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Súbete a mi escoba por Angie Sadachbia

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Notas del fanfic:

Para Hiyu.

You rock, dude.

Notas del capitulo:

Traigo un shot especialmente para pingüíno Hiyu. Espero que te guste, dude :3

Súbete a mi escoba


Tatsuya nunca había sido un chico especialmente intelectual, brillante o hábil. Aprobó la preparatoria gracias a que sus maestros le tenían aprecio por su carisma; pero el truco no le sirvió para encontrar un trabajo decente o para seguir estudiando. Por eso, a sus veinte años, era el conserje de la institución donde había estudiado desde chico.

Hacía bien el trabajo, a pesar de su torpeza. Sin embargo, la dicha no le duró demasiado. Desde principios del nuevo año escolar, empezó a frecuentar el colegio un joven más o menos de su edad, de cabello castaño y largo hasta los hombros. No era precisamente guapo, tampoco lo era Tatsuya. Supo que se llamaba Naoki, que era el nuevo encargado de la enfermería y que estaba en prácticas.

Tatsuya, a pesar de ir dos veces al día a la enfermería para cumplir con su trabajo, no solía dirigirle la palabra al enfermero. Por lo general, solamente se saludaban. Cuando el castaño trataba de alargar la conversación, contestaba con monosílabos y se ponía nervioso. No podía comprender por qué, pasó noches en vela y ocasionó algunos desastres por pensar demasiado en ello.

Siempre había sido un enamoradizo... con las chicas. Era la primera vez que se ponía tonto con un chico, y la primera que se ponía tan tonto.

El primer día que se encontró al enfermero en su oficina, dejó la bolsa de basura y se llevó la que tenía los nuevos medicamentos de la preparatoria. En otra ocasión, dejó rotuladores de tinta permanente en los salones que necesitaban un cambio de útiles; tuvo que limpiar varios tableros durante toda la tarde por el descuido.

Su récord personal fue el más reciente en esta historia. Estaba limpiando el pasillo del primer piso. Debajo, en el patio de recreos, se encontraba Naoki hablando con el director Iwakami. Por acercarse a observar al muchacho desde arriba, tropezó con el balde que recogía el agua sucia del trapeador, agua que se vació de lleno sobre el enfermero. Tatsuya salió corriendo.

El director le llamó la atención por el incremento de torpeza en sus labores, nuestro rubio conserje prometió que no volvería a ocurrir y que, incluso, mejoraría. Por dos semanas, fue incapaz de mirar al enfermero a la cara. Limpiaba primero su oficina, antes de que la mayoría del personal llegara a iniciar su jornada, para no tener que cruzarse con él. Podría decirse que mejoró respecto a su desempeño reciente, ya no había desastres mayores que lamentar, como macetas con agua desbordando, y las labores se cumplían como su horario lo marcaba.

Fue un lunes, después de un domingo de videojuegos hasta el amanecer, que llegó tarde a la preparatoria y tuvo que toparse con Naoki en la enfermería durante la limpieza. Contrario a sus esperanzas de pasar otro día inmaculado, el castaño decidió entablar una conversación.

—¿Hasta qué hora trabajas, Amano-kun?

—Hasta las cuatro, Yamada-kun. —Oh, los fastidiosos honoríficos que Iwakami se empeñaba en hacer cotidianos entre quienes trabajaban para la preparatoria—. Lamento lo del otro día.

—¿Qué cosa? —preguntó el castaño sin mirarle, parecía ocupado en llenar planillas. El rubio dijo que no era nada importante y siguió en lo suyo, no aguantaría encarar al hombre que bañó en agua sucia—. Necesito que me ayudes con una actividad que me encargó el señor director. Él dijo que tú podrías ayudarme. Hablaremos de eso a las cuatro, ¿te parece?

Tatsuya estaba estupefacto. Él ayudando al enfermero. ¿Era en serio? ¿Acaso Iwakami no conocía su expediente académico? Era un fracaso caminando, ¿cómo iba a serle de ayuda al guapo castaño?



Quedaron de verse en las bancas donde los estudiantes solían almorzar. Tatsuya llegó primero, se sentó y se quedó mirando un punto vacío en el gran patio de recreos mientras pensaba en qué forma podría él ayudar a Naoki con una actividad importante. ¿Arreglar el lugar antes y después? Eso ya era parte de su trabajo. ¿Cargar cosas? ¿Darle un masaje? Negó con la cabeza, no debía ponerse a pensar en esos sueños raros cuando estaba fuera de casa o Tatsuya junior se alegraría y todos lo notarían (al menos eso creía).

Suspiró aburrido al notar que ya eran las cuatro y diez, los estudiantes ya se habían ido y Naoki no aparecía. Lo que apareció fue un chapuzón de agua fría que le cayó desde arriba. Se levantó asustado, giró y se encontró con el enfermero sosteniendo un balde vacío. Reía como un adolescente que acababa de ejecutar la broma de su vida sin un pellizco de remordimiento.

—Ahora sí acepto tus disculpas, Tatsuya. —¡¿Lo había llamado por su primer nombre?! Ya ni siquiera recordaba que estaba empapado, la dicha de ese simple gesto le sacó una sonrisa estúpida—. Vaya, vaya, no sabía que tenía que perdonarte algo para que dejaras de parecer ausente de emociones.

El enfermero le entregó el balde, luego se fue a tomar asiento en una mesa no mojada.

—¡No soy ausente de emociones! —reclamó el conserje mientras dejaba ese instrumento del mal en algún sitio, siguió al otro y tomó asiento en frente—. Solamente me concentro mucho cuando trabajo.

