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Eres mio. por Daydream duet

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Notas del capitulo:

Hola, se que me he perdido por mucho tiempo, mi computadoa murio y perdi todos mis archivos y entre en deprecion por eso no habia regresado, para los que siguen Living a lie lo saben... en fin, el caso es que estoy de regreso y les traigo este nuevo cap que espero y les guste.

-Quien? Quien te da el derecho de decidir por otros? No te das cuenta que con tus acciones egoístas puedes arruinar los sueños de alguien más? 




-oye espera! No sé de que hablas pero siempre me he esforzado por dar lo mejor y no causarle problemas a nadie, además es mi vida, mía… a quien podría hacerle daño con eso? 




-A MI!- El grito de frustración de Adair lo dejo congelado… ¿a é? ¿De qué hablaba? 




La confusión dejo congelado a Joe mientras Adair se pasaba las manos con frustración por el cabello, por un instante sus miradas chocaron con la misma intensidad de sentimientos diferentes; Adair dio media vuelta, tomo sus llaves del mueble junto a la puerta y estaba por salir cuando el susurro de una pregunta le llego desde atrás, pero era demasiado para él, cerró la puerta tras el ignorando el “¿A dónde vas?” de Joe y queriendo alejarse lo más posible y cuanto antes. 




Joe quedo parado en media estancia sintiéndose extrañamente mal, se dejo caer en el sofá mas cercando sintiendo que si permanecía parado un segundo más se desplomaría, suspiro y llevo sus manos a sus mejillas cuando las sintió húmedas, una vez mas estaba llorando, llorar no era algo que le gustara o a lo que acostumbrara pero últimamente aquella acción se estaba haciendo un habito, seco con rabia cada lagrima hasta dejar de prestarles atención para recordar el grito del pelinegro, ni siquiera podía recordar su nombre, a penas y sabia que eran compañeros de alguna clase y no podía estar seguro de exactamente cual, ¿Cómo y porqué le causaría problemas? ¿Por qué parecía importarle tanto que quisiera suicidarse? ¿Por qué lo había ayudado? 




Quizás pasó media hora o tal vez más antes de que se resignara a no encontrar respuesta a esas incógnitas, se levantó con decisión, valla que lo haya ayudado, valla que quizás lo haya afectado sin darse cuenta de cómo, pero Joe no cargaba con nada de eso en su conciencia, nadie le había pedido ayuda y nunca quiso hacerle daño, buscó su sudadera y no fue difícil encontrarla ya en el cuarto ordenado, estaba sobre la cama. 




Se acomodo lo mejor que pudo y se dirigió a la puerta decidido a en verdad marcharse esa vez, aun no sabía a donde iría, no podía regresar a casa, de hecho no tenía una a la cual regresar, tampoco tenía dinero para ir a algún lugar. No importaba moriría de hambre o frio o simplemente volvería a la zona industrial, tomo el pomo entre sus manos pero este no cedió aun cuando huso toda su fuerza para girarlo. El imbécil lo había encerrado. 




Pateo la puerta sin consideración, deseando poder partirla o cuando menos hacerle un buen agujero pero esta era demasiado resistente y ante su propia debilidad quien termino adolorido fue el. 




Después de maldecir cuanto podía se dedico a vagar por el departamento… ya si estaba encerrado se entretendría, la culpa la tenía el pelinegro así que no podía molestarse si curioseaba un poco, la estancia era amplia, con sillones largos y pulcramente blancos, la única pequeña ventana estaba bien protegida por barrotes de metal por fuera, pero que no impedían una buena vista, y las gruesas cortinas se veían de muy buena calidad además de ser de un elegante color arena, tenía una pantalla demasiado grande y una gama de videojuegos que el mismo no podía diferenciar, la parte de gamer nunca se había desarrollado en el, un estéreo que más bien era todo  un teatro en casa, la cocina era igual de elegante y de lo más moderna, el refrigerador estaba repleto, en su mayoría por carne y cerveza pero bien equipado con todo lo necesario para preparar casi cualquier platillo, o esa impresión le dio a Joe cuando esculco hasta el más pequeño recoveco de este, se metió en la única habitación, y presto atención a todo aquello que no había notado antes, las pinturas en la pared, la guitarra en una esquina, una Fender Stratocaster color negra, conocía de música, no es que el tocara, simplemente le gustaba, sabia la magnificencia de aquella belleza, la tomo entre sus manos un momento solo para toparse con la autenticidad de su diseño, después volvió a dejarla en su lugar junto al amplificador, es escritorio ahora estaba ordenado, una portátil en el centro y un cuaderno…. De dibujo, lo tomo y lo ojeo sorprendiéndose por la gran habilidad del dibujante que no podía ser otro que el pelinegro, era lo más lógico de pensar, se entretuvo ojeando uno a uno los bocetos, observando cada detalle hasta toparse con el bosquejo de un salón de clases, uno que reconoció de inmediato, uno en el que en el dibujo solo había una persona observando por la ventana, era él, era el salón de artes que permanecía esencialmente vacio y que el utilizaba para perder su tiempo a menudo. 




