Cosas que hicieron que me fijara en ti
Parte XIII
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Que me sorprendas
Ya días han pasado, la conmoción por lo nuestro estaba cediendo ante los medios, la tranquila se comenzaba a sentir ya sea en la academia a la cual visitábamos seguido, como también a los lugares a los cuales íbamos a realizar nuestro trabajo, la paz era algo que ya se podía percibir, en ti mas no en mí.
Es extraño, si algo extraño verte tan relajado, ver como nuestra nueva situación ni era hacia que cambiaras tu manera de actuar, si eso es extraño y en cierta manera me frustra. Todos los días la misma rutina ¿acaso la magia termino para ti? ¿Solo fue un cruel encanto que duro solo un par de días? Si, de alguna manera me sentía triste, frustrado, dolido.
Hoy como en los días anteriores llego a lo que es nuestro departamento, nuestro hogar, deseando como siempre que salgas a mí encuentro, que me saludes, que me recibas, que tu sonrisa sea aquella cálida bienvenida que mi corazón necesita, y si como era de esperarse no lo haces, entro como siempre, saludo a la nada, probablemente te encuentres trabajando aún, me desplazo hacia el refrigerador por agua y mis ojos se detienen en la puerta “una nota” si una en la cual me pide que vaya a la terraza.
– ¿La terraza? ¿Por qué?– pocas veces por no decir nunca vamos ahí, la sola posibilidad de que alguien nos vea, evita que aquello no lo podemos realizar, me acerco y es la primera vez que me sorprendo – ¿Desde cuándo están estas gruesas cortinas aquí?– al quitarlas de mi camino, mis ojos se abren a mas no poder, mis piernas flaquean… Te veo, si con ese rubor en tus mejillas enfrente de una mesa adornada y acomodada para dos, con velas, con rosas.
–Sé… sé-sé que he estado distante de ti… pero estaba preparando esto para ti Ren, como muestra de agradecimiento hacia conmigo– titubeabas, lo hacías, tan bello, sin sentirlo me acerque a ti, te abrace como si mi vida dependiera de ello. –Ren… ¿la cena…?– apenas pudiste murmura, que más daba para mí.
Sí que me sorprendas, que sobrepases mis propias expectativas y deseo para conmigo hace que mi fije mucho más en ti.
Que me sorprendas hace que me fije en ti.
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Que me desees
No recuerdo en que momento nos quedamos dormidos después de una muy romántica cena que preparaste para mí, lo más seguro es que fue mientras compartíamos como siempre nuestro sueños y anhelos, te acomodabas entre mi pecho, mi pecho que ahora reclamas como tuyo, que te pertenece más a ti como a mí, porque mi cuerpo se acopla perfectamente al tuyo, porque fueron hechos para estar juntos, porque con solo el tacto del otro hace que vibre nuestra piel, te deseo tanto, deseo tanto fundirme en ti, como tú lo haces en mí.
Presionarte es algo que evito, porque lo poco que tengo contigo es más que suficiente para apaciguar las ganas de monopolizarte por completo.
– ¿Qué haces?– apenas preguntaste mientras abrías tu ojos, si, no había notado que mi mano no dejaba de acariciar tu rostro.
–Apaciguo mis ganas de hacer más cosas contigo…– murmure tomando tu mano y suavemente mordiendo uno de tus dedos, seguramente ese acto y esas palabras serían suficientes para recibir un regaño de tu parte.
–Pues… no las apacigües…– ¿acaso me está siguiendo el juego? Tus manos se deslizaban por entre mi cabello, tomabas mi rostro y lo besabas en entera pasión, era dirigido por ti, tan deseoso, te deseo tanto como tú lo haces por mí – ¿Quieres seguir conteniéndote?– aquello era una invitación a dar rienda suelta a mi pasión, a nuestra pasión.
Te dejaste llevar, me obligaste a seguirte, a desearte más, porque que me desees tanto como yo lo hago hace que me fije mucho más en ti.
Que me desees hace que me fije en ti.
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Que pienses en mí
Cuanto tiempo estando juntos, parece como un largo sueño del cual no deseo despertar, tantos detalles en este nuestro apartamento que hemos hecho juntos, que hemos pensado juntos.
La más mínima decoración y adorno pensada entre los dos, no anteponiendo tus gustos a los míos, los míos a los tuyos, era feliz por ello, porque lo que tenemos en este pequeño lugar es de ambos.
