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Eres mio. por Daydream duet

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Notas del capitulo:

hola!!!!! por fin le decimos adios al hiatus, para los que eno estaban enterados, es esa la razon de que actualice despues de tanto tiempo,

este tipo de cosas suelo chismearlas en face, asi que si quieren busquenos ahi

 https://www.facebook.com/Daydream.duet/?ref=bookmarks

tambien les contamos sobre nuevos proyectos o de vez en cuando algunas dinamicas.

en fin, creo que lo que quieren es leer así que aqui esta.

-tu. .. tus padres saben?- Logró Joe articular por en sima de sus crecientes nervios y antes de que Adair tomará el pomo de la puerta.

-A que te …?- El peligro se interrumpió al notar como Joe señalaba sus manos entrelazadas. -Ah!! Mmm, Realmente no lo sé, no creo que lo sepan pero podremos averiguarlo en un momento.- Adair se encogió de hombros aparentando una tranquilida88d que Joe notaba estaba lejos de serlo.

Desde que dio el primer paso en dirección a la casa Joe trato de mentalizarse para lo que les esperaba dentro de aquellas paredes, ahora sabía que los padres de Adair no estaban al tanto de su relación o de la orientación sexual de su hijo más allá de lo que pudieran haber leído en los periódicos y si él fuese el padre y se enterara de esa manera suponía que no estaría muy contento menos aun si su única referencia paternal era Cristóbal y bueno, él ya había pasado por el doloroso camino que significaba declarar una orientación sexual diferente al de la mayoría.

Adair notó el ligero temblor en las manos de Joe, brindándole un ligero apretón de manera reconfortante antes de abrir la puerta.

Joe tuvo un momento de duda antes de atravesar el umbral de la puerta, aún estaban a tiempo de retroceder y marcharse, aún podía evitarle a Adair aquel momento, pero aquella idea se había quedado tan solo en eso cuando la voz de Adair atravesó sus sentidos de alerta.

-Ma?!… pa!!!!?

 

Parecía que esas simples palabras hubieran despertado la vida en aquella casa, en segundos podían escucharse varios pares de pies emprendiendo el camino apresurado a su encuentro.

Del lado lateral del pasillo que les daba la bienvenida observo salir primero a una mujer de cabellos azabaches y largos, de caderas anchas y hombros fuertes pero con un porte y presencia que llenaron el lugar en cuanto la vio, seguida de un chico que debía rondar la edad de Adair y al final de la comitiva distinguió a quien inequívocamente debía ser el padre de Adair, un hombre alto, robusto e intimidante cuyo ceño fruncido no desaparecía aunque las comisuras de sus labios se curvaban en una sonrisa genuina.

No sabía que hacer exactamente, incluso se olvidó d respirar cuando la madre de Adair llego apresurada hasta ellos fundiéndose en un entusiasmado abrazo que el pelinegro correspondió de igual forma, cuando cada una de las personas que aparecieron en el pasillo tomaron turnos para hacer lo mismo Joe se sintió completamente fuera de lugar, fue el chico nuevo quien noto su presencia primero cuestionando en voz alta y un tono severo y repelente.

-quién eres tú?- fue en ese momento en que todas las miradas giraban a su encuentro cuando Joe se sintió más incómodo. Por qué tenía que sonar tan intimidante con una sola pregunta?

-Leo, no seas grosero.- La madre de Adaír intervino aliviano el repentino creciente pánico que se apoderó del castaño al no saber exactamente como contestar a la pregunta. Aunque después de la sorpresa y ante las palabras si fuentes de la mujer Joe pudo deducir que ninguno de los familiares del peligro estaban al tanto de su relación,  brindándole un angustioso alivio momentáneo.  - aunque ciertamente cuando Adair dijo que vendría acompañado esperábamos ver a Daniel.-  Expreso la mujer sin ningún tono ni mala intención dirigiéndose a su hijo.

-Dann se ha quedado en la ciudad esta vez.- Joe pudo notar el repentino y fugaz miedo que reflejaron los ojos oscuros de su novio antes de tragar pesadamente e iniciar con las palabras  de presentación. –Familia, él es Joe… él es…-

-Soy Joe Armendiz, señora, un amigo y compañero de la universidad de Adair.-  Se apresuró a intervenir Joe mientras estiraba su mano hacia la mujer, su mirada se encontró en el camino con la de Adair quien fruncía el ceño claramente descontento con aquella mentira o verdad a medias.

Joe prefirió no enfrentarse a su mirada y concentró su atención atendiendo al improvisado abrazo de la mujer quien rechazando su mano estirada fue directamente a rodearle con los brazos como hiciera con su hijo momentos antes.

-Otro citadino incompetente Adair?- Rompió Leo en cuanto la mujer le liberó y justo cuando el castaño estaba por tenderle la mano.

