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Deseo a flor de piel por almogabar

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Notas del capitulo: Fic dedicado a ran por cada uno de sus revievs, a ella y a quienes me apoyan con cada uno de los escritos que tengo.

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko
Deseo a flor de piel
Ru/Hana
One Shot
 


No podia negar que resultaba deliciosa la sensación de saberse observado por mas de una intensa mirada que parecía devorar por completo su cuerpo, el saberse deseado por mas de un hombre o mujer era una delicia que no siempre tuvo el placer de probar pues en su juventud fue rechazado por mas de una fémina, dulce ironía, creyó con una satisfecha sonrisa que solo erizó la piel de los que le observaban caminar seguro por toda la pista, enfundado en unos ajustados pantalones azul eléctrico, el torso descubierto dejaba entrever una delicia de piel broncínea que parecía brillar con las luces tenues del lugar en el que se encontraba, sus manos, que se encontraban inertes a cada lado de su cuerpo se dirigieron hacia la cremallera deteniéndolas justamente ahí escuchó como contenían la respiración y sin poder evitarlo sonrió, una suave risita se dejó escuchar en el lugar careciente de sonido alguno que no fuera la respiración de quienes se encontraban en el lugar.
 
**++**+*
 
Se detuvo algunos instantes, contemplando con natural curiosidad la fachada del establecimiento en el que se encontraba, sus azules ojos tras unas gafas negras resplandecieron fugazmente al toparse con un cartel, mismo que anunciaba la aparición de una de las criaturas mas bellas del podrido mundo en el que se encontraba.
 
-akai..- susurró apenas y una sonrisa escapó de entre sus finos y sonrosados labios, palpó tan solo unos instantes el bolsillo trasero de su pantalón sintiendo entre sus dedos lo abultado de su cartera y se adentró al que consideraban uno de los mas populares antros de todo el Japón.
 
La primera impresión le causó un hastío enorme, lo que ese lugar mostraba bien podrían ofrecérselo otros lugares mucho más lujosos y exclusivos que un simple establecimiento diseñado para impúberes jovencitos que con las hormonas alborotadas intentaban dar rienda suelta a sus deseos, contemplando como uno que otro de los empleados se desvestían para que les contemplaran.
 
Era cierto que miles de hombres desfilaron por su cama, millones de hermosos rostros que no lograron interesarle mas que para tenerles un instante bajo su cuerpo, tras ello les botaba, harto de su compañía u voz mandaba a que se deshicieran de ellos, pagándoles una generosa suma de dinero o cuando se negaran rotundamente matándoles, después de todo ser un yakusa tenia sus ventajas.
 
Se detuvo un instante justo a un par de metros antes de entrar a la sala que tanto le habían recomendado, sacó de la oscura gabardina una cajetilla de cigarros, extrajo uno y tras encenderlo lo llevó a sus labios dándole una larga calada, entrecerró sus ojos, relajándose pese a estar alerta ante cualquier vano intento por terminar con su vida, después de todo tenia los mejores guardaespaldas en todo Japón protegiéndole, evitando de esta manera que el miembro mas joven y el jefe inmediato del sector fuera asesinado por unos simples novatos.
 
Repentinamente el moderno celular que hace un par de días mike le regalara comenzó a sonar, fastidiado ante la posibilidad de no tener una cercana, muy cercana experiencia con ese hombre que parecía poseer fuego en su mirar presionó la tecla que le permitiría responder a dicha llamada.
 
-Hola kae!!!!..- la animada voz de akira le hizo gruñir con molestia, después de todo detestaba la chillona voz de su compañero aunque ciertamente todo en ese hombre le desagradaba.
 
-que quieres..- inquirió molesto ante la interrupción..-y no me llames kae..- le increpó recordando la insubordinación de la que era presa de parte de ese hombre.
 
