Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Hotel Marukawa por Mariela

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son de shunigku nakamura.

 

El fic es completamente mio,

 

pero NO VOY A RESPONDER PREGUNTAS SOBRE ESTO

El Hotel Marukawa

Eran cerca de las 10 de la noche, y aquella tormenta que azotaba la ciudad de Tokio no daba señales de querer detenerse. Más que una tormenta parecía un huracán. Las lluvias eran bastante fuertes al igual que los vientos que soplaban hasta arrancar las ramas de los árboles. El cielo relampagueaba  y tronaba con intensidad, Kamisama estaba furioso esa noche. La gente de todo el país se encontraba resguardada en la comodidad de sus hogares, las calles estaban vacías hasta de los animales  que comúnmente se paseaban por ellas; como perros, gatos, ratas, cucarachas, todo estaba totalmente solitario. Esto se debía a que a las 8 pm de la noche se había transmitido la orden por los medios de comunicación de que toda, absolutamente toda la población debía permanecer en sus casas hasta nuevo aviso, los meteorólogos contemplaban la  hipótesis de que aquella tormenta se convirtiera en tsunamis, ciclón tropical o incluso en tornados, no podían descartar nada cuando esto podía en peligro la seguridad de sus habitantes.  Es por eso que habían solicitado que transmitieran esa orden. A nadie se le ocurría salir con esa tormenta, pero eso no pareció importarles a Misaki y a Usagi, quienes habían elegido esa precisa noche para  salir a cenar, y para colmo, a un restaurante al otro lado de la ciudad, muy lejos de su departamento. Aunque el menor había intentado resistirse, al final se vio arrastrado al deportivo rojo del escritor y yendo a esa dichosa velada, solo para arrepentirse después de la cena. La lluvia parecía estable cuando salieron, sin embargo, poco a poco fue empeorando obligándolos a regresar, pero la suerte no estaba de su lado ya que el auto había sufrido una falla a la mitad del camino.

-Misaki, ya te dije que lo siento, ¿no lo puedes olvidar?-decía el mayor caminando por la acera, detrás del castaño y abrazándose para cubrirse del frio

 -¡No!-respondió el otro-Te dije que era una mala idea Usagi-san, pero como siempre, no me escuchaste

-Oye, yo no te secuestre, no todo es mi culpa

 -Técnicamente lo hiciste si consideras que me arrastraste al auto

-De acuerdo. Pero no cuenta como secuestro si eres mi pareja

-¡Si cuenta, viejo degenerado!-grito exaltado-Cuando salgamos de esta, iré con la policía para demandarte por secuestro

-No recuerdo que dijeras eso cuando estábamos cenando en el restaurante ni cuando te bese, mucho menos cuando tuvimos sexo oral en los baños

-¡Ca-cállate! ¡Eres un pervertido!

Estaba a punto de gritarle un par de insultos bien dicho al mayor, cuando de pronto alzo la vista y logro ver el anuncio de un hotel. Se sintió aliviado y llamo a su pareja para dirigirse al edificio. Corrieron lo más rápido que pudieron para llegar, las calles  estaban resbalosas con el agua, y los vientos fuertes y la ropa pesada por la lluvia no ayudaban mucho. Con gran dificultad alcanzaron a llegar al hotel, empujaron las puertas de cristal para luego caminar hacia la recepción. No parecía haber alguien ahí, tocaron varias veces la campana esperando a que alguien saliera, hasta que en el décimo treinta toque, un anciano ya muy demacrado vestido con traje café se dirigió hacia ellos, embozando una sonrisa apagada.

-Buenas noches-saludo

-Buenas noches-contestaron Misaki y Usagi al mismo tiempo

-Mi nombre es Kusaka Ryo, soy el gerente del hotel. Cielos muchachos, están empapados hasta los interiores, ¿Cómo se les ocurre salir a las calles con semejante tormenta? ¿Acaso vieron las advertencias en la televisión?

