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My angel (TwoMin). por Park Karoline

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Notas del fanfic:

El motivo de este pequeño oneshot es por el proyecto TwoMin Planet, al cual me uní porque me pareció interesante (?). 

Espero que les guste<3. Disfruten la lectura♥.

Notas del capitulo:

Imaginen a Taemin entre mayor y no tan mayor (?). Y a Minho como es ahora~. 

1 de agosto del 2015.

Querido Loky, pronto cumpliré mis diecisiete años de edad, pronto será un año desde que lo conocí. Ha sido tan rápido compartir mis noches a su lado, lleno de promesas, que sé que nunca podrá cumplir, pero… al menos me mantienen vivo, con vida.

Sé que si no lo hubiese conocido estuviese enterrado bajo la tierra, y nadie, absolutamente nadie, se preocuparía por llevarme al menos un ramo de rosas. Ni siquiera mis propios padres… Esta noche te escribo para decirte que lo estoy esperando y lo sé, lo sé, las páginas de días anteriores dicen lo mismo “lo estoy esperando”. Pero no importa… él es la única historia que tengo de verdad, el único ser que me sonríe y acaricia con cuidado mi cabello, él es Choi Minho y estoy enamorado de él.

 

Taemin cierra su diario color azul claro y lo deja reposar sobre el escritorio metálico. Podía dejarle ahí abierto y con toda su vida privada al aire, pero sabía a la perfección que ni su padre, ni siquiera su madre lo leerían, porque a pesar de ser algo grande, sus padres lo seguían viendo como un niño, no como el adolescente que ya era. Camina hacia la ventana y la abre completamente, dejando con el cálido aire de agosto le acaricie los cabellos castaños. Se asoma apenas un poco para ver si ya está aquel ser que tanto añora ver, pero no hay ningún rastro de él, o de su traje blanco que ilumina la oscuridad. Rendido fue a acostarse en la cama, dejando que su cuerpo descansara al fin. Entre sueños cálidos siente cómo le acarician el cabello, y cómo su rostro descansa de una manera tan agradable sobre un pecho, inhala el aroma del susodicho y no hay alguien que pueda poseer aquel olor tan fresco como las rosas, y tan masculino. Era su hada.

 

— Te tardaste… —. Murmura el castaño aún con los ojos cerrados.

— Tomaré eso como un “te extrañé”.

— Sabes que siempre lo hago—. Y entonces lo ve, con su llamativo traje blanco y su cabello bien peinado. Minho lo observa directamente a los ojos, sin dejar de acariciar sus cabellos.

 

Ese es su mundo, el que tanto amaba y del cual jamás quiere escapar, pero sabe que no siempre será así, que su hada algún día va a desaparecer, que no siempre estará encerrado en esa habitación y sobre todo, que algún día va a crecer.

 

— ¿Hiciste un amigo hoy? —Taemin negó con la cabeza—. ¿Hablaste con tus papás?

— “Estoy ocupado, ve a otra parte”, dijo mi padre, entonces yo fui con mi madre y dijo “Taemin, mejor en lugar de estar perdiendo tu tiempo estudia, o qué sé yo”. Y me dio la espalda… yo sólo le pregunté que si había tenido un buen día en el trabajo…

— Algunos adultos son así, olvidan lo que han sembrado, nace una rosa y olvidan regarla y cuidarla del sol. Por suerte la lluvia te ha protegido un poco, y las nubes te han cubierto con su sombra al pasar.

Taemin suspira y guarda silencio. Aquellas palabras se encajaron como agujas en cada parte de su ser. Las gotas de agua nunca llegaron para sus raíces, ni siquiera la sombra. Estaba tan…destruido por tantas cosas, pero se odiaría así mismo hablar sobre el maltrato que recibe no solo psicológico, sino también físico.