-Nada, solo saber si ya le has conocido..- le comentó de manera jocosa..-es sencillamente delicioso..- se explicó recordando la tersura de esa piel que solo por unos instantes logró rozar con la yema de sus dedos, el aroma a melocotones dulces que logró embargarle los sentidos, cuanto hubiera dado por poseerle, por saberle a su entera disposición, mataría con tal de poseer tan hermoso tesoro pero no tenia el poder suficiente como para tenerle, como para ser dueño de ese delicioso hombre.
 
-aún no..- respondió fastidiado, pronto avanzó los pasos que le faltaban para recorrer el lugar, rápidamente se topó con un imponente hombre de mas de 2 metros que resguardaba la entrada, mismo que al verle palideció, le dedicó una respetuosa reverencia abriendo a continuación las grandes puertas de caoba las cuales separaban el salón del resto.
 
El sutil sonido de la música le invadió poco a poco, al igual que una ligera neblina artificial la cual dejaba visible solo el centro de la pista, el escenario en donde una masculina figura se encontraba de espaldas a él, con ambas manos al borde del pantalón deslizando la cremallera tan lentamente que lograba captar la atención de cualquiera, inclusive la suya, con soltura caminó hacia la pista, siendo consciente que nadie se lo impediría, al hacerlo notó la mirada de corroída envidia ante su persona, después de todo podría tocar algo para lo que simples mortales estaba vetado, después de todo podría disfrutar de la sedosidad de una piel que pocos tuvieron la suerte de sentir, de poseer.
 
Ausente, metido en sus pensamientos procedió a despojarse de los pantalones que cubrían la desnudez de su cuerpo, sus manos tras acariciar superficialmente su piel se deslizó por la cremallera, bajándola lentamente, pronto escuchó unos pasos acercarse, confiado ante todo cerró los ojos pues creía fielmente que akagi se encargaría de impedir que alguno de los habituales clientes llegasen a tocarlo, más no pudo evitar un sobresalto al sentir las frías manos de un desconocido acariciar con descaro su cintura y amoldarse casi perfectamente a su cuerpo, pronto una cálida respiración golpeó su sien, tembloroso intentó que le soltara, pronto sus castaños ojos se abrieron contemplando por primera vez el rostro de un hermoso hombre de mirada zafiro tan helada que logró estremecerle.
 
-suéltame..- exigió con la molestia impregnada en su voz mas su rostro no pareció evidenciarlo, una sonrisa mas que falsa era esbozada por esos labios que deseó con desespero besar, mordió con fuerza sus propios labios, mismos que sin poder evitarlo se posaron en la curvatura de ese delicioso cuello que le supo a gloria, rápidamente un delicado aroma a melocotones logró asaltarle y sin poder evitarlo sonrió al escuchar un quedo gemido brotar de entre los labios del joven hombre que hábilmente logró escaparse de sus fuertes brazos introduciéndose con rapidez entre las cortinas tintas, entonces escuchó el fuerte abucheo de los espectadores que molestos le reprochaban el ser privados de contemplar la real perfección del cuerpo de ese hombre, sin importarle mas corrió en dirección a la que el pelirrojo lo hizo, avanzando por largos pasillos que cada vez le parecían mas y mas largos.
 
**++**++*
 
Entró al pequeño cubículo que le pertenecía con las mejillas arrasadas en un furioso rubor, su castaño mirar visiblemente vidrioso, causa del extraño deseo por romper en llanto, exhausto se deslizó por la pared y abrazó sus largas piernas, no comprendía el motivo pero de pronto salió del extraño sopor en el que se sumía y se encontró de nueva cuenta como aquel adolescente, vulnerable y frágil ante el agarre de un hombre maduro y experimentado que logró tocarle como nadie, lo suficiente incluso como Para creer tener el olor de su perfume impregnado en su piel.
 
-kitsune..- susurró apenas, sintiéndose extrañamente confundido al pensar en los azules ojos de ese hombre que parecían mirar amenazantes a sus espectadores, sinceramente no sabia que sentir, como comportarse y por eso huyó como un animalillo asustado ante su cazador y ese hombre lo parecía, su mirar se lo decia, su piel y su tacto se lo informaron.
 