-Excelente pregunta Kusaka-sama, Usagi-san, ¿puedes responderla?-dijo Misaki con sarcasmo

-Necesitamos una habitación para pasar la noche aquí, ¿tiene una disponible?-pregunto Usagi haciendo caso omiso del menor

-Oh lo lamento, pero no. Todas mis habitaciones están ocupadas, ya sabe, la temporada de turismo ya comenzó y…

-Por favor-lo interrumpió Misaki-Se lo suplico, nuestro auto está descompuesto y los taxis ya no trabajan

El anciano lo miro detenidamente por unos minutos, para luego cambiar su expresión a una muy seria:

-Tengo una disponible-dijo repentinamente-Pero…nadie la ha usado en 50 años, y no es precisamente un buen lugar para pasar la noche

-No importa-respondió el oji esmeralda-Mientras podamos descansar, no importa

-Sí, sí. Lo que él dijo. ¿Podemos usarla o no?

-Si eso quieren-el anciano tomo sus datos, el dinero y les entregó las llaves, las cuales tenían el número 593 marcado en su etiqueta-Que duerma bien

-Gracias-Usagi hizo una rápida reverencia y tomo las llaves dirigiéndose al ascensor con Misaki detrás de el

Les doy una hora para que salgan huyendo-pensó el anciano. Solo pocos sabían la verdad no solo de esa habitación, sino de todo el hotel, y vaya que no era tan grata descubrirla. El Hotel Marukawa era el último lugar en donde hubieran querido llegar, ahora debían atenerse a las consecuencias de ello.

O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O

Algo anda mal- pensaba Misaki. En cuanto salieron del ascensor, un escalofrió lo recorrió por todo el cuerpo y la sensación de que algo ocurría iba en aumento. El ambiente  del pasillo era muy tenso y algo sombrío. Las luces no estaban encendidas, además todas las puertas estaban cerradas con candados en el exterior, ¿acaso no había gente en ellas? ¿Por qué estaban cerradas así? Continuo caminando detrás del escritor, quien como siempre parecía no darse cuenta de nada, y en cuanto llegaron a su habitación se limitó a entrar sin decir nada sobre lo vieja y deteriorada que estaba la puerta-Debe ser una broma-se dijo así mismo. De verdad que esto no podía empeorar. La recamara estaba peor que deteriorada, había telarañas en las paredes, cubiertas de polvo en los muebles, solo había una cama individual y el baño y la regadera eran muy pequeños. Para colmo, el único armario que había estaba lleno de ropa vieja que parecía haber sido usada anteriormente. Todo eso solo comprobaba una cosa; las apariencias engañan, por fuera el hotel parecía de cinco estrellas con su gran anuncio luminoso, pero por dentro tenía la apariencia de una de muy baja categoría.

-Esta es la peor cita de la historia-gruño, dirigiéndose al armario

-Velo por el lado bueno Misaki, al menos podremos estar más pegados en la cama-respondió abrazándolo por detrás sorpresivamente

-¡Apártate degenerado! Recuerda que todo esto es tú culpa-dijo con un ligero sonrojo, mientras se removía tratando de soltarse

-Oh  vamos Misaki, sé que tú también quieres-respondió lanzándolo a la cama y posicionándose sobre el

-¡Waaaaa! ¡Suéltame!

-No te resistas, sabes que no te dejare ir

-¡Usagi-san, baka! ¡Deten-mngh-sus palabras se cortaron con el apasionante beso por parte del mayor