Acaso el pelinegro era una especie de acosador… se estaba cansando de solo decirle solo pelinegro, tenía que preguntarle su nombre cuando regresara, o mejor no le hablaría, lo castigaría con el látigo de su desprecio por secuestrarlo de esa manera, o mejor aun solo lo golpearía y se marcharía… ¿A dónde? Quién sabe, solo se iría. 




Escucho la puerta al abrirse y el claro sonido de la cerradura al aceptar el código correcto, salió sin rápidamente con la clara intención de sacar su frustración a gritos pero quedo parado y en silencio al notar que quien había llegado no era el pelinegro, una mueca de claro desdén se formó en su rostro mientras Dan le sonreía socarronamente. 




-Valla, es la primera vez que alguien no es feliz de verme, dañas mi autoestima. 




-Creo que tu autoestima es demasiado grande como para dañarlo, ¿qué haces aquí? ¿Dónde está. El otro chico? 




-Eh?- Dan proceso las palabras del castaño durante unos segundos hasta caer en la cuenta de que se refería a Adair. 




-Ah! Te refieres a Adair… no lo sé, creí que estaría aquí, me sorprende que te dejara solo después de lo protector que se portó contigo. 




-¿Qué? 




-Nada olvídalo, seguro que llega en un rato…- Alzó una ceja de manera inquisitiva mientras con una mano señalaba el block de dibujo que Joe aún llevaba en sus manos. –Creo que es mejor que devuelvas eso a su lugar, Adair no estará contento, no deja ni que yo lo vea. 




Joe escondió instintivamente el block tras su cuerpo y un color rosado invadió sus mejillas al sentirse atrapado con las manos en la maza. 




-Yo… Yo no lo he visto. 




-tus mejillas delatan lo contrario. 




-No le digas por favor. 




-uy…. Aun me duele un poco el cuello, tendrás que sobornarme con algo más que un por favor. 




-Y si también lo observas un poco y yo también guardo el secreto? 




-Wau, nos acabamos de conocer y ya compartimos secretos.- Dan dejo el pequeño maletín que llevaba sobre la mesa junto a la entrada y se acerco hasta quedar al lado del castaño, rodearle con un brazo por los hombros mientras con el otro lo rodeaba hasta alcanzar el block y tenerlo en su poder. –Es una muy buena oferta, pero mejor dejemos esto en su lugar y  finjamos demencia, me gusta mi cabeza en su lugar.- Mientras hablaba había conducido al castaño sin soltarlo hasta la habitación y dejo el block sobre la mesa en la perfecta posición en la que Joe lo había encontrado para luego girarse, tomarlo por los hombros y ante la sorpresa de Joe conducirlo hasta dejarlo sentado en un sofá de la estancia. 




Joe jugaba nerviosamente con sus manos mientras esperaba alguna especie de reprimenda por parte del más bajito sin embargo este solo lo observaba y el silencio se hacía más pesado y asfixiante para Joe con cada minuto que pasaba, estaba por gritar de desesperación cuando el castaño oscuro rompió el silencio. 




-¿Cómo te sientes? 




-Eh? 




-Tienes un claro cuadro de anemia que no es de un par de meses atrás, me atrevería a decir que tienes con ello más de un año, sin contar los cortes y tus moretones. 




Joe llevo instintivamente sus manos a cubrirse por encima de la sudadera, era como si aquel chico pudiese ver sus heridas a través de la ropa y Joe se sintió cohibido y avergonzado por aquello, sin embargo no contesto. 




-Se que no te agrado en mucho, pero… ok soy malo con estas cosas así que seré directo y ya, me preocupas, no porque me caigas bien, soy un médico y un paciente es un paciente además necesitas hablar con alguien y tratarte así que hagámonos un favor mutuo y colabora. 




-Que directo. 




-No me odies, no soy odiable, además puedo ser un buen camarada. 




-Y? 




-Deja de ser tan borde, no hablaras por tu cuenta pero yo preguntare y obtendré una respuesta o tengo formas de convencer a la gente.- Dan trono los dedos de su mano en una señal amenazante que en ningún momento perturbo a Joe. –Desde cuando tienes anemia. 




