Por los grandes pasillos de la mansión Vongola se veían dos pequeños niños de tan sólo cinco años caminar agarrados de la mano.
El mayor de los dos iba al frente, Hibari Tadashi una azabache de ojos metálicos y Hibari Takumi, más pequeño que su hermano mayor por algunos centímetros, igual de cabello azabache pero sus ojitos eran de un color caramelo y grandes que denotaban ternura.
Caminaban rápido hacia la oficina de su papi ya que querían que los mimaran aunque el mayor no lo demostrara. Llegaron y pasaron sin tocar, como siempre, encontrándose a sus papás ahí, su papi estaba con la camisa desarreglada y sentado en el escritorio mientras sus labios eran devorados por su papá.
-Takumi no veas al carnívoro devorar a oto-chan.
El mayor le tapó los ojos a su hermanito inocente, no quería que su inocencia se perdiera tan rápido.
-¿Nii-chan? Quiero ver a oto—chan...
-¡Tadashi, Takumi! ¡¡suéltame Kyoya!!
Le dio un codazo al estómago de su esposo, no le hizo daño pero si hizo que lo viera mal.
-Te recompensare en la noche.
Le mordió la oreja y después se acomodó el traje para ir donde sus pequeños los cuales abrazo como oso.
Se arrodilló con cuidado en el suelo.
—mis pequeños angelitos ¿Me buscaban?
Tsuna les sonrió pero después soltó una risilla al ver como sus pequeños alzaban su camisa y abrazaban el vientre de cuatro meses de su amado oto—chan.
Hibari sonrió y se acercó a su familia, se sentó en el suelo y atrajo a Tsuna a su pecho junto con los mellizos que seguían pegados a su esposo. Los cuatro eran una hermosa familia que estaba siempre cuidada por un demonio que mataría a cualquiera si le hicieran daño a sus amados.
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—¡Dije que no maldito friki!
Gritó mientras caminaba rápido mientras huía de su esposo.
—vamos Hayato.....quiero otro bebé ¿Si?
Una vena le salió a Gokudera cuando escucho eso.
—¡¿No tienes suficiente con dos?!
—¡No!
Le sonrió despreocupadamente, como siempre, el bombardero suspiro y giro el rostro.
—estoy en cinta estúpido friki.
Salió corriendo sin esperar a que el otro saliera de su ensoñación ya que sabía que si lo alcanzaba, no saldrían de la habitación en horas.
—¡HAYATO!
Lo había alcanzado y ahora le estaba dando vueltas.
—¡Bájame, me estás mareando!
Lo bajo pero sus labios se juntaron en un beso cargado de amor.
—a ti te tocará cuidarlo, te despertarás todas las malditas noches a dormirlo.... Solo a ti se te ocurre no usar protección sabiendo que tenemos una niña de apenas un año.
—Se que Yumiko será cuidada por Kai, ya el tiene 4 años.
—sigue siendo un niño.
—un niño igual de responsable que tu, por eso se parece tanto a ti, Hayato, y entre todos lo lograremos.
-No se parece mucho a mi, tiene tus ojos
-tiene tu color de cabello y lo responsable
-pero también tu tranquilidad, al igual que Yumiko pero ella si es igualita a ti, es tu copia.
Se sonrieron para después darse un beso suave.
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—kufufuf Byakuran me las vas a pagar, te quitaré todos tus malvaviscos.
—¿Pero por qué mi bella piñita?
—¿Por qué? ¿Preguntas por qué? ¡¿Por esto?!
Le lanzó un papel a la cara que hizo que el peliblanco sonriera enorme.
—tendremos más hijos...
—¡¡¡¡maldito glotón!!!! !Ya es mi cuarto embarazo en todo este tiempo!
—y estoy feliz mi piñita
—maldito Byakuran y para variar ya he tenido un embarazo con trillizos, solo falta que este también sean trillizos, lo que sé es que si lo son, tú estarás con mi tridente metido en tu trasero.
El cielo Mare sudo frío ante la amenaza de su amado esposo.
Emiko (hija mayor, cabello azul y ojos morados), Daiki (segundo hijo, cabello piña como el de mukuro pero en color blanco y ojos azules), los trillizos Ryota, Ryuichi (doncel)y Ryoko, (ambos niños con el estilo de peinado de Byakuran solo que azul y los ojos bicolores rojo y azul, la niña con cabello color azul y ojos bicolores, azul y morado ), los hijos de Mukuro y Byakuran, sólo veían divertidos como su papi amenazaba con tridente en mano a su papá.
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Cierto boxeador estaba practicando movimientos del deporte que tanto ama mientras era visto por su pequeño Ichiro de tan solo dos añitos que era cuidado por su madre, que se encontraba vigilando que no se fuera a hacer daño ya que jugaba con sus juguetes pero le ponia mas atencion a su padre.
-haaaaaa eres igual que tu padre, bueno no puedo quejarme
Decía Sasagawa Hana, la cual ahora estaba casada con Ryohei y tenían al pequeño Haru, el cual tenía cabello azabache y los ojos grises.