Pero justo cuando este empezaba a corresponderle, un fuerte golpe en la puerta hizo que se separaran. Ambos se miraron extrañados, ¿Quién llamaba a esas horas? Al oír un segundo golpe, el oji lila se levantó y se dirigió a abrir la puerta, sin embargo, no había nadie ahí. Dio dos pasos fuera y reviso el pasillo. Nada, absolutamente nada. Frunció el ceño con gran ira, creyendo que esos niños malcriados les habían jugado un muy mala broma, la cual no les causo ninguna gracia-Malditos mocosos, ¿Cómo se atreven a interrumpir el momento amoroso de mi Misaki y yo-Al no encontrar a nadie, volvió a entrar al departamento confirmando lo que ya se imaginaba. Su Misaki había aprovechado la oportunidad para correr a esconderse en el baño, dejando al peli plata con las ganas de sexo bastante encendidas. Bufo con molestia, para después cambiarse rápidamente de ropa y bajar al pequeño bar del hotel a tomar un trago. Casi al instante en el que cruzo por el umbral de la puerta, Misaki salió tímidamente de su refugio. Entreabrió ligeramente la puerta para echar un vistazo rápido a toda la habitación, dándose cuenta de que estaba totalmente solo-Ahhh, que alivio. Usagi-san debió bajar a tomar algo. Estoy a salvo por ahora-pensó, soltando un prolongado suspiro. Inmediatamente tomo algo de ropa del armario y entro a la regadera para darse un baño de agua caliente. El agua relajo su cuerpo, sintió como la tensión en sus músculos desaparecía de una manera casi mágica, eso era todo lo que necesitaba, un buen baño de agua caliente. Se relajó dejando que su mente vagara libremente por los rincones de sus recuerdos, reviviendo algunos que no eran tan felices. Hace apenas unas semanas había pasado por el peor momento de su vida, le había confesado su relación a su hermano y este no se lo había tomado de tan buena manera que digamos, por el contrario,  exploto envuelto en una ira que jamás había visto en su pacifica personalidad, lo que le causo una depresión que a un no había podido superar. Desde un principio supo que no iba a ser fácil, una relación homosexual siempre es difícil de sobrellevar, más aun con la familia de por medio. Lamentablemente la sociedad no había evolucionado como el mundo en el que Vivian o como  la tecnología que cada vez se superaba a sí misma. No, la sociedad  se había quedado estancada en la Edad Media. Los prejuicios seguían viviendo aun en las nuevas generaciones, la discriminación, el bulling, el rechazo…cada generación era igual, los humanos lastiman a otros para su propio beneficio. Hoy en día se juzga  hasta al discapacitado, y eso a nadie le interesa. ¿Qué hay de malo en amar? Uno no se enamora de la pasión carnal como los juzgan los religiosos, uno se enamora del alma y es por eso que el amor rompe cualquier barrera. Es increíble lo que los homosexuales tenía que hacer para esconderse de los prejuicios, fingir algo que no se es, encerrarse dentro de una figura de falsedad para poder transitar en las calles sin ser señalado ni para que todas las puertas se les fueran cerradas. Y Misaki, aunque aún no se lo diría a Usagi, ya tenía que soportar eso, sus compañeros lo evitaban o simplemente lo discriminaban, mientras su hermano se limitaba a darle la espalda, incluso había dejado de pagarle la universidad, forzándolo a depender de su salario en Onodera Shoten, solo para no preocupar más a Usagi. De verdad que las cosas no podían estar peor de lo que ya estaban, por culpa del racismo, su vida se había vuelto un infierno-Ahora todo lo que me queda es Usagi-san…solo el sigue a mi lado-pensaba tristemente. Aunque le doliera, la realidad de las cosas era que lo único que le quedaba era el amor del escritor, nada más. De un momento a otro, todo se había desvanecido sin dejar rastro alguno, como si desde el inicio todo hubiera sido solo una simple ilusión de la que fue muy difícil despertar.

