Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi Desastre Favorito. por Daydream duet

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

este cap esta dedicado para Lightning.. mi unico y sensual comentario para esta historia jeje, espero que te guste porque en verdad que no miento cuando digo que es lo mas malditamente romantico que he escrito alguna vez.

si quieren segir conociendo algunas chocoaventuras de estos chicos no duden en dejar su rvw, si quieren conocer mas de nuestras historias o si ya las siguen se los agradezco, siempre pueden contactarnos en la pagina de face, busquenos como Daydream duet.

prácticamente estaba arrollando a la gente a mi paso mientras corría hacia la salida del aeropuerto, había abandonado mi equipaje en Londres para no perder tiempo en busca de este al llegar a Austin, cheque el reloj en mi muñeca una vez más sintiendo que las desgraciadas manecillas giraban mas rápido de lo normal.

Al alcanzar la entrada entré en el primer taxi que encontré, el mismo que una familia probablemente llevaba esperando un buen rato pero no me importó.

 

Grite un lo siento mientras me abalanzaba sobre la puerta trasera un segundo antes de que el padre de familia la tomara, al taxista no pareció importarle, le dije la dirección del parque que el manager de Víctor me había enviado esa mañana mientras sentía la insistente vibración del celular en mis pantalones.

Probablemente Stella y Kate estuvieran furiosas para ese momento y es que una sesión de fotos de la magnitud que tenían prevista no se cancelaba y reprogramaba de un día para otro.

 pero qué podía hacer???

Si tan solo una semana atrás Víctor se había aparecido en la pasarela, que Stella había organizado para la caridad, dándome una hermosa sorpresa, no lo esperaba.

Desde que tuve que mudarme a Londres por el trabajo nos vemos tan poco tiempo y que él hiciera paro de todo solo porque en sus propias palabas “moría por abrazarme”… Cielos!!! No sé ni siquiera como describirlo.

Saqué el celular solo para confirmar que las llamadas eran de Kate, hermosa chica y de las mejores modelos que he conocido, pero al igual que el cliché una arrogante y presuntuosa, seguramente debía sentirse muy ofendida por haber sido plantada por primera vez en su vida.

Quería apagar el teléfono pero necesitaba estar al pendiente de cualquier información que Sergio pudiera enviar.

Poco menos e una hora después por fin estaba divisando el parque que era mi destino, pagué el taxi y me baje corriendo en busca de la entrada entre tal alboroto de gente, marque el numero de Sergio mientras trataba de encontrarlo entre la multitud.

-Mierda Sam!! Dónde estas? El turno de Vic esta por comenzar.

-Estoy en el maldito parque, hay más gente de la que pensé, no sé a dónde ir… no puedes detenerlo un poco o algo.

-Mierda, no!, bien busca la maldita entrada 3 vez el letrero de Red Bull con el numero??

-Lo veo, sí.

-Dirígete ahí, habrá seguridad, les deje indicado tu nombre, deberás decir que eres el asistente.

Y me colgó.

Comencé a empujar gente otra vez, probablemente fuera mi ansiedad pero sentía que cuanto más corría mas se alejaba el desgraciado anuncio, sentía mi respiración entrecortarse, subir en la corredora y correr como tal, realmente no era lo mismo.

 

Llegué justo en el momento en que mi novio comenzaba a descender por la rampa, ya había asistido a un par de sus competencias y lo había visto practicar en múltiples ocasiones pero al verlo descender, volver a subir, y hacer piruetas para descender otra vez y hacer mas trucos siempre me producía una sensación de orgullo indescriptible.

Me daban ganas de gritarle al mundo ¡ey… ese es mi novio!!

Yo retorcía mis dedos por la ansiedad, deseando que no cayera cada vez que montaba una pirueta, cuando terminó regresó al banco donde nos encontrábamos, una especie de tarima cuadriculada repetida en diferentes zonas y destinadas para cada jugador.

No me reconoció de inmediato, su camisa estaba empapada y el sudor le corría por toda la cara, quedo encorvado hacia el piso y extendió su mano.

