Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Wherever You Are por LinAhLee91

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡He vuelto! - Se esconde de todos los tomates podridos por no terminar "60 Seconds" - Sé que muchas me odian por no terminar aún aquel fanfics, espero de corazón llegar a finalizar aquella serie, de verdad, sólo rueguenle a Jebús de que me devuelva la inspiración.

Por otro lado les traigo este nuevo fanfic MyungJong, también es una adaptación de mis experiencias personales en el mundo de los juevos de rol, espero gusten mucho de él, y no me odien, sólo les pido mucho amor para este fanfic. No dejaré el mundo literario tan fácil, se los aseguro <3.

Notas del capitulo:

Nuevamente les traigo un fanfic dedicado a esta hermosa pareja que jamás he dejado de amar, considero que el Myungjong es hermoso. Esta historia la hice especialmente como un regalo para una de mis mejores amigas, Javi <3, si no hubiese sido por ella y su MyungSoo, creo que esta historia no existiría.

Bueno, no tengo nada más que agregar, esperar que se diviertan mucho leyendo este fanfic, que tendrá de todo un poco, digase: Romanticismo, drama, angustia, infidelidades, etc. Contenido sexual habrá en su respectivo tiempo, no coman ansias, ¡cochinos!

Y bueno, por ahora sólo eso, ¡ENJOY!

-          ¿Nunca pensaste en que quizás, en alguna parte del planeta, existía aquella persona especial?

-          Eso es una estupidez, las personas sobrevaloran demasiado el amor.

-          SungJong eres un tonto, el amor es algo bonito según mi mamá, cuando uno cuida a una mascota es porque la ama, así como cuando tu mamá y tu papá se conocieron, ellos se enamoraron.- Profirió una joven niña que no sobrepasaba los seis años de edad mientras comía helado junto a su amigo. Ambos observaban las nubes desde una loma bajo un árbol, no había nada que pudiese cambiar aquella paz, excepto la discusión de ambos chicos.

-          El amor dura sólo una cantidad de tiempo, así como las cosas que tenemos, tarde o temprano pasa a ser costumbre, cuando las personas se separan y se extrañan, es porque sólo cambia su rutina. Cuando las mascotas pasan a ser callejeras, es porque simplemente no existe amor ni recuerdos, ni costumbre, el amor está sobrevalorado.

-          Ya llegará el día en que conozcas ese sentimiento, y no dirás más que está sobreval…sobre…

-          Sobrevalorado… - Fue la respuesta del niño, terminando su helado bastante animado.

 

¿Quién diría que te equivocarías tanto, Hikari? A pesar de que me hablaste de aquel sentimiento por tantas veces, mi forma de pensar jamás se modificó, había cosas más importantes que detenerse a pensar en las consecuencias  de estar enamorado. En general jamás me detuve a enamorarme demasiado, quizás por eso fracasé en dos ocasiones, siendo las palabras “aburrido” y “frío” las que predominaran en las bocas de mis ex parejas. Y no los culpo, a mis veinte años ya había pasado por varias situaciones que sólo habían logrado enfriar más mi sentir. Perder a tus padres a los dieciséis y afrontar la crianza de un hermano menor de ahí en adelante no fueron cosas fáciles. Mucho menos cuando me centré en la Universidad y entré a estudiar una carrera que se relacionara con la animación. Sin lugar a dudas, era un ser extraño en comparación al resto de chicos de mi edad. Jamás me definí con una etiqueta social en el ámbito sexual, mis antiguas parejas fueron hombres, pero no por eso no llegué a experimentar atracción por un trasero o piernas femeninas. Más allá de lo que muchos pensaban, mi apariencia no iba acorde con mi forma de pensar.

Me abrigaba en verano, usaba sandalias y bermudas en invierno, dormía tres horas y mi minuta de colación consistía en una taza de café, comida rápida y un cigarrillo cada tres horas. Ingresé a trabajar gracias a mi buen desempeño en lo que hacía, llevando un seudónimo que daba lugar a la ambigüedad. “Noah”. Como esperaba, mis historietas saltaron a la fama en cosa de semanas, chicas de secundaria compraban la serie de una pareja que más allá del romance, pasaban por diversas aventuras escalofriantes, era una historia que rompía esquemas; y es que la protagonista no era una debilucha, el chico no era de dinero y ambos poseían una unión parecida a lo que llamaban comúnmente “amor”.