—Eso no es lo que el director dice... aunque, si eso es cierto, no quiero estar cerca cuando no estás concentrado —dijo en tono irónico.

—Ya estuviste cerca. —El nerviosismo de Tatsuya regresó gracias a la sonrisa que le dedicó el enfermero. No era guapo, pero para los ojos enamoradizos del conserje, era el chico más guapo de todos y tenía una sonrisa encantadora.

—Tienes razón.

—¿En qué dices que quieres que te ayude? —preguntó antes de que volviera a quedar en un estado de sopor, de “carencia de emociones” como le llamara Naoki.

—Nada. Era una trampa para que pudiéramos hablar. —Se encogió de hombros sin asomo de vergüenza—. La verdad es que quiero conocerte mejor, todos los profesores son viejos aburridos y no tengo a nadie aquí. Me gustaría que fuéramos amigos, ¿qué dices?

“Amigos”. Bien, por algo se empezaba. Era más de lo que había avanzado con nadie antes.

—Eres un sucio mentiroso —respondió con fingida molestia, empezaba a sentirse a gusto con el enfermero como para bromear. Aunque parecía que el otro no se sentía tan a gusto.

—¿Me dijiste “mentiroso”? —La severidad de la pregunta asustó a Tatsuya.

—Bueno, yo...

—Eres espontáneo, me caes bien. —Entonces volvieron a sonreír. Uno de gusto, el otro de alivio.

—También me caes bien, eres inteligente y dedicado. Algo que yo nunca seré.

—No hables así de ti mismo. Sigues vivo, así que eres lo suficientemente inteligente para mí. —Se encogió de hombros restándole importancia. Naoki no se consideraba inteligente, estuvo a punto de intoxicar dos estudiantes y una profesora en el tiempo que llevaba trabajando ahí. También suturó mal una herida del director, confundía los anti-inflamatorios con los anti-gripales y no sabía tomar la presión arterial sin un aparato digital. Por no hablar de sus malos chistes, su facilidad de risa y el cariño que le tenía al suelo.

—Sigo sin ser dedic... ¡Achú!

Estúpido Naoki. Le echó agua helada a un chico a puertas del invierno. Se empezó a sentir mal consigo mismo y con Tatsuya por, lo que parecía ser, provocarle un resfriado. Se levantó de inmediato de su lugar.

—Será mejor que te bañes y te cambies de ropa antes de que esos estornudos pasen a más. —Ese era su lado profesional hablando—. Ven, yo te ayudo. —Ese era su lado humano.

—No, gracias, yo puedo solo. —El enamoradizo Tatsuya se levantó tan rápido como pudo, iba alejándose cuando otro estornudo lo detuvo.

—Déjate ayudar, hombre. —El castaño le palmeó el hombro—. ¿Tienes dónde irte a tu casa?

—Eh... sí, claro. —Se envaró orgullosamente—. Una Nimbus 2016.

La carcajada de Naoki, esta vez, se le contagió.

—En mi Nimbus doy mil vueltas a tu choza, buscando ser feliz. Y hago mil piruetas por llamar tu atención. Súbete a mi Nimbus, ¡nunca haz conocido un amor tan veloz! —cantó como cuando lo hacía en su casa, en su alcoba, encerrado, con música a todo volumen, con nadie presente. Al caer en cuenta, se sonrojó por la vergüenza y volvió a reír... de los nervios.

—Como cantante, eres buen conserje —dijo Naoki interrumpiendo su ataque de risa. Tomó a Tatsuya del brazo para guiarle, ya le notaba con fiebre y los estornudos no paraban, a pesar de que no eran frecuentes—. Tengo una motocicleta, pero no te pienso cantar para convencerte de que te subas.

—¡No tienes que molestarte! Puedo llegar solito a mi casa, es en serio. —Trató de soltar su brazo un par de veces y la fuerza que no aparentaba Naoki no se lo permitió—. Suéltame, vamos. —Quería salir corriendo por toda la vergüenza de los pasados minutos.

Que Naoki se acercara tanto, le tomara el rostro con su mano libre y le diera un beso fue confuso. No sabía si correr o tirársele encima. Lo único que supo, fue que le estornudó en la cara. El enfermero, al parecer acostumbrado a tratar con moco ajeno, solamente se limpió mientras sonreía.

—Te llevaré a casa y te cuidaré, ¿vale? No puedes quedarte solo.

Cualquier excusa era buena para llevarse a Tatsuya, él no lo pensó mucho después del beso.

—Pero te advierto una cosa. Yo no pienso subirme en tu Nimbus. En todo caso, tú te subirás a la mía —propuso palmeándose sutilmente la entrepierna. Tatsuya se sonrojó más, escandalizado.

—¡Depravado! Yo no hablaba de eso, ¡sucio!

A pesar de los pataleos y los chistes de mal gusto, Naoki terminó llevando a Tatsuya a su casa en su motocicleta. Nadie montó la escoba de nadie. El conserje comió caldo de pollo y el enfermero lo cuidó por esa y muchas otras noches hasta que se les hizo costumbre compartir su torpeza.

Por primera vez, Tatsuya sintió que no era tan tonto como siempre había creído. Naoki era tanto o más tonto que él.

Notas finales:

No prometo continuación de esto, pero a alguien podría gustarle la pareja y seguir dándoles cuerda.

Foto de Tatsuya.

Foto de Naoki.

 

*Que Tatsuro sea director es un guiño a Mahoutokoro Rol.

*La canción de la Nimbus es de GekitetsuNikki ;D

 

Gracias por sus lecturas y sus reviews .O.

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