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Eres mio. por Daydream duet

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No me disculpare por lo que he hecho hasta ahora, solo quiero que entiendas que fue porque creí que era lo mejor.- Dan apretó las manos contra el volante y cerro los ojos fuertemente, no podía seguir de esa manera, estacionó el auto y cuando el motor se apago confronto la mirada almendrada de Joe, así es como él hacía las cosas, de frente.

-Oye espera, tal vez me excedí, no es lo que quise…

-Es justo lo que dijiste, solo no puedo evitar preocuparme y a menos que quieras volverme loco o tenerme encima tuyo solo te pido no volver a ver esto.- Dan le había tomado por el brazo y presionaba justo la zona afectada por los cortes.

-Tu? Cómo?

-Joe eres ingenuo si crees que puedes ocultarlo de todo el mundo, lo noto, se te ve, y no hablas de ello y no pude evitar averiguarlo por mis medios, no trataba de interferir pero tenía que entender lo que ocurre y aunque no lo creas trato de entender pero no puedo quedarme sin hacer nada cuando se lo que sé.

Al terminar de hablar Dan le soltó y agacho la mirada sin saber como confrontar a Joe, Tal vez no lo demostrara o la mayoría de la gente no se diera cuenta pero Dan era el tipo de persona que no podía quedarse tranquilo ante ninguna situación desagradable y menos cuando inmiscuía a alguien que sin poder explicarse el mismo como llego a convertirse en alguien importante, un nuevo amigo.

-Hasta donde sabes?- tanteó el terreno.

-Todo.

-todo?

-Si, joder Joe, todo, lo de tu mare, lo que vives en casa, lo de los golpes, los cortes.

Dan espero reclamos pero cuando levanto la vista solo se encontró a Joe mirando hacia al frente con un mal intento de sonrisa en los labios.

-solo eso…

-Que?

-Nada, hablé para mi mismo.

Por periodo de unos minutos ambos permanecieron en silencio hasta que Joe lo rompió.

-Yo si necesito disculparme, lo siento, en verdad de todo lo que dije no quería dar a entender lo que entendiste, solo es extraño para mi, es nuevo hasta cierto punto, me agradas, y si, mierda, quiero que seamos amigos solo que no sé como, me sorprendí y dije todo aquello pero ahora no pienso igual y de verdad te lo agradezco, ok?

Dan se le quedo mirando con la extrañeza grabada en la mirada, estaba claro que no terminaba de comprender aquello y Joe no pudo mas que reír por ello, Dan era un buen chico, alguien agradable y confiable, no podía decir que le agradase desde el primer momento porque recordaba claramente como lo acorralo contra la pared en cuanto lo vio al despertar en aquel extraño cuarto pero después de ello en las horas que compartieron justo en ese lugar de alguna manera había conseguido agradarle, que fuera entrometido no era algo que le aplaudiera pero una sensación extraña se comenzaba a instalar en su pecho al notar la preocupación genuina que el otro castaño le demostraba.

-Qué es tan gracioso?

-Yo… lo siento… es solo- Joe se ahogaba entre sus palabras y los restos de risa ue ya le habían arrancado un par de lagrimas. – nuevo?

-Joe dime que no te has vuelto demente por que si es el caso…

-No, solo, gracias.- Dijo regalándole la mas sincera de las sonrisas que había tenido jamás y dejando realmente sorprendido al estudiante de medicina.

-Wow, ya lo entendí.

-Qué cosa?

-El porqué Adair esta tan colado por ti.- ante la sea elevada en el rostro del menor Dan optó por explicarse. –vamos! Si a estas alturas me dices que no te has dado cuenta te tomare por idiota.

-No bueno, no es eso, se que lo intrigo pero…

-intrigarlo? Dios Joe le obsesionas, lo digo de verdad, jamás había visto a mi amigo interesado en nadie de esa forma.

-Debería preocuparme?

-Mejor dime algo… a ti te gusta?

-qué? No responderé eso.

-tomare eso como un sí.

-No puedes dar por hecho lo que te plazca.- se alarmo Joe.

-no me lo dirás?

-Nop.

-bien si no quieres confesar eso entonces canjéamelo por algo más.