Mis compañeros de trabajo solían mirarme extraño cuando me veían en pleno invierno dibujando en el patio de la empresa, o cuando parecía divagar en mis miles de mundos a mitad de una reunión importante, seguramente me detestaban, o consideraban que estaba loco, no los culpo, muchas veces pensé lo mismo, incluso hasta mi hermano parecía alguien centrado en apariencia y por sobre todo, disfrutaba de sus dieciocho años como cualquier joven con miras a futuro. Sí, era un chico “normal” según la sociedad, y yo era un misterio como ser humano. Continuamente meditaba sobre aquellas acciones extrañas que dominaban mi cuerpo y mi boca según alguna situación en especial, era mi pequeño infierno en donde sentimientos oscuros peleaban a diario por el dominio de mis palabras, a menudo salían victoriosos, pero, cuando se trataban de fanáticos, o de exponer alguna idea para la empresa, mi lado racional ganaba y lograba imponerse sobre el tenebroso y misterioso. En muchas ocasiones escuché entre murmullos que necesitaba un psiquiatra, quizás él podría llegar a controlarme, ¡Estaba fuera de sí! Era un maniaco con rostro de ángel y curvas femeninas, ¿de temer, no? Pero este maniaco era el que generaba mayores ingresos a la empresa de entretenimiento, y por eso podía restregarles mi locura con orgullo a cada ser humano que se paraba a mencionarme.

 

-          ¿Un psiquiatra? – Fue la primera pregunta incrédula que hizo uno de mis amigos mientras tomábamos una cerveza en la azotea de mi departamento. Me ganaba por cuatro años de edad, y aunque tenía una apariencia denigrante, siempre sabía cómo reconfortarme.- Vaya, hasta que tus locuras hicieron efecto en tu trabajo.

-          No es algo de lo que deba preocuparme, me sorprende que tengan tiempo para hablar de personas anexas a sus vidas en vez de reparar en sus deficientes trazos.

-          Hablas como si estuvieses molesto SungJong.

-          ¿Define molesto en tus palabras? – Le observé mientras llevaba la fría lata a mis labios, esperando a que me convenciera con sus fundamentos, que por cierto el 99% eran acertados.

-          Esa mirada de homicida frustrado es suficiente para poner la piel de gallina, de verdad me sorprende que no seas asesino en serie.

-          Requiere demasiado tiempo matar a una persona, además la sangre cuesta que salga de las prendas.- Respondí como si nada, notando una risita nerviosa de parte de mi hyung, efectivamente era un ser extraño. ¿Quién podía hablar de homicidios con tanta naturalidad? Sólo yo, o un psicópata, algo muy normal.

-          Ya idiota, yo creo que necesitas respirar, salir de tu estresante rutina. Siempre te he dicho que seas tu mismo, que salgas con mujeres u hombres, y que intentes comer algo más nutritivo que hamburguesas.

-          ¿Intentas decirme, que debo renunciar a mis costumbres para así agradarle a los demás?

-          Algo así, no digo que las quites de tu vida, eso te hace especial Sungjong, me refiero a que debes comenzar a vivir como un chico de veintiún  años, saliendo a fiestas, teniendo alguna pareja, quizás hasta llegues a enamorarte.

-          Se me acabó la cerveza Sunggyu, quiero otra. – Le corté inmediatamente, tirando la lata vacía al contenedor que teníamos a unos metros de distancia, para ver quién tenía mejor puntería. Para mi suerte hoy el marcador iba tres a uno a mi favor, lo que significaba que hyung terminaría haciendo alguna estupidez bajo mis órdenes.

 

 

Finalmente terminé en la consulta de uno de aquellos médicos, las paredes eran de un color verde musgo, siendo cuadros abstractos los que dieran parte de vida a esa oficina de seis por seis, aún podía escuchar las bocinas del tráfico matutino y también un tema de pop nuevo en el mercado que tarareaba la secretaria del doctor “Kim”. Las ojeras eran comunes en mi rostro, y aunque me encontraba sentado en un asiento bastante cómodo, el sueño no parecía acordarse de mí. Pasaron cerca de cinco minutos para que viera la figura bajita de un hombre con bata blanca, a simple vista parecía alguien serio, sus arrugas se pronunciaban en su frente más no en todo su rostro, seguramente estaba bordeando los sesenta años, pues la calvicie ya había hecho de las suyas en la parte de su nuca. En cuanto tomó asiento junto a su café recién servido, procedió a examinarme con su vista pequeña, tomando una libreta gastada por los años y una pluma que seguramente no dejaría de mover hasta que terminara la sesión. Era como estar a expensas de un científico que esperaba ver las características de su nuevo conejillo de indias, uno bastante retorcido.