-hana?..- la somnolienta vocecita de un pequeño niño le sobresaltó, recordando de pronto la presencia del pequeño en la habitación se incorporó dirigiéndose esta vez hacia un pequeño apartado, una cama lo suficientemente grande como Para albergar el frágil cuerpo de su pequeño, de ese dulce niño que años atrás le habían confirmado era su hermano, rápidamente corrió las cortinas topándose con el inocente mirar de su pequeño hermano que recostado a medias sobre la cama tallaba con sus puños cerrados sus ojos.
 
-hola mitchel..- le saludó enternecido ante la imagen que su pequeño le devolvía, apresurado se tumbó a su lado besando suavemente la blanca mejilla del chiquillo que emitió una complacida sonrisa.
 
-hola..- saludó a su vez el jovencito de no mas de 8 años, con ambas manitas abarcó el rostro de su hermano llenando este de dulces besos..-has terminado hana-kun?..-
 
-si..- respondió, sabia que era una mentira a medias, que dentro de poco el jefe se encargaría de reprocharle su falta de tacto Para con un cliente pero jamás estuvo en la cláusula del contrato el tener que ofrecer su cuerpo, el de permitir incluso que llegasen a tocarle.
 
-me alegra..- exclamó animado el pequeño niño incorporándose de pronto se abrazó al largo cuello del mayor, aspirando un aroma que no pertenecía al pelirrojo, entonces su ceño se contrajo y en lugar de alejarse se apretó un poco mas contra él, deseando con toda el alma que ese aroma se borrase, quedando solo el natural perfume que la piel de su pelirrojo hermano exudaba más el fuerte golpeteo tras la puerta les obligó a separarse abruptamente, hanamichi intentó levantarse e ir a abrir la puerta más esta fue derribada entrando akagi, sintió su corazón entonces acelerarse y detenerse casi al mismo tiempo al toparse frente a frente con el dueño del lugar.
 
-sakuragi-kun, quisiera saber porque has hecho que mi negocio pierda miles de dólares..- exigió saber jun uozumi, apoyado a medias sobre la derrumbada puerta, sus ojos entonces se deslizaron por el esbelto cuerpo del pelirrojo que tembló temeroso de una reprimenda..-eras el mejor de mis protegidos..- comenzó dando un paso en dirección hacia el pelirrojo que sin más retrocedió..-permití que en tu contrato existieran cláusulas que me encargue de que se cumplieran, nadie podría tocarte...-
 
-han faltado a su palabra..- intentó refutarlo, hacerle comprender sus motivos e indignación.
 
-una excepción a la regla niño..- rugió el hombre acercándose amenazador al casi niño que asustado parecía querer tener la intención de escapar, con premeditación le sujetó de la muñeca con fuerza y estrelló su otra mano en la mejilla del chico que debido al impacto cayó al piso, confuso y terriblemente adolorido intentó que el dolor menguara más un fino hilillo brotando de sus labios dio la pauta al angustiado grito del pequeño que se abalanzó en pos de proteger a su hermano, con lagrimas en los ojos se abrazó al chico que pronto le respondió el abrazo intentando calmar el llanto del chiquillo, después de todo por él era que había decidido trabajar en ese lugar de mala muerte y no se arrepentía, después de todo le amaba demasiado como para reprocharle algo a su pequeño mitchel.
 
-es acaso que no sabes quien ha sido?..- cuestionó incrédulo ante la ingenuidad de ese niño, un sudor frío perlaba su frente tan solo en pensar las represalias, lo mejor era intentar arreglar de la mejor de las maneras las cosas con rukawa kaede evitando que fuera su cabeza la que rodara.
 
