No puedo negar que este día se me hace demasiado nostálgico, no sólo porque sé que me hago cada vez mayor, y eso significa más responsabilidades o que “debes de madurar más”, sino también porque me acuerdo de detalles que en su momento me hicieron demasiado feliz, estúpidamente feliz.
Quizás de lo que más me acuerdo, es de ese día que grabaron mi sorpresa de cumpleaños, se pasaron de graciosos al poner la cámara escondida y ¡Me grabaron con una bandita para puntos negros de la nariz! Y mis fachas… cuando empezó la musiquita de “Happy birthday” lo primero que hice fue taparme la cara, ¿¡estaban locos o qué demonios!? Pero ustedes eran así. Takeshi traía el pastel mientras Ryo y los demás estaban riéndose de la cara de sorpresa que he de haber puesto. De soslayo te vi, ahí parado con una bolsa en manos, pero la manager le dijo a Nii que dejará el pastel ya con las velas prendidas para que le soplara y pudiese pedir un deseo. Apagaron las luces y me senté para estar al nivel de aquel pastel. Estornude sin querer enfrente de este por la comezón en mi nariz provocada por la bandita que tenía minutos atrás, pero mientras veía las titilantes flamas de las velas, me puse a pensar ¿Cuál sería mi deseo este año? ¿Ser más famosos? ¿Tener mi propia licencia de conducir? ¿Hacer nueva gira por el extranjero? ¿Crecer 5 centímetros más? ¿Un playstation 3 de color negro? Pedía muchas cosas, y una muy incoherente, pero cerré los ojos por un segundo y al abrirlos, sonreí al pensar en mi deseo. Sople con un poco de torpeza por la emoción que trataba de contener, y al prenderse las luces, alcé los brazos triunfante y emocionado al mil. Pensé que la sorpresa se había terminado, pero tú te empezaste a reír, acercándome una bolsa enorme; mi cara lo dijo todo, estaba que no cabía de tanta felicidad, frotaba mi cara con mis antebrazos para que no vieran mi expresión boba al emocionarme, pero ¿Cómo no hacerlo si eras tú quien me daba ese regalo? ¿Acaso habías escuchado mi deseo, Dios? Aunque no era exactamente lo que había deseado, se le acercaba muchísimo. Una consola playstation 3… ¡Y DE COLOR NEGRO! Al parecer, tú habías ido a comprarla… esos detalles eran lo que me hacían enloquecer. Después empezaron las burlas de que me iba a tener que comer todo el pastel yo solo, por haber estornudado en él, pero dijiste que a ti no te importaría eso, habías pagado por el pastel y querías un trozo, me sonrojé un poco por que los demás empezaron a date unos pequeños codazos, ellos sospechaban de que había entre tú y yo, pero aun así, tratábamos de no ser tan obvios. Mi cumpleaños número 25 había sido muy bonito gracias a todos, pero también, gracias a ti. Tú eras el que planeaba los cumpleaños de todos, pero con el mío, te esmeraste de más, en mi departamento, encontré un peluche de Woody, unos juegos para estrenar la consola y… un hermoso arreglo floral. Las rosas despedían un riquísimo aroma, eran rosas rosas y unas cuantas amarillas, con unos girasoles en medio. Esos detalles me hacían enamorarme cada vez más de ti.
Recuerdo que me recosté en mi cama y abracé ese Woody, estaba feliz, más que feliz, pero me faltaba algo en ese instante: tú. Miré mi celular y ni un mensaje o llamada perdida, y de mis labios salía un suspiro algo triste, pero como si te hubiera invocado, mi celular sonaba y era un mensaje tuyo:
— ¡Feliz cumpleaños! Espero estés disfrutando más de este día. No sé que más decirte, pero ya tienes un cuarto de siglo :D ¡ahahaha! Pero… también quiero que sepas algo…
Gracias por haber formado parte de la banda, si no, nunca te hubiese conocido. Le doy las gracias a Nii por presentarnos y unirnos…
Gracias por formar parte de mi vida…
Te… quiero.
Feliz cumpleaños, Sato-kun.
¿Te quiero? Esas dos palabras hicieron que mis mejillas se tornaran color jitomate y abrazara más mi peluche de Woody. Estúpido Shuu, ¿Por qué eras tan lindo y tierno conmigo?
Quizás se pregunten: ¿Y cual fue tu deseo en ese día? Es simple: Estar todo lo que se pueda con el chico que me gusta y que quiero… con el plus de mi playstation 3 color negro.
El último mensaje de cumpleaños por Twitter fue el 2012, te burlabas de mi edad, pero tú ya estabas por cumplir 28, ese fue tu último mensaje de cumpleaños…
Mis ojos se empiezan a poner acuosos, ¿Cuántos años han pasado desde esa vez? 3 años… Hoy, siendo 13 de octubre del 2015, espero como idiota alguna notificación que no sea la de una fan, me mantuve despierto hasta después de las 12a.m, y nada. Apague mi celular y me acosté, mirando el techo por unos minutos, sintiendo como el nudo en mi garganta se iba apretando más y más, hasta que las delatadoras lágrimas mostraban mi estado actual de ánimo:
Estaba triste.
Sé muy bien que te enfermaste hace unos días, y que estabas de gira con la banda nueva a la cual apoyas, pero, sólo eran unos segundos poner un simple: feliz cumpleaños… Hideyuki Nagai, Shuu, Shuu-chan… no sabes cuánto extraño esos pequeños mensajes, y extraño estar junto a ti. Maldita sea, parezco niño regañado: en mi cama, sentado, abrazando mis propias piernas… ahogando mis granas de soltar un quejido de desesperación. Mi cabeza seguía con aquellos hermosos y dolorosos recuerdos, esos casi 5 años que estuvimos juntos, cada cumpleaños era diferente, cada cumpleaños me hacías sentir el chico más feliz de esta tierra, y ahora… sé que tengo algo de culpa, yo fui el que empezó a portarse mal contigo, el que detono varias cosas, pero tu también no ayudaste a nada, pero… pero, ¿De qué sirve acordarse de esto sabiendo que los dos somos tan orgullosos para aceptar nuestros errores?
La tristeza iba aumentando pero también una pequeña depresión de los 30 y más… 31 años… y me he pasado un tercio de mi vida con la banda, y sobre todo contigo.
Shuu, no sé si todavía pienses en mi como yo ahorita ando pensando en ti… pero gracias por todo lo hermoso de esos 5 años en los que fuimos pareja, las estupideces que hacíamos juntos, esos días de compañía en las giras por el extranjero, cuando me ponía mal de mis bronquios y tu me consolabas y me cuidabas, simplemente, gracias por estar conmigo.
Cansado de llorar –y cansado por el día tan pesado con mi pequeña carrera de modelo- decidí irme a dormir, aunque tuviese mis ojos hinchados, mañana no iba a trabajar, así que me daba igual todo.
Aún con mis cansancio, y el sueño que tenía, no dejaba de recordar los bellos momentos que pasamos…
Si ahorita tuviese un pastel de cumpleaños, aunque sea con una vela encendida, mi deseo sería simple:
Quisiera que nunca hubiéramos peleado, y que todo siguiese como antes: hacer esas tonterías juntos, reír juntos, abrazarnos, besarnos y amarnos como antes.
Estar contigo como antes…