Este día estabas tan contento que me llamaste incontables veces al celular pidiéndome que me apresurada a llegar a nuestro hogar. ¿Qué será lo que querrá con tanto esmero? Y tan obediente de mi parte llegaba mucho más temprano de lo que esperaba, al entrar me recibiste con una hermosa sonrisa capaz de hacer que me enamore de ti tantas veces sean necesarias, me halabas lo más que te daban tus fuerzas, me llevabas a la terraza, sin reparar que no me había quitado los zapatos pero estabas tan emocionado que no te importo, al llegar tapabas torpemente mis ojos mientras me dirigías el camino que restaba, al parar retirabas tus manos y dejas que observara lo que había al frente.
–Creí que las extrañarías… le pedí ayuda a los demás para poder traerlas, yo sé que son importantes para ti, espero me dejes también cuidar de ellas– expusiste mientras te acercabas a esas rosas, si esas rosas que son parte de mí, esas que con tanto fervor he cultivado para ti aunque nunca tuve la oportunidad de regalártelas.
–Tú eres más importante para mí…– conteste ante tus palabras… –Gracias por traerlas para mí– me acerque a ti y te bese.
–Cuando las veo pienso en ti… se sentían solas sin ti…– y abrazaste aún más fuerte.
–Gracias…– sí, esos insignificantes detalles para cualquiera, son demasiado para mí, para mi corazón, que pienses en mí, que tengas detalles por mí hace que me fije mucho más en ti.
Que pienses en mi hace que me fije en ti.
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Que accedas a pasar la vida conmigo
Llevaba horas observando esa caja, si es caja que por impulso había comprado, me encontraba tan feliz ese día que no repare en costo de la misma, que más daba, era aquella lo suficientemente valiosa para reafirmar mi lazo contigo, cuantas veces he buscado el momento adecuado para darte, para obsequiarte con ella mi vida entera.
Tan inmerso en mis pensamientos que no note el momento en que entraste a la habitación, es más no te escuche llegar, te detenías frente a mí y te ponías a mi nivel.
– ¿Qué es eso?– preguntaste ingenuamente observándome directamente a los ojos, dude, si dude, tus ojos reflejaban curiosidad ¿Qué pasara en el momento en que lo diga? Qué más da…
–Quería encontrar el momento para hacerlo… para darte esto… sé que no será fácil, hasta este momento no lo ha sido para ambos, sé muy bien que soy difícil esta en mi sangre, en mí, es imposible evitarlo, probablemente nuestras dificultades serán muchas, posiblemente te desesperes mucho conmigo, no puedo prometerte que serás feliz, no puedo garantizarte una estabilidad emocional, financiera, de carrera, no te garantizo que sea la mejor opción, pero no puedo más, mi deseo de tenerte, de monopolizarte, de tenerte solo para mí, que vivas para mí como yo vivo para ti, que cantes para mí como yo canto para ti, que despiertes pensando en mí, que duermas pensando en mí, en que tus sueños sea yo quien predomine, que tus deseos sean yo, quiero, deseo, anhelo que formes, que seas parte de mí, que creemos una familia juntos, que nos amemos hasta el resto de nuestras vidas, que aun estando viejos, arrugados y amargados sigamos amándonos con la misma intensidad que lo hacemos ahora… Hijirikawa Masato… ¿aceptarías casarte conmigo?– abriste tus ojos en sorpresa, llevabas tus manos a tu boca, el sonrojo se apodoro de ti, titubeabas, pensabas y cerrabas tus ojos, estoy nervioso ¿si me dice que no que hare? No era el momento, sabía que no lo era y sin embargo lo dije, lo dije…
–…Eres… eres egoísta… que toda mi vida gire a tu alrededor, que lo que respire seas tú… quieres monopolizarme por completo… eso me parece muy injusto de tu parte…–
–No… me refiero…– me callabas con uno de tus dedos.
–Es injusto que seas el único que quiere monopolizar… yo también quiero monopolizarte, no será fácil… tú no eres fácil… pero lo sé desde que te conozco y a pesar de eso sigo a tu lado… Jinguji Ren… será un placer casarme contigo– te abalanzabas en un abrazo hacia mí.
Llorábamos en alegría, éramos felices, era demasiado feliz, tal dicho, tal gozo solo tú eres capaz de ello. Sí que accedas a pasar una vida a mi lado hace que me fije mucho más en ti ¿Cómo evitarlo? Te amo.