-no.. no lo sé..- respondió intentando evidenciar que era una verdad, no sabia quien era ese imponente hombre que osó acercarse a él e intentar robarle un beso, entonces vió la molestia relampaguear en los oscuros ojos del hombre y como estaba dispuesto a golpearle de nueva cuenta, entonces incapaz de ver llegar de nueva cuenta el golpe cerró los ojos mas dicho golpe jamás llegó a manifestarse, lentamente abrió los ojos y lo que vió le sorprendió, ahí, a un lado de uozumi se encontraba el hombre osado que se le había acercado apuntándole con un arma en la sien a su jefe, tras el hombre de azules ojos 4 hombres imponentes apuntaban con sus armas a cada uno de los empleados que quisieran protegerle.
 
-rukawa-sama..- exclamó atontado el hombre mas alto, temeroso ante el fuego azulado de las pupilas del hombre que le miraba rabioso.
 
-estas bien?..- por primera vez se dirigió al pelirrojo quien aun en su sitio (sentado a medias en el suelo) le miró impactado..-responde, maldita sea!!!..- rugió el hombre a la par que quitaba el seguro del arma, ansioso por descargarla en el cuerpo de ese desgraciado que osó tocar a su nuevo juguete.
 
-S-si..- respondió por primera vez intimidado ante el acerado mirar del hombre que centró su mirar en el que hasta ahora era su jefe.
 
-por algo como esto mereces la muerte..- le aclaró mirando fijamente a los ojos del imponente hombre que asintió comprendiendo que el jefe se había encaprichado con el pelirrojo, ciertamente era algo que sucedía con demasiada frecuencia y ello era algo que intentaría cambiar a su favor.
 
-es suyo..- le ofreció dedicando una fugaz mirada al pelirrojo que le miró con incredulidad, por desgracia la esclavitud aun estaba de “moda” en el mundo en el que vivía y estar sujeto al contrato del lugar le obligaba a aceptar casi con sumisión su situación pero definitivamente esperaba que el hombre de azules ojos se retractara.
 
-mio?..- cuestionó, sus ojos entonces brillaron con satisfacción mas pronto se opacaron dedicando una indescifrable mirada al hombre que retrocedió solo un poco..-puedo tomarlo si lo deseo..- le aclaró conocedor de tener la verdad en su boca, pocas eran las cosas que se le negaban y esta no seria la primera que lo hiciera..-pero aceptaré quedarme con akai..- después de todo era lo que mas deseaba, tenerlo e impedir que otro mas le viera, seria suyo hasta el momento mismo en que se hartara de él, entonces ya le eliminarían como los demás.
 
-me niego..- aclaró el pelirrojo, sorprendiendo a rukawa quien escéptico alzó una de sus finas cejas, comprendiendo por primera vez que no había temor en los ojos de ese chiquillo, complacido dejó de lado el arma, sujetó del brazo al pelirrojo y le atrajo contra su cuerpo, su mano izquierda rodeó la cintura estrecha del pelirrojo mientras la otra se posaba tras su nuca, con una leve presión atrajo un poco mas el rostro del pelirrojo al suyo y le besó con hambre, con el deseo aflorando por cada poro de su piel, entonces sintió su cuerpo estremecerse deleitándose con el amielado sabor de esos labios que le supieron a gloria, presionando entonces un punto en especifico que logró desvanecer al pelirrojo que lánguido se desplomó en sus brazos, le cargó entonces ignorando los gritos del chiquillo que chillaba con que no le separasen de su hermano.
 
-llévenlo también..- exigió a la vez que se perdía por el pasillo junto a su preciada carga, sinceramente sus planes al parecer se habían transmutado pues solo había pensado llevarse a la cama a ese pelirrojo de fuego y después marcharse, ahora era dueño de ese joven que tan solo con un beso logró encenderle la sangre y los sentidos, pronto salió del establecimiento y abordó una limosina negra misma donde recostó al pelirrojo, entrando él después de indicarle un par de cosas a su chofer.
 
El arribo a su enorme mansión resultó ser a sus ojos demasiado corto, considerando claro que todo el momento no pudo apartar su mirada de su esclavo, de ese que de ahora en adelante le pertenecía, derecho que dentro de poco aprovecharía con creces poseyéndole hasta el hartazgo, haciendo que de esa boca de ensueño escapase su nombre, le sentiría retorcerse bajo su cuerpo.
 