Tarde en procesar que se suponía yo era su asistente ese día, busque en la maleta a nuestros pies y extraje la toalla para entregarla en sus manos.

No pude evitar lamerme los labios, verlo así, de alguna manera salvaje y sucio me excitaba, para muchos parecería repugnante, a mi me encantaba, seguí la trayectoria de cada gota bajar por su cuello y perderse entre su camiseta.

Cuando se hubo secado me regresó la toalla y puedo decir por la expresión en su rostro que logre mi objetivo, por un momento permaneció estático sin saber exactamente como reaccionar y después se abalanzó sobre mi en un abrazo que transmitía la enorme emoción que estaba sintiendo.

En ese momento pude jurar que las largas horas de vuelo habían valido completamente la pena, Víctor se alejó un poco para juntar nuestras frentes mientras sonreía como idiota, yo debía estar igual.

 

justo un segundo antes de que él uniera sus labios a los míos pude notar de reojo como éramos enfocados por la cámara.

Nos estábamos robando completamente el show, el participante que seguía a Víctor debió caer en alguna de sus piruetas y terminar antes de tiempo, el ruido de la audiencia delataba exclamaciones múltiples, unas de asco, otras de morbo, unas más de aprobación, no me importó, yo solo podía disfrutar de aquel beso que llevaba deseando desde que nos separamos hace unas semanas.

 

El resto de la competencia pasó rápidamente, Víctor había conseguido una caída en la ultima ronda o como quiera que se le llamara, volvió a la tarima con un enorme raspón en la pierna izquierda y pude escuchar como Sergio le reprendía por intentar un truco no dominado en medio de la competición, Víctor solo se rio socarronamente disculpándose sin mucha convicción.

Sabía que para Víctor la patineta, bicicleta e incluso el Surf solo eran un pasatiempo, me encanta ver esa sonrisa despreocupada que mantiene mientras practica estos deportes, el verano trae consigo esa parte de él, de la misma forma que el invierno cultiva una mirada concentrada y competitiva cada vez que Víctor monta en esquí.

Yo mismo sonreía como idiota, tome la mano de Víctor y entrelace nuestros dedos jalándolo hacia la salida, me urgían más de esos besos y desgraciadamente debido al alboroto del primero nos habíamos cohibido y abstenido de los otros.

La seguridad del evento era en verdad muy buena, en el camino solo un par de personas lograron acercarse a nosotros para pedir un autógrafo a mi novio, pero después de eso tuvimos el trayecto completamente libre hasta la camioneta de Víctor.

-Tu departamento o el mío?-  fue lo primero que dijo después de que el mutismo se instalara en el vehículo.

-El hospital bien puede ser una opción.- Sugerí al notar como los raspones en su pierna aunque lavados seguían sangrando empapando las gazas que lo cubrían.

-esto no es nada, no necesito un doctor, ni siquiera me d…- sabia exactamente lo que estaba por decir…. Ni siquiera me duele… seguro! Que le creyera quien no lo conociera, lleve uno de mis dedos a presionar sobre la gaza y la expresión de dolor interrumpió su argumento. –Okay! Si duele un poco, pero con besos se quita…

-la siguiente salida a la izquierda- Le ordene sin prestar atención a su protesta y debido a la velocidad y la cercanía de la salida solo pudo obedecer antes de procesar sus propios actos.

-Ey!! Te equivocaste aun faltaba para… oh!!! Ya entendí… que tramposo eres.

- Ya que estamos de camino podemos llegar al hospital.- Le sonreí de manera casual mientras me encogía de hombros dando a entender que no era del todo una opción.

Lo escuche maldecir entre dientes, sin lograr entender exactamente qué decía, antes de que sumergiera en una protesta silenciosa. Odiaba que hiciera eso, realmente de los dos era yo el mas dependiente y parlanchín de los dos, el no poder hablar o que me ignorara siempre era un golpe duro, por lo que agradecía a todos los cielos cuando estacionó frente al hospital y pudimos bajar, al llegar a recepción fui yo quien tubo que encargarse de todos los procedimientos y formularios ya que el él seguía en huelga de silencio y sólo contestaba con monosílabos cuando era estrictamente necesario.