-habrá que ser de la misma especie para reconocer a otro a simple vista.- Contestó Joe sin medir un tono despreocupado pero afilado que dejó al otro chico con la boca entre abierta.

Joe generalmente se mantenía al margen de cualquier problema que pudiera llamar la atención sobre él, estaba acostumbrado a ser cortes y tragarse el mal carácter que poseía por un bien que consideraba mayor y definitivamente la imagen de un chiquillo pretencioso con lengua afilada era la última primera impresión que hubiera querido dar a sus suegros (aunque estos no supieran aún), pero la burla y el desprecio en el tono y la mirada de Leo desataron los nervios más profundos de su orgullo que era demasiado grande como para dejar escapar tan descarado insulto.

Porque mas que el insulto era que no existía una razón para este, Joe no le había hecho nada, incluso ni siquiera lo conocía, como podía entonces existir ese nivel de hostilidad?

-Al menos tienes agallas muchacho, un gusto conocerte.- La voz fuerte y contundente del padre de Adair fue lo que rompió el juego de miradas retadoras que se había desarrollado entre Leo y Joe, el castaño expreso su desagrado en una última mueca antes de pasar su atención a el enorme hombre – Armando Santo Domingo.- el apretón y la textura de la mano ajena resultaban un revelador de la personalidad de Armando. con ese simple gesto podía descifrar el carácter contundente del hombre, casi adivinar los extensos años de trabajo duro y la seguridad arrolladora que poseía.

Joe luchó por contener el sonrojo ante el comentario a su propia personalidad y correspondió al saludo lo mejor que pudo.

Leo por su parte había aprovechado el momento para intercambiar un par de palabras con Adair antes salir de la casa, lo cual fue un alivio para el castaño que no creía poder contenerse en su presencia. no sabía por qué, pero el chico le crispaba los nervios y simplemente le producía una sensación de aversión que sabía era reciproca.

Minutos después habían sido arrastrados a la cocina cuando Adair le confeso a su madre que no habían probado bocado desde el desayuno, cosa inaceptable en palabras de Karina, quien los apresuró a sentarse a la mesa donde los platos semi vacíos de la interrumpida comida aún permanecían sobre la mesa.

-Cielos, este muchacho se fue sin terminar.- Exclamó la mujer, más que enojada resignada.

-Dijo que debía supervisar una entrega en la puerta norte.-Lo excusó Adair .

-Dudo que el rancho quiebre si se retrasa un par de minutos para terminar su comida.- Concluyó  la mujer mientras retiraba los platos.

-Déjalo mujer, ya no es un niño.- zanjo Armando.

Karina trabajaba con la eficiencia que la experiencia que los años producía en cualquier ama de casa, limpiando la mesa, recalentando la comida a medio camino de su marido y suya propia y sirviendo dos raciones extra para los recién llegados.

Joe no estaba nada acostumbrado a las cenas familiares, a la charla despreocupada, a los regaños cariñosos o las preguntas constantes de un par de padres curiosos sobre la vida de su hijo y el recién conocido amigo de este, por lo que la angustia e incomodidad picaban detrás de cada respuesta y sonrisa forzada, y aunque su actuación era tan buena como para engañar a los padres de Adair, su novio podía notarlo con facilidad, apretando de vez en cuando su pierna en un gesto discreto de ánimos y disculpa.

Joe trataba de regresarle una sonrisa reconfortante, pero donde las manos de Adair le hacían saber de forma cálida que él se encontraba a su lado y todo estaría bien, un brillo herido en su mirada lograba preocuparle un poco.

La platica se extendió por más de una hora Hasta que Armando se puso en pie, sentenciando en ese acto que era hora de continuar con los labores. -deben estar cansados por el viaje, por que no le muestras el lugar a Joe y le enseñas como son las cosas por aquí hoy? – indicó el hombre en dirección a su hijo antes de dejar un beso en la mejilla de su esposa y salir de la casa.

Durante la conversación Joe pudo notar el enorme amor que había en esa familia, aunque las formas de Armando eran un poco bruscas hasta parecer secas, podía notarse la enorme devoción  que profesaba a su mujer, quien lo recompensará con sonrisas enamoradas y miradas dulces. Karin era tal vez todo lo contrarío a su marido, rehalas do muestras de afecto en cada oportunidad, sonriendo sin reservas toda ella alegre y dulce donde él era rígido y serio.

Atendiendo a las indicaciones de su padre Adair le llevo a conocer la habitación que seria suya por los siguientes días, aunque la casa era demasiado amplia sólo contaba con 3 habitaciones extras a la principal, cada una con su propio cuarto de baño, la gran inmensidad de la vivienda estaba destinada a las habitaciones comunes, sala, cocina y principalmente el enorme comedor que junto con la cocina, y el no tan espacioso recibidor ocupaban la totalidad de la primera planta.