Comenzamos con un saludo breve, ya después lo que vino fue una regresión en los parajes de mi vida, desde que comencé a interpretar los recuerdos hasta mi vida actual, durante ese proceso de “confesión” observé en muchas ocasiones como mi médico tomaba apuntes y dibujaba figuras en su libreta, parecía concentrado en lo que redactaba, e incluso cuando ya había terminado de explicar todo lo que respectaba a mí, él seguía en lo suyo, sin importar si habían pasado más de cuarenta minutos hablando.

 

-          Las probabilidades de que sufras bipolaridad, son muy evidentes, por lo general el trastorno bipolar comienza ante de los veinte años, por lo que me has contado, tuviste que lidiar con la muerte de tus padres a temprana edad, y además con el cuidado de tu hermano. Responsabilidades muy grandes para alguien que comenzaba su vida adolescente.

-          Se aprende a vivir con ello.

-          Dices que no lloraste siquiera una vez el hecho de que estaban solos y a la deriva de cualquier peligro, quizás para muchos eso fue un acto de valentía de tu parte, sin embargo Sungjong, la falta de desahogo afectó bastante a tu salud mental.

-          ¿Quiere decir que estoy loco?

-          Quiero decir, que deberás seguir asistiendo a mis consultas, necesitarás hacerte un par de exámenes para determinar si posees bipolaridad tipo uno o dos, o Ciclotimia, y por sobre todo, tendrás que comenzar a dormir más, esas ojeras destruyen el buen aspecto que intentas mostrar.

-          Veremos si puedo llegar a lograrlo, es demasiado difícil dormir para mí.

 

Después de estar medicándome por un par de días, pude retomar mi apariencia juvenil y desaliñada, pedí días libres en el trabajo para así intentar descansar, y vaya que resultó. Escuchaba música un poco más alto de lo que solía escuchar, intenté salir en un par de ocasiones con mi hyung para retomar mi “vida juvenil” e incluso llegué a la cama con alguna chica de apariencia delicada, conste, sólo apariencia, para bajar las revoluciones de los bailes intensos en las fiestas.

Sin embargo, mis días de desenfreno dieron un giro cuando me disponía a regresar a mi departamento después de una jornada laboral bastante agotadora. Últimamente expresaba mi descontento a menudo en las redes sociales. Había asistido nuevamente a la consulta del psiquiatra y las respuestas no habían sido de mi completo agrado.- “Tus síntomas nos llevan a un trastorno bipolar Sungjong, debemos recabar en tus episodios más comunes para ver si es la tipo 1 o la tipo 2”.- Decir que estaba del todo desganado sería mentira, simplemente quería descansar y soltar aquel odio que me atacaba en situaciones diarias, aquel odio con el mundo por lo inútiles que eran en comparación a mí. Por lo cínica que podía llegar a ser la sociedad ante ciertos casos. No obstante entre las miles de cosas que redactaba, había algo que siempre llamaba mi atención. Un chico. Había un chico que seguía mis disparates y aportaba su
“like” siempre que podía, quizás otro loco más o un fanático de la anarquía, tal vez una persona que sólo estaba aburrida y daba click sin leerme. Revisé su imagen en muchas ocasiones, al punto que ya me la sabía de memoria, nada especial, un hombre joven, como muchos, seguramente se aburriría de seguir mis estupideces algún día. O al menos eso pensé hasta que un mal cálculo del espacio en el pasillo me llevo a pasar a llevar a un tipo, mi respuesta inmediata fue responderle de muy mala forma, pero valga la redundancia que resultó ser aquel hombre que había espiado en la oscuridad de mi habitación en una de esas cuantas horas en las que debería estar durmiendo.