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Lambo estaba caminando por toda la mansión, perdiendo el tiempo, mientras esperaba que los cocineros terminaran de hacer el pastel de chocolate relleno de uvas.
Iba acariciando su pequeño vientre de tan solo tres meses, apenas un pequeño bultito es lo que tenía pero su hijo estaba ahí.
-Pequeño espero que no salgas con lo sádico de tu papa.
-¿A quien le dices sádico, vaca estúpida?
-al imbécil que me pasa diciendo vaca estúpida…. pero a decir verdad si soy estúpido, estúpido por haberme enamorado de ti.
Los ojos de Lambo estaban llenos de lágrimas mientras decía esas palabras; Reborn hizo un sonido con su lengua logrando que el menor lo tomara como si estuviera siendo una molestia para el hitman, así que hizo lo mejor que pudo hacer, huir.
La vaquita se había dado vuelta y empezó a correr limpiando sus manos en el trayecto sin fijarse hacia donde iba pero unos fuertes brazos lo sostuvieron y lo llevaron hacia un esbelto pecho.
-¡¡¡Vaca tonta, mira para donde ibas!!!
Reborn le hablo fuerte a Lambo, este giro su rostro hacia al frente y palideció al ver que lo que seguían eran las escaleras. Salió pronto de la ensoñación al sentir como el hitman lo abrazaba protectoramente y escondía su rostro en el cuello contrario.
-Casi me matas de un susto, no lo vuelvas a hacer Lambo, tu y nuestro hijo lo son todo para mi, son mi familia.
El menor sonrió y se dio la vuelta sin soltar el abrazo para después besar con pasión a su amado hitman.
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En la mansión de cierto capo pelirubio, estaban este y su amado esposo en la cama después de haber tenido una sesión de mucho amor.
Dino pasaba una de sus manos por la espalda de su amado pelirrojo que dormía profundamente
-Mi pequeño Enma ya quiero que quedes en cinta.
-mmm pero si acaba de tener a Naoki.
Kozato se había despertado ya que su amado se removió un poco y tampoco ayudaba que le hubiera hablado al oído.
-lo se amor, pero amo verte con una tierna pancita que lleva a nuestros pequeños.
una sonrisa enorme se vio en el rostro de Cavallone, la cual fue imitada por el capo de Shimon.
-por le momento esperemos un poco, nuestro pequeño apenas tiene un mes y necesitará muchos cuidados.
Un pequeño bebé, se removía en su cuna, abrió sus ojitos mostrando su color rojo como los de su “mami”, empezó a hacer un sonido de querer llorar. Enma escuchó a su bebé y de inmediato se sentó para después agarrar una bata y ponerse de pie.
-Hola mi pequeño
Alzó su pequeñito cuerpo y lo acomodo en sus brazos para después mecerlo suavemente y llevarlo a la cama. Se acomodo en medio de las piernas de Dino y recostó su espalda en el fuerte pecho del mismo.
Dino acarició los suaves y rubios cabellos de su bebé mientras rodeaba la cadera de su amado y dejaba un beso en la mejilla del mismo.
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Hoy era un dia de celebracion para todos, era el día que hace cinco años en donde se firmó un pacto de paz entre mafias después del secuestro del capo más fuerte, bondadoso y angelical de Vongola. Todas las mafias habían hecho el pacto que si alguna familia realizaba una traición, esa familia desaparecería del mapa, al igual que cualquier familia que atentara contra el cataño, claro que Tsuna no sabia de esta parte del trato.
Las familias Vongola, Shimon y Cavallone se reunian hoy para compartir entre ellos y dar a conocer a los nuevos integrantes que pronto se estarían uniendo a los demás. Los niños más grandes inmediatamente se habían unido en una esquina del jardín para jugar y los más pequeños se divertían en un pequeño parque de juegos que lo adaptaron para que no se fueran a hacer daños.
Todas las parejas estaban sentadas en sillas mientras hablaban entre ellos, claro que los ukes estaban sentados en las piernas de sus esposos, a pesar de haber sido obligados, estaban muy acaramelados con sus amados.
-Te amo Kyoya
-Te amo, mi conejito, Eres ese instante que dura toda una eternidad en mi alma, De ti me gustan hasta esas cosas que no soporto en los demás, Gracias por amarme siendo la persona fría y solitaria que soy, Gracias por darme la familia que siempre soñé, tu eres mi vida y mi todo Tsunayoshi.
Se escucharon chiflidos y aplausos por parte de todos los demás, jamás hubieran pensado que escucharian al demonio decir esas hermosas palabras, pero estaban felices, eso eran pequeños detalles que se iban descubriendo poco a poco, eran una familia loca, pero una familia que se quieren como son.
“El vínculo que te une a una verdadera familia no es de sangre, sino de respeto y alegría por la vida de otro”.-Richard Bach.
**** FIN ****