Dos horas más tarde era yo quien conducía en dirección a mi departamento con mi berrinchudo novio aún en silencio en el asiento de al lado… hubiera estado mas preocupado y ansioso si no hubiera notado el enorme trabajo que le estaba costando mantener su boca cerrada.

Así era Víctor, sus enojos e inconformidades tenían que ser gritadas al mundo para después ser olvidadas sin haber durado demasiado, admiro y amo esa parte de él, lo que me lleva a admitir que la mayoría de las discusiones que hemos tenido son por mi causa.

Al llegar al departamento, salí de la camioneta y entré dejando la puerta abierta sin esperarle o mirarle, esperaba que ese gesto mío funcionara y funcionó, cuando me dio alcance y cerró la puerta tras de sí las quejas comenzaron a fluir de sus labios hasta agotarse minutos después.

-Siéntate,- Le ordené mientras rebuscaba entre las alacenas de la cocina hasta dar con el hule adherible.

Víctor permaneció callado mientras rodeaba el vendaje con el hule.

-Qué haces?

-Necesitas un baño y no te quitaras las vendas. El médico dijo que debías cuidarte o quedaría una cicatriz.- Parecía que mi preocupación era hilarante pues comenzó a reírse logrando molestarme.

-Una más, una menos, a quién le importa? El modelo eres tú, no yo.

-idiota.- Lo golpee en el hombro para después jalarle del brazo y dirigirlo al baño deje que se desvistiera mientras buscaba algo de su ropa en mi habitación, llevábamos poco más de dos años de relación y era natural encontrar la mitad de mis cosas en su departamento y la mitad de las suyas en el mío, cuando regrese al baño podía escuchar la regadera y a través del cristal empañado podía distinguir su figura.

Me quede embobado imaginando las formas en su sombra… cuánto había pasado desde la ultima vez que lo habíamos hecho? Bastante sin duda, con o apretado de mi agenda y la mudanza a penas y lográbamos tener un par de citas cada mes, ninguna lo suficientemente larga para llegar a… eso (tragué saliva de manera inconsciente, mi imaginación comenzaba a traicionarme y mi cuerpo a excitarse.

No podía más, mi coraje se había esfumado y poco me importaba que él siguiera molesto, deslice la puerta de regadera con cuidado captando d inmediato la atención de Víctor, noté su mirada extrañada pero no le di ninguna explicación antes de meterme y cerrar la puerta comenzando a empaparme.

Ni siquiera me había quitado la ropa pero la urgencia de besarlo era mayor que cuidar de unos muy costosos pantalones de diseñador.

Cuando nuestros labios se juntaron supe que su molestia también se había esfumado, llevé mis manos a su cuello disfrutando de la textura mojada de su piel y cuando él enterró sus manos en mi cadera sentí una ola de placer recorrer toda mi espalda.

El beso no fue suave ni dulce, sino todo lo contrario, era la expresión del deseo contenido, el anhelo, la distancia y la frustración juntos.

Mis manos bajaron de su nuca para recorrer la completa extensión de su espalda, ahora que el sudor había sido sustituido por el agua no me parecía menos apetecible que en la competencia, sus manos trabajaron rápidas para quitarme la camisa y después los pantalones que quedaron hechos bola en una esquina, sus manos ásperas y callosas contra mi piel eran un afrodisiaco puro mientras la demanda de sus labios en los míos me llevaba a otro mundo, sentía su miembro completamente erecto contra parte de mi abdomen y mi propio miembro, las ventajas que tiene el casi medir lo mismo.

Víctor bajo el agarre de sus manos hasta mis muslos y supe lo que pretendía, eleve una de mis piernas hasta rodear su cintura y deje que el cargara el peso de la otra hasta sostenerme por completo,

El rose de las baldosas frías contra mi espalda me hizo jadear de sorpresa antes de ser asaltado nuevamente por sus labios, con una de mis manos mande todo mi cabello hacia atrás antes de besar su cuello de manera juguetona, él gruño cuando hice un poco de presión enterrando los dientes para dejan una marca en su piel.