No es que la amenaza de Dan le surtiera efecto más que eso se decidió a contestar porque en realidad era la primera vez que alguien se interesaba directamente en el y aquella extraña sensación lo llevo a contestar sin reparos. 




-qué lo sé, unos 8 meses, debo de tenerla hace unos dos años. 




-Bien, así me gusta que cooperen.- Joe sonrió por la extrema petulancia de aquel muchacho.- Wou! Ve, si sonríes hasta se puede decir que eres guapo, no tanto como yo, pero seguro que entras en la categoría.- Joe le hizo mala cara y le arrojo el primer objeto que alcanzo, una almohada que fue desviada antes de alcanzar su objetivo. –¿Por qué no has hecho nada al respecto? 




-¿Para qué? De algo me he de morir, ¿no es así? 




-uffff… agregara mala autoestima a mi diagnostico. 




-idiota yo no.. 




-Ah ¿no? Y los cortes, ¿me dirás que es moda? 




-… 




-¿Por qué lo haces? 




-… 




-No hablaras? 




-… 




Ante la negativa adquirida por el castaño mas alto, Dan se levanto d su sillón y camino amenazante hasta Joe mientras este solo le observaba retándole a que intentara algo, esperando algún ataque físico pero se vio sorprendido a verse envuelto en una guerra de cosquillas. 




Joe se vio desesperado ante la ansiedad de las cosquillas y término lanzando patadas y golpes que de manera casi experta evadió el moreno mientras continuaba picándole las costillas y la panza, hasta que en un grito desesperado Joe admitió su derrota y pidió paz. 




*** 




 
 




 
 




&&&&&& 




 
 




 
 




*** 




Conducir durante dos horas sin rumbo fijo le ayudo a relajarse, y despejarse, Adair solo podía  pensar en la estupidez que cometió o estuvo por cometer… y es que había perdido tanto la paciencia que casi se confiesa sus sentimientos de una manera fatal, el había pasado mas de un a;o divagando en su cabeza y su imaginación el escenario perfecto para una confección de ensueño e imposible de rechazar. 




subió el volumen del estéreo dejando que la música de Bigbang invadiera hasta la calle por la que transcurría, Con Fantastic baby retumbando en las bocinas y su voz coreando a todo volumen estaciono por fin en el aparcamento de un centro comercial. 




Adair era una persona quizás con mas defectos que virtudes, era ruidoso, mayormente desordenado, distraído, flojo, insensible en coacciones (la mayoría), voluntarioso, terco y testarudo, pero dentro de sus pocas virtudes resaltaba la de aceptar sin complejos ni excusas cuando era el quien la regaba, por eso mismo había hecho una parada inesperada antes de su regreso a casa. 




Las ofrendas de paz siempre eran un buen aliciente cuando se iba a pedir disculpas, por esa razón vagaba ahora entre las tiendas, había estado observando al casta;o durante mucho tiempo pero aun con tono no se encontraba seguro de conocer los gustos del menor y para lo poco que habían convivido en cercanía adiar ya le había causado demasiados disgustos, esa idea lo llevo a recorrer la mayoría de las tiendas y terminar regresando a su auto con mas bolsas de las que cabían en el maletero. 




Satisfecho con la poca probabilidad de regarla en esa ocación encendió el motor y condujo rumbo a su casa… había comprado demasiadas cosas, el lo sabia, pero habiendo tanto era imposible que cuando menos alguna de sus ofertas de paz no le gustaran a Joe así que no se le podía llamar exageración si solo estaba siendo precavido. 




 Al llegar a su departamento quedo muy sorprendido al encontrarse a Joe riendo a carcajadas frente al televisor y envuelto en una cobija que el estaba seguro había dejado doblada dentro de su armario, además esa película no era ninguna que tuviera el, se quedo pensando y disfrutando de su melodiosa risa, quería acercarse pero no tenia la seguridad para arruinar aquel momento, recorrió su apartamento con la vista hasta dar con Dan en la cocina preparando, bocadillos? Dan le sonrió desde su sitio levantando la bandeja con bocadillos a manera de saludo y ofrecimiento, si el peligro no lo había notado en primera instancia el de cabellos castaños lo había notado desde que entro, sin embargo no dijo ni una palabra y se encamino donde el castaño mas claro hasta sentarse junto a el, rodearlo con un brazo los hombros de Joe y uniéndose a sus descarriladas carcajadas. 