-hemos llegado señor..- le informó el chofer deteniéndose de pronto, entonces la puerta fue abierta topándose de lleno con el curioso mirar de akira, entonces contempló la sorpresa instalarse en las pupilas del hombre a quien la sonrisa se le borró como por arte de magia.
 
-akai..- susurró sorprendido ante el significado de su presencia en el lugar, sin poder evitarlo, deslizó su violáceo mirar sobre el esbelto cuerpo del pelirrojo que seguia inconsciente en brazos del hombre que era su jefe..-que hace aquí?..-
 
-es mio..- respondió mirándole desafiante..-así que mientras este aquí aléjate de él..- le exigió notando el brillo en los ojos de su subordinado era claro el deseo que reflejaban las violaceas orbes del hombre que tras morderse el labio desvió su rostro, evitando de nueva cuenta que su mirar se quedara prendado nuevamente del natural candor de ese delicioso pelirrojo...-has comprendido?..-
 
-si..- respondió sumiso, tragándose la molestia que el saberlo le proporcionaba, detestaba en sobremanera que ese hombre de azules ojos tuviera tal poder, ese mismo que le permitía hacerse de la compañía del mas hermoso de los hombres sobre la tierra misma que pisaban.
 
-bien..- respondió complacido ante la escueta respuesta del hombre, sin mas, ignorándole por completo salió del auto y con el pelirrojo aun en sus brazos subió raudo los escalones que lo separaban de la entrada misma que traspasó tan solo transcurrir un par de instantes, subiendo peldaño a peldaño la extensa escalera que le separaba de la segunda y tercer planta en donde se encontraba su habitación magníficamente decorada solo que tan fría e impersonal como su carácter.
 
**++**++*
 
-Maldita sea!!!..- gritó desconsolado, la rabia brotando cual manantial por cada poro de su blanquecina piel, estaba frustrado, furioso ante la maldita suerte que tenia el maldito desgraciado de rukawa, pues su objetivo al hacer que conociera a su tesoro era que viviera eternamente con el desazón de jamás poder poseerle.
 
Pero al parecer sus conjeturas resultaron incorrectas, sus deseos como siempre no fueron escuchados por kami-sama y de nueva cuenta la perra vida se ponía a favor del imponente hombre de negocios rukawa kaede.
 
Siempre, desde que tenia memoria había detestado la buena estrella con la que kaede había nacido, ese talento que lo caracterizaba a la hora misma de jugar el deporte que mas amó en su juventud; el básquet ball, uno en el que se consideraba el mejor comprendiendo mas tarde que temprano que hasta en ello existía una persona que con el transcurrir de los meses logró superarlo.
 
Ello trajo consigo la oportunidad de una beca que se vió frustrada por una maldita lesión que sufrió en su pierna derecha, misma que lo tuvo atado a una fría habitación de hospital permitiendo de esta manera que las miradas se posaran en ese antisocial joven quien apenas cursaba 1er grado obtuviera tan temprano una oferta de la NBA, invitándole de esta manera a unirse a la liga norteamericana.
 
-no lo permitiré..- gimió desconsolado, entonces su mirar se posó en una vieja fotografía en donde él y rukawa aparecían, un simple y nimio encabezado de un periódico de su ciudad natal, el rencor le inundó por completo al ser consciente que de nueva cuenta el hombre ese le había robado de nueva cuenta lo que más anhelaba..-esta vez no ganarás..- se juró a si mismo, esta seria la última vez en que ese hombre saldría victorioso, se vengaría aunque le costara la vida.
 
**++**+*
 
Una vez en la habitación le recostó en el amplio lecho y le cubrió con las finas sabanas de seda, rápidamente le despojó de la ropa que cubría su cuerpo, deslizando el apretado pantalón por esas torneadas piernas que ansió besar, extasiándose por igual al percibir el exquisito aroma que parecía desprender su cuerpo, ese maravilloso que parecía poseer.
 