-Lo que sea.- Acordó el de ojos almendra sin saber que más pronto que tarde se arrepentiría de ello.

-Entonces promete que hablaras conmigo la próxima vez que suceda cualquier cosa,-Al notar la duda en los ojos del menor Dan se apresuró por miedo a retroceder lo poco que habían avanzado hasta ese momento. –Si no es conmigo con Lizet pero no quiero que estés solo, que creas que tienes que callarlo todo, anda?- como la duda persistía en su acompañante decidió recurrir a la ultima carta que podía. –Tienes que elegir, o me abres espacio a tu vida cotidiana o a tu relación con Adair.

-No hay ninguna.

-decide… cinco… cuatro… tres.

-Bien, hablaré contigo esta bien?

-perfecto.

 

***

Cuando Joe accedió a conversar con Dan o Lizet cualquier altercado que pudiera procurarle un bajón anímico o crisis de ansiedad como la psicóloga había descrito a sus arranques en los que solo el ardor de los cortes lograba ser un calmante, nunca pensó que se estaba sentenciando.

Porqué sí, desde aquel momento los había tenido encima, cada uno a su manera no quería quejarse, realmente aquellas muestras de preocupación y sino mal entendía, afecto, eras agradables pero al ser tan nuevas e insistentes resultaban en ocasiones sofocantes.

Había pasado más de un mes desde que tuviera su primera sesión con Lizet, la chica era en verdad muy agradable y Joe no tardo en darse cuenta de que cuando la pelinegra le había dicho matar dos pájaros de un tiro para el boxeador resultaban ser tres.

Por qué sí, resultaba tremendamente obvio que el medico estaba más que colado por la psicóloga y él era precisamente la excusa que Dan usaba como ligue entre ellos porqué pese a que el castaño siempre había presumido de sus dotes de conquistador acontecía por primera vez en su vida que la susodicha no estaba interesada.

Era increíble como Dan no se desanimaba pese a tantas veces que él mismo Joe había presenciado como era bateado sin miramientos, y quien sabe cuantas otras en las que el de ojos almendras no estuviera presente.

-Desde cuando esto se volvió habitual?- cuestionó Joe al tiempo que con un gesto de las manos los señalaba a los 4 y al local en que en ese momento se encontraban almorzando.

-Desde que eres mi pretexto para estar con ella y yo el de él para estar contigo.- Contesto Dan sin cortarse un pelo por la sinceridad.

-Como una semana, no?- Reafirmo la pelinegra encogiéndose de hombros para meter una papa frita en su boca.

Joe dejo de darle importancia y los cuatro se sumergieron en una platica de lo as trivial pero entretenida, como Lizet dijera llevaban una semana en la que casi diario terminaban los 4 reunidos ya fuera para almorzar o comer, no era algo desagradable pero el mismo se comenzaba a dar cuenta de lo mucho que estaba cambiando debido a eso.

En el ultimo mes le había sido más sencillo entablar conversación con cualquiera que le solicitase, con sus compañeros de clase e incluso con el resto de voluntarios en el asilo, una parte de el le gritaba que no debía ser tan abierto, que ya conocía los efectos de confiar en las personas y que de manera casi inevitable estas terminarían lastimándole y entre mas le conocieran el daño sería peor pero por otra pate nunca se había sentido mejor, incluso en aquel pasado que tanto le atormentaba no llego a sentirse con tanta paz como justo en ese momento, riendo las estupideces de sus amigos y comiendo una hamburguesa.

Porqué para su propia sorpresa se había descubierto a si mismo describiendo a ese trio como tal, amigos, sin reparos ni hipocresías a la hora de pronunciarlo.

-Pronto acabara el semestre, deberíamos hacer algo, no creen?

-Algo como tu fiesta de la preparatoria?

-Nada como aquello, desde entonces no he vuelto a armar un revuelo así.

-Fue tan cómico.-

Adair y Dan habían comenzado su propia conversación recurriendo a recuerdos de antaño que despertaron pronto el interés de los otros 2 en la mesa.

-Deja de reírte, en su momento fue espantoso.- Protesto Adair golpeando suavemente la espalda de Dan que se había atragantado repentinamente.