Sabía que parte de su molestia seguía ahí, por la forma en que me miraba y por como me dejaba todo el trabajo a mi, desde que me cargo y después de separar nuestros labios no había vuelto a hacer ningún movimiento, el encuentro de nuestras miradas me reveló, como quien lee las páginas de un libro abierto lo que estaba pensando.

 

El claramente estaba reprochándome por lo del hospital, el quería partir directamente de las pistas a este momento y yo había insistido en posponerlo, ahora él quería hacerme sentir la misma frustración.

 

Lo estaba consiguiendo.

 

Y sin embargo yo tenía mis propias mañas.

Volví a hundir mis dientes en su piel, esta vez más cerca del hombro antes de llevar mis labios hasta la altura de sus oídos.

-Estas seguro de querer jugar de esta manera???- Pregunte en un tono entre amenaza y burla.

Sentí como se estremecía pero siguió sin moverse, simplemente retándome con la mirada aun cuando intente que correspondiera uno de mis besos. –Juguemos rudo, entonces.- Dije antes de morderle también el labio.

Acomode mi peso entre sus brazos antes de acercar mis labios a su oreja, sabía lo muy erógena que resultaba esa parte de su anatomía para él y planeaba explotar sus debilidades.

Mordí el arco, chupe el lóbulo, estire y deje besos caricias húmedas con mi lengua, jalaba su cabello extrañamente largo en él, y enterraba mis unas en la extensión de su espalda y brazos a mi alcance.

Sabía que daba resultado por la manera en que se aceleraba su respiración y los fugaces gemidos que escapaban de sus labios entre abiertos, le di un nuevo beso en los labios antes de atacar una vez mas el lóbulo de su oreja.

Supe que había ganado cuando cambio el peso de mi cuerpo hasta sostenerme con una sola mano, por fin había conseguido una reacción, le sonreí satisfecho antes de ir por sus labios siendo correspondido otra vez, al separarnos… no sé en realidad que esperaba ver, pero estaba seguro que nadie me habría preparado para toparme con la mirada lujuriosa y la sonrisa maliciosa en su rostro.

-En que e…- No tuve tiempo de preguntar nada, el mal presentimiento que me dio al ver su expresión se vio cumplido al sentir como dos de sus dedos entrabas de improviso, con fuerza y velocidad en mí, la sensación fue abrumadora, el dolor recorrió toda mi espalda y yo mordí mi labio sin tiempo de hacer nada más antes de que comenzara a moverlos.

Cuando mi visión se aclaró un poco pude notar como Víctor me miraba ahora sin rastro de malicia, solamente me sonrió antes de besar mis labios una vez más para distraerme mientras sus dedos seguían haciendo el trabajo de dilatarme.

Ahora estábamos en paz, después de todo no podía decir que él fuera un bruto si yo había hecho lo mío para dejar dolorosas marcas en su cuello y hombros.

Cuando creí estar listo y sobre todo cuando los besos ya no podían saciar mi deseo, me retorcí entre sus brazos para que me dejara bajar…

Y fue entonces cuando la burbuja se rompió…

En mi torpe desesperación baje de manera brusca golpeando directamente en el vendaje de la pierna de Víctor justo por encima de donde se encontraban el par de puntadas, pude ver su gesto de dolor un momento antes de que se inclinara para cargar con mi peso y el suyo pues por la sorpresa y el remordimiento de haberlo lastimado no apoyé mis pies correctamente sobre las baldosas resbaladizas.

-Lo siento, lo siento… lo siento- Repetí unas 20 veces mientras recuperaba el equilibrio y buscaba que se enderezara.

 

Aquel tras pie nos había costado toda la excitación del momento por lo que en un acuerdo silencioso decidimos terminar la ducha de manera debida.

después de enjabonarnos un par de veces salí del baño dejando que Víctor se cambiara dentro ya que le había llevado su ropa hasta allí y yo me dirigí a la habitación para hacer lo mismo.

Al salir de mi habitación fui recibido por el característico olor a pollo que llegaba por el pasillo e inundaba toda la estancia.

 

-siempre tomas demasiado tiempo y yo moría de hambre así que encargue algo.- Contestó a mi pregunta no formulada.