Seguía sumido en sus pensamientos cuando de pronto, escucho rechinidos provenientes del piso de madera, pasos fuerte que indicaban la llegada de alguien al baño. Se volvió para ver de quien se trataba, pero no encontró a nadie. Regreso mirada para terminar de ducharse, sin embargo, aquellos ruidos volvieron a oírse, se volvió y de nuevo no encontró a nadie que pudiera provocarlos. Por un instante sintió una corriente de miedo recorrerlo por toda su espina dorsal, seguido pronto por otro más fuerte, al ver que esos rechinidos aún continuaban. Volteo a todos lados, estaba algo nervioso y no era para menos, no cuando se suponía que estaba solo en la habitación. De repente, las luces del baño se apagaron aumentando su temor y de una manera inexplicable, la regadera empezó a lanzar agua congelada, con una presión que lo arrojo a la pared:

-AAAAAAHHHHHH-gritaba asustado, mientras cubría desesperadamente su rostro con sus manos, como intentando vanamente protegerse del agua

Avanzo con piernas temblorosas contra el chorro de la regadera, el piso está congelado y resbaloso, cada que avanzaba un paso retrocedía dos. Necesitaba alcanzar la llave para cerrar el paso del agua o de lo contrario moriría congelado en una estatua de hielo macizo. Las luces empezaron a parpadear soltando chispas de las bombillas que iluminaban el baño, Misaki no entendía lo que pasaba, pero sus ojos estaban hinchados de lágrimas. Al darse cuenta que era imposible avanzar contra la tormenta, se agacho y gateo por debajo, enterrando sus uñas en la cubierta de hielo del piso, solo así logro llegar a las llaves y cerrarlas, lo que causo que el agua se detuviera.

-Ah, ah, ah-jadeaba el castaño, sus lágrimas aun no cesaban y sus huesos temblaban ante el frio extremo que sentía. Su cuerpo incluso tenía pequeñas acumulaciones de nieve que empeoraban con el aire fuerte que se sentía

Pero ese frio no era solo el típico frio invernal. No. Era un frio escalofriante que le erizaba la piel, sus labios comenzaron a temblar al igual que sus dientes, tenía un muy mal presentimiento. Podía sentir el miedo bombearle en las venas, su corazón se aceleraba y sentía como si le faltara el aire sin razón alguna. Estaba aterrado, eso era seguro. Con un esfuerzo sobrehumano, se levantó del suelo, recargándose en la pared, el ambiente era tan helado que parecía como si estuviera en la misma Antártida, ¿de dónde provenía tanto frio? No lo sabía. Pero tenía que salir de ahí cuanto antes. Cuidadosamente se volvió para marcharse, paralizándose al ver parado delante de él a nadie más ni nadie menos que Usami Akihiko, vestido con su típico traje negro.

-¿U-Usagi-san? ¡Usagi-san! Ayúdame, estoy…-se calló, reparando en la mirada seria casi escalofriante del pali plata-¿Usagi-san…?

Pero este no le respondió. Ensombreció su mirada, sonriendo sádicamente para luego volver a posarla en el oji esmeralda. Misaki abrió los ojos como platos, su corazón se detuvo y por un instante, el miedo tomo control de todo su cuerpo:

-¡WAAAAAAA!

Akihiko-

Se encontraba sentado en el pequeño bar del hotel, tomando una copa de sake y dejando que su mente se relajara. Sabía que él y Misaki habían  tenido semanas muy difíciles de olvidad, amargos momentos que habían hecho llorar al castaño, lo cual le partía el corazón en mil pedazos con solo recordarlo. De verdad que se la había pasado muy mal últimamente, sabía bien  lo que el castaño había estado haciendo; refugiarse en el trabajo de la universidad para tratar de escapar de las cosas, justo por eso lo había llevado (obligado) a cenar, para que se desconectara y quizás superara una parte de la distermia que presentaba. Temía que esta se convirtiera en una profunda depresión, no soportaría ver así a su niño, vaya que no. Claro, no contaba con la tormenta que había decidido hacer de las suyas esa noche ni del horrible hotel en el que habían terminado, ahora seguramente su pequeño lo dejaría en abstinencia por, al menos, una semana.

