Abrázame fuertemente, Y cree en ese futuro que soñamos juntos, para que no pueda ser destruido. Siempre estoy pensando solo en ti
Adrian se dejaba acomodar el uniforme, aquellos pantaloncitos cortos azul marino, y su chaqueta-tipo esmoquin- del mismo color. Ya había desayunado y estaba listo para irse a la escuela en compañía de su mamá. Salieron de casa y Adrian quedo sorprendido al ver en la casa de enfrente, en el jardín, al que ahora era su mejor amigo.
-¡Gabriel!
Soltó la mano de su mamá y fue hasta él con una sonrisa, el nombrado tan solo fue capaz de teñir sus mejillas de rosa nuevamente, aquel color que le había fascinado a Adrian. Gabriel escribió en el cuaderno, mostrándolo después a su amigo.
“¿A dónde vas tan bonito?”
Agacho su mirada azulina y sintió sus mejillas arder con más intensidad. Era cierto, Adrian se veía muy bonito vestido de aquella manera.
-A la escuela-respondió sonriente, observado divertido los gestos de su amigo- ¿Tú no vienes?
“No, lo siento… mamá me da clases aquí en casa”
-Oh ya veo… bueno… te veo cuando salga de clases, ¿Sí?
“Sí, diviértete”
-¡Hasta luego, Gabriel!
Se despidió ligeramente con la mano, dirigiéndose nuevamente hasta su mamá, tomándole la mano, comenzando a caminar.
-¿Es tu nuevo amigo, Adrian?
-Si mami, se llama Gabriel
-Vaya… yo soy amiga de su madre, la señora Clarice
-¿¡Enserio mami!?
-Claro, cielo
Adrian no podía estar más que contento, ahora podía jugar las veces que quisiera con Gabriel, quizá hasta podía quedarse a dormir en su casa. De pronto, el mosquito de la curiosidad lo pico, si su mamá era amiga de la de Gabriel… ella debería saber…
-Mami, ¿Por qué Gabriel no habla? ¿Es porque no va a la escuela como yo?
-No cariño, Gabriel… tuvo un accidente cuando era más pequeño…
-¿Accidente?
-Tuvo un incidente traumático… cuando era pequeño, su padre… bueno…
La mujer adulta se detuvo frente al colegio, observando cómo su pequeño hijo lo miraba impaciente por una respuesta. Sonrió con ternura, beso su mejilla y acaricio sus cabellos.
-Lo entenderás cuando seas grande, Adrian…
Una maestra recibió al pequeño y entro sin más, aun con muchas dudas en su cabeza, ¿Qué era incidente traumático? ¿Gabriel había sufrido un accidente?
Seguro y a su amigo no le gustaba hablar de eso, y se sentía triste al recordarlo… Se propuso a alegrar los días de Gabriel, ahora a sus siete años y después a los ocho, nueve… para siempre y por siempre.
Adrian sonrió y corrió hasta su aula, siendo saludado por todos los demás niños.
+
Había terminado de estudiar en compañía de su mamá, ahora estaba sentado en el jardín, esperando a que Adrian llegara. Tan solo de acordarse de él sentía su corazón latir, había leído en un libro que algunas veces eso se debía a uno estaba enamorado de aquella persona, después busco que era “enamorado” y así encontró mucha más información, y se daba cuenta que, él estaba enamorado de Adrian…
Abrió su cuaderno, aquel que antes era de su pequeño castaño. Observo tantos dibujos… muy bonitos… su pequeño era todo un artista, sabía dibujar y colorear muy bien…
Por su cabeza paso una idea, le regalaría algo especial a Adrian. Una carta… una carta de amor como las que había investigado, así se conquista a una persona…
Se apoyo en los escalones de la entrada y comenzó a escribir, recordando a Adrian tras cada palabra escrita. Era un pequeño de siete años, no sabía de muchas palabras y aun no era experto en aquello del amor… tan solo escribió con tranquilidad lo que sentía sinceramente…
-¡Gabriel!
Salto algo asustado, arrancando la hoja rápidamente, doblándola y escondiéndola tras de sí. Adrian había llegado, y corrió hasta él abrazándolo con fuerza.
-Hola, ¿Estabas escribiendo?
El pequeño asintió con timidez, tendiéndole a su amigo la pequeña hoja de papel que ocultaba. Sus ojos no querían conectarse con los verdes de Adrian, estaba tan avergonzado…
-¿Para mí? Gracias… ¿Es un dibujo?-pregunto feliz, tomando con algo de fuerza y emoción aquel rectángulo de papel-.
Gabriel abrió nuevamente el cuaderno y comenzó a escribir una respuesta.
“Es una carta de amor para ti”
-¿U-una carta de amor?
Adrian se sintió nervioso pero de alguna manera feliz, sabía que el amor era aquel como el que su madre sentía hacia su padre, y siempre decían que era mucho, y muy fuerte… eso quería decir que Gabriel le tenía el mismo sentimiento… Recordó las palabras de sus padres y, sin pensarlo se lo dijo a Gabriel, sonriendo.
-¿Me amas, Gabriel?
El pelinegro casi se caía al escuchar aquello, su boca se abrió sorprendida al igual que sus ojos. Jugó con sus dedos y apretujo un poco su playera, paso saliva nervioso y después asintió. Escribiendo en tímidamente en su cuaderno.
“Sí”
Adrian sonrió y abrazo a Gabriel, sintiendo como era correspondido. Quizá no sabían ambos mucho del sentimiento aquel llamado amor, pero sin duda, lo que ambos sentían era sincero…