Le miró durante algunos instantes satisfecho, complacido ante su nueva adquisición, después de todo, si lo pensaba fríamente él era el primer pelirrojo en su cama y ello era una deliciosa novedad, sin ser consciente de su proceder comenzó a despojarse de la negra gabardina y desanudar la corbata de un azul oscuro, desabotonó lentamente la camisa deslizándola con soltura por sus brazos, develando el cuerpo bien formado que poseía.
 
Ya totalmente desnudo se colocó a horcajadas sobre el cuerpo del pelirrojo trazando un húmedo camino de besos por la suave y tersa piel, desde la clavícula hasta los anchos hombros, bajó lentamente deteniéndose algunos instantes en los rosados botones de su interlocutor dejó escapar un tenue jadeo antes de apoderarse de uno de ellos, lamiendo y succionando pudo sentir como lentamente su pelirrojo amante salía del sopor en el que él le había introducido.
 
-Ahhhh..- un gemido, tan sutil que resultaba casi imperceptible escapó de entre los labios del pelirrojo que confuso abrió los ojos, al instante la luz del día dio de lleno en su rostro, miró durante algunos instantes las largas cortinas que se desplegaban horizontales a cada lado de la extensa cama en la que yacía recostado, entonces sintió la humedad de una boca causar estragos a su piel y no pudo evitar tensarse por completo, incorporándose a medias al sentir un peso extra sobre su cuerpo y fue entonces que lo vió, sus pupilas se toparon entonces con las azulinas de ese sujeto que atrevido había osado besarle.
 
Frunció el entrecejo y entreabrió los labios, deseaba gritarle, hacerle saber por medio de palabras la molestia que le embargaba, golpearle de ser preciso y necesario para lograr calmarse mas un gemido fue el único sonido que emitió pues los largos dedos de kaede viajaron por la longitud de sus caderas y se introdujeron entre sus muslos, cerró fuertemente los ojos y echó hacia atrás su rúbea cabeza, eran deliciosas las atenciones que el desconocido hombre le causaba, en un intento de contención se mordió los labios con fuerza sintiendo entonces la sangre resbalar por la comisura de sus labios, dolor que logró devolverle un poco de raciocinio por lo que intentó empujarle..-Quítate..- exigió mirando fijamente al hombre que tras negar mudamente emitió una leve risita, burla misma que le exacerbó los sentidos y le hizo forcejear pese a ser él quien se encontraba bajo el fibroso cuerpo del hombre quien hundió su rostro en su cuello dedicando una larga y sensual lamida que logró enfurecerlo.
 
-eres mio..- masculló el oji-azul contra su oído, al instante, como por arte de magia le sintió relajarse, confiado procedió a seguir con su exploración en ese cuerpo que tanto lograba encenderlo, el pelirrojo en cambio sonrió y tras aprovechar un descuido del moreno le empujó, logrando medio incorporarse de la cama más la rápida reacción de kaede al sujetarle con fuerza de la mano le hizo regresar de nueva cuenta al lecho.
 
-Suéltame!!!..- exigió removiéndose bajo el peso del hombre mayor quien sujetaba ambos brazos del chico bajo su cuerpo..-AYUDA!!!!..-gritó ya desesperado al ser consciente que en fuerza el hombre parecía superarle.
 
-no creo que alguien quiera ayudarte..- le comentó mordisqueando los labios de su interlocutor, ganándose que este intentase golpearle sus partes bajas..-no deberias hacerlo akai..- le regañó y sin mas su mano se cerró en torno a la semi-erección del pelirrojo que ahogó un quedo gemido, arqueó la espalda y entreabrió inconscientemente las piernas..-deberias saber que me perteneces amor..- le recordó sujetando con dos de sus largos y níveos dedos el rostro del chico que le miró entre furioso y anhelante, vislumbrando una llama de deseo que le excitó aun mas de ser posible.
 