Ya iba por la quinta copa, cuando repentinamente escucho el estruendo de la puerta azotándose para cerrarse. Esto lo sobresalto haciendo que soltara la copa al suelo. Se volvió para ver quien la  había cerrado, pero no encontró a nadie. De pronto, el ambiente empezó a enfriarse provocándole escalofríos en la piel, las luces comenzaron a parpadear soltando chispas de los cables y de las mismas bombillas. Por un momento asocio estos problemas con fallas en los controles y en la calefacción, sin embargo, su engaño se desvaneció cuando las luces hicieron corto apagándose todas al mismo tiempo. Comenzó a escuchar ruidos en todo el bar, rechinidos, pisadas, susurros y golpes en las paredes, esto lo estaba poniendo nervioso. Frunció el ceño y grito con ira:

-¡YA BASTA NIÑOS MALCRIADOS! VOY A DARLES UNA BUENA TUNDA SINO LE PARAN CON SUS BROMITAS DE MAL GUSTO

Al terminar de hablar, dio un salto al escuchar un relámpago tronar con tal intensidad que causo eco en la construcción. ¿Qué demonios sucedía? Quería creer que se trataba de esos chiquillos traviesos que no tenían otras cosas que hacer más que molestar a la gente, pero esto superaba más de lo que unos simples niños pudieran hacer. Se empezaron a escuchar puertas rechinantes acompañadas de gritos desgarradores resonando en todo el lugar, y de pronto, todos los vidrios se rompieron al mismo tiempo, incluyendo las botellas de sake cuidadosamente acomodadas en los estantes de atrás de la barra. El pulso se le acelero e inmediatamente corrió hacia la puerta para Salir pero esta estaba bien asegurada, gruño al darse cuenta que estaba encerrado ahí. Tiro bruscamente de ella, tratando vanamente de que se abriera, hasta que su poca paciencia se terminó y comenzó a patearla.

-¡Maldita cosa, ya ábrete!-gruñía

-Usagi-san…

-¿Eh?-al escuchar el llamado, se volvió y abrió los ojos como platos al ver ahí a nadie más ni nadie menos que a Misaki, mirándolo con una expresión ensombrecida-¿Misaki? ¿Qué haces aquí?¿Cómo entraste?

-…-

-¿Misaki?

-… ¿me amas?-pregunto fríamente alzando la mirada

-¿Qué?-exclamo extrañado-¿Por qué preguntas eso de repente?

-¿Me amas?

-Por supuesto que si Misaki, te lo he dicho millones de veces, ahora…

-Jum, jajajajaj-rio malignamente

-¿Misaki? Misa-nmgh

De la nada, dos grandes manos cadavéricas cubrieron su boca por detrás, y cuando  intentó quitárselas, el piso se convirtió en lodo espeso que lo hundió casi al instante sino fuera porque logro agarrarse de la pierna del castaño, quien parecía flotar por encima de este. Mientras el otro solo se reía entre dientes de manera sádica. Intento aferrarse a él, pero más manos cadavéricas salieron del agujero y se agarraron a sus extremidades, para luego comenzar a tirar de ellas, atrayéndolo con gran fuerza hasta lo profundo del lodo. Entonces, todo el bar se convirtió en un cementerio tan sombrío que apenas se distinguían  las lapidas. Fue cuando al fin noto una lápida a su lado, la cual tenía su nombre grabado en ella, con unas palabras señaladas entre comillas-“Usami Akihiko. Murió a manos de un ser amado”-sus ojos se agrandaron al leerlas, ¿acaso…aquel era su fin? Regreso la vista hacia su amante, quien aun mantenía su sonrisa sádica en su rostro, e intento decir algo, sin embargo, con los labios sellados lo único que lograba decir eran gemidos y palabras incomprensibles. Al ver la desesperada acción del oji lila, el chico en cuestión tomo la palabra:

-Usagi-san, si de verdad me amas…-levanto su pie, asustando al peli plata-¡Acompáñame hasta la muerte!- y dicho esto, lo pateo con fuerza haciendo que se soltara de él y cayera al abismo de oscuridad-JAJAJAJAJAJA ¿QUE TAN FUERTE ES TU AMOR, USAGI-SAN? JAJAJAJA-se carcajeaba haciendo muescas burlescas con ademanes victoriosos

