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Con la frente marchita por Karelin_Olfassodottir

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Notas del fanfic:

Tiene días que quiero escribir un oneshoto con esta canción hermosa. Y para variar, se me ocurrió que este ship le quedaba muy bien. Es muy corto para expresar el sentimiento, pero espero que les guste, sobretodo si lo complementan con la canción uwu

 

https://www.youtube.com/watch?v=ZVFIepFSFxk

Sentados en la amplia estancia, merendaban tentempiés finos y alcohol de Asgard. Muy pocas eran las veces en las que todos los Vengadores podían reunirse y pasarla tan bien como en ese momento, Thor cantando poemas de su tierra y Tony ayudándole a improvisar tontamente, Natasha bailando con Clinton, Sam y Rhodey haciendo chistes malos sobre Ironman y el Capitán... En fin que todos parecían estar en ambiente.

Menos uno.

Steve miraba sonriente desde la esquina de uno de los sofás. Tantos años y aún era complicado el ámbito social para él. Habían veces, como un rato atrás, en las que se prendía en la plática y tenía cosas agradables qué decir, pero otras más sentía que desentonaba, sobretodo cuando Tony, Nat y Clint acaparaban la conversación. Thor como fuera sabía cómo llevar una fiesta, pero Steve nunca fue diestro en esas áreas. Y en realidad no le molestaba quedarse como espectador un rato. Bebía del licor rebajado que Thor tan amablemente había llevado como un regalo de su padre a sus "amigos midgardianos". y disfrutaba verlos a todos tan contentos. ¡Ah! Pero es que no se había dado cuenta. Otro de ellos igual estaba en un rincón. Y no precisamente en un sofá. Su mirada se desvió apenas un poco, mirando hacia el gran ventanal que daba al balcón de ese piso. Y ahí afuera, contemplando la ciudad, pudo enfocar al doctor Banner tan solitario como muy pocas veces le veía desde que se habían formado como equipo. Generalmente era Tony quien acompañaba al hombre, o incluso Clinton o Thor le sacaban plática. Él no siempre pues tampoco sabía de qué hablar con una mente brillante como él. Pero no solía verlo solo. No le parecía alguien solitario.

Sin embargo, justo en ese momento, y tal vez era por la oscuridad de la noche, pero le daba un aire de percibirlo más solitario que nunca.

Tan solitario como siempre estuvo...

Decidió entonces que tal vez sería buena idea hacerle compañía y despejarle la cabeza de lo que fuera que estuviera pensando. Bajito, tranquilo, siempre pensativo. Alguien que fácilmente pasaba desapercibido si se lo proponía, pero de problemas más grandes que su propio alter ego. A Steve le acongojaba un poco saber que un hombre tan bueno tuviera tanta desdicha guardada en su interior. Y es que no sabía completa su historia, pero desde aquel día en el helicarrier en el que pudo ver en sus ojos la poca importancia que le daba a su existencia entendió que Bruce Banner era alguien más complejo de lo que el Hulk dejaba ver. Y el interés por conocerlo se acrecentó.

- Hace algo de frío, ¿no lo crees?- Fue lo primero que se le ocurrió para interrumpir el hilo de los pensamientos ajenos. Patético, pero funcional. Bruce volteó a verle, con los ojos apagados y la frente marchita. No quiso preguntarle por esa expresión tan melancólica, tan fugaz que segundos después pensó que tal vez había sido idea suya. - Lo siento por interrumpir. Te vi solo y creí que tal vez querrías algo de compañía. Todos están alegres allá adentro.- Caminó a un lado suyo, y se dio la vuelta para apoyar la espalda en el barandal de la azotea y poder verle de frente. - ¿Estás bien?

- Sí... Lo estoy. No tienes por qué preocuparte.- Contestó amablemente el científico, dedicando nada más una sonrisa de cortesía. Por supuesto, esto no bastó para convencer al intuitivo capitán.

- Creo que... Todos quedamos afectados luego de Ultrón. Algo me dice que a ti te afectó más que al resto.- Se acercó más a él, queriendo escudriñar ese rostro que tan de repente se había tornado neutral. Finalmente, y después de varios segundos de tener su involuntaria mirada penetrante sobre el castaño, este suspiró y torció la boca en un tic que ya se le hacía familiar en él.

- No lo sé, Steve. Tal vez tienes razón... Mis pesadillas se han vuelto peor desde entonces. Tanta gente muerta... Y saber que de nuevo fui la causa de ello. Además, lo que Wanda me hizo ver...- Detuvo sus palabras. Era obvio que no quería hablar de eso.