Dan era la explicación para la manta, la peli… pero lo ultimo que el había entendido es que esos 2 se odiaban no entendía entonces como es que ahora estaban sentados juntos, abrazados y como los mejores amigos…  




Joe no se había percatado de que adiar había regresado, no escucho la puerta al abrir ni el sonido de las bolsas al ser arrojadas al suelo con rabia, solo se percato de el regreso de adiar hasta que escucho el fuerte portazo de su habitación que calló de golpe sus risas dejando solo las voces  de la comedia que veían llenando el repentino vacío que se sintió en el lugar. 




pasaron un par de minutos en los que el ambiente por demás tenso dejo estáticos a los castaños en su sitio, Joe despego la mirada de la puerta de la recamara para toparse con los ojos castaños de Dan, generalmente eran verdosos pero en ese momento el café consumía todo el iris. 




-No tengo ni idea...- Dan se había adelantado a la pregunta no formulada de Joe, el también estaba sorprendido por el repentino portazo. 




Joe estaba tratando de entender la situación cuando sintió como la presión del sillón a su lado aflojaba cuando Dan se puso en pie. 




-Bien esto se volvió repentinamente incomodo, si esta enojado es mejor dejarle solo...- Revolvió un poco los cabellos de Joe antes de simplemente marcharse y dejarle ahí sin saber que hacer y temiendo siquiera moverse de su sitio. 




Después de mucho pensar y quebrarse la cabeza Joe no había podido encontrar otra razón para el enojo del pelinegro que no fuera el hecho de que se había tomado libertades que no debía al estar tan como en su sala, utilizar la cocina y no sabia si lo de la cobija también, una parte de su ser le pedía que mandara por un tubo al tipo, después de todo él lo había dejado encerrado ahí, no era su culpa y la otra decía que a pesar de todo era su casa así que no había nada que hacer.  




Sintiéndose un poco fastidiado pero decidido se levanto, dobló la cobija casi con perfección, camino hasta la pantalla apagándola junto con el resto de los aparatos, recogió los platos y aperitivos y se dirigió a la cocina para limpiarla, cuando todo estuvo de nuevo en su lugar tal cual como el pelinegro lo había dejado, trago pesado antes de tomar la cobija del sofá y caminar hasta la habitación que permanecía cerrada. 




Golpeó un par de veces y espero por una respuesta que no llegó, volvió a tocar pero Adair parecía renuente a querer contestar, molesto por ser ignorado dejo cualquier protocolo de educación y simplemente abrió la puerta e ingreso en habitación para encontrarse al pelinegro sentado en cama, con una pierna apoyada en la rodilla del pie contrario y la guitarra que más temprano él había estado admirando, Adair le había dirigido una extraña mirada que apenas y había durado lo suficiente y volvió a concentrarse en las cuerdas de su Stratocaster, Joe frunció el seño dirigiéndose al armario y guardando la cobija donde la había encontrado. 




Joe dudaba si debía decir algo, Adair estaba tocando los acordes de una manera tan brusca que estaba seguro que una cuerda terminaría por romperse en cualquier momento, debía estar mas molesto de lo que imaginó. Aclarándose la garganta para llamar la atención del pelinegro por fin habló. 




-Yo, amm... lo siento, me tome libertades en tu casa, y es que Dan llegó- Adair se tenso al escuchar el nombre de su mejor amigo de una manera tan casual en los labios del chico y su enojo aumento de una manera irracional que no paso desapercibida para los ojos del castaño. -Bueno, yo, yo he dejado todo en su sitio, no quise molestar, pero, realmente es culpa tuya, me dejaste encerrado y... 




Adair había vuelto su atención a la guitarra mientras producía los mismos forzados acordes que en un inicio, Joe tenía claro que lo que menos quería el pelinegro era escucharlo, así que un simple gracias por todo, dejo la habitación dirigiéndose a la entrada, no tenia nada que hacer ahí, desde un principio permanecer en ese lugar había sido un error. 




Estando frente a la puerta, volvió la mirada para recorrer aquel extraño apartamento antes de abrir para de una buena vez abandonar aquel sitio, Cuando Dan había salido sin problema Joe termino de comprender el sistema de seguridad de aquella casa, si las contraseñas y cerrojos de la casa no eran activados de manera directa el bloqueo solo funcionaba para la parte de afuera. 




Estaba por volver al incio, sin donde ir o saber que hacer, pero no podía seguir ahí, pero cuando estaba por atravesar el umbral una mano le aferro del hombro girándolo mientras la puerta era fuertemente cerrada a su espalda.

Notas finales:

Bien, como siempre espero sus comentarios...

y bueno, hasta la proxima.

Jin.


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