Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Eres mio. por Daydream duet

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

La reprimenda que se llevo al día siguiente no fue sino moderada, pero para Dan cuyas relaciones afectivas se cimentaban en gran medida sobre su amistad con Adair, que este se mostrase frio y distante dolió más que la propia resaca que atacaba todos sus sentidos en aquel momento.

Dan no acudió al hospital ese día, despertó cuando el pelinegro acomodaba todo para irse, cuando intento incorporarse las ganas de devolver le asaltaron y terminó recluido en el baño por mas de 15 minutos, al salir encontró a su amigo en la cocina, que tras mirarle con desaprobación y decir un par de palabras sobre su desastroso comportamiento de unas horas atrás le tendió un plato repleto de chilaquiles y se marcho a la universidad.

Adair lucia realmente terrible, había dormido a penas y un poco e inevitablemente su humor empeoraba cuando no descansaba bien, las clases le parecieron más bien tediosas y lo único que podría ponerle de mejor humor no sería posible sino hasta el día siguiente, o tal vez no tuviera que esperar tanto tiempo, en las horas muertas inevitables debido a su horario el pelinegro se separo de sus compañeros y recorrió los pasillos del edificio con la esperanza de poder ver a Joe y que su día mejorase un poco.

Después de 15 infructuosos minutos por fin lo observó, iba acompañado de Zhet y como no? De Miranda, Adair puso los ojos en blanco ante la imagen pero obstinado y orgulloso como era y además ahora motivado por el trato que acordara con el castaño el día anterior acelero el paso para darles alcance.

-Hola.- Saludo como quien no quiere la cosa pasando uno de sus brazos sobre los hombros de Joe, quien se tensó ante el contacto.

-Hola.- Miranda y Zeth correspondieron el saludo un tanto extrañados, no por la repentina aparición del pelinegro, por eso no, era natural ver a Adair, cerca o lejos actuando a sus anchas sin importar qué o quien pero el hecho impresionable resaltaba en que se trataba de Joe, la invasión a su espacio personal prohibido para todos y el hecho de que después de un instante el castaño se relajase es lo que volvía a esa escena extremadamente extraña.

Superando la sorpresa inicial Joe sonrió a manera de saludo y de manera nada discreta aprovecho para retirar el confiado contacto que Adair mantenía sobre él, cosa que no paso desapercibida para los presentes y que sin duda de una manera notable había herido el orgullo del pelinegro.

Sin poder contener su protesta Adair disminuyó el paso sujetando discreta y delicadamente la manga de Joe para que también lo hicieran, cuando tuvieron más espacio Adair se acerco para susurrar su inconformidad de manera que solo el castaño pudiera escucharle pero sin invadir su privacidad por temor a un nuevo rechazo.

-Dijimos que seriamos amigos- Exclamó con tono airado el moreno.

-Lo siento, es que no estoy acostumbrado…- Se sincero el de ojos almendra con un gesto que implicaba un hecho que no cambiaria aun después de su acuerdo anterior. –Aún incluso con mis amigos. – Sentenció.

 

Adair recordó en ese momento aquel insufrible arranque de celos que le asaltara, el que parecía un muy lejano día atrás, cuando entrara en su departamento y encontrara a su mejor amigo y al propio Joe disfrutando de una película sentados en su sofá mientras el primero mantenía un agarre por los hombros de este.

Quizo exclamar la incoherencia de sus palabras ante los hechos pero por primera vez en su vida o tal vez en demasiado tiempo como para recordar otra ocasión, se mordió la lengua para no buscar una nueva discusión con aquel chico con el que le estaba quedando claro nunca ganaría una, y más que ello corría el riego de que se fuera, posibilidad que no estaba dispuesta a solventar.

Sin embargo, se trataba de Adair J. Michells, tal vez no las ganara todas pero él nunca perdía y aquella ocasión no sería la excepción.

-Bueno pues yo me reprimo un tanto mientras tu haces otro poco por irte acostumbrando.- y sin dar tiempo a que se formase un debate de aquella declaratoria retomo el paso para quedar a la altura de sus otros compañeros.

Con una mueca difícil de descifrar Joe también volvió a la altura de sus compañeros sintiéndose extrañado al ver como el pelinegro se adaptaba tan rápidamente a los otros dos y desarrollaban una entretenida platica que incluso a él le arranco varias risas y comentarios.

 

***

 

Después de disfrutar el picante almuerzo mexicano que preparase Adair, Dan volvió a la habitación con la intención de disfrutar un par de horas de sueño extra, no tenía certeza alguna de lo que fuera que aconteciera en las ultimas horas de la noche anterior pero tampoco quería quebrarse la cabeza en ello, no mientras los malestares de la resaca persistieran en su organismo.