-no soy una propiedad, mucho menos una cosa para pertenecerte..- aclaró indignado ante las palabras del hombre entre sus piernas, cuan frágil se sentia en ese preciso momento, sensación que creyó olvidada al sentirse inalcanzable en el trabajo que desempeñaba, después de todo, esa seguridad que parecía caracterizarlo se había esfumado desde el momento mismo en que ese hombre entró en su vida haciéndole entender que no resultaba tan inalcanzable tal y como lo había dicho su anterior jefe, ese hombre que no se tocó el corazón entregándole su libertad a ese hombre que le usaría a su antojo y cuando se cansara le mataría..-porque a mi?..- inquirió confuso, el hombre era terriblemente atractivo, no necesitaba buscar la compañía de alguien como él, mucho menos pagar por sus favores y aun así, le tenia encima de él, tratándole con cuidado, intentando promocionarle un indescriptible placer cuando podría tomarle sin tantas premeditaciones, abrir sus piernas y penetrarle.
 
-me gustas..- le informó sin un atisbo de sentimientos en su voz o su mirar que estoico parecía mirar a la nada..-y no tengo como meta obligarte a que estés conmigo..-sabia que mentía, después de todo la primer idea que cruzó en su mente tras verle retratado en aquel cartel de bajo presupuesto, donde su figura se delineaba entre la bruma de la neblina y su rostro se iluminaba tenuemente, mostrando ante cualquiera que lo viera lo exótico de sus rasgos fue la de poseerle.
 
-no tienes que fingir conmigo..- aclaró tras una breve risa amarga que logró sorprender al oji-azul..-sé perfectamente lo que conlleva pertenecerle..- aclaró dejándole de tutear, definitivamente no ganaba nada con negarse, pues le resultaría imposible escapar pues le buscarían hasta encontrarlo y entonces le darían muerte y lo que realmente temía era que lograsen dañar a su pequeño hermano, entonces fue que tomó la iniciativa, timidamente, ante la mirada confusa y sorprendida del oji-azul le besó, sus labios trémulos se unieron a los del hombre en una lenta y sensual caricia que le hicieron perder a ambos la poca cordura que les quedaba, con maestría se restregó contra el broncíneo cuerpo del pelirrojo quien se aferró deseoso a su espalda, ocultando su sofocado rostro en la curvatura de su cuello dejo escapar un tenue gemido.
 
-akai..- gimió kaede estremecido ante el arrebatador beso, sus manos se deslizaron por esa piel, recorriéndola con la clara intención de grabarse cada espacio, aspirando de la misma manera el aroma que exudaba el sensual hombre bajo su peso, sus labios entonces se dedicaron a besar cada resquicio de la tersa piel, lamiendo y trazando húmedas caricias que estremecían el cuerpo de su pelirrojo quien ansioso gemía casi descontrolado, con una sonrisa de satisfacción lamió entre los muslos del chico quien arqueó la espalda deliciosamente, abriendo las piernas permitió que sus caricias se volvieran cada vez más atrevidas, un ligero lametón al ingle le dejó estremecido, enseguida lo introdujo en el interior de su boca, llenándolo de espesa y caliente saliva que resbalaba de entre sus labios ahora enrojecidos, succionó, mordisqueó con suavidad la delicada piel de su sexo engulléndolo casi por completo, todo ello sin perder detalle de cada uno de los gestos de ese hombre que se retorcía de placer, con las mejillas arrasadas en rubor, los ojos castaños centelleando de pasión que se desbordaba por cada poro de su piel de bronce, sus manos cerradas en sendos puños apretujaban las sabanas de seda, su torso al descubierto resumaba pequeñas gotitas de sudor que resbalaban por su epidermis, haciéndola brillar con la tenue luz del atardecer que lograba colarse entre las ondeantes cortinas por la ventana ligeramente abierta.
 
