La gente aplaudía, gritaba su nombre... gritaba el nombre de... Seth. Como son las vueltas de la vida. ¿Quién lo creería? Dean hacía equipo con el hombre que una vez lo traicionó, con el hombre que le dijo las peores cosas en los últimos tres años. El maldito hombre que hace dos semanas atrás le pidio perdón y se arrepintio de ser un hijo de puta arrogante.
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¡Uno! ¡Dos! ¡Tres! Ellos habían ganado.
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Frente a frente, Seth le dio una mirada dudosa y Dean sintió un agradable escalofrío que le hizo estremecer. No había tenido esa sensacion desde hace mucho tiempo... ¡hijo de puta! Seth lo iba hacer y sus ojos marrones se lo decían. Unos segundos interminables y Seth se acercó a él para atraparlo en un abrazo. En un verdadero abrazo. Dean no queria corresponder el gesto, pero si su mente era inestable, también lo era su corazón. Cerró sus ojos y se dejo envolver en el profundo aroma de Seth. Dean no quería admitirlo, pero extrañaba sentir el cuerpo del hombre cerca suyo. Debia resistir. Porque si lo hacía, le demostraría a Rollins que ya no tenía poder sobre él. Sin embargo, le bastó escuchar el susurro de su nombre para que sus paredes cayeran. Se aferró a Seth con todas sus fuerzas, tratando de confirmar que su conexión no era un sueño. Pero el presente volvió a golpearlo y sus recuerdos malos ganaron la partida. Se alejó de aquella unión y siguió con su festejo. Su música sonaba de fondo y él se movía por las cuatro esquinas del ring.
Ignoralo. Ignoralo... no lo mires.
Estos sentimientos podían nuevamente perjudicarlo y Dean no iba a ceder con facilidad. Pero la obstinación de Seth arremetió una vez mas y Dean sintió que era arrastrado a un segundo abrazo. ¿Por qué Seth lo torturaba de esta manera? ¿Era sincero cuando le dijo que quería recuperar su relación? ¿Recordar el pasado lo volvía rencoroso? ¿Podría ser capaz de perdonar? Dean no sabía las respuestas, pero estaba seguro que lo averiguaría muy pronto.