- Todos tuvimos malos sueños. Pero tienes que saber que no fue tu culpa. Nadie te culpa, Bruce. Parece que eres el único que lo hace.

- Porque es mi responsabilidad. Si... si me hubiera ido desde que terminó el asunto con Loki, esto no habría sucedido.

- Te necesitábamos.- Y una vez más se acercó a él. Estaba realmente muy cerca. Involuntariamente, la mano que estaba en el barandal fue a dar sobre la de Bruce, y no la retiró de ahí. El científico había bajado la mirada, y Steve le observaba, queriendo que la alzara para poder verle. Tan frágil frente a él, tan débil de temple. Tan roto del alma...

- Nunca lo han hecho.- Respondió bufando por lo bajo. - Estarían mejor sin mí. Se ahorrarían problemas.

Se le oprimía el pecho al capitán de solo escuchar el matiz de su voz. Quisiera hacer más por él. ¿Qué podía hacer para hacerle entender que era importante? ¿Que él no tenía culpa de nada? Por inercia lo tomó del mentón con su mano libre y le levantó el rostro con suavidad, quedándose sin aliento un par de segundos por esa mirada suya desolada.

- Suena como si quisieras irte...- No pudo evitar afirmar eso. - Salvaste al mundo. Dos veces. Eso es lo que importa.

Bruce no contestó. Sencillamente se quedó perdido en las orbes azules que tan insistentemente le veían, pretendiendo que se sintiera mejor. Lo cierto era que estaba desolado por dentro, a pesar de las buenas intenciones del capitán. Le agradecía mucho el intento, pero... Nada de lo que dijera podía dejar de hacerlo un monstruo.

- ¡Chicos! Tienen que ver a Thor y a Tony...- Por la puerta de cristal asomó Clinton al exterior, y enmudeció unos segundos al ver la escena. - Wow, parece que acabo de interrumpir algo...

- No, no.- Se apresuró Bruce a contestar. - Ya íbamos adentro.- Y pintando otra de sus sonrisas vacías, se separó de Steve y caminó al interior del edificio acompañado de Clint. Steve se quedó unos minutos más en su lugar antes de seguirlos a ambos.

-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-

Pasaban los días. Steve se sentía más intrigado acerca de Bruce desde esa noche. Extrañamente, empezó a vérsele a diario en la Torre de Tony, nunca preguntando por el Stark, sino pasando de largo y yendo directo a los pisos de investigación en donde Banner trabajaba. Hasta al propio doctor se le hizo extraño aquello, pero no objetaba nada. Al contrario, empezó a hacérsele agradable la compañía del capitán, y a diario sus pláticas se hacían más amenas que el día anterior.

Aún así, y a pesar de que el científico no parecía tan triste como esa noche, Steve lo seguía percibiendo extraño, triste, distante. Siempre, en algún punto de su conversación, volvían a tocar el tema de esa noche, y Bruce hablaba de los lugares que había visitado.

- A veces extraño la selva.- Comentaba con Steve. - Es solitaria, pero mucho más tranquila que una ciudad. Las estrellas se ven maravillosas a las nueve de la noche, y el sonido de los insectos me calmaban bastante los nervios...

- En Nueva York no hay insectos, pero puedo conseguirte un disco de música ambiental selvática.- Bromeó un poco. - ¿Qué tipo de música te gusta, Bruce? Pareces del tipo que les gusta la orquesta. Si eso te ayuda a dormir en la ciudad, te regalaré un disco con un concierto de sinfónica.

- Gracias, pero no creo que ese sea el problema.- Banner rió inevitablemente por ello, y Steve junto con él. Al rubio empezaba a gustarle cuando Bruce reía, porque su risa era sincera.

Y los días pasaban, y cada domingo Steve sacaba a Bruce de su laboratorio para distraerlo y llevarlo a lugares interesantes de la ciudad descubiertos por él mismo. A veces Bruce parecía disperso, pero otras mostraba real interés, y al menos era un avance. El soldado comenzaba a disfrutar la compañía ajena más de lo que pensó. Estar con él era muy agradable, le confería una paz que no había sentido tal vez desde antes de congelarse. Inclusive aprendía cosas nuevas con el científico, y le tenía mucha paciencia, pues Steve no terminaba de acostumbrarse a ciertas cosas contemporáneas.