Para cuando volvió a despertar Adair ya había vuelto a casa, de hecho lo que le despertara había sido el ruido estridente de la música en el estéreo

 

Sintiendo aún que cada onda de sonido rebotaba en sus oídos con más estridencia de la que en realidad estaba y sufriendo los estragos que estas provocaban en su cerebro, presionó su cabeza en entre sus manos al tiempo que incorporaba y buscaba sus zapatos para salir al encuentro del que seguro seria el cabreo del siglo.

 

Al notar su presencia Adair alejó su atención de los papeles frente a él y le miro con expectación.

-Te sientes mejor?- Dan asintió con la cabeza caminando para sentarse a su lado mientras el pelinegro recogía el reguero de libros y apuntes que tenia sobre la mesita del centro. –Tu abuela llamó esta mañana, le he dicho que estabas aquí y que probablemente no acudirías al hospital.

-Y qué dijo?

-Qué iba a decir, dijo que era una decepción que no permanecieras la noche con tu prometida y que iba siendo bueno si de una vez te corrían de tu idiotez de carrera y entrabas en conciencia de que lo tuyo es la administración.

Dan rodó los ojos con fastidio arrepintiéndose en el acto por el mareo que esto le causo, sopeso su espacio y posición y después de realizar sus cálculos se esturo en su corta extensión recargando las piernas en el reposabrazos del sofá y dejando la cabeza sobre las piernas de su amigo.

-Quieres comer algo?- el pelinegro comenzó a acariciar los cabellos castaños sabiendo como ese gesto lograba siempre relajar a su amigo.

 -La verdad es que no.- contestó con los ojos cerrados

-de acuerdo.- Adair mantuvo la caricia con una mano mientras se estiraba lo mas posible sin llegar a mover las piernas para dar alcance a un grupo de hojas que leyera antes de ser interrumpido.

-Y el regaño?- Pregunto el medico con un deje de culpa en la voz pero sin abrir los ojos disfrutando aun de las atenciones.

-Sabemos que no soy tu abuela como para andarte sermoneando, ya estas grandecito, sin mencionar que generalmente ese rol te corresponde a ti.

-Wow, y yo que creí que se venia la hostia de mi vida.

-No te relajes tan pronto, deja que mi madre se entere.

-Le dirás?

-Por supuesto, no todos los días tengo la oportunidad de desacreditar al usurpador niño de mi mami.- Dijo haciendo alusión al apodo que le había impuesto desde niño.

-Bien, ni yo puedo tener tanta suerte.

-Hablando de suerte, no tienes que preocuparte por el hospital.

-Qué?

-La fulana esa llamo usando sus influencias y consiguió que te dieran prorroga.- Dan sonrió sabiendo exactamente de que fulana hablaba, le seguía pareciendo gracioso que pese a los años esos 2 no consiguieran limar asperezas y siguieran detestándose con vehemencia.

-Es una buena chica.

-ES una bruja que te tiene engañado.

-Como digas.- Dijo zanjando la conversación antes de que esta se transformara en una discusión nada necesaria entre ellos.

***

 

 Joe volvió a sumergirse en la bañera, aguantando la respiración y reprimiendo el llanto que se atoraba en su garganta, odiaba todo, odiaba su vida, sintió el ardor en el pecho producto de la exigencia de sus pulmones por un poco (mucho) de aire, quería quedarse ahí, aguantar esa desesperación que producía sus sub consiente traicionando su intención de morir y no volver a despertar jamás pero no lo consiguió, saco su cabeza del agua y respiro hondo sin mucha emoción, las lagrimas seguían surcando sus mejillas mezclándose con las gotas de agua que caían de sus cabellos pero al menos los sollozos se habían detenido.

 

Sería mejor resignarse, no lo haría, no se suicidaría, le había tomado mucho trabajo reunir el valor para intentarlo una vez, y había sido frustrado, estaba consiente que reunir el valor otra vez sería difícil, aun así necesitaba lidiar con el dolor, salió de la bañera tomando una toalla y envolviéndola en su cintura, quedó parado unos minutos contemplando su reflejo en el espejo y observando los rasguños que resaltaban en parte de su cuello, brazos y aquel que inflamaba parte de su mejilla izquierda, suspiro sintiendo los sollozos volver a atacarle.

Joe se giró dando la espalda a su reflejo y mordió su labio con frustración mientras buscaba lo único que podía ayudarle en ese momento.

 Sentir el filo de la navaja rozar su piel, cortarla producir el característico y relajante escozor le tranquilizo, con cada fina línea de sangre que surcaba sus brazos de manera transversal sentía que un poco del dolor de su corazón se escapaba con cada corte.