Se guardaría rencor por ver la cara de preocupación de Minho. Las horas transcurren conforme un grillo no deja de tocar una pequeña canción (ese sonido que realmente harta y lo único que deseas hacer es aventarle un zapato para que guarde silencio de una vez por todas), y los parpados del joven de dieciséis años cada vez pesan más, hasta que es recibido por el mundo de los sueños, con un hombre que lo acompaña vistiendo un hermoso traje blanco. Tan pronto la mañana se asoma con el sonido de un televisor en lo que al parecer es el canal de noticias, junto con el olor a tocino recién dorado por la mañana. El estómago de Taemin ruge de hambre, y con un poco de ánimo bajó a la cocina, encontrando a su madre.

 

— Buenos días.

 

Su progenitora no devolvió el saludo, solo se limitó a asentir. Realmente no le dolía aquello, estaba tan acostumbrado a tanta mierda en ese lugar, que ya ni siquiera importaba mucho si le hacían caso. Tomó asiento en la mesa, justo enfrente de su padre. Los próximos minutos se vuelven silenciosos, llenando el vacío únicamente con el sonido del tenedor chocando contra el plato, o del vaso contra la mesa de madera.

El joven de cabello castaño se levanta de la mesa y coge su mochila que está a lado de la puerta. No hay nadie despidiéndose de él, o de un “que te vaya bien”, “ten cuidado”. Sólo una puerta cerrándose tras de sí, y un camino que debe recorrer por sí solo para llegar a la escuela. Donde estudiaba no era el gran lujo, apenas y sus padres podían pagarle un instituto algo decente. Su conducta tacaña era mucha, ¿por qué no gastar el dinero en su único hijo? Ah, cierto, porque había sido un error, un embarazo no planeado.

 Taemin entra en el salón que le corresponde, encontrando el mismo asiento vacío que ocupa. De alguna manera eso siempre le sorprende, que al menos el lugar que use sea respetado. Deja su mochila en el suelo y se sienta, volteando su mirada hacia la ventana. No hay quien le salude o inicie plática con él, sólo unas pequeñas bolitas de papel chocando contra su cabeza y cayendo posteriormente al suelo.

 

— Pedazo de idiota, ¿acaso no nos vas a saludar? —Su cuerpo tembló del susto al escucharle hablar, ¿por qué precisamente de los 800 estudiantes que habían, él tenía que ser su presa? Tenía dos opciones, echarse a correr y tener la mínima esperanza de salir con vida, o saludarle y recibir un saludo no tan grato—. Oye, ¿acaso ya eres sordo?

Y parecía que ese chico tenía píes de gato para moverse con tanta facilidad; un segundo y el ruido de una silla contra el suelo se escuchó, dos segundos y ya lo tenía detrás y fueron los tres segundos cuando su cabeza fue tirada hacia atrás en un brutal movimiento. Taemin palideció al encontrar sus ojos con los de Jonghyun, no sabía explicarlo, pero con tan solo verlo le causaba un miedo terrible.

— Por favor… —Siseó, con los labios temblorosos y la mirada llena de pánico—.

— ¿Por favor qué, marica? —No había ruido alguno, más que las palabras ofensivas del moreno, junto con la respiración acelerada del castaño.

— Sólo… déjame—. Escuchó el bufido de Jonghyun, luego todo fue rápido. Su cabeza se movió con rapidez contra la paleta de su banco y todo se volvió oscuro.

 

***

 

— Sólo fue un desmayo, el impacto de su frente contra el piso fue algo fuerte. Me sorprende que se haya caído de frente y no de espaldas…

— Cuando lo encontré estaba tirando en el pasillo, pobrecillo, tan pronto como lo vi lo traje a la enfermería —. Dijo Jonghyun con una voz tan sincera que parecía real.

Taemin entre dolores y pulsaciones de cabeza los escuchó hablar. Estaba acostado en la enfermería de la escuela, tapado con una sábana blanca. Pudo notar la silueta del enfermero y Jonghyun a través de la cortina que los separaba. Tan pronto lo vio irse de la enfermería, soltó un suspiro de alivio.

— Eso no fue una caída—. Dijo el enfermero Lee, quitando la cortina y sentándose en un banco que estaba cercano a la cama—. El golpe en la frente fue causado por alguien más, ¿cierto?