-Yo no tomo tanto tiempo…- comencé con el ceño fruncido pero deje morir mi reclamo para saborear una de las deliciosas alitas, desde el mal almuerzo en el avión no había probado bocado y acababa de darme cuenta de que me encontraba completamente hambriento.

Me senté a su lado comenzando a devorar la comida mientras charlábamos-discutíamos.

-Por cierto…- comenzó Víctor una vez que estuve a su lado. –Cómo es que llegaste aquí?? Creí que tenias agenda llena, un desfile o algo.

-Sesión fotográfica de hecho.

-Y… cómo por qué estas aquí entonces?? Digo, no es como si no esté feliz de que así sea pero sinceramente no te esperaba.

-Wow… tu sinceridad cruda siempre me desarma.

-Lo siento- Se encogió de hombros y tomo una toallita para limpiarse la punta de sus dedos y luego la boca.

-No, no era una queja, me gusta, y bueno, la verdad es que quería verte, cuando te apareciste en el desfile de caridad me encantó la sorpresa, también quería verte y además creí que seria genial animarte en la competencia.

-y tu modista… amm Stella te dejó y ya?

-de hecho me he escapado.

-un niño rebelde… oye

-sí?

-no es esa como tu octava alita?

-si, xq? Estas contando mi comida??

-jajaja, no nada de eso, solo que sueles ser tu quien hace un escandalo por la comida.

-Hoy tengo hambre, además no es problema, solo tendré que hacer un poco más de ejercicio.

-Eso suena bien entonces…- Víctor había puesto en marcha su maliciosa mente y acababa de susurrar aquello con voz ronca en mi oído. –Conozco un excelente ejercicio.

-A si?

A penas y logre tomar una toallita para limpiarme los labios y dedos antes de que sus labios reclamaran los míos.

Sentí sus manos rodear mi cuntura para comenzar a acariciarmi espalda mientras poco a poco llevaba nuestros cuerpos a recostarse sobre el sofá, su boca abandono la mia para perderse en mi cuello y yo disfrutaba cada caricia solo a la mitad, no podía evitar que mi mirada viajara a su pierna de vez en cuando, el seguía estando herido y yo por mas que le deseara no podía lastimarle…

-Deja de preocuparte, esta bien, en unos días no será nada.-

-Aún puede sangrar y ya te he lastimado antes, no quiero…

-Shhh, he estado en peores y he seguido por aquello que quiero, y en este momento te quiero a ti.- Su voz, baja pero impregnada de seguridad hizo que le creyera.

Conocía cada marca en su cuerpo, cada cicatriz producto de ‘l entrenamiento, las caídas, deportes y riesgos estúpidos que le gustaba correr, conocía aquellas de su infancia y en el tiempo que llevábamos juntos había memorizado cada nueva que se sumaba a la historia de su vida marcada sobre su piel, esta en particular la recordaría mas que cualquiera, no por la competencia o la desastrosa sorpresa sino por lo que trajo con ella.

Le creí, de la manera en que seguiría haciéndolo el resto de mi vida, y me deje llevar, correspondí a cada caricia entregando tanto como recibía, porque sentía su afecto cada vez que sus manos tocaban mi piel y el amor en el aliado contacto de sus labios, la pasión en la humedad que dejaba su recorrido por mi piel, yo no podía ocultar mis propios sentimientos hacia él, no en ese momento, con su aliento erizándome la piel y sus palabras haciendo vibrar mi corazón.

Había pasado toda nuestra relación cuidando mis propias emociones, no quería enamorarme mas de él, odiaba que me gustara cada dia más, odiaba la inseguridad que eso me producía, odiaba la idea de que no me quisiera como lo hacía yo pero en ese momento cualquier duda había desaparecido, podía sentirlo y palparlo en el golpeteo de sus latidos al ritmo de los míos, y por primera vez me entregue por completo, sin reparos, sin mascaras, sin ocultarme o protegerme porque sentía que no importaba que tan mal podría terminar habría valido la pena… y lo valió, ahora lo sé.

