Sawamura Eijun se encontraba curioseando lo que el otro preparaba, su vista paso de estar en el sartén para pasar a quien lo sostenía, se veía tan concentrado como pocas veces fuera del béisbol se apreciaba. Definitivamente, Miyuki Kazuya tenía una pasión "oculta" por la cocina, lo delataba esa casi perceptible sonrisa que tenia cuando lo hacia.
El moreno ya cansado de esperar, se sentó en unos de los mesones continuos a la estufa, siguiendo con su tarea de observar al mayor cocinando. En un signo de ansiedad o tal vez de aburrimiento, comenzó a balancear sus pies tarareando una canción que había escuchado en la radio ese mismo día.
— Pareces un niño — Comentó el mayor apagando la llama, dando por terminada su tarea.
—No es verdad— Respondió el pitcher, inflando levemente sus mejillas, en un signo de molestia.
— Si lo es — Dijo acercándose a su novio, desinflandole una mejilla con el dedo, la cual al soltar el aire hizo un sonido gracioso.
Unas leves carcajadas y leves besitos de parte de ambos, cambiaron la atmósfera cómoda a una romántica y empalagosa. Ambos estaban disfrutando de aquello, ya que eran pocos los momentos donde podían estar completamente solos, sin nadie que los molestase.
En unos de los muchos besos, Kazuya mordió el labio inferior del menor, haciendo que este, con un ligero gemido, le permita el paso a su interior. La saliva dejaba un pequeño camino por fuera de la boca del moreno, quien sentía su mente nublada por tal húmeda y placentera sensación que le estaban regalando. Se abrazo así mismo contra la nuca del más alto, profundizando el contacto, impidiendo que el otro se separase de su lado.
Cuando el oxigeno decidió abandonar sus cuerpos, tuvieron que alejarse un poco, no mas de pocos centrimetros, chocando frentes hasta recuperar el aliento y luego, comenzar a perderlo nuevamente. En medio del beso Eijun con curiosidad abrió los ojos, sorprendiéndose ya que Kazuya también los tenia abiertos, instantáneamente su rostro se vio tintado de un color carmín que no pudo enternecer más al mayor.
—¿P-por qu-ue abriste los o-ojos? — Dijo medio gritando Sawamura por la vergüenza
— Eso debería preguntarlo yo — Contestó el catcher escondiendo su rostro en el cuello del menor, aspirando su aroma, y acomodándose entre las piernas de este.
El de ojos dorados, seguiría con sus protestas si no fuera por el de lentes, que mordió y succiono la parte baja de su cuello dejando una clara y duradera marca de propiedad en ella, reemplazando sus quejas por un leve y rápido suspiro.
No conforme con esta reacción, el mayor comenzó a estimular los puntos sensibles, que gracias a la experiencia, sabia que tenia su pareja. Empezó con retorcer los pezones del moreno por sobre la ropa, la fricción de la tela, y los hábiles dedos de Kazuya lograron lo que este esperaba: un erótico y placentero gemido por parte de Eijun, quien ya no podía hacer otra cosa que dejarse llevar por las provocadoras caricias.
Las expertas manos del catcher indagaron detrás de la ropa, acariciando el torso deteniéndose en cada musculo para darle su merecida atención a cada uno, torturando al menor, quien comenzaba a notar que cierta parte crecía y delataba su necesidad.
El pitcher no podía dejar sus manos quietas, así que de los cabellos castaños del mayor bajaron lentamente hacia su cálida espalda, de donde se aferraron cuando sintió un intruso colándose en su parte baja robándole un dulce, agudo y sonoro gritito, deleitando al de lentes.
Ya perlado de sudor, y con solo una prenda cubriéndolo, Eijun, en sus últimas partes con cordura, pudo notar que Kazuya estaba totalmente vestido, así que sutilmente comenzó a acariciar el pecho de este para luego, quitar esa molesta prenda, con un poco de ayuda y de vergüenza, que le estorbaba para deleitar su vista con esos perfecto y trabajado abdomen.
—Pervertido — Susurró el mayor, con una voz ronca debido a la excitación, en el oído del otro, siguiendo con su tarea de estimular el miembro del menor, el cual ya se encontraba duro, y con liquido pre-seminal pegándose a la tela de sus boxers.
Sawamura no pudo responder, ya que Kazuya aumento el ritmo de la masturbaciones, reemplazando de nuevo sus palabras por grandes gemidos ya no posibles de contener. Cuando por fin el moreno estaba llegando a la gloria, un fuerte aprieto en su pene lo impidió, abriendo sus ojos se encontró con una sonrisa sarcástica por parte de su novio, quien le abrió más las piernas y se deshizo de la única prenda que se encontraba en su cuerpo, dejándolo a su merced.
Miyuki, frente a la atenta mirada de lujuria que el menor le dirigía, se quito el pantalón y saco su enorme erección quien se erguía majestuosamente, relamiéndose el contorno de los labios, se acerco al menor, para luego plantar una certera estocada, haciéndose paso entre las paredes internas del mas bajo.
Un grito tanto de placer como de dolor, llegó a los labios del de ojos dorados, quien solo pudo clavar sus uñas en la espalda ajena y soltar varias lágrimas, que fueron rápidamente atrapadas por el causante de ellas.
Las estocadas, desde un principio, fueron rápidas para pasar a ser desenfrenadas y certeras, tocando aquel punto especial que le hizo perder cualquier tipo de cordura que el menor aun tuviera, este en un intento de retener sus gemidos, beso al catcher de manera desesperada y necesitada, sintiendo como, de nuevo, la manos ajenas tomaban su miembro.
No paso mucho tiempo para que ambos terminaran, derramando su esencia uno en el mueble de cocina y el otro en interior ajeno. Regulando su respiración, el mayor se alejo poco a poco de la entrada del mas bajo, al cual tomo en brazos y lo llevo a la habitación, recostándolo suavemente en el colchón, escuchando ya leves ronquidos de su parte.
Se acostó lentamente, tratando de no despertar a su compañero, al cual le dedicó un dulce beso en la frente y un abrazo para luego marchar al mundo de los sueños.