— Sólo me caí, sufro de desmayos y…

— Tu historial está limpio —interrumpió—, saludable y no tienes presión baja ni alta—. El señor de edad algo avanzada apreció cómo el muchacho bajaba la mirada y, apretaba su labio inferior entre su diente nervioso—. ¿Te han golpeado, muchacho?

— No—. Mintió Taemin.

El viejo Lee se retiró con una negación de cabeza. Por obvias razones no estaba conforme con la respuesta del castaño, pero para alguien como Taemin, era difícil sacarle información. Se retiró de la enfermería media hora después, regresando a su aula. Si había una clase que amara mucho y le entretuviera, tendría que ser la de artes. Siempre se terminaba identificando con las obras de arte tristes o que anhelaban algo con sólo mirarles la cara.

 Y así era él, triste y anhelando una vida a lado de su querido Minho. ¿Por qué tenía que tocarle una vida tan patética? Unos padres que apenas sabían su nombre, no tenía amigos, ni compañía que no fuera su hada o su diario, y lo que más dolía, es que no eran reales. Vuelve a su casa sin ánimos y con un gran moretón en su frente (que claramente estaba entre un morado y un rojizo), y tira su mochila a un lado de la puerta. Su madre está cocinando y su padre al parecer trabaja desde su ordenador.

— Ya llegué—. Dice Taemin. Sus padres lo ignoran y siguen con su labor.

Sube a su habitación y lo encuentra de la misma manera en que lo dejó; ordenado y con las cortinas abiertas, su diario sobre su escritorio, el cual coge entre sus manos junto con un pluma. Recarga su cabeza en la cabecera y toma un cojín como apoyo para escribir mejor.

 

2 de agosto del 2015.

Hoy no tengo ganas de vivir, Loky… Sé que solo fue un leve golpe el que me dio Jonghyun, ya que no se compara con la vez que me hizo sangrar la nariz con un puñetazo, o la vez que me golpeo en el baño solo porque lo miré a los ojos por accidente. La vida no está hecha para mí, no tengo motivos para seguir respirando, para comer o para estudiar. La gente ama y protege, no destruye y marchita como lo han hecho conmigo.

 ¿Es tonto que no los pueda odiar? A mi madre y a mi padre los amo con toda el alma, pero ellos a mí no. Anhelaba hacer amigos, pero nadie quiso serlo. Esta noche te escribo para desahogarme, ¿crees que podré vivir mañana? Porque yo no lo sé… Si tan sólo Minho fuese real, no me importarían los golpes y el menosprecio de mis padres, sería feliz y tendría un motivo para seguir mi camino, pero, yo no tengo nada, nada… incluso es estúpido hablar con un diario sin vida.

 

Y las lágrimas rodaron por sus mejillas y cayeron sobre las páginas de su diario. Su corazón se estaba oprimiendo, como si en cualquier segundo fuese a explotar dentro de sí, ¿habría alguien que escuchara su llanto? Dudaba que fuera Minho, a pesar de que siempre se encontraba a su lado, dudaba incluso que él estuviera ahí, ¿sería un producto de su imaginación? Entre lágrimas y llanto se quedó dormido, con su diario entre sus brazos.

 

***

La primera vez que se conocieron fue en agosto tres, justo cuando Taemin cumplía sus dieciséis años de edad. Minho pensó que no había visto a un ser humano tan hermoso como él, incluso cuando estaba con vida, no había encontrado una belleza que se asemejara a la de su pequeño. Taemin se había asustado cuando lo vio entrar por su ventana, cayendo de su cama al suelo, a lo que Minho se rió. Minho sabía sobre su dura vida, Onew le dio la información cuando le dijo que sería el siguiente muchacho que cuidaría y lo librera del suicidio.

La primera vez que Taemin le confesó que se sentía vacío, fue después de tres meses de conocerse. Se lo dijo cuando un tal Jonghyun lo había golpeado en el estómago; aquella noche Minho lo abrazó hasta que se quedara dormido, prometiéndose a sí mismo de cuidarlo cuando la luna se asomara. Onew le había contado que aquel chico llamado Jonghyun tenía problemas algo similares a los de Taemin; su padre golpeaba a su madre cuando estaba ebrio, esa era una de las razones del por qué el chico era tan agresivo. Aún con esa información, Minho no lo perdonó.