Un domingo de tantos, Steve fue a buscarlo a la torre para llevárselo de paseo a un museo, pero su sorpresa fue grande al no encontrarlo. Lo buscó por todos los pisos, y al final Friday le dijo que había desaparecido desde la noche, y no tenía registros de él porque al parecer había crackeado el sistema para borrar sus evidencias. Eso no podía ser bueno. Sería acaso que...

Salió corriendo de la torre para buscarlo por la ciudad. ¿En dónde podría estar? ¿Es que se habría ido ya de Nueva York? No, Bruce no se atrevería a tomar un avión. Las alturas no le gustaban... ¿Entonces? Pensó enseguida en la estación del tren, y en su moto corrió a toda velocidad. Al llegar la tiró descuidadamente cuando se bajó, y aunque no había mucha esperanza de encontrarlo, lo buscó. Se sorprendió mucho cuando le encontró sentado con una sudadera vieja, unos pantalones desgastados y una mochila sencilla que estaba asentada a un lado de él. Muy difícilmente lo hubiera reconocido de no haber estado tan familiarizado con su silueta.

- ¿Por qué?...- Fue lo único que pudo articular al acercarse hacia donde estaba. El científico levanto la mirada asombrado de que le hubiera encontrado.

- No pertenezco a este lugar. Debo irme.- Se levantó de su asiento y se colgó la mochila al hombro para caminar al andén de su tren, próximo a partir. el rubio le tomó por la muñeca y lo detuvo.

- No tienes por qué hacerlo.- Se acercó a él, necesitado de detenerlo de alguna manera. No quería que se vaya, no podía permitirlo. Sentía que necesitaba de esos ojos mirándole por mucho más tiempo, y no sabía qué hacer.

- Por favor, Steve...- Con voz suplicante le habló. Tenía que irse, y el capitán le estaba haciendo difícil las cosas, no porque lo estuviera deteniendo, sino porque su sola presencia le impedía a su razón seguir el hilo de su lógica.

El capitán hizo caso omiso a aquella petición, y dejándose llevar por su necesidad, se inclinó sobre él para depositar un beso casto en los labios ajenos. Suaves, cálidos, desconcertados. Era como besar electricidad y anestecia a la vez, y cuando se separó se sentía como perdido en un desierto, sediento de más besos como ese. Sin embargo, Bruce se separó de él, asustado por lo que acababa de pasar, y sin saber exactamente qué decir.

- Perdóname, Steve...- Le miró acongojado. - Trataré de escribirte.

Y antes de que el soldado dijera nada, Bruce ya había desaparecido entre la multitud. Minutos después, un tren salió de la estación, y el rubio tomó la dirección contraria en su moto.

Durante algunos meses, Banner mantuvo su promesa de mandarle esquelas. Algunas postales roídas de los lugares civilizados a los que llegaba. Las primeras eran de Estados Unidos, pero luego de un tiempo empezaron a venir de África. La frecuencia de las postales disminuyó progresivamente, hasta que se hicieron nulas. Ya no llegaban noticias de él, ningún indicio que le indicara en dónde encontrarlo.

Un día simplemente viajó a Madagascar por cuestiones de misión. La última postal recibida era de aquel lugar, y discretamente tenía la esperanza de encontrarlo ahí, pero fue inútil. Terminó sus asuntos, y se internó en la selva por un par de días más, sin éxito de encontrarlo. La selva de noche era tan hermosa como Bruce se la había descrito, pero no tenía sentido si él no estaba ahí. Tan triste se sintió Steve que sus piernas flaquearon, y en medio de la nada lanzó un grito.

"¿¡Dónde estás!?"

Retumbó por los matorrales húmedos, pero el silencio volvió a abrumarlo de nuevo. Extrañaba a Bruce y le enojaba tanto que se hubiera ido cuando él empezaba a enamorarse... Pero tampoco era culpa del científico.

"No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió"...

Y ya no volvió a su laboratorio a platicar, ni a llevárselo a pasear. Tanto había intentado convencerle de que se quedara, en vano. Bruce no tenía otra devoción que la de proteger al mundo de sí mismo. Y Steve se había quedado ahí habiéndose enamorado de él. Ahora era quien se sentía solo.

Tan solo como nunca lo estuvo...

Notas finales:

Necesitaba, en serio, escribir mi primer oneshot con esta pareja uwu Críticas, tomatazos, pedradas, ya saben, un review siempre es bueno ;D


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