el mayor soltó una patada directo al estómago del chico que aún se encontraba a la sombra del árbol, cosa que lo hizo retorcerse de dolor en el suelo.

-No tiene que ser tan cruel.

-La muerte es el final de todo, una vez que mueres no hay vuelta atrás y tú sigues siendo un niño. No puedes morir hasta que entiendas eso.

-¿Me está diciendo que no va a asesinarme? Pero es una misión que debe cumplir.

-Mi misión es deshacerme de todos los titanes y… ¿Con que derecho crees que una basura como tú puede decirme que debo hacer? –Eren, que muy despacio empezaba a incorporarse por el dolor, se puso de pie.

-Yo… no tengo a donde ir.

-Cada vez inventas peores excusas, tienes una larga vida y un mundo que te espera, imbécil. No me salgas con pretextos de mocoso.

-¿Esperara a que regrese?

-¿Qué tipo de pregunta es esa? ¿No tienes amigos que te esperan?

-Aunque también hay gente que me quiere muerto.

-Por eso dudo que seas tan idiota como para volverte a transformar en esa cosa.

-Prometo que voy a ser más maduro, heichou. Conoceré el mundo exterior y volveremos a encontrarnos algún día. –el chico comenzó a llorar aun sabiendo que esta no era una despedida definitiva y tomó al sargento en un abrazo ignorando el hecho de que este podía sacarlo volando de una patada.

Pero muy contrario a lo que se pensaba, Levi se limitó a levantar los brazos y estrujarlo fuertemente. Era la primera y única ocasión que lo vería de esa forma así que Eren con más afición correspondió ese contacto ya que ninguno sabía cómo ni cuándo lo volverían a sentir, pero ambas sabían que ese día llegaría.

Eso parecía todo pero al momento de mirarse mutuamente a los ojos, Eren sintió esa extraña sensación en su estómago y en su corazón igual a siempre que estaba cerca de Levi ¿Qué era ese sentir? Ambos cerraron los ojos y muy despacio sus rostros se fueron acercando hasta quedar a escasos milímetros de distancia. Fue un pequeño beso, casi un roce pero sabía que esa tierna y pequeña caricia de sus labios decía más de lo que mil declaraciones podrían explicar. El mayor recapacitó un poco y alejó de forma sutil, pero tan lenta como se unieron, al chico.

-Debes irte antes de que me arrepienta y en serio te mate.

-Gracias, siempre lo admiraré heichou y nunca me olvidaré de usted. –el atardecer ya estaba ahí, siendo el único testigo de esa cruel despedida. El chico comenzó a correr sobre el horizonte donde no existía ni camino ni rumbo fijo.

Levi aún no se movía, sólo lo miraba irse y ser tan libre como siempre lo deseó, entonces Eren dio media vuelta y lo más fuerte que sus pulmones le permitieron gritó: “Recuerde heichou, es una promesa, algún día volveremos a vernos y no me separare de usted nunca más” el chico retomó el camino que llevaba aún más rápido para no arrepentirse y volver junto a ese hombre que, ahora sabía con certeza, amaba.

Por su parte, Levi permaneció ahí, intrigado por lo que acababa de escuchar y, con el ceño fruncido, susurró: “maldito mocoso, nunca cambiará” suavizó un poco su rostro y con una ligera sonrisa dejó escapar un “adiós Eren, algún día” mientras una cálida lágrima se deslizaba por su mejilla y volvió con su escuadrón a ser el hombre más fuerte de la Tierra, a esperar que llegara ese día.


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