Y ahora estaba ahí, abrazando a su sueño inalcanzable, ¿cómo se pudo enamorar de un mortal? Él solo era un ángel cumpliendo sus servicios, impidiendo que otro joven se matara a temprana edad. Aquella noche no lo despertó, se retiró en silencio dando un salto por la ventana.

 

— ¿Cómo te va con Taemin? —Preguntó Onew, tan pronto como vio a Minho entrar por la puerta que conectaba su mundo con el de los humanos.

— Mal, realmente estoy dando todo lo que puedo, pero… está demasiado roto—. Onew no dijo nada, solo permaneció callado— si él muere…sabes lo que pasaría.

— Lo sé.

***

Taemin despierta con los ojos hinchados el sábado por la mañana. Es su cumpleaños y lo que lo despierta no es una canción de feliz cumpleaños, o unos besos en sus mejillas como felicitación, sino, su alarma insistiendo a que se levantara y así lo hace. Baja hacia la sala, teniendo la mínima esperanza de que sus padres se hayan acordado de su día especial; pero no hay nada, no hay pastel en la mesa (porque ni siquiera comida había), ni un abrazo o unas palabras.

Taemin se encuentra más desbastado de lo usual, se está rompiendo en mil pedazos y nadie corre a ayudarle para curar sus heridas. No sabe por qué lo hace, pero camina hacia la cocina y abraza a su madre por la espalda. Siente como la mujer se estremece y lo aparta rápidamente con un empujón. Ella voltea molesta, y Taemin sabe que las siguientes palabras que va a usar le van a doler.

 

— ¿No te puedes quedar quieto un maldito segundo? ¡Me hartas!

— Mamá…lo siento, solo…

— ¿Solo qué? ¿Vas a llorar de nuevo? Porque ni creas que no te escuchamos anoche, ¿eres mujer u hombre, Taemin?

— Lo… lo siento—. Se disculpó, agachando la mirada. Su madre le volvió a dar la espalda, y aquello bastó para terminar con todo.

 

Tomó un cuchillo grande que estaba en el cajón y nadie lo notó, ¿tan invisible era? Subió sin problema alguno sobre las escaleras y entró nuevamente a su habitación. Tan sólo entrar en esas cuatro paredes, ya podías sentir una pequeña depresión y soledad. Dejó el artefacto que sus manos cargaban y cogió su diario, tomó una pluma y escribió. No estaba llorando, pero su mirada no se encontraba ahí. Cuando terminó, volvió a tomar el cuchillo y fue directamente a su baño, cerrando la puerta detrás de su espalda. Se sentó debajo de la regadera.

— Lo siento… —Murmuró— realmente lo intente, Minho… ¿me escuchas? Son mis últimas palabras para ti. Sus manos temblaron cuando posicionó el cuchillo justo en su abdomen, y finalmente, lo clavó. Un gemido de dolor se escuchó de sus labios mientras los apretaba con fuerza, sacando finalmente la causa de su muerte de su cuerpo; la sangre empapando su camisa blanca y bajando por sus pantalones claros.

 

— ¿En…serio… no me escuchas? Ah… —Pronto dejó llevarse por el dolor y por sus lágrimas —. Hada… creo que me estoy yendo, ¿te veré…de nuevo? —Y sus ojos se nublaron y todo se hizo oscuro.

 

***

Minho llegó en la noche como todos los días, para su sorpresa lo que encontró en la cama de Taemin no fue él, sino su diario abierto. Recuerda que la primera vez que quiso leer algo, el chico se lo había arrebatado totalmente apenado. Pero se le hacía extraño que estuviera abierto, ya que el castaño siempre lo cerraba. Decidió echarle un vistazo antes de que Taemin llegara y lo regañara por invadir su privacidad.

 

4 de agosto del 2014.

 ¡Loky, Loky! Hoy un chico ha entrado por mi ventana, si, ha entrado por mi ventana, ¡es mágico! Tenía un traje blanco impecable y estaba bien peinado. Era muy guapo… creo que es chico más guapo que he visto, Loky, ¿crees que venga mañana?