Dejó la navaja en su sitio y se metió en la cama, el brazo le escocia cada vez que las sabanas rozaban los cortes pero no le importaba, de hecho lo disfrutaba, observó el reloj comprobando que a casi era media noche y decidiendo que era mejor dormir, se arropó cerró los ojos y volvió sus pensamientos a ese mismo día por la tarde cuando, mientras preparaba la comida su madre había ingresado en la cocina sorprendiéndolo.

Ambos se habían quedado fijos en su sitio mirándose, Su madre se había acercado despacio hasta quedar frente a el y había levantado su mano para acariciar su mejilla, Había sido una sensación maravillosa, Joe no pudo reprimirse y terminó por recargar mas su mejilla contra el tacto maternal que nula vez experimentase, cerrando los ojos para rememorarlo en sus recuerdos.

Y sin embargo algo tan maravilloso se había transformado en una pesadilla, ni siquiera estaba seguro de cómo pero de un momento a otro su madre gritaba desesperada, arrojando todo a su alcance al suelo y abalanzándose sobre el maldiciéndolo mientras descargaba su furia a manera de arañazos sobre la piel de su hijo.

Cerró los ojos con mas fuerza y se repitió como un mantra que aquello no era importante, que todo estaba bien, que él estaba bien, y así siguió hasta quedarse dormido esperando que al despertar todo esos recuerdos se esfumaran.

***

Salió aun mas tarde de o normal de su casa, primero buscando una camisa de manga larga y cuello de tortuga que pudiera cubrir la mayor cantidad de cortes y rasguños y que no le asfixiara una vez que las horas de mayor calor llegaran y segunda maquillando la línea rojiza e hinchada que atravesaba su mejilla a manera que fuera invisible a los extraños.

Era demasiado tarde para entrar a vectoriales así que se tomo en calma recorrer las calles de la ciudad sin querer tomar el transporte publico y llegar tan solo hasta la segunda clase.

 

Había tenido éxito en ocultar sus marcas pero como temiera el calor del medio día le estaba causando estragos, trato de ignorarlo concentrándose en las clases, cuando una mano se poso demasiada confiada sobre sus hombros y estiro el cuello de su camisa Joe sobrerreaccionó asustado dando un manotazo para alejar al intruso.

-Hey, tranquilo.- Adair le miraba con el seño fruncido y sobando su mano golpeada. –Si que tienes fuerza.

-Yo.. amm… lo siento, me sorprendiste, no estoy acostumbrado a que nadie se meta en mi espacio.

-Solo me preguntaba si no te estabas ahogando, hace un calor de mierda y estas sudando como maratonista después de llegar a la meta así que lo único que se me ocurrió como explicación es que intentabas oculta algo.

-o.. ocultar algo?- Joe se tenso instintivamente

-Si, ya sabes, un chupetón una de esas cosas.

-ah, oh, eso.- Joe respiro aviado y se tranquilizó, cosa que no paso desapercibida para el moreno.

-Será que en realidad tienen novio y por eso no quieres aceptarme?

-qué?- Joe abrió los ojos de más realmente sorprendido, volteo la mirada a su alrededor en busca de cualquier persona cercana que les hubiera escuchado pero parecía que nadie les prestaba particular atención. –Estas loco? Alguien pudo oírte.

-Y qué?

-Y qué? Es en serio?- La molestia se reflejo en su rostro ante lo que Adair solo se encogió de hombros restándole importancia.

-Entonces… si tienes novio??

-como estas tan seguro de que es un él?

- No te veo con una ella..

- Y a ti que carajos te importa.- Joe izo ademan de levantarse de su aciento y marcharse claramente molesto pero fue detenido por el fuerte agarre del pelinegro justo en la zona del brazo donde los nuevos cortes no terminaban de cerrarse, hizo una mueca por el dolor y sin resistirse a la fuerza volvió a su lugar.

-Vas a decirme que alguna vez ha habido una ella? Júrame que no te van los tíos y te creeré y no volveré a molestarte- Los ojos oscuros de Adair le observaban con firmeza y reto, el chico no estaba jugando, lo que acababa de decir era 100% verdad.

Joe bajo la mirada, derrotado, antes de contestar casi en un susurro pero lo suficientemente fuerte para que Adair escuchara. –No.

-ahora dime la verdad… Hay alguien?

Joe fue arrastrado contra su voluntad por los recuerdos alguna vez lo hubo pero ese tiempo, aunque relativamente reciente ya estaba atrás por o que movió la cabeza de manera negativa. –No.

Ante aquella respuesta Adair se relajo y se sentó de manera correcta en su sitio justo cuando el profesor entraba en el aula, y en esa mesa compartida quedaron dos chicos haciendo frente a verdades que por primera vez habían sido pronunciadas en voz alta, uno con verdadero gozo mientras al otro le recorría un sabor amargo por la garganta.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).