Aunque el espacio Lucía completamente acogedor Joe no entendió la necesidad de la gran cantidad de muebles para una familia tan pequeña. el segundo piso era tan agradable,  acogedor y campirano como el primero, al subir las escaleras una sala grande y cómoda los recibía, en el centro de una de las paredes el televisor y sistema de audio contrastaba con el resto del lugar.

La pared contraria daba paso a un pasillo que se extendía frente a ellos guiando los a las habitaciones, la primera puerta a la derecha señaló Adair pertenecía a sus padres, la recamara más grande de todas.

-esta recamara.- señaló Adair la primera puerta a la izquierda.- era de mi hermana, aunque ahora le pertenece a Leo.

-Hablando de Leo, nunca habías mencionado que tenías un hermano con tan mal carácter.

-Él no es tan malo una vez que lo conoces.

- Está es la mía.- el pelinegro cambió el tema mientras abría la puerta mostrándole una recamara amplia y ordenada, la cama matrimonial flanqueada por los veladores, un armario, mesa escritorio y una guitarra acústica.

-wow, es tan parecido y contrastante con tu otro cuarto.

- si bueno, aquí mi mama limpia.- bromeó el moreno arrojando sus maletas doble la cama e indicándole a Joe que lo siguiera hasta la última puerta.

-Este será el tuyo.

Joe observó la habitación con interés,  era obviamente el cuarto de invitados, el lugar era cálido pero carecía completamente de personalidad.

-es lindo.- hablo Joe sin saber que más decir.

- bien, te dejaré para que te instales y cambies, va?

-cambiarme?

-si bonito, en verdad amo tu estilo, pero no es el más adecuado para estar aquí.

-Pero… de qué?

-por favor hazme caso, hay algo que servirá en el armario… te veo en una hora.

Joe no alcanzo a protestar cuando Adair le cerró la puerta dejándolo sólo.

Con la curiosidad moviéndolo caminó hasta el armario y lo abrió encontrando dentro un par de bolsas de ropa, las tomó y camino hasta dejarlas en la cama y sentarse junto a ellas.

Lo que encontró dentro era algo que le inquietó, no era la ropa más horrible del mundo pero tampoco algo que imagino alguna vez usar.

Negándose a hacer algo más que verlas, volvió a arrojarla dentro de la bolsa minutos mas tarde y prácticamente corrió por sus maletas.

El trabajo de Odari era impecable, la mujer le conocía casi a la perfección y empaco todo lo mismo que el hubiera hecho.

Cuando encontró su toalla, tomó un cambio y se dirigió al baño, contrastando con la madera del esto de la casa el azulejo dentro de la regadera parecía transportarlo de regreso a la ciudad.

 

Adair había prácticamente huido del castaño, se sentía un cobarde pero a la vez sabía que era lo mejor, necesitaba un momento a solas.

Como Joe había dicho, su habitación ahí  contrastaba con la de la ciudad, eran idénticas aunque esta parecía una versión rústica de la modernidad en la ciudad.

Habían pasado casi 6 meses desde que había estado ahí, cada vacaciones eran igual, la melancolía llegaba a golpearle en cuanto pisaba el viejo piso de esa casa, a veces le gusta tía no tener que irse otra vez, no haber tenido que marcharse desde un principio y sin embargo no podía evitar alejarse una y otra vez, porque en la ciudad había también personas a las que extrañaba cuando no estaba ahí.

Pensando en Dan, salió de la habitación y se dirigió al gran mueble en la sala, no había polvo y sin embargo Adair por día imaginarse que habían pasado un par de semanas desde la ultima vez que encendieron el aparato.

La única modernidad en hectáreas a la redonda, el interruptor que encendía la gran antena montada sobre el techo que permitía en aquel recóndito lugar  conexión con el resto del mundo.

Inmediatamente la sala cobro vida, los aparatos parpadear o encendiéndose y su teléfono se reportó con conexión a la red, es tenía que agradecérselo a Ester, era la única que había podido convencer a sus padres de llevar un poco de modernidad al lugar, aunque esta sólo la usarán ellos dos.

Dejando los agradecimientos como un recordatorio en su cabeza, regresó a su cuarto y tras cerrar la puerta marco el tan conocido número de su mejor amigo.

Necesitaba una cabeza imparcial y una opinión honesta,  además de reportar su llegada dan o y salvo y pasar los recados de los respectivos saludos.

-Por qué miera llamas hasta ahora? Me tenías preocupado.

-lo siento mamá, perdona por querer ponerme al día con mi familia. Por cierto todos mandan saludos.

-dales un abrazo de mi parte, si tengo la oportunidad espero poder ir aunque sea un par de días.

-La empresa no es tan fácil como imaginaste??

-Algo así, Gina y Jorge me ayuda lo que pueden pero e  la condición de ella se cansa con facilidad y yo no dejo de preocuparme.