 

Minho no puede evitar reír, pasando otras cuantas páginas al diario de su pequeño.

 

19 de diciembre del 2014.

 Querido Loky, lo he visto cada día desde que llegó a mi vida, ¿acaso se preocupará por mí? No lo sé con certeza, pero… me gusta verlo; hoy me abrazó y me di cuenta de algo, me gusta mucho.

 

 

— Y tú me gustas a mí, pequeño —. Con su mano iba avanzando cada página, leyendo cada parte de Taemin. Unas fechas eran más tristes que otras, otras parecía que su vida fuera la de un chico normal, hasta que llegó a la última. Minho no recuerda la última vez que sus manos temblaron y que de sus ojos salieran lágrimas de dolor y sufrimiento.

 

 

3 de agosto del 2015.

Oye, Loky, hoy vengo a despedirme de ti y de él. Tal vez ni siquiera sea real como lo dije anteriormente, pero… si existes y lees esto, lo siento mucho. Te amo, de eso no tengas duda, pero ya no puedo más. ¿Te veré alguna vez? ¿Sabré de ti en el más allá? ¿Me amaste…? Son tantas preguntas que quiero hacerte antes de desaparecer, pero no me atrevo a hacerlas.

Te amo, Minho.

 

 

— No, no, no, no, tú no… ¡tú no! —Tiró el diario al suelo, aún incrédulo por lo que había leído. Ya no había vuelta atrás, Taemin había muerto.

***

 

Ya habían pasado siete días desde la muerte de Taemin. Y aunque Minho aseguraba estar bien, demostraba todo lo contrario. Onew le dijo que se tranquilizara y cuidara de su nuevo humano, un chico de dieciséis con problemas de bullying, casi igual que su amado castaño, solo con la diferencia de que sus padres si lo amaban.

 

— ¿Dónde estás, pequeño? —. Se preguntó así mismo, mirando las nubes de su mundo a través de su ventana.

 

Por un momento pensó que Taemin caería en su mundo, ya que como todos los ángeles guardianes, se había suicidado. Así era aquel mundo, sufrías en el mundo de los mundanos, te matabas y pagabas tu condena tratando de rescatar algunas almas indefensas. Otro castigo que te era puesta era olvidar todo lo hecho en vida. No recordarías cómo era tu muerte, ni las personas que te hicieron daño. Más que un castigo, era una pequeña salvación de olvidar lo malo.

 

— ¡Minho, ven a la reunión! —Dijo Key. Le habían comentado que otro joven estaba a punto de llegar para ser un ángel más. Minho caminó hacia la sala donde se estaba realizando todo. Pudo ver como todos sonreían al nuevo chico, más no lo pudo ver por toda la muchedumbre de guardianes.

— Dejen que Minho lo vea —. Ordenó Onew con una pequeña sonrisa.

Parecía que el tiempo se detenía cuando apreció al muchacho que estaba enfrente de sus ojos. Aquella sonrisa, esas mejillas y esos labios.

— Mi nombre es Taemin, ¡mucho gusto! Desde ahora trabajaré contigo, me han dicho que debo aprender bien—. La incredulidad en el rostro de Choi hizo que varios ángeles rieran, y fue Key con un pequeño puño en su espalda para que reaccionara.

 

— Oh… sí, está bien. Soy Minho.

— ¿Se encuentra bien?

— Me encuentro bien, por cierto, cierra a Loky cada vez que lo dejes solo.

 

Taemin no entendió a lo que se refería Minho, quedando con un gran signo de interrogación cuando este le daba la espalda para retirarse, pero sin embargo, corrió detrás de él con una gran sonrisa en su rostro.

 

Fin.

 

Notas finales:

¡Gracias por leer♥! Espero que les haya gustado, y si es así, no olviden dejar un pequeño mensaje~.

Quiero darle las gracias a mi querida beta, porque sin ella no se entenderían mis escritos (?).

A Ray, por motivarme a escribir (gracias, gordo de mi pj(?)).

 


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