Era alto, no vestía como un gran modelo, pero no estaba mal, su cabello era negro y su contextura delgada, me sorprendió que tuviese un aire felino en la mirada, parecía que tampoco dormía demasiado, pero por sobre todo, su sonrisa, maldita sonrisa de chico amable, le hubiese dado un puñetazo si de verdad hubiese querido deshacerme de su presencia. Pero algo sucedió, como si hubiesen activado un interruptor dentro de mi cabeza, sentí que los colores se me fueron a cualquier parte del cuerpo, pero visible, maldiciéndome internamente cuando  me percaté de que estaba ¿nervioso?

 

-          Lo siento, no te vi, es mi culpa. – Respondió como si nada, a simple vista parecía un ser humano ordinario, nada del otro mundo, pero el muy maldito me estaba provocando una taquicardia que tenía mi cuerpo revolucionado, fue casi como su me hubiesen dado un flechazo en el pecho.

-          No es nada, tampoco vi por donde iba, así que descuida.

-          Vale. – No hubo mayor intercambio de palabras, por lo que antes de que le perdiera de vista por completo, me atreví a preguntar lo que no se debía.

-          ¿Por qué le pones “like” a mis comentarios? – Ya lo había hecho, el tipo ni me conocía, ni yo a él, pero las preguntas de esa índole habían taladrado mi cerebro lo suficiente para que las dejara salir.- Soy el chico que escribe sus pensamientos contra el mundo.

-          ¡Oh! Eres tú, pues, siempre le coloco like a todo lo que sale en mi inicio.- La palabra desilusión me cayó como roca en la cabeza, sintiéndome como un idiota al pensar que de verdad aquel chico había llegado a comprenderme, pero bueno, no era anormal, el único con trastorno bipolar en la conversación era yo. Un desconocido me tenía con el corazón a mil, sonrojado y con una vergüenza del tamaño del Titanic por lo que me había respondido, y yo, el muy idiota seguía ahí, esperando a que cambiara su forma de pensar.- En realidad estoy de acuerdo con lo que dices, llamó mi atención y por eso le agregué un “like” a tus palabras, Noah. Por cierto, me llamo MyungSoo, un gusto el conocerte.

-          Soy Sungjong, Noah, es mi seudónimo. – Esbocé una sonrisa por cortesía, acomodando mi mochila para así dirigirme a mi departamento, o al menos eso quería una parte de mi cerebro, ya que la que se encargaba de mi sistema motor todavía me tenía ahí a mitad de pasillo.- ¿Vives aquí?

-          ¿Eh? No, sólo venía de visita, quizás nos veamos seguido. – Profirió con tranquilidad, una que me sorprendió, no parecía alguien enfermo, mucho menos un drogadicto, a decir verdad era demasiado “normal”, no parecía cínico, y tampoco estaba usando alguna excusa para deshacerse de mí, era completamente diferente de muchos hombres que había conocido en mi corta existencia.

 

“Sería interesante si este chico estuviese soltero…”

 

Fueron los mejores pensamientos que atravesaron mi cabeza en aquel momento, sin embargo, la realidad me azotó fuertemente cuando vi a un chico salir entusiasmado de una de las puertas del pasillo, colgándosele como un verdadero niño falto de mimos mientras le llenaba de besos el rostro. Claramente el momento de ensueño se acabó y la pequeña guerra entre los dos bandos se desató. Mis pequeños demonios se burlaban de aquel sector fantasioso que creía estaba inactivo en mi cabeza, era tonto, un chico así no podía estar libre.

 

-          ¡Yu Kwon! Ya te he dicho que no te lances así, me quedaré con lumbago.

-          Eres mi novio, no te quejes tanto si siempre he sido así.- Ambos pasaron de mí, así que opté por dar media vuelta y continuar camino a mi departamento, no hubo despedidas, mucho menos un “nos veremos pronto”, simplemente saqué mis llaves y fingí revisar mi móvil, apreciando la imagen de “Narsha” como fondo de pantalla. Seguramente nos volveríamos a ver, pero por ahora, debía controlar aquel extraño sentimiento que me había azotado junto a ese tal “MyungSoo”

 

Notas finales:

 

Se nos va el primer capítulo, espero lo hayan disfrutado, ya nos veremos en una próxima entrega, porque sí tengo mucho que contar sobre esta historia, que a mi gusto, es una de las más hermosas que tengo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).