-De qué hablan?- Fue la chica la que pronunciara en voz alta la duda de ambos, sorprendiendo a los otros 3 ya que generalmente Lizet solia mostrarse desinteresada a cualquier tema.

Superando la sorpresa inicial fue Dan el que se dedico a narrarle los detalles de aquella tarde hacia más de 3 años en que por motivo de la futura graduación de la preparatoria Adair había proclamado que realizaría la fiesta más inolvidable de la historia, cosa que efectivamente fue así, aunque no por los motivos que el pelinegro hubiera querido.

 

 -Subieron toda la mueblería de la sala al techo?- Pregunto incrédula la pelinegra.

-Sala, parte del comedor y el refrigerador.- Admitió Adair con una sonrisa apreciando lo hilarante de la situación aunque en su momento no lo hubiera sido del todo.

-Pero por que no hiciste nada al respecto?- Cuestionó Lizet a quien el relato parecía entretenerle de verdad.

-Qué por qué? El fue quien dio la idea.- Lo delato Dan quien ese día presumia de unos ojos amielados.

-Cada día resultas un poco mas sorpresivo.- le dijo Joe a su compañero de clases.

- Y entonces?

-Bueno, que ese solo fue el comienzo, Adair abrió la reserva de licores de su padre y todos nos hemos puesto hasta las chanclas, el resto de la velada es borrosa para casi todos pero al despertar teníamos un maniquí secuestrado, en el salón habían huellas de llanta de motocicleta.

-Motocicletas?- Inquirió Joe en referencia al único en la mesa que disfrutaba de ellas.

- No fui yo, lo juro. En aquel tiempo aun no me hacia con la mía, aunque debo admitir que al ver la Harley estacionada en la estancia inicio la llama de mi amor por ellas.

-En fin…- Prosiguió esta vez el pelinegro con la narración. –Un grupo de motociclistas acampaba en mi sala, los sillones resbalaron del techo llevándose parte de las baldosas con ellos y dejando el patio hecho un desastre.

-Adair encontró ropa interior y condones mientras limpiaba, ya que recuerdo.

-Bien, creo que podemos dejar esto hasta aquí.- Sentenció Adair quien se había tornado rojo en un segundo.

-Claro por que lo peor a penas y venia.- Lo pico su amigo dejando aún más intrigados a Joe y Lizet.

-Entonces … qué dicen? Podríamos improvisar algo hoy- Pregunto el pelinegro ignorando a su amigo de anteaño.

-No cuenten conmigo.- Todos se giraron ante el único que profirió una negativa ante tan buena idea.

-Por qué?- Reprochó el pelinegro.

-Adair, déjalo, tendrá sus razones.

-Pero es que siempre se niega, no entiendo por…

-Tengo cosas que hacer.- Joe se encogió de hombros sonriéndole al otro castaño a manera de agradecimiento por su apoyo.

-Cierto, podemos improvisar algo otro día.- apoyo la psicóloga

Adair enfurruñado terminó por aceptar su derrota poniendo de manifiesto su inconformidad en un gesto de fastidio que no se alejó de su rostro el resto del día.

Al terminar el almuerzo cada uno se dirigió a atender sus respectivos pendientes, después de que Joe prometiera ser el mismo quien propusiera un plan para todos y de esa manera ni él pudiera faltar, solo de esa forma fue que Adair le dejo marcharse sin hacer más rabietas, en ocasiones Joe se planteaba la idea de involucrar más al susodicho pero lo descartaba de inmediato, era demasiado peligroso, además con el apoyo de Lizet y Dan quienes conocían bien sus circunstancias era más que suficiente traición a su orgullo.

 ***

Joe tuvo que salir prácticamente disparado después del almuerzo con los muchachos estaba justo de tiempo para llegar a la reunión con su padre y todavía tenia que vestirse y arreglarse para la ocasión, con la suerte de su lado pillo un taxi nada más salir del lugar y mientras este realizaba el recorrido hasta su casa Joe repaso mentalmente todo lo que haría, desde llegar a casa, la ropa que vestiría, el decantarse por llamar un servicio de taxi para llegar done su padre en lugar de hacer uso de uno de los vehículos de la casa para en el trayecto terminar de repasar el libreto que tendría que seguir en la reunión y hasta la conclusión de esta.