El escritor solo pudo ver como la imagen de su pequeño oji esmeralda  se perdía conforme era arrastrado a la profundidad de aquel estanque, trato desesperadamente de nadar hacia arriba, mientras un solo recuerdo lleno su mente-Misaki…

 

 

 

Despertó en medio de las escaleras al quinto piso, se levantó y miro a todos lados. ¿Qué demonios había sucedido? ¿Acaso solo había sido un sueño? Sí, eso pensaban todos, pero la realidad era que todo había pasado de verdad. Nada había sido un sueño ni una ilusión. Y lo uso al ver su ropa manchada de lodo por doquier. Salió corriendo al instante de vuelta a su habitación, tenía que volver de inmediato. No sabía porque, pero tenía un muy mal presentimiento, y sus instintos nunca le fallaban.

Misaki-

Misaki estaba aterrado, sus ojos no podían hincharse más de las lágrimas que emanaban sin detenerse. Tenía miedo, eso era seguro. Tenía miedo de que esa fuera su última noche vivo, o quizás, su ultimo respiro de vida. En su mente lo único que deseaba era que Usagi viniera a rescatarlo, sin embargo, sabía que eso no sucedería. El aire ya empezaba a faltarle, sentía como se ahogaba cada vez más con la presión del agarre, la cual aumentaba constantemente. Pues, aquel hombre que en un principio se había presentado con la apariencia del afamado escritor Usami, y que después deformo su rostro mostrando su sistema nervioso, lo tenía levantado del suelo, apretando con fuerza su cuello, mientras lo miraba con una frialdad escalofriante.  Intentaba con gran desesperación soltarse del agarre, pero todos sus intentos eran en vano, era clara la fuerza superior entre él y su atacante, y aun así seguía intentando. Con cada segundo que pasaba, sentía la muerte más cerca, el hombre no parecía tener intenciones de detenerse, lo cual lo aterraba. Cuando su vista comenzó a hacerse más borrosa, y su cuerpo más pesado, su atacante se acercó a su oído y susurro

-¿Qué tan fuerte es tu amor, Misaki? Si me mamas cono dices hacerlo, acompáñame hasta la muerte-entonces, aplico muchas más presión al agarre cortando definitivamente el oxígeno del oji esmeralda. Este abrió los  ojos como platos por unos fugases segundo, para luego cerrarlos lentamente, hundiéndose en la oscuridad- Usagi-san…ayúdame.

 

 

El peli palta entro estrepitosamente a la habitación dirigiéndose inmediatamente al baño:

-¡Misaki!-grito corriendo la puerta. Por un instante, sintió como si el alma se le fuera del cuerpo, su corazón se detuvo y casi inconsciente susurro-Misaki…

-¿Usagi…san?-respondió el aludido volteando a verlo

-¡Misaki!

A Usagi se le partió el corazón al encontrar al castaño sentado  en un rincón del baño, abrazando sus piernas con solo una toalla cubriendo su desnudes, mientras lloraba desconsoladamente hundiendo su rostro en sus rodillas. Rápidamente corrió a auxiliarlo, lo estrecho entre sus brazos y lo cargo hasta la cama, donde lo acostó dejando que durmiera profundamente para que se calmara. En verdad estaba muy asustado, y no lo culpaba. Ya podía imaginarse lo que le había sucedido, por lo que decidió bajar a la recepción para hablar con el gerente.  Eso no podía quedarse así, estaba realmente furioso por todo lo que les había pasado, y ese gerente iba a darle una buena explicación  sino quería sentir su cabeza estrellándose contra el concreto. Pero antes de que pudiera siquiera tomar la perilla de la puerta, una hoja de periódico ya muy vieja apareció tirada en el genkan. Extrañado, la levanto para ver de qué se trataba. En cuento leyó el título, sintió que el corazón se le detenía.

“Tragedia en el Hotel Marukawa”

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).