Por kami!!! Jamás creyó que hacer el amor podría ser algo tan delicioso, tan indescriptible, tan diferente a las experiencias que había experimentado a lo largo de su vida, un hombre jamás le había llevado al delirio, al borde del éxtasis y lograr regresarlo de nueva cuenta al camino, darle y quitarle el boleto de entrada al paraíso resultaba a sus ojos pueril, injusto, frustrante pero a la vez excitante y delicioso, sentir la húmeda lengua recorrer su glande y de vez en cuando dedicar uno que otro lametón a sus cargados testículos que parecían ansiosos por descargarse, un quejido se escuchó en la habitación al sentir uno de los largos y blanquecinos dedos hundirse sin premeditación en su entrada, mismos que se movieron con algo de rudeza en su interior, pronto un segundo y tercero se unieron al primero causando por consiguiente que un rictus de molestia se formase en su rostro y una lagrima rodara por su mejilla producto del dolor intenso que sentia en su entrada.
 
Su mirar entonces se posó en el hombre que parecía absorto en su tarea de prepararle, topándose entonces con el mirar del hombre y lo que vió le causó un escalofrío, esos ojos parecían no reflejar nada a parte del deseo que parecía sentir por él, eso, sumado a la clara intención del hombre por poseerle, entonces kaede abrió con algo de premeditada fuerza sus piernas, y situándose entre sus piernas le penetró, embistiéndole ni bien dejó que se acostumbrara a su latente sexo, solo procuraba su placer, sintiéndose extasiado ante la estrechez de su entrada, la suavidad de sus muslos o su rostro distorsionado por el agridulce placer que lograba arrancarle a ese niño.
 
Le embestía con rapidez, gimiendo descontroladamente, sus dedos pronto se cerraron contra la estrecha cadera, marcando la piel sin macula con sus dedos, era demasiado grande su placer, inmenso, incalculable, entonces un sonido casi imperceptible lo sacó de su clímax, sus ojos, aquellos que cerró al momento mismo de internarse en su interior se abrieron topándose con el rostro del pelirrojo contraído y arrasado por las lagrimas que se desbordaban por sus mejillas arreboladas, sus labios apretados temblequeaban y sus puños crispados atrapaban entre sus dedos las finas sabanas, su espalda arqueada y sus piernas extrañamente tensas le informaron el dolor que él sin pensarlo le causaba y entonces se detuvo, soportando estoicamente su deseo por seguir embistiéndole para finalmente correrse en su interior..-mirame..- exigió con la voz envarada por el deseo, entonces los castaños ojos del pelirrojo se posaron en él, develando ante su persona la sumisión de la que era presa el joven siendo fulminado por igual por un odio que logró detener algunos instantes su corazón.
 
-sigue..- exigió removiéndose bajo su cuerpo, poco importaba su dolor, después de todo poco le había importado en el momento mismo en que le penetrara, contempló entonces la molestia vislumbrarse en los zafiros que tenia su señor y cerró los ojos, sintiéndole moverse y embestirlo de nueva cuenta, regando sus entrañas con la espesa y cálida simiente de su esperma que escoció dolorosamente su ano, salió de él y sin mediar palabra alguna se recostó a su lado dándole fríamente la espalda.
 
-puedes irte a tu habitación..- le informó con indiferencia..- adyacente a la mía se encuentra una habitación que te pertenecerá..- continuó a la par que escuchaba el sonido sutil de las sabanas al deslizarse por la deliciosa piel de ese hombre que con la mirada perdida se incorporaba, caminando lentamente, apenas sosteniéndose de las paredes, adolorido ante la reciente experiencia, su primer experiencia logró pensar con lucidez casi irónica.
 
Tras un par de segundos se encontraba en la habitación que le fue destinada, lentas pero seguras las lagrimas afloraron de sus ojos que opacados se fueron apagándose hasta el momento mismo de dejar de destilar esa inocencia que lo caracterizaba, deseando poder cerrar su corazón a los fríos ojos de su señor pues estaba totalmente seguro que si seguia como tal terminaría muerto.
 
 
 
Continuará.....


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