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Que me ames como yo te amo a ti
Él día había llegado, los preparativos habían sido varios, a pesar que me reprendías a que fuera austera, sencilla, me negué ¡No todos los días te casas! Esa se había vuelto la manera en la que siempre respondía y a pesar de todo no te resistías a decirme que no.
–Felicidades Ren… ¿Quién lo diría? Finalmente fuiste capturado en el amor– murmura a mi espalda mientras acomodaba un pequeño cojín sobre la mesa más cercana.
–La diosa del amor es impredecible Icchi… lo mismo aplica para ti ¿o me equivoco?– levante una de cejas ante lo dicho, lo sabía, sabía que tus sentimientos y los de Ikki iban en la misma dirección, ambos sentían lo mismo y no podías negarlo.
–Eso… eso no es tema importante para ti en estos momentos– desviaste la atención para luego indicarme en lo momento en el que debía de salir.
Una ceremonia lo más privada posible, solo albergaba a aquellas personas importantes para ambos en nuestra vida, en nuestra carrera… la mitad emocionados no tanto como yo y otros aun incrédulos a que aquello fuera posible, pero creían al escuchar de la boca de Masato y mía él “Si, acepto”.
Una pequeña recepción, mientras todos reían y contaban una que otra anécdota ocurrida en el transcurso del tiempo, de los años, reías, reías desde lo más profundo de tu ser, reías con tu corazón, tomabas mi mano y hacías que sintiera que era real, que todo aquello era real, uno a uno los presentes nos daban sus buenos deseos entre un brindis, unos un tanto torpes, otros realmente más emocionados que nosotros quizás, uno a uno todos lo expresaban, al terminar cada mesa se sumergia en su propia conversación.
Quería hacerlo, deseaba reafirmar los lazos que tengo contigo, deseaba dar a demostrar por si quedaba duda el amor que siento por ti, le levanta de mi asiento mientras me mirabas expectante seguramente en tu cabeza cruzo “¿Qué ira hacer ahora? Eres para mí más fácil de leer.
– Sí me permiten interrumpirles… gracias… primero que nada, muchas gracias por venir, por ser parte de esto, por desearnos lo mejor, por estar a nuestro lado brindándonos su apoyo, sus fuerza– los gritos de euforia se podían escuchar de un par en particular –Sí, sí…– reí –¿Quién podría siquiera imaginar que yo Jiguji Ren terminaría de esta manera… creo que nadie– y otra vez esos dos volvían a reír desquiciadamente –Sí, ya entendí… ok…pero quiero que sepan ustedes, todos los presentes y tu… Masato mi amado Masato, que fue inevitable, fue imposible no caer rendido ante ti, porque cosas tan sencillas, tan simples para los demás no lo fueron para mí, porque me fije en ti… por tu sonrisa, por tu amabilidad, por tu preocupaciones, por tu comida favorita, por tu llanto, por tus celos, por tus besos, por una lista inmensa que describen lo que eres, lo que eres tú, tu forma de ser, todo lo que hace que seas Masato… Mi Masato… Mi Masato de ojos azules cual cielo, ojos esperanzadores que hacen que este insulso encuentre perdón en ti, porque eres demasiado para mi… Te amo, si te amo, desde el momento en que mis ojos te vieron la primera vez, te amo desde el momento que escuche tu armoniosa voz, te amo desde que tu sonrisa se volvió mi elixir… cursi o no… qué más da… Masato Te amo… Te amo… porque desde que me fije en ti, te amé, porque fijarme en ti hizo que en mi naciera y creciera este amor por ti… porque estos sentimientos no se callan, porque piden más y más de ti… te amo, te amo… te amo– agachabas tu mirada tratando de ocultar ese sonrojo, lo único que fue audible para mis oídos fueron los aplausos de todos los presentes.
–Ren… eres un tonto– murmuraste mientras de tus ojos brotaban lágrimas de felicidad…
–Sí, soy un tonto, soy tu tonto amante– me besaste.
Una vida contigo, una vida a mi lado, que más daban los problemas, las adversidades, cada día sería nuevo a tu lado, cada día conocería mucho más de ti, cada día seré capaz de encontrar muchas más razones para fijarme en ti… porque me fije en ti desde que te vi, porque me fije en ti porque me enamorare de ti… porque me fije en ti por amor… porque me fije en ti porque te amo, porque me fije en ti porque eres Masato Hijikawa.