-Es solo un bebé Dan, ya deberías saber mejor que nadie q no es una enfermedad.

-Lo sé, lo sé, además están mis estudios… creo que estallare.

-Sólo tendrás que acostumbrarte.

-Lo sé, te topaste al idiota de Leo?? Debes darle un golpe se mi parte.

-Sólo un par de minutos, él y Joe parecen no haberse caído bien, me preocupa.

-y a que le va a caer bien el cabeza hueca ese? Oh! Hablando de Joe, como se lo han tomado todos? Liz dijo que podía ser una experiencia agobiante para Joe.

-Eso es lo que me preocupa más,  no se que pensar, cuando entramos mi madre preguntó X ti, creyó que tu serias la visita, pero cuando estaba por hacer las presentaciones el me interrumpió y simplemente dijo que éramos amigos. No se que pensar de eso…

***

 

Justo como lo había prometido Adair volvió puntualmente una hora después, encontrando a Joe bañando y cambiado, listo para salir, pero no con la ropa que le había indicado.

Adair vestía como si acabará de salir de una película del viejo oeste, camisa de franela, vaqueros ajustados y hasta sombrero y botas.

La expresión del castaño no paso desapercibida por el mayor.

-Me veo tan mal?

-Qué?  Oh! No, es sólo que… -No había palabras para describirlo,  simplemente el estilo le sentaba bastante bien, resaltaba las facciones de su rostro endureciéndolas de forma sexi y lo ajustado de las prendas resaltaban cada músculo de su cuerpo. -te queda bien.- terminó por decir tragando saliva con dificultad.

-y tu luces hermoso pero no puedes salir así. – sentenció de forma sería acercándose hasta quedar a escasos centímetros de Joe.

-pues no planeo usar lo que había en el armario, simplemente  no es mi estilo.

Un escalofrío recorrió la espalda del castaño cuando las manos de Adair apresaron sus caderas un segundo antes de que sus labios apresaran su boca para callarlo.

Era una forma linda y no tan sutil de hacerlo pero que resultaba efectiva, los besos del moreno le mareaba,  lograban distraerlo y transportarlo a otra dimensión donde solo existían ellos dos y el hermoso cosquilleo que crecía en su estómago con cada caricia.

A dar parecía no recordar que 3sa era la casa de sus padres y que no estaban solos, a Joe simplemente dejo de preocuparle cuando las traviesas manos del mayor se colaron bajo su playera mandando escalofríos a lo largo de su columna vertebral.

El beso se rompió sólo por la ansiedad de probar piel más allá de sus labios, y lengua y boca encontraron camino a través de la exención de su cuello.

Una ligera presión de los dientes sobre la clavícula de Joe lograron arrancarle un jadeo, mientras las hábiles manos de Adair desabotonaban du camisa hasta sacarla fuera.

Joe no sabía exactamente qué hacer, quería besarle,  probarlo, tocarlo y desnudar lo todo al mismo tiempo pero cuando sus manos quisieron desfajar la camisa ajena fueron interrumpidas de su labor, el castaño no sabia donde dejar puestas sus manos, tocando la espalda el traer y el abdomen contrario, gimiendo ante las caricias que recibía y perdiendo un poco de cordura con cada segundo.

La excitación le nubló la vista cuando a través de un beso pudo escuchar el sonido de su cremallera ser bajada para segundos después sentir las grandes manos colarse por debajo de ellos y tocar su traer mientras comenzaba a bajarlos.

Si alguien pudiera dar nombre a lo que paso después eso seria tortura.

Una vez que sus pantalones quedaron arrojados en el suelo, el sueño se rompió,  el fuertemente cuerpo frente a Joe tomó distancia, dirigiéndose hacia la cama para tomar las bolsas y elegir unos vaqueros y una camisa a cuadros con los que comenzó a vestir al castaño.

Joe se encontraba tan anonadado por lo que acababa d suceder que las palabras no podían atravesar la niebla en su cabeza para protestar.

Su erección palpitaba al contacto con la mezclilla.

-Asi está mejor.- fue la voz de Adair lo que logró volverlo a la realidad.

Joe estaba completamente vestido, aunque no era su estilo, pudo notar que la ropa no le quedaba tan mal como el pensó cuando su mirada se encontró con el espejo de cuerpo completo. -Ahora podemos irnos.- Adair dejo un último y sube beso sobre sus besos antes de dar media vuelta hacia la puerta, fue el contacto lo que logró hacerlo reaccionar provocando una persecución.

-ahora si te mato!- gritó el castaño antes de comenzar a perseguir a su novio.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

que piensan de los suegros?

como creen que reaccionaran???

Ai-chan dijo de forma literal que acababa de violarlos derechos de uke se Joe, ustees que piensan??

espero sus comentarios, quejas, tomatasos y amor.

hasta la siguiente


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