Después de pagar el taxi Joe entro de manera silenciosa en la casa asegurándose de no encontrarse con su madre, por suerte esta parecía estar durmiendo ya que no habían rastros de ella en ningún lado, del que si que había rastros era de su hermano mediano Manuel quien estaba tirado en el sofá de una de una de las estancias con las envolturas de una infinidad de comida chatarra desperdigadas alrededor.

Al pasar por la cocina vio a una de las señoras del servicio quien al dirigir la mirada también al mismo sofá solo se encogió de hombros.

-Menuda, que ha llegado cuando tu padre estaba de salida.

-Es una suerte que o me toque estar aquí hoy.- Susurro Joe dejando un delicado toque sobre el brazo de la mujer a modo de condolencia. –Suerte Odari.

La mujer observo como el miembro más chico de la familia desaparecía por las escaleras velozmente y meneo la cabeza a manera de negativa, llevaba 5 años trabajando para aquella casa y aun lograba entenderla ni una pizca de cómo se vivía ahí.

Precisamente, de todos los integrantes de esa familia era, el que acababa de desaparecer en el segundo piso, el único al que le guardaba algún aprecio.

Siendo la miembro del servicio más veterana ya que nadie duraba trabando en ese sitio más de 6 meses continuos debido a lo que ella había deducido como el miedo del patrón a que alguno de ellos se enterase de los grandes problemas que acechaban bajo su techo y sobre todo a que los divulgara en el exterior, es que era la única ajena a esta que conocía el funcionamiento de aquella casa, y pese a ya haberse habituado a ello seguía sin comprender ni aceptar la mayor parte de ellas, comenzando por el trato a aquel chiquillo que 15 minutos después había bajado mal enfundado en un traje con la corbata aun en la mano y pidiéndole que le deseara suerte justo antes de abandonar la residencia.

 

Lo que se veía dentro de aquellas paredes parecía sacado de un mal libro o novela dramática, una familia adinerada, una esposa enferma o para fines prácticos loca, un jefe de familia, político de mente cuadrada, un hijo mayor estirado al por mayor siguiendo los pasos de su padre, otro un vago cualquiera que sorprendentemente resultaba ser consentido de su progenitor y por ultimo un pequeño niño que se esforzaba día a día por obtener la aprobación de sus padres y que de alguna manera 2 días a la semana terminaba sirviendo como chacha, teniendo que ocultarse en su propia casa y siendo a su humilde opinión nada más que utilizado por aquellos que menos deberían hacerlo.

***

Cuando la junta terminó, Joe estrecho la mano de cada uno de los asistentes que se disponía a abandonar la sala, regalándoles una sonrisa y recibiendo uno que otro cumplido e invitación de ellos.

Fue hasta que el ultimo de ellos salió por la puerta dejándole solo junto a su padre que pudo borrar la sonrisa falsa de los labios y demostrar en su expresión lo cansado que en realidad se sentía.

-Has hecho un buen trabajo.- Dijo su padre llamando su atención. –Puedes marcharte ahora, no olvides la invitación del diputado Sauceda para la fiesta de su hija.- Y dicho aquello también abandonó la sala.

Joe sonrió con amargura al constatar que nuevamente las únicas palabras de aprobación que recibiría de su padre eras las mismas que este podía dirigirle a un empleado cualquiera haciéndole sentir justamente como eso, resignado por ya estar acostumbrado a ello se dejo car en una de las sillas en torno a la enorme mesa y se desanudo la corbata tratando de convencerse a si mismo que aquello carecía de importancia.

 

Y es que a esas alturas él ya tenia todo claro, había nacido con un extraño carisma, uno que ninguno de sus hermanos poseía y de alguna manera atraía y agradaba la gente, mismo que su padre no dudaba en explotar cada vez que necesitaba seguir escalando en esa empinada cumbre que representaba su trabajo en la política nacional y que dependía enteramente de las relaciones sociales que pudiera entablara y dado que en su tozudez y carácter fuerte era difícil de realizar Joe se había convertido desde hacía bastantes años en el medio para compensar aquello.


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