Cerré los ojos cuando sus dientes arañaron la piel de mi cuello y suspire extasiado ante la danza de nuestras caderas, el sofá era demasiado pequeño para ambos y creo que Víctor pensó lo mismo pues me tomó en brazos poniéndonos a ambos de pie y sin despegar sus labios de los míos nos dirigió a ambos hacía la habitación, o se molestó en cerrar la puerta y a mi no importo porque en cuanto mis piernas sintieron la cama deje mi peso caer y atraje su cuerpo al mío.

La ropa se había hecho poca en el camino, las camisas habían quedado en algún lugar de la estancia los pantalones cerca de la puerta y el resto estaba por desaparecer entre las sabanas.

Cada beso era de alguna manera mejor que el anterior, el aleteo de mis latidos era comparable al remolino en mis entrañas, empuje un poco a Víctor por los hombros y note su la pregunta en sus ojos, él sabía que algo era diferente esa noche y yo no tenía palabras para explicarle lo que ocurría, solo quería ver su mirada y encontré lo que buscaba, me amaba y yo lo amaba, sonreí ante un hecho que había estado negando hacía meses y volví a unir nuestros labios.

Con delicadeza pero decisión lo empuje hasta quedar sobre él, con mis piernas al lado de las suyas, apoyando mi peso sobre sus muslos y deleitándome ante la vista, con la yema de mis dedos trace toda si silueta, desde la raíz del pelo, el arco de las cejas, el perfil de su nariz y mandíbula, la rudeza de su cuello, los hombros fuertes y el pecho firme, los músculos marcados de su abdomen y las pequeñas cicatrices que surcaban su piel  hasta llegar al elástico de su ropa interior, no pedí permiso comencé a deslizarlos por sus piernas hasta sacarlo y arrojarlo, continue el camino dónde lo dejé, desde el ombligo, siguiendo el camino de bello hasta la ingle, pude ver su miembro palpitar y aunque lo deseaba más que nunca lo hice esperar, palpé la rudeza de sus muslos hasta los trabajados músculos de sus piernas saltando el vendaje que cubria su nuevo y reciente trofeo de guerra hasta llegar a sus pies y a ese desfile de dedos cada uno un poco mas enano que el anterior.

Besé el interior de su pierna, justo por encima del vendaje y subí todo el camino gateando hasta dejar mi rostro a la altura del suyo, en sus ojos descubrí que no necesitaba palabras pues él ya había descubierto lo que ocurría.

Me sonrió, de una manera que nunca antes había hecho y que volvería a ver un millón de veces más a partir de entonces, e invirtió nuestras posiciones, deshaciéndose del resto de mi ropa en el proceso.

Piel contra piel y corazón contra corazón, ese día por primera vez nos pertenecíamos el uno al otro, no era sexo, era hacer el amor, entregarnos por completo.

No hubo necesidad de dilatarme, habíamos terminado esa encomienda en la ducha, le sentí entrar en mi, abriéndose paso de forma lenta pero firme, sentí cada uno de mis músculos expandirse para darle la bienvenida y ese dolor que procede a la mayor recompensa.

No se movió de inmediato, me esperó, repartiendo besos en mi pecho y hombros, acariciando mi cabello y susurrando su afecto hasta que me encontré listo, lo supo antes de decir ninguna palabra y con cada vaivén, con cada embestida, y beso la pasión explotó en éxtasis hasta el orgasmo.

El primero de muchos como ninguno.

De manera casi coordinada eyacule entre nuestros torsos antes de sentir como su esencia llenaba mi interior.

-Múdate conmigo…- Me encontraba cansado y estaba casi dormido después de que el saliera de mi, nos limpiara y arropara, pero estaba seguro que aquellas palabras no eran un sueño.

-Que?

-Vivamos juntos.

-Solo así?

-No necesito nada más que a ti… me harías muy feliz.- Sabía por el tono de su voz que el estaba casi tan dormido como yo y solo pude acomodarme en su pecho y asentir antes de perderme en la neblina del sueño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

lo mas cursi que haya escrito hasta ahora... espero les haya gustado.

amor y gatitos para todos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).